1 Reyes 9 — La advertencia de Dios a Salomón
A. Dios se le aparece a Salomón otra vez.
1. (1-5) Dios confirma la respuesta a la oración de Salomón.
Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer, Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón. Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.
a. Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real: Esto sucedió unos 24 años después de que Salomón llegara al trono. La obra del templo y del palacio en Jerusalén habían concluido. Ahora, Salomón debía de lidiar con la vida después de haber completado su más grande logro.
i. «Era el tiempo en el que el logro del trabajo significaba la relajación del esfuerzo. Ese siempre ha sido un tiempo peligroso, y mientras mayor sea la obra hecha, mayor el peligro. Una vida que ha estado llena de actividad, cuando la actividad cesa, demanda un interés nuevo, y lo encontrará, sea alto o bajo, noble o innoble». (Morgan)
ii. John Trapp, al referirse a las palabras: «todo lo que Salomón quiso hacer», dice: «La palabra tiene el significado de un deseo tal como aquel que un joven tiene hacia su amante, o un desposado hacia su novia; lo cual mostró que Salomón se regocijó excesivamente en sus edificaciones e inmuebles, y les pasó demasiado sus afectos, y allí comenzó a fracasar».
b. Jehová apareció a Salomón la segunda vez: Dios fue bueno con Salomón al aparecérsele de una manera especial al inicio de su reinado (1 Reyes 3:5-9). Fue aún mejor de parte de Dios concederle esta aparición única a Salomón la segunda vez.
i. «Hermanos, queremos apariciones renovadas, manifestaciones frescas, nuevas visitaciones de lo alto; y mando a aquellos de ustedes que están progresando en la vida, que mientras le dan gracias a Dios por el pasado, y miran hacia atrás con alegría por sus visitas en días pasados, que ahora busquen y pidan una segunda visitación del Altísimo». (Spurgeon)
ii. «No necesitamos convertirnos otra vez; pero queremos que otra vez sobre nuestras cabezas las ventanas del cielo sean abiertas, que de nuevo se dé el Pentecostés, y que nuestra juventud sea renovada como la de las águilas, y podamos correr sin cansancio, y caminar sin desmayar. ¡El Señor cumpla con todos los de su pueblo en esta noche su bendición sobre Salomón!». (Spurgeon)
c. Yo he oído tu oración: La gran oración de Salomón en 1 Reyes 8 no hubiera significado nada si Dios no la hubiera oído. La verdadera dimensión de nuestra oración solo es evidenciada si Dios en el cielo la contesta.
i. «¿Nunca has sabido lo que es dejar de orar cuando estás en medio de la oración y dices: “Soy escuchado”? ¿No has sentido que no necesitas clamar ya más, pues has obtenido lo que buscabas, y en lugar de continuar orando debes comenzar a alabar? Cuando un hombre va a un banco con un cheque, y obtiene el dinero, no se queda perdiendo el tiempo en el mostrador, sino que sale a hacer sus negocios. Y a menudo, delante de Dios, quien está preparado para comenzar un largo momento de oración si fuera necesario, siente que debe de ser breve en las peticiones y estar un largo tiempo dando gracias». (Spurgeon)
ii. Esta respuesta parece llegar muchos años después de la dedicación del templo. Pero Dios también le dio a Salomón una respuesta inmediata de aprobación en el momento de la dedicación, cuando los sacrificios fueron consumidos con fuego del cielo (2 Crónicas 7:1-7).
d. Yo he santificado esta casa que tú has edificado: El edificio fue la obra de Salomón, hecha con el poder y la inspiración del Señor. La consagración del edificio fue la obra de Dios. Salomón podía construir un edificio, pero únicamente Dios lo podía santificar.
i. «El hombre construye; Dios santifica. Esta cooperación entre el hombre y Dios impregna toda la vida. El hombre realiza lo exterior y mecánico; Dios, lo interior y espiritual […]. Debemos de tener cuidado de hacer nuestra parte con reverencia y con temor piadoso, recordando que Dios debe de trabajar en reinos que no podemos tocar, y asuntos que no podemos alcanzar, antes de que nuestros pobres esfuerzos puedan tener utilidad». (Meyer)
e. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre […] yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre: La respuesta de Dios a la oración previa de Salomón tenía una gran condición. Si Salomón andaba delante de Dios en obediencia y fidelidad, podía esperar la bendición en su reinado y en el reinado de sus descendientes, y la dinastía de David duraría para siempre.
i. Dios no demandaba una obediencia perfecta de Salomón. David, ciertamente, no caminó perfectamente delante del Señor, y Dios le dijo a Salomón que anduviera como anduvo David [su] padre. Esto no estaba fuera del alcance de Salomón.
