2 Corintios 10




2 Corintios 10 – ¿Cómo juzgar a un apóstol?

A. ¿Anda Pablo según la carne?

1. (1) Pablo les suplica a los corintios

Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros;

a. Yo Pablo os ruego: Pablo introduce este capítulo con un cambio de tono. Algunos han hasta pensado que 2 Corintios del capítulo 10 hasta el 13 en realidad es una carta diferente que fue añadida al final de 2 Corintios 9. Esto es poco probable, pero, ciertamente, sí hay un cambio en el modo de dirigirse Pablo a los corintios al final de la carta.

i. «Habiendo ya terminado sus instrucciones y consejos para la colecta para los pobres, él resume su argumento relacionado con los falsos apóstoles, quienes habían obtenido una considerable influencia al presentar a Pablo como despreciable tanto en su persona, como en su ministerio, y su influencia». (Clarke)

b. Os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo: En estos siguientes capítulos, Pablo se pondrá un poco «áspero» con los corintios cristianos. Pero todo lo hace en la mansedumbre y ternura de Cristo.

c. Que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros: Aquí Pablo revela un asunto de gran contención entre él y los corintios cristianos. Ellos decían que Pablo parecía reservado en su persona, pero que era muy audaz en sus cartas.

i. Los corintios criticaban a Pablo como si fuera un perro que ladraba fuerte, pero solamente a distancia. Ellos lo acusaban de retractarse en una confrontación cara a cara.

d. ¿Cómo puede esta misma persona ser humilde mientras está presente y osado para con vosotros en otros tiempos? ¿No es esto contradictorio? Para nada es una contradicción. Aquellos que no pueden ver que la osadía y la humildad se pueden encontrar en la misma persona no conocen la vida de Jesús muy bien.

2. (2) Pablo espera que los corintios cambien su actitud hacia él y sus credenciales como un apóstol, para poder ir a ellos con gentileza, no con severidad

[…] ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne.

a. Usar de aquella osadía [] contra algunos: Al decir «algunos», Pablo nos recuerda que no debiéramos de pensar que «todos» los corintios cristianos tenían una mala opinión de Pablo, ni que Pablo la tuviera de todos. Quizás bien pudo ser una minoría ruidosa.

b. Que nos tienen como si anduviésemos según la carne: Este es otro aspecto de las acusaciones hechas en contra de Pablo por algunos de los corintios cristianos. Ellos decían que él era un hombre que andaba según la carne.

i. Él es acusado por esto debido a la contradicción percibida entre su gentileza y su severidad.

c. En la siguiente sección Pablo defenderá su autoridad apostólica. Es importante ver qué vital era el sentido de la autoridad apostólica para Pablo. Hoy día, la idea de autoridad apostólica es disminuida por muchos de aquellos que dicen que son «apóstoles».

3. (3-6) ¿Ministra Pablo según la carne?

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

a. Pues aunque andamos en la carne: Pablo admitirá que él anda en la carne en el mismo sentido en que todos lo hacemos. Él es un ser humano de carne y hueso, y batalla con las mismas cosas con las que batallan los corintios cristianos. Sin embargo, Pablo quiere poner en claro que no militamos según la carne.

b. Porque las armas de nuestra milicia no son carnales: Cuando Pablo peleaba, sus armas no eran materiales sino espirituales, aptas para la guerra espiritual.

i. Las armas carnales que Pablo rechaza no eran armas materiales como espadas y lanzas. Las armas carnales a las que él renunciaba eran las formas engañosas y manipuladoras que sus oponentes utilizaban. Pablo no defendería sus credenciales apostólicas con las armas carnales que otros usaban.

ii. En Efesios 6, Pablo enuncia las armas que él utilizaba: el cinto de la verdad, la coraza de justicia, el calzado del evangelio, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu. El poder confiar en estas armas lo llevaba a tener fe en Dios y no en el uso de métodos carnales. Verdaderamente, estas armas son poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

iii. Los corintios cristianos tendían a confiar y admirar las armas carnales para que el cristiano la utilizara para la batalla:

· En lugar del cinto de la verdad, luchaban con manipulación.

