Apocalipsis 4




Apocalipsis 4: Delante del trono de Dios

A. La transición hacia Apocalipsis capítulo cuatro

1. Tomando Apocalipsis 1:19 como un bosquejo del libro, el capítulo cuatro empieza la tercera sección: «las cosas que acontecerán después de estas».

a. La frase «después de estas» (meta tauta en el antiguo griego), empleada en Apocalipsis 1:19, se repite dos veces en Apocalipsis 4:1. Ciertamente, este es un punto de partida para el principio de la tercera división de Apocalipsis 1:19.

2. El capítulo cuatro comienza con una perspectiva celestial, mirando hacia la tierra.

a. La Biblia tiene otras importantes referencias al cielo, en pasajes tales como Isaías 6:1-8, Ezequiel 1, y en pasajes que describen el tabernáculo, el cual simbólicamente representa al cielo (Éxodo 25-32 y 35-40).

b. En la descripción de las cosas celestiales, Juan utilizará símbolos. Sin embargo, «no todo» es simbólico. «Como en las parábolas de Jesús, muchos de los detalles son simplemente descriptivos y no se tiene la intención de que lleven un significado especial en sí mismo». (Morris)

i. También, debemos de tener en cuenta la naturaleza de los símbolos: el símbolo siempre es inferior a la realidad. La realidad del cielo es aún más grande que la descripción que tenemos de ella.

ii. «Es muy poco lo que podemos saber del estado futuro, pero podemos estar bien seguros de que sabemos tanto como lo que es bueno para nosotros. Debiéramos de estar contentos con aquello que no nos es revelado y con aquello que lo es. Si Dios desea que nosotros no sepamos, debiéramos de estar satisfechos con no saber. Dependiendo de ello, Él nos ha dicho todo sobre el cielo, todo lo que es necesario saber para llevarnos allí; y si él hubiera revelado más, esto hubiera servido más para la gratificación de nuestra curiosidad que para el incremento de nuestra gracia». (Spurgeon)

3. De Apocalipsis 4 al 19 tenemos una sección que principalmente atañe al juicio de Dios sobre el mundo, el cual precede al reino terrenal de Jesús. Este periodo es conocido como las «Aflicciones Mesiánicas» o la «gran tribulación».

a. Los juicios de Dios son anunciados por un libro de siete sellos, siete trompetas, siete señales, y siete copas que derraman la ira de Dios.

b. Apocalipsis cuatro nos introduce al lugar de donde sale el juicio: el trono de Dios en el cielo.

B. Juan entra al cielo

1. (1) Juan es llamado al cielo

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.

a. Después de esto: En Apocalipsis, capítulos 2 y 3, se habló a las iglesias, y las siete iglesias comprendían a todas las iglesias. Después de que Jesús terminó de hablar a las iglesias, después de esto, Juan experimentó la visión de Apocalipsis 4.

b. Y la primera voz que oí: La primera voz que le habló a Juan en Apocalipsis 1:10 le habla de nuevo aquí: la voz de Jesús. Jesús llama a Juan al cielo, por una puerta abierta al cielo.

i. Como de trompeta: La voz le habló fuerte y claro a Juan. Era como la trompeta que reunía a la congregación de Israel, o la que reunía a un ejército para la batalla.

c. Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas: Se le mostrarán cosas a Juan concernientes al futuro (que sucederán después de estas), no a los días de Juan.

i. A algunos les gusta interpretar lo que Juan vio, hasta Apocalipsis 19, como algo cumplido, que tuvo lugar «antes» de los días de Juan—notablemente, en la invasión romana y la destrucción de Jerusalén. Jesús le dice claramente a Juan que «le mostrará las cosas que sucederán después de estas».

ii. A algunos les gusta interpretar lo que Juan vio hasta Apocalipsis 19 como cumplido en la historia después de los días de Juan, pero antes de nuestro día presente. Pero estos eventos aún necesitan cumplirse en un sentido literal; solo se puede decir que ya se cumplieron al señalarlos como simbólicos. Por lo tanto, tenemos lo que Jesús le mostrará a Juan, en los siguientes capítulos, como acontecimientos pertenecientes al futuro, y como predecesores de la venida y reinado de Jesús en la tierra.

