Hebreos 2




Hebreos 2 – Jesús, nuestro hermano mayor

A. Por lo tanto: debido a la superioridad de Jesús sobre los ángeles, debemos prestar atención a Jesús.

1. (1) La lección de Hebreos 1 es aplicada: escuchen y no se deslicen.

Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.

a. Por tanto: El uso de por tanto en Hebreos nos hace prestar atención a un punto de aplicación después de que el escritor desarrolla un principio. La verdad bíblica de la superioridad de Jesús sobre los ángeles tiene una aplicación que cambia la vida, y ahora debemos considerar esa aplicación.

b. Con más diligencia atendamos: Esto es lo que debemos hacer a la luz de la superioridad de Jesús sobre los ángeles. Debemos con más diligencia atender a las palabras de Jesús. Es fácil pensar que esta exhortación es dada a los no-creyentes, pero esta carta fue escrita para cristianos.

i. Con más diligencia atendamos: No solo lleva la idea de escuchar atentamente, sino también de hacer lo que hemos escuchado, y es necesario que con más diligencia atendamos. Hay una urgencia y necesidad de esto.

c. No sea que nos deslicemos: Si nosotros no atendemos con más diligencia, nos deslizaremos. El escritor tenía en mente la deriva de un bote, y dicha deriva ocurre naturalmente sin ancla a algo sólido. Si no estamos anclados en la verdad de la superioridad de Jesús, nos deslizaremos con las corrientes del mundo, la carne y el diablo.

i. La palabra griega antigua deslicemos viene de la idea “resbalar” (Dodds). Era usada para una flecha resbalando del carcaj, para la nieve resbalando de una montaña o para la comida resbalando por la tráquea para causar asfixia. Sucede fácilmente. Uno no necesita hacer nada para deslizarse. La partida de la fe generalmente viene de una deriva lenta, no una partida repentina.

ii. El carcelero filipense le preguntó a Pablo: “qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:30), Pablo le respondió. La pregunta: “Qué debo hacer para estar perdido?” también tiene una respuesta: nada. Haciendo nada es suficiente para que la corriente del mundo, de la carne y del diablo te conduzcan a deslizarte.

iii. “La protección contra el deslizo es tener a Cristo como el ancla y el timón de la vida. El ancla nos sostendrá a la verdad, mientras que el timón nos guiará por la verdad”. (Griffith Thomas)

2. (2-4) La lección enfatizada: ¿cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande?

Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

a. La palabra dicha por medio de los ángeles: Esto describe la Ley mosaica, la cual fue recibida… por disposición de ángeles (Hechos 7:53). La idea es que la ley fue entregada a Moisés por manos de ángeles.

i. El concepto de que los ángeles mediaron la ley a Moisés se encuentra en Deuteronomio 33:2, Hechos 7:53 y Gálatas 3:19. Josefo también repitió esta idea en su historia antigua (Antigüedades, 15.53).

b. Fue firme: La Ley Mosaica fue firme y estricta (toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución). Demandaba ser tomada en serio.

c. Cómo escaparemos: Si debemos tomar con seriedad la palabra que vino a nosotros por medio de los ángeles, entonces debemos tomar con aún más seriedad la palabra que nos llegó a través del Hijo de Dios. El Hijo a probado ser superior a los ángeles, entonces su mensaje debe ser considerado superior.

i. Un mensaje superior traído por una Persona superior que tiene mejores promesas traerá una mayor condenación si se descuida.

d. Si descuidamos una salvación tan grande: La antigua palabra griega traducida a descuidamos es amelesantes, la cual se usa también en Mateo 22:5 de aquellos que ignoraron la invitación a la cena de bodas (sin hacer caso). Significa tener la oportunidad, pero ignorarla o descuidarla.

i. Este fue un mensaje para los creyentes, no para aquellos fuera de la fe. El peligro que se describe no es el rechazo de la salvación (aunque el principio ciertamente también aplica ahí), pero el descuido de la salvación.

ii. Recuerde que Hebreos no fue escrito principalmente como un tratado evangelístico, sino como estímulo y advertencia para los cristianos desalentados. Fue escrito para aquellos que habían descuidado un caminar continuo con Jesús.

e. Una salvación tan grande: Cuando consideramos algo tan grande, naturalmente le pondremos atención y no descuidaremos de ello. Si no consideramos algo como grande, lo dejamos a conveniencia en vez que a compromiso.

i. “La frase ‘una salvación tan grande’ es un recordatorio impresionante de lo que Dios ha provisto en Cristo. La palabra ‘tan’ es similar a la instancia en el pasaje familiar: ‘De tal manera amó Dios al mundo’ (Juan 3:16) y expresa una profundidad insondable”. (Griffith Thomas)

ii. Por lo tanto, si descuidamos algo, probablemente no lo consideramos grande. Sin embargo, nuestra salvación es grande porque:

·Somos salvos por un gran Salvador.

