1 de Samuel 30




1 Samuel 30 – David en victoria otra vez

A. La angustia de David.

1. (1-2) Siclag es saqueada por los amalecitas.

Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino.

a. Los de Amalec habían invadido: Ciertamente sucedió, pero no fue por accidente. Dios tenía un propósito para todo esto en la vida de David.

i. “Al tercer día indica que David y sus hombres cubrieron unas veinticinco millas por día en la marcha hacia el sur de Afec para llegar a Siclag, a donde habrían llegado cansados, hambrientos y esperando todas las comodidades de un cálido recibimiento”. (Baldwin)

b. Los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego: Mientras que David y sus hombres estaban en el norte intentando unirse al ejército filisteo, su propia ciudad Siclag estaba desprotegida. Los oportunistas amalecitas se aprovecharon de la ciudad indefensa, la atacaron y le prendieron fuego.

c. Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor: No sólo habían quemado la ciudad, sino que se habían llevado a todas las mujeres y los niños. Hay un toque de la justicia poética de Dios en todo esto. David había llevado esta misma calamidad a otras ciudades. 1 Samuel 27:8-11 dice que durante el tiempo que vivió entre los filisteos, David vivió como bandido, saqueando ciudades y asolaba David el país, y no dejaba con vida hombre ni mujer. Los amalecitas fueron más misericordiosos de lo que David fue.

i. Dios, que es grande en misericordia, no nos disciplina tanto como merecemos. Como un padre compasivo, modera el golpe de su mano con bondad y amor.

2. (3-6) David y sus hombres llegan a una ciudad vacía y quemada.

Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.

a. Vino, pues, David con los suyos a la ciudad: Al llegar a unas pocas millas de su ciudad, los corazones de David y sus hombres debieron iluminarse. Como soldados, estaban desanimados porque no se les había permitido pelear con los filisteos. Pero sabían que iban a regresar a casa. Y el hogar significaba familia y un entorno familiar. Pero ese pensamiento brillante rápidamente se volvió negro como la noche.

b. Y he aquí que estaba quemada: Incluso a lo lejos, vieron que algo andaba mal. El humo se elevaba de su ciudad, pero no era el humo de las fogatas para cocinar. Era demasiado humo para eso y el humo era demasiado negro. Se preguntaban por qué nadie había venido a recibirlos desde lejos – ¿Dónde estaban sus esposas e hijos? ¿No se alegraban de verlos? – Pero cuando llegaron a la ciudad y vieron que era un pueblo fantasma, un montón de escombros quemados sin voz de sobrevivientes, parecía que todo estaba perdido.

c. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar: Todo estaba perdido. A este punto David no tenía nada más en que apoyarse. Nadie en Israel podía ayudarlo. Los filisteos no lo querían. Su familia había desaparecido; todo lo que poseía había desaparecido. Incluso sus amigos se volvieron en su contra (el pueblo hablaba de apedrearlo). Todo apoyo se había ido, excepto Jehová. Ese es un buen lugar para estar, no un mal lugar.

i. David no lloró solo porque todo y todos estaban perdidos. También lloró porque sabía que él era el responsable. No es de extrañar queDavid se angustió mucho. Está tan bajo en su estado descarriado como puede estarlo un hombre; David es como el hijo pródigo que ahora se sienta en la pocilga.

d. Mas David se fortaleció en Jehová su Dios: Se requirió de mucho para traer a David hasta este lugar, pero ahora está aquí – Dios es su única fortaleza.

i. David se fortaleció en Jehová su Dios. Este era un David descarriado y obstinado ¿por qué lo fortalecería Dios? Porque Dios es rico en misericordia y gracia y porque David ahora estaba totalmente quebrantado, listo para ser llenado. Algunas veces pensamos que tenemos que ganar la bendición y la fortaleza de Dios, pero David nos muestra algo diferente.

