1 de Reyes 13




1 Reyes 13 — El hombre de Dios de Judá

A. Una profecía de un hombre de Dios.

1. (1-2) La venida de la destrucción del altar en Bet-el.

He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso, aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.

a. Un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el: Aparentemente, no había mensajeros capacitados dentro del reino del norte de Israel. Este es un triste comentario sobre el estado espiritual del reino de Jeroboam.

i. Este anónimo varón de Dios fue usado de una manera importante. Él demuestra que uno no necesita ser famoso para ser usado significativamente por Dios.

b. He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso: Esta es una profecía notable que precisamente sería cumplida 340 años después. Segunda de Reyes 23:15 documenta el cumplimiento de esta profecía en los días de Josías, rey de Judá: «Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera».

i. Esto era más que una pronunciación de juicio en contra del altar; también anunciaba que el juicio vendría a través de un gobernante de Judá (la casa de David). Esta era una reprensión especial y fue fuente de preocupación para Jeroboam, quien siempre estaba alerta a la amenaza de su vecino del sur (como en 1 Reyes 12:27).

ii. Sabemos que esto no sucedió por algunos 350 años, pero Jeroboam no sabía eso de antemano. Él se fue a la tumba preocupado por el cumplimiento de esta profecía, la cual era un tipo de juicio inmediato sobre Jeroboam.

2. (3-5) Señales para confirmar las palabras del profeta.

Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Ésta es la señal de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará. Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar. Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová.

a. Y aquel mismo día dio una señal: La profecía del hombre de Dios no sería cumplida hasta cientos de años después, así que una señal inmediata fue dada para confirmar la palabra a los oyentes de esos días.

b. He aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará: Esta sería una señal convincente, y una reprensión directa hacia la adoración idólatra en ese altar.

c. ¡Prendedle!: La reacción de Jeroboam fue inmediata, pues él buscaba silenciar al mensajero, en lugar de responder a ese mensaje. La profecía del varón de Dios era como la mayoría: un mensaje de juicio venidero y una invitación implícita hacia el arrepentimiento. Jeroboam, obviamente, no aceptó esta invitación.

i. «Como Jeroboam no tenía a los sacerdotes de Jehová, Dios mandó a su profeta hacia su tierra». (Knapp)

d. Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar: Dios confirmó su palabra de juicio de dos maneras. Primero, juzgó al rey desobediente en el preciso punto de su pecado más evidente (la mano extendida en contra del varón de Dios). Segundo, cumplió su inmediata palabra en contra del altar (Y el altar se rompió).

i. «Esto lo hizo Dios, en parte, para castigar a Jeroboam por ofrecer violencia hacia el profeta de Jehová; en parte, para darle seguridad al profeta en contra de más violencia; y, en parte, para en este ejemplo mostrar lo mucho que se enoja por las injurias hechas a sus ministros en y por el fiel cumplimiento de sus funciones». (Poole)

3. (6) La súplica de Jeroboam.

Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes.

a. Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada: Bajo el evidente juicio de Dios, Jeroboam no tenía uso para los becerros de oro ni para sus altares. Él sabía que su única esperanza estaba en Jehová, y en su representante.

i. Como lo mostrarán los siguientes capítulos, Jeroboam en realidad no se arrepintió aquí; o si lo hizo, fue solamente por un momento. Querer recibir algo de Dios no es lo mismo que arrepentirse.

b. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró: Para su crédito, el varón de Dios mostró una gran gracia hacia Jeroboam. Él rápidamente cambió su posición de estar bajo arresto a ser el intercesor de su perseguidor. Esta fue una gran misericordia de parte del varón de Dios, y especialmente de Dios, quien contestó la oración.

i. Dios hizo esto, «en parte, para asegurarle que el golpe era de Dios; en parte, porque él se arrepintió de la violencia con la que atentó contra el profeta; y, en parte, para que la bondad de Dios hacia él lo pudiera conducir al arrepentimiento; o si continuaba impenitente, dejarlo sin excusa». (Poole)

4. (7-10) El varón de Dios rechaza la invitación de Jeroboam.

