Génesis 32




Génesis 32 — Jacob se prepara para reunirse con Esaú

A. Jacob oye que Esaú se acerca.

1. (1-2) Jacob se encuentra con los ángeles de Dios en Mahanaim y se da cuenta de que Dios está con él y que tiene protección angelical.

Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.

a. Y le salieron al encuentro ángeles de Dios: No sabemos exactamente lo que esto significa. De algún modo, los seres angelicales que normalmente son invisibles se hicieron visibles a Jacob y se encontraron con él. Quizás, Dios quería que Jacob supiera lo grande que era su cuidado hacia él y hacia su familia.

i. Esta maravillosa revelación de la presencia y el cuidado de Dios vino a Jacob después de que finalmente se separara de Labán, el hombre mundano. La separación del mundo trae una mayor visión al creyente.

ii. «Nuestro Mahanaims ocurre casi al mismo tiempo que aquel en el que Jacob contempló esta gran visión. Jacob estaba entrando en una vida más separada. Él había dejado a Labán y la escuela de todos esos trucos y regateos que pertenecen al mundo impío». (Spurgeon)

b. Campamento de Dios es este: Literalmente, Jacob observó que estaba en un campamento en que no estaba solo; Dios tenía un campamento de ángeles con él en Mahanaim.

i. No era como si los ángeles de Dios se hubieran juntado con Jacob en ese momento. Ellos habían estado con él todo el tiempo. Ahora, Jacob podía ver los ángeles de Dios que estaban con él y esto le dio mucho ánimo.

ii. Los ángeles, aunque son seres más «altos» que nosotros, son puestos por Dios para servirnos (Hebreos 1:14) y nos sirven como servían a Jesús (Mateo 4:11). En 2 de Reyes 6:15-17, el criado de Eliseo tenía sus ojos abiertos para ver el gran ejército de ángeles a su alrededor.

iii. John Paton, un misionero de las islas de Vanuatu, contó como una noche los indígenas hostiles se habían puesto alrededor de las oficinas centrales de su misión, pretendieron quemar la casa para que salieran los Paton y matarlos. Él y su esposa oraron durante toda la noche, y cuando al fin amaneció sus atacantes se fueron. Un año después, un jefe de la tribu llegó a ser cristiano, y Paton le preguntó sobre aquella noche. El jefe contestó: «¿Quiénes eran todos esos hombres que tenían allí con ustedes?». El misionero explicó que solamente él y su esposa habían estado allí. El jefe insistió que había visto a cientos de hombres grandes con ropa y espadas que brillaban caminando alrededor de la oficina central de la misión, así que los indígenas tenían miedo de atacar. (Billy Graham, en Ángeles, los agentes secretos de Dios, página 3)

iv. Spurgeon pensó en la gran multitud de ángeles que Dios tiene disponible para ayudar a su pueblo: «Puede ser que cada estrella sea un mundo atestado de siervos de Dios, que están dispuestos y listos a lanzarse como llamas de fuego sobre las encomiendas de amor de Jehová. Si los escogidos de Dios no pueden ser suficientemente protegidos por las fuerzas disponibles en un mundo, no tiene más que hablar o querer, y miríadas de espíritus de las regiones lejanas del espacio se acercarían para proteger a los hijos de su rey».

v. «No pido que puedas ver ángeles; aun así, si es así, que así sea. Pero, después de todo, qué es ver un ángel. ¿El hecho de la presencia de Dios no es mejor que ver a cualquiera de sus criaturas? Quizás, el Señor favoreció a Jacob con esta visión de los ángeles porque él era una criatura pobre y débil en cuanto a su fe». (Spurgeon)

2. (3-6) El mensaje de Jacob a Esaú.

Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom. Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos. Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él.

a. Envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom: Jacob, buscando reconciliarse con su hermano (quien, hacía 20 años había jurado matarlo), primero empezó por humillarse y enviar el mensaje: «Tu siervo Jacob».

b. Tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas: Jacob no se está jactando. Quiere que Esaú sepa que es un hombre rico y que no ha venido para tomar nada de Esaú. Vemos a Jacob intentando adivinar lo que Esaú está pensando y contestar sus preguntas.

c. Él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él: Cuando los mensajeros regresaron, Jacob escuchó noticias que hizo que se le congelara la sangre. Esaú venía a verlo con 400 hombres. Y Jacob no sabía qué pensar de Esaú (por razones muy entendibles), estaba convencido de que los 400 hombres eran un ejército para destruirlos a él y a su familia.

