Apocalipsis 22




Apocalipsis 22 – Ven, Señor Jesús

A. El interior de la nueva Jerusalén.

1. (1) Un río que corre desde el trono de Dios.

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

a. Un río limpio de agua de vida: A través del Antiguo Testamento, los profetas utilizaban la ilustración de un río como una expresión poderosa de riqueza, provisión, y paz (Isaías 48:18, Zacarías 14:8, Ezequiel 47:1-9).

i. El salmista en Salmos 46:4-5 también hace referencia a un río: «Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana».

ii. «Una de las mejores cosas en la tierra es el agua. No hay nada en el mundo tan precioso para el ojo e imaginación de los habitantes de un seco, caluroso y sediento Oriente, como una provisión abundante de agua clara, pura y viva». (Seiss)

iii. Poole dice que la idea de este río es «dejarnos saber que en el cielo no habrá necesidad de nada para hacer a los santos felices».

b. Resplandeciente como cristal: La provisión de Dios en la nueva Jerusalén es descrita con aguas puras, sin contaminación. «Sus aguas son aguas literales, de una naturaleza y calidad que responden a la ciudad dorada, a la cual pertenecen. Los hombres de la tierra nunca conocieron tales aguas, porque no conocieron tal ciudad; pero la ciudad es una realidad sublime». (Seiss)

c. Del trono de Dios y del Cordero: Este río de provisión viene desde el trono de Dios. Debido a que sale del trono Dios, no puede haber nada más puro y abundante.

i. Ezequiel vio este río glorioso (Ezequiel 47) que fluía desde el templo de Jerusalén hasta el mar, pero ese río pertenecía a la tierra durante el Milenio. Es quizás el último avance de este río celestial. Este es un río mejor, con mejores árboles.

2. (2) El árbol de la vida

En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

a. El árbol de la vida: La Biblia comienza con el árbol de la vida (Génesis 3:22-24), del cual no le era permitido al hombre comer después de haber pecado al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Ahora vemos de nuevo el árbol de la vida.

i. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río: Es un poco difícil imaginar este panorama celestial. Juan puede estar describiendo una gran calle, con un río que fluye por el medio, y un gran árbol, o un grupo de árboles, cuyas raíces crecen en ambos lados del río.

ii. Así es como lo ve John Walvoord: «La ilustración visual aquí presentada es la de un río que fluye por el medio de la ciudad, y el árbol es lo suficientemente grande para extenderse sobre el río, así que el río está en medio de la calle, y el árbol está en ambos lados del río». Otros ven que la palabra «árbol» es una referencia colectiva, la cual habla de una hilera de árboles en ambos lados del río. «La ilustración presentada parece ser una calle ancha, con un río que fluye por el centro, como uno de los canales amplios de Holanda, con árboles que crecen en ambos lados, y todos del mismo tipo, y todos son llamados el árbol de la vida. No sé cómo podríamos imaginar la ilustración de cualquier otra forma». (Spurgeon)

iii. Ver el árbol de la vida de nuevo señala la restauración de todas las cosas. «Ahora, al fin, casi al final del gran drama de la Biblia, el hombre puede regresar y disfrutar de una manera legítima, la bendición de la cual fue desterrado por un deseo ilegítimo». (Preston/Hanson)

b. Que produce doce frutos, dando cada mes su fruto: De todo lo que se indica, esto describe el mundo del cielo nuevo y la tierra nueva, pero aquí se nos da un indicador del tiempo. Aparentemente, en el cielo aún se marca el tiempo, pero el cielo no estará sujeto al tiempo de la misma manera que en este lado de la eternidad.

i. Algunas personas se preguntan si comeremos en el cielo. La mejor respuesta es que podemos comer, pero no tendremos que hacerlo. En su cuerpo resucitado, Jesús disfrutó la comida (Lucas 24:41-43, Juan 21:12-14). Los ángeles comieron con Abraham (Génesis 18:6-8). La gran «reunión» celestial entre Jesús y su pueblo es descrita como la cena de las bodas (Apocalipsis 19:9). Aun cuando el hombre cayó por lo que comió, Dios nos permitirá comer en el cielo.

