1 Crónicas 17




1 Crónicas 17 – Una casa para Dios y una casa para David

“Este capítulo se encuentra en el corazón de la presentación de la historia del cronista”. (Martin J. Selman)

A. La promesa de Dios para David.

1. (1-2) El consejo prematuro de Natán para David.

Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas. Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.

a. Aconteció: “Cronológicamente, el capítulo 17 llegó después de la terminación de las guerras descritas en el capítulo 18 y debería estar fechado alrededor del 995 a. C.”. (Payne)

b. He aquí yo habito en casa de cedro: La madera de cedro era especialmente apreciada. Esto significa que David vivía en una casa hermosa y cara. Cuando recordó que estaba el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas, el contraste lo molestó. A David le preocupó la idea de que vivía en una casa más bonita que el arca del pacto.

i. Sin decir las palabras específicas, David le dijo a Natán que quería construir un templo para reemplazar el tabernáculo. Más de 400 años antes de esto, cuando Israel estaba en el desierto, Dios le ordenó a Moisés que construyera una tienda de reunión de acuerdo con un patrón específico (Éxodo 25:8-9). Dios nunca pidió un edificio permanente para reemplazar la tienda, pero ahora David quería hacer esto por Dios.

ii. La tienda de reunión – también conocida como tabernáculo – se adaptó perfectamente a Israel en el desierto, porque se movieron constantemente. Ahora que Israel estaba seguro en la tierra, y el tabernáculo estaba en Jerusalén (2 Samuel 6:17), David pensó que sería mejor y más apropiado construir un templo para reemplazar el tabernáculo.

c. Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo: Natán le dijo esto a David porque le pareció bueno y razonable. ¿Qué podría estar mal con que David construyera un templo?

i. Todo lo que está en tu corazón muestra que el corazón de David estaba lleno de esta pregunta: “¿Qué puedo hacer por Dios?”. Él estaba tan lleno de gratitud y preocupación por la gloria de Dios que quería hacer algo especial para Dios.

2. (3-6) Dios corrige la apresurada aprobación de Natán al plan de David de construir un templo.

En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo: Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite. Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo. Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel?, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles: ¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?

a. En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán: La respuesta de Natán a David fue presuntuosa. Respondió según el juicio humano y el sentido común, pero antes de que la palabra de Dios viniera a él.

i. “Es de suma importancia que siempre pongamos a prueba nuestros deseos, incluso los más elevados y santos de ellos, por Su voluntad. El trabajo, excelente en sí mismo, nunca debe emprenderse, salvo por mandato expreso de Dios. El paso del tiempo siempre reivindicará la sabiduría de la voluntad divina”. (Morgan)

b. Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy: Dios parecía honrado y “sorprendido” de que David se ofreciera a construirle una casa. “¿Quieres construirme una casa? Nadie se había ofrecido a hacer eso antes, y nunca le ordené a nadie que lo hiciera.

i. “El texto hebreo dice literalmente: ‘edificarás la casa’. La idea de que existiera una casa así era legítima, solo que David no sería quien la construyera”. (Payne)

ii. David quería hacer más de lo que Dios ordenó. Este es un lugar maravilloso para estar en nuestra relación con Dios. La mayoría de nosotros estamos tan atascados en el pensamiento, “¿Qué es lo menos que puedo hacer y aún agradar al Señor?” que nunca queremos hacer más de lo que Dios manda.

iii. “Aunque el Señor le negó a David la realización de su deseo, lo hizo de la manera más misericordiosa. No apartó la idea de él con ira o desdén, como si David hubiera albergado un deseo indigno; sino que honró a su siervo incluso al no aceptarle su oferta”. (Spurgeon)

iv. David ahora sabía que Dios no quería que él construyera el templo, pero David no respondió no haciendo nada. En lugar de construir el templo, David reunió todos los materiales para su construcción para que Salomón pudiera construir un templo glorioso para Dios (1 de Crónicas 29:2-9).

v. “Si no puedes tener lo que esperabas, no te sientes desesperado y permitas que las energías de tu vida se desperdicien; sino levántate y prepárate para ayudar a otros a lograrlo. Si no puedes construir, puedes reunir materiales para el que lo hará. Si no puedes bajar por la mina, puedes sujetar las cuerdas”. (Meyer)

3. (7-10) Dios promete edificarle una casa a David.

Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra. Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes, y desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa.

a. Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel: Dios estaba a punto de hacerle a David una promesa asombrosa – una que podría ser difícil de creer para David. Por lo tanto, primero le recordó a David su obra pasada en su vida. El mismo Dios que estaba con David dondequiera que había ido, también cumpliría esta promesa.

b. Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel: Dios le prometió a David que bajo su reinado, establecería un Israel permanente y seguro. Dios prometió esto primero porque sabía que David, siendo un pastor piadoso, estaba primero preocupado por el bienestar de su pueblo.

c. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa: Dios le prometió a David que le edificaría una casa en el sentido de establecer una dinastía para la casa de David. Este fue un legado perdurable para David mucho después de su muerte.

i. David quería construirle un templo a Dios. Dios le dijo, “Gracias David, pero no gracias. Deja que mejor yo te edifique una casa a ti”. Esta fue una promesa mayor que la oferta que David hizo a Dios, porque la casa de David duraría más y sería más gloriosa que el templo que David quería construir.

ii. “El significado del oráculo depende de los diversos significados del hebreo bayit, ‘casa’, que puede significar ‘dinastía’, ‘templo’, e incluso ‘familia’ (1 de Crónicas 16:43)”. (Selman)

iii. ¿Por qué Dios dijo “No” a la oferta de David? Porque David era un hombre de guerra, y Dios quería que un hombre de paz construyera su templo. 1 de Crónicas 22:8-10 explica esto: Tú has derramado mucha sangre, y has hecho grandes guerras; no edificarás casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí. He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de pazél edificará casa a mi nombre.

iv. La explicación a David registrada en 1 Crónicas 22:8 llegó años después. “Hubiera herido innecesariamente a David que le hubieran dicho esto en ese momento… Mientras tanto David mantuvo su alma en la paciencia, y se dijo a sí mismo: ‘Dios tiene una razón; No puedo entenderlo, pero está bien’”. (Meyer)

v. “Nuestra relación con Dios siempre se basa en lo que Él hace por nosotros, nunca en lo nosotros que hacemos por Él. Si Él quiere que construyamos un templo, es nuestro deber hacerlo, pero hacerlo no crea ningún mérito por el cual podamos reclamarle nada”. (Morgan)

4. (11-15) Dios promete edificarle una casa a David.

Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

a. Levantaré descendencia después de ti: En esto, Dios específicamente prometió una monarquía hereditaria para la casa de David. Fue importante que Dios repitiera esta promesa específicamente porque nunca había habido un rey sucedido por su hijo en Israel.

i. “La ambigüedad inherente a la palabra hebrea zera, como su equivalente en español ‘descendencia’ o semilla, significa que puede aplicarse tanto a la dinastía en su conjunto como a miembros individuales de ella (cf.el uso de la misma palabra en Génesis 3:15; 12:7; 17:7; 17:16)”. (Selman)

ii. “Si bien Dios no empleó aquí el término pacto, lo que reveló fue uno; y así se designa posteriormente (2 de Samuel 23:5; Salmos 89:3,34; Salmos 132:11-12)”. (Payne)

b. El me edificará casa: Aunque David no edificaría un templo para Dios, el descendiente de David lo haría.

i. “Como la circuncisión en el caso del pacto abrahámico (Génesis 17), la construcción del templo es el acto de obediencia humana mediante el cual la promesa del pacto de Dios es aceptada y confirmada”. (Selman)

c. Yo confirmaré su trono eternamente: La familia de David gobernó sobre Israel por más de cuatro siglos, pero finalmente fue removida debido al mal agregado al mal. Sin embargo, del “tronco” de Isaí, Dios levantó una nueva rama que reinaría por los siglos de los siglos (Isaías 11:1-2).

d. Yo le seré por padre, y él me será por hijo: Este descendiente de David disfrutaría de una relación especial con Dios.

e. Su trono será firme para siempre: Dios le prometió a David que el reinado de su dinastía duraría para siempre.

i. Cada una de estas grandes promesas se cumplió parcialmente en Salomón, el hijo de David y sucesor de su trono.

·Salomón gobernó en el trono de David.

·Las misericordias de Dios nunca se apartaron de Salomón, a pesar de que pecó.

·Salomón le edificó a Dios una casa magnífica.

ii. Sin embargo, la promesa de Dios para David fue aún más importante debido a cuándo escribió el cronista sobre ella – después del exilio, cuando no había un reino independiente de Israel y el trono de David parecía vacante. El cronista tenía fe de ver que esta promesa no se rompería incluso cuando evidentemente parecía ser así. Él sabía que el Mesías ciertamente vendría de la línea aparentemente muerta de David y reinaría por siempre. Él tenía fe en lo que los profetas habían predicho como un cumplimiento más grande de estas promesas:

·He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierray este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra (Jeremías 23:5-6).

·Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro… sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre (Isaías 9:6-7).

·Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin (Lucas 1:31-33).

iii. Dios no quería que se construyera la casa terrenal hasta que la casa espiritual fuera prometida y establecida. La casa más importante tenía que estar en su lugar primero, y esa casa era la dinastía que resultaría en el trono del Mesías de Dios.

iv. En cuanto a David, la bendición de Dios estuvo sobre él de una manera única. El Nuevo Testamento identifica a Jesús con David más que con cualquier otro antepasado humano.

·¡Hosanna al Hijo de David! (Mateo 21:9).

·El Señor Dios le dará el trono de David su padre (Lucas 1:32).

·Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana (Apocalipsis 22:16).

v. También parece que David será el príncipe escogido por Dios sobre un Israel restaurado en la tierra milenaria. Oseas 3:5 dice, Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días. Otros pasajes que establecen esta idea son Ezequiel 37:24-25, Ezequiel 34:23-24 y Jeremías 30:9.

B. La agradecida respuesta de David.

1. (16-22) La humilde acción de gracias de David y su alabanza a Dios.

Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar? Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios. ¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo. Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas. Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos. ¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto? Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.

a. Jehová Dios, ¿quién soy yo. . . Jehová, no hay semejante a ti: Cuando David recibió este regalo espectacular, no pensó que lo hacía más grande. A los ojos de David, este regalo hizo a Dios más grande.

i. “Me has tratado como si hubiera nacido hijo de un gran monarca, y no como un pobre pastor, como en verdad lo fui, oh Señor Dios”. (Poole)

ii. La actitud de David no fue “Soy tan grandioso que incluso Dios me da regalos”. Su actitud fue: “Dios es tan grande que incluso me da regalos”. Debemos recibir la salvación y toda bendición con la misma actitud. El dar de Dios refleja la grandeza del Dador, no del receptor.

b. Tu siervo: La humilde recepción de este regalo por parte de David se muestra por la repetición de la frase tu siervo – diez veces en esta oración.

i. Esto muestra que David aceptó humildemente el “no” de Dios cuando quiso construir el templo. “Hay algunos profesantes que harían una gran cosa si pudieran, pero si no se les permite hacer un papel brillante, están de mal humor y enojados con su Dios. David, cuando su propuesta fue dejada de lado, encontró en su corazón no murmurar, sino orar”. (Payne)

ii. “El hecho de que el rey estuviera ‘delante de Jehová’ sugiere que fue a la tienda donde se encontraba el arca”. (Payne)

2. (23-27) David osadamente pide que la promesa se cumpla como fue dicha.

Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho. Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti. Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti. Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien; y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.

a. Sea firme para siempre, y haz como has dicho: La oración de David osadamente le pidió a Dios que hiciera lo que había prometido. Esta no fue una oración pasiva que decía, “Bueno Dios, haz lo que sea que quieras hacer – Realmente no me interesa si es una cosa o la otra”. Esta no fue una oración arrogante que decía, “Bueno Dios, déjame decirte qué hacer”. Esta fue una oración osada que decía, “Dios, aquí está tu promesa – confío en que la cumplirás grandiosamente y serás fiel a tu palabra”.

i. La frase “por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti” hace hincapié en esto. David estaba diciendo: “solo lo estoy orando porque tú lo prometiste. Tú me dijiste que esto es lo que quieres hacer”.

ii. “Difícilmente hay una posición más absolutamente hermosa, fuerte o segura que señalar alguna promesa del Verbo Divino y reclamarla… Es mucho mejor reclamar unas cuantas cosas específicamente que reclamar vagamente una veintena”. (Meyer)

iii. Este tipo de oración se apropia de la promesa de Dios. El hecho de que Dios prometa no significa que poseamos. A través de una oración de fe como esta, Dios promete y nos apropiamos. Si no nos apropiamos de la fe, la promesa de Dios queda sin reclamar.

·Podemos apropiarnos de su promesa de perdón: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 de Juan 1:9).

·Podemos apropiarnos de su promesa de paz: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo (Juan 14:27).

·Podemos apropiarnos de su promesa de guía: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos (Salmos 32:8).

·Podemos apropiarnos de su promesa de crecimiento: Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).

·Podemos apropiarnos de su promesa de ayuda: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:16).

b. Por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti: Noten que David oró de corazón. Algunas personas oran de un libro; otras oran desde su mente. El lugar correcto de donde orar es el corazón.

c. Tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien: Este era el fundamento de la fe de David. Él sabía que Dios era Dios y que su promesa era verdadera. Se puede confiar en Dios.

i. “El gran pecado de no creer en el Señor Jesucristo a menudo se habla muy a la ligera y con un espíritu muy frívolo, como si apenas fuera un pecado en absoluto; sin embargo, de acuerdo con mi texto, y de hecho, de acuerdo con todo el tenor de las Escrituras, la incredulidad es considerar a Dios mentiroso, y ¿qué puede ser peor?”. (Spurgeon)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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