Jeremías 29 – Carta a los cautivos
A. Un futuro y una esperanza.
1. (1-4) Una carta de Jerusalén a los cautivos en Babilonia.
Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia (después que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén), por mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías rey de Judá a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:
a. Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió de Jerusalén: Jeremías 29 contiene una carta de Jeremías (escrita como profeta de Jehová) a los exiliados en Babilonia. Esta iba especialmente dirigida a los líderes (los ancianos que habían quedado) de la comunidad judía allí.
b. Después que salió el rey Jeconías: Jeconías fue llevado a Babilonia en el 598 a.C. Para entonces, Babilonia ya había invadido Judá y Jerusalén dos veces (605 a.C. y 598 a.C.) y había tomado cautivos cada vez. Todavía quedaba una población considerable en Jerusalén y Judá, pero pronto también serían conquistados y llevados al exilio forzoso.
i. Por mano de Elasa: “La correspondencia diplomática entre gobernantes supremos y vasallos era común en el segundo milenio antes de Cristo, como indican las cartas de Amarna escritas desde Palestina al faraón”. (Thompson)
c. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad: Esta carta fue una expresión válida y verdadera del oficio profético de Jeremías, aunque fue escrita y no hablada.
2. (5-9) Edifíquense casas y sean buenos ciudadanos en Babilonia.
Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis. Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová.
a. Edificad casas, y habitadlas: El pueblo judío estaba en Babilonia por la voluntad de Dios, en el sentido de que traía juicio sobre Judá por sus generaciones de rebelión contra él. Según el plan de Dios, estarían en Babilonia por mucho tiempo, por lo que era mejor que se instalaran y aprovecharan al máximo sus vidas y sus familias allí.
i. “Lo más probable es que, en espera de una breve estancia en cautiverio, tuvieran cuidado de no adquirir casas, tierras e incluso niños, ya que estos serían un estorbo en el caso de un viaje de regreso a Jerusalén”. (Cundall)
ii. “La libertad que se les concedió implica que no eran ni esclavos ni prisioneros en su nueva tierra”. (Feinberg)
b. Y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis: Dios quería que el pueblo judío se multiplicara en Babilonia, así como se multiplicó en Egipto. El exilio no significaba que Dios se hubiera olvidado de ellos o quisiera destruirlos.
c. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar: Dios quería que ellos hicieran el bien en sus comunidades y fueran una bendición para sus vecinos babilónicos. Finalmente, Dios hizo que estuvieran en Babilonia, y debían ser una bendición donde fueron colocados.
i. Rogad por ella a Jehová: “Único en la literatura antigua fue el mandato de Jeremías de que oraran por sus captores paganos”. (Feinberg)
ii. La oración y las buenas obras de todo tipo son formas de buscar la paz [shalom] de la ciudad. Sin embargo, proclamar las buenas nuevas del rescate de Dios en Jesús el Mesías también es parte de la búsqueda de la paz de la ciudad. “Por sí mismos, los actos de bondad al azar no pueden traer una paz duradera. La única base para un shalom real y duradero es la obra de Jesucristo en la cruz”. (Ryken)
iii. “Jeremías había predicho el derrocamiento definitivo de Babilonia sin tono incierto. De ese tema no cabía duda. Pero mientras permanezca, y estén cautivos allí por la voluntad de Dios, que se aseguren la paz para sí mismos, buscando la paz de la ciudad, y eso mediante la oración”. (Morgan)
iv. “Dondequiera que te encuentres, busca la paz y el consuelo de quienes te rodean”. (Meyer)
d. No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos: Había falsos profetas entre los judíos en Jerusalén y en Babilonia. Estos falsos profetas y adivinos probablemente les decían a los judíos en Babilonia que pronto se les permitiría regresar a Judá y que debían planear en consecuencia. Dios dice: “Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová”.
i. “Hubo un período de disturbios en todo el imperio babilónico, y los profetas tanto en Jerusalén como en Babilonia estaban proclamando el inminente final del exilio, evidentemente creyendo que Babilonia estaba al borde del colapso. La Crónica de Babilonia insinúa problemas internos en Babilonia en el 595/4 a.C. en los que algunos de los judíos deportados parecen haber estado involucrados”. (Thompson)
3. (10-14) La promesa de traerlos de regreso a la tierra.
Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.
a. Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré: Como prometió anteriormente Jeremías, el cautiverio en Babilonia no iría más allá de los setenta años. Dios le había designado un final, pero pasaría una larga temporada en el exilio antes de que Dios los hiciera volver a este lugar.
i. Los falsos profetas prometían un rápido regreso del exilio. A través de Jeremías, el Señor les dice que no sería un regreso rápido, pero que habría un regreso. Con el tiempo, Dios los visitaría y despertaría sobre ellos su buena palabra, para hacerlos volver a este lugar. Dios tenía una buena palabra para los exiliados; simplemente no era la palabra que traían los falsos profetas.
ii. “El profeta tenía el doble deber de dejar a un lado sus falsas esperanzas y mantener sus expectativas correctas. Por lo tanto, les advirtió claramente que no esperaran más de lo que Dios les había prometido, y los incitó a buscar el cumplimiento de lo que les había prometido”. (Spurgeon)
iii. “El exilio duró setenta años. R.K. Harrison cuenta setenta años desde la victoria babilónica en Carquemis en el 605 a.C. hasta el regreso de los primeros exiliados en el 536 a.C.”. (Ryken)
b. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová: Dios conocía sus propios pensamientos para con estos judíos desterrados en Babilonia. Ellos no sabían o no recordaban sus pensamientos hacia ellos, por lo que Dios quería expresarlos por escrito a través de la carta de Jeremías.
i. Dios piensa en nosotros. En el Salmo 40, David reflexiona sobre los pensamientos de Dios sobre su pueblo: Tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados (Salmo 40:5; ver también Salmo 139:17-18).
ii. “Los pensamientos de Dios se dirigen a sus hijos, especialmente a los hijos de la aflicción, como los pensamientos de un padre a sus queridos hijos”. (Trapp)
iii. Sin embargo, lo que Dios les dice a los exiliados a través de Jeremías es aún mejor. Dios no solo piensa en su pueblo, sus pensamientos son acerca de ellos. “El Señor no solo piensa en ti, sino también acerca de ti. Sus pensamientos van todos dirigidos hacia ti”. (Spurgeon)
iv. Adicionalmente, es posible que no conozcamos los pensamientos de Dios, pero Él dice: yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros. “Hermanos, cuando no podemos conocer los pensamientos del Señor porque son demasiado elevados para nuestra concepción o demasiado profundos para nuestro entendimiento, aun así, el Señor los conoce”. (Spurgeon)
c. Pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis: Los judíos exiliados vivieron la experiencia del juicio de Dios sobre su nación. Les resultaba fácil pensar que Dios estaba en contra de ellos; que les deseaba el mal. A través de Jeremías, Dios les asegura que sus pensamientos hacia ellos eran de paz, y que en su corazón y mente tenía el fin que esperaban.
i. Esta promesa fue hecha a los judíos de la antigüedad bajo el exilio babilónico, pero ellas expresan el corazón inmutable de Dios hacia su pueblo. De hecho, estos eran los pensamientos de Dios hacia Israel bajo el Antiguo Pacto; no debemos atrevernos a creer que Él es menos favorable para aquellos que vienen a Él con fe, a través del Mesías, en el Nuevo Pacto.
ii. Dios tiene un fin y una esperanza para su pueblo incluso cuando sufre en el exilio, incluso cuando sufre bajo la disciplina o el juicio merecidos. Es un engaño del diablo robarle al pueblo de Dios el sentido de su fin y esperanza para ellos.