d. la primera voz que oí, como de trompeta […] dijo: Sube acá: Muchos ven la «subida» de Juan al cielo como un símbolo del rapto de la iglesia. Juan es llamado al cielo por la voz que sonó como de trompeta, justamente como es descrito el rapto de la iglesia en 1 Tesalonicenses 4:16-17.

i. El patrón es significativo. Jesús ha terminado de hablar y de tratar con las siete iglesias en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, y todas las iglesias están comprendidas en estas siete. Ahora, después de lidiar con la iglesia, Jesús llama a Juan al cielo, «atrapándolo» con una voz que suena como de trompeta. Todo esto sucede antes de la gran ira, la cual será descrita al inicio de Apocalipsis 6. Mientras se desarrolla el gran juicio en la tierra, Juan —un representante de la iglesia— está en el cielo, mirando hacia la tierra.

ii. Significativamente, la palabra «iglesia» no aparece en ningún lugar en los capítulos 4 al 19 de Apocalipsis, en los que se describe el periodo de juicio en la tierra.

2. (2a) Juan sube en el Espíritu

Y al instante yo estaba en el Espíritu […].

a. Al instante yo estaba en el Espíritu: Juan ya había dicho que estaba «en el Espíritu» en Apocalipsis 1:10. Pero esto es una experiencia diferente, ya que Juan va al cielo y tiene una perspectiva celestial.

b. En el Espíritu: ¿Dónde estaba su cuerpo? ¿Estaba también el cuerpo de Juan en el cielo o solamente era su espíritu? Esto es imposible de saber. Pablo, cuando tuvo su experiencia celestial, no sabía si estaba o no «en el cuerpo» (2 Corintios 12:1-4).

C. La descripción del cielo por parte de Juan

1. (2b) El punto de enfoque: Un trono establecido en el cielo

[…] y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.

a. Y he aquí, un trono: Este trono es lo que deja paralizado a Juan, y es el centro de esta visión. Juan fija su atención en el trono ocupado, y todo lo demás está descrito en relación a este trono.

i. La base del ateísmo o materialismo es que no hay «ningún trono», no hay una silla de autoridad o de poder a la cual todo el universo debe de responder. El punto final del humanismo es que hay un trono, pero que el «hombre» se sienta en él.

ii. Esencialmente, el hombre no puede vivir sin el concepto de un «trono», un gobernante supremo. Así que, si el hombre derroca a Dios, él, sin poder escapar, se colocará a sí mismo o a algún otro hombre sobre el trono; quizás, un líder político, como fue el caso de Lenin, Stalin, y Mao.

b. Y en el trono, uno sentado: El trono no está vacío. Hay «uno» que se sienta en este gran trono celestial. El trono es una declaración poderosa, no solamente de la «presencia» de Dios, sino de su «reino soberano, justo, y su prerrogativa para juzgar».

i. No podemos pensar correctamente acerca de casi nada hasta que establezcamos en nuestra mente la idea de que hay un trono ocupado en el cielo, y que el Dios de la Biblia gobierna desde ese trono. «Aunque pueda haber muchas interpretaciones contraponiéndose, las verdades fundamentales son evidentes por sí mismas. En el centro de todo hay un trono ocupado». (Morgan)

2. (3) Lo que Juan vio en el trono celestial

Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.

a. Y el aspecto del que estaba sentado era semejante: Cuando Juan describe al ocupante del trono, no describe a una figura distinguible. «Aquí no hay una descripción del Ser divino, como para señalar alguna similitud, figura o dimensiones. La descripción más bien apunta al entorno de gloria y resplandor que a la persona del Rey todopoderoso». (Clarke)

b. Semejante a piedra de jaspe y de cornalina: En lugar de describir una específica forma o figura, Juan describe emanaciones de destellos de luz en dos colores: blanco (jaspe puede significar «diamante») y rojo (cornalina).

