2 Crónicas 6 – La oración de dedicación de Salomón
A. Salomón bendice a Dios.
1. (1-2) Reconocimiento de la presencia de Dios en la nube.
Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad. Yo pues he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre.
a. Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad: La nube de la gloria de Dios tiene una larga asociación con su presencia.
b. Yo pues he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre: Salomón acertadamente sentía que la presencia de la nube significaba que Dios habitaba en el templo de una manera especial. Siempre que esto no se convirtiera en un malentendido supersticioso, era bueno reconocer un lugar especial para venir y encontrarse con Dios.
i. “Aunque solo Jesús es Dios encarnado, el templo era una clara señal de que Dios en todo su ser estaba comprometido a vivir entre su pueblo”. (Selman)
2. (3-9) Salomón bendice al pueblo y bendice a Dios.
Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel: y toda la congregación de Israel estaba en pie. Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David mi padre, diciendo: Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel. Mas a Jerusalen he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel. Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel. Mas Jehová dijo a David mi padre: Respecto a haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón. Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.
a. Quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David mi padre: Salomón reconocía que el templo era el cumplimiento del plan de Dios, no el de David o Salomón. David y Salomón fueron instrumentos humanos, pero la obra era de Dios.
i. “La mención de las manos de Dios (lit. ‘cumplió con sus manos’) en realidad significa que las acciones de Dios han confirmado sus palabras – es como si las manos invisibles de Dios estuvieran activas en todas las manos humanas que contribuyeron a la obra de construcción (cf. 1 Crónicas 29:16)”. (Selman)
b. De la tierra de Egipto: Salomón presiona el recuerdo del Éxodo. Aunque sucedió 500 años antes, era tan importante y real para Israel como el día en que sucedió.
c. Pero tú no edificarás la casa: Aunque Salomón construyó el templo y no David, recordamos los extensos preparativos que David hizo para el templo. David se preparó para el templo de todas las formas que pudo, salvo en realidad construirlo, y estuvo feliz de que el crédito y el honor de construirlo fueran para su hijo Salomón.
i. “Esto confirma que la descalificación de David no se debió al pecado, sino porque el concepto del reposo de Dios debe considerarse como la etapa única y final en la construcción del templo”. (Selman)
3. (10-11) Salomón presenta el templo terminado a Dios.
Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho, pues me levanté yo en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado casa al nombre de Jehová Dios de Israel. Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de Jehová que celebró con los hijos de Israel.
a. Me levanté yo en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho: Salomón reconocía que su sucesión de David en el trono de Israel era algo importante. Fue el primer rey en suceder a su padre como monarca hereditario.
b. En ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de Jehová: La principal gloria del templo era que era el lugar de descanso del arca del pacto, una representación de la presencia del pacto de Dios con su pueblo.
B. La oración de Salomón.
1. (12-14) Humildad y alabanza delante de Dios.
Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos. Porque Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio del atrio: y se puso sobre él, se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos al cielo, y dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;
a. Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová: Salomón no dedicó el templo desde adentro del templo. Hubiera sido inapropiado que lo hiciera porque era un rey y no un sacerdote. El lugar santo y el lugar santísimo eran solo para los descendientes elegidos del sumo sacerdote.
b. Extendió sus manos: Esta era la postura de oración más común en el Antiguo Testamento. Muchas personas modernas cierran los ojos, inclinan la cabeza y cruzan las manos mientras oran, pero la tradición del Antiguo Testamento era extender las manos hacia el cielo en un gesto de entrega, apertura y pronta recepción.
i. “Es digno de mención en relación con esta oración que es tan completa y comprensiva como si estuviera destinada a ser el resumen de todas las oraciones futuras ofrecidas en el templo”. (Spurgeon)
ii. “Uno se sorprende, además, con el hecho de que el lenguaje está lejos de ser nuevo y está lleno de citas del Pentateuco, algunas de las cuales son casi palabra por palabra, mientras que el sentido del conjunto puede encontrarse en esos memorables pasajes de Levítico y Deuteronomio”. (Spurgeon)
c. No hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra: Salomón reconocía que Dios era completamente único. Los supuestos dioses de las naciones no podían compararse con Él de ninguna manera.
2. (15-17) Salomón reconoce a Dios como el hacedor y guardián de las promesas.
