Deuteronomio 9




Deuteronomio 9 – Las batallas por delante y los fracasos atrás

A. Tener en cuenta las batallas por delante

1. (1-2) La dificultad de las batallas por delante

Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac?

a. Tú vas hoy a pasar el Jordán: Israel estaba en el umbral de la Tierra Prometida, y solo faltaban unas semanas para el milagro que Dios utilizaría para que cruzaran el río (Josué 3).

i. «Esto se dijo alrededor del undécimo mes del cuadragésimo año desde que comenzó su viaje, y fue en el primer mes del siguiente año cuando cruzaron; durante este intervalo, Moisés murió». (Clarke)

b. Para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú: Dios estaba guiando a Israel hacia algo demasiado grande para ellos. Era un desafío que solo podrían enfrentar si confiaban en Dios.

c. Ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo: Este fue el mismo informe que Israel escuchó 38 años antes. Cuando los 12 espías recorrieron Canaán volvieron diciendo que las ciudades estaban fuertemente fortificadas y eran muy grandes, y que sus habitantes eran fuertes (Números 13:28). En aquella ocasión, Israel se negó a tomar Canaán por fe. Ahora, la nueva generación se enfrentaba a los mismos enemigos y debía confiar en que Dios cumpliría su promesa.

i. Dios no le infundió a Israel una falsa sensación de confianza o entusiasmo. Quería que supieran con realismo qué batalla les esperaba. Jesús llamó a sus discípulos con un sentido similar de realismo cuando les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (Mateo 16:24). Jesús les advirtió a sus potenciales discípulos el alto costo de seguirle.

ii. Esto estaba tan lejos de la capacidad natural de Israel que se vieron obligados a confiar en Dios de manera radical. No se trataba de algo que estuviera dentro de su capacidad, y las medias tintas en la fe no servirían de nada.

2. (3) ¿Por qué la victoria es posible con las difíciles batallas que se avecinan?

Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.

a. Entiende, pues, hoy: Así como Israel debía comprender la imposibilidad de la batalla por sí mismo, también debía entender la certeza de la victoria en el Señor.

b. Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá: Dios podía conquistar a los cananeos y lucharía por Israel. En algunas batallas, Dios lo hizo directamente (Josué 10:10-11, 14). En otras batallas, Dios obró a través de Josué y el ejército de Israel. Esto está implícito en la promesa: «tú los echarás, y los destruirás enseguida». Dios estaba llamando a los israelitas a «ser colaboradores suyos» (2 Corintios 6:1).

i. «Casi al mismo tiempo, Moisés dijo que Israel expulsaría a los habitantes (v.3) y, también, que era el Señor quien los habría expulsado, indicando que las habilidades de Israel provenían del Señor. En el mejor de los casos, eran instrumentos del Señor». (Kalland)

c. Los destruirás en seguida: Dios no quería que los israelitas le mostraran misericordia a los cananeos. Quería que Israel fuera un ejército de juicio contra los cananeos y su cultura, que era tan depravada que merecía este tipo de juicio.

i. El arqueólogo William F. Albright, en su libro De la edad de piedra al cristianismo, describe que el enfoque principal de la religión cananea era el sexo. Los ídolos recuperados por los arqueólogos incluyen cientos de figuras femeninas desnudas en poses sexualmente seductoras, así como ídolos masculinos asociados con cultos homosexuales.

ii. «Así, los cananeos, con su adoración orgiástica de la naturaleza, su culto a la fertilidad representado por símbolos de serpientes y desnudez sensual, y su mitología burda, fueron reemplazados por Israel». (Albright).

3. (4-6) El peligro del orgullo cuando el Señor les da la victoria

No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de cerviz eres tú.

a. No pienses en tu corazón: La tentación del orgullo acecharía a Israel primero en sus pensamientos. Antes de que los hombres pronuncien palabras orgullosas, tienen pensamientos orgullosos. Por lo tanto, Israel no debe pensar en su corazón que fue debido a su justicia que el Señor les dio la tierra. Más bien, fue debido a la impiedad de las naciones cananeas.

i. El mismo principio es cierto con respecto a la salvación del pueblo de Dios por gracia mediante la fe en la persona y obra de Jesucristo. Los creyentes nunca deben pensar que han alcanzado una posición correcta ante Dios debido a su propia justicia.

ii. John Trapp registró varios dichos o proverbios del mundo antiguo que reflejan el deseo del hombre de ganarse su justificación ante Dios. Uno decía: «No obtendré el cielo sin dar algo a cambio», y otro decía: «Dame el cielo, porque me lo debes». La misma idea se expresa en una antigua enseñanza católica romana de que los moribundos deben orar: «Señor, une mi justicia con la justicia de Cristo», como si juntas pudieran lograr algo. En cambio, el pueblo de Dios debe poner su mirada únicamente en la justicia de Jesús.