·Somos salvos a un gran costo.

·Somos salvos de una gran pena.

iii. Una razón por la cual muchos descuidan su salvación es porque nunca la ven como salvación. La ven como si fuera solo el recibir algo, no como ser rescatado de algo.

f. La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada: Esta palabra fue hablada por Jesús y confirmada por testigos (por los que oyeron). Entonces fue confirmada con señales, prodigios, diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo dados por Dios.

i. Al decir que fue confirmada por los que oyeron, el escritor confirma que él no es parte de la “primera generación” de cristianos. Él había escuchado el mensaje de segunda mano a través de los apóstoles y testigos del ministerio de Jesús.

ii. Hebreos 2:3 es una razón por la que muchos creen que Pablo no escribió Hebreos. En otros pasajes, Pablo parece ponerse a un nivel igual al de los apóstoles y de otros testigos de Jesús (1 Corintios 9:1 y 15:3-11).

g. Testificando Dios juntamente: Dios confirma su palabra con diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo. Pero lo hace todo según su voluntad, no por orden del hombre.

i. Jesús dijo que habrá señales que seguirán a los que creen (Marcos 16:17). Si no hay ningún indicio de los milagroso, uno puede preguntarse si en verdad se cree en Jesús o si la palabra de Dios realmente se está predicando. El predicador debe darle a Dios algo para confirmar.

ii. Por otro lado, el Espíritu trae tales dones y milagros según su voluntad. Los milagros no pueden ser “fabricados” y provocados por el esfuerzo humano o la emoción. Demasiado daño se ha hecho por aquellos que creen que no pasan suficientes milagros, y buscan “encender el fuego” a través del entusiasmo de la carne.

iii. Es difícil decir cuál es peor: la negación de los milagros y los dones del Espíritu Santo, o la falsificación de ellos. Cualquiera de los errores es peligroso.

B. La gloriosa humanidad de Jesucristo.

1. (5-8a) Sabemos que Jesús es humano, porque Dios ha puesto al mundo en sujeción al hombre, no a los ángeles (citando de Salmos 8:4-6).

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:

¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
O el hijo del hombre, para que le visites?
Le hiciste un poco menor que los ángeles,
Le coronaste de gloria y de honra,
Y le pusiste sobre las obras de tus manos;
Todo lo sujetaste bajo sus pies.

Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él.

a. Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero: Dios nunca les dio a los ángeles el tipo de dominio que originalmente le fue dado al hombre sobre la tierra (Génesis 1:26-30). Los ángeles no tienen dominio sobre este mundo o el mundo por venir.

i. “El propósito divino para el mundo es que el hombre, no los ángeles, gobierne en el futuro”. (Griffith Thomas)

b. Qué es el hombre: La cita de Salmos 8:4-6 muestra tanto la pequeñez del hombre en relación con el Dios de la creación, como el dominio que Dios le ha dado al hombre, a pesar de que es un poco menor que los ángeles.

c. Le hiciste un poco menor que los ángeles: En el capítulo uno, el escritor de Hebreos demostró brillantemente de las Escrituras la deidad de Jesús y Su superioridad sobre todos los ángeles. Ahora él demuestra la humanidad de Jesús de las Escrituras y aplica las implicaciones de la humanidad de Jesús.

i. Es bíblicamente incorrecto pensar en Jesús como solo Dios o solo hombre. Es incorrecto pensar en Él como mitad Dios y mitad hombre (o cualquier otro porcentaje de división). Es incorrecto pensar en Él como un “hombre por fuera” y “Dios por dentro”. La Biblia enseña que Jesús es completamente Dios y completamente hombre, que una naturaleza humana fue agregada a su naturaleza divina, y que ambas naturalezas existieron en una Persona, Cristo Jesús.

ii. Significativamente, la primera falsa enseñanza que se levantó sobre Jesús en los días de la iglesia primitiva no negaba que Él no era Dios, pero negaba que realmente fuera humano y decía que solo parecía ser humano. Esta herejía fue llamada Docetismo, que viene de la antigua palabra griega “parecer”, y fue enseñada por Cerinto, quien se opuso al apóstol Juan en la ciudad de Éfeso y cuya enseñanza es probablemente el enfoque de 1 Juan 4:2 y 1 Juan 5:6.

d. Nada dejó que no sea sujeto a él: El escritor enfatiza el punto de que Dios ha puesto todas las cosas (no algunas cosas) bajo sujeción a los seres humanos. Esto muestra que Jesús debe ser humano, porque Dios dio este dominio a los humanos y Jesús ejerce esta autoridad.

