1 de Reyes 8




1 Reyes 8 — La dedicación del templo

A. El arca del pacto es traída al templo.

1. (1-2) Todo Israel se reúne en Jerusalén.

Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion. Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne.

a. Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel: Salomón tenía la intención de que esta fuera una espectacular «ceremonia de apertura» para el templo. Probablemente, estaba en la escala de las grandes producciones de las ceremonias de apertura de nuestros modernos juegos olímpicos.

b. Para traer el arca del pacto de Jehová: El templo no fue «abierto» mientras el arca del pacto no estuvo colocada en el Lugar Santísimo. El arca era el artículo más importante en el templo.

c. Que es el mes séptimo: El templo fue terminado en el octavo mes (1 Reyes 6:38), pero Salomón eligió el séptimo mes para la dedicación, once meses después.

i. «Escogió este tiempo por respeto a la comodidad de su pueblo, porque en ese tiempo ellos juntaban todos sus frutos, y estaban por subir a Jerusalén para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos». (Poole)

ii. También puede haber otra razón. «Ya se había observado que Salomón había diferido la dedicación del templo hacia el siguiente año después de que fuera terminado, porque ese año, de acuerdo con el arzobispo Usher, era el de jubileo». (Clarke)

2. (3-9) El arca del pacto es colocada en el Lugar Santísimo.

Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca. Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar. Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima. Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy. En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.

a. Los sacerdotes tomaron el arca: Salomón tuvo el cuidado de obedecer lo que Dios había ordenado acerca de que el arca del pacto solamente debía de ser transportada por los sacerdotes. Él no repetiría el error de su padre en 2 Samuel 6:1-8.

b. Y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo: El arca del pacto era el artículo más importante en el templo, pero no era el único artículo. Ellos también trajeron para el templo el candelero, la mesa de los panes de la proposición, y el altar del incienso del tabernáculo.

i. «Generalmente, se está de acuerdo en que ahora había dos tabernáculos, uno en Gabaa, y el otro en la ciudad de David, el cual David había construido como una residencia temporal para el arca». (Clarke)

c. Sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar: Salomón fue mucho más allá de la costumbre en su esfuerzo por honrar y alabar a Dios en este gran día.

d. En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb: En un punto anterior en la historia de Israel, había tres artículos en el arca del pacto: una olla de oro que tenía el maná (Éxodo 16:33), la vara de Aarón que reverdeció (Números 17:6-11), y las tablas del pacto (Éxodo 25:16). Aún no sabemos lo que le ocurrió a la olla de oro con maná y a la vara de Aarón, pero no estaban en el arca cuando Salomón la colocó en el Lugar Santísimo.

e. Donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto: El recordatorio de la liberación de Egipto es significativo, porque hay un sentido en el cual esto —algunos 500 años después del Éxodo— es la culminación de la liberación de Egipto. Fuera de Egipto y dentro del desierto, Israel, por necesidad, vivió en tiendas —y la morada de Dios era una tienda. Ahora, ya que Salomón había edificado el templo, la morada de Dios en medio de Israel fue un edificio, un lugar de permanencia y seguridad.

3. (10-13) La gloria de Dios llena el templo.

Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Entonces dijo Salomón:

Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad. Yo he edificado casa por morada para ti, sitio en que tú habites para siempre.

a. La nube llenó la casa de Jehová: Esta era la nube de gloria, vista a menudo tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, algunas veces llamada la nube de gloria (Shekina). Es difícil definir la gloria de Dios, podríamos llamarla la radiante brillantez de su carácter y presencia. Aquí es manifestada como una nube:

·Esta es la nube que estuvo con Israel en el desierto (Éxodo 13:21-22).

·Esta es la nube de gloria desde la cual Dios habló con Israel (Éxodo 16:10).

·Esta es la nube en la cual Dios se encontró con Moisés y otros (Éxodo 19:9, 24:15-18, Números 11:25, 12:5, 16:42).

·Esta es la nube que estuvo a la puerta del tabernáculo (Éxodo 33:9-10).

·Esta es la nube en la cual Dios se apareció al sumo sacerdote en el Lugar Santo detrás del velo (Levíticos 16:2).

