Jeremías 36 – La palabra de Dios es cortada y quemada
A. La elaboración del rollo.
1. (1-3) El mandato de compilar las profecías de Jeremías en un solo rollo.
Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy. Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado.
a. Aconteció en el cuarto año de Joacim: Esto fue en o cerca del tiempo de la primera invasión babilónica (605 a.C.) cuando Daniel y otros cautivos fueron llevados a Babilonia.
b. Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado: Dios le ordena a Jeremías no solo que diga sus profecías, sino también que las escriba. Esto debía incluir todos los dichos proféticos que había dado hasta ese momento (desde el día en que comencé a hablarte). Quizás estos ya estaban escritos de alguna forma y se le ordena a Jeremías que los compile.
i. “Si la vida de Jeremías estuviera en peligro, si no tuviera hijos que continuaran con su mensaje (Jeremías 16:2), si la nación y toda la estructura de la sociedad estuvieran a punto de colapsar, entonces un pergamino preservaría el mensaje. Hubo un gran precedente en el rollo descubierto en el templo en el 621 a.C.”. (Thompson)
ii. “Parece que Jeremías no había escrito sus profecías, o no eran tan legibles, o solo en papeles sueltos; ahora las tiene bien escritas en un libro, haciendo el mismo uso de Baruc que después hizo Pablo con Tercio, [Romanos 16:22]”. (Trapp)
iii. “Se desconoce el contenido real del documento en cuestión, aunque probablemente esté compuesto por una antología de material proclamado entre el 626 y el 605 a.C.”. (Harrison)
iv. “Nuestra palabra ‘volumen’ – del verbo ‘enrollar’ – se remonta a esta forma de libro”. (Feinberg)
c. Quizá oiga la casa de Judá: Dios le ordena a Jeremías que haga esto para que el mensaje pueda ser entregado de manera más efectiva. Si la palabra estuviera presente en forma escrita, podría recordarse, consultarse y meditarse más fácilmente.
i. “Este versículo ayuda a explicar las muchas profecías terribles del juicio divino de Jeremías. No estaban destinadas simplemente a aterrorizar; también estaban destinadas a salvar”. (Ryken)
ii. Esto fue todavía casi 20 años antes de la conquista final de Jerusalén, y todavía era posible ver a Dios rescatar a Judá. “Aún era posible desviar las sentencias que tantas veces se habían denunciado en su contra. Pero para hacer esto, deben – 1. Escuchar lo que Dios ha dicho. 2. Que todo hombre se aparte de su mal camino. 3. Si lo hacen, Dios misericordiosamente promete perdonar su iniquidad y su pecado”. (Clarke)
2. (4-8) Baruc, el escriba de Jeremías, lee el rollo en el templo.
Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que Jehová le había hablado. Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo: A mí se me ha prohibido entrar en la casa de Jehová. Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades. Quizá llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se vuelva cada uno de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha expresado Jehová contra este pueblo. Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.
a. Escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro: Baruc era asistente y secretario de Jeremías. El profeta hizo que Baruc escribiera las palabras que Yahveh le había dicho a Jeremías. El profeta no necesitaba escribir las palabras él mismo para que fuera la palabra de Dios.
i. Había una larga relación entre el escriba y el profeta. “Diecisiete años después, en la víspera de la caída final de Jerusalén, Jeremías confió a Baruc el título de propiedad del campo que compró en Anatot (Jeremías 32:13,16). Baruc finalmente fue con Jeremías a Egipto (Jeremías 43:6)”. (Thompson)
b. Entra tú, pues, y lee de este rollo: Jeremías tenía prohibido entrar – no estaba encarcelado, pero probablemente había sido expulsado del área del templo – él envía a Baruc a leer la palabra escrita de Dios al pueblo de Jerusalén en el templo.