iii. El fin y la esperanza no solo se expresaron en el regreso del exilio. “Dios tenía un propósito especial al permitir el cautiverio de su pueblo en Babilonia. Fue para esparcir las sinagogas y el Antiguo Testamento, en preparación para el Evangelio”. (Meyer)
iv. “Las palabras de Jeremías ‘el fin que esperáis’ son literalmente ‘un fin y una esperanza’, que es una hendíadis (una figura en la que una idea compleja se expresa en dos palabras unidas por una conjunción coordinadora) y significa ‘un final esperanzador’”. (Feinberg)
d. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré: Esto ayuda a definir el futuro y la esperanza que Dios tenía para su pueblo exiliado. Aunque no estaban en Jerusalén y no podían realizar los rituales del templo señalados, Dios aún escuchaba cuando oraban. Su oración y la respuesta de Dios eran parte de su futuro y esperanza.
i. Aunque en el exilio, no estaban sin Dios y tampoco sin los que Dios envió para servirles. “Ezequiel podría ministrarles, al igual que otros profetas”. (Thompson)
e. Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón: Dios no se escondería de su pueblo cuando lo buscaran. No sufrirían bajo la oscura sensación de que no se podía encontrar a Dios. Su búsqueda y la revelación de Dios eran parte de su futuro y esperanza.
f. Y haré volver vuestra cautividad: Este era un aspecto adicional de su futuro y esperanza – que Dios no solo los bendeciría y estaría con ellos en Babilonia, sino que permitiría que su pueblo finalmente regresara a Él y a su Tierra Prometida.
4. (15-20) El disgusto de Dios con los que se quedaron en Jerusalén y Judá.
Mas habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia. Pero así ha dicho Jehová acerca del rey que está sentado sobre el trono de David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio; así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí envío yo contra ellos espada, hambre y pestilencia, y los pondré como los higos malos, que de tan malos no se pueden comer. Los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia, y los daré por escarnio a todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por burla y por afrenta para todas las naciones entre las cuales los he arrojado; por cuanto no oyeron mis palabras, dice Jehová, que les envié por mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar; y no habéis escuchado, dice Jehová. Oíd, pues, palabra de Jehová, vosotros todos los transportados que envié de Jerusalén a Babilonia.
a. De vuestros hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio: Muchos entre los desterrados en Babilonia creían que los que aún no habían sido llevados al cautiverio eran de alguna manera mejores que los que habían sido llevados. Quizás hubo profetas que alentaron este pensamiento. Dios les dice a los exiliados que los que quedaban enfrentarían un juicio severo.
b. Los pondré como los higos malos, que de tan malos no se pueden comer: Jeremías 24 cuenta la parábola de las cestas de higos, y aquí se repite la imagen. Los que quedaban en Jerusalén y Judá eran como higos malos, no como higos buenos. Su destino iba a ser escarnio a todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por burla y por afrenta para todas las naciones.
i. “No envidies el estado de Sedequías que se sienta en el trono de David, ni el del pueblo que ahora está en la tierra de donde habéis sido llevados cautivos”. (Clarke)
c. Por cuanto no oyeron mis palabras, dice Jehová… y no habéis escuchado: No era como si los que ya habían sido llevados en cautiverio fueran justos y los que quedaban fueran mucho más malvados. Parece que lo que más objetaba Dios era el sentido de superioridad y favor que mantenían los que permanecieron en Jerusalén y Judá.
B. El mensaje a ciertas personas en Babilonia.
1. (21-23) El mensaje a los falsos profetas Acab y Sedequías.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y acerca de Sedequías hijo de Maasías, que os profetizan falsamente en mi nombre: He aquí los entrego yo en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros ojos. Y todos los transportados de Judá que están en Babilonia harán de ellos una maldición, diciendo: Póngate Jehová como a Sedequías y como a Acab, a quienes asó al fuego el rey de Babilonia. Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi nombre palabra que no les mandé; lo cual yo sé y testifico, dice Jehová.
a. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y acerca de Sedequías hijo de Maasías: En la carta de Dios a los exiliados a través de Jeremías, se dirige a algunas personas específicas. Aquí, Dios habla a Acab y Sedequías – dos hombres considerados profetas y nombrados en honor a un rey malvado de Israel y un rey malvado de Judá.