i. Quizás, estos dos colores tienen la intención de comunicar la gloria de la tumba vacía (blanco [Mateo 28:1-3]) y el amor sacrificial del Calvario (rojo, indicando la sangre). O quizás están ligados con la primera y última piedra preciosa del pectoral del sumo sacerdote (Éxodo 39:8-13).

c. Y había alrededor del trono un arcoíris: El trono está rodeado por un arcoíris de color verde (semejante en aspecto a la esmeralda). El arcoíris es el recordatorio del compromiso de Dios, de su pacto con el hombre (Génesis 9:11-17).

i. Alrededor de toda esa escena del trono de Dios, una escena de soberanía, autoridad y gloria, Dios ha puesto un recordatorio de su promesa de no destruir nuevamente la tierra con agua; una promesa que dirige su soberanía, para que no sea caprichosa ni lo lleve a incumplir lo que ha prometido.

ii. Un trono dice: «Puedo hacer lo que yo quiera, debido a que yo gobierno». Una promesa dice: «Cumpliré la palabra que te he dado, y no puedo hacerlo de otra manera». Alrededor del trono un arcoíris, es algo muy notorio, que muestra que Dios siempre se limitará a sí mismo por sus propias promesas.

iii. Trapp dice respecto al arcoíris: «El cual es signum gratiae et foederis, una señal de gracia y del pacto de misericordia, la cual siempre está fresca sobre el trono de gracia de Cristo».

iv. El creyente se gloría en la soberanía de Dios, porque sabe que la soberanía de Dios está de su lado. Esto significa que ningún buen propósito de Dios para el creyente quedará sin ser cumplido.

v. «¡Oh, hijo de Dios! El Padre celestial en su soberanía, tiene el derecho de hacer contigo, su hijo, lo que a Él le plazca; pero Él nunca dejará que esa soberanía salga de los límites de su pacto. Como soberano, puede desterrarte; pero ha prometido que nunca lo haría, y nunca lo hará. Como soberano, puede dejarte morir; pero ha dicho: “no te dejaré ni te abandonaré”. Como soberano, puede hacer que sufras más de lo que puedas resistir; pero ha prometido que no te ocurrirá ninguna tentación que no sea común para los hombres, y que con la tentación dará una salida». (Spurgeon)

3. (4) Lo que Juan vio alrededor del trono: veinticuatro ancianos

Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.

a. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos: Antes de que Juan viera a los ancianos, vio los veinticuatro tronos en los cuales se sentaban. Estos veinticuatro ancianos se sentaban en tronos menores, alrededor del trono. Luego, Juan mencionará su canto de adoración (Apocalipsis 4:10-11).

b. Y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos: ¿Quiénes son estos veinticuatro ancianos? Los comentaristas debaten si estos son seres humanos o seres angelicales glorificados. Teniendo en consideración la diversidad de criterios, el consenso es que representan al pueblo de Dios.

i. Los ancianos representan al pueblo de Dios, especialmente en el Antiguo Testamento. Las 24 divisiones del sacerdocio representaban a todos los sacerdotes (1 Crónicas 24), y las 12 tribus y los 12 apóstoles representan a todos los fieles.

ii. En Apocalipsis 5:9-10, los veinticuatro ancianos cantan un cántico de alabanza a Jesús, y claman: «porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación». En ese pasaje, los veinticuatro ancianos están hablando claramente como representantes de todo el pueblo de Dios, de la gran compañía de los redimidos.

c. Vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas: Las ropas blancas y las coronas de los ancianos parecen indicar que en realidad ellos eran seres humanos, en gloria, por supuesto.

i. Los ángeles a veces son presentados en ropas blancas o vestiduras (Marcos 16:5; Juan 20:12; Hechos 1:10), pero los santos también tienen ropas blancas (Apocalipsis 6:11, 7:9, 13-14) como una ilustración de su justicia imputada (Isaías 61:10, Apocalipsis 3:5-18). Sin embargo, nunca vemos a los ángeles coronados, pero a los creyentes sí, y lo estarán (1 Corintios 9:25; 2 Timoteo 4:8; 1 Pedro 5:4).

i. Por lo tanto, hombres redimidos y glorificados se sientan con Jesús en el trono. En tronos menores, sin duda; pero tronos, no obstante. Somos «coherederos con Cristo» (Romanos 8:17), y «reinaremos con Él» (2 Timoteo 2:12).