· En lugar de la coraza de justicia, luchaban con una imagen de éxito.

· En lugar del calzado del evangelio, luchaban con palabras suaves.

· En lugar del escudo de la fe, luchaban con la percepción del poder.

· En lugar del yelmo de la salvación, luchaban con enseñorearse sobre la autoridad

· En lugar de la espada del Espíritu, luchaban con sistemas y programas humanos.

iv. Jesús confió en las armas espirituales cuando peleó por nuestra salvación. Filipenses 2:6-8 describe esto: «el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz». Este tipo de victoria por medio de la obediencia en humildad ofendía a los corintios cristianos porque parecía muy «débil». La manera humana y carnal, es dominar, vencer, manipular y hacer maniobras. La manera espiritual, la de Jesús, es humillarse a sí mismo, morir a sí mismo, y dejar que Dios muestre su poder de resurrección por medio de ti.

v. «Estamos luchando en una batalla que perdemos, porque nos estamos resistiendo en niveles carnales». (Redpath)

vi. Nuestras armas espirituales son despreciadas por el mundo, pero temidas por las potestades demoniacas. Cuando luchamos con las verdaderas armas espirituales, entonces ningún principado o poder puede prevalecer contra nosotros. «Como la saliva que sale de la boca del hombre mata a las serpientes, así también la que procede de la boca de los ministros fieles de Dios reprime y mata las imaginaciones inicuas y los razonamientos carnales, los cuales son legiones de demonios domésticos, que comparten una inteligencia similar con la serpiente antigua». (John Trapp)

c. Para la destrucción de fortalezas: «Fortalezas», en este contexto, se refiere a los malos pensamientos y las percepciones que contradicen el verdadero conocimiento de Dios, y la naturaleza de Dios. Estas fortalezas quedan expresadas en argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios.

i. Esta confianza en métodos carnales y el hábito de pensar de una manera carnal es una verdadera fortaleza. De modo obstinado se arraiga en el corazón y la mente, y colorea todas nuestras acciones y forma de pensar. Es difícil dejar ir la forma de pensar que valora las cosas y los caminos de este mundo, pero el poder de Dios en realidad puede destruir estas fortalezas.

ii. En la tierra natal de Pablo, Cilicia, alrededor de cincuenta años antes de que él naciera, los ejércitos romanos destruyeron muchas fortalezas de roca para acabar con los piratas que se habían refugiado en esas fortalezas. Quizás Pablo vio las ruinas y pensó en la batalla que se llevó a cabo para conquistar aquellas fortalezas.

iii. Redpath escribe sobre una manera práctica acerca de luchar con armas espirituales y destruir fortalezas: «Cuando el pensamiento viene y es comunicado a tu persona, después de que la crueldad ha pasado sobre ti, y después de que se ha hecho la crítica, cuando lo carnal te diga: ¡Contrataca!, no lo hagas; sino reconoce espiritualmente que nada que ninguna persona pueda decir sobre alguien es en realidad la centésima parte de malo de la verdad si solo él la supiera. Por lo tanto, no tenemos ninguna razón para contratacar, sino una muy buena razón para someternos y olvidar».

iv. Alaben a Dios, ¡las fortalezas pueden ser destruidas! Clarke cuenta maravillado sobre una fortaleza que fue destruida en la historia: «por las doctrinas de la reforma, poderosas por medio de Dios, fue derribado, demolido y traído al cautiverio, todo el sistema papal; y en lugar de obediencia hacia el papa, el supuesto vicario de Dios sobre la tierra, la obediencia a Cristo, como la única Cabeza todopoderosa de la Iglesia, fue establecida, particularmente en Gran Bretaña, en donde continúa prevaleciendo. ¡Aleluya! ¡El Señor Dios Omnipotente reina!». (Adam Clarke)

d. Argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios: Las maneras carnales y mundanas de pensar y actuar son argumentos en contra de la mente y los métodos de Dios. Estos quieren debatir con Dios y se exaltan a sí mismos contra el conocimiento de Dios. Se tienen a sí mismos como más inteligentes, más sofisticados, más efectivos, más poderosos que las maneras de Dios. Las mentes carnales, del mundo, ¡piensan que saben más que Dios!

