Hechos 3 – Curación de un cojo
A. La curación del paralítico en la puerta llamada la Hermosa.
1. (1-3) La petición del mendigo paralizado.
Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
a. Pedro y Juan subían juntos: Pedro y Juan fueron comisionados por Jesús y reconocidos por los cristianos primitivos como apóstoles, embajadores especiales de Jesús. Hechos 2:43 nos dijo que muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Hechos 3 nos dice de un ejemplo específico, uno de muchos.
i. Podemos pensar en al menos tres razones por las cuales Lucas consideró importante compartir la historia de este milagro. Primero, para dar un ejemplo de lo que mencionó en Hechos 2:43. Segundo, para dar una excusa por contarnos de otro sermón de Pedro. Tercero, para mostrar por qué los primeros cristianos fueron perseguidos, porque eso es a donde guía esta historia hermosa.
b. A la hora … de la oración: Aparentemente, Pedro y Juan no vieron ningún problema en continuar su costumbre judía de orar a ciertas horas del día.
i. Morgan señala que Pedro y Juan no iban al templo a la hora del sacrificio, sino a la hora … de la oración que siguió al sacrificio de la tarde. Ellos sabían que el sistema de sacrificios había sido cumplido con en el sacrificio perfecto que Jesús ofreció en la cruz.
ii. Calvin vio una intención misionaria en lo que hicieron Pedro y Juan: “Además, si alguien se pregunta, si los apóstoles fueron al templo para que pudieran orar según el rito de la ley, no creo que eso sea algo tan probable como para ser verdad, sino para la gran oportunidad de difundir el evangelio”.
iii. La hora novena: “Quizá, esta hora del día, aun en ese entonces, tenía un significado especial para ellos porque era la hora cuando Jesús dijo de la cruz: Consumado es (Juan 19:30)”. (Hughes)
c. La puerta del templo que se llama la Hermosa: El historiador judío Josefo describió esta puerta que estaba en el monte del templo; hecha de un fino latón corinto, setenta y cinco pies de altura con enormes puertas dobles, tan hermosa que “excedió grandemente a aquellas que estaban cubiertas con solo plata y oro”. (Citado en Stott)
d. Era traído un hombre cojo de nacimiento … les rogaba que le diesen limosna: El hombre cojo simplemente quería ser apoyado en la condición en la que estaba. Dios tenía algo mejor en mente; Jesús quería cambiar su condición completamente.
i. Por supuesto, el hombre cojo sentía que no tenía otra opción más que ser apoyado en su condición; y ciertamente era mejor para él ser apoyado que morir de hambre.
ii. Además, el hombre tenía buena razón para creer que pedir limosnas en la puerta la Hermosa podría apoyarlo. Había (y hay) una fuerte tradición de dar limosna (dar a los pobres, especialmente a los mendigos) en el judaísmo, y hacerlo como un acto de justicia.
2. (4-6) Lo que Pedro le dijo al hombre cojo.
Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
a. Fijando en él los ojos: El hombre debe haber estado feliz y animado cuando Pedro y Juan lo miraron atentamente. La mayoría de las personas que quieren ignorar a los mendigos tienen cuidado de no mirarles a los ojos. Cuando miraron al cojo con tanta atención, probablemente pensó que iba a recibir un gran regalo.
b. Él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo: El hombre cojo les volvió la mirada a Pedro y Juan; quizá él extendió su mano o un vaso para recibir su generosidad.
i. El hombre cojo tenía razón al esperar recibir de ellos algo, pero recibió mucho más que la donación monetaria con la que hubiera estado satisfecho.
ii. Muchos todavía no han llegado al lugar donde realmente esperan recibir algo de Dios. Esto es fe, claro y sencillo, aun si el hombre esperaba menos de lo que Jesús quería dar.
iii. Mejor aún, debemos esperar las cosas correctas de Dios. Muchas veces estamos dispuestos a conformarnos con mucho menos de lo que Dios nos quiere dar, y nuestras bajas expectativas a menudo nos roban.