3. (7-8) El miedo de Jacob y su preparación en medio del pánico.

Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos. Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará.

a. Jacob tuvo gran temor, y se angustió: Cuando Labán confrontó a Jacob con una milicia hostil, Jacob se paró valientemente y le contestó diciéndole lo que pensaba (Génesis 31:36-42). Pero con Esaú, Jacob tenía miedo de salir a su encuentro. Esto era porque Jacob sabía que él estaba en lo correcto ante Labán, pero que había obrado incorrectamente con Esaú.

i. «Jacob acababa de ser liberado de Labán, pero fue oprimido por otra carga: el pavor de Esaú estaba sobre él. Había agraviado a su hermano; y no puedes cometer un error sin ser perseguido por eso después». (Spurgeon)

ii. Shakespeare tenía razón cuando escribió: «La conciencia nos hace cobardes a todos» (Hamlet, acto 3, escena 1). Así como Jacob no tenía fuerza ante Esaú por culpa, muchos cristianos hoy son obstaculizados por la memoria de sus errores y sus pecados pasados.

b. Jacob tuvo gran temor, y se angustió: Antes de que Jacob se fuera de su hogar, después de que su hermano juró matarlo, Rebeca le dijo a Jacob: «hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de allá» (Génesis 27:45). Rebeca nunca envió por Jacob, así que él debía pensar que 20 años no habían aplacado la ira de su hermano.

i. Pero Jacob también debía confiar en que Dios lo protegería. Parece que se le olvidó que Dios tenía un campamento especial de ángeles allí para protegerlo (Génesis 32:1-2). Su gran temor y angustia no es apropiado para alguien que está protegido por Dios.

·El miedo de Jacob no es correcto, porque fue seguido de una gran liberación.

·El miedo de Jacob no es correcto, porque acababa de tener una notable visitación divina.

·El miedo de Jacob no es correcto, porque probablemente surgió de un recuerdo de sus pecados pasados.

ii. Jacob debía haber dicho: «No sé si Esaú viene a mí para guerra o para paz. Espero que, para la paz; pero si es para la guerra, confío que Dios me protegerá».

c. Distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos: Al separar su compañía, Jacob usó la sabiduría del hombre para preparar la llegada de Esaú. Debía haber confiado en que Dios podía proteger todo lo que tenía. Jacob olvidó los «dos campamentos» de Dios e intentaba hacer sus propios dos campamentos(Génesis 32:2).

i. «Jacob es del tipo de creyente que planea y maquina demasiado; él es un hombre sabio de acuerdo con el juicio de este mundo []. Abraham nunca descendió a ninguno de los trucos que Jacob buscó para incrementar su rebaño; él vivió como un príncipe, simplemente, con una confianza infantil en Dios, dispuesto a ser herido en lugar de buscar sus propios intereses». (Spurgeon)

4. (9-12) La oración de Jacob.

Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.

a. Y dijo Jacob: Después de reaccionar con temor e incredulidad, Jacob hizo lo correcto. Fue ante Jehová y oró con fe, acción de gracias, y usando la Palabra de Dios.

i. «Dependa de ello, le resultará difícil a cualquier hombre luchar contra un hombre de oración». (Spurgeon)

·El miedo de Jacob fue bueno, porque le permitió orar.

·El miedo de Jacob fue bueno, porque le permitió hacer una revisión de su vida.

·El miedo de Jacob fue bueno, porque le permitió buscar la promesa de Dios apropiada.

b. Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien: La oración de Jacob contenía la Palabra de Dios (lo que Dios había dicho en Génesis 31:3). También repitió la promesa de Dios: «Yo te haré bien» (recordando lo que Dios le dijo en Génesis 28:13-15).

i. Muchas de nuestras oraciones no alcanzan lo que pudieran porque no contienen la Palabra de Dios. Con frecuencia no contienen la Palabra de Dios porque hay muy poco de la Palabra de Dios en nosotros. Jacob recuerda que Jehová le había dicho. Él le dijo a Dios: «Jehová, que me dijiste».

ii. «Amado, te digo, una y otra vez, estudia mucho las promesas de la Palabra de Dios. Tenlas en los extremos de tus dedos. Recuerda las cosas que Dios les ha dicho a los hombres, y cuándo se las ha dicho, y a qué hombres se las ha dicho, y descubre por este medio hasta qué punto te las ha dicho a ti». (Spurgeon)

iii. «Cuando Dios da una promesa, la cumple, es como si le otorgara poder a aquellos que saben implorar la promesa. Cada promesa es una gran fuerza dada al hombre que tiene fe []». (Spurgeon)

c. Menor soy que todas las misericordias: Su oración tenía acciones de gracias. Jacob entendía que no era digno de lo que Dios hacía por él ni de lo que estaba pidiéndole a Dios, pero confiaba en lo que Dios le había prometido y no en sus propios méritos.

