1 Reyes 18 — La victoria de Elías en el Carmelo
A. Elías se encuentra con Acab.
1. (1-2) El fin de la sequía.
Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra. Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria.
a. En el tercer año: Esta notable sequía duró tres años y medio por la oración ferviente de Elías.
b. Ve, muéstrate a Acab: Anteriormente, Dios le dijo a Elías que se escondiera. Ahora, era el momento de que se presentara. Hay un tiempo para esconderse y estar solo con Dios, y hay un tiempo también para presentarte ante el mundo. Algunos desean siempre estar escondidos cuando en realidad debieran de salir y mostrarse.
i. Elías, simplemente, obedeció el mandato de Dios. Aunque la sequía sucedió a través de las oraciones de Elías, dichas oraciones eran sensibles a la dirección de Dios. La sequía no comenzó ni terminó como resultado de la voluntad de Elías, sino de la voluntad de Dios.
2. (3-14) Elías se encuentra con Abdías.
Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de Jehová. Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua. Dijo, pues, Acab a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de aguas, y a todos los arroyos, a ver si acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias. Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino, y Abdías fue separadamente por otro. Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías? Y él respondió: Yo soy; ve, di a tu amo: Aquí está Elías. Pero él dijo: ¿En qué he pecado, para que entregues a tu siervo en mano de Acab para que me mate? Vive Jehová tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y todos han respondido: No está aquí; y a reinos y a naciones él ha hecho jurar que no te han hallado. ¿Y ahora tú dices: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías? Acontecerá que luego que yo me haya ido, el Espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa, y al venir yo y dar las nuevas a Acab, al no hallarte él, me matará; y tu siervo teme a Jehová desde su juventud. ¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a cien varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve con pan y agua? ¿Y ahora dices tú: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías; para que él me mate?
a. Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua: Este hombre, Abdías, fue un hombre valiente que estuvo de pie a favor de Dios y sus profetas en un tiempo difícil.
i. El nombre hebreo Abdías significa «Adorador de Yahveh» o «Siervo de Yahveh». Este, quizás, sea el mismo Abdías cuya profecía en contra de Edom es registrada entre los Profetas Menores. Es un poco difícil estar seguros, porque hubo 13 Abdías en el Antiguo Testamento:
·Hubo un Abdías que fue enviado por el rey Josafat de Judá para que enseñara la ley en las ciudades de Judá (2 Crónicas 17:7).
·Hubo un Abdías que fue uno de los videntes que ayudó a reparar el templo en los días de Josías, rey de Judá (2 Crónicas 34:12).
·Hubo un Abdías que fue un sacerdote en los días de Nehemías (Nehemías 10:5).
ii. Cien profetas: «El nombre de profeta no solo es dado a los que son dotados con un espíritu extraordinario de profecía, sino también a ministros que se han consagrado al servicio de Dios para predicar, orar, alabar a Dios, y cosas parecidas». (Poole)
iii. «Es una circunstancia singular que en el centro de la rebelión en contra de Dios había uno cuya devoción a Dios era intensa y distinguida. Como fue horrible encontrar a un Judas entre los apóstoles, así es de grande el descubrir a Abdías entre los cortesanos de Acab. ¡Cuánta gracia debió de estar en acción para mantener tal fuego en medio del mar, tal piedad en medio de la iniquidad más vil!». (Spurgeon)
iv. «Que Abdías tendría pocas dificultades en hallar cuevas para los hijos de los profetas se puede ver en las dos mil cuevas que se han contado en el área del monte Carmelo». (Patterson y Austel)
b. Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías: La sequía era tan severa que el propio rey Acab y su siervo de confianza, Abdías, fueron en busca de pastos. Dios arregló este encuentro inesperado entre Abdías y el profeta Elías.
i. «Podríamos suponer que él se propondría aliviar las miserias de su pueblo; y, sobre todo, que se hubiera vuelto a Dios. Pero no, su pensamiento estaba en los caballos y mulas de su yeguada; su única preocupación era salvar a algunos de los que quedaban vivos […]. ¡Qué egoísta se muestra aquí! ¡Mulas y asnos antes que su pueblo! ¡Buscando pasto, en lugar de buscar a Dios!». (Meyer)
c. ¿En qué he pecado, para que entregues a tu siervo en mano de Acab para que me mate?: Abdías sabía que el rey Acab había conducido una búsqueda exhaustiva de Elías para castigarlo por la sequía que sus oraciones habían impuesto en Israel. Abdías temía que si anunciaba que se había encontrado con Elías y este volvía a desaparecer, Acab lo castigaría por dejarlo escapar.
