2 de Reyes 18




2 Reyes 18 – El reinado de Ezequías y la amenaza de Asiria

A. El reinado justo de Ezequías.

1. (1-2) Ezequías reina sobre Judá 29 años.

En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá. Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías.

a. En el tercer año de Oseas: Ezequías llegó al trono de Judá justo al final del reino de Israel. Tres años después del inicio de su reinado, los ejércitos asirios sitiaron Samaria, y tres años después de eso el reino del norte fue conquistado.

i. El triste destino del reino del norte fue una lección valiosa para Ezequías. Vio de primera mano lo que pasaba cuando el pueblo de Dios rechazaba a su Dios y a su palabra, y adoraba a otros dioses.

ii. «Quizás, el más complicado de todos los problemas cronológicos de la Biblia ocurre en este capítulo […]. A pesar de los muchos ingenuos intentos de resolver estas dificultades, la armonización de esta información sigue siendo un problema controvertido». (Patterson y Austel)

iii. En el tercer año de Oseas: «729/8 a.C., año en que Ezequías se volvió corregente con Acaz. Su regencia como rey único inició en el 716/5 a.C. y culminó en el 687/6 a.C. Compare este con el versículo 13 donde su año número catorce como gobernante único es una fecha verificable (701 a.C.) en los anales de Senaquerib». (Wiseman)

b. Reinó en Jerusalén veintinueve años: Ezequías fue uno de los mejores reyes de Judá; por lo tanto, tuvo un reinado largo y bendecido en su mayoría.

2. (3-6) La rectitud de Ezequías.

Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. Él quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán. En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá. Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.

a. Hizo lo recto ante los ojos de Jehová […] quitó los lugares altos: Ezequías fue uno de los reformadores más celosos de Judá; prohibió, incluso, la alabanza en los lugares altos. Estos eran altares populares para sacrificio establecidos conforme lo deseaba el adorador, no según la dirección de Dios.

i. «Dios nunca estuvo contento con esta práctica, pero ninguno de los otros buenos reyes había encontrado el valor para prohibirlo. Ezequías lo hizo». (Dilday)

b. Hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés: Números describe cómo durante un tiempo de plaga de serpientes sobre toda la nación, Moisés hizo una serpiente de bronce para que la nación la mirara y fuera salvada de la muerte ocasionada por la mordida de las serpientes. La afirmación en 2 Reyes nos dice que esta serpiente de bronce en particular había sido preservada durante 800 años y había llegado a ser adorada como Nehustán. Ezequías, en su celo, hizo pedazos este artefacto de bronce y puso fin a la adoración idólatra de este objeto.

i. Esta serpiente de bronce fue algo maravilloso —cuando el afligido pueblo de Israel la miraba, era salvado. Fue, incluso, una representación de Cristo, como Jesús mismo lo dijo en Juan 3:14-15. Al mismo tiempo, el hombre pudo tomar algo tan bueno y tan usado por Dios y convertirlo en un ídolo peligroso.

ii. De la misma manera, algunas veces las cosas buenas se vuelven ídolos y, por lo tanto, deben ser destruidas. Por ejemplo, si la cruz verdadera de Jesús o sus ropas de entierro fueran descubiertas, y estos objetos se volvieran distracciones idólatras, entonces sería mejor para esos objetos ser destruidos. «Aunque fue un homenaje interesante [la serpiente de bronce], debía ser totalmente destruido, porque presentaba una tentación a la idolatría. Si alguna vez en este mundo hubiera una reliquia de gran antigüedad y de autenticidad incuestionable, una reliquia que ya tenga unos cientos de años, sobre la cual no haya ninguna pregunta en cuanto a que es indiscutiblemente la misma serpiente que Moisés hizo; y fuera además una reliquia que hubiera poseído un poder milagroso, pues en el desierto con solo verla salvaba a los moribundos, aun así, debe ser rota en pedazos, porque Israel le quemó incienso a eso». (Spurgeon)

iii. El pueblo de Dios también debe estar en guardia contra la idolatría en la actualidad. Hay muchos peligros de idolatría en la iglesia moderna:

·Hacen ídolos de los líderes.

