Deuteronomio 4




Deuteronomio 4 – Un llamado a la obediencia

A. Moisés desafía a la nación a ser obediente

1. (1-4) Moisés desafía a Israel a aprender del ejemplo de Baal-Peor

Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno. Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal-peor; que a todo hombre que fue en pos de Baal-peor destruyó Jehová tu Dios de en medio de ti. Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.

a. Ahora, pues, oh Israel, oye: Moisés le recordó a Israel sus numerosas rebeliones contra Dios en el desierto. Ahora, mientras se preparaban para entrar en la Tierra Prometida, deseaba que reflexionaran sobre la necesidad de su obediencia actual a la luz de esas rebeliones pasadas

i. Una de las estrategias más efectivas de Satanás es hacer que los creyentes recuerden lo que deberían olvidar y olviden lo que deberían recordar. Si el pueblo de Dios no recuerda sus pecados pasados y sus rebeliones contra Dios, fácilmente puede repetirlos, cayendo en los mismos patrones y trampas pecaminosas.

b. Para que viváis: En un sentido más amplio, la vida y la muerte espirituales dependían de la obediencia de Israel. Pero, en un sentido más inmediato, la vida y la muerte físicas también dependían de su obediencia. Israel estaba a punto de enfrentarse a un pueblo fuerte y desplazarlo de la Tierra Prometida. Sin la bendición de Jehová sobre ellos, sufrirían grandes pérdidas y podrían ser expulsados rápidamente de Canaán.

i. La primera derrota militar de Israel en la Tierra Prometida (Josué 7) ocurrió, específicamente, debido a su desobediencia a Dios. Perdieron la batalla y 36 hombres murieron en Hai porque un hombre en Israel, Acán, no obedeció el mandato de Jehová.

c. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella: Este es un principio importante con respecto a la Palabra de Dios. El pueblo de Dios no debe añadirle a la Palabra de Dios (en el sentido de equiparar las tradiciones y opiniones humanas a la Ley de Dios), ni quitarle nada (al enseñar incorrectamente, explicar mal los pasajes o afirmar que algunos autores bíblicos no son fiables o inspirados). Esta idea se repite en Apocalipsis 22:18-19.

d. Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal-peor: En Baal-peor, Israel pecó al cometer inmoralidad sexual y espiritual con las mujeres de Moab y Madián (Números 25:1-9). Esta tragedia resultó en la muerte de miles de personas bajo el juicio de Dios y ocurrió pocos meses antes de que Moisés pronunciara a Israel las palabras contenidas en Deuteronomio.

i. Moisés advirtió a los que aún estaban vivos, a aquellos que se mantuvieron fieles y no cayeron bajo el juicio de Dios en Baal Peor, que debían seguir siendo fieles.

2. (5-8) Moisés describe a Israel como una gran nación con un gran Dios y una gran Ley

Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?

a. Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos: Una parte crucial del liderazgo de Moisés fue enseñar a Israel La ley de Dios y cómo aplicarla en su vida diaria. La obediencia a esta Ley en la tierra que los israelitas estaban por poseer era fundamental para que recibieran bendiciones y prosperaran en ella.

b. Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta: Esto es lo que los vecinos de Israel dirían acerca de un Israel bendecido y próspero debido a su obediencia a la Ley de Dios. La intención de Dios era que, a través de la obediencia de Israel al pacto, Él lo exaltara entre las naciones y lo convirtiera en un testimonio vivo. Así, los extranjeros, como la reina de Sabá que visitó a Salomón en el apogeo de su gloria, podrían ver que el Señor Dios de Israel era verdaderamente el Dios supremo (1 Reyes 10).

c. Qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios: Según la mayoría de los estándares, Israel no era una nación grande en términos de tamaño territorial o población. Sin embargo, si obedecían el pacto, disfrutarían de las bendiciones prometidas por Dios y evitarían las maldiciones que se les advirtió (Levítico 26; Deuteronomio 27-28). Esto los convertiría en una nación grande.

i. Otra razón por la cual Israel era una nación grande era porque habían recibido la Palabra de Dios, la Ley de Dios (estatutos y juicios justos como es toda esta ley). Dios había confiado su Palabra a Israel (Romanos 3:2).

ii. Esto fue un regalo no solo para Israel, sino para toda la humanidad. «Casi todas las naciones de la tierra han demostrado haberse formado esta opinión de los judíos al haber tomado prestado de ellos la parte principal de su código civil. Quitad lo que Asia y Europa, ya sea antigua o moderna, han tomado prestado de las leyes mosaicas, y dejaréis atrás poco que pueda llamarse excelente». (Clarke)