i. Debemos de recordar que Pablo habla sobre una manera de pensar carnal, «entre los cristianos». Él no está hablando aquí sobre el mundo, sino sobre los corintios cristianos. Ellos eran los que tenían las fortalezas en sus mentes y corazones. Ellos levantaban los argumentos en contra de la manera de pensar y los métodos de Dios. Ellos se aferraban a toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios. Erramos enteramente si pensamos que el amor a la manipulación, la imagen del éxito, la percepción del poder, las palabras suaves, el enseñorearse sobre la autoridad, y los sistemas y programas humanos son solamente problemas entre los incrédulos. Pablo lidió con esta mente y corazón en la iglesia.

ii. «Pues nada se opone más a la sabiduría espiritual de Dios que la sabiduría de la carne, y nada se opone más a su gracia que la habilidad natural del hombre». (Calvin)

e. Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo: Al batallar en contra de esta manera de pensar y de actuar carnal, nuestros pensamientos deben ser hechos cautivos y deben ponerse en obediencia a Jesús.

i. Cuando empezamos a pensar en esta forma carnal, debemos de detener nuestros pensamientos y tomar dominio sobre ellos en Jesús: «no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (Romanos 12:2).

ii. La primera aplicación de Pablo es hacia la manera de pensar carnal de los corintios cristianos, la cual los hizo despreciar a Pablo por su supuesta «debilidad» y dudar de sus credenciales apostólicas. Pero el principio de Pablo tiene una aplicación más amplia: no somos depósitos o víctimas indefensas de nuestros pensamientos, podemos elegir detener nuestros pensamientos y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Pensamientos de lujuria, pensamientos de ira, pensamientos de miedo, pensamientos de avaricia, pensamientos de amargura, pensamientos inicuos; estos son parte de todo pensamiento que puede ser y debe ser llevado cautivo [] a la obediencia a Cristo.

iii. Alguno pudiera objetar: «No quiero que mis pensamientos queden cautivos bajo ninguna persona. No quiero que mis pensamientos queden cautivos bajo Jesús. Quiero que mis pensamientos sean libres». Esto es erróneo en al menos dos puntos. Primero, tú le perteneces a alguien, y sirves a Jesús o a Satanás. Segundo, si eres un cristiano, eres una posesión comprada por Cristo Jesús. Tú le perteneces, 1 Corintios 6:19-20 lo expone de esta manera: «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios».

f. Estando prontos para castigar toda desobediencia: Pablo estaba listo para confrontar a los corintios cristianos y para derribar las fortalezas entre ellos si es que ellos mismos no lo hacían.

i. Muchos comentaristas piensan que la frase «castigar toda desobediencia»es tomada de la corte militar romana. Pablo dice: «Todos somos soldados en esta batalla, y estoy listo para traer la disciplina entre estas tropas».

ii. Cuando vuestra obediencia sea perfecta: Pablo no ve ningún inconveniente en confrontar la desobediencia, hasta que aquellos que dicen que han obedecido a Jesús decidan en sus mentes el hacerlo verdaderamente. Él dará el tiempo para que aquellos que quieran renunciar a las armas carnales puedan hacerlo. Entonces, él vendrá a castigar la desobediencia de aquellos que no renuncien a esas armas carnales.

iii. «Aquí el apóstol ha puesto una regla y un patrón para todas las iglesias, en donde hay multitudes que andan desordenadamente, para no ser apresurado en excomulgarlos, sino para proceder de manera gradual; primero, esperando con toda paciencia, reduciendo sus deberes de manera justa y amable; y luego vengando el honor y la gloria de Dios solamente sobre aquellos que no serán vindicados». (Poole)

