Deuteronomio 32




Deuteronomio 32 – El cántico de Moisés

A. El cántico de Moisés.

1. (1-4) Introducción.

Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca. Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba; porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios. El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto.

a. Escuchad, cielosy oiga la tierra: Moisés comenzó pidiendo atención, no solo de Israel, sino de toda la creación.

b. El nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios: Entonces alabó a Dios, tanto por quién Dios es (El es la Roca… es justo y recto) como por lo que Dios hace (cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud).

2. (5-6) La acusación: el hijo ha abandonado a su padre.

La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa. ¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? El te hizo y te estableció.

a. La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha: Moisés habló como testigo en contra de un Israel rebelde.

b. ¿No es él tu padre que te creó? El te hizo y te estableció: Su pecado es aún más loco e ignorante a la luz de lo que Dios ha hecho por ellos. Es loco e ignorante rebelarse contra el Dios que ha hecho tanto por ellos.

3. (7-14) Moisés relata la fidelidad pasada de Dios a Israel.

Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán. Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel. Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño. Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo, e hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal; mantequilla de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de Basán; también machos cabríos, con lo mejor del trigo; y de la sangre de la uva bebiste vino.

a. Acuérdate de los tiempos antiguos: Considerando que este cántico estaba destinado a ser un testimonio en contra de un Israel rebelde, Moisés le recordó a Israel toda la bondad de Dios hacia ellos. Esto fue tanto para traer una mayor convicción de pecado como para recordarles el amor y la gracia de Dios, a los cuales podían regresar.

4. (15-18) Israel respondió a la bondad de Dios con apostasía.

Pero engordó Jesurún, y tiró coces (engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación. Le despertaron a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido, a nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres. De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador.

a. Jesurún: Este es un título para Israel, que literalmente significa el recto (Isaías 44:2).

b. Sacrificaron a los demonios: Al abandonar a Dios, Israel se volvió hacia los ídolos paganos de las naciones a su alrededor y en realidad adoraron a los demonios. Había una realidad espiritual oscura detrás de los ídolos de las naciones, e Israel abrazó esa realidad espiritual oscura.

5. (19-27) La reacción de Dios: Se retira y castiga a Israel.

Y lo vio Jehová, y se encendió en ira por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas. Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, Hijos infieles. Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos; yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata. Porque fuego se ha encendido en mi ira, y arderá hasta las profundidades del Seol; devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes. Yo amontonaré males sobre ellos; emplearé en ellos mis saetas. Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente y de peste amarga; diente de fieras enviaré también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra. Por fuera desolará la espada, y dentro de las cámaras el espanto; así al joven como a la doncella, al niño de pecho como al hombre cano. Yo había dicho que los esparciría lejos, que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos, de no haber temido la provocación del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios, no sea que digan: Nuestra mano ponderosa ha hecho todo esto, y no Jehová.

a. Esconderé de ellos mi rostro: Cuando el pueblo de Dios lo abandona, Él retira la intimidad de su presencia. Al principio, esto a veces se ve como un alivio, porque la convicción de pecado no es tan grande. Pero entonces la oscuridad y la desesperación se establecieron.

b. Yo amontonaré males sobre ellos: Cuando el esconder su rostro no lleva al pueblo de Dios al arrepentimiento, Dios entonces envía su mano de corrección, y permite que la calamidad traiga la atención de su pueblo de regreso a Él.

6. (28-43) El Señor declara su caso y hace un alegato a Israel.

Porque son nación privada de consejos, y no hay en ellos entendimiento. ¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, y se dieran cuenta del fin que les espera! ¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado? Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca, y aun nuestros enemigos son de ello jueces. Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. Veneno de serpientes es su vino, y ponzoña cruel de áspides. ¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros? Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura. Porque Jehová juzgará a su pueblo, y por amor de sus siervos se arrepentirá, cuando viere que la fuerza pereció, y que no queda ni siervo ni libre. Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, la roca en que se refugiaban; que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden y os defiendan. Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano. Porque yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para siempre, si afilare mi reluciente espada, y echare mano del juicio, yo tomaré venganza de mis enemigos, y daré la retribución a los que me aborrecen. Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada devorará carne; en la sangre de los muertos y de los cautivos, en las cabezas de larga cabellera del enemigo. Alabad, naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra de su pueblo.

a. Y se dieran cuenta del fin que les espera: Esto puede ser un preventivo notablemente efectivo para la rebeldía. Cuando estamos en un estado de rebeldía, debemos considerar a dónde nos llevará.

b. Y por amor de sus siervos: Cuando estamos en un estado de rebeldía, también debemos ver la compasión de Dios que podríamos recibir.

c. No hay dioses conmigo: Cuando estamos en un estado de rebledía, debemos ver la grandeza de Dios. El hombre rebelde necesita saber más del carácter de Dios y su naturaleza.

7. (44-47) Moisés anima a Israel.

Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun. Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

a. No os es cosa vana: Una de las grandes mentiras de Satanás para nosotros es que es cosa vana servir a Dios y obedecer su palabra. A menudo parece que los que están en contra de Dios prosperan más que los que están con Él. Sin embargo, necesitamos ver y comprender, desde una perspectiva eterna – que no os es cosa vana amar y obedecer a Dios.

8. (48-52) El mandato final de Dios a Moisés.

Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo: Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo; por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.

a. Sube a este montey muere en el monte: Moisés, como último acto de sus 120 años, subirá al Monte Nebo, y morirá en la cima del monte.

b. Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá: Aunque a Moisés no se le permitirá cruzar el Jordán y entrar a la Tierra Prometida, él puede mirar la tierra de Canaán.

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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