2 de Reyes 10




2 Reyes 10 – Las reformas de Jehú

A. Jehú ejecuta a la casa de Acab.

1. (1-11) Los descendientes de Acab son ejecutados en Jezreel.

Tenía Acab en Samaria setenta hijos; y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de Acab, diciendo: Inmediatamente que lleguen estas cartas a vosotros los que tenéis a los hijos de vuestro señor, y los que tienen carros y gente de a caballo, la ciudad fortificada, y las armas, escoged al mejor y al más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y pelead por la casa de vuestro señor. Pero ellos tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí, dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo le resistiremos nosotros? Y el mayordomo, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los ayos enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien te parezca. Él entonces les escribió la segunda vez, diciendo: Si sois míos, y queréis obedecerme, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor, y venid a mí mañana a esta hora, a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban. Cuando las cartas llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey, y degollaron a los setenta varones, y pusieron sus cabezas en canastas, y se las enviaron a Jezreel. Y vino un mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey. Y él le dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana. Venida la mañana, salió él, y estando en pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado contra mi señor, y le he dado muerte; pero ¿quién ha dado muerte a todos estos? Sabed ahora que de la palabra que Jehová habló sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que Jehová ha hecho lo que dijo por su siervo Elías. Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus príncipes, a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no quedó ninguno.

a. Tenía Acab en Samaria setenta hijos: Estos eran un peligro significativo para el rey ungido Jehú. Primero, eran descendientes del rey Acab y tenían gran interés en pelear para conservar el trono de Israel entre la dinastía de Omri; segundo, estaban en Samaria, la ciudad capital de Israel, lo que significaba que estaban lejos de Jehú, quien mató al rey Joram en Jezreel.

b. Pelead por la casa de vuestro señor: Jehú retó a los partisanos de la casa de Omri a que se declararan y prepararan para pelear por la casa de su señor.

c. Cuando las cartas llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey, y degollaron a los setenta varones: La carta de Jehú y su osada acción contra Joram y Ocozías, persuadieron poderosamente a los líderes de Israel a ejecutar a los hijos de Acab por Jehú.

d. Pusieron sus cabezas en canastas, y se las enviaron a Jezreel: Los nobles tuvieron tanto miedo de Jehú que le enviaron esta lúgubre evidencia de su obediencia.

i. «Era una costumbre contemporánea a través del Antiguo Este “apilar” las cabezas de los rebeldes capturados en la puerta principal de la ciudad como una advertencia pública contra la rebelión». (Wiseman)

ii. «Este era un castigo apropiado para el pecado de Acab. Él había mandado a buscar canastas de uvas de la viña de Nabot en Jezreel; y ahora las cabezas de sus hijos eran traídas de allá en canastas». (Trapp)

e. Vosotros sois justos: Cuando el pueblo vio las cabezas decapitadas de los 720 descendientes de Acab, tuvo temor de haber ido demasiado lejos y que a causa de ello viniera el juicio de Dios. Jehú les aseguró que habían hecho bien, y que nadie tenía derecho a acusarlos, porque habían actuado por orden de Dios.

i. «Vosotros sois justos a sus propios ojos, y me ven a mí como un traidor, y rebelde, y asesino, porque me he levantado y he asesinado a mi amo, lo cual reconozco haber hecho. Pero si soy culpable, ustedes no son inocentes y; por lo tanto, no pueden acusarme, pues yo he matado uno, pero ustedes a un gran número». (Poole)

2. (12-14) Jehú se encuentra con los 42 miembros de la familia de Ocozías y los ejecuta.

Luego se levantó de allí para ir a Samaria; y en el camino llegó a una casa de esquileo de pastores. Y halló allí a los hermanos de Ocozías rey de Judá, y les dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y ellos dijeron: Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del rey, y a los hijos de la reina. Entonces él dijo: Prendedlos vivos. Y después que los tomaron vivos, los degollaron junto al pozo de la casa de esquileo, cuarenta y dos varones, sin dejar ninguno de ellos.

a. Y halló allí a los hermanos de Ocozías rey de Judá: Esto sucedió para la gran desgracia de estos hombres. Como Jehú se había comprometido a ejecutar a todos los conectados con la casa de Acab, estos hombres también eran blancos del juicio. Ocozías era un descendiente del rey Acab a través de su madre (quien era la hija de Acab y Jezabel). Por lo tanto, su mención de la reina no los ayudó.

b. Sin dejar ninguno de ellos: Esto era característico de Jehú; obediencia sincera y enérgica.

i. Algunos creen que la ejecución de la familia de Ocozías fue un ejemplo de que Jehú fue demasiado lejos. «La espada del juicio, en cuanto al juicio expresado por Jehová, debió haberse limitado a la casa de Acab. Pero una mano imprudente y ambiciosa estaba manejándola, y devoró más allá de los límites asignados». (Knapp)

3. (15-17) Jehú ejecuta al resto de la familia de Acab en Samaria.