4. (5) Señales impresionantes y atemorizantes en el trono de Dios

Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.

a. Y del trono salían relámpagos y truenos y voces: Los relámpagos, truenos, voces y fuego son recordatorios de la temible presencia de Dios en el monte Sinaí (Éxodo 19:16-19 y 20:18-19). Ellos comunican el asombro asociado con el trono de Dios.

b. Delante del trono ardían siete lámparas de fuego: El Espíritu Santo (los siete espíritus de Dios, como es expresado en Apocalipsis 1:4 e Isaías 11:2) está representado por siete lámparas de fuego. En otros pasajes, es representado por una paloma (Mateo 3:16) o una llama de fuego (Hechos 2:3).

i. Las lámparas de fuego son importantes, porque el Espíritu Santo no es ordinariamente visible, Él se representa a sí mismo en una forma visible, como una paloma o una lengua de fuego.

5. (6a) El mar de cristal delante del trono

Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal […].

a. Un mar de vidrio: ¿Es este mar realmente de vidrio o solamente lo aparenta? Lo comentaristas están divididos en este punto. Por ejemplo, Robertson dice: «apariencia, no existencia material» y Alford dice: «existencia material, no apariencia». Ya sea que se vea como vidrio, o que en realidad esté hecho de vidrio, es el vidrio más fino, semejante al cristal.

b. Un mar: Este cuerpo de agua delante del trono es un recordatorio del lavabo en el tabernáculo, y de nuestro «lavamiento de agua por la palabra» (Efesios 5:26).

i. «La Palabra es para nosotros un cristal, que nos da una visión clara de Dios y de nosotros mismos (2 Corintios 3:18; Santiago 1:23)». (Trapp)

6. (6b-8a) Las cuatro criaturas vivientes, todas alrededor del trono

[…] y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos;

a. Cuatro seres vivientes llenos de ojos: De la comparación con Ezequiel 1:4-14 y 10:20-22, entendemos que estas criaturas son «querubines», los espectaculares seres angelicales que rodean el trono de Dios. Satanás fue una vez uno de estos sublimes seres angelicales, de acuerdo con Ezequiel 28:14.

i. Los querubines también eran prominentes en el diseño del tabernáculo, particularmente en el Lugar Santísimo (Éxodo 25:17-22 y 26:1, 31). Las Escrituras muestran que el tabernáculo es un modelo del trono de Dios, en alguna manera (Éxodo 25:8-9).

b. Llenos de ojos delante y detrás [] alrededor y por dentro estaban llenos de ojos: Su multitud de ojos indica que estos seres vivientes (no «bestias» como en la versión King James) no son instrumentos ciegos o robots. Ellos saben y entienden, y tienen una visión y percepción mayor que la de cualquier hombre.

i. Estos seres de una inteligencia y entendimiento increíbles viven para adorar a Dios. Toda falla de una verdadera adoración está en la falta de visión y entendimiento.

ii. La manera en la que estos seres superinteligentes adoran a Dios, nos recuerda que nuestra «adoración debe ser inteligente». «Nuestro culto no debe ser aprisa, sino racional (Romanos 12:1). Dios odia el sacrificio ciego, es decir, cuando los hombres adoran sin saber qué adoran, ni por qué lo adoran (Juan 4:22)». (Trapp)

iii. «La palabra “bestia” es utilizada de una manera muy inapropiada aquí y en cualquier otro lugar en esta descripción. Wiclif la utilizó primero, y los traductores en general lo han seguido en esta tosca traducción». (Clarke)

c. Semejante a un león [] semejante a un becerro [] rostro como de hombre [] semejante a un águila volando: Juan describe a cuatro querubines, cada uno con un rostro diferente. De la comparación con Ezequiel 1:6-10, podemos ver que cada uno de los querubines tiene «cuatro rostros», y en ese momento Juan ve cada uno de los cuatro rostros diferentes que apuntan a su dirección. El significado de estos cuatro rostros ha sido interpretado de muchas maneras.