3. (15-16) Elías le asegura a Abdías que se encontrará con Acab.
Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él. Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, y le dio el aviso; y Acab vino a encontrarse con Elías.
a. Que hoy me mostraré a él: Amable y sabiamente, Elías respondió a los temores legítimos de Abdías. Él no haría que Abdías fuera un mártir por las acciones de Elías.
4. (17-19) Elías y Acab intercambian acusaciones.
Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales. Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.
a. ¿Eres tú el que turbas a Israel?: Acab era, sencillamente, el peor, el rey más impío que Israel tuvo. Él no vaciló en culpar al piadoso profeta Elías por los problemas de Israel. Si Acab hubiera, al menos, detenido la activa persecución del pueblo de Dios, Dios hubiera cedido en cuanto a la sequía. Pero el rey malvado de Israel halló fácil culpar al profeta piadoso.
i. De acuerdo con su teología, tenía sentido que Acab culpara a Elías. Acab creía en Baal, tanto que su gobierno promovía y apoyaba la adoración a Baal y perseguía a los adoradores de Yahveh. Acab creía que Elías había hecho enojar al dios del cielo Baal; y, por lo tanto, Baal había retenido la lluvia. Acab, probablemente, pensaba que Baal retendría la lluvia hasta que Elías fuera atrapado y ejecutado.
ii. Pero en lugar de eso, Acab se debió volver a la Palabra de Dios. Deuteronomio 28:23-24 prometió que la sequía vendría a un Israel desobediente.
b. Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo: Elías retó al rey Acab a juntar a los profetas del ídolo Baal y Asera para esta reunión en el monte Carmelo.
i. «Congrégame a todo Israel, por sus delegados, o jefes, o representantes, para que puedan ser testigos de todas nuestras transacciones». (Poole)
ii. Primera de Reyes 18:36 pone en claro que Elías hizo todo esto por orden de Dios. Esa no fue su inteligente idea o estrategia. Este era un plan inspirado por Dios, el cual Elías obedeció.
iii. Era importante confrontar y eliminar a estos profetas de Baal antes de que Dios enviara lluvia a la tierra de Israel. Era crucial que todos entendieran que la lluvia venía de Yahveh, no de Baal.
c. Que comen de la mesa de Jezabel: Esto se refiere al hecho de que estos profetas de Baal y Asera eran protegidos y apoyados por el gobierno de Israel, y tenían el patrocinio especial de la malvada reina Jezabel.
i. «Jezabel no estaba contenta con una capilla privada, ni con la disposición de su esposo de hablar de labios para afuera de Baal; ella tenía la intención de destronar al Dios de Israel y convertir a su Baal en la deidad principal y su fe en la religión principal del estado». (Payne)
B. La victoria de Elías en el monte Carmelo.
1. (20-21) Elías reta a Israel a tomar una decisión.
Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo. Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
a. Acab convocó a todos los hijos de Israel: Es difícil saber por qué Acab llevó a cabo las instrucciones de Elías. Quizás, esperaba que el pueblo estuviera tan enojado con Elías por los últimos tres años de sequía que la multitud se volvería en contra del profeta.
b. Y reunió a los profetas en el monte Carmelo: Estos profetas de Baal odiaban a Elías. Ellos amaban el favor del rey Acab y la reina Jezabel, y con entusiasmo promovían la persecución de cualquier verdadero seguidor de Yahveh. Pero en los últimos tres años fueron severamente humillados por Elías y la sequía sostenida por sus oraciones. Todos sus clamores al dios del clima, Baal, no tuvieron efectividad por tres años. Ellos odiaban a este profeta de Dios, quien los humilló y mostró del todo su engaño sacerdotal.