i. «Note que mientras Jacob alega así su propia indignidad, no tarda en alegar la bondad de Dios». (Spurgeon)

d. Líbrame: Jacob hizo su oración con fe. Pidió con valentía que Dios hiciera algo, y humildemente ofreció los motivos por los que el Señor debía cumplir su palabra.

i. A George Mueller, un gran hombre de fe y oración, le preguntaron cuál era la parte más importante de la oración. Él contestó: «Los quince minutos después de que haya dicho “amén”. No importa lo buena que haya sido la oración de Jacob, su fe se verá reflejada en lo que hizo después de orar.

5. (13-21) Jacob le envía muchos regalos a Esaú.

Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos. Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada. Y mandó al primero, diciendo: Si Esaú mi hermano te encontrare, y te preguntare, diciendo: ¿De quién eres? ¿y adónde vas? ¿y para quién es esto que llevas delante de ti? entonces dirás: Es un presente de tu siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él viene tras nosotros. Mandó también al segundo, y al tercero, y a todos los que iban tras aquellas manadas, diciendo: Conforme a esto hablaréis a Esaú, cuando le hallareis. Y diréis también: He aquí tu siervo Jacob viene tras nosotros. Porque dijo: Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto. Pasó, pues, el presente delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento.

a. Tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: Jacob envió un regalo tan impresionante porque quería mostrarle a Esaú que no necesitaba ni quería nada de él. También podría haber sido un intento carnal de comprar el buen favor de su hermano.

b. Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto: Jacob es un ejemplo perfecto del siguiente principio: «Cuando todo lo demás falla… ora. Y en cuanto termines de orar, otra vez empieza con tus propias estrategias».

i. Si Jacob realmente hubiera confiado en Dios, habría estado a la cabeza del desfile para ver a Esaú, no en la cola.

ii. Jacob dijo: «Quizás le seré acepto», pero en su mente pensaba: «Quizás no». Jacob también pensaba: «Quizás me mate justamente como dijo que lo iba a hacer».

c. Pasó, pues, el presente delante de él: Este regalo es un buen ejemplo de como confiamos en nuestra capacidad para hacer las cosas y no en el Señor. Nos gusta cantar la canción:

Todo a Cristo, yo me rindo;
para siempre quiero amarle, y agradarle solo a Él.
Yo me rindo a Él, yo me rindo a Él,
todo a Cristo yo me entrego, con el fin de serle fiel.

i. Pero nosotros, tantas veces como Jacob, queremos decir: «Rindo todas las cabras, y si eso no es suficiente, rindo todas las ovejas. Si eso no es suficiente, rindo todos los camellos […]». Pero lo que Jacob no podía hacer era rendirse a sí mismo a Dios, confiando verdaderamente en la promesa de protección de Dios.

ii. «¡Qué cuidado tiene sobre todo el asunto! No podemos juzgarlo, bajo tales circunstancias; sin embargo, cuánto más grande fue el comportamiento noble y tranquilo de Abraham, quien confió en Dios, y dejó todos los asuntos en sus manos». (Spurgeon)

B. Jacob pelea con Dios.

1. (22-23) Jacob pasó todas sus posesiones a través del río.

Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.

a. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo: Esta es una demostración de su fe, porque Jacob no se retiró. Si Esaú hubiera atacado a este grupo, habrían quedado rápidamente atrapados contra el río.

b. Hizo pasar el arroyo […] a todo lo que tenía: Jacob pasa la noche solo. Esta es su última noche en el lado oriental del río Jordán y, probablemente, la pasa en oración.

i. Dios tenía que tener a Jacob solo antes de tratar con él. Mientras había tanto movimiento entre las personas que le acompañaban, Jacob podría estar ocupado en muchos asuntos diferentes. Pero al estar solo, Dios podía demandarle su atención.

ii. Piensa en todo por lo que Jacob tenía que orar: agradecerle a Dios, recordar todo lo que Jehová había hecho por él, preguntarse cómo Dios iba a cumplir su promesa en él. Había un cambio significativo sucediendo en la vida de Jacob y él lo sabía.

2. (24-25) Un hombre lucha con Jacob.

Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.

a. Luchó con él un varón hasta que rayaba el alba: Jacob no luchó con el varón, sino que el varón luchó con él. Jacob no empezó queriendo algo de Dios. Dios quiso algo de Jacob. Dios quería de Jacob toda su autosuficiencia orgullosa, intrigante y carnal; y vino a tomarla, si fuese necesario, por la fuerza.

i. «No se dice que él luchó con el varón, sino que allí luchó con él un varón. Decimos Jacob el luchador, y lo era; pero no debemos olvidar al varón luchador —o, más bien, al Cristo luchador, al Ángel luchador del pacto, quien había venido a sacarle gran parte de su propia fuerza y sabiduría». (Spurgeon)

b. Luchó con él un varón: Como muestran los versículos siguientes, este no era un hombre normal. Esto es otra «aparición especial» de Jesucristo en el Antiguo Testamento antes de su encarnación en Belén. Este era Dios en forma humana.

i. «Supuse que nuestro Señor lo hizo aquí, como en muchas otras ocasiones preparatorias de su plena encarnación, asumiendo forma humana, y vino así a luchar con el patriarca». (Spurgeon)

c. Hasta que rayaba el alba: Solo nos podemos imaginar cómo se veía esta escena. Quizás a veces pareciera una pelea de borrachos; o, tal vez, una pelea intensa de lucha libre.

i. «¿Cómo pudo Jacob mantener la pelea toda la noche? No lo sé. Pero sí sé que su determinación a aguantar no era más grande que la determinación que tenemos con frecuencia de ganarle a Dios y hacer lo que nosotros queremos». (Boice)

ii. «Jacob fue valiente al luchar así, pero había demasiado de sí mismo en todo. Fue su propia suficiencia la que estaba luchando con el Hombre-Dios, Jesucristo». (Spurgeon)

d. El varón vio que no podía con él: Mientras seguía la pelea, parecía que Jacob estaba empatado con el Hombre. Pero solo era la apariencia. El Hombre podía haber ganado fácilmente en cualquier momento, usando su poder espiritual.

i. A veces, sentimos que realmente podemos contender con Dios. Puede que aparezca que a un hombre o a una mujer en rebelión contra Dios le vaya bien. Pero la pelea está empatada solo en apariencia. Dios puede ganar en cualquier momento, y solo deja que la pelea siga por sus propios propósitos.

ii. No es difícil imaginarnos a Jacob trabajando tan duro y sintiendo que está ganando, hasta que el Hombre gana en un instante. Jacob debía haberse sentido muy derrotado.

3. (26) La petición de Jacob al Hombre.

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

a. Déjame, porque raya el alba: El Hombre hizo que Jacob supiera que esto no iba a durar para siempre. Aunque Jacob se aferró al Hombre, desesperado, había perdido. Un Hombre mejor, más grande, lo había derrotado.

i. Este es el lugar invaluable al que deben venir todos: donde Dios nos conquista. Hay algo que decir de cada hombre que lucha con Dios, y luego reconoce la grandeza de Dios después de ser derrotado. Debemos saber que servimos a un Dios que es más grande que nosotros, y no podemos conquistar nada hasta que él nos venza primero.

b. No te dejaré, si no me bendices: Esto no es Jacob dictándole los términos a Dios como hizo en ocasiones previas. Aquí Dios estaba sobre Jacob, y lo sabemos porque en Oseas 12:3-5 dice que Jacob buscó esta bendición con llanto. Él sabía que estaba derrotado; pero, desesperadamente, quería una bendición de Uno Mayor.

i. «En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros. Mas Jehová es Dios de los ejércitos; Jehová es su nombre». (Oseas 12:3-5)

c. Si no me bendices: Según su pasado, Jacob siempre fue lo suficientemente inteligente y astuto, por lo que nunca sintió la necesidad de confiar solamente en Dios. Ahora solo puede confiar en la bendición de Dios.

i. Jacob ha sido reducido al lugar donde lo único que puede hacer es aferrarse a Jehová con todas sus fuerzas. Jacob ya no puede pelear, pero sí puede agarrarse bien. No es un mal lugar donde estar.

ii. Aquí, Dios está contestando la oración de Jacob en Génesis 32:9-12. Pero antes de que Jacob pueda ser librado de la mano de su hermano, tiene que ser librado de su propia voluntad y autosuficiencia. «Es evidente que, tan pronto como sintió que debía caer, sujetó al otro Hombre con una especie de agarre mortal, y no lo soltó. Ahora, en su debilidad, él prevalecerá. Mientras fue fuerte, no ganó la bendición; pero cuando se convirtió en completamente débil, entonces conquistó». (Spurgeon)

iii. Jacob pensaba que el verdadero enemigo estaba fuera de sí; o sea, que era Esaú. Pero el verdadero enemigo era su propia naturaleza carnal, que no había sido conquistada por Dios.