Yéndose luego de allí, se encontró con Jonadab hijo de Recab; y después que lo hubo saludado, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues que lo es, dame la mano. Y él le dio la mano. Luego lo hizo subir consigo en el carro, y le dijo: Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová. Lo pusieron, pues, en su carro. Y luego que Jehú hubo llegado a Samaria, mató a todos los que habían quedado de Acab en Samaria, hasta exterminarlos, conforme a la palabra de Jehová, que había hablado por Elías.

a. Se encontró con Jonadab hijo de Recab: Este fue el misterioso fundador de los recabitas, quienes fueron un movimiento de reforma entre el pueblo de Dios, cuya práctica consistió en protestar contra la inmoralidad e impureza de muchos en Israel y Judá.

i. En Jeremías 35, Dios usó la memoria de Jonadab y los recabitas como ejemplo de fidelidad y obediencia para reprender a su pueblo infiel y desobediente.

ii. «Jeremías registra que Jonadab era el líder de un grupo que vivía una vida austera y nómada en el desierto, sin beber vino y dependiendo solo del Señor para su sostenimiento. Separatistas de corazón y fuertes patriotas, vivían en protesta contra el materialismo y la concesión religiosa en Israel». (Patterson y Austel)

iii. «Según Josefo, Jehú y Jonadab eran amigos de tiempo atrás, y ambos detestaban los lujosos entornos de la familia real». (Dilday)

b. ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo?: Jehú quería saber si Jonadab estaba de su lado. Jonadab fue optimista ante la aparición de este enérgico reformador; Jehú estaba hambriento por la aprobación de este popular líder religioso y reformador. No es demasiado cínico pensar que Jehú quería usar a Jonadab para dar legitimidad a su reinado como rey.

i. «Jonadab era, sin duda, un hombre muy honrado en Israel, y al llevarlo con él en su carro, Jehú intentó adquirir el aprecio del público. “Jehú debe estar actuando rectamente, pues Jonadab está con él, y aprueba su conducta”». (Clarke)

c. Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová: El celo de Jehú resalta en su obediencia total y enérgica a Jehová. Sin embargo, esta declaración revela la peligrosa raíz de orgullo en Jehú, pues él está orgulloso de su propio celo.

i. «Cuando procedió contra la adoración a Baal, sus palabras a Jonadab fueron: “Ven conmigo, y ve mi celo por Jehová”, son en sí mismas una revelación de un espíritu orgulloso». (Morgan)

ii. «Su ostentosa demostración de su celo reformador reveló cuán poco tenía en mente la gloria de Dios en medio de toda esta febril actividad y abolición». (Knapp)

B. Jehú extermina el culto a Baal.

1. (18-23) Jehú prepara un gran sacrificio para Baal.

Después reunió Jehú a todo el pueblo, y les dijo: Acab sirvió poco a Baal, mas Jehú lo servirá mucho. Llamadme, pues, luego a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes; que no falte uno, porque tengo un gran sacrificio para Baal; cualquiera que faltare no vivirá. Esto hacía Jehú con astucia, para exterminar a los que honraban a Baal. Y dijo Jehú: Santificad un día solemne a Baal. Y ellos convocaron. Y envió Jehú por todo Israel, y vinieron todos los siervos de Baal, de tal manera que no hubo ninguno que no viniese. Y entraron en el templo de Baal, y el templo de Baal se llenó de extremo a extremo. Entonces dijo al que tenía el cargo de las vestiduras: Saca vestiduras para todos los siervos de Baal. Y él les sacó vestiduras. Y entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal: Mirad y ved que no haya aquí entre vosotros alguno de los siervos de Jehová, sino sólo los siervos de Baal.

a. Acab sirvió poco a Baal, mas Jehú lo servirá mucho: Jehú fingió devoción a Baal para atraer a los sacerdotes y adoradores de Baal a una trampa. Esto hacía Jehú con astucia, para exterminar a los que honraban a Baal.

i. Tengo un gran sacrificio: «La persona que hacía el sacrificio no es mencionada, es anónima. El texto no dice que Jehú actuó como un sacerdote sacrificador». (Wiseman)

ii. Los sacerdotes de Baal creyeron el engaño. «Ellos estaban emocionados porque su nuevo rey, Jehú, y el famoso jeque de los recabitas, Jonadab, eran distinguidos convertidos y se unían a ellos en un sacrificio ceremonial a Baal». (Dilday)

b. Mirad y ved que no haya aquí entre vosotros alguno de los siervos de Jehová, sino sólo los siervos de Baal: Jehú quería asegurarse de que todos los adoradores del Dios verdadero fueran sacados del lugar.