i. Se ha dicho que los cuatro rostros representan los elementos, las virtudes cardinales, las facultades y poderes del alma, las iglesias patriarcales, los grandes apóstoles, la ordenación del clérigo, el principado de los ángeles, y mucho más.

ii. Algunos comentaristas dicen que estas cuatro criaturas hablan de los estandartes de las tribus guía mientras Israel acampaba en cuatro grupos alrededor del tabernáculo en el desierto. Números 2:3, 2:10, 2:18, y 2:25 menciona esta organización de las tribus bajo estas cuatro cabezas, pero no le asigna «mascotas» a los estandartes tribales. Seiss, Clarke, y Poole, cada uno menciona esta aproximación, y citan a «escritores judíos», a «los talmudistas», y a «los doctos medos […] de los rabinos», respectivamente. Poole explica «que estas eran las cuatro criaturas cuyos retratos estaban en los cuatro estandartes de los israelitas cuando fueron divididos en cuatro compañías, a cada una de las cuales se le asignaron los hombres de tres tribus. El estandarte de Judá tenía un león en sus colores, de acuerdo con la profecía de Jacob de esa tribu (Génesis 49:9), Efraín tenía un becerro, Rubén a un hombre y Dan a un águila. Esto lo demuestran los eruditos rabinos, quienes, aunque bastante fabulosos, en tal cosa pueden ser acreditados».

iii. Los cuatros rostros diferentes de los querubines son a menudo tomados como los símbolos de Jesús representados en cada evangelio. En la arquitectura clásica de la iglesia, estos cuatro «personajes» son repetidos a menudo como un motivo que significa tanto el cielo, como los cuatro evangelios.

iv. La mayoría ha visto a Mateo como el Evangelio del «León», ya que muestra a Jesús como el «León de la tribu de Judá. Marcos es visto como el Evangelio del «Becerro», porque muestra a Jesús como un siervo humilde, un obrero. Lucas es visto como el Evangelio del «Hombre», pues muestra a Jesús como el hombre perfecto, el segundo Adán. Juan es visto como el Evangelio del «Águila», porque muestra a Jesús como el hombre del cielo. Pero este enfoque también tiene otras interpretaciones.

Victorino Ireneo Agustín Clarke Tradicional
Mateo Hombre Hombre León Hombre León
Marcos León Águila Hombre  León Becerro
Lucas  Becerro Becerro Becerro Becerro Hombre
Juan Águila León Águila Águila Águila

v. Quizás es más seguro decir que los cuatro rostros son importantes porque representan a toda la creación animada, en su suma excelencia. El león es el más poderoso de todos los animales salvajes, el becerro es el más fuerte de los animales domesticados, el águila es el rey de todas las aves, y el hombre es la creación máxima. «En el Shemoth Rabba, sec. 23, fol. 122, 4, Rabbi Abin dice: “Hay cuatro, los cuales tienen principado en este mundo: entre las criaturas intelectuales, el HOMBRE; entre las aves, el ÁGUILA; entre el ganado, el BECERRO; y entre las bestias salvajes, el LEÓN; cada uno tiene un reino y cierto significado, y estos son colocados bajo el reino de gloria (Ezequiel 1:10) para mostrar que ninguna criatura debe exaltarse a sí misma en este mundo, y que el reino de Dios es sobre todo”. Estas criaturas pueden ser consideradas como representantes de toda la creación». (Clarke)

vi. Estos querubines son «calificados con todos los talentos necesarios para realizar sus deberes, pues son valientes como leones, sufridos como becerros, prudentes como hombres y magníficos al remontarse en las alturas como las águilas». (Trapp)

vii. También es significativo ver que la Biblia asocia los «rostros» con la idea de una persona (1 Crónicas 12:8; 2 Crónicas 29:6; Isaías 3:15, 13:8). Aquí tenemos a seres individuales con cuatro rostros. Aparentemente, estos pueden ser seres que son más que una persona, como nuestro Dios que es un Dios en tres personas.