·Hacen un ídolo de la educación.

·Hacen un ídolo de la elocuencia humana.

·Hacen un ídolo de las costumbres y hábitos del ministerio.

·Crean formas de adorar un ídolo.

iv. El nombre Nehustán significa «pedazo de latón» y es una manera de restarle importancia a este objeto que fue convertido en ídolo. «Así que, Ezequías lo transformó de un objeto de falsa adoración a basura de metal». (Wiseman)

v. «Tal fue el veneno de la idolatría israelita, que la mordida de la serpiente de bronce fue peor que la de las serpientes salvajes». (Trapp)

c. En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá: Ezequías fue único en su pasión y en su confianza personal en Dios. Esto es aún más increíble cuando consideramos que su padre Acaz fue uno de los peores reyes que tuvo Judá (2 Reyes 16:10-20).

i. «Es notable que un hombre como Ezequías pudiera ser el hijo de Acaz. Sin embargo, debemos recordar que toda su vida estuvo bajo la influencia de Isaías». (Morgan)

3. (7-8) Logros políticos de Ezequías.

Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. Él se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió. Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortificada.

a. Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba: Debido a la fiel confianza de Ezequías en Jehová, Dios lo bendijo en todo. Esto cumplió con una promesa hecha mucho tiempo atrás a David y a su descendencia: si obedecían a Dios, su reino siempre estaría seguro (1 Reyes 2:1-4).

b. Él se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió: En este tiempo, Asiria fue lo suficientemente poderosa como para derrotar al reino de Israel del norte. Sin embargo, el reino de Judá se mantuvo fuerte, porque Dios bendijo al confiado y obediente rey.

i. «Él se quitó ese yugo de subyugación y tributo al que su padre se había sometido perversamente, y retomó esa totalmente independiente soberanía que Dios había establecido sobre la casa de David». (Poole)

ii. Más adelante, Sedequías fue reprendido por su rebelión contra el rey de Babilonia. Pero fue un caso diferente, y muestra que a veces la rebelión es justificada y a veces no.

c. Hirió también a los filisteos: Ezequías también encontró éxito en subyugar a los agresivos vecinos de Israel. Trabajó por una Judá fuerte, libre e independiente.

4. (9-12) Israel cae en el exilio durante su reinado.

En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió, y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria. Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos; por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.

a. Fue tomada Samaria: Ver esto fue una experiencia aleccionadora para el Reino de Judá. La cruel devastación traída por los asirios mostró las calamidades que podían venir sobre el pueblo de Dios a causa de la desobediencia.

i. «Desde ese momento, el reino del sur no solo sería conocido por el nombre de “Judá”, sino también por el nombre antiguo “Israel”». (Dilday)

b. No las habían escuchado, ni puesto por obra: El pueblo del reino del norte no era menos israelita ni descendiente de Abraham por sangre que las personas del reino del sur. Por lo tanto, esto le mostró claramente a Judá que, si ellos dejaban de escuchar y poner por obra los mandamientos de Dios, también enfrentarían juicio.

B. La amenaza asiria durante el reinado de Ezequías.

1. (13-16) Ezequías intenta comprar la paz con los asirios.

A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis: Yo he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro. Dio, por tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real. Entonces Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová y de los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.

a. A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó: Esto fue aproximadamente cinco años después de la caída de Samaria. Ahora el rey de asiria llevó su fuerza contra Judá, quien los había resistido exitosamente en el pasado (2 Reyes 18:7). Él capturó todas las ciudades fortificadas de Judá y solo necesitaba tomar Jerusalén para conquistar por completo a Judá.

i. La mención a Laquis es importante históricamente. Laquis estaba a treinta millas al sudoeste de Jerusalén. Los arqueólogos han descubierto ahí un hoyo con los restos de alrededor de 1500 bajas del ataque de Senaquerib. En el Museo Británico, usted puede ver una escultura que representa el sitio de Asiria a la ciudad de Laquis, la cual era una ciudad fortificada importante de Judá.

