Deuteronomio 2




Deuteronomio 2 – Moisés recuerda los años del desierto y la marcha hacia Canaán

A. Moisés recuerda los años en el desierto

1. (1-7) Moisés recuerda el viaje por la tierra de Edom

Luego volvimos y salimos al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehová me había dicho; y rodeamos el monte de Seirpor mucho tiempo. Y Jehová me habló, diciendo: Bastante habéis rodeado este monte; volveos al norte. Y manda al pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; mas vosotros guardaos mucho. No os metáis con ellos, porque no os daré de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie; porque yo he dado por heredad a Esaú el monte de Seir. Compraréis de ellos por dinero los alimentos, y comeréis; y también compraréis de ellos el agua, y beberéis; pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado.

a. Bastante habéis rodeado este monte; volveos al norte: Deuteronomio 1 concluyó con el rechazo de Israel a tomar Canaán por fe y su castigo de vagar por el desierto hasta que muriera la generación incrédula. En su recuento histórico, Moisés saltó rápidamente al final de los 38 años de peregrinaje, cuando Dios le ordenó a Israel avanzar hacia el norte, hacia la Tierra Prometida. A pesar de su incredulidad y desobediencia, Dios no abandonó a Israel y continuó guiando su viaje.

i. «No nos conduce por caminos innecesarios. Hay un significado y un valor en cada tramo del camino, por áspero y tortuoso que sea. En la región del monte Seir aprendemos lecciones que no podemos aprender en ningún otro lugar; descubrimos a Dios en el país de Moab como no podríamos hacerlo en ninguna otra región. Alegrémonos, pues, siempre de sus mandatos, por mucho que nos perturben». (Morgan)

b. Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú: Los hijos de Esaú eran parientes lejanos del pueblo de Israel (400 años antes, el hermano de Jacob era Esaú). Dios no quería que Israel tomara la tierra que había dado a Esaú y a sus descendientes, los edomitas. Edom era un apodo para Esaú y se le asoció con sus descendientes.

i. Quizás, el descendiente más famoso de Esaú en el Nuevo Testamento fue Herodes el Grande. Según el antiguo historiador judío Josefo, Herodes el Grande era idumeo (Las Antigüedades de los Judíos, libro 14, capítulo 15, sección 2), un pueblo descendiente de los edomitas.

c. No os metáis con ellos, porque no os daré de su tierra: En su marcha hacia Canaán, Israel no se comportaba como un ejército conquistador común, decidido a tomar cualquier tierra que encontrara. Es probable que Israel fuera lo suficientemente fuerte como para conquistar la tierra de Edom por la fuerza; pero, en cambio, recibieron solamente lo que Dios les había prometido. Dios había provisto para Israel abundantemente (nada te ha faltado), por lo tanto, no había necesidad de saquear a Edom, que era una nación relacionada con ellos.

i. «Las órdenes divinas no consistían en instrucciones uniformes de avanzar o luchar. Israel debía conquistar algunas zonas y evitar otras. De esta manera, Dios determinaba la extensión exacta de la tierra que debían ocupar y limitaba las ambiciones humanas egoístas». (Thompson)

ii. Nada te ha faltado: «Dios, como Señor generoso, no otorga alguna modesta casa o una renta vitalicia a sus siervos mayores, como acostumbran a hacerlo los grandes hombres, sino que los provee abundantemente a ellos y a sus descendientes por muchas generaciones. ¿Quién no querría servirte entonces, ¡oh, rey de las naciones!?». (Trapp)

d. Compraréis de ellos por dinero los alimentos […] y también compraréis de ellos el agua: Dios le ordenó a Israel que tratara con respeto a los edomitas, a pesar de que podría haberlos dominado debido a su superioridad como nación (Números 20:14-21).

i. La manera en que tratamos a los más débiles que nosotros siempre es un buen indicador de nuestro carácter. Cuando tenemos la capacidad de dominar o abusar de otros y optamos por no hacerlo, es una muestra de que tenemos un buen carácter. Por estas razones, Dios le ordenó a Israel que tratara bien a la nación de Edom, que era más débil.

ii. Compraréis de ellos por dinero los alimentos: «Jarchi nos dice que esta exhortación significaba que no debían simular ser pobres, lo cual muchos hacen cuando esperan beneficiarse. Cuando las tribus se acercaron a los edomitas, no debían decirles: “Somos pobres, no tenemos dinero; no debéis cobrarnos demasiado por el agua, ya que no podemos pagar la tarifa completa”. ¡No, no, no! No debería ser así. Al ser provistos por el Dios infinito, los hijos del cielo no deben pretender ser pobres». (Spurgeon)

2. (8-15) Moisés recuerda el viaje a través de Moab

Y nos alejamos del territorio de nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, por el camino del Arabá desde Elat y Ezión-geber; y volvimos, y tomamos el camino del desierto de Moab. Y Jehová me dijo: No molestes a Moab, ni te empeñes con ellos en guerra, porque no te daré posesión de su tierra; porque yo he dado a Ar por heredad a los hijos de Lot. (Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas. Y en Seir habitaron antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los arrojaron de su presencia, y habitaron en lugar de ellos, como hizo Israel en la tierra que les dio Jehová por posesión). Levantaos ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y pasamos el arroyo de Zered. Y los días que anduvimos de Cades-barnea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra de en medio del campamento, como Jehová les había jurado. Y también la mano de Jehová vino sobre ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos.

