Hageo 1




Hageo 1 – Ordenar las prioridades

A. Dios reprende al remanente que había regresado, por sus prioridades fuera de lugar.

1. (1) Introducción.

En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:

a. En el año segundo del rey Darío: La profecía de Hageo nos da varios puntos cronológicos específicos (Hageo 1:1, 1:15, 2:1, 2:10, 2:20). Aquí aprendemos que la profecía comenzó en septiembre del 520 a.C.

i. Esto convierte a Hageo en el primero de los profetas menores posteriores al exilio. De los 12 Profetas Menores, los primeros 9 hablaron antes de que Judá fuera llevado cautivo, exiliado a Babilonia. Los últimos 3 Profetas Menores (Hageo, Zacarías, Malaquías) hablaron cada uno a aquellos que regresaron del exilio de 70 años.

ii. “Se fue la gloria del antiguo reino y templo. Atrás quedó la gran población. Todo lo que quedó fueron los escombros de Jerusalén, el remanente del pueblo y la tarea de restauración”. (Boice)

iii. En el 538 a.C. Ciro, rey de Persia, permitió que los judíos exiliados regresaran a Jerusalén después de 70 años de cautiverio. Dos años más tarde (536 a.C.) comenzó la construcción del templo, dirigida por Zorobabel. El trabajo se detuvo al cabo de dos años (534 a.C.). Después de 14 años de abandono, el trabajo en el templo se reanudó en el 520 a.C. y se terminó cuatro años después, en el 516 a.C. (Esdras 6:15).

iv. Notamos que las fechas son contadas según un rey pagano porque en ese momento no había rey sobre Israel. Sin embargo, la fecha seguía siendo importante para Dios. “Hay un tiempo establecido para que cada uno de sus mensajes llegue a los hombres, y Dios quiere que presten atención a cada mensaje tan pronto como les sea entregado. Si no lo hacen, él lleva la cuenta de los días de su retraso”. (Spurgeon)

b. Vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo: En los años difíciles del regreso del exilio, Dios habló a su pueblo a través del profeta Hageo.

i. Hageo también se menciona dos veces en el Libro de Esdras, el sacerdote que supervisó el trabajo de reconstrucción del templo:

Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban (Esdras 5:1-2).

Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia (Esdras 6:14).

ii. El nombre de Hageo es probablemente una forma abreviada de la frase, “Fiesta de Yahveh”. Algunos especulan que nació el día de una fiesta importante en Israel.

c. Zorobabel… Josué: Hageo nos presentó a dos figuras destacadas en Jerusalén durante estos días difíciles de reconstrucción del templo. Zorobabel era el gobernador de Jerusalén y descendiente del último gobernante legítimo de Judá (Jeconías). Josué era el sumo sacerdote.

2. (2) Una excusa para no reconstruir el templo.

Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.

a. No ha llegado aún el tiempo: Hageo dio este primer mensaje en septiembre del 520 a.C. En ese momento, los exiliados habían regresado a Jerusalén desde hace 18 años, pero el trabajo de reconstrucción del templo había permanecido inactivo durante los últimos 14 años.

i. La obra comenzó de manera gloriosa: Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová (Esdras 3:10-11).

ii. A pesar del comienzo glorioso, después de dos años el trabajo se detuvo, sumido en el desánimo y descarrilado por la falta de enfoque. Cuando Hageo profetizó, se habían colocado los cimientos del templo y se había reconstruido el altar, pero el templo aún no se había reconstruido.

b. Este pueblo dice: El pueblo de Dios – los ciudadanos de Jerusalén – se decían a sí mismos que aún no era el tiempo de reanudar las obras del templo. Había algunas buenas razones por las que podrían decir esto, y por las que la obra de reconstrucción del templo era difícil:

·La tierra seguía desolada después de 70 años de abandono.

·El trabajo era duro.

·No tenían mucho dinero (Hageo 1:6) ni mano de obra.

·Sufrieron malas cosechas y sequía (Hageo 1:10-11).

·Enemigos hostiles resistieron la obra (Esdras 4:1-5).

·Recordaban tiempos más fáciles en Babilonia.

c. No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada: El pueblo hizo que su excusa sonara espiritual. No podían hablar en contra de la idea de construir el templo, así que hablaron en contra del tiempo. Dijeron: “No es el tiempo de Dios para reconstruir el templo”.

i. Debido a los grandes obstáculos en contra de la obra, el pueblo de Dios comenzó a racionalizar y decidió que, después de todo, no era tiempo de reconstruir. “Si es tan difícil, evidentemente, Dios no quiere que lo hagamos – al menos no pronto”.

