Deuteronomio 19 – Sobre el derecho penal
A. Ciudades de refugio
1. (1-3) Tres ciudades especiales
Cuando Jehová tu Dios destruya a las naciones cuya tierra Jehová tu Dios te da a ti, y tú las heredes, y habites en sus ciudades, y en sus casas; te apartarás tres ciudades en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas. Arreglarás los caminos, y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, y será para que todo homicida huya allí.
a. Cuando Jehová tu Dios destruya a las naciones: Los tres sermones de Moisés registrados en Deuteronomio fueron dados unas semanas antes de que Israel cruzara el Jordán y comenzara su conquista de Canaán. Esta sección describe lo que debían hacer cuando se establecieran en la tierra.
i. «Todavía con la mente puesta en el hecho de que el pueblo estaba entrando en la tierra, Moisés hizo nuevas aplicaciones de las leyes a las nuevas condiciones. Sus palabras ahora tenían que ver con la vida, la tierra, la verdad y la justicia». (Morgan)
b. Te apartarás tres ciudades en medio de la tierra: Dios le ordenó a Israel que estableciera tres ciudades de refugio en la Tierra Prometida y los mandó a distribuir las ciudades por todo Israel («en medio de la tierra»).
i. En Éxodo 21:12-14 se anticiparon las ciudades de refugio. Números 35:9-28 dio la orden inicial de establecer las ciudades de refugio, y Josué 20:7-8 es el registro de su establecimiento. Moisés había establecido previamente Bezer, Ramot y Golán como ciudades de refugio en el lado oriental del río Jordán (Deuteronomio 4:41-43).
ii. Las tres ciudades establecidas más tarde por Josué fueron: Cedes, Siquem y Hebrón, como se registra en Josué 20:7-9. «Cedes servía a la región de Galilea, Siquem a la región montañosa central y Hebrón a las tierras altas de Judá». (Merrill)
c. Arreglarás los caminos: El pueblo de Israel debía construir buenos caminos hacia cada ciudad de refugio, asegurando que fueran accesibles para los viajeros.
i. «Los judíos nos informan que los caminos hacia las ciudades de refugio se hicieron muy anchos, de treinta y dos codos; y planos, para que no hubiera impedimento, y se mantuvieron constantemente en buen estado». (Clarke)
2. (4-7) El propósito de las ciudades de refugio
Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá; no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente. Por tanto yo te mando, diciendo: Separarás tres ciudades.
a. Este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: Las ciudades de refugio ofrecían protección a las personas que mataban accidentalmente o en defensa propia. En el antiguo Israel, cuando alguien moría, el vengador de la sangre tenía la responsabilidad de asegurar que el homicidio fuera castigado.
i. Esta práctica se basaba en una comprensión correcta de Génesis 9:6: «El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre».
ii. John Trapp consideró la frase «no tenía enemistad con su prójimo anteriormente», y la naturaleza del odio hacia el prójimo cuando existe: «Primero, hay un sentimiento de odio. Esta es una especie de aversión del corazón contra un hombre; cuando uno lo ve, no puede apartar este sentimiento, ni hablarle, ni mirarlo de manera cortés o pacífica, y si fuera posible, no tendría nada que ver con él. En segundo lugar, hay una práctica del odio, que es cuando el corazón está tan asentado en esta alienación y distanciamiento, que llega a desear, querer y buscar el daño de otra persona. Ambas cosas deben ser eliminadas». (Trapp)
b. No sea que el vengador de la sangre: El vengador de sangre era un miembro designado de la familia (el goel), cuyo propósito era proteger el honor y la vida de la familia. Su interés no estaría en reunir pruebas, sino en vengar el honor de la familia; por lo tanto, en el caso de un asesinato accidental, el homicida necesitaría protección del vengador de sangre.
i. El siguiente ejemplo ilustra el punto anterior: dos hombres están trabajando juntos, cortando árboles, cuando uno de ellos da un golpe con un hacha y la cabeza del hacha sale volando, golpeando al otro hombre en la cabeza y matándolo instantáneamente. El hombre sobreviviente tendría buenas razones para temer que el vengador de la sangre de la familia del fallecido lo persiguiera y buscara matarlo, creyendo que la muerte fue un asesinato.