a. Tomamos el camino del desierto de Moab: Los moabitas también eran parientes lejanos de Israel; descendían de Lot, que era sobrino de Abraham. Y al igual que con Edom, Dios no quería que Israel molestara a Moab,ni se empeñara con ellos en guerrasu tierra no era la tierra que Dios tenía para Israel—.

i. Una de las moabitas más famosas de la biblia fue Rut. Ella era una mujer moabita que se casó con un israelita llamado Booz y se convirtió en abuela del rey David y en uno de los antepasados del Mesías.

b. Los emitas habitaron en ella antes: Los moabitas eran notables porque derrotaron a un pueblo cananeo conocido como los emitas, que eran una raza grande y temible como lo eran los hijos de Anac. Los moabitas no fueron los primeros en habitar esas tierras; habían desplazado a pueblos que llegaron antes que ellos.

i. El término traducido como gigantes es en realidad la palabra hebrea rephaim. El término rephaim a menudo se traduce como «gigantes»; pero, simplemente, significa ‘temibles’.

ii. Los rephaim fueron un grupo de gente numerosa y guerrera que poblaron Canaán antes que los israelitas. En el área al este del río Jordán eran conocidos por muchos nombres: los moabitas los llamaban emitas y los amonitas los llamaban zomzomeos (Deuteronomio 2:20).

iii. «Probablemente, se trataba de un pueblo resistente, feroz y terrible, que vivía, como los árabes errantes, del botín ajeno. Esto les valió el apelativo de gigantes u hombres de estatura prodigiosa». (Clarke)

iv. «El sustantivo rephaim aparece en el Salmo 88:10 (11, heb.); Proverbios 2:18, 9:18, 21:16; Job 26:5 e Isaías 14:9, 26:14, 19, en el sentido de las sombras de los muertos en el Seol. Es posible que los israelitas aplicaran el término a los primeros habitantes de la tierra como personas muertas hace mucho tiempo». (Thompson)

v. Los hijos de Anac: «El nombre Anac era antiguo y aparece en los textos egipcios de execración de los siglos XX y XIX a.C. (cf. Deuteronomio 1:28; Números 13:22, 33; Josué 11:21, 22; 15:14)». (Thompson)

vi. «Si Dios expulsó a los emitas, también conocidos como terribles, ante los moabitas, ¿no expulsará aún más fácilmente a estos anaceos ante los israelitas?». (Trapp)

c. Treinta y ocho años: En estos breves versículos, Moisés abarca los treinta y ocho años del peregrinaje de Israel en el desierto. Este fue un período en el que, simplemente, perdieron el tiempo esperando que muriera la generación incrédula para que la generación de fe pudiera entrar en la Tierra Prometida.

i. Como hizo Israel en la tierra que les dio Jehová por posesión: «Es posible que el narrador esté empleando aquí el llamado “perfectivo de confianza”, usado para referirse a un evento futuro que se considera un hecho porque ha sido prometido por el Señor. Alternativamente, esta afirmación podría ser una adición posterior al texto por parte de una persona autorizada, entendida como inspirada por el Señor». (Merrill)

B. Moisés recuerda las naciones que encontró en su camino a Canaán

1. (16-23) Travesía por la tierra de los amonitas

Y aconteció que después que murieron todos los hombres de guerra de entre el pueblo, Jehová me habló, diciendo: Tú pasarás hoy el territorio de Moab, a Ar. Y cuando te acerques a los hijos de Amón, no los molestes, ni contiendas con ellos; porque no te daré posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues a los hijos de Lot la he dado por heredad. (Por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó delante de los amonitas. Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar, como hizo Jehová con los hijos de Esaú que habitaban en Seir, delante de los cuales destruyó a los horeos; y ellos sucedieron a éstos, y habitaron en su lugar hasta hoy. Y a los aveos que habitaban en aldeas hasta Gaza, los caftoreos que salieron de Caftor los destruyeron, y habitaron en su lugar.)

a. Después que murieron todos los hombres de guerra: Esto marcó el final (o casi final) de la generación incrédula que, en Cades-barnea, se había negado a confiar en la promesa de Dios y tomar la tierra de Canaán por fe (Deuteronomio 1:19-33). Ahora, Dios guiaría a la generación de fe para conquistar Canaán.

b. No te daré posesión de la tierra de los hijos de Amón: Al igual que la tierra de los edomitas y los moabitas, la tierra de los amonitas tampoco estaba destinada al pueblo de Israel. Bajo el liderazgo de Moisés, Israel fue guiado por Dios. No atacaban ni conquistaban a su antojo, sino conforme a la guía de Dios.