2. (9-20) Moisés desafía a Israel en el monte Sinaí (Horeb) a aprender del ejemplo

Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos; y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad; y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella.

a. Guárdate: Moisés le advirtió a Israel que recordara lo que había visto, experimentado y aprendido en los años del desierto. Esto incluía tanto los grandes milagros de la bondad y provisión de Dios, como los juicios que Dios ejecutó contra los incrédulos y quejosos del pueblo de Israel.

b. Las cosas que tus ojos han visto: Dios vinculó fuertemente la fe de Israel a hechos históricos, a eventos que realmente ocurrieron en tiempos y lugares reales. La fe de Israel no se basaba en teologías especulativas, mitos, leyendas o filosofías, sino en los hechos concretos e históricos de la intervención de Dios.

i. Esta pauta continúa y se refuerza en el Nuevo Testamento. La fe del cristiano no se fundamenta en teologías especulativas, mitos, leyendas o filosofías, sino en los hechos reales e históricos de Jesucristo; especialmente, en su muerte y resurrección (1 Corintios 15:13-20).

c. Las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos: A Israel se le ordenó: «guárdate». Pero no debían pensar solo en sí mismos; también debían enseñar a sus hijos y nietos.

i. El objetivo de esta instrucción era que las generaciones futuras aprendieran a temer a Jehová todos los días que vivieren. «El “temor del Señor” es uno de los principios fundamentales del Antiguo Testamento, reconocido como la respuesta apropiada del hombre a Dios. Es un don de Dios que capacita al hombre para reverenciar a Dios, obedecer sus mandamientos y aborrecer el mal (Jeremías 32:40; Hebreos 5:7)». (Thompson)

d. El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb: La enseñanza a sus hijos debía incluir la experiencia de Israel con Dios en Horeb (monte Sinaí), un evento ocurrido unos 38 años antes de los eventos de Deuteronomio; una experiencia que la mayoría de los presentes solo conocían como niños, si es que la conocían (Éxodo 19:17-20:1).

i. En Horeb, la nación de Israel escuchó las palabras de Dios (para que yo les haga oír mis palabras). Esta era parte de la experiencia que iban a transmitir a sus hijos y nietos.

ii. Dos tablas de piedra: «Es mejor considerar estas dos tablas como duplicados, cada una con los diez mandamientos. Esto reflejaría la costumbre de que cada parte del pacto tuviera una copia del documento para sus propios archivos y referencia futura». (Merrill)

e. Él os anunció su pacto: En el monte Sinaí, Israel recibió la Ley de Dios y entró en un pacto con Jehová (Éxodo 24:1-8). Este pacto incluía promesas de bendición para un Israel obediente y amenazas de maldición para un Israel desobediente (Levítico 26).

i. La Ley fue aplicada a Israel en el desierto, pero su propósito final era guiarlos durante toda su vida en la tierra de Canaán.

ii. Su pacto: «Es la primera vez que aparece explícitamente en Deuteronomio el término berit, fundamental para expresar la idea y la relación de pacto. Este término aparece más de trescientas veces en el Antiguo Testamento, incluyendo unas veintiocho veces en Deuteronomio, y puede aplicarse genéricamente a pactos de todo tipo: condicionales o incondicionales, bilaterales o unilaterales, entre un rey y su vasallo o, simplemente, a un elemento del pacto, como en este caso». (Merrill)

4. (15-20) La experiencia de Israel en el monte Sinaí fue una advertencia contra la idolatría

Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos. Pero a vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo de su heredad como en este día.

a. Oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis: Los mandatos en Horeb tenían que ser obedecidos. Así como no vieron ninguna forma de Dios, Dios ordenó que nunca hicieran una imagen para representarlo.

i. «Sea cual fuera la forma en que Dios quiso aparecer o manifestarse, tuvo cuidado de nunca asumir ninguna forma descriptible. Él no desea ser adorado con imágenes, ya que es Espíritu, y aquellos que le adoran “deben hacerlo en Espíritu y en verdad”». (Clarke)

ii. A Israel se le prohibió adorar cualquier figura o imagen a semejanza de varón o hembra. El hombre está hecho a imagen de Dios, pero no es Dios. La adoración pertenece solo a Dios, no a ningún hombre ni mujer; ni en persona, ni en una imagen creada a su semejanza.

iii. A Israel también se le prohibió adorar a la creación de Dios. Ningún animal, ave, ni el sol, ni la luna, ni las estrellas son aptos para nuestra adoración. Esto es adorar a la criatura en lugar del Creador (Romanos 1:25).