2. (8b-9) Un problema y su solución.

Pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

a. Pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas: Parece que Salmos 8:4-6 es una promesa sin cumplir. No vemos que todas las cosas sean sujetas al hombre.

b. Pero vemos… a Jesús: La promesa se cumple en Jesús, quien es Señor sobre todo. A través de Jesús, el hombre puede recuperar el dominio que fue originalmente destinado para Adán (Apocalipsis 1:6, 5:10 y Mateo 25:21).

i. Existen muchas cosas que no entenderemos hasta que veamos a Jesús. Las respuestas a las preguntas más desconcertantes de la vida no se encuentran al preguntar “¿Por qué?” La respuesta más grandiosa es un Quién: Jesucristo.

ii. Algunos desean que realmente puedan ver a Jesús con sus ojos naturales, en lugar de con sus ojos de la fe. Pero, “La vista se usa a menudo en las Escrituras como una metáfora, una ilustración, un símbolo, para exponer qué es la fe. La fe es el ojo del alma. Es el acto de mirar hacia Jesús”. (Spurgeon)

iii. Piensa en cuántos de los que vieron a Jesús con el ojo natural lo resistieron, se burlaron de Él y lo rechazaron. Es mejor ver a Jesús con el ojo de la fe que con el ojo natural.

·No dice: “Podemos ver a Jesús”, aunque eso es cierto.

·No dice: “Hemos visto a Jesús”, aunque eso era cierto para algunos en su día.

·No dice: “Veremos a Jesús”, aunque eso es ciertamente correcto.

·Dice: “Vemos… a Jesús”, tanto ahora como continuamente. Él es el enfoque, el centro y el aspecto principal de nuestra vida espiritual.

iv. Entonces, vea hacia Jesús con el ojo de la fe: por imperfecta que sea tu visión de la fe, mira al que es perfecto.

·Véalo como el que ama a los pecadores y murió por ellos.

·Véalo como su Salvador.

·Véalo como su Maestro.

·Véalo como su Amigo.

·Véalo como su Precursor.

·Véalo como su Sanador.

·Véalo en su casa, en el trabajo, fuera de casa, no solo aquí en los momentos de adoración.

c. Aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles: Esta promesa de dominio solo podía ser cumplida a través de la humillación, sufrimiento, y el padecimiento de Jesús. El Hijo de Dios derrotó al mal que Adán introdujo al mundo, que fue la muerte (Romanos 5:12).

i. Dios le dio al hombre dominio sobre la tierra, pero el hombre renunció su poder (no su derecho o autoridad) de tomar ese dominio por el pecado, y el principio de la muerte le quitó el poder de gobernar. Pero vino Jesús y, a través de su humildad y sufrimiento, venció al poder de la muerte e hizo posible el cumplimiento de la promesa de Dios que los hombres tendrán dominio sobre la tierra, cumplida por el dominio de Jesús y por el gobierno de los creyentes con Él. (Apocalipsis 20:4)

d. Fue hecho un poco menor que los ángeles… a causa del padecimiento: Si Dios el Hijo no añadió la humanidad a su deidad, y en su humanidad fue hecho un poco menor que los ángeles, entonces nunca podría experimentar el padecimiento de la muerte en nuestro nombre.

e. Coronado de gloria y de honra… para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos: Esto nos dice que el padecimiento de la muerte para Jesús fue solo el preludio de ser coronado de gloria y de honra. También nos dice que su muerte fue, de alguna manera, por todos.

3. (10-13) Sabemos que Jesús es humano, porque nos llama hermanos.

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo:

Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
En medio de la congregación te alabaré.

Y otra vez:

Yo confiaré en él.