 

4. (7) Los corintios cristianos tienen una confianza carnal en las apariencias externas

Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está persuadido en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.

a. Miráis las cosas según la apariencia: Pablo diagnostica el problema de los corintios alborotadores. Ellos solamente están viendo la apariencia, y por la apariencia, Pablo era débil y poco impresionante.

i. Por la apariencia, parecía que Pablo era poco impresionante. Esta es una descripción de Pablo de un escrito cristiano primitivo, quizás cerca del año 200: «Un hombre de baja estatura, con cabeza calva y piernas encorvadas, en un buen estado del cuerpo, las cejas se unían, y la nariz estaba un tanto en forma de gancho» (Citado en Kruse). Si esta descripción de Pablo esta remotamente correcta, entonces él no tenía un buen parecer.

ii. «Ya que Pablo no sobresalía en ninguna de estas dotes, de las cuales obtenemos de manera ordinaria alabanza o reputación entre los hijos de este mundo, él era despreciado como uno de la manada común». (Calvin)

iii. Pero ellos conocían a Pablo únicamente en un nivel externo y superficial. Las personas que criticaban a Pablo y que decían que había «dos Pablos», uno reflejado en sus cartas y otro en persona, en realidad conocían a Pablo solamente en un nivel superficial.

b. Como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo: Pablo está diciendo: «Si ustedes dicen que pertenecen a Jesús, mírense. Puedes no ser poderoso en la apariencia y aun así le perteneces a Jesús. Pues bien, también nosotros somos de Cristo».

i. Ninguno de nosotros quiere ser juzgado únicamente por la apariencia. A menudo queremos que las personas vean nuestro corazón. Sin embargo, los corintios cristianos no le concederían a Pablo lo que ellos querían para sí mismos.

ii. Pablo no está diciendo que esté mal el probar las credenciales de un apóstol, sino que los corintios usaron una prueba equivocada. Ellos juzgaron únicamente por la apariencia.

5. (8-11) El punto de vista de su autoridad como un apóstol

Porque aunque me gloríe algo más todavía de nuestra autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré; para que no parezca como que os quiero amedrentar por cartas. Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable. Esto tenga en cuenta tal persona, que así como somos en la palabra por cartas, estando ausentes, lo seremos también en hechos, estando presentes.

a. Porque aunque me gloríe algo más: Parece que Pablo esta incómodo de escribir sobre su propia autoridad. Esto es porque es un hombre piadoso y humilde. Él utiliza aquí la palabra «gloríe» en un sentido exagerado, casi sarcástico, para mostrar que no prefería hablar sobre su propia autoridad; esto le parece como «jactancia». Pablo se da cuenta de que sería mejor que los corintios cristianos solamente reconocieran su autoridad, para que él no tuviera que gloriarse algo más en cuanto a ello.

b. La cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción: Pablo reconoce que Jesús concede la autoridad en la iglesia por una razón. Él lo hace para edificar el cuerpo de creyentes (edificación), no para derribarlo (destrucción).

i. Esto es cierto en cada nivel de autoridad que Dios ha concedido. En la iglesia, en el hogar, en el lugar de trabajo, y en el gobierno, Dios ha establecido niveles de autoridad y sujeción. Él hizo esto para edificar, no para destruir.

c. Para que no parezca como que os quiero amedrentar por cartas. Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable: Los aborrecedores de Pablo entre los corintios cristianos sentían que tenían «evidencia» en contra de él. La «evidencia» era que Pablo parecía ser duro en sus cartas pero débil y menospreciable en persona. Así que utilizaron esto como «evidencia» para despreciarlo como débil y por tener doble cara.

i. Su gran error era confiar solamente en la apariencia. Los aborrecedores de Pablo decían: «la presencia corporal es débil», solamente por ver lo externo. También decían de Pablo: « [su] palabra [es] menospreciable»; porque escuchaban únicamente el estilo y la presentación de sus sermones, pero no el mensaje.

