Génesis 15




Génesis 15 — Dios confirma el pacto con Abram

A. Dios habla a los temores y dudas de Abram con una promesa.

1. (1) La palabra del Señor viene a Abram en una visión.

Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.

a. Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram: ¿Cómo viene la palabra de Jehová a nosotros? En la Biblia, sucedió de muchas diferentes maneras: por una aparición personal de Dios, por una voz audible, por visiones o sueños, por el ministerio de ángeles, por la obra del Espíritu de Dios en la mente de la persona, por el avivamiento de un pasaje de las escrituras en nuestros corazones, o por el ministerio de un profeta o predicador.

b. No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande: Había una razón muy buena para que Dios dijera eso, pues Abram acababa de derrotar a un gran ejército, de una confederación de 5 reyes, él tenía motivos para preocuparse por su seguridad. Se esperaría un ataque de revancha.

c. Tu escudo [] tu galardón: Abram necesitaba un escudo porque esperaba ser atacado. Necesitaba un galardón porque acababa de rechazar un gran galardón del rey de Sodoma (Génesis 14:21-24).

i. Dios le está mostrando a Abram que, aunque él se había sacrificado por causa del Señor, no perdería por ello. Dios lo recompensaría de más por lo que Abram había renunciado a obtener por ser fiel a Jehová.

ii. Dios sabe como suplir nuestras necesidades. Cuando necesitamos un escudo o un galardón, él llega a ser esas cosas para nosotros. «No puedo pensar que cualquier mente humana pueda alguna vez llegar a comprender completamente el significado de estas cuatro palabras: Yo soy tu galardón. Dios mismo es el galardón de su pueblo fiel». (Spurgeon).

iii. «Si Dios es nuestra recompensa, cuidemos de que realmente lo disfrutemos. Regocijémonos en Él, y no estemos anhelando ningún otro gozo». (Spurgeon)

d. No temas: Así que Dios le dijo esto a Abram porque tuvo miedo, y por una buena razón. Pero ahora Dios le va a dar una razón para dejar de temer. Dios nunca nos dice «no temas» sin darnos una razón para dejar de temer.

2. (2-3) Abram expresa sus dudas con sinceridad.

Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.

a. Señor Jehová, ¿qué me darás?: Aunque, seguramente, Abram apreciaba la promesa de Dios, a la vez, de cierta manera, le pareció sin valor. Fue como si Abram dijera: «¿De qué me ayuda que seas mi escudo y mi galardón? ¡La única cosa que he anhelado es un hijo! ¿Dónde está la descendencia que me prometiste?».

i. Es casi como si Abram dijera: «Jehová, me has dado muchas cosas, y ahora me prometes más, y prometes protegerme. ¿Pero de qué sirve, si no tengo un heredero? ¡Quiero el hijo que me prometiste!».

ii. Ese damasceno Eliezer: Era el siervo principal de Abram, su mano derecha. Era un buen hombre, pero no era hijo de Abram.

b. Mira que no me has dado prole: La sinceridad que Abram tuvo ante Jehová es digna de imitar. En vez de soportar su frustración, la expresó a Jehová.

c. No me has dado prole: Hasta cierto punto, Abram dudo de Dios. Pero hay una diferencia entre una duda que niega la promesa de Dios, y una duda que desea la promesa de Dios. Abram quiere creer y está clamando a Dios para que lo fortalezca en su fe.

3. (4-5) Dios responde a las dudas de Abram con una promesa.

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

a. No te heredará este: Abram no terminaría sus días con Eliezer como su único heredero. Dios le recuerda a Abram la promesa escrita por primera vez en Génesis 12:2 y 13:15-16. Abran necesitaba que Dios le recordara su promesa, como también lo necesitamos nosotros.

b. Un hijo tuyo será el que te heredará: Muchas veces, Dios declara una promesa con tanta seguridad que creemos que se cumplirá de inmediato; pero, en este caso, todavía faltaba 15 años para el cumplimiento de la promesa.

i. Con razón el escritor a los Hebreos dice: «Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas». (Hebreos 6:11-12)

c. Un hijo tuyo: Dios explicó exactamente lo que quiso decir, en su promesa a Abram. Significaba que no sería un descendiente espiritual que iba a heredar la promesa (como Eliezer), sino un descendiente que saldría de su propio cuerpo, un descendiente de su propia sangre y de su propia carne. Esto era necesario porque, a veces, malinterpretamos las promesas de Dios.

d. Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar: Dios no solo le repite la promesa a Abram, sino que la confirma con una ilustración: Las estrellas del cielo muestran lo enorme que iba a ser la descendencia de Abram.

i. Y uno de esos descendientes sería la «estrella resplandeciente de la mañana». (Apocalipsis 22:16)

4. (6) La repuesta de fe de Abram a la promesa de Dios.

Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

a. Y creyó a Jehová: Cuando Abram puso su confianza en Dios, específicamente en la promesa de Dios para él (descendientes de quienes saldría el Mesías), Dios contó esta confianza a Abram por justicia.

i. Básicamente, hay dos tipos de justicia: la justicia que alcanzamos por nuestros propios esfuerzos, y la justicia que nos es contada como nuestra por la obra de Dios en el momento que creemos.

ii. Como ninguno de nosotros puede ser lo suficientemente bueno para alcanzar la justicia perfecta, necesitamos tener la justicia de Dios, haciendo exactamente lo que hizo Abram: «creyó a Jehová».

iii. Que Dios nos lo cuente por justicia no es que esté fingiendo. Dios no nos da una justicia fingida, sino una justicia verdadera en Cristo Jesús.

b. Le fue contado por justicia: Esta es una de las expresiones más claras en la Biblia de la verdad de la salvación por gracia, por medio de la fe. Esta es la primera vez que la palabra «creyó» se usa en la Biblia, y es la primera vez que la palabra «justicia» se usa en la Biblia. Es el Evangelio en el Antiguo Testamento.

i. «¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia». (Romanos 4:1-3)

ii. «¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión». (Romanos 4:9-10)

iii. «Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación». (Romanos 4:19-25)

iv. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham». (Gálatas 3:5-7)

c. Le fue contado por justicia: Romanos 4:9-10 hace énfasis en el hecho de que esta justicia le fue contada a Abram antes de que se circuncidara (Génesis 17). Nadie podría decir que Abram se hizo justo por su obediencia o cumplimiento de las leyes o rituales religiosos. Fue su fe, y solamente su fe, que hizo que Dios contara a Abram como justo.

i. «Cuando la cláusula de la justificación se ha caído, todo ha caído […]. Esta es la cláusula de la cual han venido todas las otras doctrinas […]. Solamente ella engendra, socorre, edifica, preserva, y defiende a la iglesia de Dios; y, sin ella, la iglesia de Dios no puede existir ni una hora». (Lutero, citado en Boice)

d. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia: La fe que hizo justo a Abram no era tanto por creer «en» Dios (como normalmente decimos), sino más bien por creerle «a» Dios. Los que solamente creen en Dios (creen que existe) están meramente en el mismo nivel que los demonios (Santiago 2:19).

B. Dios habla a la duda de Abram con un pacto.

1. (7-8) Las dudas de Abram salen a luz nuevamente.

Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?

a. Y le dijo: No sabemos si los eventos en Génesis 15:1-6 fueron seguidos inmediatamente por los de Génesis 15:7, pero la manera en que se escribió parece indicar que fue así.

b. Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra: Esta no es la primera vez que esta promesa fue dada (ver también Génesis 12:1-3, 12:7, and 13:15-17). Sin embargo, esta fue una clara reafirmación de la promesa de Dios de heredar la tierra dada a Abram y a sus descendientes del pacto.

c. Señor Dios, ¿en qué conoceré que la he de heredar? El poder y la claridad de la promesa nos hace sorprendernos por la respuesta de Abram. Abram, valientemente, le pide a Dios una prueba de la promesa.

i. Aunque Dios acababa de contar a Abram como justo, Abram aún pudo demostrar duda en alguna medida, como lo indica su pregunta: «¿en qué conoceré que la he de heredar?». Abram experimentó lo que experimentan muchos de los que son contados como justos. Fue como si hubiera dicho: «Creo cuando escucho a Dios decirlo, pero cinco minutos después, no estoy seguro. Por favor, dame una prueba».

ii. «¡Qué! Abraham, ¿la promesa de Dios no es suficiente para ti? []. Ah, amado, la fe es con frecuencia estropeada por una medida de incredulidad; o, si no del todo incredulidad, aún hay un deseo de alguna muestra, de alguna señal, más allá de la pura promesa de Dios». (Spurgeon)

iii. Recuerde, Abram no tenía el título de la tierra, ni nada que hiciera que otros creyeran que era dueño de ella. Lo único que tenía era la promesa de Dios.

2. (9-11) Abram se prepara para hacer un pacto con Dios.

Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba.

a. Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino: El versículo 9 se ve más como una lista de compras de un hechicero que algo que pediría Dios. Pero Abram entendió perfectamente lo que Dios le pidió que prepara para Él.

b. Y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra: Abram sabía exactamente lo que debía hacer con estos animales. Abram entendió perfectamente que, de acuerdo con la costumbre de aquel tiempo, Dios le estaba diciendo que tuviera un contrato listo para firmarlo.

i. En aquellos días, los contratos se hacían cortando animales sacrificados y poniendo los cadáveres partidos en el suelo. Después, ambos participantes del pacto caminaban juntos entre las mitades de los animales, repitiendo los términos del pacto. «Hizo Jehová un pacto» en Génesis 15:18, literalmente significa «Jehová cortó un pacto».

ii. Jeremías 34:18-20 hace referencia a esta práctica de hacer un pacto partiendo animales y repitiendo el juramento del pacto mientras caminaban a través de los pedazos de animal.

iii. El simbolismo era claro: primero, este era un pacto tan serio que se selló con sangre; segundo, Abram podría ver que si quebrara el pacto esta misma matanza sería para sus animales, ¡y para él mismo!

iv. Cuando Abram tenía dudas, y buscaba confirmación de Jehová, Dios le dijo claramente: «Firmemos este pacto y terminemos con esto de una vez por todas».

c. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba: Abram espera que Jehová aparezca y camine en medio de los cadáveres (para firmar el contrato), pero Dios no viene inmediatamente. Abram tuvo que esperar y luchar con los buitres hasta que Dios apareció para completar la ceremonia del pacto.

i. Abram confía plenamente que Dios va a bajar y caminar entre los pedazos de animal con él, porque Dios se le había aparecido previamente (Génesis 12:7). Parece que Abram sabía que Dios era capaz de tomar alguna forma física.