ii. «Un interesante altorrelieve tomado de la excavación del palacio real de Senaquerib en Nínive es preservado en el Museo Británico. Retrata al rey asirio en un trono portátil en su campamento militar en las afueras de Laquis. Prisioneros de guerra están marchando a pie, y todo el despojo de la ciudad se muestra en carros llevados por bueyes». (Dilday)

b. Yo he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me impongas: Esta era una clara —aunque entendible— falta de fe de parte de Ezequías. Él sintió que era más sabio pagar al rey asirio y volverse su súbdito que confiar en Dios para defender a Judá contra este poderoso rey.

i. Podemos suponer que Ezequías pensó que como el reino del norte había sido recientemente conquistado y todas las ciudades fortificadas de Judá habían sido capturadas, Dios había demostrado que no intervendría por Judá. Por lo tanto, Ezequías sintió que tenía que hacer algo por élmismo.

ii. Tal vez, esta idea tomó fuerza en Ezequías cuando recordó la perversidad de su propio padre Acaz, y cuando consideró que, debido a su pecado pasado, Judá merecía tal juicio.

c. Dio, por tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real: Ezequías esperaba que esta política de acuerdo pondría a salvo a Judá. Estaba equivocado, y su política solo empobreció a Judá y al templo y volvió al rey de Asiria más osado que nunca contra Judá.

2. (17-20) El Rabsaces intenta convencer a Judá de que se rinda.

Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército, desde Laquis contra Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y acamparon junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Llamaron luego al rey, y salió a ellos Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller. Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas? Dices (pero son palabras vacías): Consejo tengo y fuerzas para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?

a. Rabsaces: En realidad esto no es un nombre, sino un título. Este describe al «comandante de campaña» del ejército asirio, representaba a Senaquerib, el rey asirio. «Rabsaces, un título asirio, posiblemente originalmente fue “copero principal”, pero para este tiempo era un alto oficial de estado». (Motyer, citado en su Comentario de Isaías)

b. Acamparon junto al acueducto del estanque de arriba […] salió a ellos Eliaquim […] Sebna […] Joa […]: El Rabsaces parecía estar en control total de la situación. Él podía dirigirse a la ciudad de Jerusalén y permanecer de pie en el abastecimiento de agua principal, el cual era la cuerda de salvamento en un ataque de sitio. Mientras permanecía ahí, tres oficiales del reino de Ezequías vinieron a encontrarse con él.

c. ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?: Nos gustaría pensar que Ezequías estaba confiando en Jehová, y que de esto se estaba burlando el Rabsaces. En vez de eso, Ezequías había puesto su confianza en Egipto, y el Rabsaces quería que perdiera la confianza en esa alianza.

i. Fue una gran tentación para Ezequías en ese tiempo formar una alianza defensiva con Egipto, la cual parecía ser la única nación lo suficientemente fuerte como para proteger a Judá contra los poderosos asirios. Como profeta, Isaías hizo todo lo que pudo para desalentar a Ezequías y a los líderes de Judá de poner su confianza en Egipto (Isaías 19:11-17, 20:1-6, 30:1-7). Jehová quería que Judá confiara en Él en vez de en Egipto.

ii. En este sentido, El Rabsaces habló la verdad. Dios quería que Judá no tuviera ninguna confianza en Egipto. Pero el Rabsaces no lo hacía para llevar a Judá a una confianza firme en Jehová Dios, quien podía y los salvaría de los asirios. Lo hizo para desmoralizar por completo a Judá y llevarlos a la desesperación.

iii. Satanás a menudo nos ataca de la misma manera. Con frecuencia, incluso cuando dice la verdad («¡Eres un pecador podrido!»), nunca lo hace para llevarnos a una confianza firme en Jehová nuestro Dios («¡Jesús murió por los pecadores!; por lo que, si soy un pecador podrido, Jesús murió para perdonarme y liberarme»). En vez de eso, la estrategia de Satanás es —incluso si nos dice la verdad— desmoralizarnos y llevarnos a la desesperación.

