Deuteronomio 1




Deuteronomio 1 – Moisés recuerda el viaje de Israel desde el monte Sinaí hasta Cades-barnea

A. Introducción; Moisés recuerda la salida del monte Sinaí (Horeb).

1. (1) Estas son las palabras…

Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab.

a. A este lado del Jordán: En este punto, Israel estaba acampado en las grandes llanuras de Moab, pudiendo ver a través del río Jordán hacia la Tierra Prometida. Esta era la tierra de Canaán que Dios les prometió pero que no habían ocupado en 400 años.

b. En el desierto: Habían pasado por un viaje largo y difícil desde Egipto que se hizo aún más largo y difícil debido a su incredulidad y la muerte de la generación adulta que salió primero de Egipto.

c. Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel: En este punto crucial en la historia de Israel – en el umbral de la Tierra Prometida, y listos para adoptar una verdadera identidad nacional, Moisés habla a Israel en este libro de Deuteronomio.

i. El nombre Deuteronomio significa “segunda ley”. Fue la segunda entrega de la Ley Mosaica, siendo la primera en el Monte Sinaí. Moisés se sintió compelido a traer este recordatorio de la Ley a Israel, porque aquellos que estaban listos para entrar en la Tierra Prometida eran solo niños – si es que ya habían nacido – cuando la Ley se dio originalmente en el Monte Sinaí.

d. Habló Moisés a todo Israel: Esencialmente, el Libro de Deuteronomio fue un sermón – o una serie de sermones, predicados por Moisés a Israel, y predicados con un corazón apesadumbrado y apasionado.

i. El corazón de Moisés estaba apesadumbrado porque sabía que no entraría a la Tierra Prometida de Canaán con Israel. Su desobediencia a Dios en Meriba (Números 20:1-13) significó que no vería la finalización del éxodo de Israel que comenzó en Egipto.

ii. El corazón de Moisés estaba apasionado porque sabía que si esta nueva generación – una generación de fe, a diferencia de la generación que pereció en el desierto – no obedecía la Ley de Dios, entonces el pacto de Dios obraría contra ellos y los maldeciría. Así que, el Señor suplica apasionadamente a través de un Moisés apasionado en Deuteronomio, ¡suplicando que Israel escoja la vida! (Deuteronomio 30:19)

iii. Deuteronomio es, por lo tanto, un libro de recordatorio y un libro de preparación. Nunca superamos nuestra necesidad de recibir recordatorios, como dijo Pedro: Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente (2 Pedro 1:12).

e. Hablo Moisés a todo Israel… en el desierto: Deuteronomio también es un libro importante, porque fue un libro útil de recordatorio y preparación para Jesús. En su tentación en el desierto, parece obvio que Jesús meditó en Deuteronomio porque al responderle a Satanás, lo citó tres veces. Deuteronomio fue un libro preciado para Jesús y fue usado para prepararlo para ser usado por Dios. No debemos pensar menos de él.

i. Cuando Satanás lo tentó a usar sus poderes divinos para convertir la piedra en pan, Jesús respondió a Satanás de Deuteronomio 8:3: No sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

ii. Cuando fue tentado por Satanás para tentar a Dios el Padre para demostrar a Jesús como el Mesías antes de tiempo, Jesús respondió a Satanás de Deuteronomio 6:16: No tentaréis a Jehová vuestro Dios.

iii. Cuando Satanás lo tentó a evitar la cruz inclinándose para adorar al diablo, Jesús respondió a Satanás de Deuteronomio 6:13: A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás.

iv. “Deuteronomio es uno de los libros más grandes del Antiguo Testamento. Su influencia en la religión doméstica y personal de todas las épocas no ha sido superada por ningún otro libro de la biblia. Se cita más de ochenta veces en el Nuevo Testamento y pertenece a un pequeño grupo de cuatro libros del Antiguo Testamento [los otros son Génesis, Salmos e Isaías] a los que los primeros cristianos hacían referencia frecuente”. (Thompson)

2. (2-4) El viaje desde el Monte Horeb hasta Cades-barnea.