ii. «Como el pan de la proposición, el cual estuvo en el tabernáculo y templo antiguo para que el sacerdote comiera, así el árbol de vida está en todas las calles de oro de la nueva Jerusalén con su fruto mensual para los reyes-sacerdotes inmortales del cielo». (Seiss)

c. Las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones: ¿Por qué las naciones necesitan sanidad? En el antiguo lenguaje griego, la palabra «sanidad» también puede significar «dar salud», y este puede ser el sentido que aquí se menciona.

i. “La palabra “sanidad” proviene de therapeian, de donde se deriva la palabra “terapéutico”, casi traducida literalmente del griego. En lugar de “sanidad”, se tendría que entender como “dar salud”, ya que la palabra, desde su raíz, tiene la idea de “servir” o “ministrar”». (Walvoord)

d. Calle […] río […] árbol […] fruta […] hoja: ¿Son estas ilustraciones del cielo literales o simbólicas? Puede ser que no puedas describir otra dimensión como lo es el cielo sin utilizar símbolos, pero son símbolos conectados con su realidad. Lo que Juan vio puede o no puede ser exactamente como un río, pero cuando lo veamos entonces también diremos: «Eso parece un río».

i. Aun cuando este gran capítulo de la Biblia nos habla del cielo, debemos de pensar profundamente en ello y tomarlo para nosotros ahora que podemos. «No suponemos que un hombre está disparando a su blanco si no mira en esa dirección; tampoco podemos imaginarnos que la ambición de un hombre esté fija en el cielo si no tiene pensamientos o aspiraciones relacionados con el cielo». (Spurgeon)

3. (3-5) ¿Cómo será el cielo y qué harán los santos allí?

Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

a. No habrá más maldición: En el cielo, la maldición ya no está. Desde la caída, el hombre y la creación han vivido con el efecto de la maldición descrita en Génesis 3:16-19: dolor y tristeza durante el alumbramiento para las mujeres, fricción entre ambos sexos, la necesidad de realizar trabajo duro y fútil para el sostén del hombre y, más que todo, muerte.

i. Estos aspectos de la maldición aún estarán presentes durante el Milenio, aunque serán en gran manera mitigados por el perfecto gobierno de Jesús. Isaías 65:20 nos muestra que aún es posible que un pecador sea maldecido en el periodo del Milenio en la tierra. Pero en el cielo nuevo y en la tierra nueva, la maldición termina para siempre. En lugar de la maldición, el trono de Dios y del Cordero estará en ella. Eso es todo un cambio.

ii. El trono de Dios y del Cordero: «De aquí en adelante, alabanzas eternas a su nombre, el trono de Dios es el trono del Cordero. Es un trono de justicia, pero no es inferior en gracia. Allí, en el trono del Todopoderoso, la misericordia reina. De acuerdo con el mérito del sacrificio y la virtud de expiación, todos los estatutos y decretos del reino del cielo son emitidos. El altar y el trono se han hecho idénticos. Del altar ningún rayo feroz puede ser lanzado en contra del creyente, pues es el trono del Cordero, así como el trono de Dios». (Spurgeon)

b. Sus siervos le servirán: El cielo será un lugar de trabajo y servicio para el pueblo de Dios. Sin embargo, esta es una ilustración de la bendición pura del servicio, en lugar de afanes arduos, marcados con maldición.

i. «El cielo no es un lugar de ocio indolente, sino un lugar donde el servicio es centrado en Dios». (Morris)

c. Verán su rostro: El cielo será un lugar en donde el pueblo de Dios verá su rostro, un lugar de intimidad, de un compañerismo cara a cara con Dios. A Moisés se le negó el privilegio de ver a Dios cara a cara (Éxodo 33:20-23), pero todos en el cielo verán su rostro.

i. Verán su rostro: «De aquí entiendo dos cosas: primero, que ellos literalmente, de una manera física, con sus cuerpos resucitados, podrán ver el rostro de Jesús; segundo, que espiritualmente, sus facultades mentales serán ampliadas, para que puedan ser capaces de ver el mismo corazón, y el alma, y el carácter de Cristo, para entender su obra, su amor, su plenitud, como nunca antes lo entendieron». (Spurgeon)

ii. Debido a Jesús, nosotros podemos conocer algo del rostro de Dios ahora: «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Corintios 4:6).

iii. Pero Pablo anticipó un cumplimiento más grande de nuestra vista del rostro de Dios: «Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido» (1 Corintios 13:12). En aquel día no habrá nada que oscurezca nuestra visión de Jesús:

·  Vemos a Jesús con claridad, porque el pecado ya no existe.