iii. «En estas palabras se revela otro peligro: interpretar su bondad hacia ellos como resultado de su propia justicia. En el caso de estas mismas personas, este pecado particular fue lo que, eventualmente, causó su perdición. Llegaron a mirar con desprecio a los demás, un signo claro de orgullo farisaico». (Morgan)

b. Porque pueblo duro de cerviz eres tú: La idea es que Israel, como un animal doméstico rebelde, endurecería su cerviz contra el yugo que Dios pondría sobre él. No se sometería a la dirección de Dios en su vida.

i. «“Duro de cerviz” es una metáfora que sugiere la obstinación, la falta de voluntad para someterse al yugo de la soberanía de Dios». (Merrill)

B. El carácter de dura cerviz de Israel se demuestra en sus fracasos pasados

1. (7) Un llamado a recordar sus rebeliones pasadas

Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová.

a. Acuérdate, no olvides: El propósito de Dios al recordar a Israel sus rebeliones contra Él no era desanimarlos ni hacerlos sentir derrotados. El propósito era que reconocieran su debilidad y confiaran en Él. Necesitaban recordar que todo el viaje del éxodo había estado marcado por tiempos de rebelión.

b. Habéis sido rebeldes a Jehová: Recordar sus rebeliones pasadas contra Dios y las dolorosas consecuencias que siguieron podría ayudar a Israel a cultivar una pobreza de espíritu, la cual Jesús dijo que era un fundamento importante para una vida de bendición (Mateo 5:3).

2. (8-21) Moisés les recuerda la rebelión en el monte Horeb

En Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros. Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua; y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. Y me dijo Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de fundición. Y me habló Jehová, diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz. Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos. Y volví y descendí del monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos. Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado. Entonces tomé las dos tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos. Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo. Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó aun esta vez. Contra Aarón también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por Aarón en aquel entonces. Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo que descendía del monte.

a. En Horeb provocasteis a ira a Jehová: Esto recuerda los eventos en el monte Sinaí, donde Israel adoró un becerro de oro mientras Moisés estaba ausente recibiendo la Ley de Jehová (Éxodo 19-32).

i. Estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua: «Esta estancia, claramente milagrosa, corrobora la observación de Moisés de que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor” (Deuteronomio 8:3)». (Merrill)

b. Escritas con el dedo de Dios: Las tablas originales de la Ley que Moisés recibió en el monte Sinaí en realidad fueron escritas por Dios mismo y contenían los Diez Mandamientos. Dios pronunció los Diez Mandamientos a Israel en el monte, de en medio del fuego (Éxodo 20:1, 18-19).

i. «Las tablas de piedra, o tablas de la alianza, eran los “documentos” en los que se registraba el pacto. Esto seguía la tradición de los tratados en el Cercano Oriente, donde los pactos se registraban en tablas». (Thompson)

c. Yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos: Dios le comunica a Moisés su deseo de acabar con Israel en el juicio y comenzar con una nueva nación, descendiente del mismo Moisés.

d. Descendí del monte, el cual ardía en fuego: Los fuegos ardientes en el monte Sinaí eran representaciones físicas de la gloria de Dios y su santa presencia. La montaña comenzó a arder cuando Israel llegó por primera vez al monte Sinaí (Éxodo 19:18). Esos fuegos habían ardido durante 40 días seguidos, y ardían en el mismo momento en que Israel hizo un becerro de oro y comenzó a adorarlo.

i. El becerro que habíais hecho: «El animal no era objeto de culto, sino símbolo de la divinidad. En algunos ejemplos del antiguo Próximo Oriente los animales simbolizan una deidad. El intento de representar la presencia de Jehová entre su pueblo mediante un becerro de oro solo podía conducir a una profunda confusión». (Thompson)

e. Tomé las dos tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos: Enfurecido por la rebelión de Israel contra Jehová, Moisés rompió las tablas que habían sido escritas por el dedo de Dios (Éxodo 32:19).

i. «No con una pasión desenfrenada, sino con celo por la honra de Dios y bajo la dirección del Espíritu de Dios, Moisés rompió las tablas para mostrarle al pueblo que el pacto entre Dios y ellos, contenido en esas tablas, había sido quebrantado y anulado. Ahora, estaban completamente apartados del favor de Dios y no podían esperar nada de Él, sino una indignación ardiente y una justicia severa». (Poole)

f. Porque temí: La palabra hebrea usada aquí es una palabra rara, traducida en la Septuaginta como ekphobos, que significa ‘muy asustado’ o ‘lleno de terror’. Cuando vio el pecado de Israel y habiendo conocido la santidad de Dios, Moisés tuvo mucho temor por el pueblo de Israel.

g. También oré por Aarón: El pecado de Aarón, detallado en Éxodo 32:1-6, era tan grave que, seguramente, habría sido destruido en juicio por el Señor si Moisés no hubiera orado por él. Moisés era un hombre con poder en la oración y amaba a su hermano Aarón.

i. «La intercesión de Moisés por Aarón no se menciona en Éxodo. Incluso el Sumo Sacerdote de Israel tuvo que ser arrebatado del juicio, según Deuteronomio». (Thompson)

h. Lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo: Moisés quemó el ídolo, lo molió y lo roció en el agua potable del pueblo (Éxodo 32:20) al menos por tres razones:

·Mostrar que este dios no era nada y podía ser destruido fácilmente.