Y de nuevo:

He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.

a. Porque convenía: Era más que necesario, convenía para el Dios soberano, aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, ser perfeccionado por aflicciones en la tarea de llevar muchos hijos a la gloria.

i. Posiblemente, Dios pudo haber diseñado una forma de salvarnos que no requiriera el sufrimiento del Hijo de Dios. Pero era apropiado que Jesús nos salvara a costa de su propia agonía.

ii. Esta es la máxima ilustración de la verdad que el amor verdadero, la verdadera entrega, implica sacrificio. Como dijo David: no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada (2 Samuel 24:24). El amor que Dios tiene por nosotros tenía que mostrarse en sacrificio y Dios no podía sacrificar a menos que agregara humanidad a su deidad y sufriera por nosotros.

b. Autor de la salvación de ellos: Jesús es el capitán, el autor, el líder de nuestra salvación. Esto tiene implicaciones maravillosas:

·Un capitán hace todos los arreglos para la marcha, y Jesús hace todos los arreglos para nuestro progreso como cristianos.

·Un capitán da las órdenes a sus tropas: “Ve” o “Quédate” o “Haz esto”. Jesús nos manda como nuestro capitán.

·Un capitán lidera el camino y es un ejemplo para sus hombres, y Jesús hace esto por nosotros.

·Un capitán anima a sus hombres, y Jesús nos anima y alienta.

·Un capitán recompensa a sus tropas, y Jesús recompensa a sus seguidores.

i. “Ahora, viendo que es la voluntad del Señor llevarnos a la gloria por medio del Autor de nuestra salvación, quiero que seas digno de tu Líder. ¿No crees que, a veces, actuamos como si no tuviéramos Capitán? Creemos que tenemos que luchar para llegar al cielo con la fuerza de nuestra propia mano derecha y con nuestra propia habilidad; Pero no es así. Si comienzas antes de que tu Capitán te dé la orden de marchar, deberás regresar nuevamente; y si intentas luchar aparte de tu Capitán, lamentarás el día”. (Spurgeon)

c. Perfecto por aflicciones: No faltaba nada en la deidad de Jesús. Sin embargo, hasta que se hizo hombre y sufrió, Dios nunca experimentó sufrimiento.

i. “El perfeccionar no implica que haya habido imperfección moral en Jesús, sino solo la consumación de esa experiencia humana de tristeza y dolor por la que debe pasar para convertirse en el líder de la salvación de su pueblo”. (Vincent)

ii. “Sabemos que si solo hubiera sido Dios, no habría sido apto para un Salvador perfecto, a menos que se hubiera hecho hombre. El hombre había pecado; El hombre debe sufrir. Era el hombre en quien los propósitos de Dios habían sido derrotados por un tiempo; debe ser en el hombre que Dios debe triunfar sobre su gran enemigo”. (Spurgeon)

iii. El punto es que convenía para el Padre hacer esto, en el sentido de que Jehová quiso quebrantarlo (Isaías 53:10) por el bien de llevar muchos hijos a la gloria.

d. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos: Por tanto, somos santificados por Aquel que ha sido santificado. Todos somos de la misma familia humana, por lo que Jesús no se avergüenza de llamarlos (eso es, a llamarnos) hermanos. Él no podía ser nuestro hermano a menos que fuera humano como nosotros.

i. Son santificados: “Entonces, pues, estimados amigos, ¿están santificados? He oído a algunos hacer una broma de esa palabra y burlarse de ciertas personas como ‘santos’. Podrían haberles llamado reyes y príncipes, y luego burlarse de ellos, pues no hay nada malo o despreciable en el nombre ‘santo’. Es uno de los títulos más gloriosos que un hombre puede llevar”. (Spurgeon)

ii. No es extraordinario que no esté avergonzado de asociarme con Jesús. Pero es extraordinario que Él no se avergüenza de llamarnos hermanos.

e. No se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: El escritor cita tres evidencias de que Jesús el Mesías llama a su pueblo sus hermanos: Salmos 22:22, Isaías 8:17 e Isaías 8:18.

i. En cada uno de estos ejemplos vemos al Mesías dispuesto a asociarse con sus hermanos, ya sea en una congregación de adoración, una comunidad que confía en el Padre, o declarando una asociación familiar común.

f. En medio de la congregación te alabaré: Esta cita maravillosa del Salmo 22:22 (de la antigua Septuaginta) nos recuerda que Jesús cantó, alabando a su Padre en medio de la congregación.