ii. La humildad y completa confianza de Pablo en el poder de Dios, en lugar de en el poder de su propia personalidad, acopladas con sus duras cartas, estaban siendo utilizadas en su contra. Ellos decían que Pablo era como un perro que ladra como loco, desde una distancia segura; pero que es un cobarde cuando es confrontado cara a cara.

iii. De lo que conocemos del ministerio de Pablo en el libro de los Hechos, parece difícil entender por qué alguien diría de él: «mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable». Pero probablemente Pablo pudo estar muy enfermo durante su tiempo con los corintios cristianos, y su condición quizás hizo que pareciera de esta forma.

iv. Al mismo tiempo, ya sea que la debilidad de Pablo en cuanto a su presencia corporal y a su habilidad de hablar fuera temporal o permanente, a Pablo no le importaba. Él sabía que cuando era débil, le daba al poder de Dios una mayor oportunidad para obrar.

d. Esto tenga en cuenta tal persona: Pablo escribe a sus aborrecedores con perfecta claridad: «Si quieren al Pablo duro, ustedes lo tendrán. Vendré a ustedes con toda la autoridad que he mostrado en mis cartas». Si los corintios cristianos hubieran sabido lo serio que era Pablo, hubieran recibido esto como una advertencia solemne.

i. Los pleitistas entre los corintios cristianos probablemente querían a un Pablo consistentemente gentil, al cual podrían sentir que tenían la libertad de despreciar y atropellar. Sin embargo, si no cambiaban, tendrían a un Pablo consistente —consistentemente severo.

B. Malos y buenos estándares de medida en el ministerio

1. (12) Un mal estándar de medida en el ministerio

Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos.

a. Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos: Sean quienes fueran los críticos y oponentes de Pablo entre los corintios cristianos, ellos ciertamente tenían un concepto muy alto de sí mismos. Pablo no se cuenta ni compara con estas personas mundanas y carnales.

i. Hay muchos que están prestos a alabarse a sí mismos; muchos no lo hacen públicamente, sino de una forma privada en sus propias mentes. «Ellos están llenos de orgullo y vanagloria; ellos buscarán dentro de ellos mismos realizaciones que su amor propio encontrará rápidamente, ya que para ellos lo real y lo ficticio son lo mismo». (Clarke)

ii. «Oh, oren para ser librados de este peligroso pináculo de la autoexaltación. Miren la perfecta ley de la libertad, y acérquense a Dios. Mientras más cerca estemos de Dios, encontraremos más corrupción en nuestros huesos». (Trapp)

b. Midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos: Esto explica por qué los corintios carnales que criticaban a Pablo podían tener un precepto alto de ellos mismos. En sus maneras mundanas de pensar, simplemente se medían a sí mismos por sí mismos y solamente se comparaban consigo mismos.

i. Esto significa dos cosas: significa hacerte a la medida de otros y significa que haces a los otros a tu medida.

ii. Esto estaba mal por al menos dos razones. Primero, al parecer no había en realidad muchas personas espirituales entre los corintios cristianos para hacer una buena comparación. ¿Qué tanto elogio pudo haber en ser la persona más espiritual entre los corintios? Segundo, estaba mal porque solamente tuvieron en cuenta una escala humana, enfocada en la apariencia. Cuando dejamos que el Espíritu Santo nos mida por medio de la Palabra de Dios, Él nos mide en la escala de Dios, y mira el corazón.

iii. Esto necesita ser comunicado a los pastores y a los líderes de la iglesia de hoy día: dejen de medirse entre ustedes mismos. No debemos de hacer de nosotros el estándar para medir a los demás, ni pensar que somos superiores a ellos si —meramente por la apariencia— somos más exitosos. Por otro lado, tampoco debemos medirnos tomando a otros como referencia, ni sentir que hemos fracasado si —por mera apariencia— ellos son más exitosos.

c. No son juiciosos: Este es un análisis simple del enfoque de los corintios de [medirse] a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos. No es juicioso. No es inteligente. No es de Dios.

