Jeremías 25




Jeremías 25 – La copa del furor en la mano de Dios 

A. Setenta años de juicio.

1. (1-2) La palabra a Judá y a Jerusalén.

Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor rey de Babilonia; la cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los moradores de Jerusalén, diciendo: 

a. En el año cuarto de Joacim: Este fue el 605 a.C., un año importante en la historia mundial y la historia bíblica. En la historia mundial, los egipcios fueron sobrepasados en Carquemis (Jeremías 46:2 y sig.) en la Turquía moderna, cerca de la frontera con Siria. Los ejércitos babilónicos persiguieron a los egipcios que huían hacia el sur. En la historia bíblica, Nabucodonosor llegó a Jerusalén pero tuvo que irse rápidamente porque su padre murió y era el primer año de su reinado en Babilonia. Es posible que esta profecía se haya producido entre los dos eventos.

i. G. Campbell Morgan creía que aunque esta profecía se dio por primera vez en el cuarto año de Joacim, Jeremías aquí la repite como parte de la profecía extendida al rey Sedequías (comenzada en Jeremías 24). “Así, nuevamente Sedequías, al recordar la profecía pronunciada en el cuarto año de Joacim, vería cuán inevitable era la fatalidad que ahora lo amenazaba a él mismo y a Jerusalén”. (Morgan)

b. La cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los moradores de Jerusalén: Aunque pocos lo recibieron, este era un mensaje para todos.

2. (3-7) La palabra rechazada de los profetas.

Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis. Y envió Jehová a vosotros todos sus siervos los profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar; pero no oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y moraréis en la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre; y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles, ni me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos; y no os haré mal. Pero no me habéis oído, dice Jehová, para provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal vuestro. 

a. Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová: Jeremías estaba a poco más de la mitad de su larga obra como profeta. Sin embargo, con 23 años de experiencia, sentía que tenía algo que decirle al pueblo de Judá.

i. Jeremías había “profetizado durante casi veinte años con Josías, seguidos de tres meses con Joacaz y tres años con Joacim. Por lo tanto, en ese momento se encontraba en la mitad de su carrera”. (Harrison)

b. Pero no oísteis: A pesar de sus muchos años de fiel servicio a Dios y al pueblo, ellos no escucharon a Jeremías. Tampoco escucharon a otros siervos los profetas que Dios les había enviado.

c. Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras: Este era el mensaje tanto de Jeremías como de los demás profetas fieles. A lo largo de su ministerio completo, hubo en ocasiones otros profetas fieles que hablaron un mensaje similar al de Jeremías y advirtieron al pueblo contra la idolatría y que se volvieran a la vida piadosa. 

i. “La obra de vuestras manos a veces se considera que significa ‘ídolos que han hecho sus manos’ (NEB), pero puede ser una referencia general a las acciones de la gente, es decir, lo que hacen”. (Thompson)

d. Pero no me habéis oído: Cuando el pueblo de Judá ignoró a los profetas fieles, no solo ignoraron a los mensajeros humanos; rechazaron al Dios que envió el mensaje. Esta desobediencia endurecida provocó la ira de Dios.

3. (8-11) Setenta años de desolación.

Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras, he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua. Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino y luz de lámpara. Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. 

a. Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Cuando Dios se presenta a sí mismo como el comandante de los ejércitos celestiales, es importante escuchar con atención.

i. Tribus del norte: “Se ha interpretado que estas personas son los aliados del rey de Babilonia, las muchas naciones que componen el Imperio babilónico, las subunidades o divisiones de una tribu, una unidad política o los babilonios en general. Quizás la última sea la mejor interpretación porque se adapta mejor al contexto”. (Feinberg)

b. Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra: El rey conquistador de Babilonia era el siervo de Dios para llevar a cabo esta obra de juicio. Dios levantaría a Nabucodonosor no solo para conquistar a Judá, sino también contra todas las naciones en derredor.

i. Cuando Jeremías hizo esta profecía, Babilonia acababa de establecerse como la potencia mundial dominante al derrotar a los egipcios rivales en Carquemis. El mundo esperaba ver qué harían con su poder, y Dios se los dice a través de Jeremías.