·Esta es la nube de la visión de Ezequiel que llenó el templo de Dios con el resplandor de su gloria (Ezequiel 10:4).

·Esta es la nube de gloria que cubrió a María cuando concibió a Jesús por el poder del Espíritu Santo (Lucas 1:35).

·Esta es la nube presente en la transfiguración de Jesús (Lucas 9:34-35).

·Esta es la nube de gloria que recibió a Jesús en los cielos durante su ascensión (Hechos 1:9).

·Esta es la nube que mostrará la gloria de Cristo Jesús cuando regrese en triunfo a esta tierra (Lucas 21:27, Apocalipsis 1:7).

i. «Hay un paralelo con este evento en Hechos 2:1-4, donde Dios marca el comienzo de la iglesia como el templo del Espíritu Santo, dando a conocer su presencia a través del sonido de un viento poderoso y repentino, y llenando a los presentes con el Espíritu Santo». (Patterson y Austel)

b. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube: La extrema presencia de la gloria de Dios hizo que el servicio fuera imposible. El sentido de la presencia de Dios era tan intenso que los sacerdotes sintieron que era imposible continuar en el edificio.

i. Sabemos que Dios es bueno y que Dios es amor. ¿Por qué una intensa presencia de bondad y amor haría que los sacerdotes sintieran que no podían continuar? Porque Dios no es solamente bondad y amor, Él también es santo, y la santidad de Dios hizo que los sacerdotes sintieran que no podían estar más en su presencia.

ii. El intenso sentido de la presencia de nuestro santo Dios no es un sentimiento «cálido». Hombres como Pedro (Lucas 5:8), Isaías (Isaías 6:5), y Juan (Apocalipsis 1:17) se sintieron afligidos en la presencia de Dios. Esto no fue debido a que Dios forzó un sentimiento de incomodidad en ellos; sino a que ellos, simplemente, no podían estar cómodos al ver la diferencia entre su pecaminosidad y la santidad de Dios.

iii. También podemos pensar en los sacerdotes como aquellos que ministraban bajo el Antiguo Pacto. El Nuevo Pacto — el pacto de la gracia y la verdad (Juan 1:17) — nos ofrece un mejor acceso a Dios.

iv. Esta gloria permaneció en el templo hasta que Israel rechazó completamente a Dios en los días de la monarquía dividida. El profeta Ezequiel vio la gloria dejar el templo (Ezequiel 10:18).

c. Yo he edificado casa por morada para ti, sitio en que tú habites para siempre: Salomón, correctamente, sintió que la presencia de la nube significaba que Dios moraba en el templo de una manera especial. Siempre y cuando eso no condujera a malentendidos supersticiosos, era bueno reconocer un lugar especial para venir y encontrarse con Dios.

i. «Los expertos del lenguaje dicen que el poema está incompleto y fragmentado y que, aparentemente, tenía otra línea de apertura en su forma original». (Dilday)

4. (14-21) El discurso de Salomón en la dedicación del templo.

Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba de pie. Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo: Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí a David para que presidiese en mi pueblo Israel. Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel. Pero Jehová dijo a David mi padre: Cuanto a haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo. Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre. Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel. Y he puesto en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehová que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.

a. Que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido: Salomón reconocía que el templo era el cumplimiento del plan de Dios, no de David ni de él. David y Salomón fueron instrumentos humanos, pero la obra fue de Dios.

b. Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo Israel: Salomón recuerda el éxodo. Aunque sucedió 500 años antes, era tan importante y real para Israel como el día en que sucedió.

B. La oración de Salomón.

1. (22-23) Salomón reconoce la naturaleza y el carácter de Dios.