i. “¿Jesús cantó? Sí, literalmente. Después de la cena, cantaron un himno. Debe haber sido tan emocionante escuchar la voz de Cristo, temblando con emoción, cantando los Salmos, que constituían el Gran Hallel”. (Spurgeon)

ii. “He aquí, pues, en medio de ti, oh Iglesia de Dios, en los días de su carne estaba este glorioso A quien los ángeles adoran, que es el resplandor de la gloria de su Padre en el mismo cielo de los cielos; pero cuando estuvo aquí, fue para unirse a la adoración de su pueblo, declarando el nombre del Padre a sus hermanos y con ellos cantando alabanzas al Altísimo. ¿Esto no lo acerca mucho a ti? ¿No parece que pueda venir en cualquier momento y sentarse en ese banco contigo? Siento como si ya estuviera parado en esta plataforma lado a lado conmigo; ¿Por qué no debería hacerlo?” (Spurgeon)

g. He aquí, yo y los hijos que Dios me dio: El fraseo de esta cita de Isaías 8:18 muestra cuán preciosas son las personas de Jesús para Él. “Le gusta morar en ese hecho. Son preciosas para Él en sí mismas, pero mucho más preciosas como el regalo del Padre para Él. Algunas cosas valoras como recuerdos dados por alguien que amas; y también así somos queridos por Cristo porque su Padre nos dio a Él”. (Spurgeon)

4. (14-16) Lo que hizo Jesús como nuestro hermano.

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.

a. Él también participó de lo mismo: Para que Jesús cumpliera con su rol de “Hermano Mayor” para la familia de los redimidos, Él tuvo que participar de carne y sangre. Él tuvo que entrar a la prisión para liberar a los cautivos.

b. Para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo: Algunos toman esto como si significara que Jesús destruyó el “derecho” de Satanás a gobernar sobre el hombre, el cual presuntamente le fue dado en el jardín de Edén por la rebelión de Adán. La idea es que Jesús le quitó a Satanás el “derecho” de gobernar al permitir que Satanás le quitara “ilegalmente” la vida a Jesús en la cruz, y el acto “ilegal” de Satanás contra Jesús le hizo perder su derecho a gobernar sobre el hombre. En esta forma de pensar, el resultado final es que el diablo no tiene derecho sobre aquellos que vienen a Dios a través de la obra de Jesús en la cruz.

i. Como la muerte solo tiene dominio sobre aquellos que fueron nacidos pecadores o que han pecado (Romanos 5:12), Satanás no tenía “derecho” a tomar la vida de Jesús, quien nunca pecó ni nació siendo pecador, y el diablo cometió un asesinato “ilegal” conforme a su naturaleza (Juan 8:44). Jesús le permitió al diablo herir su calcañar para que Él le pudiera herir en la cabeza (Génesis 3:15).

ii. El problema con este enfoque es que sabemos que el diablo no le quitó la vida a Jesús. Jesús la entregó por su propia voluntad, nadie se la quitó (Juan 10:17-18).

iii. Sin embargo, uno podría decir que el diablo es culpable de “intento de asesinato ilegal” de alguien sobre quien no tenía ningún derecho, porque no había mancha de pecado en Jesús. Satanás ciertamente quería asesinar a Jesús y lo intentó, y es culpable de eso.

iv. Sabemos que el diablo ama la muerte y el asesinato. “Creo que la muerte es la obra maestra del diablo. Con la excepción solitaria del infierno, la muerte es sin duda la travesura más satánica que el pecado ha logrado. Nada deleitó tanto el corazón del demonio como cuando descubrió que la amenaza se cumpliría, ‘Porque el día que de él comas, ciertamente morirás’”. (Spurgeon)

v. Satanás intentó varias veces de matar a Jesús. Trató con el intento de Herodes cuando Jesús era bebé. Trató en la sinagoga donde intentaron matar a Jesús. Trató de ahogarlo y trató de matarlo de hambre. Ninguno de estos planes funcionó, hasta que Jesús se paró frente a Pilato y recibió una sentencia de muerte, ¡qué alegría hubo en los consejos del Infierno! Estaban convencidos de que finalmente tenían a Jesús donde lo querían. Pero la muerte de Jesús fue la derrota del diablo.

c. Y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre: El temor de la muerte gobierna como un tirano sobre la humanidad. Algunos intentan hacer paces con la muerte al llamarla su amiga. Pero los cristianos no temen a la muerte (aunque tal vez teman morir), no porque la muerte sea su amiga sino porque es un enemigo derrotado que ahora sirve el propósito de Dios en la vida del creyente.

d. Sino que socorrió a la descendencia de Abraham: La obra del Padre en Jesús no fue principalmente por el bien de los ángeles (aunque sí es por los ángeles en un sentido secundario de acuerdo con Efesios 3:10). La obra fue para la gente de fe (la descendencia de Abraham).

i. Descendencia de Abraham se usa aquí en el sentido de aquellos que son hijos de Abraham internamente, no étnicamente (Romanos 2:28-29; Gálatas 3:7).