c. No tengo plata ni oro: Pedro no tenía dinero, pero sí tenía autoridad de Jesús para sanar a los enfermos (lo que tengo te doy). Pedro sabía como se sentía que Dios lo usara para sanar a otros, porque Jesús lo había entrenado en esto (Lucas 9:1-6).
i. Para algunas personas, decir: No tengo plata ni oro es casi la peor cosa que se puede decir. Sienten que la iglesia está en ruinas si tienen que decir: No tengo plata ni oro. Pero es mucho peor si la iglesia nunca tiene el poder espiritual para decir: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
ii. Hay una historia –quizá verdadera– sobre un monje humilde caminando con un cardenal católico romano en un tiempo de la Edad Media cuando la iglesia católica romana estaba en su cenit de poder, prestigio y riqueza. El cardenal señaló a los alrededores opulentos y dijo al monje: Ya no tenemos que decir: No tengo plata ni oro. El monje contestó: Pero tampoco puedes decir: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
iii. Cuando Pedro y Juan no le dieron dinero, quizá podemos oír al hombre cojo quejarse: No les importo. No me apoyan. Miren el desastre en el que estoy. Pero Pedro y Juan querían algo más que apoyar al hombre en su condición. Querían transformar su vida por el poder de Cristo Jesús resucitado.
iv. “No es el trabajo de la Iglesia en este mundo simplemente hacer que la condición actual sea más soportable; el trabajo de la Iglesia es liberar aquí en la tierra la obra redentora de Dios por Cristo”. (LaSor)
d. Lo que tengo te doy: Él le dio poder al hombre cojo en el nombre de Jesús, pero no podía darlo si no lo tuviera en su propia vida. Muchas personas desean poder decir: levántate y anda, sin haber recibido el poder de Jesús para transformar su propia vida.
i. En el nombre de Jesucristo de Nazaret: “Jesús era de Nazaret, Él era nazareno, y esto se había usado para insultar a Cristo durante su vida en la tierra. Pero ahora Pedro lo ondeaba como si fuera un estandarte”. (Hughes)
3. (7-10) La sanación del hombre cojo.
Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
a. Y tomándole por la mano derecha le levantó: Era una cosa decir: levántate y anda, pero era una cosa mayor tomar con tanta audacia la mano del hombre y levantarlo. En este momento, Pedro recibió el don de fe descrito en 1 Corintios 12:9, una habilidad sobrenatural de confiar en Dios en una situación particular.
i. Esto no era algo que Pedro hizo por capricho o como un evento promocional; lo hizo bajo la dirección específica del Espíritu Santo. Dios le dio a Pedro la habilidad sobrenatural de confiar en Él para algo completamente fuera de lo común.
b. Al momento se le afirmaron los pies y tobillos: La fuerza no vino al hombre cojo hasta que Pedro dijo: levántate y anda, y hasta que Pedro tomándole por la mano derecha le levantó.
i. “Quizá solo los médicos pueden apreciar completamente el significado de estas palabras; son palabras peculiares y técnicas de un médico. La palabra pies traducida solo la usa Lucas, y no aparece en ningún otro lugar. Indica su discriminación entre diferentes partes del talón humano. La palabra tobillo es nuevamente una frase médica que no se encuentra en ningún otro lugar. La palabra “saltando” describe la llegada repentina a la cavidad de algo que estaba fuera de lugar. Esta, entonces, es una descripción médica muy cuidadosa de lo que sucedió en relación con este hombre”. (Morgan)
c. Entró … en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios: En cuanto fue sanado, el hombre anteriormente cojo hizo tres cosas buenas. Primero, se unió con los apóstoles (entró con ellos en el templo). Segundo, empezó inmediatamente a usar lo que Dios le había dado (andando, y saltando). Finalmente, empezó a alabar y a adorar a Dios (alabando a Dios).
d. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna: Este hombre tenía más de 40 años (Hechos 4:22), y había sido cojo desde su nacimiento. Él era conocido en esta puerta del templo (Hechos 3:10). Por lo tanto, Jesús debe haberlo pasado muchas veces sin sanarlo.
i. Podemos decir que Jesús no lo sanó porque la hora de Dios es tan importante como su voluntad, y fue para la gloria mayor de Dios que Jesús sanara a este hombre desde el cielo a través de sus apóstoles.