Once jornadas hay desde Horeb, camino del monte de Seir, hasta Cades-barnea. Y aconteció que a los cuarenta años, en el mes undécimo, el primero del mes, Moisés habló a los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová le había mandado acerca de ellos, después que derrotó a Sehón rey de los amorreos, el cual habitaba en Hesbón, y a Og rey de Basán que habitaba en Astarot en Edrei.

a. Cades-barnea: Este fue el lugar donde, en Números 13 y 14, Israel creyó el informe de los espías infieles y se rebeló contra Dios, negándose a entrar en la Tierra Prometida.

b. Once jornadas hay desde Horeb, camino del monte de Seir, hasta Cades-barnea: El viaje desde el monte Horeb hasta Cades-barnea solo tomaba once días. Pero desde Cades-barnea (el umbral de la Tierra Prometida) de regreso a Cades-barnea (de regreso al umbral de la Tierra Prometida) tomó cuarenta años.

i. Esto se debió a que tomó cuarenta años para la generación de incredulidad – aquellos que eran adultos cuando Israel salió de Egipto – muriera en el desierto, y para que una generación de fe y confianza en Dios se levantara en su lugar.

c. Después que derrotó a Sehón rey de los amorreos… y a Og rey de Basán: El gran temor de Israel cuando llegaron por primera vez a Cades-barnea y tuvieron la oportunidad de entrar a la Tierra Prometida era que serían aplastados por la destreza militar de los cananeos. Pero cuando la nueva generación confió en Dios y siguió adelante, Dios inmediatamente les dio la victoria sobre dos reyes paganos (Sehón y Og). La victoria estuvo lista tan pronto como Israel estuvo listo para recibirla en fe.

3. (5) Moisés el expositor.

De este lado del Jordán, en tierra de Moab, resolvió Moisés declarar esta ley, diciendo:

a. De este lado del Jordán: Esta fue una de las últimas cosas que Moisés hizo para preparar al pueblo de Israel para finalmente entrar a la Tierra Prometida. Moisés sabía que necesitaban conocer la Palabra.

b. Resolvió Moisés declarar esta ley: Moisés ahora servirá como maestro expositivo para Israel. La palabra hebrea traducida como “resolvió” proviene de las ideas “cavar profundamente” o “minar”. Moisés extraerá las riquezas de la verdad de Dios para el pueblo y los preparará para entrar.

4. (6-8) La orden de avanzar desde el Monte Horeb.

Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: Habéis estado bastante tiempo en este monte. Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates. Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos.

a. Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb: Esta salida del Monte Sinaí (Horeb y Sinaí son nombres diferentes para el mismo lugar) fue registrada en Números 10. Sin embargo, el relato de Números 10 no nos da los detalles registrados aquí.

b. Habéis estado bastante tiempo en este monte: Simplemente, Dios le dijo a Israel que siguiera adelante. Un año en el Monte Sinaí era suficiente; No los sacó de Egipto para que vivieran para siempre en el Sinaí. Era hora de avanzar en fe y tomar la tierra prometida.

i. Gálatas 4 y Hebreos 12 simbólicamente identifican el Monte Sinaí con el Antiguo Pacto de obras y ley. Para el cristiano de hoy, es importante pasar algún tiempo bajo la ley como tutora (Gálatas 3:24-25), para que conozcamos el carácter santo de Dios y nuestra necesidad de un Salvador. Pero Dios nunca tuvo la intención de que el cristiano viviera su vida espiritual en el Monte Sinaí. El creyente debe avanzar en fe hacia la Tierra Prometida.

c. Volveos e id al monte… Mirad, yo os he entregado la tierra: Aunque sería un desafío, Dios había puesto la Tierra Prometida delante de Israel – y Moisés aquí recuerda cuando les habló en el Sinaí y les dijo que se movieran y tomaran la tierra.

5. (9-18) Cuando Moisés nombró jueces entre Israel.