·  Vemos a Jesús con claridad, porque la preocupación y el tener cuidado ya no es necesario.

·  Vemos a Jesús con claridad, porque ya no hay ídolos.

iv. Esta será la gloria más grande del cielo: conocer a Dios, conocer a Jesús más íntimamente de lo que pudimos conocerlo en la tierra. «La máxima bendición del cielo, la esencia del cielo, es que los santos allí verán a Jesús». (Spurgeon)

v. «Ver el rostro de Cristo significa que estamos bien familiarizados con su persona, su cargo, su carácter, su obra. Así que los santos en el cielo tendrán más conocimiento de Cristo que lo más avanzados de abajo del cielo ahora. Como alguien dijo una vez, el bebé en Cristo admitido en el cielo descubre más de Cristo en una sola hora que lo que es conocido por todas las asambleas divinas de la iglesia en la tierra». (Spurgeon)

d. Su nombre estará en sus frentes: El cielo será un lugar en donde el pueblo de Dios por siempre se identificará con su Dios, y nunca habrá ninguna duda de que ellos le pertenecen a Él.

e. No habrá allí más noche: El cielo será un lugar en donde la oscuridad de esta era ya no será más. La luz no es artificial, Dios mismo es la luz.

f. Reinarán por los siglos de los siglos: El cielo será un lugar en donde el pueblo de Dios disfrutará de un reino eterno, en contraste con el tiempo limitado del Milenio. Nunca terminará.

i. «La Biblia comienza con la historia del “paraíso perdido” y termina con la historia del “paraíso recobrado”» (Erdman). Vemos el retorno del paraíso en la idea de un río, en el árbol de la vida, en la revocación de la maldición, en la intimidad restaurada, y en el reinado resumido. Es una consumación perfecta:

 No más maldición Restauración perfecta
Trono en medio de ellos Administración perfecta
Siervos servirán Subordinación perfecta
Verán su rostro Transformación perfecta
Nombre en sus frentes Identificación perfecta
Dios es la luz Iluminación perfecta
Reinado por siempre Regocijo Perfecto

B. Palabras de despedida

1. (6-7) El ángel y Jesús añaden palabras de verificación

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas.

a. En estos últimos versículos del libro de Apocalipsis, escuchamos las palabras de despedida de una variedad de personas. No siempre es fácil saber quién está hablando, pero los temas tienen sentido sin importar el que hable: verificación, invitación, y advertencia.

b. Estas palabras son fieles y verdaderas: El ángel que le ha mostrado estas cosas a Juan, le declara y le recuerda que no debe pensar que esto es demasiado bueno para ser cierto; sino que, de hecho, son palabras fieles y verdaderas.

c. las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto!: Mientras Juan nos recuerda la prontitud de estos eventos, Jesús mismo interrumpe con un recordatorio para todos de que Él viene pronto. ¿Por qué parece que ha pasado mucho tiempo? ¿Estaba Jesús aquí equivocado?

i. La palabra «pronto» en el griego antiguo no significaba exactamente lo mismo que significa para nosotros ahora. «La palabra “pronto” puede ser acertadamente entendida como “de repente”». (Morgan)

ii. Aun así, la iglesia primitiva esperaba el regreso de Jesús «pronto». ¿Estaban ellos equivocados? ¿O Jesús los dirigió mal? De ningún modo; no estaban equivocados y no fueron desorientados por Jesús. Dios quiere que todas las generaciones estén a la expectativa, observando, listos para su regreso.

iii. No estamos apresurándonos hacia un destello distante de la consumación de todas las cosas; estamos corriendo de manera paralela al filo de ese destello, y lo hemos hecho desde el tiempo de los apóstoles. «Así que el tiempo siempre ha estado a la mano. La tensión de su inminencia es propia de ese lapso de tiempo de la historia redentora que está entre la cruz y la Segunda venida». (Mounce)

d. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro: Esta bendición nos recuerda que la profecía nos da una palabra que debemos de guardar, no solamente un material para discusiones y debates interesantes. La intención principal de la profecía es conducirnos a confiar y obedecer a Dios, y aplicar su verdad a la manera en que vivimos.