Y el rey dijo al varón de Dios: Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente. Pero el varón de Dios dijo al rey: Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar. Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres. Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había venido a Bet-el.

a. Yo te daré un presente: Jeroboam, rápida y naturalmente, dadas las circunstancias, abrazó al varón de Dios como un amigo. Él quería darle un refrigerio y un presente, sin ningún arrepentimiento del pecado que el varón de Dios denunció.

b. Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar: El varón de Dios rechaza la invitación, basado en una advertencia anterior de parte de Dios. El aceptar la invitación de Jeroboam demostraría compañerismo con su idolatría.

B. La desobediencia y muerte del varón de Dios.

1. (11-17) Un viejo profeta en Bet-el invita al varón de Dios a cenar.

Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey. Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá. Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó. Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? Él dijo: Yo soy. Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan. Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar. Porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres.

a. Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta: Al parecer, este era un profeta fiel a Jehová. Esto demuestra que no todas las personas piadosas dejaron Israel para ir a Judá; algunos aún quedaron atrás.

i. «Probablemente, una vez fue profeta del Señor, quien cayó de su firmeza; pero no tan profundo como para perder su conocimiento del verdadero Dios, y unirse con las idolatrías de Jeroboam». (Clarke)

b. Ven conmigo a casa, y come pan: Este profeta de Bet-el invitó al varón de Dios sin nombre para que fuera a su casa, de la misma manera que Jeroboam lo invitó. El varón de Dios se rehusó, bajo la misma razón por la cual rechazó a Jeroboam: que Dios le había dicho, específicamente, que regresara a Judá sin aceptar hospitalidad, y que regresara por un camino diferente (1 Reyes 13:9).

2. (18-19) El profeta de Bet-el le miente al varón de Dios de Judá.

Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua.

a. Mintiéndole: El profeta de Bet-el le dio una falsa palabra de Dios, intentando persuadir al varón de Dios de Judá para que cambiara su curso y no hiciera exactamente lo que Dios le había dicho.

i. «Ya que encontró al varón de Dios sentado bajo una encina, probablemente débil por la fatiga y el ayuno, pues no tenía refrigerio, su humanidad quizás lo condujo a practicar este engaño, para persuadirlo a que tomara un refrigerio». (Clarke)

ii. «Pero su pecado fue grande, pues él no solamente mintió premeditadamente; sino que también hizo a Dios mentiroso, y se contradijo a sí mismo, y todo esto sin necesidad alguna, o beneficio para sí mismo». (Poole)

b. Un ángel me ha hablado: Quizás, esto era cierto, pues pudo haber sido un ángel de engaño. Satanás y sus mensajeros pueden aparecer como ángeles de luz (2 Corintios 11:14-15).

c. Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua: El varón de Dios de Judá escuchó la mentira del profeta de Bet-el. Él hizo esto por varias razones:

·El profeta de Bet-el era, probablemente, mayor («un viejo profeta» [1 Reyes 13:11]) y tenía el respeto del varón de Dios.

·El profeta de Bet-el se identificó con el varón de Dios (Yo también soy profeta como tú).

·El profeta de Bet-el dijo haber tenido una experiencia espectacular (un ángel me ha hablado).

·El profeta de Bet-el afirmó haber hablado con Jehová (por palabra de Jehová).

·El profeta de Bet-el no parecía ser un idólatra que debía ser rechazado (Tráele contigo a tu casa).