4. (27-29) A Jacob se le cambia el nombre, y es un hombre bendecido.

Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.

a. ¿Cuál es tu nombre?: Jacob debía haber sentido algo de vergüenza, admitiendo que su nombre era Jacob, que significa «timador, tramposo, astuto». Sin embargo, ese era él y Jacob lo admitió.

i. Todos queremos que nuestro nombre tenga un significado favorable. Decimos: «Soy firme; eres obstinado; ellos son necios». Dios no dejaría que Jacob escondiera su nombre; porque, en su caso, reflejaba su verdadera naturaleza.

b. No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel: El nombre Israel es una palabra compuesta por dos palabras: sarah (que significa «pelear», «batallar», o «gobernar») y el (que significa «Dios»). Algunos entienden el nombre Israel como «el que batalla con Dios» o «el que gobierna con Dios». Pero en los nombres hebreos, a veces Dios no es el complemento sino el sujeto. Daniel significa «Dios juzga», no «él juzga a Dios». Así que este principio nos enseña que Israel, probablemente, significa «Dios gobierna».

i. Desde este momento en adelante, se le llamará Jacob dos veces más a menudo que lo que se le llama Israel. Aparentemente, todavía había bastante del viejo hombre en Jacob.

ii. «Queridos amigos, temo que la vida de muchos de los del pueblo escogido por Dios alternen entre Israel y Jacob. A veces somos fuertes en el Señor y en el poder de su fuerza, y otras veces gritamos: ¿Quién es suficiente para estas cosas?. Como príncipes prevalecemos con Dios, y somos verdaderos israelitas; pero, quizás, antes de que se ponga el sol cojeamos como Jacob, y aunque el espíritu esté dispuesto, la carne es débil. Somos Jacob antes que Israel; y seguimos siendo Jacob cuando somos Israel; pero bandito se Dios, somos Israel con Dios cuando dejamos de ser Jacob entre los hombres». (Spurgeon)

c. Porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido: Jacob venció en el sentido de que aguantó a través de su batalla hasta que Dios lo conquistó completamente. Cuando luchas contra Dios, solo ganas si pierdes y si no te das por vencido hasta que sabes que has perdido. Así es como Jacob venció.

d. ¿Por qué me preguntas por mi nombre?: El Hombre probablemente se rehusó a decirle su nombre a Jacob porque pensaba que Jacob ya lo debería saber, y resultó que Jacob sí sabía exactamente quién era.

e. Y lo bendijo allí: Seguramente, esta era la bendición de ser derrotado por Dios. Era la bendición de dejar la vieja vida (Jacob) y recibir la nueva vida (Israel). Es posible que también tenga algo que ver con la maravillosa idea de la bendición de Abraham, y la satisfacción de las necesidades inmediatas de seguridad que tenía Jacob en medio del temor. Cualquiera que haya sido la necesidad de Jacob, la bendición de Dios la proveyó en ese momento.

i. Notamos que Él lo bendijo allí —en este lugar en particular:

·El lugar de tratos especiales y pruebas.

·El lugar de súplica intense a Dios.

·El lugar de ver el rostro de Dios.

·El lugar de debilidad conciente.

5. (30-32) Dos memoriales de este evento.

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.

a. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel: El primer memorial es un nombre. Jacob llamó el lugar Peniel («rostro de Dios»), porque sí sabía el nombre del Hombre que peleó con él. Él era el mismo que había peleado con Jacob toda su vida.

i. Jacob también entendió que solo era por la gracia y la misericordia de Dios que escapó de aquel episodio con vida. Ningún hombre debe pelear con Dios y sobrevivir; pero Dios tuvo gracia para Jacob.

b. Cojeaba de su cadera: El segundo memorial era su cojera perpetua. Jacob recodaría que fue derrotado por Dios con cada paso que daría por el resto de su vida. Este era un costo pequeño por un regalo tan grande.

i. «El memorial de su debilidad iba a estar con él mientras viviera []. ¡Qué contentos estaríamos tú y yo de detenernos todos nuestros días con tal debilidad como la que tuvo Jacob, si pudiéramos tener una bendición tan grande como la que él ganó»! (Spurgeon)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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