2. (8-9) Juan es corregido por adorar a un ángel por segunda vez

Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

a. Me postré para adorar a los pies del ángel: Como lo hizo en Apocalipsis 19:10, Juan está abrumado, y se inclina delante del ángel en adoración. De la misma manera que anteriormente, el ángel le recuerda a Juan que solamente Dios debe de ser adorado, y que ambos son «jugadores» del mismo equipo —junto con todos los que guardan las palabras de este libro.

i. Ningún ser creado debería jamás ser adorado. Esto contrasta con Jesús, quien recibe la adoración de los ángeles (Hebreos 1:6) y de los hombres (Mateo 8:2, 14:33, Juan 9:38).

ii. «Si estuvo mal adorar a este mensajero celestial glorioso, en y a través de quien salió la misma voz de Jesús, cómo puede estar bien adorar a la virgen María, a quien no se le ofrece tal dignidad o cargo. El impulso y la intención puede ser devota y buena; pero es un gran error». (Seiss)

b. Mira, no lo hagas: Es impactante cómo alguien que ha recibido estas bendiciones se puede desviar. Las visiones sobrenaturales y las revelaciones no significan que alguien esté correcto en su doctrina, enseñanza, o práctica.

3. (10-11) Una advertencia es dada, ya sea por el mismo ángel o por Jesús

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.

a. No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca: Debido a que el tiempo está cerca, y la historia ahora corre paralelamente al borde de la consumación de todas las cosas, este libro no es sellado. Esto es un contraste con la profecía del Antiguo Testamento (Daniel 8:26); los hombres sellan el libro de Apocalipsis en desafío al mandamiento de Dios.

b. El que es injusto, sea injusto todavía [] el que es justo, practique la justicia todavía: El pensamiento aquí probablemente es: «ya que Jesús viene pronto, no habrá tiempo para cambios». No habrá tiempo para arrepentimientos de último minuto; pero ahora sí hay tiempo. Si lo que has leído en Apocalipsis no te ha cambiado, entonces, ¡no hay mucha esperanza!

i. «Es la desesperanza del estado final de los malvados lo que aquí se ilustra. El estado de ambos, el malvado y el bueno, ahora están consolidados por siempre. No hay palabra aquí sobre una “segunda oportunidad” después de esto». (Robertson)

ii. «Si las advertencias de este libro no son suficientes, entonces no hay más que Dios tenga que decir». (Walvoord)

4. (12-13) Jesús declara: «Yo vengo pronto».

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

a. He aquí yo vengo pronto: Nunca podemos dejar de lado la nota de urgencia y advertencia en todo lo que Jesús nos dice sobre su venida. Su mensaje siempre es: ¡Estén listos! (Mateo 24:44).

b. Y mi galardón conmigo: Si Jesús va a recompensar a cada uno según sea su obra, ¿eso significa que somos hechos salvos por obras? No, pero muestra que vivir por fe vendrá acompañado de obras (Santiago 2:20, Tito 3:8).

i. «Es la calidad de la vida de un hombre la que provee la evidencia definitiva de lo que él en realidad cree». (Mounce)

c. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último: Esto es un incentivo añadido para que hagamos lo correcto y estemos listos para el regreso de Jesús. Él nos recuerda quién es Él. Si nosotros en realidad supiéramos y entendiéramos quién es Jesús, no tendríamos ningún problema con estar listos para su regreso.

i. El término «el Alfa y la Omega» es «aplicado a Dios en Apocalipsis 1:8; 21:6; y aquí solamente a Cristo, lo que prueba la deidad de Cristo». (Robertson)

ii. El título de «el primero y el último» es también una prueba irrefutable de que Jesús es Yahveh, el Señor: «Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros» (Isaías 41:4).