2. (24-28) Jehú extermina la adoración a Baal en Israel.

Y cuando ellos entraron para hacer sacrificios y holocaustos, Jehú puso fuera a ochenta hombres, y les dijo: Cualquiera que dejare vivo a alguno de aquellos hombres que yo he puesto en vuestras manos, su vida será por la del otro. Y después que acabaron ellos de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su guardia y a los capitanes: Entrad, y matadlos; que no escape ninguno. Y los mataron a espada, y los dejaron tendidos los de la guardia y los capitanes. Y fueron hasta el lugar santo del templo de Baal, y sacaron las estatuas del templo de Baal, y las quemaron. Y quebraron la estatua de Baal, y derribaron el templo de Baal, y lo convirtieron en letrinas hasta hoy. Así exterminó Jehú a Baal de Israel.

a. Y después que acabaron ellos de hacer el holocausto: Jehú decidió primero ofrecer el sacrificio a Baal, y luego ordenar la ejecución de los adoradores de Baal.

b. Y derribaron el templo de Baal, y lo convirtieron en letrinas: Acab construyó este templo para su esposa Jezabel (1 Reyes 16:32); Jehú lo destruyó. Él trabajó para eliminar por completo la adoración a Baal en Israel, lo que lo hace un rey único entre los otros gobernantes del reino del norte.

i. Empezando con el primer rey de Israel, Jeroboam, Israel se sumergió en la idolatría. Jeroboam inició con falsas representaciones del Dios verdadero (los becerros de oro descritos en 1 Reyes 12:25-33). Los reyes que le siguieron continuaron su idolatría (Nadab, Baasa, Ela, Zimri, y Omri), hasta el reino de Acab. Bajo el rey Acab, Israel cambió de la falsa adoración al Dios verdadero a la adoración a Baal apoyada por el estado (1 Reyes 16:29-34). El hijo de Acab (Joram) continuó esta práctica hasta que fue asesinado por Jehú, quien destruyó la infraestructura de la adoración a Baal en Israel patrocinada por el estado.

ii. Él destruyó este templo de Baal y lo profanó completamente. El decir que lo convirtió en una letrina es que, literalmente, lo convirtió en un baño público. «Un lugar para excremento humano; para que todas las versiones lo entiendan. Nada puede ser más degradante que esto». (Clarke)

3. (29-31) La obediencia parcial de Jehú.

Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y dejó en pie los becerros de oro que estaban en Bet-el y en Dan. Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien ejecutando lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación. Mas Jehú no cuidó de andar en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel.

a. Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam: Jehú agresivamente trabajó contra la adoración a Baal en Israel. Sin embargo, promovió la falsa adoración al Dios verdadero, conforme al ejemplo de Jeroboam, quien edificó los becerros de oro que estaban en Bet-el y en Dan.

i. «No se conformen con ser fuertes contra el mal; sean ansiosamente ambiciosos del bien. Es más fácil ser vehemente contra las abominaciones de otros que juzgar y eliminar los propios pecados secretos». (Meyer)

ii. «Jehú sí obedeció a Dios hasta cierto punto. Resultó ser provechoso para él exterminar a la vieja casa de Acab, porque se confirmaría a sí mismo sobre su propio trono; pero cualquier cosa más allá de eso no dejaba ganancia y, por lo tanto, Jehú no lo tocó». (Spurgeon)

b. Por cuanto has hecho bien ejecutando lo recto delante de mis ojos: Evidentemente, hubo mucho bien en el reino de Jehú. Él estuvo totalmente comprometido con cumplir el juicio de Dios contra la casa de Acab y exterminar la adoración a Baal en Israel. Por esto, sería recompensado con una dinastía que duraría cuatro generaciones.

i. Este era un claro elogio a las acciones de Jehú; sin embargo, Oseas 1:4 las condena: «Porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel, y haré cesar el reino de la casa de Israel». Podemos ver que tanto 2 Reyes 10:30 como Oseas 1:4 muestran que Jehú tuvo aciertos y desaciertos:

·Jehú llevó a cabo la voluntad de Dios, pero fue demasiado lejos y ejecutó a más personas de lo que Dios le había ordenado.

·Jehú llevó a cabo la voluntad de Dios, pero lo hizo por gloria personal y por orgullo.