ii. David se fortaleció en Jehová su Dios. Recibió la fuerza, la sintió fluir a través de él y fue lo suficientemente valiente como para pedirla y recibirla de Dios. Antes de esto, no se veía a sí mismo como débil, pero después de llegar a un pueblo quemado y fantasma, David supo que era débil y que necesitaba la fortaleza de Dios.

iii. David se fortaleció en Jehová su Dios. No esperó a que alguien más lo fortaleciera. No dijo, “Bueno Jehová, si quieres fortalecerme, está bien. Esperaré aquí hasta que lo hagas”. David sabía que la fortaleza de Jehová estaba ahí para los que esperan en Él, así que se fortaleció en Jehová su Dios. La fortaleza de Dios estuvo ahí para David todo el tiempo, pero ahora la tomará para sí mismo y se fortalecerá en Jehová su Dios.

iv. David se fortaleció en Jehová su Dios. Éste no era un tipo de porra ni una especie de cháchara de pensamiento positivo. Ésta era la fortaleza del Dios viviente haciéndose real en la vida y el corazón de un hombre herido. Ésta era fortaleza para reconocimiento, fortaleza para quebrantamiento, fortaleza para arrepentimiento, fortaleza para decidir recuperar lo que el enemigo les había robado. ¡Ésta era la misma fortaleza que levantaría a Jesús de los muertos!

e. David se fortaleció en Jehová su Dios: ¿Cómo se fortaleció David en Jehová?

i. David podía recordar el amor de Dios. En este punto de pérdida total, David vio el amor del Señor en el rechazo de los líderes filisteos. Si Dios no los hubiera enviado de regreso a casa por el rechazo de los filisteos, hubieran pasado meses y meses antes de que regresaran a casa y la situación hubiera sido mucho peor. Eso que antes lo lastimó, se volvió dulce para él ahora y la más preciada expresión del amor del Señor.

ii. David podía recordar la promesa y el llamado de Dios. Podía sacudir su cabeza, despejar la niebla y decir, “Soy un hombre ungido por Dios, llamado por Dios y tengo la promesa de Dios de que seré el próximo rey de Israel. Tengo un llamado alto y una promesa de Dios y no me la ha quitado. Necesito empezar a vivir según ese destino”.

iii. David podía recordar las veces que Dios lo liberó en el pasado. Podía decir, “Esta es una situación terrible, sin duda. Pero ¿recuerdan todas las veces que Jehová me liberó de situaciones difíciles en el pasado? Si lo hizo entonces, lo volverá a hacer ahora. No me libró antes para dejarme morir ahora”.

iv. David tomó su único aliento de Jehová. 1 de Crónicas 12:19-20 le da a David una razón de aliento – hombres de la tribu de Manasés vinieron a él en esa ocasión y se quedaron con él cuando otros lo habían traicionado. Pero eso no fue mencionado como aliento para David en absoluto. “Dios estaba empezando a sanar a su siervo con una dosis amarga de angustia, y la evidencia de la cura es que no se fortaleció en sus nuevos amigos, ni en la esperanza de que otros llegaran; sino que se fortaleció en Jehová su Dios”. (Spurgeon)

v. Lo que David dijo en su corazón en 1 Samuel 27:1 lo llevó a este desastre; ahora, lo que se dijo a sí mismo para fortalecerse en Jehová lo ayudó a levantarse. “Algunas de las mejores charlas del mundo son las que un hombre tiene consigo mismo. El que habla con todos menos consigo mismo es un gran necio”. (Spurgeon)

B. David recupera lo que se había perdido – y más.

1. (7-8) David consulta a Jehová.

Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos.

a. Y dijo David: En 1 Samuel 30:6, David se fortaleció en Jehová su Dios. Ahora era tiempo de hacer algo con esa fortaleza de Jehová. Primero, David usa esta fuerza cuando consultó a Jehová. De todo el tiempo que David pasó entre los filisteos, esta es la primera vez que leemos que busca a Dios de alguna forma. Durante este tiempo en donde David se había descarriado y había comprometido su moral, simplemente no consultó a Jehová de esta manera.

b. Yo te ruego que me acerques el efod: David buscó a Dios con la ayuda del sacerdote, casi con certeza usando el Urim y Tumim que eran parte del efod del sacerdote. Un efod era un delantal especial que los sacerdotes usaban para cubrir sus ropas, de modo que la sangre del sacrificio y la sangre derramada salpicaran sobre el efod, no tanto sobre sus vestiduras.

i. Es probable que este no fuera un efod cualquiera; este era el efod del sumo sacerdote, que tenía el pectoral del juicio (Éxodo 28:15) integrado a él (Éxodo 28:28). El pectoral contenía una bolsa con dos piedras, conocidas como Urim y Tumim (Éxodo 28:30). Cuando David consultó a Jehová, probablemente le pidió a Abiatar que usara el Urim y Tumim.

ii. Si el Urim y Tumim fueran descubiertos hoy, Dios no bendeciría su uso hoy más de lo que bendeciría el restablecimiento del sacerdocio del Antiguo Testamento. Los días del sacerdocio del Antiguo Testamento ya están en el pasado para nosotros y se ha cumplido a la perfección en Jesucristo. Pero en el tiempo de David era ordenado por Jehová. El Urim y Tumim eran efectivos porque la palabra de Dios los daba. Al buscar a Dios a través del Urim y Tumim, David en realidad estaba yendo a la Palabra de Dios en busca de guía, porque era la palabra de Dios la que ordenaba su lugar y permitía su uso. Hoy, si tenemos el mismo enfoque en la Palabra de Dios, Él también nos guiará.

c. ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Hubo un tiempo en el que David no se hubiera molestado en siquiera hacer estas preguntas. Simplemente lo hubiera hecho porque cuando un soldado es atacado, él contraataca. Pero al regresar de su descarrío, David entrega todo a Jehová. Nada se hace sólo porque se hacía antes. Él consulta a Dios para todo.

d. Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos: Dios le dio a David algo que hacer (síguelos). Entonces, Dios le dio a David una promesa al actuar (los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos). Cuando Dios nos da algo que hacer, también nos da una promesa si obedecemos.

2. (9-10) David persigue a los amalecitas que conquistaron Siclag.

Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y llegaron hasta el torrente de Besor, donde se quedaron algunos. Y David siguió adelante con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor.

a. Partió, pues, David: Dios le dijo a David que fuera y los siguiera y David hizo exactamente eso. La obediencia a Dios a menudo es así de simple.

b. Y los seiscientos hombres que con él estaban: Los hombres de David estuvieron a punto de amotinarse contra él (el pueblo hablaba de apedrearlo, 1 Samuel 30:6). Pero desde que él se fortaleció en Jehová su Dios (1 Samuel 30:6) y desde que consultó a Jehová (1 Samuel 30:8) y desde que hizo lo que Dios le dijo que hiciera, sus hombres están totalmente de su lado una vez más.

i. Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban implica que David dijo, “Hombres, voy a ir, tengo una promesa de victoria de Dios y voy a creerla. No importa si ustedes vienen conmigo o no, porque Dios está conmigo, e incluso si tengo que pelear contra los amalecitas yo solo, la promesa de Dios no fallará”. Semejante fe conmovió los corazones de los seiscientos hombres y fueron con David.

ii. Era una imagen maravillosa – David y los seiscientos hombres en marcha otra vez, esta vez no esperando luchar por los filisteos ni por ellos mismos, sino en una misión de Dios otra vez. No había un ejército en la tierra que pudiera derrotar a David y a sus seiscientos hombres cuando andaban en la voluntad de Dios.

c. Porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor: Esto pudo haber desanimado a David. Mientras perseguía a un ejército amalecita significativamente mayor, se enteró de que una tercera parte de sus hombres no podía continuar. Pero David no dejó que esta prueba lo detuviera. Puso a ese tercio de los hombres a trabajar cuidando las provisiones, aligerando la carga de los 400 que continuarían y se puso en marcha otra vez, lleno de fe.

i. “Pero observa esto: no fue librado sin más pruebas. . . Muchos líderes habrían abandonado la persecución teniendo a uno de cada tres de sus soldados en el hospital, pero David continuó la persecución con su reducida fuerza. . . cuando Dios tiene el propósito de bendecirnos, a menudo quita una parte de la poca fuerza que pensábamos que teníamos. No considerábamos que nuestra fuerza estuviera a la altura la tarea y el Señor quita incluso una parte del poco poder que teníamos. Nuestro Dios no llena hasta que ha vaciado. Doscientos hombres tuvieron que ser separados del lado de David antes de que Dios le diera la victoria. . . Espera, entonces, oh afligido, que serás librado, pero debes saber que tu dolor aún puede profundizarse, para que puedas tener mayor gozo muy pronto”. (Spurgeon)

3. (11-15) David y sus hombres hacen amistad con un egipcio indefenso.

Y hallaron en el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le dieron a beber agua. Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches. Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo; pues hicimos una incursión a la parte del Neguev que es de los cereteos, y de Judá, y al Neguev de Caleb; y pusimos fuego a Siclag. Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a esa tropa? Y él dijo: Júrame por Dios que no me matarás, ni me entregarás en mano de mi amo, y yo te llevaré a esa gente.

a. Y hallaron en el campo a un hombre egipcio: Cuando David y sus seiscientos hombres perseguían a los amalecitas, se toparon con un hombre derrumbado en el desierto. Hubiera sido fácil y lógico ignorar a este hombre porque tenían la misión “mucho más grande” de perseguir a los amalecitas. Pero David y sus hombres mostraron una bondad inesperada y le dieron pan, y comió, y le dieron a beber agua.

b. Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? David se interesó por este hombre. Mostró interés puro y bondad a un don nadie. No sólo le dieron al egipcio agua y comida; le dieron cuidados y bondad.

c. Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita. . . pusimos fuego a Siclag: Al mostrar bondad inesperada a este egipcio, Dios le mostró a David una bendición inesperada. El egipcio prometió guiar a David hasta el campamento de los amalecitas.

i. “El enfático ‘pusimos’ al comienzo del v. 14 sugiere que el esclavo participó personalmente en las redadas de los amalecitas”. (Youngblood)

4. (16-20) David derrota y despoja a los amalecitas, recuperándolo todo.

Lo llevó, pues; y he aquí que estaban desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. Y los hirió David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos jóvenes que montaron sobre los camellos y huyeron. Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado, y asimismo libertó David a sus dos mujeres. Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David. Tomó también David todas las ovejas y el ganado mayor; y trayéndolo todo delante, decían: Este es el botín de David.

a. Y los hirió David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente: Cuando encontraron a los amalecitas en medio de la celebración de victoria, David los sorprendió. Ellos pensaban que todos los ejércitos filisteos e israelitas estaban muy al norte, preparándose para pelear entre sí.

i. En la versión en inglés se utiliza la palabra crepúsculo, pero es probablemente una mala traducción, debe ser desde el amanecer hasta el día siguiente. “La palabra hebrea nesep, traducida como ‘alba o amanecer’ en Job 7:4 Y Salmos 119:147, tiene este sentido. . . Habiendo tomado nota de la situación, David y sus hombres tomaron un descanso y atacaron al amanecer, cuando los amalecitas estarían sufriendo los soporíferos efectos del banquete y serían menos capaces de defenderse”. (Baldwin)

ii. Fue prudente atacar a los amalecitas cuando tenían la resaca de la fiesta de la noche anterior. “A quienes encontraron, no fue difícil apuñalarlos con la espada, quienes momentos antes estuvieron bebiendo”. (Trapp)

b. Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado: Todo lo que el enemigo le había arrebatado, David lo recuperó. Dios le dio una victoria completa, porque David se fortaleció en Jehová su Dios (1 Samuel 30:6), David consultó a Jehová (1 Samuel 30:8), David hizo lo que Dios le dijo que hiciera y David mostró interés y bondad inesperados para con otros.