iii. Estos términos juntos significan que Jesús es el principio, el centro, y el final para el cristiano. «Predica ortodoxia, o cualquier forma de creencia; si has dejado a Cristo, no hay maná del cielo, no hay agua de la roca, no hay refugio en la tormenta, no hay sanidad para el enfermo, no hay vida para el muerto. Si dejas a Cristo, has dejado sin sol al día, y has sacado a la luna de la noche, has dejado sin agua al mar, y los alimentos fuera del río, has dejado la cosecha fuera de la temporada, el alma fuera del cuerpo, has dejado la alegría fuera del cielo; sí, has robado del todo a todo. No hay ningún Evangelio en el que sea digno pensar, y mucho menos proclamar, si Jesús es olvidado». (Spurgeon)

5. (14-15) Una bendición y una maldición es pronunciada por alguien (quizás Juan, quizás el ángel, quizás Jesús mismo)

Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

a. Bienaventurados los que lavan sus ropas: Hacer sus mandamientos no hace que nos ganemos la vida eterna, pero es evidencia de que se nos ha concedido vida eterna. Además, hay una bendición inherente al hacer sus mandamientos, porque son buenos y correctos para nosotros.

i. En cuanto a la frase «los que lavan sus ropas», algunas traducciones dicen: «aquellos que hacen sus mandamientos». La diferencia es entre dos antiguas palabras griegas:

HOIPLUNONTESTASSTOLAS («lavan sus ropas»).

HOIPOIOUNTESTASENTOLAS («hacen sus mandamientos»).

ii. Este es un buen ejemplo de cómo un error de un copista puede nublar el texto de formas menores, sin afectar el significado esencial del contexto.

b. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas: ¿Qué hay de los que están fuera? No debemos de pensar que afuera de las murallas del cielo las multitudes se amontonarán, deseando entrar. «Este versículo no tienen la intención de enseñar que en el estado eterno todo tipo de hombres malvados estarán viviendo fuera de la ciudad celestial. Simplemente, describe el futuro con las imágenes del presente». (Mounce)

i. ¿Por qué dice que los perros estarán afuera? ¿Es esta una refutación de la idea del «cielo para perros»? No, lo que aquí quiere decir no son «perros literales, sino que se refiere a los que son moralmente impuros […]. Los perros en las ciudades orientales eran carroñeros, y estimulaban un desprecio inexpresable (Mateo 7:6; Filipenses 3:2)». (Robertson)

6. (16) Jesús da una palabra de verificación

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

a. Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio: Con estas palabras solemnes Jesús autentica todo el libro. Mucho del libro de Apocalipsis parece fantástico, o demasiado bueno para ser cierto; pero todo es verdad.

i. «Así el mismo Dios de toda la inspiración, y de todos los hombres inspirados, reitera y afirma la autoridad más sublime respecto a todo lo que está aquí escrito. Entonces, ¿este libro no es más que una falsificación vil y blasfema, indigno del más mínimo respeto de los hombres y, especialmente, indigno de un lugar en el canon sagrado? ¿O es uno de los escritos más directamente inspirados y autorizados que jamás se hayan dado?». (Seiss)

b. Para daros testimonio de estas cosas en las iglesias: El libro de Apocalipsis está escrito para las iglesias. Este libro no es un asunto privado, conocido únicamente por una elite; es para todos los creyentes. También vale la pena notar que esta es la primera referencia a la iglesia, pues contiene las cartas a las siete iglesias en Apocalipsis 2-3.

c. La raíz y el linaje de David: Este es un precioso título mesiánico (Isaías 11:1). Muestra que Jesús es ambos: el Creador del rey David, y su descendiente. Jesús habló de esta misma idea en Mateo 22:41-46.

d. La estrella resplandeciente de la mañana: Este es otro título mesiánico del Antiguo (Números 24:17) y el Nuevo Testamento (Apocalipsis 2:28). Jesús, como la estrella [] de la mañana (generalmente considerada como el planeta Venus) brilla y da la bienvenida al nuevo día.