·El profeta de Bet-el no ofreció recompensa, simplemente comida (para que coma pan y beba agua).

i. No importa lo natural y seductora que fue esta tentación, era el deber del varón de Dios resistirla. Él tenía una palabra de Dios para que guiara sus acciones, y no debió de recibir ninguna otra palabra excepto a través de una dramática y directa confirmación mediante el Espíritu de Dios. Su fracaso en este punto terminó con su utilidad como un varón de Dios.

ii. «Cuando hemos recibido una orden directa, acabada de salir de los labios de Cristo, debemos de actuar según eso, y no movernos a otro lado por una sugerencia diferente, hecha hacia nosotros a través de los labios de los que profesan ser cristianos []. Trata con Dios de primera mano». (Meyer)

iii. «Dios jamás se contradice a sí mismo en sus tratos con sus siervos. Seamos fieles a sus mandamientos, rechacemos el ser desviados del camino de la obediencia, incluso por un ángel del cielo». (Morgan)

3. (20-22) El profeta de Bet-el profetisa la perdición del varón de Dios.

Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver. Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito, sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.

a. Vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver: Este profeta de Bet-el dijo una mentira en el nombre de Jehová en 1 Reyes 13:18. Pero, ahora, recibió una verdadera profecía mientras el varón de Dios de Judá comía en su mesa.

b. Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová: Dios prometió un gran juicio en contra del varón de Dios de Judá por su desobediencia. Esta era una difícil prueba, y él fracasó. Él debió de haber guardado el mandamiento que Jehová [] había prescrito, sin importar que tan sutil o inocente era la tentación.

c. No entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres: Dios juzgó al varón de Dios de Judá de una manera más estricta de lo que juzgó a Jeroboam o al profeta de Bet-el. Pareciera que ellos eran culpables de peores pecados (dirigir la idolatría nacional y mentir deliberadamente en la profecía), pero el varón de Dios recibió un peor juicio.

i. «El que un cuerpo permaneciera sin ser enterrado era una maldición, por eso el énfasis sobre el detalle del lugar de entierro. Era una deshonra el ser enterrado lejos de la familia, entre los extraños». (Wiseman)

ii. Este es un ejemplo de un principio importante sobre la manera en que Dios obra. Pensamos que un juicio estricto debería de comenzar con los más impíos; pero, a menudo, Dios comienza su estricto juicio entre su propio pueblo (1 Pedro 4:17). Usualmente, esto es porque Dios sabe que el mundo no será alcanzado cuando su pueblo se compromete y es desobediente.

iii. «Al permitirse ser seducido por el viejo profeta, cuando debió de actuar solamente según el consejo de Dios expresamente declarado, cometió pecado de muerte[1 Juan 5:16-17]; esto es, un pecado que Dios castigará con la muerte del cuerpo, mientras extiende su misericordia a su alma». (Clarke)

4. (23-25a) La palabra del profeta de Bet-el es cumplida.

Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el león también junto al cuerpo. Y he aquí unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo []

a. Le topó un león en el camino, y le mató: La palabra —la segunda palabra— del profeta de Bet-el fue cumplida. Él no dijo que el varón de Dios perecería a manos de un león, sino que no sería enterrado en la tumba de sus padres.

i. «Los leones rondaban por Palestina hasta al menos el siglo XIII d.C». (Wiseman)

b. Y he aquí unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo: Esto demuestra que este accidente no fue casual, sino algo único de Dios. El león no atacó al asno (el asno junto a él), ni atacó a los hombres que pasaban. Este león estaba en una misión especial de juicio de parte de Dios, y al parecer era más obediente que lo que fue el varón de Dios de Judá.

5. (25b-32) El varón de Dios recibe un entierro decente y el profeta de Bet-el es testigo de su profecía.

[] y vinieron y lo dijeron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba. Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo. Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron. Y él fue, y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno. Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle. Y puso el cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío! Y después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos. Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las cosas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.

a. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle: El profeta viejo de Bet-el simpatizó con el varón de Dios de Judá, aun en su desobediencia y en el juicio resultante. El profeta de Bet-el no era un hombre particularmente justo ni un buen profeta, pues utilizó una profecía falaz para conducir al varón de Dios a pecar y a ser sometido a juicio.

i. Debió haber sido extraño para el viejo profeta ver el cuerpo del profeta muerto, y pensar: «Mi pecado es peor que el suyo». Las formas de los juicios de Dios algunas veces son inescrutables, y únicamente se entienden desde la perspectiva de la eternidad.

b. Y puso el cuerpo en su sepulcro: No en la tumba de los padres del varón de Dios de Judá, lo que daba cumplimiento a la profecía anterior.

c. Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos: Aunque le mintió, lo condujo a pecar, y profetizó juicio en su contra, el profeta de Bet-el aún respetaba al varón de Dios de Judá. Quizás, entendió que la palabra que el profeta habló en contra de Jeroboam requería la valentía que él no tenía; por lo tanto, confirmó la palabra del varón de Dios en contra de Jeroboam y el altar en Bet-el.