viii. Poole dice que estos cuatro rostros ilustran las diferentes personalidades que tienen los ministros de Dios: «Por ellos se dan a conocer los varios dones con los cuales Dios bendijo a sus ministros, dando a algunos mayor coraje y fortaleza, esos son como leones; a otros dio más apacibilidad y mansedumbre, ellos son como becerros o corderos; otros tienen más sabiduría y prudencia, como el hombre; otros, una vista más aguda hacia los misterios del reino de Dios, como águilas».

D. Juan describe lo que sucede en el trono de Dios

1. (8b) Las criaturas vivientes constantemente adoran a Dios

[…] y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.

a. Y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo: Los querubines constantemente repetían la frase «santo, santo, santo». La naturaleza y el carácter santo de Dios es declarado, y se enfatiza al expresarse tres veces.

i. «En la cultura hebrea, la doble repetición de una palabra le añade énfasis, mientras que la repetición triple, no muy común, señala algo superlativo y llama la atención a la infinita santidad de Dios». (Johnson)

ii. No cesaban: «Ellos no cesan, y sin embargo tampoco se cansan; el dulce contenido que adquiere su empleo continuo es más apropiado para ser creído que para ser discutido». (Trapp)

b. Señor Dios Todopoderoso: El querubín declara que «el Señor Dios es Todopoderoso». Como en Apocalipsis 1:8, la antigua palabra griega es pantokrator, con la idea de «aquel que tiene en su mano todo».

c. El que era, el que es, y el que ha de venir: Esto repite otra idea de Apocalipsis 1:8, y se refiere al Ser eterno de Dios. Traduce el pensamiento detrás del significado del nombre Yahveh.

2. (9-11) Los veinticuatro ancianos adoran a Dios que está en el trono

Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

a. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria [] los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono: La adoración de los veinticuatro ancianos es promovida por los querubines; ya que los querubines adoran a Dios día y noche, también lo hacen los ancianos.

i. Saber que los ángeles deben de adorar a Dios debiera de promover nuestra adoración también. ¿Tenemos menores motivos para alabarle o para darle gracias? «¿Cantamos tanto como lo hacen las aves? ¿Qué cantarán las aves, comparadas con nosotros? ¿Cantamos tanto como lo hacen los ángeles? Sin embargo, ellos nunca fueron redimidos por la sangre de Cristo. Las aves del cielo, ¿me aventajarán? Ángeles, ¿me excederán? Así lo han hecho, pero intento copiarlos, día a día, noche a noche, derramando mi alma en un cántico sagrado». (Spurgeon, «Santo cántico de los santos gozosos»)

ii. «Si tendremos nuestras almas puestas como una perla en el hermoso anillo de cortesanos celestiales que rodean el trono del Cordero, entonces, alabemos a Dios de la manera que ellos lo hacen». (Trapp)

b. Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive: Los veinticuatro ancianos adoran, lo cual significa dar honor a Dios. Los ancianos dan crédito a Dios por su trabajo y recompensa, y hacen esto mientras echan sus coronas delante del trono. Ellos reconocen que la dignidad le pertenece a Dios, no a ellos.

i. Echar sus coronas muestra su declaración: «Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder». Si Dios es digno de la gloria y la honra y el poder, entonces Él debiera de recibir la corona.