3. (12-16) Prólogo del pacto.

Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.

a. Mas a la caída del sol: Al terminar el día Dios todavía no había aparecido para caminar entre los pedazos de animal con Abram. En vez de eso, Dios hizo que cayera un sueño profundo sobre Abram. Aparentemente, al menos una parte de lo que seguía, vino a Abram en una visión, mientras le sobrecogía este sueño profundo.

b. Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí: Abram quería pruebas concretas de Dios, y Dios firmaría el pacto; pero Abram también debía saber que no todo le iba a ir bien. Ahora sabía con seguridad algunas noticias terribles.

i. Después de que Dios le dijo a Abram algunos de los sufrimientos por los cuales sus descendientes iban a pasar, Abram pudo haber dicho: «Si eso es lo que va a suceder, yo no quiero tener hijos». Esta fue una bendición complicada.

c. Y será oprimida cuatrocientos años: Dios informa a Abram, específicamente, acerca de la esclavitud y el sufrimiento que Israel soportaría en Egipto (Éxodo 1:1-14). Aunque la tierra fue dada a Abram y a los descendientes del pacto, habría este largo periodo de tiempo en el que ellos estarían fuera de la tierra y en aflicción. Hasta después de cuatro generaciones no retornaron a allí (Canaán), y vinieron con grandes posesiones.

4. (17-21) El pacto se consuma.

Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.

a. Y sucedió que, puesto el sol, y ya oscurecido: Mientras Abram está dormido o, por lo menos, adormitado, ve a Dios hacer algo increíble: Dios pasa entre las partes de los animales solo, mientras Abram miraba desde afuera.

b. Se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos: Caminando entre los animales sacrificados en la ceremonia del pacto, Dios se representa a sí mismo con dos emblemas: un horno humeando, y una antorcha de fuego.

i. El horno humeando nos hace recordar los tiempos en los que el humo o la nube representaban la presencia de Dios:

·Como una columna de nube con Israel en el desierto (Éxodo 13:21-22).

·Como el humo sobre el monte Sinaí (Éxodo 19:18).

·Como la nube de la gloria de Dios (1 Reyes 8:10-12).

ii. La antorcha de fuego nos hace recordar la columna de fuego que representa la presencia de Dios:

·Como una columna de fuego con Israel en el desierto (Éxodo 13:21-22).

·Como una zarza ardiendo exhibiendo la presencia de Dios ante Moisés (Éxodo 3:4).

·Como el fuego del cielo que consumió los sacrificios que agradaron a dios (1 Reyes 18:38, 1 Crónicas 21:26, 2 Crónicas 7:1).

c. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram: Dios, representado por el horno humeando y la antorcha de fuego, pasó entre las partes de los animales solo; mientras Abram miraba. Dios así mostró que este pacto era un pacto unilateral. Abram nunca «firmó» el pacto, porque Dios lo «firmó» por los dos.

i. Así que, la seguridad del pacto que Dios hizo con Abram, no está basada en lo que Abram fuera o hiciera, sino en Dios. El pacto no podía fallar, porque Dios no puede fallar.

ii. De cierta manera, para establecer su pacto con nosotros, Dios el Padre caminó entre los pedazos del cuerpo quebrado y sangriento de Jesús, y «firmó» el pacto por Él y por nosotros también. Nosotros entramos en el pacto meramente por fe; nosotros no «hacemos» el pacto con Dios.

d. Hizo Jehová un pacto con Abram: En cierto sentido, al entrar en este pacto, es como si Dios estuviera diciendo: «Si quiebro mi palabra, que yo sea partido». Dios puso su deidad como confirmación de su juramento a Abram.

i. Este pacto solo Dios lo firmó; Abram no disputó con Dios acerca de las condiciones. Dios estableció y Abram aceptó. Abram no puede romper un pacto que nunca firmó.

ii. «Un pacto divino no es un acuerdo mutuo entre dos personas, sino una promesa divina asegurada». (Maclaren)

e. A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates: Al citar las tierras específicas que los descendientes de Abram heredarían, Dios muestra claramente el hecho de que no estaba hablando de cosas espirituales. Es una promesa literal, y por ella, Israel heredaría una tierra literal.

i. «Por un tiempo muy breve, bajo el reino de Salomón (1 Reyes 8:65) y posiblemente otra vez bajo Jeroboam II (2 Reyes 14:25), los hijos de Israel reinaron en todo este territorio, como muestra de la posesión final y permanente que tendrán en el futuro». (Morris)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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