Que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le prometiste: tú lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día. Ahora pues, Jehová Dios de Israel, guarda a tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como tú has andado delante de mí.Ahora pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David.
a. Con tu mano lo has cumplido: Salomón primero agradeció y alabó a Dios por el cumplimiento de sus promesas en el pasado.
b. Guarda a tu siervo David mi padre lo que le has prometido. . . cúmplase tu palabra: Salomón le pide a Dios que cumpla las promesas que hizo. Este es el gran secreto del poder en la oración – tomar en serio las promesas de Dios con fe y luego invocarlo con valentía y reverencia para que las cumpla.
i. “Dios envió la promesa a propósito para ser usada. Si veo un billete del Banco de Inglaterra, es una promesa por una cierta cantidad de dinero, y lo tomo y lo uso. Pero oh mi amigo, intenta utilizar las promesas de Dios; nada le agrada más a Dios que ver sus promesas puestas en circulación; le encanta que sus hijos se las mencionen, y digan, ‘Señor como tú has dicho’. Y déjame decirte que a Dios le glorifica que utilices sus promesas”. (Spurgeon)
ii. Este tipo de oración se apropia dela promesa de Dios. El hecho de que Dios prometa no significa que poseamos. A través de una oración de fe como esta, Dios promete y nosotros nos apropiamos. Si no nos apropiamos de la fe, la promesa de Dios queda sin reclamar.
3. (18-21) Salomón le pide a Dios que more en este lugar y honre a quienes lo buscan aquí.
Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener: ¿cuánto menos esta casa que he edificado? Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oir el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti. Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar. Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones.
a. ¿Cuánto menos esta casa que he edificado? Nos alegra que Salomón haya dicho esto. Por declaraciones anteriores, como su declaración en 2 Crónicas 6:1-2 podríamos haber pensado que Salomón se había desviado a una idea supersticiosa de que Dios en realidad vivía en el templo y que excluía a otros lugares. Era importante reconocer que aunque Dios tenía una presencia especial en el templo, él era demasiado grande como para ser restringido al templo.
b. Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración: Salomón pide a Dios que incline su oído hacia el rey y el pueblo cuando oren desde el templo. Por esta razón, muchos observantes del judaísmo aún oran dirigiéndose hacia el sitio del templo en Jerusalén.
c. Que oigas y perdones: Salomón sabía que lo más importante que necesitaba Israel era el perdón. Esta era la mejor respuesta a la oración que Israel podía esperar de Dios.
4. (22-23) Escucha cuando tu pueblo haga un juramente en el templo.
Si alguno pecare contra su prójimo, y se le exigiere juramento, y viniere a jurar ante tu altar en esta casa, tú oirás desde los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío, haciéndole recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle conforme a su justicia.
a. Y viniere a jurar ante tu altar en esta casa: Los terrenos del templo fueron usados como un lugar para verificar y autorizar los juramentos. Cuando una disputa se redujera a una palabra contra otra, Salomón pedía que el templo fuera un lugar para jurar adecuadamente.
b. Tú oirás desde los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos: Salomón pide al Dios que puede ver lo que el hombre no – que haga cumplir desde el cielo los juramentos hechos en el templo.
i. El viejo comentarista puritano John Trapp no pudo resistirse a mencionar un cumplimiento de este principio en su propia época: “Anne Averies, quien jurando en falso, el 11 de febrero de 1575 d. C., en una tienda en la calle Wood en Londres, al pedir a Dios que la hundiera donde estaba si no había pagado las mercancías que había tomado, cayó al suelo estupefacta y murió con un hedor horrible”.
5. (24-25) Escucha cuando tu pueblo sea derrotado.
Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta casa, tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.
a. Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de los enemigos: Muchas veces en su historia, Israel sufrió derrotas y solo pudo clamar a Dios. Era aún peor cuando la derrota era porque habían prevaricado contra el Señor mismo.
b. Y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta casa, tú oirás desde los cielos: Salomón le pide a Dios que escuche las oraciones de un Israel derrotado, pero humilde y arrepentido. Dios respondió esta oración de Salomón, y perdonó y restauró a su pueblo derrotado cuando ellos llegaron en humilde arrepentimiento.
6. (26-31) Escucha en tiempos de plaga y hambre.