ii. Nabucodonosor mi siervo: “Es decir, mi verdugo, la vara de mi ira [Isaías 10:5] y el azote del mundo, como Atila se denominó a sí mismo”. (Trapp)

iii. “No era tanto que Dios se complaciera en él, sino que, como instrumento del Señor, debía ejecutar el plan divino para Judá y las naciones. Inconscientemente estaba haciendo la voluntad de Dios al dedicar poblaciones enteras a la destrucción”. (Feinberg)

iv. La Septuaginta – la antigua traducción griega de las Escrituras hebreas no incluye las palabras mi siervo. “La omisión de la LXX de esta referencia a Nabucodonosor puede indicar que el traductor se opuso a dar tal título y tal lugar de honor a un rey pagano”. (Thompson)

c. Los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua: Como Jeremías lo hizo muchas veces antes, anuncia la venida de la conquista babilónica de Judá y Jerusalén.

i. Los destruiré: “Se dedicarían a la destrucción total (heherim en hebreo). El verbo está relacionado con el sustantivo herem. Ocurre con frecuencia en las primeras narraciones que tratan de la guerra santa, especialmente en Josué”. (Thompson)

ii. Ruido de molino y luz de lámpara: “Donde entonces no se oye el ruido del molino, ni se ve la luz de la lámpara, habrá desolación; porque estas cosas se escuchan y se ven en todos los países habitados”. (Clarke)

iii. “Jeremías destaca gráficamente el silencio antinatural y la aterradora oscuridad de una Judá desolada”. (Cundall)

d. Servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años: Aquí, Dios le da a Jeremías una revelación adicional. El exilio forzado del pueblo de Dios fuera de la Tierra Prometida duraría setenta años.

i. Hay muchos eruditos y comentaristas (incluidos los más conservadores) que toman setenta años como una estimación o como un símbolo para muchos (Jueces 1:7, 8:14; 1 Samuel 6:19; 2 Samuel 24:15; Salmo 90:10; etc.).

ii. Harrison es un buen ejemplo de esto: “Los setenta años de exilio son una cifra redonda, contados desde el cuarto año de Joacim (605 a.C.) hasta el comienzo del regreso bajo el régimen de Ciro, alrededor del 536 a.C. (cf. Zacarías 1:12; 2 Crónicas 36:20-23)”. (Harrison)

iii. Sin embargo, hay buenas razones para creer que los setenta años hablaban de 70 años literalmente. “Por otro lado, hay muchos que toman el número de años para ser precisos, específicamente, desde el cuarto año de Joacim (el primer año de Nabucodonosor) hasta el final de la dinastía babilónica con la llegada de Ciro (cf. 2 Crónicas 36:21-22; Esdras 1:1-3). Sostienen que el cómputo debe ser preciso porque Daniel (véase Daniel 9:1-2) fue a Babilonia con la primera deportación y sabía que había estado allí setenta años”. (Feinberg)

4. (12-14) Después de los setenta años.

Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre. Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por Jeremías contra todas las naciones. Porque también ellas serán sojuzgadas por muchas naciones y grandes reyes; y yo les pagaré conforme a sus hechos, y conforme a la obra de sus manos.

a. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación: 70 años no solo medirían el tiempo del exilio; también medirían el tiempo hasta que Dios trajera juicio sobre Babilonia. Así como hicieron de Judá una desolación (Jeremías 25:11), Dios haría de Babilonia desiertos para siempre.

i. La desolación de Judá fue señalada por 70 años; La de Babilonia iba a ser para siempre. El Imperio babilónico nunca volvió a gobernar como tal. La nación de Israel se formó nuevamente en el mundo antiguo y existe hoy.

ii. “Sin embargo, Babilonia no era un agente puro de la justicia; ella era un poder pagano cruel, avaricioso, sujeto al juicio de Dios”. (Cundall)

b. Yo les pagaré conforme a sus hechos: Nabucodonosor y los babilonios fueron siervos de Dios (Jeremías 25:9) al ejecutar su juicio contra Judá; ellos serían juzgados por sus hechos y conforme a las obras de sus manos. Sirvieron al propósito de Dios, pero esto no excusó ni justificó sus acciones.

i. Muchas naciones y grandes reyes: “Las ‘muchas naciones’ y ‘grandes reyes’ se refieren a los medos y persas con sus muchos aliados o reyes tributarios bajo Ciro el Grande. Impondrían trabajo forzoso a los alguna vez invencibles babilonios”. (Feinberg)

B. Juicio sobre las naciones.

1. (15-16) La copa del furor de Dios.

Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío. Y beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas. 

a. Toma de mi mano la copa del vino de este furor: Dios le habla a Jeremías con una imagen, y en la imagen Dios, como cantinero de juicio, le da al profeta una copa del vino de este furor, de juicio. “O toma esta copa de vino humeante”. (Trapp) 

i. Varias veces en el Antiguo Testamento, una copa es una imagen poderosa de la ira y el juicio de Dios.

·Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado, Lleno de mistura; y él derrama del mismo; Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra (Salmo 75:8).

·Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos (Isaías 51:17).

ii. “Beber una poción era también uno de los procesos de prueba para probar la inocencia de una persona, y el símbolo de la ‘copa del furor’ puede haber tenido su origen en tales procedimientos (Números 5:11-31)”. (Thompson)

iii. Jesús se refirió a esta imagen de la copa del vino del furor cuando preguntó en Getsemaní si la copa podía pasar de Él (Lucas 22:42). En este sentido, la copa no representaba la muerte, sino el juicio. Jesús se convirtió, por así decirlo, en un enemigo de Dios, quien fue juzgado y obligado a beber la copa del vino del furor del Padre para que nosotros no tuviéramos que beber de esa copa. Tomar esta copa figurativa fue la fuente de la mayor agonía de Jesús en la cruz.

b. Da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío: Jeremías anunciaría el juicio de Dios (en la imagen de la copa del furor) a las naciones que rodean a Judá.

i. “Describe los procesos del procedimiento Divino en el juicio en círculos cada vez mayores. Primero, estaría el juicio de Judá, siendo Babilonia el instrumento. Luego seguiría el juicio de Babilonia a través muchas naciones. Entonces vendrá el juicio de las naciones. Finalmente, toda la tierra estará involucrada”. (Morgan)

c. Y beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas: Bajo el juicio venidero, actuarían como si estuvieran ebrios y debilitados. Actuarían como si no estuvieran en su sano juicio.

i. “La palabra traducida como ‘temblarán’ sugiere que hay algo venenoso en la copa. La copa del furor de Dios no solo intoxica y embriaga; provoca temblor y aturde”. (Ryken)

ii. “En su familiar referencia a las naciones y su caída, su imagen de juicio en forma de estupor y colapso briago es demasiado reconocible en la locura colectiva que puede apoderarse de un pueblo para destruirlo desde adentro, mediante infatuaciones y perversiones impías”. (Kidner)

2. (17-26) Jerusalén como la copa que tiembla.

Y tomé la copa de la mano de Jehová, y di de beber a todas las naciones, a las cuales me envió Jehová: a Jerusalén, a las ciudades de Judá y a sus reyes, y a sus príncipes, para ponerlos en ruinas, en escarnio y en burla y en maldición, como hasta hoy; a Faraón rey de Egipto, a sus siervos, a sus príncipes y a todo su pueblo; y a toda la mezcla de naciones, a todos los reyes de tierra de Uz, y a todos los reyes de la tierra de Filistea, a Ascalón, a Gaza, a Ecrón y al remanente de Asdod; a Edom, a Moab y a los hijos de Amón; a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón, a los reyes de las costas que están de ese lado del mar; a Dedán, a Tema y a Buz, y a todos los que se rapan las sienes; a todos los reyes de Arabia, a todos los reyes de pueblos mezclados que habitan en el desierto; a todos los reyes de Zimri, a todos los reyes de Elam, a todos los reyes de Media; a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, los unos con los otros, y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra; y el rey de Babilonia beberá después de ellos.

a. Y tomé la copa de la mano de Jehová, y di de beber a todas las naciones: Jeremías describió una visión, un sueño, o simplemente habla de acuerdo con la imagen descrita en los versículos anteriores.

b. A Jerusalén, a las ciudades de Judá: El juicio comenzaría entre el pueblo de Dios. Serían los primeros en beber la copa del furor de Dios. Sin embargo, el juicio vendría sobre las otras naciones. Este principio se repite en Proverbios 11:31 y 1 Pedro 4:18: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

c. Faraón rey de Egipto: Jeremías comienza la lista de juicio mencionando a Egipto, la otra potencia mundial de la época. A esto le sigue una larga lista de otros pueblos y naciones, con un enfoque especial en sus reyes o líderes. Dado que la lista es tan completa, no es probable que haya ningún evento o período en particular en el que todas estas naciones hayan sido juzgadas. Esta lista tiene su cumplimiento final al final de la era en el juicio de las naciones.

