Génesis 31




Génesis 31 — Jacob huye de Labán a Canaán

A. La discusión de Jacob con Labán y sus hijos.

1. (1-2) La contención con los hijos de Labán hace que Labán vea a Jacob con diferentes ojos.

Y oía Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza. Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como había sido antes.

a. Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre: No era que Jacob había robado algo que le pertenecía a Labán; sino que las riquezas de Jacob estaban creciendo más que las riquezas de Labán. El problema no era que Jacob robaba, sino que los hijos de Labán estaban llenos de envidia.

i. Los celos distorsionarán la verdad. Jacob no había tomado nada que era de Labán, pero los celos hicieron mentir a los hijos de Labán. Por lo tanto, los hijos de Labán dijeron: «Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre».

b. El semblante de Labán […] no era para con él como había sido antes: Los celos de los hijos de Labán envenenaron el corazón de Labán para que estuviera en contra de Jacob. Antes, Labán estaba completamente complacido con su trato.

i. Los celos son malos no solo por lo que son, sino también por la compañía que traen: «porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos (envidia), contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? (1Corintios 3:3)». «Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra persevera (Santiago 3:16).

ii. En vez de esto, «el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia» (1 Corintios 13:4).

iii. Dios quiere librarnos de los celos: «Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia (celos), aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros» (Tito 3:3).

iv. ¿Acaso la envidia es un pecado pequeño? Puso a Jesús en la cruz: «Porque sabía que por envidia le habían entregado» (Mateo 27:18).

2. (3) Dios le dice a Jacob que regrese a casa.

También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo.

a. Vuélvete a la tierra de tus padres: Incluso, si Jacob nunca lo supo, Dios lo preparó para esta hora. Primeramente, Dios le dio el deseo de regresar a casa (Génesis 30:25). Después sus circunstancias se volvieron insoportables. Finalmente, Jehová le dio instrucciones personalmente a Jacob. Muchas veces Dios nos guía siguiendo este mismo patrón.

b. Y yo estaré contigo: Este fue el aspecto más importante. Si Dios estaba con Jacob, él podría tener paz y confianza en cualquier situación. La promesa de la presencia de Dios significa todo.

3. (4-9) Jacob explica la situación y su plan a sus esposas.

Envió, pues, Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas, y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre; y vuestro padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal. Si él decía así: Los pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados. Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí.

a. Mas el Dios de mi padre ha estado conmigo: Aunque Labán había intentado engañar a Jacob, Dios siempre lo protegía. Dios le mostró a Jacob que Él era más grande y capaz de vencer lo que cualquier hombre pudiera hacerle. La presencia de Dios estaba con Jacob, justamente como lo había prometido (Génesis 28:15).

i. Esta actitud, posteriormente fue expresada en un Salmo: «Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre» (Salmo 118:6).

b. Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre: Esto muestra que Jacob sabía que sus esposas estaban enteradas de su conducta justa y el trato injusto de Labán.

4. (10-13) El sueño de Jacob con el rebaño.

Y sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados. Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí. Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho. Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.

a. Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Aquí, aprendemos que la bendición de la próspera producción de ovejas y cabras descrita en Génesis 30:37-43 fue, de alguna manera, revelada a Jacob en un sueño. Jacob no solamente usó métodos agrícolas inteligentes; más importante que eso era que él contaba con la bendición de Dios.

b. Yo soy el Dios de Bet-el: Dios le dijo a Jacob que regresara a Bet-el, el lugar donde por primera vez se encontró con Jehová de una manera personal. Esta es una manera de regresar al primer amor y a las primeras obras de uno (Apocalipsis 2:4-5).

i. Yo soy el Dios de Bet-el: Es bueno para nosotros recordar tiempos y lugares donde Jehová ha hecho grandes cosas por nosotros, y donde nos hemos encontrado con él en maneras maravillosas. Mientras los recordamos, Dios nos recuerda que sigue siendo el mismo Dios que proveyó nuestras necesidades en ese entonces y quiere proveérnoslas ahora también.