Luego se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón;

a. Se puso Salomón delante del altar de Jehová: Salomón no dedicó el templo desde dentro del templo. Era inapropiado hacerlo así, porque él era un rey y no un sacerdote. El Lugar Santo y el Lugar Santísimo eran únicamente para descendientes escogidos del sumo sacerdote.

b. Y extendiendo sus manos al cielo: Esta era la postura de oración más común en el Antiguo Testamento. Muchas personas modernas cierran sus ojos, inclinan su cabeza, y juntan sus manos mientras oran; pero la tradición del Antiguo Testamento era extender las manos hacia el cielo en un gesto de rendición, apertura y receptividad.

i. «Es digno de notar en cuanto a esta oración que es plena y exhaustiva, como si tuviera el significado de ser el resumen de todas las oraciones futuras ofrecidas en el templo». (Spurgeon)

ii. «Uno está impresionado, por otra parte, con el hecho de que el lenguaje está lejos de ser nuevo, y está lleno de citas del Pentateuco, algunas de las cuales son casi textuales; mientras que el sentido del todo puede ser hallado en pasajes memorables de Levítico y Deuteronomio». (Spurgeon)

c. No hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra: Salomón reconoció que Dios era completamente único. Los supuestos dioses de las naciones no se podían comparar con Él en ninguna manera.

2. (24-26) Salomón reconoce a Dios como el hacedor y guardador de las promesas.

[] que has cumplido a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día. Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No te faltará varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden mi camino y anden delante de mí como tú has andado delante de mí. Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre.

a. Que has cumplido a [] lo que le prometiste: Salomón, primero, le dio gracias a Dios y lo alabó por su cumplimiento de las promesas.

b. Ahora [] cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste: Salomón clamó a Dios para que cumpliera la promesa que hizo. Este es el gran secreto del poder de la oración: atesorar las promesas de Dios en el corazón con fe, y después, audaz y reverentemente, clamar por el cumplimiento de dichas promesas.

i. «Dios envió las promesas con el propósito de que fueran usadas. Si veo una nota del banco de Inglaterra con una promesa de cierta cantidad de dinero, la tomo y la utilizo. Amigo mío, utiliza las promesas de Dios, nada agrada más a Dios que ver sus promesas puestas en circulación. Él ama ver a sus hijos traerlas hacia Él, y decir: Señor, haz como has dicho. Y, déjame decirte, que glorifica a Dios utilizar sus promesas». (Spurgeon)

ii. Este tipo de oración se agarra de la promesa de Dios. Solamente porque Dios prometió no quiere decir que poseamos la promesa. A través de oraciones de fe como esta, Dios promete y nosotros nos apropiamos. Si nosotros no nos apropiamos con fe, la promesa de Dios se deja sin reclamar.

3. (27-30) Salomón le pide a Dios que more en ese lugar y honre a aquellos que le busquen allí.

Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti; que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.

a. ¿Cuánto menos esta casa que yo he edificado?: Nos da gusto que Salomón dijera esto. De su declaración en 1 Reyes 8:12-13 pudiéramos haber pensado que se deslizó hacia la idea supersticiosa de que Dios en realidad vivía en un templo, excluyéndolo de otros lugares. Era importante reconocer que, aunque Dios tenía una presencia especial en el templo, era muy grande para ser restringido al templo.

b. Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar: Salomón le pidió a Dios que inclinara su oído hacia el rey y el pueblo cuando oraran en el templo. Por esta razón, muchos judíos conservadores oran con el rostro orientado hacia la dirección del sitio del templo en Jerusalén.

c. Escucha y perdona: Salomón sabía que lo más importante que Israel necesitaba era perdón. Esta era la más grande respuesta a la oración que Israel podría esperar de parte de Dios.

4. (31-32) Escucha cuando tu pueblo haga un juramento en el templo.

Si alguno pecare contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta casa; tú oirás desde el cielo y actuarás, y juzgarás a tus siervos, condenando al impío y haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su justicia.

a. Y viniere el juramento delante de tu altar en esta casa: Los terrenos del templo eran utilizados como un lugar para verificar y autenticar los juramentos. Cuando la disputa se reducía a la palabra de uno en contra de otro, Salomón pedía que el templo fuera un lugar para jurar apropiadamente.

b. Tú oirás desde el cielo y actuarás, y juzgarás a tus siervos: Salomón le pidió al Dios que puede ver lo que los hombres no pueden —quien conoce lo escondido del corazón del hombre— que cumpliera desde el cielo los juramentos hechos en el templo.

i. El antiguo comentarista puritano John Trapp no pudo dejar de mencionar un cumplimiento de este principio en su propia época: «Anne Averies, quien hace un juramento (febrero 11, 1575) en una tienda en la calle Wood en Londres, y le pide a Dios que se hundiera donde estaba si no había pagado las mercancías que llevaba, cayó en ese momento sin poder hablar, y murió con un terrible hedor».