·Jehú llevó a cabo la voluntad de Dios, pero solo lo hizo parcialmente. Detuvo la idolatría a Baal, pero continuó con la pecaminosa idolatría de Jeroboam.

c. Mas Jehú no cuidó de andar en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón: Sin embargo, Jehú también fue claramente desobediente y no obedeció ni sirvió a Dios con todo su corazón.

i. «Aquí descubre su hipocresía, que sigue a Dios hasta donde sus intereses se lo permiten […] pero no más allá». (Poole)

ii. Tal vez, veamos a Jehú como un patriota israelí. Protestó contra Joram y la casa de Acab por el daño que le hicieron a Israel, y sabía que, para ser fuerte, Israel debía ser limpiada de la adoración a Baal. Él sabía que Israel debía volverse al Dios verdadero, pero no se interesó por cómo lo hacía. Para Jehú, era igual de bueno adorar a Yahvé en el templo de los becerros de oro en Dan o Betel, y era mejor para Israel si lo hacía en esos lugares que en Jerusalén.

iii. Cuando comparamos a Jehú con otros reyes de Israel, vemos que fue el mejor de un mal grupo. Ningún otro rey en Israel peleó contra la idolatría tanto como lo hizo Jehú; pero, tristemente, no peleó contra esta con todo su corazón.

iv. Al no cuidar de andar en la ley de Jehová Dios, Jehú mostró que no vivía una vida de comunión con Dios. «Es una advertencia terrible la historia de este hombre, la cual muestra que es posible ser un instrumento en la mano de Dios y, sin embargo, nunca estar en comunión con Él». (Morgan)

v. «El celo de Jehú, por el contrario, consumió y destruyó a todos y todo lo que se interponía en el camino de su propia ventaja o engrandecimiento, pero nunca se miró a sí mismo. Parece haber sido un completo extraño al verdadero ejercicio del alma». (Knapp)

vi. «Odiando un pecado amó otro y, por lo tanto, probó que el temor al Altísimo no reinaba en su pecho. Fue meramente un siervo contratado, y recibió el trono como su ganancia; pero un hijo de Dios nunca fue». (Spurgeon)

C. Un resumen del reino de Jehú.

1. (32-33) Siria captura grandes porciones del territorio de Israel.

En aquellos días comenzó Jehová a cercenar el territorio de Israel; y los derrotó Hazael por todas las fronteras, desde el Jordán al nacimiento del sol, toda la tierra de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés, desde Aroer que está junto al arroyo de Arnón, hasta Galaad y Basán.

a. En aquellos días comenzó Jehová a cercenar el territorio de Israel: Esto fue obra de Jehová. Estos gobernantes vecinos y sus reinos fueron incitados y tuvieron éxito porque Dios lo permitió.

b. Los derrotó Hazael por todas las fronteras, desde el Jordán al nacimiento del sol: Durante cientos de años antes de esto — desde el tiempo de la entrada a la Tierra Prometida más de 600 años antes — Israel tenía porciones sustanciales del lado este del río Jordán. Esta tierra fue ocupada por las tribus de Gad, de Rubén y de Manasés. Ahora esta tierra era tomada por los enemigos de Israel, debido a su pecado y su infidelidad al pacto.

i. Esto incluyó las ricas y fructíferas tierras de Galaad y Basán.

2. (34-36) El resumen del reinado de Jehú.

Los demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo, y toda su valentía, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria; y reinó en su lugar Joacaz su hijo. El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.

a. Y lo sepultaron en Samaria: Aunque incompleto en su propia bondad, este hombre fue el mejor de un mal grupo. La bondad de Jehú fue recompensada con un largo reinado (veintiocho años).

b. Veintiocho años: Este fue un largo reinado, pero notable solo en sus inicios. Jehú tuvo la energía e influencia para volver la nación a Dios, pero su compromiso a medias con Dios dejó ese potencial sin cumplir y señala la falta de una relación real con Dios.

i. «No tenemos ninguna crónica en la cual se diga algo más acerca de este mal hombre. Su reinado fue largo, veintiocho años; y, sin embargo, no conocemos nada de él más que el comienzo». (Clarke)

ii. «La gran lección que debemos sacar de la notable vida de este hombre es la de estar constantemente en guardia, como siervos de Dios, no sea que nos encontremos haciendo su obra —ya sea en el ejercicio de la disciplina, o el logro de una reforma— en un espíritu de no quebrantamiento y sin el uso debido de corazón y conciencia ente Él que es “un Dios de juicio” y por quien “las acciones son pesadas”». (Knapp)

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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