B. Pedro predica a la multitud.
1. (11-12) Introducción: ¿Por qué creen que nosotros hemos hecho algo grande?
Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?
a. Teniendo asidos a Pedro y a Juan: Como podía caminar, no era por apoyo. Quizá se aferró a ellos por gratitud, quizá por un sentido combinado de miedo y sorpresa, ya que el pueblo, atónito, concurrió a ellos.
b. Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Pedro sabiamente aprovechó la multitud reunida. Aun así, sabía que el fenómeno del milagro en sí mismo no atraía a nadie a Jesús, simplemente despertó interés. Aunque el pueblo estaba atónito, todavía no eran salvos.
i. Esto podría haber sido un buen momento para compartir un testimonio, ya que el hombre sanado ciertamente tuvo una gran experiencia. Pero Pedro sabía que lo que la multitud necesitaba oír –aun más que la experiencia del hombre sanado– era el evangelio de Jesucristo y un llamado a arrepentirse y creer. El hombre sanado aún no sabía lo suficiente como para compartir eso, así que Pedro habló.
ii. Pedro sabía que la fe salvadora no venía al ver o escuchar sobre milagros, sino que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17).
c. ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?: Pedro negó que la sanación se debía a su poder o piedad.
i. Muchos evangelistas o predicadores de hoy en día que nunca dirían sanar por su propio poder todavía dan la impresión de que la sanación sucede porque son muy espirituales, tan cercanos a Dios o tan piadosos. Pedro sabía que todo era de Jesús y nada era de él.
d. ¿Por qué os maravilláis de esto? El punto de Pedro era simple: Jesús sanó a todo tipo de personas cuando caminó por esta tierra, así que, ¿por qué debería parecer extraño que continúe sanando del cielo?
2. (13-15) Pedro predica acerca de Jesús.
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
a. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob: Al empezar con esta referencia a Dios, Pedro lo pone en claro que les hablaba sobre el Dios de Israel, el Dios representado en las Escrituras hebreas.
b. Su Hijo Jesús: La grandeza del sermón de Pedro es que se trataba completamente de Jesús. El enfoque del sermón no estaba en Pedro ni en algo que él hizo, sino todo en Jesús.
i. Lo primero que dijo Pedro acerca de Jesús en este sermón llamó atención a la idea de que Jesús era el Siervo perfecto del Señor, y que se menciona en las Escrituras hebreas (como en Isaías 42, 52:13-53:12). “El concepto del ‘siervo del Señor’ era bien conocido en Israel debido a Isaías 53 y otros textos”. (Boice)
c. A quien vosotros entregasteis y negasteis: Pedro audazmente estableció la culpa de la muerte de Jesús directamente donde pertenecía. Pilato, el gobernador romano, había resuelto ponerle en libertad, pero la multitud judía insistió en la crucifixión de Jesús (Juan 18:29-19:16).
i. Esto no significa que solo el pueblo judío de ese día fue responsable de la muerte de Jesús. Los romanos –gentiles– también eran responsables. Los romanos no habrían crucificado a Jesús sin presión de los líderes judíos, y los judíos no podían haber crucificado a Jesús sin la aceptación de los romanos. Dios se aseguró de que ambos judíos y gentiles, compartieran la culpa de la muerte de Jesús. De hecho, no fue la intriga política o las circunstancias las que pusieron a Jesús en la cruz; Fue nuestro pecado. Si quieres saber quien puso a Jesús en la cruz, mírame o mírate en el espejo.
ii. Pedro no tuvo miedo de confrontar el pecado de ellos, y mostró una audacia asombrosa. “Un comentarista dice que el milagro de la predicación de Pedro es mucho más maravilloso que el milagro de la sanación del hombre que se acostaba en la puerta la Hermosa”. (Morgan)
iii. Pero note el contraste. En los ojos de Dios, Jesús es el Hijo exaltado, prometido siglos antes en las Escrituras hebreas. En los ojos del hombre, Jesús solo fue digno de ser torturado y crucificado.