ii. «Alguno de ustedes, quizás, recuerde cuando el amor perdonador de Dios le fue revelado por primera vez —cuando fue traído a ver el amor de Dios en el gran sacrificio expiatorio de Jesús. Bueno, esta noche, el Señor te dice: Yo soy el mismo Dios que cuando me encontraste. Yo no he cambiado. Yo no cambio; por lo que, vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos, así como su padre Jacob no fue consumido; porque yo era, incluso para él, el mismo Dios”». (Spurgeon)

c. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento: En este sueño previo, Dios le dijo a Jacob que regresara. La tierra fue la tierra de su familia, la tierra prometida a Abraham, Isaac, y Jacob por pacto.

4. (14-16) Lea y Raquel apoyan a Jacob en su deseo de regresar a Canaán.

Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre? ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio? Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.

a. ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre?: Raquel y Lea se percataron de que su padre Labán ya había usado cualquier herencia potencial que pudieran haber recibido en algún momento (aun se ha comido del todo nuestro precio). Esto significa que ellas estaban felices de dejar su tierra con Jacob y regresar a Bethel y a la tierra prometida a Jacob.

b. Haz todo lo que Dios te ha dicho: Su apoyo a Jacob en un costoso y, quizás, peligroso movimiento, fue significativo. Fue una gran empresa trasladar a una familia tan grande tan lejos. Si no hubiera sido por el apoyo de sus esposas, quizás Jacob no hubiera hecho lo que el Señor le dijo que hiciera.

i. Puede que esta sea la primera vez en mucho tiempo en que las hermanas Raquel y Lea están de acuerdo en algo. Ellas están de acuerdo en unirse contra un enemigo común: su padre Labán.

B. La huida de Jacob de Labán.

1. (17-21) Jacob se va sin despedirse.

Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos, y puso en camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán. Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre. Y Jacob engañó a Labán arameo, no haciéndole saber que se iba. Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó y pasó el Éufrates, y se dirigió al monte de Galaad.

a. Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos: Jacob pretende hacer una salida rápida, viajando tan rápido como fuera posible. Jacob era lo suficientemente rico como par que su familia complete pudiera viajar en camellos.

b. Jacob engañó a Labán arameo, no haciéndole saber que se iba: Dios ya le había dicho que se fuera y le había prometido un viaje seguro. Jacob, claramente, está actuando en la carne; porque no tiene que tenerle miedo a Labán ni irse a escondidas.

i. «Podía haber anunciado su partida y haber salido con la gloria de un ejército con sus banderas, pero el miedo le hizo imposible cosechar la bendición completa. Entró a escondidas en la voluntad de Dios, en vez de irse en triunfo». (Barnhouse)

c. Raquel hurtó los ídolos de su padre: Raquel se llevó los ídolos de su padre (terafím es la palabra hebrea para ídolos). Hay muchas razones potenciales por las que Raquel hizo esto:

·Quizás los quería porque adoraba a estos ídolos y no quiso estar sin ellos.

·Quizás no quiso que su padre los consultara, usando sus ídolos como herramientas de adivinación para atraparlos (como posiblemente lo había hecho antes [Génesis 30:27]).

·Quizás era porque los ídolos comúnmente se usaban como títulos de las propiedades y ella pensaba que tomando estos ídolos podría tomar cualquier herencia que se les dejara a los hijos de Labán.

·Quizá Raquel robó los ídolos, simplemente, por revancha contra su padre, quien (ella sentía) la había maltratado a ella, a su esposo, y a su familia entera.

·Las tradiciones judías dicen que Raquel se llevó los ídolos porque quiso guardar a su padre Labán de la idolatría.

d. Se dirigió al monte de Galaad: Había casi 300 millas (482.7 kilómetros) entre Harán y los montes de Galaad, pero el viaje era más largo y duro psicológicamente para Jacob más que cualquier otra cosa. Estaba saliendo del lugar de seguridad, donde había vivido en servidumbre confortable, para ir a un lugar donde Dios lo había llamado a ir, pero donde había muchos enemigos peligrosos (como su hermano Esaú, quien había jurado matarlo).