2. (13-16) Un estándar de medida correcto en el ministerio

Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros. Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el evangelio de Cristo. No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla; y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado.

a. Sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida: La autoridad de Pablo en la iglesia no era sin límite. Dios le había concedido una regla de autoridad, y esa regla incluía a los corintios cristianos, especialmente porque él había fundado esa iglesia (pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el evangelio de Cristo).

i. La idea de la regla [] por medida viene de las líneas que fueron asignadas para los corredores en una carrera. Los corintios reconocerían esto porque amaban las carreras y porque se llevaba a cabo el famoso Juego Ístmico en Corinto. Pablo está diciendo: «Yo estoy corriendo en mi propia línea, y no en la de nadie más».

ii. Toda autoridad piadosa tiene una regla. Es importante para la persona que está en autoridad que no ejerza esa autoridad fuera de la regla, y es importante para la persona que está bajo autoridad que reconozca la regla de autoridad que está encima de ella.

b. Sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla: Mientras los corintios cristianos crecían en madurez y alcance, su iglesia crecería y plantaría muchas otras iglesias. Esto haría, como algo extra, que se extendiera la regla de autoridad de Pablo.

c. En trabajos ajenos [] sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado: ¿Por qué Pablo está enfatizando en el punto de que no tomará la autoridad en el trabajo de otro hombre? Probablemente, porque eso era exactamente lo que sus oponentes entre los corintios cristianos hacían, y luego intentaban gloriarse en lo que ya estaba preparado por parte de Pablo.

i. En lugar de eso, la pasión de Pablo era anunciar el evangelio en los lugares más allá de vosotros. Él no estaba interesado en edificar el fundamento de otro hombre, y no quería tocar trompeta en el trabajo ajeno.

ii. «Es bajo, abominable y profundamente pecaminoso que un hombre se meta forzosamente en las labores de otro hombre, sembrando disputas dudosas entre personas cristianas, distrayéndolos y dividiéndolos para obtener un partido para sí mismo. Este es un mal que ha prevalecido mucho durante todos los siglos de la iglesia; en el presente hay mucho de ello en el mundo cristiano, y el cristianismo es deshonrado por ello». (Clarke)

3. (17-18) La importancia de la alabanza por parte del Señor

Mas el que se gloría, gloríese en el Señor; porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.

a. Mas el que se gloría, gloríese en el Señor: Al utilizar esta cita de Jeremías 9:24, Pablo reprende a los corintios cristianos que encontraban su gloria en Pablo o en contra de Pablo. Pablo barre con todo eso, mostrando que no debemos de gloriarnos en nosotros mismos, ni en otros, ni en contra de otros; solamente debemos de gloriarnos en el Señor.

i. Quizás Pablo quería empujar sus mentes para que recordaran el contexto de esta cita de Jeremías: «Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová» (Jeremías 9:23-24). Los corintios cristianos eran de los que se gloriaban en la sabiduría, en el poder, y en las riquezas, en lugar de gloriarse en el Señor.

ii. Lo grandioso de gloriarnos en el Señor es que siempre podemos hacerlo. Nadie es tan alto para que no pueda gloriarse en el Señor; ni nadie es tan bajo para que no pueda gloriarse en el Señor. ¡Todos podemos gloriarnos en el Señor!

b. Porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba: No importa el cómo testifiques sobre tus propios logros. Se trata de lo que Dios dice sobre nosotros, que es lo que importa y lo que perdurará.

i. Pablo quería el respeto de los corintios cristianos, pero lo quería por el bien de ellos, no por el de él. Él sabía que ellos estaban dañando su propio crecimiento espiritual y su madurez al rechazarlo. Pero para sí mismo, Pablo estaba satisfecho con la aprobación que venía del Señor. Este es el lugar al que cada cristiano, y especialmente cada persona en el ministerio, deben de llegar. Es algo peligroso alabarse uno mismo.

ii. «En la iglesia cristiana, la autoalabanza debe de ser vista con sospecha, como una marca de descalificación». (Hughes)

©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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