iv. Desde la perspectiva del incrédulo, Senaquerib hizo una pregunta válida: ¿En qué confías, que te has rebelado contra mí? «Nuestra vida debe ser en gran medida un misterio, nuestra paz sobrepasar el entendimiento, y nuestros motivos estar ocultos. Las fuentes de nuestra provisión, el motivo de nuestra confianza, las razones de nuestras acciones, deben evadir el escrutinio más penetrante de aquellos que están fuera del círculo encantado del rostro de Dios […]. Debemos estar preparados para ser criticados, porque nuestro comportamiento está determinado por hechos que el príncipe de este mundo no conoce». (Meyer)

3. (21-25) Los argumentos desmoralizadores del Rabsaces.

He aquí que confías en este báculo de caña cascada, en Egipto, en el cual si alguno se apoyare, se le entrará por la mano y la traspasará. Tal es Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían. Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén? Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes para ellos. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo? ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.

a. He aquí que confías en este báculo de caña cascada, en Egipto: Extrañamente, el Rabsaces podía ver la verdad de la debilidad de Egipto que muchos de los líderes de Judá no podían. La política de confiar en Egipto de Ezequías, ciertamente, sería un problema para Judá.

i. «Egipto había hecho un intento por redimir sus promesas … y su ejército había sido derrotado en El Tekeh. El mismo Rabsaces había visto esto, pero sus palabras tienen más alcance y provocan más daño al exponer la estupidez criminal de los líderes de Judá. Seguramente, pensó él, ellos sabían que cualquiera que confiara en Egipto sufriría por ello». (Motyer, Comentario de Isaías)

ii. Como la terminología usada al inicio de este pasaje para hacer referencia Egipto «es la misma terminología que Isaías usa para simbolizar a Egipto (Isaías 42:3), algunos han sugerido que Senaquerib estaba relacionado con las profecías de Isaías y las citó aquí para insinuar que estaba llevando a cabo la voluntad de Yahvé. Se encuentra más apoyo para esta idea en el versículo 25 donde Senaquerib parece estar conciente de la afirmación de Isaías de que asiria era una vara que Yahvé usaría para castigar a Judá (Isaías 10:5)». (Dilday)

b. Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios: El Rabsaces anticipó la respuesta de los líderes de Judá: «Rabsaces, tú dices que no podemos confiar en Egipto. Está bien, no lo haremos. Pero podemos confiar en Jehová nuestro Dios».

c. ¿No es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías […]?: El Rabsaces sabía que Ezequías había implementado amplias reformas en Judá, incluyendo la eliminación de los lugares altos (2 Reyes 18:3-4). Sin embargo, en el razonamiento del Rabsaces, las reformas de Ezequías en realidad habían desagradado a Dios, por lo que no debía esperar ayuda de Jehová Dios de Israel. El Rabsaces decía: «Miren a todos los lugares que solía haber donde las personas adoraban a Jehová Dios de Israel. Ahora, desde que llegó Ezequías, solo hay un lugar. Siempre es mejor más lugares que uno, ¡por lo que Jehová Dios de Israel debe estar bastante dolido con Ezequías!».

i. El enemigo de nuestras almas tiene una increíble manera de desalentar nuestra obediencia. Si Ezequías no era cuidadoso, este argumento de Rabsaces empezaría a tener sentido, cuando en realidad solo era lógica demoniaca.

ii. «La malinterpretación teológica mostrada por el comandante de campaña en este punto argumenta a favor de la autenticidad del discurso, al cual muchos críticos le han adjudicado una creación libre del autor de la narrativa». (Grogan, Comentario de Isaías)

d. Yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria: Esto nos recuerda toda la estrategia del Rabsaces, la cual era hacer que Judá se rindiera. Esta era la razón por la que el Rabsaces estaba en el acueducto hablando con estos líderes del gobierno de Ezequías. Pudo haber atacado a Jerusalén sin este pequeño discurso. Pero el Rabsaces prefería que Judá simplemente se rindiera, por miedo, desaliento o desesperación.

