2 de Reyes 7




2 Reyes 7: La milagrosa provisión de Dios para Samaria

A. La promesa de Dios y el descubrimiento de los leprosos.

1. (1-2) La promesa de Dios y la duda del oficial del rey.

Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.

a. Oíd palabra de Jehová: Aunque el rey de Israel culpaba a Jehová por la calamidad que había llegado sobre Israel y Samaria, Dios aún tenía mensaje para el rey y la nación — y era un buen mensaje.

b. Mañana a estas horas: La promesa de Dios a través de Elías era que en 24 horas la situación económica de Samaria sería completamente revertida. En vez de escasez, habría tanta abundancia que los precios de la comida bajarían radicalmente en la ciudad.

i. «La puerta era el centro de comercio, así como la corte local de justicia». (Wiseman)

ii. Según los estándares de ese tiempo, los precios mencionados no eran baratos; pero no eran nada en comparación con las condiciones de hambruna asociadas con el sitio. «Al día siguiente, las condiciones habrían mejorado tanto que los buenos productos estarían disponibles otra vez, aunque a un precio sustancial». (Patterson y Austel)

c. Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así?: El oficial del rey dudó de la profecía, y su duda estaba basada en varias suposiciones incorrectas.

i. Primero, dudó del poder de Dios. Si Dios así lo quería, ciertamente podría hacer ventanas en el cielo y arrojar comida desde el cielo para la hambrienta y sitiada ciudad de Samaria.

ii. Segundo, dudó de la creatividad de Dios. En la mente del oficial del rey, la manera en la que la comida podía llegar a la ciudad era desde arriba, porque la ciudad estaba rodeada por un ejército hostil. Él no tenía ni idea de que Dios podía traer provisión de una manera totalmente inesperada. «¡Cuán a menudo se quiebra la fe de esta manera! Sabe quién es Dios, y que puede actuar, pero solo ve una manera, y se niega a creer que semejante manera se lleve a cabo. La provisión vino sin que se abrieran las ventanas de los cielos». (Morgan)

iii. Tercero, dudó del mensajero de Dios. Aunque la promesa era ciertamente difícil de creer, el oficial del rey pudo y debió haber creído porque la palabra vino de un hombre con un historial establecido de credibilidad.

iv. Tomando todo esto en cuenta, el oficial ilustra bien la conducta de la incredulidad:

·La incredulidad se atreve a cuestionar la veracidad de la promesa de Dios.

·La incredulidad dice: «Esto es algo nuevo y no puede ser verdad».

·La incredulidad dice: «Esto es algo repentino y no puede ser verdad».

·La incredulidad dice: «No hay forma de que esto se pueda lograr».

·La incredulidad dice: «Solo hay una manera en la que Dios puede obrar».

·La incredulidad dice: «Incluso si Dios hace algo, no será suficiente».

d. He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello: A través de Eliseo, Dios pronunció un duro juicio sobre el incrédulo oficial del rey. Él vería la palabra cumplida, pero no se beneficiaría de su cumplimiento.

i. «Los incrédulos no disfrutan realmente de las cosas de esta vida. La mayoría de ellos se encuentran con que la riqueza no les otorga satisfacción, pues sus riquezas externas no pueden ocultar su pobreza interna. A muchos hombres les es dado tener todo lo que el corazón pueda desear, y aun así no tener lo que su corazón realmente desea. Tienen todo menos contentamiento». (Spurgeon)

2. (3-5) Cuatro leprosos encuentran el campamento sirio desierto.

Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos. Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie.

a. Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos: Estos hombres se quedaban a la entrada de la puerta porque no eran bienvenidos en la ciudad. Su condición leprosa los hacía marginados e intocables.

i. «Si usted eliminara de las Escrituras todas las historias que tienen que ver con hombres y mujeres pobres y afligidos, qué libro tan pequeño sería; especialmente, si junto con las historias son eliminados todos los Salmos de los afligidos, todas las promesas para los angustiados, y todos los pasajes que pertenecen a los hijos del dolor. Este libro, ciertamente, en su mayoría está hecho de los anales de los pobres y los despreciados». (Spurgeon)

ii. Tradiciones judías sin fundamento dicen que estos cuatro hombres eran Giezi y sus tres hijos. Giezi fue azotado con lepra debido a su codicia hacia Naamán (2 de Reyes 5:27).

b. ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos?: Su lógica era perfecta. Pronto morirían por la hambruna si se quedaban en la ciudad. Si quedaba algo de comida, ciertamente serían los últimos en recibirla. Así que decidieron que sus probabilidades eran mejores si se rendían a los sirios.

i. «Ahora ustedes perciben que solo tienen dos opciones: pueden permanecer sentados, pero saben que morirán; o pueden ir a Cristo. Sin embargo, ustedes solo pueden morir si van con Él, y Él los rechaza; mientras que, si no van con Él, con toda seguridad morirán». (Spurgeon)

c. Y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie: Este enorme ejército rodeó la ciudad de Samaria por varios meses, y era el hogar y centro de provisiones para miles de hombres. Cuando los leprosos fueron a ese lugar esa mañana, descubrieron un campamento militar vacío; lleno de provisiones, pero sin ningún hombre.

i. Las palabras «a la entrada del campamento de los sirios» insinúan que ellos fueron no solo a la orilla del campamento, sino que caminaron a la parte más lejana del campamento de los sirios, la parte alejada de la ciudad. Ellos llegaron al campamento como alguien que llegaba de lejos, no como alguien de Siria. Consideraron que su mejor oportunidad era llegar a las posiciones menos fortificadas del campamento y llegar como si no pertenecieran a la ciudad sitiada.

ii. La forma en que estos leprosos se aproximaron al campamento «pudo haber provisto la ocasión para el milagro; tal vez, el Señor de alguna forma magnificó los pasos tambaleantes de los hombres mientras recorrían su camino hacia el extremo opuesto del campamento». (Patterson y Austel)

3. (6-7) ¿Cómo Dios provocó que los sirios abandonaran el campamento?

Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas.

a. Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros […] estrépito de gran ejército: Israel estaba indefenso contra el enemigo que los sitió, pero Dios no lo estaba. Él atacó al ejército sirio con tan solo provocar que escucharan el estrépito de un ejército.

i. Tal vez, Dios hizo esto poniendo el ruido en el aire; tal vez, simplemente, creó la percepción del ruido en la mente de los soldados sirios. Como quiera que Dios lo haya hecho, sucedió.

ii. El mismo Dios que atacó al ejército sirio para que no pudiera ver lo que estaba ahí, ahora atacaba otro ejército sirio para que escuchara cosas que no estaban ahí.

b. Abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba: Todo quedó atrás, por lo que los leprosos tomaron el botín del campamento. Como resultado, el sitio de Samaria había terminado, a pesar de que ninguno en la ciudad lo sabía ni lo disfrutaba.

i. «Todos los que habían ido a la cama esa noche sintieron que aún seguían en esa horrible guarida donde la nefasta muerte parecía realmente presente en las formas esqueléticas de los afectados por el hambre. Ellos eran tan libres como los venados en el desierto si lo hubieran sabido; pero su ignorancia los mantuvo en una vil cadena perpetua». (Spurgeon)

4. (8-9) Después de disfrutar todo, los leprosos se dan cuenta de su responsabilidad.

Cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron. Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey.

a. Entraron en una tienda y comieron y bebieron: Claro que lo hicieron. Después del largo periodo de hambruna, esta era la respuesta a toda esperanza y oración que tenían.

b. Y fueron y lo escondieron: Ellos sabían que su descubrimiento del campamento no podría permanecer secreto para siempre, así que escondieron algunas cosas valiosas para poder beneficiarse de ellas aun cuando el campamento fuera descubierto por otros.

c. No estamos haciendo bien […]. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva: Los leprosos disfrutaron con justa razón del milagro que Dios proveyó. Pero también se dieron cuenta de que su regalo les dio la responsabilidad de compartirlo con otros. Ellos entendieron que permanecer callados y disfrutar egoístamente sus bendiciones sería pecado. Tenían la responsabilidad de compartir la nueva.

i. «Si el único resultado de nuestra religión es el consuelo de nuestras pobres almas, si el inicio y el final de la piedad se encuentra dentro de uno mismo, es algo extraño estar en conexión con el desprendido Jesús, y ser el fruto de su Espíritu lleno de gracia. Ciertamente, Jesús no vino a salvarnos para que pudiéramos vivir para nosotros mismos. Vino a salvarnos del egoísmo». (Spurgeon)

ii. Sin embargo, disfrutaron primero del banquete antes de decirles a otros. Nosotros no podemos compartir apropiadamente de las buenas noticias de Jesucristo si no estamos disfrutándolas.

B. El saqueo del campamento de los sirios.

1. (10-15) El rey descubre el campamento vacío del ejército sirio.

Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto. Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro, en el palacio del rey. Y se levantó el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo: Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad. Entonces respondió uno de sus siervos y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (porque los que quedan acá también perecerán como toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y enviemos y veamos qué hay. Tomaron, pues, dos caballos de un carro, y envió el rey al campamento de los sirios, diciendo: Id y ved. Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí que todo el camino estaba lleno de vestidos y enseres que los sirios habían arrojado por la premura. Y volvieron los mensajeros y lo hicieron saber al rey.

a. Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad: Como los leprosos no eran bienvenidos en la ciudad, solo podían comunicarse con los guardas de la puerta. Había muchas personas con las que no podían hablar, pero fueron fieles en hablarles a los que sí podían.

b. Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro: Las buenas noticias de los leprosos fueron comunicadas de la manera más sencilla posible. Fueron de una persona a otra, hasta que alcanzaron al rey.

c. Enviemos y veamos qué hay: Esta fue la reacción sensata ante las buenas noticias que iniciaron con el reporte de los leprosos. El reporte podía ser verdadero o no; lo más lógico era probarlo y ver.

2. (16) El cumplimiento de la profecía de Eliseo.

Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue vendido un seah de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehová.

a. Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios: Cuando se descubrió que eran verdaderas las buenas noticias que iniciaron con el reporte de los leprosos, no había forma de detener al pueblo. Como conocían su necesidad, se alegraron de recibir la provisión que Dios había enviado para suplir esa necesidad.

i. El oficial del rey «se mofó de la posibilidad del cumplimiento de la predicción del profeta; y, sin duda, tuvo muchos acólitos. Pero el reporte de los leprosos se expandió. Habían conocido, probado, y tocado». (Meyer)

b. Conforme a la palabra de Jehová: A través de Eliseo, Dios anunció los precios exactos de los mercados de Samaria, y la profecía se cumplió exactamente como fue dicha.

3. (17-20) La muerte del incrédulo oficial del rey.

Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey descendió a él. Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios había hablado al rey, diciendo: Dos seahs de cebada por un siclo, y el seah de flor de harina será vendido por un siclo mañana a estas horas, a la puerta de Samaria. A lo cual aquel príncipe había respondido al varón de Dios, diciendo: Si Jehová hiciese ventanas en el cielo, ¿pudiera suceder esto? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. Y le sucedió así; porque el pueblo le atropelló a la entrada, y murió.

a. Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba: Tal vez, el rey hizo esto para reprender a su oficial. Este hombre tendría que dirigirse personalmente al pueblo para responder acerca de la provisión que él mismo dijo que nunca llegaría, porque no podía entender cómo Dios podría proveer a pesar del sitio.

b. Porque el pueblo le atropelló a la entrada, y murió: La predicción sobre el oficial fue tan verdadera como los precios de la comida en los mercados de Samaria. Debido a su incredulidad vio a otros disfrutar de las bendiciones, pero él no pudo hacerlo.

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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