·Destruir completamente este ídolo.

·Hacer que el pueblo pagara una consecuencia inmediata por su pecado.

3. (22-24) Se hace un paréntesis: Moisés recuerda la rebelión de Tabera, Masah, Kibrot-hataava, y Cades-barnea

También en Tabera, en Masah y en Kibrot-hataava provocasteis a ira a Jehová. Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz. Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco.

a. También en Tabera: El nombre Tabera significa ‘quemar’, y en Números 11, cuando el pueblo de Israel salió por primera vez del monte Sinaí para dirigirse hacia Cades-barnea y la Tierra Prometida, de inmediato se quejaron, y Dios envió fuegos de juicio contra ellos en un lugar que llamaron Tabera a causa de los fuegos ardientes del juicio de Dios.

b. Y Masah: Éxodo 17:7 describe el nombramiento de un lugar llamado Masah, que significa ‘tentado’, porque allí Israel provocó al Señor al dudar de su amoroso cuidado e interés por ellos en el desierto.

c. Kibrot-hataava: Este nombre significa ‘tumbas del deseo’ y fue el lugar donde Israel anheló carne en lugar de maná, y Dios les dio carne. Sin embargo, la carne milagrosamente proporcionada se volvió plaga en la boca de aquellos con corazones codiciosos y descontentos (se describe en Números 11:31-34).

d. Cuando Jehová os envió desde Cades-barnea: Moisés recordó brevemente la rebelión en Cades-barnea, donde Israel dudó del amor de Dios por ellos y rehusó entrar a la Tierra Prometida por fe, rebelándose contra el Señor (Números 13, 14).

e. No le creísteis, ni obedecisteis a su voz: La desobediencia de Israel a Dios comenzó con la incredulidad. No creyeron que Dios los amaba y que era lo suficientemente poderoso como para llevarlos a la Tierra Prometida. En conjunto, los acontecimientos y lugares mencionados en estos versículos muestran la larga historia de rebelión de Israel contra Dios en el desierto («desde el día que yo os conozco»).

i. «En todos los casos, Israel cuestionó el plan de Dios para su vida. No creyeron en sus promesas ni obedecieron sus mandatos». (Thompson)

ii. «Debemos guardar un registro de nuestros pecados y leerlo a menudo, aunque estén perdonados, para renovar nuestro arrepentimiento y mantener nuestras almas humildes, flexibles y sensibles». (Trapp)

4. (25-29) La oración de intercesión de Moisés por Israel cuando se rebelaron en el monte Horeb

Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir. Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado, no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto. Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.

a. Me postré, pues, delante de Jehová: Esta gran oración de intercesión de Moisés se describe con más detalle en Éxodo 32:11-14. Moisés pidió misericordia sobre Israel debido a la fidelidad pasada de Dios hacia ellos tu heredad que has redimido»).

i. «Su labor como intercesor fue extraordinaria. De hecho, la imagen bíblica es que, si no hubiera sido por la intercesión desinteresada de Moisés y la clemencia misericordiosa de Dios, la nación habría sido destruida». (Thompson)

ii. «Esta oración de Moisés (vv. 19-20) es una de las intervenciones más críticas en la historia de Israel (Éxodo 32:9-14). Otra oración de la misma magnitud fue la de Samuel en Mizpa (1 Samuel 7:5, 8-9). El Señor le recordó estas oraciones extraordinariamente eficaces a Jeremías cuando le dijo que su corazón no se inclinaría hacia Judá en los últimos días del imperio (Jeremías 15:1)». (Kalland)

b. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac, y Jacob: Moisés pidió misericordia sobre Israel debido a la fidelidad pasada de Dios hacia los patriarcas.

i. «Como si hubiera dicho: “Estos son sus descendientes, y el pacto se hizo con aquellos patriarcas en favor de estos”. Dios concede muchas bendiciones a personas que son consideradas comparativamente despreciables, ya sea por causa de sus piadosos antepasados o por causa de las personas religiosas con las que están relacionadas». (Clarke)

c. No sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová: Moisés pidió misericordia sobre Israel debido a su preocupación por la gloria del nombre de Dios y su reputación entre las naciones.

d. Tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido: Moisés pidió misericordia para Israel porque era el pueblo de Dios. De muchas maneras, Moisés podía hablar con Dios refiriéndose a Israel como perteneciente a Él.

i. Podemos buscar la misericordia y el poder de Dios a través de la oración si oramos con el mismo corazón y argumentando las mismas razones ante Jehová que Moisés. Orar con motivos sólidos como estos es mucho más eficaz que, simplemente, expresar deseos hacia el cielo. Podemos orar con confianza:

·Por la fidelidad pasada de Dios hacia nosotros.

·Por su fidelidad pasada a nuestros antepasados.

·Por su propia gloria y reputación entre las naciones.

·Porque somos su pueblo.

ii. Tener estas cosas en mente también es una forma de refinar nuestras oraciones. Cuando solo oramos por cosas que son consistentes con la gloria de Dios, nuestros corazones están enfocados en lo correcto.

© 1996-presente The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik 

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