ii. Es posible que hayan dicho “no ha llegado aún el tiempo” porque pensaban que los 70 años de cautiverio mencionados en Jeremías 25:11-13 y 29:10 aún no se habían cumplido. Según la cronología de Ussher de estos eventos, ellos estaban en el año 69 desde el último sitio de Jerusalén. Incluso en esto, al pueblo de Dios le faltaba fe. Hubo tres “oleadas” de cautiverio – 605 a.C., 597 a.C. y 587 a.C. En la oración de Daniel en Daniel 9, él fue lo suficientemente valiente como para pedirle a Dios que tomara el punto de partida más temprano para determinar los 70 años – y Dios lo hizo. La incredulidad hizo que estos cautivos que regresaron pensaran que la misericordia de Dios podría no llegar a Israel hasta 18 años después.

d. Este pueblo: Nunca nos gusta escuchar a Dios hablarle a su pueblo de esta manera – diciendo: “Este pueblo” en lugar de “Mi pueblo”. Él dijo esto porque vio sus excusas y sus malas prioridades y notó que no vivían como su pueblo.

i. Debemos recordar que estas no eran “malas personas”. Eran el remanente que volvió de Babilonia. Cientos de miles de personas entraron en el cautiverio babilónico y solo regresaron alrededor de 50,000. Los que lo hicieron fueron los más comprometidos con el Señor y con la restauración de Jerusalén.

3. (3-4) Hageo expone sus prioridades equivocadas.

Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?

a. Entonces vino palabra de Jehová: Dios veía y escuchaba sus excusas y malas prioridades – y tenía algo que decirles a través del profeta Hageo.

b. ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas? El pueblo decía que no era tiempo de reconstruir el templo. Con sus acciones, decían que era tiempo para vivir en bonitas casas reconstruidas.

i. “Salomón edificó primero una casa para Dios, y luego una para sí mismo”. (Trapp)

c. Y esta casa está desierta: Este era el verdadero problema – no que el pueblo de Dios viviera en casas artesonadas, sino que vivieran en tal comodidad personal y lujo mientras la casa de Dios estaba desierta.

i. El problema era simplemente prioridades mal ordenadas. Estaban satisfechos con dejar que la causa del Señor sufriera a expensas de su comodidad. En cambio, no deberían haber sentido descanso hasta que la obra de Dios fuera tan próspera como sus vidas personales. Deberían haber estado tan dispuestos a sacrificarse por la obra de Dios como lo estaban por su comodidad y lujo personal.

ii. Es fácil ver cómo sucedió esto durante 14 años. Al principio la obra se detiene porque es muy difícil y algún obstáculo en la construcción impedía avanzar.

·“No podemos hacer mucho en el templo y estoy cansado de vivir en un desastre. Hora de empezar la remodelación en casa”.

·“Dios quiere que preste atención a las cosas en el hogar el hogar es lo primero”.

·“Yo financiaría más construcciones en el templo, pero todo mi dinero está atado a la renovación de mi casa”.

·“No estoy viviendo de manera extravagante ¡mira las otras casas en mi vecindario! ¡Mira los carros en su camino de entrada!

·“Alguien debería ponerse a trabajar en el templo. Espero que alguien se haga cargo del trabajo tengo que terminar de revestir mi sala de estar”.

·“El templo no ha estado abierto al público durante más de 50 años un poco más de tiempo no importará”.

·“Este no es el momento adecuado más adelante será mejor”.

·“El altar está allí, y podemos por lo menos hacer sacrificios al Señor. Nos las estamos arreglando”.

iii. Las excusas suenan familiares – pero Dios veía a través de ellas en los días de Hageo, y ve a través de excusas similares hoy. El profeta Hageo fue como un despertador: inoportuno pero necesario.

iv. “Muchos cristianos son como esos antiguos hebreos, de alguna manera se convencen a sí mismos de que la economía cuando se trata de la construcción de edificios para iglesias es de suma importancia y, al mismo tiempo, no reparan en gastos para adquirir sus lujos personales”. (Alden)

d. Casas: “Parece dar a entender que algunos de ellos tenían más de una casa, una casa de campo y una en la ciudad, y mientras la casa de Dios estaba devastada; por lo tanto, prodigan su riqueza en conveniencias mundanas privadas, pero tienen resentimiento contra la casa de Dios… ¿Tanto se deben a sí mismos y tan poco a su Dios?”. (Poole)

4. (5-6) Medita sobre tus caminos y el resultado de ellos.

Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.

a. Meditad bien sobre vuestros caminos: La figura retórica hebrea para esta frase es literalmente “pon tu corazón en tus caminos”. Hageo le pide al pueblo de Dios que considere en qué dirección se dirigía su vida y si realmente querían que continuara de esa manera.

b. Sembráis mucho, y recogéis poco: La causa de sus dificultades financieras eran sus prioridades equivocadas. Sufrieron revés tras revés porque la bendición de Dios no estaba en su bolsillo.

i. Hageo describe una doble maldición. En lugar de mucho, se cosechó poco; y lo poco que se traía a casa se derretía sin hacer ningún bien (recibe su jornal en saco roto). “No conozco ningún pasaje en la biblia que describa mejor la actividad febril pero ineficaz de nuestra propia época”. (Boice)

ii. Estos juicios fueron el cumplimiento de las promesas que Dios hizo cientos de años antes en el tiempo de Moisés (Deuteronomio 11:16-17). El pueblo de Israel estaba siendo juzgado y ni siquiera lo sabían; probablemente lo descartaron todo como mala suerte o tiempos económicos difíciles, pero Dios estaba tratando de decirles algo.