ii. Por lo tanto, dicho hombre podía huir a una ciudad de refugio, una ciudad designada según la ley levítica, donde podía permanecer seguro del vengador de la sangre hasta que se resolviera el asunto y pudiera salir de la ciudad de refugio sin peligro.
iii. «No se eliminaba el derecho del pariente más próximo a la venganza de sangre; sino que, simplemente, se imponían restricciones al ejercicio indiscriminado de este derecho». (Thompson)
3. (8-10) Designación de ciudades adicionales de refugio
Y si Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como lo juró a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres, siempre y cuando guardares todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Jehová tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces añadirás tres ciudades más a estas tres, para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.
a. Si Jehová tu Dios ensanchare tu territorio: Mientras Israel se expandía, se establecían más ciudades de refugio. Si una ciudad de refugio estaba demasiado lejos para que el homicida pudiera llegar fácilmente, no le servía de nada, pues el vengador de la sangre lo alcanzaría antes de que pudiera alcanzar la ciudad de refugio.
i. «Durante los reinados de David y Salomón, esto no ocurrió, por lo tanto, nunca se designó un tercer conjunto de ciudades de refugio». (Kalland)
b. Entonces añadirás tres ciudades más: Finalmente, habría seis ciudades de refugio, tres a cada lado del río Jordán, distribuidas de norte a sur en cada lado.
i. Josué 20:7-8 menciona las ciudades designadas que se eligieron según el plan de distribución uniforme, las cuales cumplieron perfectamente con esta disposición.
4. (11-13) ¿Qué hacer con el culpable que busca protección en la ciudad de refugio?: «No le compadecerás»
Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades, entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera. No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.
a. Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte: La ciudad de refugio nunca tuvo por objetivo proteger a la persona realmente culpable de asesinato. Es fácil imaginar que alguien verdaderamente culpable de homicidio buscaría refugio en una de estas ciudades. Por lo tanto, cada vez que un homicida buscaba protección en una ciudad de refugio, los ancianos de su ciudad debían juzgar su caso y determinar si era realmente digno de recibir protección.
b. Lo entregarán en mano del vengador de la sangre: Si después de la investigación se determinaba que el hombre era realmente culpable de asesinato, entonces era entregado en mano del vengador de la sangre para que muriera. No había protección para los culpables dentro de los muros de una ciudad de refugio.
i. «Tan atroz era el asesinato que su pena debía ser infligida sin piedad ni compasión de ningún tipo. Esto se debe a que el ser humano es imagen de Dios (cf. Génesis 1:27; 9:6), por tanto, el asesinato se consideraba un atentado contra Dios mismo, un acto supremo de insubordinación y rebelión (Génesis 9:5-6)». (Merrill)
c. Quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien: Dios estaba igualmente interesado en que los culpables fueran castigados como en proteger a los inocentes («no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra», Deuteronomio 19:10).
5. Las ciudades de refugio como una imagen de Jesús
a. La Biblia aplica esta imagen de la ciudad de refugio al creyente que encuentra refugio en Dios en más de una ocasión:
i. Salmo 46:1: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones». Más de otras 15 veces, los salmos hablan de Dios como nuestro refugio.
ii. Hebreos 6:18: «Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros».
b. Existen muchos paralelismos entre las ciudades de refugio y el refugio que el creyente encuentra en Jesucristo:
·Las ciudades de refugio estaban al alcance de la persona necesitada; no servían de nada a menos que alguien pudiera llegar a ellas. Lo mismo ocurre con el refugio que el creyente encuentra en Jesucristo.
·Las ciudades de refugio estaban abiertas a todos, no solo a los israelitas; nadie tenía que temer ser expulsado de su lugar de refugio (Números 35:15). Lo mismo ocurre con el refugio que el creyente encuentra en Jesucristo.
·Las ciudades de refugio se convirtieron en el hogar del necesitado. Una persona necesitada no venía a una ciudad de refugio de visita casual (Números 35:25). Esto también es cierto del refugio que el creyente encuentra en Jesucristo.
·Las ciudades de refugio eran la única alternativa para el necesitado; sin esa protección específica, podrían enfrentar la destrucción. Lo mismo ocurre con el refugio que el creyente encuentra en Jesucristo.