d. Santo: Aquí, Pedro exaltó a Jesús como Dios. El término Santo se usa más de 40 veces en el Antiguo Testamento como un título alto y glorioso para Yahveh, el Dios del pacto de Israel.
e. Pedisteis que se os diese un homicida: Una de las ironías de la crucifixión de Jesús es que mientras la multitud rechazó a Jesús, aceptaron a un criminal y asesino llamado Barrabás (Lucas 23:13-25, Juan 18:39-40). Pedro osadamente confrontó a su audiencia.
i. Cuando Pedro habló del pecado, usó términos para significar “ustedes” varias veces. En el sermón del día de Pentecostés solo es registrado que haya hablado así una vez (Hechos 2:23).
·entregasteis y negasteis
·negasteis al Santo y al Justo
·pedisteis que se os diese un homicida
·matasteis al Autor de la vida
f. Y matasteis al Autor de la vida: Por supuesto, el Autor de la vida no podía quedarse en la tumba, y los apóstoles eran testigos unidos del hecho de su resurrección.
3. (16) Cómo el hombre fue sanado.
Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
a. Y por la fe en su nombre: Pedro dijo que fue en el nombre de Jesús que este hombre había sido sanado. Esto significa más de lo que dijo Pedro: En el nombre de Jesús. Significa que Pedro conscientemente hizo esto con la autoridad y el poder de Jesús, no en la autoridad y el poder de Pedro. Pedro ni siquiera tomaría crédito por la fe que fue ejercitada en la sanación (la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad).
i. “En el pensamiento semítico, un nombre no solo identifica o distingue a una persona, sino que expresa la naturaleza misma de su ser. Por lo tanto, el poder de la persona está presente y disponible en el nombre de la persona”. (Longenecker)
b. Por la fe en su nombre: Cuando el pueblo de Dios realmente hace bien en este mundo, ellos lo hacen por la fe en su nombre. La tentación siempre es hacer cosas confiando en algo o alguien más.
·Confiar en buenas intenciones.
·Confiar en talentos y dones.
·Confiar en recursos materiales.
·Confiar en reputación y éxito anterior.
·Confiar en trabajo duro o inteligente.
i. En cambio, siempre debemos confiar y hacer el bien por la fe en su nombre.
4. (17-18) Explicando los sufrimientos de Jesús.
Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.
a. Mas ahora, hermanos: Aunque Pedro les habló con osadía acerca de su pecado, no los odió. Él no dijo: Mas ahora, mugrosos y asquerosos miserables. Él todavía se relacionaba con ellos como hermanos. Nota que Pedro les había acusado dos veces de negar a Jesús (Hechos 3:13-14), algo que Pedro mismo había hecho.
b. Sé que por ignorancia lo habéis hecho: Pedro reconoció que pedían la ejecución de Jesús en ignorancia del plan eterno de Dios. Esto nos los hizo inocentes, pero sí definió cuidadosamente la naturaleza de su culpa. Si pecamos en ignorancia, sigue siendo pecado; pero es diferente del pecado hecho con pleno conocimiento.
c. Dios ha cumplido así: A pesar de todo lo mal que le hicieron a Jesús, no cambió ni derrotó al plan deDios. Dios puede tomar la maldad más horrible y usarla para bien. José pudo decir a sus hermanos: Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo (Génesis 50:20). El mismo principio estaba obrando en la crucifixión de Jesús y está obrando en nuestras vidas (Romanos 8:28).
5. (19-21) Pedro los llama al arrepentimiento.
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.
a. Así que, arrepentíos: Como lo hizo en su primer sermón (Hechos 2:38), Pedro llamó a la multitud a que se arrepintieran. Él les dijo que cambiaran su manera de pensar y sus acciones.
i. Pedro les habló audazmente sobre su pecado, pero no solo quería hacerles sentir mal. Eso no era el objetivo. El objetivo era animarlos a arrepentirse y creer.
ii. El arrepentimiento no es sentirse triste, sino describe el hecho de darse la vuelta. Y como la usó en capítulo dos, aquí también Pedro hizo que arrepentíos fuera una palabra de esperanza. Les dijo que habían hecho mal; pero que podían dar vuelta y estar bien con Dios.
b. Y convertíos: Pedro sabía la necesidad de la conversión, de la obra de Dios de traernos nueva vida. Ser un cristiano es ser una nueva criatura en Cristo (2 Corintios 5:17)
i. Boice dice que convertíos sería mejor traducido: Volved hacia Dios. Aun mejor: Huid a Dios. Boice conecta esto con la imagen de las ciudades de refugio en el Antiguo Testamento, y piensa que Pedro les dijo que huyeran a Jesús como su lugar de refugio.
c. Para que sean borrados vuestros pecados: Este era el primer beneficio del arrepentimiento que Pedro les presentó. El que se arrepiente y se convierte le son perdonado sus pecados, y su récord es borrado.
i. Borrados: Esto tiene la idea de borrar la tinta de un documento. La tinta en el mundo antiguo no tenía contenido ácido y no se pegaba al papel. Casi siempre podía ser lavada con un trapo húmedo. Pedro dijo que Dios borraría nuestro récord de pecado así.
d. Para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio: Esto era el segundo beneficio de arrepentirse y convertirse a Dios. En hablar de tiempos de refrigerio, Pedro se refirió al tiempo cuando Jesús volverá y gobernará la tierra con justicia. Pedro hasta dijo: El Señor… envié a Jesucristo. Así implicando que, si el pueblo judío se arrepintiera, Dios el Padre enviaría a Jesús para que regresara en gloria.
i. Pedro hizo claro que Jesús permanecerá en el cielo hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, y dado que el arrepentimiento de Israel es una de todas las cosas, hay un sentido en el que el regreso de Jesús en la gloria no sucederá hasta que Israel se arrepienta.
ii. Pedro esencialmente le ofreció a Israel la oportunidad de apurar el regreso de Jesús al aceptarlo a nivel nacional, algo que debe pasar antes de que Jesús regrese (como en Mateo 23:37-39 y Romanos 11:25-27).
iii. Uno puede hacer la pregunta hipotética de que, si los judíos de aquel día todos hubieran recibido el evangelio, entonces ¿Jesús habría regresado en ese entonces? Hipotéticamente, puede que sí, pero ¡no hay sentido en especular sobre algo que no sucedió!
iv. En un sentido menor (aunque glorioso), Dios envía tiempos de refrigerio a su pueblo hoy en día. Nosotros debemos orar y confiar en Dios por tiempos de avivamiento y refrigerio.
6. (22-26) Pedro advierte del peligro de rechazar a Jesús.
Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.
a. Porque Moisés dijo a los padres: El pueblo judío de los días de Pedro estaban enterados de esta profecía de Moisés (registrada en Deuteronomio 18:15, 18:18-19), pero algunos pensaban que el profeta sería alguien diferente al Mesías. Pedro dejó claro que son uno y lo mismo.
b. Toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo: La destrucción prometida en la profecía se convertiría en el legado de esta generación de judíos. Muchos de esta generación (ciertamente no todos) rechazaron a Jesús dos veces.
i. Esta es la tercera bendición que viene de arrepentirse y volver a Dios: ser librado de este juicio prometido.
c. Y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: Escondida en la idea de la promesa a Abraham (serán benditas todas las familias de la tierra) y en las palabras a vosotros primeramente está el tema no desarrollado de la extensión del evangelio a todo el mundo, incluso a los gentiles.
d. Lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad: Esta es la cuarta bendición que viene de arrepentirse y volver a Dios. Jesús nos bendice desde el cielo, y lo hace alejándonos de nuestros pecados. El deseo de Dios de bendecirnos y hacer el bien por nosotros también incluye su deseo de alejarnos de nuestros pecados.
i. El hombre cojo de la puerta llamada la Hermosa quería algo; pero Dios quiso darle algo mucho mejor. Lo mismo fue generalmente cierto del pueblo judío al que Pedro predicó. Ellos esperaban al Mesías de cierta manera, pero Dios quería darles algo mucho mejor. Ellos buscaban un Mesías político y militar, y no tanto uno que hiciera que cada uno se convierta de su maldad. Muestra cuán importante es para nosotros esperar las cosas correctas de Dios.
© 2024 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com