iii. A veces, nuestras prioridades están fuera de orden y parece que no sufrimos dificultades financieras. En esos momentos, nunca debemos asumir la misericordia de Dios – debemos volvernos a Él y reordenar nuestras prioridades antes de que Él necesite usar la crisis para llegar a nosotros.

c. Bebéis, y no quedáis satisfechos: Si nuestras prioridades están equivocadas, nada nos satisfará. Cada logro pronto revela que debe haber algo más, algo que realmente pueda satisfacer. Nada llena el vacío formado por Dios en nuestra vida excepto ponerlo a Él primero.

i. “Si tu poco hubiera sido como lo poco del justo, podrías vivir de él y regocijarte en él; pero no tuvo tal bendición sobre él; fue destruido, y por lo tanto era débil, y vacío, y de poco provecho”. (Poole)

5. (7-11) Lo que deben hacer: reconstruir el templo.

Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos.

a. Subid al monte, y traed madera: Dios los llamó a trabajar. A veces, la causa de Dios necesita trabajo, trabajo que se apoye en la oración, no trabajo que se descuide debido a un pretendido servicio espiritual.

i. Se suponía que no debían pensar: “Alguien más lo hará”. William Carey (1761-1834) fue un misionero pionero en la India. Cuando propuso la idea de ir a la India a alcanzar a los perdidos en una reunión de pastores británicos, un conocido ministro llamado John Ryland le dijo: “Joven, siéntate. Eres un entusiasta. Cuando a Dios le plazca convertir a los paganos, lo hará sin tu ayuda ni la mía”. Este no es el caso en absoluto: Dios lo hará, y Él quiere y Dios a menudo esperará nuestra participación. William Carey tuvo la idea correcta; su lema era “Espera grandes cosas de Dios; intenta grandes cosas para Dios”.

b. Pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado: Era hora de que el pueblo de Dios comenzara a preocuparse por agradarle a Él en lugar de complacerse a sí mismos. En sus bonitas casas y vidas prósperas se complacieron y fueron glorificados; ahora era el turno del Señor.

i. Dios también les estaba diciendo que lo hicieran con el corazón correcto; un corazón que quería agradar y glorificar a Dios.

c. Buscáis mucho, y halláis poco: Cuando Dios fue descuidado, nada funcionó bien. Pudieron lograr algunas cosas (como construir sus propias casas), pero no les brindó la satisfacción que debía.

d. Y llamé la sequía sobre esta tierra: Podemos imaginar que el pueblo de Dios estaba deprimido y desanimado debido a la sequía. Pensaban que todo era un ataque de Satanás y oraban fervientemente contra lo que decían que era un complot de Satanás. Sin embargo, no era obra de Satanás, sino que fue el Señor quien ordenó la sequía sobre esta tierra. El problema no era Satanás, sino sus prioridades.

e. Sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite: Debido a que ellos descuidaron al Señor, Él se olvidó de bendecir sus tres cosechas básicas.

B. La respuesta a la profecía de Hageo.

1. (12) Obedecieron a Dios y temieron su presencia.

Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.

a. Y oyó Zorobabel… y Josué… y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová: La obediencia tenía que comenzar con el liderazgo. Este no fue un sermón solo para el pueblo, sino también para los más altos líderes entre el pueblo de Dios.

b. La voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo: La voz de Dios fue expresada a través de las palabras del profeta Hageo. Este es el principio de la inspiración de las escrituras en acción. Dios habla literalmente, pero a través de las palabras de un hombre.

i. “Porque la palabra de Dios no se distingue de las palabras del Profeta, como si el Profeta hubiera añadido algo propio”. (Calvino)

ii. Al señalar ambos, Hageo distingue entre el Autor de la verdad y el mensajero de la verdad.

c. Las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios: Su respeto por Hageo se basaba en su oficio (profeta) y su comisión (le había enviado Jehová).

d. Y temió el pueblo delante de Jehová: Su temor de Dios provocó obediencia. Esto era más que respeto básico; era el reconocimiento de que Dios es un juez que nos trata con justicia.

2. (13-15) Dios responde a su pueblo.

Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová. Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios, en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.

a. Yo estoy con vosotros, dice Jehová: Dios estaba allí para animarlos y fortalecerlos para la obra. Él siempre nos empodera y nos alienta a hacer lo que Él manda.

b. Y despertó Jehová el espíritu: Anhelamos tal despertar del espíritu entre su pueblo hoy. Este movimiento comenzó con el liderazgo (Zorobabel… Josué) y se extendió al pueblo (todo el resto del pueblo).

c. Y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová: El despertar del espíritu no vino y se fue solo como una experiencia espiritual. El despertar del espíritu floreció en una despertar de la obra.

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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