·Las ciudades de refugio solo ofrecían protección dentro de sus límites; salir de ellas significaba la muerte (Números 35:26-28). Lo mismo ocurre con el refugio que el creyente encuentra en Jesucristo.
·En las ciudades de refugio, la plena libertad llegaba con la muerte del Sumo Sacerdote (Números 35:25). Lo mismo ocurre con el refugio que el creyente encuentra en Jesucristo.
c. Hay una distinción crucial entre las ciudades de refugio de Israel y el refugio que el creyente encuentra en Jesucristo:
·Las ciudades de refugio ayudaban solo a los inocentes, mientras que en Jesús, los culpables pueden encontrar refugio.
B. Otros principios legales
1. (14) El principio de los límites de propiedad
En la heredad que poseas en la tierra que Jehová tu Dios te da, no reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos.
a. No reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo: Cuando Israel tomó posesión de la tierra de Canaán, la dividió entre tribus, clanes y familias. Cada parcela de tierra individual se distinguía por límites claramente marcados, generalmente señalados por postes de piedra que delimitaban la propiedad. Mover estos límites era considerado una forma de ampliar tu propiedad y de robar la del vecino. Por lo tanto, era crucial respetar estos límites y no moverlos.
i. «Antes de que se popularizara el uso de cercas, la propiedad de la tierra se delimitaba con piedras o postes, colocados para marcar las divisiones entre las propiedades familiares. Era fácil para alguien deshonesto quitar uno de estos hitos y colocarlo en otro lugar, ampliando así su propiedad a costa de la de su vecino». (Clarke)
ii. «El derecho a la propiedad fue fundamental en la herencia que Israel recibió del Señor. Continúa siendo un derecho primordial de las personas libres en la tierra, y sin él, la libertad se ve enormemente limitada». (Kalland)
iii. «Ningún hombre debía quitar un hito antiguo. La importancia de esto se comprende plenamente al recordar cuánto depende el hombre de la tierra para su sustento físico». (Morgan)
iv. Este mandamiento reforzaba el octavo mandamiento: «no robarás» (Éxodo 20:15), estableciendo y apoyando el derecho básico a la propiedad privada. Aunque la tierra de Israel pertenecía a Dios en última instancia, Él la distribuyó entre las tribus, clanes y familias de Israel. Cada parcela de tierra pertenecía a una familia específica y no a otra.
v. Este mandamiento sostiene un importante fundamento de la sociedad humana: el derecho a la propiedad personal. Dios ha confiado claramente ciertas posesiones a individuos específicos, y a otros individuos o estados no se les permite tomar esa propiedad sin el debido proceso legal.
vi. Este mandamiento se repite en la sabiduría de los Proverbios: «No traspases los linderos antiguos que pusieron tus padres» (Proverbios 22:28).
b. Que fijaron los antiguos: Esta ley también refleja un importante principio espiritual: no es sabio ignorar lo que fijaron los antiguos al realizar la obra de Jehová. Más de un joven o un hombre nuevo ha obstaculizado enormemente su propio trabajo al ser revolucionario e ignorar los «hitos» que fijaron los antiguos.
i. No se debe eliminar un límite —ya sea una costumbre, una tradición o un valor— a la ligera. Nunca debemos asumir que los antiguos establecieron esos límites sin razón o por una mala razón. No debemos defender la tradición solo por tradición, pero tampoco debemos destruirla por el simple hecho de hacerlo.
2. (15-20) Los requisitos para el testimonio y los testigos
No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación. Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él, entonces los dos litigantes se presentarán delante de Jehová, y delante de los sacerdotes y de los jueces que hubiere en aquellos días. Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano, entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti. Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti.
a. No se tomará en cuenta a un solo testigo: En el sistema legal que Dios estableció para el antiguo Israel, un solo testigo nunca era suficiente para condenar a un acusado. Se requerían dos o tres testigos para confirmar la culpabilidad del acusado.
i. Esto se debe no solo a que un testigo pueda mentir sin que su historia sea corroborada, sino también a que puede estar confundido o equivocado en su testimonio. Es una medida fundamental de confiabilidad que debe ir más allá de un simple caso de «mi palabra contra la de ellos».