b. A vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro: Como Dios había liberado a Israel, tenía derecho a recibir su devoción y lealtad. Dios no libera a su pueblo para que haga lo que desee, sino para que cumpla con su voluntad. Toda la humanidad está obligada a honrar y obedecer a Dios como su Creador; el pueblo de Dios tiene la responsabilidad adicional de honrar y obedecer a Dios como su Redentor, aquel que los sacó del horno de hierro.

i. «Sacar a Israel de Egipto fue como extraerlo de un horno de hierro fundido. La severa esclavitud en Egipto, con todas las dificultades y tensiones que la acompañaban, se asemejaba al fuego más ardiente conocido en aquel tiempo». (Kalland)

ii. «El hecho de que el Señor pudiera humillar a un gran imperio al rescatar de sus garras a un pueblo esclavo e impotente fue un testimonio poderoso de que es un Dios incomparable». (Merrill)

3. (21-24) Moisés desafía a Israel a aprender del ejemplo de su fracaso

Y Jehová se enojó contra mí por causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni entraría en la buena tierra que Jehová tu Dios te da por heredad. Así que yo voy a morir en esta tierra, y no pasaré el Jordán; mas vosotros pasaréis, y poseeréis aquella buena tierra. Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.

a. Y Jehová se enojó contra mí por causa de vosotros: Fue por causa de Israel que Dios disciplinó a Moisés al no permitirle entrar en la Tierra Prometida. Israel necesitaba ver que ningún hombre, ni siquiera Moisés, estaba por encima de la Ley. También tenían que entender que era mejor que Josué los guiara a la Tierra Prometida en lugar de Moisés.

b. Yo voy a morir en esta tierra […] mas vosotros pasaréis, y poseeréis aquella buena tierra: Moisés reconoció humildemente su pecado y su fracaso ante Israel en Meriba (Números 20:2-13). También comprendió que Israel lograría tomar Canaán sin él. La obra de Dios en Israel no terminaría con la muerte de Moisés; Dios usaría a Josué para guiar a Israel y poseer aquella buena tierra.

i. Moisés comprendía que era sustituible. Los obreros de Dios vienen y van, pero la obra de Dios sigue adelante. Si una obra concluye con la muerte del obrero, cabe cuestionarse si realmente es una obra de Dios.

c. Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios: El éxito de Israel en la posesión de la Tierra Prometida no se debió, principalmente, a la habilidad de Josué como líder; pues, aunque Dios sí utilizó la sabiduría y habilidad de Josué, el éxito de Israel dependió más bien de su fidelidad al pacto que hicieron con Dios y de su rechazo a la idolatría (escultura o imagen).

d. Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor: La idea de Moisés era simple: «Si Dios no me perdonó cuando pequé contra Él, no crean que los perdonará a ustedes si se vuelven a otros dioses. Dios es un fuego consumidor, y debemos tomarlo a Él y a la obediencia a Él en serio». Esta misma idea se repite en Hebreos 12:29.

B. Moisés advierte a la nación sobre el peligro de la desobediencia

1. (25-28) El precio de servir a otros dioses: Exilio entre las naciones

Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová. Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.

a. Yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra: Moisés habla de un Israel que ya ha estado en la tierra durante muchas generaciones y ha envejecido en la tierra. Si entonces empezaban a adorar una escultura o un ídolo, la creación misma testificaría contra ellos. Provocarían la ira de Dios y serían destruidos en la tierra que Dios había prometido darles.

b. Y Jehová os esparcirá entre los pueblos: Dios le dio a Israel la Tierra Prometida, pero no incondicionalmente. Si persistían en la adoración de ídolos, Dios los sacaría de la tierra y los esparciría entre las naciones.

i. Esto fue exactamente lo que ocurrió unos 550 años más tarde, en la época del exilio babilónico de Judá. Sin embargo, el juicio de Dios contra Israel, su dispersión entre los pueblos, no sería para siempre. Dios los devolvería a la tierra, como testimonio de su promesa perdurable a Israel (Jeremías 31:34-37).

c. Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres […] que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen: Si Israel era dispersado en el exilio, se verían expuestos a la abundancia de ídolos, ya que Dios los pondría en lugares llenos de ídolos.