2. (22-24) Labán persigue y atrapa a Jacob.

Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido. Entonces Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad. Y vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.

a. Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido: Esto muestra que Jacob y su familia vivían a alguna distancia de Labán. Él no se enteró de su partida hasta el tercer día.

b. Vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche: Que Dios habló a Labán en un sueño muestra que él tenía intenciones malas en contra de Jacob. Dios está protegiendo a Jacob.

3. (25-30) Labán llega a Jacob y lo confronta.

Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el monte de Galaad. Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra? ¿Por qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa? Pues ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho. Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente. Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?

a. En el monte de Galaad: En este punto, Jacob no estaba lejos del río Jordán y la tierra prometida. Esto muestra que él viajó rápidamente y que Labán estaba determinado a perseguirlo hasta allí.

i. La expresión «mis hijos y mis hijas» en este contexto significa los nietos y las nietas de Labán.

b. ¿Por qué te escondiste para huir […]?: Labán empezó intentando hacer que Jacob se sintiera culpable, mostrándose amable (no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa). Cuando esto no le funcionó, hizo lo que la mayoría de los matones hacen, se jactó de su capacidad de dañar a Jacob.

c. ¿Por qué me hurtaste mis dioses?: Labán terminó sus palabras con una pregunta acusadora. Él sabía que sus ídolos estaban perdidos y tenía razones para creer que Jacob los había robado. La pregunta de Labán muestra la necedad de la idolatría. Es triste y extraño tener un dios que puede ser robado.

4. (31-32) Jacob proclama su inocencia.

Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas. Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado.

a. Respondió Jacob y dijo a Labán: Jacob respondió con una explicación para su salida secreta (Porque tuve miedo), y con la firme creencia de que él y su familia no habían tomado los ídolos de Labán.

b. Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva: Jacob, al no saber que su esposa amada Raquel había robado los ídolos, proclamó su inocencia y pronunció una maldición dura sobre el ladrón, desconociendo que, de hecho, había maldecido a su propia esposa.

5. (33-35) Labán busca sus ídolos.

Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel. Pero tomó Raquel los ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán en toda la tienda, y no los halló. Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.

a. Entró Labán en la tienda de Jacob: Labán estaba confiado de que sus ídolos habían sido robados. Él hizo una búsqueda exhaustiva en la tienda de Jacob.

b. Tomó Raquel los ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos: Raquel aprendió bien los caminos del engaño de su padre. Ella logró engañar a su padre acerca de los ídolos.

i. «Entre mucho que es triste y aun mezquino en esta historia […] entre la decepción, y las mentiras en casi cada lado, no podemos dejar de ver la mano de Dios haciendo que aun la ira del hombre lo alabe». (Griffith Thomas, citado de Barnhouse)

6. (36-42) Jacob regaña a su suegro Labán.

Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución? Pues que has buscado en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre nosotros. Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas. Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas. De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos. Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces. Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.

a. Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán: No es difícil ver estas palabras creciendo dentro de Jacob por 20 años. Él ha ensayado este discurso muchas veces en su mente.

b. ¿Cuál es mi pecado? Jacob reprendió a Labán y defendió su inocencia con varios ejemplos:

·¿Qué has hallado de todos los enseres de tu casa?: Después de buscar, Labán no encontró evidencia del robo de los dioses que acusó a Jacob de haber tomado.

·Estos veinte años he estado contigo: Los 20 años de servicio fiel de Jacob probaron su integridad.

·Tus ovejas y tus cabras nunca abortaron: Esto demostró el cuidado de Jacob por el éxito de los rebaños de Labán.

·Ni yo comí carnero de tus ovejas: Jacob nunca comió ni se enriqueció a expensas de lo que pertenecía a Labán.

·Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: Era una costumbre vieja que un pastor podía llevar el cuerpo desgarrado de una oveja a su dueño, como evidencia de que él era suficientemente valiente como para no dejar que el lobo se lo comiera, o que se lo llevara, y así el pastor sería excusado; pero Jacob dice que ni había hecho eso y que, por cada animal atacado o robado, él había pagado de su propia manada.

·De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos: Jacob trabajó duro y se sacrificó por éxito de la empresa de Labán.

·Y has cambiado mi salario diez veces: Jacob soportó las injusticias repetidas de Labán como su empleador.

c. Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo: Jacob proclamó que fue la protección de Dios la que lo envió lejos de una manera que impidió que Labán tomara lo que le pertenecía a Jacob.

i. Fue bueno que Jacob viera la presencia y protección de Dios en todo esto. Desafortunadamente, en ninguna parte Jacob clamó a Dios como su Dios; él se refirió a Dios como el temor de su padre Isaac y el Dios de su abuelo Abraham.

C. Labán y Jacob hacen un pacto.

1. (43-50) Jacob y Labán hacen un pacto.

Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz? Ven, pues, ahora, y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos. Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal. Y dijo Jacob a sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano. Y lo llamó Labán, Jegar Sahaduta; y lo llamó Jacob, Galaad. Porque Labán dijo: Este majano es testigo hoy entre nosotros dos; por eso fue llamado su nombre Galaad; y Mizpa, por cuanto dijo: Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro. Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre nosotros dos.

a. Todo lo que tú ves es mío: Labán valientemente dijo que todo lo que Jacob actualmente tenía le pertenecía a él. Pero en un supuesto acto de generosidad, le dijo a Jacob: «Es mío, pero Jacob, por lo generosos que soy, te lo doy».

b. Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro: En este pacto Labán expresa cuánto sospecha de Jacob. La idea de Mizpa («Atalaya») es: «Si haces mal, Dios lo verá y ¡que te castigue!».

i. «En efecto, el pilar de Mizpa significaba: “Si cruzas la línea el pacto se anula y yo te mato”. El que rompiera el pacto iba a necesitar la ayuda de Dios porque el otro intentaría matarlo» (Barnhouse). Mizpa nunca pretendía ser una solución amable —a pesar de lo que pueda decir una moneda Mizpa compartida entre dos personas.

2. (51-55) Un pilar de separación y una separación de caminos.

Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre nosotros dos. Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que he erigido entre tú y yo. Testigo sea este majano, y testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este majano ni de esta señal contra mí, para mal. El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró por aquel a quien temía Isaac su padre. Entonces Jacob inmoló víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y durmieron aquella noche en el monte. Y se levantó Labán de mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su lugar.

a. Ni yo pasaré de este majano contra ti: La mejor solución para los problemas que Jacob tenía con su suegro, era separarse de él. De hecho, ellos construyen un pilar para hacer una separación entre sí.

i. Hay sabiduría en tener alguna separación de los suegros. La Biblia dice: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer» (Génesis 2:24). Labán y Jacob parecían tener más problemas que la mayoría de las familias, por eso la separación fue extrema.

b. Labán […] regresó y se volvió a su lugar: Después de una despedida adecuada, Labán ve a sus hijas y a sus nietos por la última vez. Jacob llevó a su familia a Canaán y nunca regresó a donde Labán vivía.

i. «Esta es la última vez que oímos de Labán en la Biblia, y es bueno que este sea el final de él. Labán es del mundo, y Jacob necesitaba ser librado de este mundo para vivir de todo corazón para el Dios de sus padres». (Boice)

ii. Morris dice de Labán: «En vez de buscar seguir la verdad del plan de Dios representado por Jacob, solo estaba resentido y envidiaba la bendición de Dios sobre Jacob. Él terminó sin nada. Su vida constituye una advertencia grave a muchas personas que son un tanto religiosas, pero que básicamente se adoran a sí mismas y buscan su propio bienestar.

iii. Raquel y Lea no tenían porción o herencia en casa de su padre Labán una vez que se casaron con Jacob (Génesis 31:14). Ahora él era su porción y su herencia. «Ya que eres salvado y unido a Cristo, mira el mundo y pregunta: “¿Hay todavía una porción para mí?”. Si crees que sí, te equivocas». (Barnhouse)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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