ii. En este contexto, un testigo también puede ser una línea independiente de pruebas. Pruebas físicas claras de un delito (como el equivalente antiguo de las huellas dactilares en el arma del crimen) pueden actuar como testigos.
iii. «Incluso Jezabel, sabía que tenía que contratar a más de un testigo para que testificara contra Nabot si quería que su caso tuviera algún mérito (1 Reyes 21:10, 13)». (Merrill)
b. Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él: Un testigo falso era descubierto mediante un examen cuidadoso (los jueces inquirirán bien) y era castigado recibiendo la misma pena que habría recibido el hombre al que acusaba falsamente («haréis a él como él pensó hacer a su hermano»).
i. Haréis a él como él pensó hacer a su hermano: «Nada puede ser más equitativo o apropiado que esto: si un hombre intenta causar daño o quitarle la vida a otro, al ser descubierto, se le hará sufrir el mismo mal que pretendía para su vecino inocente. Algunas de nuestras excelentes leyes inglesas se basan en este mismo principio». (Clarke)
ii. En el juicio de Jesús, muchos testigos falsos se levantaron contra él, y se demostró que eran falsos testigos debido a su testimonio confuso y contradictorio (Mateo 26:59-60). Bajo la Ley judía, los falsos testigos deberían haber recibido el mismo castigo que buscaban para Jesús, es decir, la ejecución.
c. Y los que quedaren oirán y temerán: En la actualidad, con frecuencia se pone en duda que el castigo de otros disuada efectivamente el crimen, pero la Biblia afirma claramente que sí lo hace. Un castigo débil o inconsistente no disuade el crimen, pero un castigo efectivo sí.
i. «Los males de los demás deben ser nuestras advertencias, y los sufrimientos ajenos nuestros sermones; sí, sermones permanentes (1 Corintios 10:5-12). La corrección de Dios debe ser nuestra escuela de instrucción». (Trapp)
3. (21) Un principio legal básico: «Ojo por ojo, diente por diente»
Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
a. Y no le compadecerás: Este principio era fundamental en la corte de justicia bíblica; conectado con el castigo descrito para el falso testimonio, demuestra que cualquier mal planeado o practicado contra otro debe resultar en un castigo similar para el testigo falso.
i. «Es lamentable que esta ley ya no esté en vigor; sin duda, evitaría muchos de esos actos salvajes que ahora deshonran y dañan a la sociedad». (Clarke)
b. Vida por vida, ojo por ojo: Sin embargo, la justicia siempre estuvo limitada por el principio de ojo por ojo. Un individuo o una turba podían desear imponer un juicio más severo, pero la ley no debía ser utilizada para satisfacer el deseo de venganza.
i. Nuestra tendencia es querer hacerle más a la parte ofensora de lo que esta nos ha hecho a nosotros. Sin embargo, no podemos castigar por venganza, sino solo por justicia.
ii. «Lejos de fomentar la venganza, este principio limita la represalia y sirve como guía para el juez al determinar una pena adecuada al crimen. El principio no promovía el libertinaje ni la venganza, sino que garantizaba la justicia». (Thompson)
c. Ojo por ojo, diente por diente: En Mateo 5:38-39, Jesús citó este pasaje en su enseñanza sobre la verdadera interpretación de la Ley. No dice que el principio de ojo por ojo estaba mal; más bien, condena su uso cuando convertimos en una obligación el exigir vengarnos de alguien que nos ha ofendido personalmente.
i. Muchos rabinos en la época de Jesús enseñaban que la ley del ojo por ojo significaba que estabas obligado a vengarte de un insulto o ataque personal que recibieras. Jesús, correctamente, desaprobó la aplicación de esta ley en nuestras relaciones personales. Esta ley era una norma destinada a guiar a los jueces en los tribunales de justicia de Israel, su finalidad no era orientar nuestras relaciones interpersonales.
ii. «La crítica de Jesús a esta ley (Mateo 5:38 y siguientes) surgió de su aplicación para regular la conducta entre individuos. No la rechazó como un principio de justicia que debiera operar en los tribunales del país. Para las relaciones privadas, propuso el ideal de la fraternidad, un principio central en todo el libro de Deuteronomio. Extender la lex talionis al ámbito interpersonal habría sido contraproducente para la Ley de Dios». (Thompson)
© 1996-presente The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik