Isaías 23




Isaías 23 – La carga contra Tiro

A. La promesa del juicio venidero contra Tiro.

1. (1-5) Los marineros de Tiro se angustian cuando se enteran de la destrucción de su puerto base.

Profecía sobre Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado. Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían. Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro.

a. La carga contra Tiro: Al norte de Israel, Tiro era la ciudad líder de Fenicia, la gran potencia marítima del mundo antiguo. Debido a que era un puerto y un centro de navegación tan importante, Tiro era sinónimo de comercio y materialismo.

i. Tiro era la Babilonia del mar. Debido a su excelente puerto y marinería, establecieron un imperio comercial mucho mayor de lo que cabría esperar dado su tamaño y poder militar.

ii. Tiro era una ciudad en dos partes – una ciudad en tierra, y una ciudad en isla. La ciudad en tierra fue conquistada por los asirios y los babilonios, tal como profetizó Isaías. La ciudad en isla fue conquistada más tarde por Alejandro Magno en el 332 a.C.

iii. La influencia de Tiro fue buena y mala para Israel. El rey Hiram de Tiro suministró a David y Salomón grandes maderas para la construcción del templo y otros proyectos (2 Samuel 5:11, 1 Reyes 5:1-11). Hiram también le dio marineros a Salomón para que Israel pudiera construir su comercio por mar (2 Crónicas 8:17-18). Pero más tarde, Tiro le dio a Israel uno de los peores gobernantes que Israel haya tenido: Jezabel, la esposa del rey Acab de Israel (1 Reyes 16:31).

b. No queda casa, ni a donde entrar: Isaías describe a los marineros de Tiro en la tierra de Sidón y Egipto escuchando de la destrucción del puerto de Tiro. Cuando escucharon la noticia, aullaron y tuvieron dolor de las nuevas de Tiro.

2. (6-9) La orgullosa ciudad de Tiro es humillada.

Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa. ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. ¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra.

a. Aullad, moradores de la costa: Tiro era una ciudad donde reinaba el dinero. Los negociantes eran príncipes, y los mercaderes eran nobles de la tierra. Para ser un príncipe o un noble, no era necesario ser de linaje real ni un hombre bueno u honesto. Lo único que se necesitaba era el éxito en los negocios.

b. Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria: Debido a su gran éxito, Tiro se había vuelto orgullosa y llena de vanagloria. PeroJehová de los ejércitos decretó juzgar y humillar a Tiro, e Isaías lo anuncia.

i. “El orgullo, el orgullo, el orgullo, es ese pecado básico al que Dios siempre se opone y el hombre siempre expresa. (Jennings)

3. (10-14) La destrucción de la ciudad de Tiro.

Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder. Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas. Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo. Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza.

a. Los caldeos… Asiria: La ciudad continental de Tiro fue derrotada tanto por los asirios como por los babilonios. Dios los usó para convertir a la ciudad en ruinas.

B. Una promesa de restauración a la ciudad de Tiro.

1. (15-16) Setenta años de desolación para la ciudad de Tiro.

Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada.

a. Tiro será olvidado por setenta años: Los juicios de Dios son tan precisos que Él decreta el número exacto de años que Tiro será olvidado.

b. Para que seas recordada: Citando lo que pudo haber sido un canto muy conocido en su época, Isaías señala que al final de los setenta años señalados por Dios, Tiro será recordada nuevamente.

2. (17-18) El propósito de Dios al restaurar la ciudad de Tiro.

Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente.

a. Y otra vez fornicará: Dios permitirá que Tiro, simbolizado por una prostituta, continúe su materialismo con todos los reinos sobre la faz de la tierra. Pero sus negocios y ganancias serán consagrados para El Señor; en última instancia, las riquezas que Tiro tan desesperadamente buscaba le serán entregadas al Señor de todos modos.

b. Visitará Jehová a Tiro: Muchos comentaristas piensan que esto se refiere a la presencia del cristianismo en Tiro en los días de la iglesia primitiva.

i. “Tiro, después de su destrucción a manos de Nabucodonosor, recuperó, como se predijo aquí, su antiguo comercio, riqueza y grandeza; como volvió a hacer después de una segunda destrucción a manos de Alejandro. Se volvió cristiana temprano con el resto de los países vecinos. El mismo San Pablo encontró allí a muchos cristianos, Hechos 21:4. Sufrió mucho en la persecución de Dioclesiano. Fue un arzobispado bajo el patriarcado de Jerusalén, con catorce obispados bajo su jurisdicción. Continuó cristiana hasta que fue tomada por los sarracenos en el 639; fue recuperada por los cristianos en 1124; pero en 1280 fue conquistada por los mamelucos y luego arrebatada por los turcos en 1517. Desde entonces se ha hundido en la decadencia total; es ahora una mera ruina, una roca desnuda, un lugar para tender redes, como el profeta Ezequiel predijo que sería, capítulo 26:14. (Clarke)

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