6. (33-34) No arrepentimiento por parte de Jeroboam.

Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese de los sacerdotes de los lugares altos. Y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra.

a. Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino: Él debió de haber cambiado, pero no lo hizo. El trato de Dios con el varón de Dios de Judá debió de haber sido una advertencia suficiente para Jeroboam, pero él la ignoró.

i. «Todos estos maravillosos accidentes, fueron como martillazos de Dios, pero golpearon sobre hierro frío». (Trapp)

b. Sino que volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos: En la antigua Israel, Dios ordenó una estricta separación entre el cargo del rey y el del sacerdote. Jeroboam empañó esta separación y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam.

i. Jeroboam tuvo una gran oportunidad, especialmente a la luz de la promesa de Dios por medio de Ahías, registrada en 1 Reyes 11:38: «Y si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y yo te entregaré a Israel». Jeroboam no obedeció a Dios y no honró sus ordenanzas, y nunca cumplió su promesa.

ii. El mismo principio se cumple en los siervos de Dios hoy día. No somos llamados debido a nuestra obediencia, o usados por nuestro mérito; sino que nuestra desobediencia estorba todo nuestro potencial para ser usados por Dios. Pablo lo dice de esta manera en 2 Timoteo 2:21: «Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra». Dios usa vasos de honor, separados, útiles y preparados para su pleno potencial.

iii. En su fracaso, Jeroboam se convirtió en un prototipo de los reyes desobedientes de Israel. La frase: «hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de Jeroboam, y en su pecado con que hizo pecar a Israel», fue utilizada para hacer referencia a muchos reyes de Israel. Entre ellos se incluyen:

·Baasa (1 Reyes 15:33-34)

·Omri (1 Reyes 16:25-26)

·Ocozías (1 Reyes 22:51-52)

·Joram (2 Reyes 3:1-3)

·Jehú (2 Reyes 10:29-31)

·Joacaz (2 Reyes 13:1-2)

·Joás (2 Reyes 13:10-11)

·Jeroboam II (2 Reyes 14:23-24)

·Zacarías (2 Reyes 15:8-9)

·Menahem (2 Reyes 15:17-18)

·Pekaía (2 Reyes 15:23-24)

·Peka (2 Reyes 15:27-28).

iv. Una curiosa excepción fue Acab, quien fue señalado como «peor» que Jeroboam (1 Reyes 16:30-31).

v. Jeroboam tuvo una gran oportunidad, pero en lugar de aprovecharla se convirtió en una gran maldición para cada generación en el reino del norte después de él. Aún en las postrimerías del reino de Israel, el pecado de Jeroboam fue recordado: «Porque separó a Israel de la casa de David, y ellos hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y Jeroboam apartó a Israel de en pos de Jehová, y les hizo cometer gran pecado. Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam que él hizo, sin apartarse de ellos, hasta que Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy» (2 Reyes 17:21-23).

vi. En todo, Jeroboam es un ejemplo de fracaso pecaminoso:

·Fracasó a pesar de la gran bendición y el favor de Dios.

·Fracasó por el bien de una simple ventaja política.

·Fracasó y condujo a toda una nación hacia la idolatría.

·Fracasó a pesar de las advertencias específicas para que se arrepintiera.

·Fracasó a pesar de los juicios específicos y la liberación de ese juicio.

·Fracasó a pesar de un claro mensaje y ejemplo de integridad.

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com 

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