2. (29-31) La misericordia de Dios hacia Israel en el exilio

La misericordia de Dios hacia Israel exiliado. Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz; porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres.

a. Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás: Dios no abandonaría totalmente a Israel en el exilio. Cuando estuvieran listos para volverse al Señor, Él estaría listo para recibirlos.

i. «Incluso en la difícil situación del exilio, se puede buscar y encontrar a Dios. Una característica de la alianza de Jehová con Israel, en contraste con los tratados seculares, era que un rebelde podía “volver”(arrepentirse) a Jehová, ser perdonado y tener así la perspectiva de comenzar una nueva vida de obediencia». (Thompson)

b. Si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma: Sin embargo, si Israel quería encontrar a Jehová, tenía que buscarlo de todo corazón y con toda su alma.

i. En este contexto, buscar a Dios con el corazón implica hacerlo apasionadamente, con un verdadero compromiso y devoción. Por otro lado, buscar a Dios con el alma significa hacerlo con la mente, la voluntad y las emociones, entregando todo nuestro ser a Él.

c. Si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz: Volverse a Dios llevaría a Israel a obedecer su voz. De manera similar, la búsqueda verdadera y sincera de Dios llevará a hombres y mujeres a obedecerlo. Si Israel se volvía a Dios en obediencia, Él prometía recordar su pacto con Israel y restaurarlo.

i. «El Señor aquí anima a los pecadores a volverse a Él y encontrar gracia abundante. Anima a los pecadores que habían violado sus mandamientos más claros; que habían hecho ídolos; que se habían corrompido y habían sido disciplinados con cautiverio y otros castigos. Los invita a apartarse de sus malos caminos y buscar su rostro». (Spurgeon)

ii. Spurgeon señaló que estos versículos ofrecen:

·Un tiempo específico (el presente, desde allí).

·Un camino (buscares a Jehová, y solo a Él).

·Palabras de aliento (no te dejará).

3. (32-40) Las razones para servir a Dios

Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella. ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer? ¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos? A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él. Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego. Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder, para echar de delante de tu presencia naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte y darte su tierra por heredad, como hoy. Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre.

a. Porque pregunta ahora: Moisés le pidió a Israel que considerara cuidadosamente los tiempos pasados, y si Dios alguna vez había tratado con alguna otra nación de la forma en que lo había hecho con Israel. Israel necesitaba saber que tenía un lugar especial en el plan de Dios.

i. Israel es verdaderamente un pueblo elegido, pero en un sentido particular, no elegido automáticamente para la salvación. Juan el Bautista advirtió acertadamente a los judíos que ser descendiente de Abraham no garantizaba su salvación (Mateo 3:9). Israel fue escogido para desempeñar un papel especial en el plan divino de las edades: recibir y preservar la revelación de Dios en las Escrituras hebreas, ser la luz de Dios para las naciones, recibir bendiciones únicas de Dios y, lo más importante, ser el pueblo que dio a luz al Mesías de Dios, el Salvador del mundo.

b. A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios: Israel podía reconocer que Jehová era Dios a través de todas las asombrosas obras que hizo en la vida de su nación. Estas incluían escuchar la voz de Dios, pruebas, señales, milagros, guerras y la mano poderosa de Dios. Todo esto fue dado para demostrarle a Israel que Jehová, el Señor, es Dios.

i. Clarke comenta sobre el versículo 34: «En este versículo, Moisés enumera siete medios diferentes que el Todopoderoso utilizó para llevar a cabo la liberación de Israel».

c. Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro: Esta era una respuesta lógica y racional a lo que Israel escuchó, vio y experimentó.

i. «Las naciones de la tierra pueden tener sus tradiciones míticas y épicas sobre la intervención de sus dioses a favor de sus antepasados o, incluso, de ellos mismos; pero, ninguna de ellas se puede comparar en lo más mínimo con el acto de liberar a una horda de esclavos desorganizados, desanimados y militarmente inexpertos del dominio de la potencia más poderosa de la tierra». (Merrill)

ii. En el cielo y abajo en la tierra es otra forma de decir que Dios está en todas partes. «¿Dónde está Dios? O mejor aún, ¿dónde no está Dios? Él está más alto que el cielo, más profundo que el infierno, más amplio que el mar y más extenso que la tierra […]. No está en ningún lugar específico y, sin embargo, está en todas partes; no está lejos de ningún lugar y, sin embargo, no está contenido en ningún sitio». (Trapp)

d. Guarda sus estatutos y sus mandamientos: A la luz de quién es Dios y todo lo que hizo por Israel, la obediencia a sus mandamientos tenía perfecto sentido. Era, simplemente, lo correcto. Es insensato desobedecer a un Dios de amor y poder.

i. El Señor le da al hombre la invitación: «Venid luego, dice Jehová» (Isaías 1:18). Cuando consideramos las alternativas, servir a Dios es la única opción. A menudo, pensamos que nos resulta difícil servir al Señor, pero estaríamos en un lugar aún peor sin Él. Se ha dicho: «La democracia es la peor forma de gobierno jamás creada, excepto todas las demás». También podríamos decir: «Servir a Dios es la forma más difícil de vivir, a excepción de todas las demás formas».