c. Por tierra de gigantes: En este pasaje se menciona nuevamente la palabra hebrea rephaim, que se refiere a una tribu de personas grandes y belicosas que habitaban Canaán antes de la llegada de los israelitas. Los moabitas los llamaban emitas (Deuteronomio 2:11).

i. Los caftoreos que salieron de Caftor: «No se conoce la ubicación exacta de Caftor, pero se sugiere que podría haber estado en Creta. En otras partes del Antiguo Testamento (Jeremías 47:4; Amós 9:7), parece referirse a las costas e islas del mar Egeo. Los filisteos eran parte de los pueblos del mar que invadieron las costas del Mediterráneo oriental en el siglo XIII a.C.». (Thompson)

2. (24-37) Moisés recuerda la conquista de Sehón, rey de los amorreos

Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él. Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de ti. Y envié mensajeros desde el desierto de Cademot a Sehón rey de Hesbón con palabras de paz, diciendo: Pasaré por tu tierra por el camino; por el camino iré, sin apartarme ni a diestra ni a siniestra. La comida me venderás por dinero, y comeré; el agua también me darás por dinero, y beberé; solamente pasaré a pie, como lo hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitaban en Seir, y los moabitas que habitaban en Ar; hasta que cruce el Jordán a la tierra que nos da Jehová nuestro Dios. Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hasta hoy. Y me dijo Jehová: He aquí yo he comenzado a entregar delante de ti a Sehón y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella para que la heredes. Y nos salió Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza. Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno. Solamente tomamos para nosotros los ganados, y los despojos de las ciudades que habíamos tomado. Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros; todas las entregó Jehová nuestro Dios en nuestro poder. Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegamos; ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová nuestro Dios había prohibido.

a. Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo: Debido a esta negativa, Israel peleó una batalla registrada en Números 21. Ellos pidieron un paso seguro a través de la tierra de los amorreos, pero fueron rechazados.

b. Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano: Dios obró entre bastidores para endurecer el corazón de Sehón, rey de los amorreos.

i. Fue correcto que Dios hiciera esto, porque el Creador tiene el derecho de hacer lo que desee con sus criaturas. Pero también fue correcta la manera en que Dios actuó. Dios no persuadió a un Sehón reacio para que actuara contra Israel; simplemente, permitió que el corazón de Sehón siguiera el mal camino que él mismo deseaba. Dios no cambió el corazón de Sehón de bueno a malo; más bien, endureció su corazón en su malicia hacia Israel.

ii. «Ni Faraón ni Sehón se dejaron afectar por las demandas de Dios transmitidas a través de sus siervos. Ninguno deseaba someter su voluntad a la de Dios, y cada rechazo solo endurecía más sus corazones. Como resultado, las demandas de Dios, una vez rechazadas, actuaron como una influencia que endureció aún más el corazón de Sehón, impidiéndole responder favorablemente a la petición de Israel». (Thompson)

c. Para entregarlo en tu mano: Esto explica por qué Dios endureció el corazón del rey Sehón. Dios permitió que Sehón siguiera el curso destructivo que su propio corazón deseaba, de modo que la tierra de los amorreos se convirtiera en posesión y herencia de Israel (para que la heredes). Aunque Dios no permitió que Israel tomara la tierra de los edomitas, moabitas o amonitas, sí les concedió la tierra de los amorreos.

d. Destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno: La guerra contra los amorreos fue una de las guerras de juicio únicas que Dios le ordenó a Israel librar. En esta campaña, Israel no solo debía derrotar a los amorreos en el campo de batalla, sino también llevar a cabo un juicio sobre toda su sociedad. Los amorreos eran uno de los pueblos que Dios había destinado mucho antes al juicio, según se menciona en Génesis 15:16, si no se arrepentían.

i. Tomamos entonces todas sus ciudades: «Este resultado está en consonancia con la política de Moisés delineada posteriormente en Deuteronomio, un código de conducta que especificaba qué ciudades, casas, pozos, viñedos y olivares serían heredados por Israel sin necesidad de que ellos los construyeran (Deuteronomio 6:10-11; cf. 19:1)». (Merrill)

ii. Thompson expresa lo siguiente sobre la destrucción de todas las cosas: «Afirma el señorío de Jehová sobre Israel y sus propósitos para él en la historia; pero también, su juicio sobre las naciones malvadas. En la Guerra Santa, Jehová cumplió tanto propósitos de redención como de juicio […]. Sin embargo, la aplicación de este principio en la era cristiana es muy diferente».

e. No hubo ciudad que escapase de nosotros: Treinta y ocho años atrás, Israel se negó a entrar en la Tierra Prometida por temor a la superioridad militar de sus enemigos. Ahora, al empezar a entrar por fe en la tierra, Dios les mostró como podría haber sido hace 38 años, si tan solo le hubieran creído.

i. No hubo ciudad que escapase de nosotros es una expresión queen realidad significa ‘no había ciudad demasiado alta para nosotros’. Los altos muros de las ciudades cananeas habían intimidado a Israel 38 años antes (ver Deuteronomio 1:28). Pero al andar en fe, ya no representaban ningún obstáculo delante de Jehová.

© 1996-presente The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik

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