i. «Ve, con las miradas tan malvadas que todos sus movimientos son observados por parte de los sacerdotes. ¡Ningún tigre miró a su presa tan ferozmente! Si ellos se hubieran salido con la suya, él nunca hubiera tocado el monte de nuevo». (Meyer)
ii. «Ese hombre solitario, de alma heroica, pisoteó el terrible torrente de idolatría, y como una roca en medio de la corriente, firmemente se mantuvo en pie. Él solo, y con una sola mano, fue más que un rival para todos estos sacerdotes del palacio y de los bosques, fue así como un león que dispersa a un rebaño de ovejas». (Spurgeon)
c. ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él: Esta era una pregunta lógica y útil. En general, el pueblo de Israel estaba en una condición espiritual tibia. Ellos querían dar algo de devoción tanto a Yahveh como a Baal, pero el Dios de Israel no estaba interesado en tal devoción dividida.
i. Espiritualmente hablando, Israel era como un compañero infiel en el matrimonio, quien no quiere renunciar a su compañera de matrimonio, pero tampoco quiere renunciar a su amante ilícita. El compañero de matrimonio tiene un reclamo legítimo de la devoción exclusiva de su cónyuge.
ii. Claudicaréis: La antigua palabra hebrea traducida como claudicaréis significa «cojera, saltar, danzar o brincar» (Dilday). Es la misma palabra utilizada en 1 Reyes 18:26 cuando los profetas de Baal danzaron alrededor del altar. Quizás, Elías quiso decir: «¿Por cuánto tiempo danzarán entre dos pensamientos?».
iii. Adam Clarke tenía una percepción ligeramente diferente: «Literalmente, “¿Por cuánto tiempo saltarán entre dos pensamientos?”. Esta es una metáfora tomada de los pájaros que saltan de rama en rama, sin saber en cual asentarse».
iv. El llamado de Elías puso en claro que había una diferencia entre el servicio a Baal y el servicio a Yahveh. Quizás, en las mentes de muchos, no había gran diferencia, pues lo importante era tener un tipo de religión, y ser sincero en cuanto a ello, seguir tu corazón hacia donde sea que te guíe. Pero Elías sabía que nunca podría ser de esta manera. Ya sea que sirvas a Baal o sirvas a Yahveh, sí hay diferencia.
v. La apelación de Elías también llamó a sus oyentes a que tuvieran en cuenta el tiempo en el cual estaban indecisos entre Yahveh y Baal. «Hasta cuándo» —les preguntó. «¿Cuántos sermones más quieren? ¿Cuántos domingos más se deben desperdiciar? ¿Cuántas advertencias, cuántas enfermedades, cuántos sonidos de la campana para advertirte que debes morir? ¿Cuántas tumbas deben ser abiertas para tu familia antes de que quedes impresionado? ¿Cuántas plagas y pestilencias deben arrasar esta ciudad antes de que te vuelvas a Dios de verdad? ¿Hasta cuándo estarás entre dos pensamientos?». (Spurgeon)
d. Y el pueblo no respondió palabra: No hubo objeción ni arrepentimiento. Les faltaba la valentía para defender su posición o para cambiarla. Ellos estaban dispuestos a vivir vidas de baja convicción sin examinar.
i. Elías podía con certeza mirar sus corazones porque veía sus acciones. Spurgeon explicó la idea de Elías de la siguiente manera: «Sé que no han cambiado de opinión, porque no se han decidido en la práctica. Si Dios es Dios, síguelo; si Baal, síguelo. No están decididos en la práctica». (Spurgeon)
2. (22-24) Elías propone una prueba entre Dios y Baal.
Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
a. Sólo yo he quedado profeta de Jehová: Esto, probablemente, no era cierto; y Elías tenía razones para saber que esto no era cierto. Recientemente, Abdías le había dicho que había ocultado a 150 profetas de Dios para protegerlos de la persecución de Jezabel y Acab.
b. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno: En esta prueba propuesta, Elías fue cuidadoso al darles a los profetas de Baal cada posible ventaja. Ellos tomaron dos bueyes, y escogieron aquel que sacrificarían y aquel que Elías sacrificaría.
c. Y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios: El fuego no vendría ni de Elías ni los profetas de Baal. Tenía que tener un origen sobrenatural, provisto ya fuera por Baal o por Yahveh.