4. (41-43) Moisés aparta ciudades de refugio en la tierra al este del río Jordán

Entonces apartó Moisés tres ciudades a este lado del Jordán al nacimiento del sol, para que huyese allí el homicida que matase a su prójimo sin intención, sin haber tenido enemistad con él nunca antes; y que huyendo a una de estas ciudades salvase su vida: Beser en el desierto, en tierra de la llanura, para los rubenitas; Ramot en Galaad para los gaditas, y Golán en Basán para los de Manasés.

a. Entonces apartó Moisés tres ciudades a este lado del Jordán: Esto era parte de la preparación esencial para entrar en la Tierra Prometida. Dios ordenó que se establecieran tres ciudades de refugio a cada lado del río Jordán (Números 35:14), y aquí se designaron las tres ciudades al este del Jordán.

i. Estos versículos son una especie de apéndice o añadido al final del primer sermón que Moisés dio a Israel en las llanuras de Moab. Concluyen la primera de las tres secciones del libro de Deuteronomio.

b. Tres ciudades a este lado del Jordán: Moisés no podía nombrar las seis ciudades de refugio porque aún no habían tomado posesión de la tierra al oeste del río Jordán. A pesar de esto, aunque no pudo cumplir completamente el mandato de Dios de designar seis ciudades de refugio, hizo lo que pudo: designó las tres al este del Jordán.

i. «Aprendamos, pues, que aunque no podamos cumplir completamente de una vez lo que Dios nos manda a hacer, de ninguna manera debemos quedarnos ociosos. La pereza se interpone en nuestro camino, a menos que comencemos rápidamente por mandato de Dios a hacer lo que es su voluntad que hagamos y terminemos». (Calvin)

5. (44-49) Introducción al segundo sermón de Moisés a Israel

Esta, pues, es la ley que Moisés puso delante de los hijos de Israel. Estos son los testimonios, los estatutos y los decretos que habló Moisés a los hijos de Israel cuando salieron de Egipto; a este lado del Jordán, en el valle delante de Bet-peor, en la tierra de Sehón rey de los amorreos que habitaba en Hesbón, al cual derrotó Moisés con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto; y poseyeron su tierra, y la tierra de Og rey de Basán; dos reyes de los amorreos que estaban de este lado del Jordán, al oriente. Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, hasta el monte de Sion, que es Hermón; y todo el Arabá de este lado del Jordán, al oriente, hasta el mar del Arabá, al pie de las laderas del Pisga.

a. Esta, pues, es la ley que Moisés puso delante de los hijos de Israel: Aquí comienza la segunda gran sección de Deuteronomio, la cual está marcada por el inicio del segundo sermón de Moisés a Israel. Este es el más extenso de los tres sermones de Deuteronomio y abarca hasta el final del capítulo 26.

i. Al Israel estar a punto de entrar en la Tierra Prometida, necesitaba ser instruido de nuevo en la Ley que Dios le había dado aproximadamente 38 años antes en el monte Sinaí. Mientras Israel acampaba en las llanuras de Moab, Moisés, antes de su muerte, declaró y explicó la Ley de Dios a la nueva generación, y Josué se convirtió en el nuevo líder de Israel.

b. A este lado del Jordán: Si iban a tomar la Tierra Prometida, tenían que ser entrenados en la Palabra de Dios. No la tomarían con una espiritualidad de «hágalo usted mismo», sino solo por la obediencia a la eterna Palabra de Dios. Lo mismo es cierto para nosotros: nunca caminaremos en la vida abundante que Dios tiene para nosotros a menos que lo hagamos guiados por su Palabra.

i. El monte de Sion: «Se da un nombre alternativo para el monte Hermón, Sion, posiblemente el mismo que el Sirión mencionado en Deuteronomio 3:9 y Salmos 29:6. Aparte de esto, no se conoce ninguna otra cosa de su significado». (Thompson)

© 1996-presente The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik

Categories: Deuteronomy

© Copyright 2018 - Enduring Word       |      Site Hosted & Maintained by Local View Marketing    |    Privacy Policy