i. La promesa de Dios probó ser verdadera. Cuando David consultó a Jehová, Dios le prometió ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos (1 Samuel 30:8). La promesa se cumplió a la perfección, pero no fue como que David se sentó pasivamente y dijo, “Está bien Dios, ya puedes hacerlo”. Jehová cumplió su promesa, pero usó las acciones de David para cumplir la promesa. La promesa de Dios no excluía la cooperación de David, la promesa lo invitaba a cooperar.

ii. “Hermano, tendrás que trabajar y esforzarte para liberarte de las deudas y las dificultades y así el Señor escuchará tu oración. La regla es confiar en que Dios destruirá a los amalecitas y luego marchar tras ellos, como si todo dependiera de ti mismo”. (Spurgeon)

c. Este es el botín de David: Dios le dio a David incluso más de lo que prometió. Él recibió el botín de la batalla, mucho más de lo que fue tomado de Siclag. Esta fue una bendición directa de la gracia de Dios.

i. Deberíamos ir a Jesús y por voluntad propia ofrecerle todo lo que tenemos. Entreguemos nuestras vidas a él y digamos, “Éste es el botín de Jesús”. Entreguemos nuestros dones y habilidades a él y digamos, “Éste es el botín de Jesús”. Entreguemos nuestras posesiones a él y digamos, “Éste es el botín de Jesús”. Entreguemos nuestra alabanza y digamos, “Éste es el botín de Jesús”. Entreguemos nuestro tiempo y digamos, “Éste es el botín de Jesús”.

ii. Algunos se preguntan por qué a David se le permitió quedarse con el botín de los amalecitas cuando a Saúl se le ordenó expresamente que no se quedara con botín de esa nación (1 Samuel 15:1-3) y fue juzgado por Dios por no obedecer esa orden (1 Samuel 15:13-23). Las respuestas son simples: Primero, David no tenía ninguna orden específica de Dios de destruir todo el botín de los amalecitas, a diferencia de Saúl. Segundo, David recuperó lo que los amalecitas tomaron de otros, aunque recuperó mucho más de lo que fue tomado de su ciudad. Tercero, David no estaba actuando como rey de Israel representando a la nación de Jehová, a diferencia de Saúl. En pocas palabras, en este caso las reglas fueron diferentes para David.

C. Se divide el botín de la batalla.

1. (21-25) El botín es repartido de manera equitativa entre los que pelearon y los que apoyaron.

Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor; y ellos salieron a recibir a David y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó a la gente, les saludó con paz. Entonces todos los malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Porque no fueron con nosotros, no les daremos del botín que hemos quitado, sino a cada uno su mujer y sus hijos; que los tomen y se vayan. Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha guardado, y ha entregado en nuestra mano a los merodeadores que vinieron contra nosotros. ¿Y quién os escuchará en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje; les tocará parte igual. Desde aquel día en adelante fue esto por ley y ordenanza en Israel, hasta hoy.

a. Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David: Cuando David estaba persiguiendo apresuradamente a los amalecitas, 200 hombres de entre su compañía no pudieron continuar. Hicieron un campamento donde estaban y aligeraron la carga de provisiones de los soldados que continuaron. Ahora David regresaba con los doscientos hombres que se quedaron en el campamento con las provisiones.

b. Entonces todos los malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Cuando David regresó, estos hombres del campo de provisiones vieron sus propias posesiones entre el botín de la batalla y las querían de regreso. Los malos y perversos (aparentemente había algunos entre los hombres de David) protestaron y dijeron que sólo podían tomar cada uno su mujer y sus hijos, pero ninguna de sus posesiones.