En aquel tiempo yo os hablé diciendo: Yo solo no puedo llevaros. Jehová vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como las estrellas del cielo en multitud. ¡Jehová Dios de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha prometido! ¿Cómo llevaré yo solo vuestras molestias, vuestras cargas y vuestros pleitos? Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes. Y me respondisteis y dijisteis: Bueno es hacer lo que has dicho. Y tomé a los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros, jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y gobernadores de vuestras tribus. Y entonces mandé a vuestros jueces, diciendo: Oíd entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero. No hagáis distinción de persona en el juicio; así al pequeño como al grande oiréis; no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios; y la causa que os fuere difícil, la traeréis a mí, y yo la oiré. Os mandé, pues, en aquel tiempo, todo lo que habíais de hacer.

a. Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes: Algunos piensan que el nombramiento de líderes descrito en Deuteronomio 1 se refiere al nombramiento de Jueces en Éxodo 18. Algunos otros creen que se refiere al nombramiento de ancianos descrito en Números 11. Posiblemente podría ser cualquiera, pero por el flujo del contexto de Moisés en Deuteronomio 1, parece mejor considerar que fue el nombramiento de ancianos en Números 11.

b. Yo solo no puedo llevaros: Moisés experimentó esta crisis en Números 11 cuando el pueblo se quejó de nuevo por la comida que Dios proveía. Para ayudar a Moisés a llevar la carga, Dios le indicó que nombrara a setenta ancianos para que lo ayudaran a soportar la presión de dirigir a la nación.

i. Como se describe en Números 11, estos ancianos tenían una función preciada: Esperen allí con Moisés (Números 11:16), que tengan el mismo Espíritu que Moisés, y que lleven con Moisés la carga del pueblo (Números 11:17).

c. Y tomé a los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros: Moisés escogió a los ancianos de Israel usando una combinación de aprobación por parte de la congregación, y aprobación por parte de Moisés mismo. Entonces Moisés instruyó a los ancianos en los principios de un liderazgo justo, y así se liberó de muchas cargas.

B. Moisés recuerda cuando en su incredulidad, Israel rehusó entrar a la Tierra Prometida.

1. (19-21) Moisés recuerda su exhortación a Israel en Cades-barnea.

Y salidos de Horeb, anduvimos todo aquel grande y terrible desierto que habéis visto, por el camino del monte del amorreo, como Jehová nuestro Dios nos lo mandó; y llegamos hasta Cades-barnea.Entonces os dije: Habéis llegado al monte del amorreo, el cual Jehová nuestro Dios nos da. Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.

a. Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella: Después de ver la fidelidad de Dios al permitirles cruzar la tierra de los amorreos, Moisés estuvo listo para llevar a la nación a Canaán.

b. No temas ni desmayes: Esta exhortación fue importante porque este fue el momento crítico para Israel. Llevaban poco más de un año fuera de Egipto y estaban listos para ir a la Tierra Prometida. La tierra estaba allí ante ellos, lista para que la tomaran por fe si ellos no temían ni desmayaban.

2. (22-23) Moisés recuerda la sugerencia de Israel de enviar espías.

Y vinisteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra, y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar. Y el dicho me pareció bien; y tomé doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu.

a. Y vinisteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros: Mientras Moisés recuerda esta sugerencia, mira hacia atrás con pesar. Realmente no había ninguna razón de peso para enviar espías a la Tierra Prometida.

i. Dios les había dicho que la tierra era buena. A menos que no le creyeran, no había razón para confirmarlo por sí mismos. Dios les había dicho que tomarían la tierra y derrotarían a las naciones que vivían allí. A menos que no le creyeran, no había razón para echar un vistazo a los enemigos y ver si Dios de alguna manera estaba a la altura del desafío.

b. Y el dicho me pareció bien: Moisés debe haberse sentido arrepentido al recordar esto. El pueblo lo sugirió y Moisés estuvo de acuerdo. Sin embargo, cuando diez de los doce espías regresaron con un informe lleno de miedo e incredulidad, la nación les creyó y se negó a creer en la promesa de Dios y entrar.

i. Al leer solo Números 13:2, podría parecer que este plan de enviar espías a Canaán se originó en Dios, no en el pueblo. Pero una mirada cuidadosa muestra que Números 13:2 trata principalmente del número de espías a enviar (12) y cómo deben ser elegidos (uno de cada tribu). Entonces, aunque el plan no se originó con Dios (Deuteronomio 1 indica que comenzó con el pueblo, y fue aprobado por Moisés), el Señor esencialmente dijo: “Si vas a enviar espías, envía doce, y haz que representen a toda la nación enviando uno de cada tribu”.

ii. Quizás en esto Dios se aseguró de que no todos los espías trajeran un informe de incredulidad.

3. (24-25) Moisés recuerda el viaje y el informe de los espías.