·A toda la mezcla de naciones.

·A todos los reyes de tierra de Uz.

·A todos los reyes de la tierra de Filistea.

·A Edom, a Moab y a los hijos de Amón.

·A todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón.

·A los reyes de las costas.

·A Dedán, a Tema y a Buz, y a todos los que se rapan las sienes.

·A todos los reyes de Arabia.

·A todos los reyes de pueblos mezclados que habitan en el desierto.

·A todos los reyes de Zimri.

·A todos los reyes de Elam, a todos los reyes de Media.

·A todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos.

·A todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra, enfatizando el carácter completo de este juicio.

i. El faraón rey de Egipto: “De quien Herodoto escribe que se persuadió a sí mismo y se jactó de que su reino era tan fuerte que ningún dios u hombre podía quitárselo. Posteriormente fue ahorcado por sus propios súbditos”. (Trapp)

ii. “La tierra de Uz, el hogar de Job (Job 1:1) probablemente estaba al este de Palestina. En Lamentaciones 4:21 está relacionado con Edom”. (Thompson)

iii. Adam Clarke identifica a algunos de estos pueblos de manera más específica.

·Dedán: “Fue hijo de Abraham, por Jocsán, Génesis 25:3”.

·Tema: “Fue uno de los hijos de Ismael, en el norte de Arabia, Génesis 36:15”.

·Buz: “Hermano de Uz, descendiente de Nacor, hermano de Abraham, asentado en Arabia Deserta, Génesis 22:21”.

·Zimri: “Descendiente de Abraham, por Jocsán, Génesis 25:2, 6”.

iv. “Dado que estos reinos formaban virtualmente todo el mundo del Antiguo Testamento, los versículos finales pueden continuar hablando en términos cada vez más amplios, para presentar finalmente una imagen que trasciende estos límites, para ser cumplida (como yo lo veo) en el juicio verdaderamente universal del tiempo del fin”. (Kidner)

d. El rey de Babilonia beberá después de ellos: Al final de esta larga lista, Jeremías enfatiza el juicio que vendrá el rey de Babilonia.

i. “Siguiendo a Jerónimo, muchos sostienen que el nombre es un cifrado (código) que significa Babilonia. El cifrado se conoce como Atbash, un sistema de escritura secreta que sustituía la última letra del alfabeto hebreo por la primera, y la segunda por la última, y así a través de todas las consonantes hebreas”. (Feinberg)

ii. “El texto tal como está, donde Babilonia y Caldea se nombran abiertamente y con frecuencia, no oculta nada; pero da una idea de las precauciones que evidentemente la gente tuvo que tomar en ocasiones en conversaciones o correspondencia”. (Kidner)

iii. Aunque había un sentido en el que Nabucodonosor fue el siervo de Dios (Jeremías 25:9) y Dios usó a los babilonios, aun así el juicio vino sobre ellos. “Oh alma desobediente e impía, puedes servir al propósito de Dios, pero Él no te dejará sin castigo. Tu condenación ahora no tardará mucho en venir”. (Meyer)

3. (27-29) Las naciones deben beber de la copa.

Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada que yo envío entre vosotros. Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les dirás tú: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tenéis que beber. Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.

a. Bebed, y embriagaos, y vomitad: Por mucho que no lo deseen, no hay forma de escapar de este juicio venidero. Dios los juzgaría con una copa figurativa pero con una espada literal. Si la copa era rehusada, Dios insistiría: Tenéis que beber. El juicio no puede evitarse simplemente mediante la negación o el pensamiento positivo.

i. La versión King James tiene: Bebed, y embriagad, y regurgitad. Adam Clarke comentó: “¿Por qué no usamos la palabra vomitar, menos ofensiva que la otra, pero con el mismo significado?”. (Clarke)

b. Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos?: Si bien el juicio comenzaría entre el pueblo de Dios (Jeremías 25:18), de ninguna manera terminaría allí. El juicio del pueblo de Dios era una profecía certera del juicio venidero sobre las naciones.

c. Porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra: A través de la historia, Dios ha tratado con cada una de las naciones enumeradas en los versículos anteriores. Sin embargo, el alcance global de este juicio apunta a su cumplimiento final al final de la era. El Dios de los ejércitos celestiales – El Señor de los ejércitos – así lo prometió.

4. (30-33) El juicio del Señor contra las naciones.

Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra. Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que el mal irá de nación en nación, y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra. Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.

a. Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa: Cuando venga el juicio, la voz de Dios se oirá como el rugido de un león poderoso. Aquellos que no querían escuchar a Dios antes, se verán obligados a escucharlo en ese momento. Esto sería cierto para su propio pueblo (su morada) y para los moradores de la tierra.

b. Canción de lagareros cantará: Pisar la uva en la época de la vendimia era una fiesta. Habrá un elemento de gozo justo en el juicio de Dios al final de la era.

c. El mal irá de nación en nación: Repetidamente, se enfatiza la naturaleza mundial del juicio.

d. Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro: Este cuadro espantoso es casi incomprensible. Sin embargo, encaja con las descripciones del juicio que se encuentran en el Libro de Apocalipsis (Apocalipsis 19:11-18), que puede haber sido inspirado por este pasaje.

i. Como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra: “Como Juez de toda la tierra, Dios lee su acusación contra la humanidad: las víctimas del desastre que se avecina yacerán como estiércol sobre la superficie del suelo”. (Harrison)

5. (34-38) La ira del Señor contra los pastores.

Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como vaso precioso. Y se acabará la huida de los pastores, y el escape de los mayorales del rebaño ¡Voz de la gritería de los pastores, y aullido de los mayorales del rebaño! porque Jehová asoló sus pastos. Y los pastos delicados serán destruidos por el ardor de la ira de Jehová. Dejó cual leoncillo su guarida; pues asolada fue la tierra de ellos por la ira del opresor, y por el furor de su saña.

a. Aullad, pastores, y clamad: Esto se refiere primero a los reyes y líderes de las naciones, enfatizados en la lista del juicio anteriormente en el capítulo (Jeremías 25:17-26). Los reyes y otros líderes eran llamados pastores en esas culturas antiguas. 

i. Amós 2:14 describe cómo la realeza y los valientes no podrían escapar del juicio: Y el ligero no podrá huir, y al fuerte no le ayudará su fuerza, ni el valiente librará su vida.

b. Porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos: Esto tiene primero en mente el juicio contra Babilonia por su conquista y destierro de Judá. Otras naciones con pecados similares se enfrentarían a un juicio similar. Usando esta imagen de juicio contra los pastores, porque Jehová asoló sus pastos.

c. Dejó cual leoncillo su guarida: El Señor en el juicio es representado como un león que viene contra los pastores y los rebaños. No podrían resistirlo como el pastor David cuando mató a un león.

d. Por la ira del opresor, y por el furor de su saña: El juicio ciertamente vendría, y vendría con pasión, con el furor de su saña.

i. Los traductores de la RV1960 ven a este opresor como el Señor mismo, como si Dios se presentara a sí mismo aquí como el opresor, el que traería su juicio contra las naciones que lo rechazaron, y que degollaron y esparcieron a otros. Aquellos que rehúsan rendirse y aceptar a Dios como el Libertador, lo conocerán en cambio como el opresor.

ii. También es posible que el opresor se refiera a los agentes del juicio de Dios (como los babilonios) y no directamente a Dios mismo. De cualquier manera, la promesa es segura: el juicio se acerca.

iii. “Nunca es agradable leer acerca de la destrucción, pero este es el corolario de la justicia del Señor. También debe recordarse que fue anticipatorio y, por lo tanto, permitió a las naciones interesadas tiempo para arrepentirse”. (Cundall)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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