7. (17) El Espíritu y la esposa dicen a todos: «Ven»

Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

a. El Espíritu y la Esposa dicen: Ven: ¿Es esta una invitación a Jesús, pidiéndole que regrese? ¿O es una invitación a aquellos con una sed espiritual para que vengan a Jesús? En cualquier sentido es cierto.

b. ¿Quién puede venir? El que oye puede venir a Jesús, pero no puede venir a menos que oiga. El que tiene sed puede venir a Jesús, pero no puede venir a menos que sienta su sed. El que quiera puede venir, pero no puede venir a menos que Dios obre en su corazón para que lo desee a Él.

i. ¿Así que cómo sabes si Dios ha obrado en tu corazón? Aquí tienes una pequeña lista: ¿Has escuchado? ¿Estás sediento de Dios y de la vida eterna? ¿Le deseas? Entonces, ¡ven!

c. El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente: Esta es una invitación abierta para recibir salvación de Jesús. Él no excluirá a nadie que venga a Él. Una invitación es una oportunidad y una responsabilidad. Si nos negamos a la invitación, entonces la culpa es solamente nuestra.

i. «Una invitación similar es extendida en Isaías 55:1. La invitación a venir es un mandamiento urgente, pues el día llegará cuando sea muy tarde para venir. Ahora es el día de gracia. El día del juicio es inminente». (Walvoord)

d. ¡El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente!: Todo aquel que quiera salvación en Cristo Jesús puede venir a Él y tomar del agua de la vida gratuitamente.

i. Uno podría decir: «Yo no entiendo todas las doctrinas y teología cristiana». Ven de todas formas, porque no dice: «cualquiera que entienda, tome del agua de la vida gratuitamente».

ii. Uno podría decir: «No puedo arrepentirme de la manera que debo. Mi corazón se ha endurecido y ni siquiera puedo llorar por mis pecados o sentirme mal por ellos de la manera que debiera». Ven de todas formas, porque no dice: «cualquiera que sienta, tome del agua de la vida gratuitamente».

iii. Uno podría decir: «No sé si puedo vivir una vida cristiana de la manera en que debo hacerlo». Ven de todos modos, porque no dice: «cualquiera que pueda, tome del agua de la vida gratuitamente».

iv. Uno podría decir: «No sé si soy digno de vivir una vida cristiana». Ven de todos modos, porque no dice: «cualquiera que es digno, tome del agua de la vida gratuitamente».

v. «Pero nota, pecador, que dice: “el que quiera”. ¡Qué gran palabra esta! ¡Quienquiera! No hay ningún estándar de estatura. Pecadores pequeños, pecadores grandes, pecadores funestos, pecadores más aceptables, pecadores intensos, pecadores de tiempo, pecadores agravados, pecadores que han cometido cada crimen del catálogo, quienquiera puede venir». (Spurgeon)

vi. Es realmente así de simple: ¿Eres alguien que quieres a Jesús y su salvación? Entonces, ven. Puedes decir: «Ahora Señor, quiero ser salvado, dame un nuevo corazón; quiero rendir mis pecados; quiero ser un cristiano; quiero creer y quiero obedecer, pero no tengo fuerzas para hacer esto. Tengo el querer, dame el poder». Si este es tu deseo, entonces estás invitado gratuitamente a venir, solamente si estás dispuesto. No hay barreras entre tú y Jesús, excepto tu voluntad obstinada.

e. Tome del agua de la vida gratuitamente: Cuando decidas, cuando vengas, entonces puedes «tomar». Toda la religión de este mundo puede resumirse en la idea de que debes traer algo para ofrecer a los dioses. La esencia del cristianismo está resumida en la idea de que Dios te invita a tomar del agua de la vida gratuitamente. No puedes traer nada para salvarte, justificarte o encomendarte delante de Dios, pero puedes «tomar» la salvación que Él ofrece.

f. Es conveniente que esta gran invitación cierre el libro de Apocalipsis y la Biblia. «Todos los profetas de la Biblia, todos los apóstoles de la Biblia, todas las advertencias de la Biblia, todas las promesas de la Biblia, se reúnen y se enfocan en este rayo ardiente: “Ven a Jesús. Ven, y toma el agua de la vida gratuitamente”». (Spurgeon)