Si los cielos se cerraren, y no hubiere lluvias por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres, tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo. Si hubiere hambre en la tierra, o si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo o añublo, langosta o pulgón; o si los sitiaren sus enemigos en la tierra donde moren; cualquiera plaga o enfermedad que sea; Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta casa, Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres; Para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
a. Si los cielos se cerraren, y no hubiere lluvias: La sequía era una amenaza constante para la economía de Israel que se basaba en la agricultura. Si no había lluvia, no había comida.
b. Si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres, tú los oirás en los cielos: Salomón no da por sentado que Dios perdonará y escuchará a Su pueblo arrepentido. La buena respuesta de Dios a nuestro arrepentimiento proviene de su gracia, no de la justicia.
i. “Por lo tanto, no es de extrañar que, cuando Salomón dedicó al Señor el templo que había construido, su gran petición fue que Dios escuchara cada oración que se pronunciara en ese lugar o hacia ese lugar. Él deseaba que el templo fuera siempre para Israel la señal de que el homenaje de Dios es que él escucha la oración”. (Spurgeon)
7. (32-33) Escucha cuando un extranjero ore.
Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre, y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viniere, y orare hacia esta casa, tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado.
a. Y también al extranjero: El templo estaba en Israel, pero siempre se tuvo la intención de que fuera una casa de oración para todas las naciones (Isaías 56:7). Dios quería que el atrio de los gentiles fuera un lugar donde las naciones pudieran venir a orar.
i. La violación de este principio hizo enojar a Jesús. Cuando fue al templo y encontró los atrios exteriores – el único lugar a dónde las naciones gentiles podían ir y orar – más como una casa de cambio que como una casa de oración, expulsó a los cambistas y a los comerciantes (Mateo 21:13).
b. Si viniere, y orare hacia esta casa, tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre: Salomón le pide a Dios que escuche la oración del extranjero por un impulso misionero. Él sabía que cuando Dios respondía misericordiosamente las oraciones de los extranjeros, acercaba a esas personas de otras naciones al Dios de todas las naciones.
i. “Lo que es especialmente notable es que los extranjeros pudieran conocer y temer a Dios ‘como tu pueblo Israel’. La esperanza de igualdad en la adoración fue raramente expresada en el Antiguo Testamento (por ejemplo Génesis 12:3; Isaías 19:24-25; Zacarías 8:20-22), e incluso los discípulos más cercanos de Jesús encontraron su cumplimiento difícil de aceptar (Hechos 10:1-11:18)”. (Selman)
8. (34-39) Escucha cuando tu pueblo salga a la batalla y ore desde el cautiverio.
Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les enviares, y oraren a ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he edificado a tu nombre, Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa. Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te enojares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos a tierra de enemigos, lejos o cerca, y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos hecho; Si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que he edificado a tu nombre; tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
a. Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les enviares: Salomón ora con la idea de que Dios responda las oraciones por victoria hechas en tierras extranjeras en dirección al templo, pero solo cuando pelearan porque Dios los enviaba. Esta no era una petición general por bendición para cada aventura militar.
b. Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque): Esta es una declaración sucinta del Antiguo Testamento del principio más claramente expresado en Romanos 3:23: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
i. “El sentido de que el pecado es omnipresente domina, personificado en una de las declaraciones bíblicas más claras sobre la universalidad del pecado (pues no hay hombre que no peque, 2 Crónicas 6:36). No se podría dar un mayor indicio de la necesidad de un lugar de expiación y perdón”. (Selman)
c. Si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad: Salomón también le pide a Dios que escuche oración de Israel desde el cautiverio en una tierra extranjera. Este reconocía que el Dios del templo podía responder a las oraciones hechas fuera del templo.
9. (40-42) Conclusión de la oración.
Ahora pues, oh Dios mío, te ruego estén abiertos tus ojos, y atentos tus oídos a la oración en este lugar. Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu poder; oh Jehová Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad. Jehová Dios, no rechaces a tu ungido: acuérdate de tus misericordias para con David tu siervo.
a. Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu poder: Esta conclusión de la oración tiene en mente Números 10:35-36, cuando Israel trasladó el arca del pacto, el tabernáculo y todo el campamento de Israel de un lugar a otro a través del desierto durante el éxodo. Salomón usa la redacción de ese pasaje para enfatizar que el arca del pacto y el símbolo de la presencia de Dios no deambularían más y que finalmente habían llegado a su lugar de reposo final.
b. No rechaces a tu ungido: Salomón probablemente quiso decir esto en referencia a sí mismo porque era el rey ungido de Israel. Sin embargo, también nos recuerda el principio en la oración de orar en el nombre de Jesús, el ungido supremo.
i. “En su oración ‘no rechaces a tu ungido’, el rey ahora se refería a sí mismo, aunque en el uso posterior expresaría la esperanza de Israel en la venida del Mesías”. (Payne)
©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com