5. (33-34) Escucha cuando tu pueblo esté derrotado.

Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se volvieren a ti y confesaren tu nombre, y oraren y te rogaren y suplicaren en esta casa, tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres.

a. Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos: Muchas veces en la historia, Israel sufrió derrotas y solamente podía clamar a Dios. Era aún peor cuando la derrota se debía solamente a que habían pecado contra el Señor mismo.

b. Y se volvieren a ti y confesaren tu nombre, y oraren y te rogaren y suplicaren en esta casa, tú oirás en los cielos: Salomón le pidió a Dios que escuchara las oraciones de un Israel derrotado, pero humilde y penitente. Dios contestó esta oración de Salomón, y perdona y restaura a su pueblo derrotado cuando viene en un humilde arrepentimiento.

6. (35-40) Escucha en tiempos de plaga y hambre.

Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres, tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad. Si en la tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón; si sus enemigos los sitiaren en la tierra en donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea; toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres); para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.

a. Si el cielo se cerrare y no lloviere: La sequía era una amenaza constante para la economía de Israel que estaba basada en la agricultura. Si no había lluvia, no había comida.

b. Y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres, tú oirás en los cielos: Salomón no da por sentado que Dios perdonaría y escucharía a su pueblo arrepentido. La bondadosa repuesta de Dios hacia nuestro arrepentimiento viene de su gracia, no de la justicia.

c. Cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón: Salomón reconocía que algunas plagas eran fácilmente vistas, pero otras plagas venían de nuestro propio corazón. Muchos están maldecidos por la plaga que nadie más puede ver, porque vive en su propio corazón. Salomón le pide a Dios que conteste a dicho hombre golpeado por dicha plaga cuando humildemente suplique en el templo.

i. Un hombre no tenía que no tener pecado o ser justo para que su oración fuera contestada en el templo. Podría ser un hombre culpable, afligido por la plaga en su corazón, y aún hallar a un Dios de gracia cuando viniera en un humilde arrepentimiento.

ii. «Una gran cantidad de hombres piensan que conocen las plagas de los corazones de otras personas, y hay una gran cantidad de pláticas en el mundo sobre esta familia, y esa persona, y aquel otro. Oro para que dejen los escándalos, y piensen en sus propios males». (Spurgeon)

7. (41-43) Escucha cuando un extranjero ore.

Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.

a. Asimismo el extranjero: El templo estaba en Israel, pero siempre tenía la intensión de ser una casa de oración para todas las naciones (Isaías 56:7). Dios quería que el atrio de los gentiles fuera un lugar en donde las naciones pudieran venir y orar.

i. La violación de este principio hizo enojar a Jesús. Cuando Él vino al templo y encontró que los atrios externos — el único lugar donde las naciones gentiles podían llegar y orar — eran más un mercado que una casa de oración, sacó a los cambistas y a los comerciantes (Mateo 21:13).

b. Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman: La petición de Salomón de que escuchara la oración del extranjero fue un impulso misionero. Él sabía que cuando Dios misericordiosamente contestaba las oraciones de los extranjeros, esto acercaba a aquellos de otras naciones hacia el Dios de todas las naciones.

8. (44-53) Escucha cuando Israel salga a la batalla y ore desde el cautiverio.

Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia. Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad; y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia. Y perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos; porque ellos son tu pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro. Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren; porque tú los apartaste para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová.

a. Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes: Salomón oró con la idea de que Dios contestaría las oraciones hechas hacia el templo en tierras extranjeras por la victoria, pero únicamente cuando estuvieran en la batalla a la que Dios los enviaba. Esta no era una petición en blanco solicitando la bendición en cualquier aventura militar.

b. Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque): Esta es una sucinta declaración del Antiguo Testamento del principio declarado más claramente en Romanos 3:23: «por cuantos todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios».

c. Si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron: Salomón también le pidió a Dios que escuchara la oración de Israel desde la cautividad en la tierra extranjera. Esto reconocía que el Dios del templo podía contestar las oraciones hechas lejos del templo.