2. (6-9) Dios le advierte a Salomón.
Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos; y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.
a. Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos […] yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra: La promesa positiva de 1 Reyes 9:1-5 es seguida por una promesa negativa. Si Salomón o sus descendientes se apartaban de Jehová, Dios prometía corregir la desobediencia de Israel.
b. Y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí: Dios contestó la oración de Salomón en 1 Reyes 8, pero no era una promesa sin condición que prometía bendecir el templo en cualquier circunstancia. Dios bendijo el templo y lo llenó con la gloria de su presencia, pero lo echaría de delante de su vista si los reyes de Israel se olvidaban de Dios.
i. Con un templo tan glorioso, Israel sería tentado a olvidar al Dios del templo y a hacer un ídolo del templo de Dios. Aquí el Señor les dio a conocer que Él jamás bendeciría este error.
c. Israel será por proverbio […] cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará: Bajo el Antiguo Pacto, Dios prometió utilizar a Israel para exaltarse a sí mismo entre las naciones de una u otra manera. Si Israel obedecía, Él los bendeciría tanto que los demás reconocerían la mano de Dios sobre Israel. Si Israel desobedecía, Él los castigaría tan severamente que las naciones estarían asombradas del duro trabajo de Dios entre su pueblo desobediente, y sabrían que por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.
i. La Biblia Viviente tiene una redacción vívida de 1 Reyes 9:7: «Israel se convertirá en burla de las naciones, y en un ejemplo y proverbio de un desastre repentino».
B. Las formas y maneras de los grandes proyectos de construcción de Salomón.
1. (10-14) Madera y oro del rey Hiram de Tiro.
Aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real, para las cuales Hiram rey de Tiro había traído a Salomón madera de cedro y de ciprés, y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea. Y salió Hiram de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron. Y dijo: ¿Qué ciudades son estas que me has dado, hermano? Y les puso por nombre, la tierra de Cabul, nombre que tiene hasta hoy. E Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.
a. Hiram rey de Tiro había traído a Salomón madera de cedro y de ciprés, y cuanto oro quiso: Tiro — la ciudad prominente en la tierra justo al norte de Israel (Líbano moderno) — era notable por su madera fina.
b. El rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea: Esto no era bueno. Hiram sí era amigo tanto de David como de Salomón, pero la tierra a Israel le fue dada por un decreto divino. El comerciar con la tierra de Israel por un glorioso templo y un palacio no fue una buena idea.
i. Sin embargo, la transacción pudo haber sido descrita aquí para mostrar que Salomón era un sutil comerciante, y tomó lo mejor de Hiram en estos arreglos. Al parecer, Salomón le dio a Hiram algunos casi insignificantes asentamientos, y recibió a cambio una gran cantidad de oro.
ii. «Para pagar por el oro Salomón hipotecó veinte “asentamientos” (en lugar de ciudades, porque irim es utilizado para hacer referencia a cualquier grupo de asentamientos, desde una aldea hasta una metrópolis)». (Wiseman)
iii. «Queda claro que Hiram consideraba que las ciudades eran inservibles, y se mofó de Salomón por darle aldeas “buenas para nada”. Hiram le puso por sobrenombre Cabul a las ciudades, lo cual significa literalmente “bueno para nada”. Aun cuando estaba disgustado con el cambio, Hiram prosiguió con ello con buen humor y le envió a Salomón 120 talentos de oro» (Dilday). Un talento es calculado como 70 libras de oro aproximadamente. Dilday estima el valor de este oro en más de $50 millones.
c. No le gustaron: No sabemos exactamente por qué a Hiram no le gustaron estas ciudades. Quizás, estaba disgustado con su compromiso, pues sabía que Salomón había hecho algo que su padre David jamás haría.
2. (15-24) Mano de obra de esclavos del remanente de los pueblos cananeos.