5. (17-18) Por tanto: Jesús es nuestro fiel sumo sacerdote.

Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

a. Semejante a sus hermanos: Si Jesús no fuera semejante a nosotros, no pudiera ser nuestro sumo sacerdote, representándonos ante el Padre y haciendo expiación por nuestros pecados.

i. Ni la Deidad ni la humanidad de Jesús son negociables. Si hacemos menos a cualquiera de las dos, entonces Él no puede salvarnos.

ii. Expiar los pecados: “La verdadera idea parece ser… que Dios se ofrece a sí mismo el sacrificio de Cristo, de modo que Él es a la vez el que propicia y el que es propiciado”. (Griffith Thomas)

b. Para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote: El sumo sacerdote llevaba un peto que tenía piedras con los nombres de las tribus de Israel grabadas en su pecho y en sus hombros. Por lo tanto, el sumo sacerdote estaba en constante solidaridad con el pueblo de Dios, llevándolo sobre su corazón y sobre sus hombros.

i. Jesús no llevaba puesto el peto del sumo sacerdote; pero la herida en su pecho y la cruz en sus hombros son un testimonio mucho más elocuente de su corazón por nosotros y de lo que hizo por nosotros, para expiar los pecados del pueblo.

c. Él mismo padeció siendo tentado: Algunos se preguntan si Jesús fue realmente tentado. Después de todo, como Él era Dios (ellos razonan), no podía pecar, entonces su tentación no podía ser real. El escritor a los hebreos insiste en que no solo fue real la tentación de Jesús, sino que fue tan real que padeció bajo ella.

i. Hasta podemos decir que la tentación de Jesús fue más real y más difícil que cualquier tentación que nosotros pudiéramos enfrentar. Cuando aumenta la presión de la tentación, algunos solo encuentran alivio al ceder a la tentación, pero Jesús nunca hizo esto. La presión de la tentación solo aumentó en Él.

ii. Jesús conocía las tentaciones del poder y las tentaciones del dolor. Él conocía las tentaciones de la riqueza y las de la pobreza. Conocía las tentaciones de la popularidad y del rechazo. Él conocía las tentaciones del niño y las tentaciones del hombre. Conocía las tentaciones de sus amigos y de sus enemigos. Él conocía las tentaciones de su familia y las de los extraños.

iii. “Muchas personas son tentadas pero no sufren al ser tentadas. Cuando los hombres impíos son tentados, el anzuelo está a su gusto y se lo tragan con avidez. La tentación es un placer para ellos; de hecho, a veces tientan al diablo para los tiene… Pero los hombres buenos sufren cuando son tentados, y cuanto mejores son, más sufren”. (Spurgeon)

d. Es poderoso para socorrer a los que son tentados: Como Jesús agregó la humanidad a su deidad y ha experimentado el sufrimiento humano, Él puede ayudarnos en nuestra tentación. Él sabe por lo que estamos pasando.

i. Tenemos dos ventajas: conociendo el ejemplo de Jesús en la tentación, pero también teniendo su asistencia activa desde el cielo, dándonos fuerza y una forma de escapar. Con estos podemos encontrar la victoria en medio de la tentación y salir mejor de la tentación. Jesús no perdió nada porque fue tentado; solo ganó en gloria, simpatía y habilidad para ayudar a su pueblo. Del mismo modo, no tenemos que perder nada cuando somos tentados.

ii. “Esta es el arma más poderosa contra la desesperación, y el fundamento más firme de esperanza y consuelo que los pecadores creyentes y arrepentidos podrían desear o tener”. (Poole) “Si el resto de las Escrituras no dijeran nada sobre este tema, este versículo podría ser de gran apoyo para cada alma tentada”. (Clarke)

iii. “Además, no den por motivo de queja que son tentados. Si tu Señor fue tentado, ¿estará el discípulo por encima de su Maestro, o el siervo por encima de su Señor? Si el Perfecto debe soportar la tentación, ¿por qué tú no? Acéptalo, por tanto, a manos del Señor, y no lo consideres una desgracia o una deshonra. No deshonró a tu Señor, y la tentación tampoco te deshonrará a ti. El Señor, que la envía, también envía con ella una vía de escape, y será para tu honor y provecho escapar por ese camino”. (Spurgeon)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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