i. El enemigo de nuestra alma usa exactamente la misma estrategia. Muchos de nosotros nos imaginamos a Satanás «muriéndose de ganas por pelear» con nosotros. En realidad, Satanás no quiere pelear con usted. Primero que todo, existe la fuerte posibilidad de que usted gane. En segundo lugar, gane o pierda, la batalla puede acercarlo a usted a Jehová. En tercer lugar, lo que Jehová haga en su vida a través de la batalla puede ser una gran bendición para otras personas. No, ¡Satanás preferiría no pelear con usted en absoluto! ¡El preferiría convencerlo de que se rinda!

ii. Vemos esta misma estrategia usada contra Jesús durante su tentación en el desierto. Cuando Satanás le prometió a Jesús todos los reinos del mundo a cambio de su adoración, estaba intentando evitar la batalla, y tratando de convencer a Jesús de rendirse (Lucas 4:5-8). No funcionó con Jesús, no debería funcionar tampoco con nosotros.

e. Y te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes para ellos: Aquí, el Rabsaces se burló del débil ejército de Judá. Él dijo: «Incluso si te ayudara con 2000 caballos no te servirían de nada». Básicamente, su mensaje fue: «¡Podríamos derrotarte hasta con una mano atada a la espalda!» (Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor).

f. ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo?: El Rabsaces guardó su mejor golpe para el final: «Admítelo, Ezequías. Tú sabes que tu Dios está de mi lado».

i. Como todo buen engaño, hubiera sido fácil para Ezequías y sus hombres creer este. Después de todo, ¿acaso los asirios no habían sido ampliamente exitosos? Seguramente, Dios debía estar de su lado. ¿Acaso no tenían el ejército más poderoso? Seguramente, Dios debía estar de su lado.

g. Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela: Este era el golpe final de su brillante ataque: «Ezequías, Dios me dijo que te destruyera. Yo solo estoy haciendo su voluntad, y no hay nada que puedas hacer para detenerlo, así que mejor ríndete».

i. Significativamente, podemos decir que el Rabsaces estaba parcialmente en lo correcto, Dios estaba con él y su ataque a Judá cumplió con el plan profetizado por Dios. Al conquistar Siria, al conquistar a Israel, y al llevar a Judá al límite, los asirios sí hicieron la voluntad de Dios. Dios profetizó que todo esto sucedería (Isaías 8:3-4, 7:16-17 y muchos otros pasajes en Isaías). El permitió que sucediera para que su plan profético se cumpliera.

ii. Sin embargo, nunca debemos pensar que Dios tienta a un hombre inocente con un plan malvado. De hecho, aunque Dios predijo y planeó esta invasión de los asirios; ciertamente, el Rabsaces pudo haber estado mintiendo cuando dijo: «Jehová me ha dicho». Dios no tuvo que hacer nada especial para dirigir a los asirios sedientos de sangre y hambrientos de conquista para atacar a Siria, Israel y Judá. Él, simplemente, permitió que los asirios continuaran con los corruptos deseos de sus corazones perversos. Por lo tanto, los asirios no podrían excusarse nunca diciendo: «Estábamos haciendo la voluntad de Jehová», como tampoco Judas podría haber presentado legítimamente esa excusa sobre su malvada traición a Jesús.

4. (26-27) Los hombres de Ezequías le piden al Rabsaces que hable solo con ellos.

Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro. Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?

a. Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos: Solo podemos imaginar lo difícil que esto fue para estos líderes del gobierno de Ezequías. Debieron haber pensado: «Es suficientemente malo que nosotros tengamos que escuchar esto, pero como está hablando en hebreo, todos escucharán, y pronto las personas se desanimarán tanto que se levantarán en nuestra contra y nos obligarán a rendirnos».

i. «El arameo se había vuelto la lengua franca del Oriente Próximo en el periodo neoasirio. Que un miembro bien educado del personal de Senaquerib pudiera hablar tanto el hebreo como el arameo tan bien como el acadio no debería ponerse en duda». (Patterson y Austel)

b. ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro […]?: Al Rabsaces no le importaba si los ciudadanos comunes de Jerusalén podían escucharlo. Mientras más miedo, desaliento y desesperanza pudiera propagar, mejor para él.

c. Expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros: El Rabsaces señaló las condiciones que se presentarían en Jerusalén después de un largo sitio. Él quería que esto ofendiera y atemorizara a todo el que lo escuchara, y magnificara su sentido del temor, desaliento y desesperanza.

5. (28-35) El Rabsaces apela al pueblo directamente.

Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria. Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano. Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria. No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno de su vid y de su higuera, y beba cada uno las aguas de su pozo, hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando dice: Jehová nos librará. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria? ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano? ¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?

a. Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá: Decirle «no hagas esto» al Rabsaces fue como decírselo a un niño travieso. Él no pudo esperar para hablar con el pueblo de Jerusalén.

b. Oíd la palabra del gran rey: El discurso del Rabsaces tenía la intención de glorificar al enemigo que se enfrentaba al pueblo de Dios.

c. No os engañe Ezequías: El discurso del Rabsaces tenía la intención de hacer que el pueblo de Dios dudara de sus líderes.

d. Y no os haga Ezequías confiar en Jehová: El discurso del Rabsaces tenía la intención de crear miedo e incredulidad en el pueblo de Dios.

e. Haced conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno de su vid y de su higuera: El discurso del Rabsaces tenía la intención de hacer que la rendición pareciera una buena opción.

f. Hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra: Aquí, el Rabsaces se refería a las políticas de limpieza étnica y reasentamiento practicadas por los asirios. Cuando ellos conquistaban a un pueblo, los reasentaban forzosamente en lugares lejanos, para mantener sus espíritus quebrantados y su poder débil. El discurso del Rabsaces tenía la intención de hacer que este terrible destino pareciera atractivo.

g. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?: El discurso del Rabsaces tenía la intención de destruir la confianza en Dios del pueblo. Su mensaje era simple, y brillante en su lógica satánica: «Los dioses de las otras naciones no han sido capaces de protegerlas de nosotros. Su Dios es tal como ellos, y tampoco puede protegerlos».

i. Para cualquiera que tuviera el entendimiento espiritual para verlo, Judá podía empezar a planear su victoria justo ahí. Una cosa es hablar contra Judá, su pueblo y sus líderes; otra, totalmente diferente, burlarte de Jehová Dios de Israel de esta manera, y considerarlo como «cualquier otro dios».

ii. Típico del obrar del enemigo de nuestras almas, el Rabsaces iba bien hasta que simplemente sobrepasó sus límites. De ninguna manera Dios lo dejaría librarse de esta. Él había ofendido a Jehová Dios de una manera que pronto lamentaría.

6. (36-37) La respuesta de los oficiales y del pueblo.

Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra; porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis. Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.

a. Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra: Ellos no intentaron discutir con el Rabsaces. A menudo no tiene caso tratar de argumentar con su lógica demoniaca. Casi siempre es mejor guardar silencio y confiar en Dios, en vez de tratar de ganar una discusión con Satanás o sus siervos

i. «El silencio es nuestra mejor respuesta a las alegaciones y burlas de nuestros enemigos. ¡Mantente quieta, oh, alma perseguida! Entrégale tu causa a Dios. Es inútil discutir, incluso en muchas ocasiones dar explicaciones. Mantente quieto, y entrega tu causa a Dios». (Meyer, en Isaías)

b. Porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis: El rey Ezequías fue lo suficientemente sabio como para dar esta orden, y sus oficiales y el pueblo fueron lo suficientemente sabios como para obedecerlo.

c. Vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos: Aunque permanecieron en silencio, estaban profundamente afectados por este ataque. Tuvieron la misma experiencia que Pablo describió en 2 Corintios 4:8-9: «Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos».

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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