8. (18-19) Alguien da una advertencia —puede ser Jesús, o un ángel, o Juan

Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

a. Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro: Esta es otra sección al final del libro de Apocalipsis, donde es difícil decir exactamente quien habla. En muchas ediciones de letras rojas, estas palabras están en negro, indicando que los traductores creen que estas no son las palabras de Jesús. Pero puede haber una muy buena razón para creer que Jesús dio esta advertencia.

i. «La solemnidad del mandato sugiere que el que habla es Cristo mismo». (Mounce)

b. Si alguien añadiere [] si alguno quitare: Esto significa que hay un alto precio que se debe pagar por manipular, específicamente, el libro de Apocalipsis; pero también las Escrituras en general.

i. «Que advertencia tan solemne es esta para los críticos que han manipulado este libro y otras porciones de las Escrituras, en una arrogancia autosuficiente que les hace pensar que están equipados intelectual y espiritualmente para determinar lo que es cierto, y lo que no es cierto, en la Palabra de Dios». (Walvoord)

ii. Esta promesa solemne también implica que el libro de Apocalipsis puede ser entendido. ¿Por qué Dios asignaría una reprensión tan fuerte por la añadidura o sustracción de un libro que ilustra grandes ideas con imágenes extravagantes, si de todas formas nadie iba a entenderlo?

iii. «Los teólogos generalmente hacen una extensión más allá del sentido de estos dos versículos, considerando esto como la última porción de la Escritura, no solamente puesta en lo último de nuestras Biblias, sino revelada y escrita al final. Ellos conciben estos versículos como el sello de todo el canon de la Escritura, y que Dios aquí anuncia una maldición hacia aquellos que pretendan una nueva revelación de su voluntad […], como también contra todos aquellos que nieguen, corrompan, o perviertan cualquier parte de ella». (Poole)

9. (20-21) Últimas palabras

El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

a. Ciertamente vengo en breve: Hasta el final, el libro de Apocalipsis enfatiza prontitud y vigilancia. Si omitimos esta lección práctica del libro de Apocalipsis (la lección de la preparación), entonces perdemos el mensaje esencial del libro.

i. Por si la declaración «Vengo en breve» no fuera suficiente, Jesús pone énfasis en ambos lados de esta declaración: «ciertamente» antes de la declaración, y «amén» después. Él quiere que estemos listos.

b. Sí, ven, Señor Jesús: Con esta frase, Juan utiliza una expresión en arameo que era bien conocida en la iglesia primitiva: ¡Maranatha!

i. El libro de Apocalipsis comprende muchos eventos proféticos, pero el libro termina con el deseo de Juan del regreso de Jesús por su pueblo. Él anhela el rapto de la iglesia.

ii. «Si toda la creación gime y sufre dolores de parto en su conjunto por la manifestación de los hijos de Dios, cuánto más esos hijos de Dios». (Seiss)

iii. «Al final de este libro está la confesión de que la respuesta a los problemas de la vida no está en la habilidad del hombre de crear un mundo mejor, sino en el retorno de aquel, cuyo poder soberano controla el curso de los asuntos humanos». (Mounce)

c. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén: El libro (y la Biblia) termina con una palabra de gracia, y gracia para todos. Pablo también utilizó esta frase como palabra final en algunas de sus cartas (1 Corintios 16:23, 2 Corintios 13:14, 1 Tesalonicenses 5:28, 2 Tesalonicenses 3:18). En 2 Tesalonicenses 3:17-18, Pablo indicó que esta firma —sin duda escrita con su propia mano— era una marca de que la carta era genuinamente de él.

i. «Es una buena palabra para el cierre de esta maravillosa ilustración de la provisión de gracia de Dios para su pueblo en la tierra y en el cielo». (Robertson)

ii. «Sea lo que fuere que omitas, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo siempre esté contigo. En cualquiera de los puntos tú o cualquiera de nosotros podemos fallar, pero que nunca nos quedemos cortos de la gracia de nuestro Señor Jesucristo». (Spurgeon)

iii. El último versículo del Antiguo Testamento contiene una maldición: «no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición» (Malaquías 4:6). Convenientemente, las últimas palabras del Nuevo Testamento hablan de gracia, debido a que la gracia describe el trato de Dios con el hombre en base al Nuevo Pacto.

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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