c. No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová. . . porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje. David declaró un principio importante: Las líneas de provisiones son tan importantes como los soldados y Dios recompensará apropiadamente tanto a los “soldados” como a los “que apoyan”.

i. Muchas personas sirven al Señor de manera invisible, detrás de escena, a menudo apoyando un aspecto mucho más visible de la obra del Señor. Dios apoyará al siervo que trabaja en lo oculto con la misma recompensa que al siervo prominente.

ii. Los malos y perversos vieron el botín y dijeron, “Nosotros peleamos por este botín y nos pertenece”. David vio el botín y dijo, “Vean lo que nos ha dado Jehová“. Cuando lo vemos de esa forma, ¿cómo podríamos no compartir? Cuando Jehová le daba a David una gran victoria, él la veía como victoria de Jehová más que como suya.

d. Por ley y ordenanza en Israel, hasta hoy: Esto se convirtió en un principio permanente en Israel. Este principio debería ser declarado y creído entre el pueblo de Dios en la actualidad.

i. Esto es de aliento para los cansados. “Ustedes de fe pequeña, ustedes desanimados, ustedes amedrentados, ustedes de mente débil, ustedes que suspiran más de lo que cantan, ustedes que quisieran pero no pueden, ustedes que tienen un gran corazón para la santidad pero se sienten derrotados en sus luchas, el Señor les dará su amor, su gracia, su favor, tan ciertamente como los da a los que pueden hacer grandes cosas en su nombre”. (Spurgeon)

2. (26-31) David repara relaciones tensas.

Y cuando David llegó a Siclag, envió del botín a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquí un presente para vosotros del botín de los enemigos de Jehová. Lo envió a los que estaban en Bet-el, en Ramot del Neguev, en Jatir, en Aroer, en Sifmot, en Estemoa, en Racal, en las ciudades de Jerameel, en las ciudades del ceneo, en Horma, en Corasán, en Atac, en Hebrón, y en todos los lugares donde David había estado con sus hombres.

a. Y cuando David llegó a Siclag, envió del botín a los ancianos de Judá, sus amigos: David sabía que el tiempo que estuvo entre los filisteos tensó sus relaciones con el pueblo de Israel. Ahora sabía que debía hacer lo que pudiera para solucionar las cosas, así que envió del botín a los ancianos de Judá.

i. Este es el último paso que David tomó para solucionar las cosas después de su tiempo de descarriamiento entre los filisteos.

· David se fortaleció en Jehová su Dios.

· David consultó a Jehová.

· David creyó la promesa de Dios.

· David hizo lo que Dios le dijo.

· David mostró inesperado interés y bondad hacia otros.

· David vio la victoria como de Jehová.

· David compartió la recompensa con otros.

· David hizo lo que podía para reparar sus relaciones.

b. He aquí un presente para vosotros del botín de los enemigos de Jehová: David envió botín de la batalla a más de 13 ciudades. Evidentemente, había botín de sobra de la batalla. En esto, David es una imagen de su grandioso hijo, Jesucristo. Cuando Jesús triunfó en la cruz, ganó la más grande de las batallas y tuvo “ botín de sobra“. Él compartió el botín con su pueblo, como dice en Efesios 4:7-8: Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. ¡Jesús tiene botín de su victoria para darle a usted!

i. David es una imagen notable de Jesús en este capítulo. Note estos cinco puntos de asociación:

· Nosotros somos como los hombres de David, David es como Jesús.

· Nosotros somos como los cansados dejados atrás, David es como Jesús.

· Nosotros somos como el esclavo egipcio, David es como Jesús.

· Nosotros somos como el botín que David recuperó, David es como Jesús.

· Nosotros somos como los ancianos de Judá, David es como Jesús.

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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