i. De nuevo, Elías les dio mucha ventaja a los profetas de Baal. Se pensaba que Baal era el dios del cielo, señor del clima y el que enviaba los relámpagos, que eran vistos como fuego desde el cielo. Si Baal era real, ciertamente, enviaría fuego del cielo.
ii. Poner a Dios y ponerse a sí mismo en la línea delante de la congregación de Israel reunida implicaba mucha fe. La fe de Elías creció a través de los muchos meses de dependencia diaria de Dios; tanto en el arroyo de Querit, como en la casa de la viuda en Sarepta.
iii. Por supuesto, Elías tenía muchas razones para tener confianza en Jehová Dios. Primero, estaba siguiendo las instrucciones expresas de Jehová (1 Reyes 18:36). Segundo, sabía por la historia de Israel que Dios podía y enviaría fuego del cielo sobre un sacrificio (Jueces 6:20-21 y 2 Crónicas 7:1-7).
3. (25-27) Los profetas de Baal oran por fuego de su dios.
Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.
a. Invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos!: Los profetas de Baal tenían una vida consagrada a la oración. Aquí ellos oraron mucho y con gran pasión. Pero debido a que no oraban al verdadero Dios, sus oraciones no fueron escuchadas (Pero no había voz, ni quien respondiese).
b. Ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho: Los profetas de Baal tenían una vida de oración enérgica. Su oración estaba llena de entusiasmo y actividad; pero no significó nada, porque no fue dirigida al verdadero Dios.
c. Elías se burlaba de ellos: Elías no pudo resistir la oportunidad de burlarse de los profetas de Baal por su evidente fe necia.
i. «La ironía de Elías estaba al borde del sarcasmo» (Patterson y Austel). Las palabras meditando y trabajo pueden ser traducidas como «estar ocupado en negocios» y puede ser un eufemismo usado por Elías para hacer referencia a la evacuación de desechos corporales.
ii. «El Rabino S. Jarchi nos da un significado más degradante. Lo daré en latín, porque es muy grosero para ponerlo en español: Fortassis ad locum secretum abiit, ut ventrem ibi exoneret [Quizás ha ido al ________]. Esto, ciertamente, reduce a Baal al grado más bajo de desprecio, y con ello el ridículo y el sarcasmo son completados». (Clarke)
4. (28-29) Los profetas de Baal trabajar arduamente en sus oraciones.
Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.
a. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos: Los profetas de Baal fueron hasta el final sinceros y completamente consagrados a su religión. Estaban tan comprometidos que lo expresaron con su propia sangre. Ellos tenían celo, pero sin conocimiento; por lo tanto, su celo no les dio ninguna ganancia.
i. «La práctica de heridas autoimpuestas para despertar la lástima o respuesta de la deidad es atestiguada en Ugarit cuando los hombres “se bañaban en su propia sangre como un profeta en éxtasis”». (Wiseman)
ii. «Esto fue hecho de acuerdo con los ritos de esa religión bárbara, pues si la sangre del buey no lo movía, entonces pensaron que su propia sangre podría moverlo, y con eso se desprestigiaron a sí mismos y a su sacrificio». (Clarke)
b. Pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase: Este es el triste resultado de adorar a un ídolo, a un dios de nuestra propia invención. Podríamos dedicar mucha sinceridad, sacrificio, y devoción a tales dioses, pero no significará nada. No habrá nadie allí para contestar.
5. (30-35) Elías prepara su altar.
Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.
a. Acercaos a mí: Cuando fue el turno de Elías para sacrificar, primero quiso tener la atención del pueblo. Esto era para el beneficio del pueblo, no para el suyo ni para el del Señor. Ellos necesitaban prestar atención para que vieran que Jehová era un verdadero Dios, en contraste con Baal que permaneció en silencio.
b. Él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado: Elías estaba muy conciente de que reparó algo que una vez estuvo en pie. Hubo un tiempo en el que había un altar a Jehová en el Carmelo, y en Israel en general. Elías buscó revivir algo que una vez existió.
c. Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña: Al querer impresionar profundamente al pueblo, Elías pidió más de Yahveh que lo que pidió de Baal. Elías ni siquiera les sugirió a los profetas de Baal que mojaran su sacrificio una o dos veces, mucho menos tres veces. Pero Elías hizo esto seguro de que no era más difícil para Dios encender un sacrificio mojado que encender uno seco.
i. «No había nada que hiciera pensar en algún tipo de truco, tal como el uso de nafta [un líquido inflamable utilizado como solvente] en lugar de agua, o espejos para encender como es sugerido por algunos eruditos. La oposición estaba observando de cerca». (Wiseman)
6. (36-37) La oración de Elías.
Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
a. Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto: Algunos 50 años antes de esto, Jeroboam, el rey de Israel, oficialmente despojó a los ciudadanos del reino del norte de la adoración al Dios de Israel en el templo de Jerusalén. Sin embargo, Elías aún recordaba la hora de ofrecerse el holocausto que era ofrecido de acuerdo al mandamiento de Dios cada día en el templo de Jerusalén.
b. Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo: Ambas cosas eran importantes. Era importante para el pueblo de Israel que supieran quién era su Dios, y quién era el siervo de Dios.
c. Y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas: Esto también era esencial, y nos ayuda a entender todo el evento. Elías hizo esto de acuerdo con la palabra de Dios. No fue impulsado debido a su propia inteligencia, debido a presunciones o debido a la vanagloria. Dios dirigió a Elías hacia esta confrontación con los profetas de Baal.
i. «No fue capricho de él castigar a la nación con una sequía. No fue un proyecto de él poner la divinidad de Jehová o de Baal a prueba mediante un sacrificio consumido por un fuego milagroso». (Spurgeon)
ii. Spurgeon recomendó que los creyentes usen el mismo principio en la oración, especialmente aquellos que predican la Palabra de Dios: «Ve hacia el propiciatorio con esto como uno de tus argumentos: “Señor, he hecho conforme a tu Palabra. Ahora deja ver que así es. He predicado tu Palabra, y tú has dicho: ‘No volverá a mí vacía’. He orado por estas personas, y tú has dicho: ‘La oración eficaz del hombre justo puede mucho’; que sea visto que esto es de acuerdo a tu Palabra».
7. (38-40) El resultado: Yahveh contesta con fuego.
Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.
a. Entonces cayó fuego de Jehová: Los profetas de Baal tuvieron pasión, sinceridad, devoción, y gran energía. Lo que no tenían era un Dios en el cielo que contestara con fuego.
i. «La acción de este fuego fue en cualquier caso hacia abajo, contrario a la naturaleza de todo fuego terrenal y material». (Clarke)
ii. «La petición de Elías duró menos de un minuto, pero produjo resultados espectaculares. La diferencia recae en Aquel a quien se dirige». (Patterson y Austel)
b. Cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja: Cuando el fuego de Dios cayó, su obra fue más allá de lo esperado. Hubiera sido suficiente si solamente los pedazos cortados del buey en el altar hubieran sido encendidos, pero Dios quería algo más que una simple vindicación, Él quería glorificarse a sí mismo entre el pueblo.
c. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!: En ese momento, el pueblo fue completamente persuadido. Se les pidió que escogieran entre Baal y Yahveh; no había elección que hacer, obviamente, Jehová era Dios.
i. Trágicamente, esto solamente fue una persuasión momentánea. Esto no fue un reavivamiento duradero en Israel. El pueblo fue decididamente persuadido, pero no hubo un cambio duradero.
d. Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno: Ya que este era un reto entre Yahveh y Baal, los profetas de cada deidad debían de ser responsables por los respectivos resultados. El gran pecado del rey Acab fue ser el principal patrocinador de los profetas de Baal, y ahora que el fraude de Baal fue expuesto, sus profetas debían de responder por ello, y debían de ser tratados conforme a la Ley de Moisés (Deuteronomio 13:5, 13:13-18, 17:2-5, y 18:9-22).
i. Elías, simplemente, demandó que los profetas de Baal recibieran el trato que ellos habían promovido para los profetas de Yahveh.
C. Elías va a Jezreel.
1. (41-44) Elías ora por lluvia.
Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.
a. Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye: Elías sabía que una vez que la adoración oficial de Baal fuera derrotada, entonces el propósito de la sequía se había cumplido. La lluvia estaba en camino. Elías y Acab ahora harían lo que cada cual quería hacer: Elías oraría y Acab comería.
b. Postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas: Esta era una postura inusual de oración por parte de Elías. Él no estaba arrodillando, no estaba sentado, no estaba de pie, y no se postró completamente delante del Señor. Esto muestra que el poder de la oración reside en la fe en el Dios viviente.
i. «Apenas lo reconocemos, parece que perdió su identidad. Unas pocas horas antes, estaba de pie como un roble de Basan; ahora, está inclinado como una anea. Antes, como embajador de Dios, suplica al hombre; ahora, como intercesor del hombre, suplica a Dios. No siempre sucede que los hombres que están erguidos en la presencia del pecado hagan reverencia en la presencia de Dios». (Meyer)
c. A la séptima vez: Esta era una oración muy persistente. Es como si Elías no aceptara un «no» por respuesta, porque tenía confianza en que la voluntad de Dios era enviar lluvia. Él, testarudamente, promovió la voluntad de Dios por medio de su oración persistente.
i. «Vuelve siete veces, no te abatas por algunas decepciones, sino continúa esperando en Dios, quien contestará, y rápidamente». (Poole)
ii. «Las promesas de Dios son dadas, no para refrenar, sino para estimular la oración. Estas muestran la dirección hacia donde debemos de pedir, y el tiempo durante el cual podemos esperar una respuesta. Estas son los moldes en los cuales podemos derramar nuestros fervientes espíritus sin temor». (Meyer)
d. Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar: Elías oró, pidiendo con fe que Dios mandara lluvia. Elías, obviamente, sentía que esta era la voluntad de Dios; pero fue su oración ferviente la que trajo la lluvia. La evidencia de la lluvia vino lentamente y de una pequeña manera, pero mediante esta pequeña evidencia Dios hizo una poderosa obra.
i. En la edición de noviembre 4 de 1904 de La Vida de Fe, un periódico de Londres dedicado al movimiento de una vida profunda, un escritor llamado Jessie Penn-Lewis reportó una notable obra que estaba iniciando en Wales bajo el ministerio de hombres como Evan Roberts y Seth Joshua. Se reportó que una nube, no más grande que la mano de un hombre, se había levantado en Wales. Era una descripción apropiada del claro y pequeño inicio de lo que se convirtió en una poderosa obra.
ii. Charles Spurgeon utilizó este texto como una ilustración de pequeñas señales que preceden a una poderosa obra de Dios. Él habló de cuatro «señales certeras de bien que la oración de fe claramente percibe cuando un despertar, un reavivamiento genuino, está por venir». Los cristianos deberían considerar las siguientes cosas como nubes, como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar:
·Una creciente insatisfacción con el estado presente de las cosas, y una ansiedad por la salvación de las almas que se incrementa entre los miembros de la iglesia.
·Cuando esta ansiedad conduce a los creyentes a ser excesivamente serios e importunos en oración.
·Cuando los ministros comienzan a tomar consejo el uno de otro, y decir: «¿Qué debemos de hacer?».
·Cuando veamos la doctrina de la responsabilidad individual en cada cristiano plenamente sentida y llevada a cabo en la acción individual.
e. Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje: Esta fue una palabra de fe de parte de Elías hacia Acab. Basado únicamente en la observación de una nube que era como la palma de la mano de un hombre, él sabía que un torrente estaba en camino.
2. (45-46) El recorrido asombroso de 14 millas de Elías a través del campo.
Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.
a. Hubo una gran lluvia: La palabra de Dios a través de Elías fue cierta. La larga sequía terminó, y se demostró que las oraciones de Elías causaron tanto el efecto de retener la lluvia, como de luego traerla.
b. Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab: Fue, obviamente, una fuerza sobrenatural la que lo hizo correr 14 millas a campo traviesa. No sabemos exactamente por qué era importante para Dios que Elías alcanzara Jezreel primero; quizás fue para que fuera el primero que se lo dijera a la reina Jezabel.
i. «Para demostrar que no estaba avergonzado ni tenía miedo de lo que había hecho, aunque sabía que Jezabel se resentiría; pero se atrevió a aventurarse en medio de sus enemigos, porque estaba confiado del poder y protección divinos». (Poole)
ii. «Que Elías pudo haber hecho tal recorrido es demostrado en los corredores árabes, quienes podrían cubrir fácilmente 100 millas en dos días». (Patterson y Austel)
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com