Ésta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová, y su propia casa, y Milo, y el muro de Jerusalén, y Hazor, Meguido y Gezer: Faraón el rey de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en dote a su hija la mujer de Salomón. Restauró, pues, Salomón a Gezer y a la baja Bet-horón, a Baalat, y a Tadmor en tierra del desierto; asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, y las ciudades de los carros, y las ciudades de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su señorío. A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de los hijos de Israel; a sus hijos que quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos de Israel no pudieron acabar, hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy. Mas a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, o sus criados, sus príncipes, sus capitanes, comandantes de sus carros, o su gente de a caballo. Y los que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta, los cuales estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra. Y subió la hija de Faraón de la ciudad de David a su casa que Salomón le había edificado; entonces edificó él a Milo.
a. Ésta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso: Salomón levantó esta gran leva para completar los grandes proyectos de construcción. La arqueología es testigo de los ambiciosos y exitosos proyectos de construcción de Salomón.
b. Y Milo: El término hebreo milo es, probablemente, un nombre para la prominente fortaleza que está cerca del templo y del palacio. Sin embargo, es posible que describa una terraza arquitectónica y una fuente junto a la cuesta noreste de la colina oriental de Jerusalén, la ciudad de David.
c. Hazor, Meguido y Gezer: Estas eran tres ciudades fortificadas prominentes en los días de Salomón. «Trabajos recientes han demostrado que estas tres ciudades tenían ciertas características en común con respecto, particularmente, a sus fortificaciones, atribuibles a la era salomónica […]. Lo más distintivo son los portones, los cuales son idénticos en el diseño y virtualmente de la misma dimensión en las tres ciudades». (Patterson y Austel)
i. «Hazor estaba estratégicamente colocada en el norte (tres millas al norte del mar de Galilea), situada en la unión de las dos principales carreteras que se aproximaban al norte. Se convirtió en el principal baluarte de Israel en contra de los invasores del norte, hasta que fue destruida en el octavo siglo por Tiglath-pileser III». (Patterson y Austel)
ii. «Meguido era la gran fortaleza que controlaba los pasos principales en el llano de Sarón, y hacia la costa, hacia el valle de Jezreel a través de la cordillera del Carmelo. Aparece en la profecía como el escenario de la última gran batalla (Armagedón), en la cual Cristo derrotará las fuerzas del Anticristo». (Patterson y Austel)
iii. «Gezer, en el camino de Jope a Jerusalén, había sido una poderosa ciudad cananea. Aunque estaba incluida en el territorio de la tribu de Efraín, no fue ocupada por los israelitas sino hasta el tiempo de Salomón. Le fue dada a Salomón como un regalo de bodas de parte del Faraón a su hija». (Patterson y Austel)
d. Atodos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos […] hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy: Este es otro aparente compromiso por parte de Salomón. Dios, estrictamente, había ordenado que los remanentes de estas tribus fueran echados de la tierra, que no fueran usados como leva de esclavos en Israel. Salomón no hizo a los israelitas trabajadores forzados, pero los usó para supervisar a los remanentes de las tribus cananeas.
3. (25-28) Financiamiento de expediciones navales que trajeron oro de regreso.
Y ofrecía Salomón tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la casa fue terminada. Hizo también el rey Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo, en la tierra de Edom. Y envió Hiram en ellas a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón, los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.
a. Y ofrecía Salomón tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso: Es posible que esto fuera otra transgresión por parte de Salomón. Parecía que se tomaba para sí mismo los deberes exclusivos de un sacerdote, ofreciendo holocaustos e incienso. Sin embargo, como en el caso de otros pasajes, esto se puede referir a que Salomón iniciaba tales sacrificios y llevaba la ceremonia apropiadamente a través de un sacerdote.
b. Fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos: Es difícil decir con certeza dónde estaba la tierra de Ofir. Algunos sugieren que estaba al sureste de Arabia, o al este de la costa de África. Esto muestra la gran empresa y los negocios de la administración de Salomón.
i. «Ningún hombre sabe con certeza, hasta este día, dónde estaba situado este Ofir. Había dos lugares con este nombre: uno, en algún lado de la India, más allá del Ganges; y el otro, en Arabia, cerca del país de los sabeos mencionados por Job (22:24)». (Clarke)
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