Y se encaminaron, y subieron al monte, y llegaron hasta el valle de Escol, y reconocieron la tierra. Y tomaron en sus manos del fruto del país, y nos lo trajeron, y nos dieron cuenta, y dijeron: Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da.

a. Nos dieron cuenta, y dijeron: Significativamente, Moisés no menciona el mal informe de los espías incrédulos (Números 13:28-29). Es casi como si el recuerdo fuera tan doloroso que Moisés ni siquiera quería tratar con él.

b. Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da: Era suficiente que la nación de Israel tuviera el informe de los espías piadosos, Josué y Caleb. Además de eso, los doce espías se unieron para decir: “Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da” (Números 13:27).

4. (26-33) Moisés recuerda el rechazo incrédulo de Israel a la Tierra Prometida, aunque les rogó que tomaran la tierra con fe.

Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios; y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos. ¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac. Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos. Y en el desierto has visto que Jehová tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar. Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro Dios, quien iba delante de vosotros por el camino para reconoceros el lugar donde habíais de acampar, con fuego de noche para mostraros el camino por donde anduvieseis, y con nube de día.

a. Sin embargo: En este contexto, esta es una palabra inquietante. Fue la palabra exacta en la boca de los diez terribles espías cuando comenzaron a dar un mal testimonio a Israel (Números 13:28).

i. Esencialmente, los diez espías y todo Israel dijeron: “Fuimos a la tierra de Canaán y encontramos que era una tierra maravillosa, tal como el Señor dijo que sería. La palabra de Dios era cierta en ese punto. Sin embargo (esencialmente diciendo, ‘a pesar de todo eso’), no le creemos a Dios cuando dice que Él nos permitirá vencer a los enemigos de la tierra y poseerla”.

ii. ¡Sin embargo! A pesar de que hemos visto que la palabra de Dios es verdadera, no confiaremos en Él para grandes cosas en el futuro. Este es un terrible testimonio.

b. No quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios; y murmurasteis en vuestras tiendas: Dios no había hecho nada más que mostrarse fiel a Israel. No podían señalar un solo caso en el que Él los hubiera defraudado, aunque el viaje no había sido fácil. Sin embargo, respondieron a la fidelidad de Dios con rebelión, murmuración e incredulidad.

i. No estaban convencidos del amor de Dios y les resultaba difícil confiar en un Dios que no creían que los amaba. Los cristianos de hoy también necesitan ser persuadidos del amor de Dios. Muchos creyentes se ven obstaculizados en su caminar con Dios porque no están genuinamente persuadidos del amor de Dios por ellos. Deberían preguntarse: “¿Qué haría falta para finalmente convencerme de que Dios realmente me ama?” No esperamos a que Dios nos dé todo lo que queremos antes de amarlo. Esa es la demanda egoísta de un niño de poca visión, como el niño que cree que mamá no lo quiere porque no puede tener todos los dulces que quiere.

ii. Dios ya ha dado la máxima demostración de su amor: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). La muerte de Jesús por los pecadores culpables es la máxima demostración del amor de Dios; Él no puede hacer nada más grande que lo que ya ha hecho en Jesús. Ahora podemos simplemente recibir su amor.

c. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos: Con estas palabras, Moisés hizo todo lo posible para animar al pueblo. Los llamó a recordar específicamente la fidelidad pasada de Dios y considerar que Él podía darles la victoria en la tierra de Canaán.

i. A Satanás le encanta hacernos olvidar lo que debemos recordar (las victorias pasadas y los milagros de Dios a nuestro favor). Él también ama hacernos recordar lo que debemos olvidar (nuestro pasado de pecado y vida egoísta).

d. Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro Dios: En esencia, no fue el pecado lo que mantuvo a Israel fuera de la Tierra Prometida. En cambio, fue incredulidad (aunque ciertamente, la incredulidad es pecado). El pecado de Israel podía cubrirse mediante un sacrificio expiatorio; pero su incredulidad y duda del amor de Dios por ellos los hizo incapaces de confiar en Dios.

i. A menudo pensamos que en realidad es algún pecado lo que nos impide seguir adelante con el Señor. Es cierto que el Señor quiere lidiar con el pecado y sacarlo del camino, pero la forma en que sucede es profundizando la relación de amor y confianza en el Señor. La incredulidad y falta de confianza es el verdadero enemigo.

C. Moisés recuerda las secuelas de la rebelión de Israel en Cades-barnea.

1. (34-40) Moisés recuerda el juramento de juicio de Dios contra el Israel incrédulo.

Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres, excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová. También contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá. Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel. Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos la heredarán. Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.

a. Se enojó, y juró: En respuesta a la incredulidad de Israel y la falta de confianza en el amor de Dios, Dios juró (Salmo 95:11) que la generación adulta que salió de Egipto no heredaría la Tierra Prometida, sino que moriría en el desierto desolado.

b. Excepto Caleb hijo de Jefone: Las únicas excepciones fueron Caleb y Josué. Estos fueron los dos fieles entre los doce espías que regresaron con el informe de la Tierra Prometida (Números 14:6-10).

c. Tampoco tú entrarás allá: Ni siquiera Moisés entraría a la Tierra Prometida. Aunque esto no se dijo específicamente en Números 14 (vino más tarde en Números 20), podría inferirse entonces, porque Moisés no estaba entre las excepciones nombradas (solo Josué y Caleb).

d. Josué… hará heredar a Israel: Tan grande como fue Moisés (y verdaderamente, él fue uno de los gigantes de la biblia), no podría y no llevaría a Israel a la Tierra Prometida. Eso quedó en manos de uno que vino después de Moisés, Josué.

i. Moisés fue el gran legislador y representó la relación con Dios a través de la Ley. Esto podría darle a una persona una relación de tipo desierto con Dios, pero nunca podría llevarla a al tipo de relación de Tierra Prometida con Dios. Solo Josué pudo hacer eso – y el nombre hebreo Josué corresponde exactamente al nombre Jesús. Solo Jesús puede llevarnos a una relación de Tierra Prometida con Dios.

e. Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín… ellos la heredarán: La gran excusa de Israel por su incredulidad en Cades-barnea fue, “Si vamos y tomamos la tierra, nuestros hijos serán asesinados” (Números 14:3). Dios respondió a su incrédula excusa diciendo: “Ustedes morirán y sus hijos poseerán la tierra”.

i. “Cualquier cosa, de hecho, servirá como excusa, cuando el corazón está empeñado en hacer concesiones”. (Spurgeon)

ii. Es aleccionador considerar cuán fácil, rápido y completamente Dios ve a través de nuestras excusas. A menudo nos sentimos confiados en nuestras excusas porque otras personas no pueden desafiarlas realmente pero Dios ve a través de ellas.

2. (41-46) Moisés recuerda su arrepentimiento a medias y el inútil intento de invasión.

Entonces respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra Jehová; nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que Jehová nuestro Dios nos ha mandado. Y os armasteis cada uno con sus armas de guerra, y os preparasteis para subir al monte. Y Jehová me dijo: Diles: No subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos. Y os hablé, y no disteis oído; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo con altivez subisteis al monte. Pero salió a vuestro encuentro el amorreo, que habitaba en aquel monte, y os persiguieron como hacen las avispas, y os derrotaron en Seir, hasta Horma. Y volvisteis y llorasteis delante de Jehová, pero Jehová no escuchó vuestra voz, ni os prestó oído. Y estuvisteis en Cades por muchos días, los días que habéis estado allí.

a. Hemos pecado contra Jehová; nosotros subiremos y pelearemos: Después de escuchar las consecuencias de su rechazo a Dios, Israel tuvo un cambio de corazón. Sin embargo, salieron en la carne y no en la fe, porque Dios ya no los guiaba.

b. Fuisteis rebeldes al mandato de Jehová: Hicieron esto en medio de su supuesto arrepentimiento. Su tristeza no era por afligir el corazón de Dios sino por cuarenta años más en el desierto. Por lo tanto, Dios vio a través de su arrepentimiento superficial.

c. Pero salió a vuestro encuentro el amorreo, que habitaba en aquel monte, y os persiguieron como hacen las avispas: Esto muestra cómo su inútil intento de invasión terminó en desastre. Después de su derrota total, lloraron y lloraron – pero nuevamente, esto fue por las consecuencias de ser atrapados, no por haber afligido el corazón de Dios, y no por su pecado de no creer en el gran amor de Dios.

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com 

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