C. Salomón bendice al pueblo.

1. (54-61) Salomón bendice al pueblo de Israel.

Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo; y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta: Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado. Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres. Y estas mis palabras con que he orado delante de Jehová, estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada cosa en su tiempo; a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro. Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.

a. Se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo: Primera de Reyes 8:22 nos dice que Salomón comenzó esta oración estando de pie, pero en algún momento antes de que terminara, cayó de rodillas en reverencia a Dios.

i. Esdras oró de rodillas (Esdras 9:5); los salmistas nos llaman a arrodillarnos (Salmos 95:6); Daniel oró estando de rodillas (Daniel 6:10); personas llegaban a Jesús de rodillas (Mateo 17:14; Mateo 20:20; Marcos 1:40), Esteban (Hechos 7:60), Pedro (Hechos 9:40), Pablo (Hechos 20:36; Efesios 3:14), y otros cristianos primitivos oraban estando de rodillas (Hechos 21:5). Más importante, Jesús oró estando de rodillas (Lucas 22:41). La Biblia tiene suficientes oraciones sin estar de rodillas para mostrarnos que no es requerido; pero también tiene suficientes oraciones de rodillas para mostrarnos que es bueno.

b. Ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado: Ya que Salomón oró frecuentemente apelando a las promesas de Dios, tiene sentido que alabara a Dios por el cumplimiento pasado de sus promesas. Sabemos que esto le daba confianza a Salomón en la oración.

c. Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres: Dios prometió estar con Israel, pero Salomón sabía que era importante pedirle a Dios que cumpliera su promesa. Él viene suplicando el cumplimiento de las promesas de Dios.

d. A fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios: Salomón de nuevo muestra el impulso misionero que Dios quería en Israel y que a menudo era descuidado. La bendición en Israel no tenía el fin de terminar con Israel; Dios quería bendecir al mundo a través de Israel.

2. (62-66) La fiesta de dedicación del templo.

Entonces el rey, y todo Israel con él, sacrificaron víctimas delante de Jehová. Y ofreció Salomón sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová: veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová. Aquel mismo día santificó el rey el medio del atrio, el cual estaba delante de la casa de Jehová; porque ofreció allí los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los sacrificios de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño, y no cabían en él los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los sacrificios de paz. En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde donde entran en Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por siete días y aun por otros siete días, esto es, por catorce días. Y al octavo día despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres y gozosos de corazón, por todos los beneficios que Jehová había hecho a David su siervo y a su pueblo Israel.

a. Ofreció a Jehová: veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas: Esta es una asombrosa — casi grotesca — cantidad de sacrificio. Cada animal fue ritualmente sacrificado, y una porción fue dedicada al Señor, y otra porción dada a los sacerdotes y al pueblo. Esto era suficiente para alimentar a una vasta multitud por dos semanas.

i. Fue tal cantidad de sacrificios que consagraron especialmente el área en frente del templo para recibir los sacrificios, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño.

b. En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel: Por el tiempo del año y la duración de esta fiesta, entendemos que esta era la Fiesta de los Tabernáculos, extendida más allá de sus siete días normales en esta ocasión especial.

i. «La Fiesta de los Tabernáculos era una gran ocasión para el regocijo y para un espíritu enaltecido en la comunidad israelita. La dedicación del templo hizo que esta ocasión fuera más alegre y memorable, y el tiempo de la celebración fue adecuadamente extendido». (Patterson y Austel)

c. Por todos los beneficios que Jehová había hecho a David su siervo y a su pueblo Israel: Este hecho de dedicación del templo termina donde la historia del templo comienza — con David, no con Salomón. El escritor recuerda que fue el corazón y la visión de David los que dieron comienzo a la obra del templo (2 Samuel 7:1-3 y subsecuentes).

i. «¡Qué felices pudieron haber sido estas personas, y qué prósperas, si su rey hubiera continuado caminando rectamente delante de Dios! Pero, ¡ay!, el rey cayó, y la nación siguió su ejemplo». (Clarke)

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com 

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