b. He aquí los entrego yo en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los matará: Aparentemente, Acab y Sedequías estaban entre los profetas que mentían al pueblo de Dios, hablándoles de la debilidad de Nabucodonosor y la pronta restauración de los judíos a Judá. No solo estaban equivocados en general, también estaban equivocados con respecto a sí mismos personalmente, y pronto serían ejecutados por el rey que decían que estaba perdiendo poder e influencia
c. Póngate Jehová como a Sedequías y como a Acab: Esto se convertiría en un proverbio entre los judíos en el exilio en Babilonia. Estos hombres sufrieron muertes tan terribles (asó al fuego) que uno podría maldecir a otros deseando el destino de estos sobre ellos.
i. “Literalmente, la biblia dice que Nabucodonosor ‘los asó’, que era el castigo apropiado por traición en el Código de Hammurabi”. (Ryken)
d. Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi nombre: Estos hombres eran infieles con su vida y con sus palabras. Aunque su infidelidad tal vez no fuera de conocimiento público, Dios era un testigo de todo y les pediría cuentas.
2. (24-28) El mensaje a Semaías.
Y a Semaías de Nehelam hablarás, diciendo: Así habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Tú enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo: Jehová te ha puesto por sacerdote en lugar del sacerdote Joiada, para que te encargues en la casa de Jehová de todo hombre loco que profetice, poniéndolo en el calabozo y en el cepo. ¿Por qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías de Anatot, que os profetiza? Porque él nos envió a decir en Babilonia: Largo será el cautiverio; edificad casas, y habitadlas; plantad huertos, y comed el fruto de ellos.
a. Jehová te ha puesto por sacerdote: El segundo mensaje era para Semaías de Nehelam, quien envió cartas al Sumo Sacerdote Sofonías, diciéndole que detuviera y castigara a todo hombre loco que profetice, es decir, Jeremías (y quizás otros).
i. Loco: “Meshugga, en arrebato extasiado; tal como parecía en los profetas, verdaderos o falsos, cuando estaban bajo la influencia, uno de Dios, el otro de un demonio. Ver 2 Reyes 9:11; Oseas 9:7”. (Clarke)
ii. Sofonías fue sacerdote después del bueno y piadoso Joiada (2 Crónicas 23-24).
iii. “Él debería haber sabido, también, que el cepo (o picota) no había silenciado a Jeremías antes, ni tampoco la adición del collar de hierro”. (Kidner)
b. ¿Por qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías de Anatot, que os profetiza?: Semaías quería que Sofonías hiciera todo lo posible para oponerse y desacreditar a Jeremías, negando su mensaje de que estarían en el exilio por mucho tiempo y que deberían aprovecharlo al máximo.
3. (29-32) El juicio que vendrá sobre Semaías.
Y el sacerdote Sofonías había leído esta carta a oídos del profeta Jeremías. Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Envía a decir a todos los cautivos: Así ha dicho Jehová de Semaías de Nehelam: Porque os profetizó Semaías, y yo no lo envié, y os hizo confiar en mentira; por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo castigaré a Semaías de Nehelam y a su descendencia; no tendrá varón que more entre este pueblo, ni verá el bien que haré yo a mi pueblo, dice Jehová; porque contra Jehová ha hablado rebelión.
a. Y el sacerdote Sofonías había leído esta carta a oídos del profeta Jeremías: Cuando la carta de Semaías llegó a Jerusalén y a Sofonías, Jeremías escuchó la carta que exaltaba a Semaías y criticaba a Jeremías.
b. He aquí que yo castigaré a Semaías de Nehelam: Dios ordena a Jeremías que responda con una declaración profética contra Semaías. Dios castigaría a este falso profeta y a su familia. Ellos morirían sin descendientes y nunca verán el bien que yo haré a mi pueblo.
i. Una razón para mantenernos fieles a Dios a través de las dificultades de la vida es simplemente para que podamos estar cerca cuando Dios hace un bien extraordinario por su pueblo.
©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com