ii. También hay una alusión a una práctica conocida en el Imperio romano. El emperador de Roma gobernaba sobre muchos reyes menores, y a estos reyes se les ordenaba venir, en un tiempo determinado, delante del emperador para echar sus coronas ante él como homenaje. Luego, él se las devolvía, como una demostración de que sus coronas, su derecho de gobernar y su victoria, provenían de él. «Esta es una alusión a la costumbre de postración en el este, y al homenaje que hacían los reyes pequeños para reconocer la supremacía del emperador». (Clarke)

iii. Las coronas mencionadas en Apocalipsis 4:10 son las coronas stephanos, las coronas de «victoria», no las de la realeza. Estas son las coronas de los logros que un atleta ganador recibía en los antiguos Juegos Olímpicos. Los veinticuatro ancianos —representando a todos los redimidos de Dios— arrojan cada logro que tienen delante de Dios, porque saben y proclaman que Él es digno de recibir la gloria y la honra y el poder.

iv. «Nuestro texto dice que todos arrojan sus coronas delante del trono. No hay opiniones divididas en el cielo, no hay sectas ni partidos, no hay secciones allí. Todos están en perfecta armonía y en un dulce acuerdo. Lo que uno hace, lo hacen todos. Ellos arrojan sus coronas, sin excepción, delante del trono. Demos comienzo a esa unanimidad aquí. Como compañeros cristianos, desechemos todo lo que nos divide, o lo que nos separa de nuestro Señor. No he leído que hubo un solo anciano que envidiara la corona de su hermano, y dijera: “Ah, desearía ser alguien como él, y tener su corona”. No he leído que uno de ellos empezara a encontrar faltas en la corona de su hermano, y dijera: “Ah, sus joyas pueden brillar, pero las mías tienen un tinte peculiar, y son de una excelencia mayor”. No he leído de alguna disensión; todos estaban unánimes al echar sus coronas a los pies de Jesús. Todos estaban unánimes al glorificar a Dios». (Spurgeon)

c. Porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas: Los veinticuatro ancianos adoran a Dios debido a su poder creativo y a su gloria. El hecho de que Dios es Creador le da todo el derecho sobre todo, de la manera que un alfarero tiene todos los derechos sobre su barro (Romanos 9:21).

i. El derecho de Dios sobre nosotros como el Creador es un hecho que puede ser aceptado y disfrutado, o ser rechazado y provocar frustración. Hay un valor tremendo al reconocer delante de Dios que somos «seres creados».

ii. «El poder de Dios puesto en acción en la creación, y su administración del mundo, es mencionado aquí dos veces, como aquello que nunca puede ser admirado y adorado lo suficiente». (Trapp)

iii. Nosotros confesamos un cariño por la traducción de la Versión King James de Apocalipsis 4:11: «Tú eres digno, oh Señor, de recibir la gloria y el honor y el poder, pues tú has creado todas las cosas, para tu placer estas son y fueron creadas». La maravillosa frase «para tú placer estas son y fueron creadas», nos recuerda que cada uno de nosotros existe para dar gloria y placer a Dios. Hasta que no hagamos eso, no hemos cumplido el propósito por el cual fuimos creados.

d. Debido a que ellos representan a todo el pueblo de Dios, la adoración, la corona, los vestidos, y el corazón de estos veinticuatro ancianos, también nos pertenecen a nosotros. «Hay un trono en el cielo que ninguno puede ocupar, solo tú; y hay una corona en el cielo que ninguna otra cabeza puede usar, solo la tuya; y hay una parte en el cántico eterno que ninguna voz puede ir al son de ella, solo la tuya; y hay una gloria a Dios que faltaría si no vinieras a rendirla; y hay una parte de infinita majestad y gloria que nunca podrá reflejarse, ¡a menos que tú estés allí para reflejarla!». (Spurgeon)

i. Pero también significa que debiéramos de estar haciendo planes dirigidos a aquel gran día. «Si tú y yo camináramos a alguna gran catedral en donde estén cantando, y preguntáramos si podemos cantar en el coro, investigarían si nos sabemos la tonada, y no nos permitirían que nos uniéramos si no nos la supiéramos. Tampoco podemos esperar que nuestras voces sin entrenamiento deban de ser admitidas en los coros de arriba. Ahora, queridos hermanos y hermanas, ¿ya han aprendido a echar sus coronas a los pies de Jesús?». (Spurgeon)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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