i. A mí se me ha prohibido entrar: “El hebreo asur que describe la inhabilitación de Jeremías (Jeremías 36:5) ocurre en el 33:1 y el 39:15 en el sentido de arresto físico o encarcelamiento, pero ese no es el significado aquí, ya que el versículo 19 muestra que Jeremías era libre para escapar a voluntad”. (Harrison)
ii. “Parece que Jeremías fue excomulgado del Templo debido a su comentario franco en su Sermón del Templo (Jeremías 5, cf. Jeremías 7:26). La palabra ‘prohibido’ (‘callado’, AV [KJV]) podría indicar una profanación ritual, pero esto generalmente era por un período limitado”. (Cundall)
iii. “En un momento en que Jeremías estaba encerrado y no podía entrar en la casa del Señor, se le ordenó que escribiera”. Esto fue lo que hizo Pablo con sus cartas de prisión. (Morgan)
iv. El profeta no necesitaba presentar las palabras él mismo para que la obra de la palabra de Dios fuera efectiva. La palabra de Dios misma tenía poder.
c. El día del ayuno: Aparentemente, incluso cuando tantos corazones estaban lejos de Dios en Jerusalén y Judá, aún cumplían días particulares de ayuno como lo indica la Ley de Moisés. Ellos de alguna manera podían cumplir con esto con sus corazones aún lejos de Dios.
i. “Después del exilio, se especificaron días de ayuno (cf. Zacarías 7:3,5; 8:19), pero desde antes eran convocados en tiempos de emergencia (cf. Joel 2:12,15)”. (Feinberg)
d. Quizá llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se vuelva cada uno de su mal camino: Este era el resultado deseado al llevar la palabra de Dios al pueblo. Se esperaba que escucharan, oraran y se arrepintieran – como se describe anteriormente en Jeremías 36:3.
e. Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta: Baruc hizo lo que Jeremías le dijo, pero no hubo respuesta de las personas mencionadas.
B. La lectura del rollo.
1. (9-10) Baruc vuelve a leer el rollo al año siguiente.
Y aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén. Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del pueblo.
a. Y aconteció en el año quinto de Joacim: Esto fue el año siguiente a la escritura del rollo descrito en la primera parte de Jeremías 36. Es difícil saber si esta fue la lectura del rollo descrita por primera vez en Jeremías 36:8 o una segunda lectura pública del pergamino algunas semanas o meses después.
b. Promulgaron ayuno en la presencia de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén: Con los babilonios conquistando las naciones que rodeaban a Judá, el pueblo sentía que se debía tomar toda medida, por lo que convocaron ayuno en la presencia de Jehová. En el mejor de los casos, esto mostraba seriedad en la búsqueda de Dios y corazones listos para el arrepentimiento. También hubo personas de las ciudades de Judá que se reunieron para este ayuno proclamado.
i. “El noveno mes fue diciembre del 604 a.C., cuando los babilonios derrocaron a Ascalón en la llanura de Filista, un incidente que probablemente provocó el ayuno”. (Harrison)
ii. Promulgaron ayuno: “Observen que fue el pueblo, no el rey, quien promulgó el ayuno”. (Feinberg)
c. Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová: Baruc leyó públicamente las palabras de la profecía de Jeremías, llamando al pueblo al arrepentimiento y advirtiéndoles del juicio venidero. Hizo esto a oídos del pueblo.
i. En el aposento de Gemarías: “Gemarías era hijo de Safán, quien había sido Secretario de Estado bajo el reinado de Josías (2 Reyes 22:3,8). Si este Safán se identifica con el hombre mencionado en Jeremías 26:24, entonces Gemarías sería el hermano de Ahicam, quien trató a Jeremías con amabilidad”. (Harrison)
ii. “Safán fue un buen padre y un gran líder. Sus hijos estuvieron entre los héroes olvidados de la biblia (Jeremías 26:24)”. (Ryken)
2. (11-15) Baruc lleva el rollo a los príncipes de Judá.
Y Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del libro todas las palabras de Jehová, descendió a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes. Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo. Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos. Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc.
a. Micaías hijo de Gemarías: Este Micaías era un hombre piadoso que estuvo relacionado con las reformas y el avivamiento bajo el liderazgo del rey Josías (2 Reyes 22:12-13). Él escuchó del libro todas las palabras de Jehová, y sabía algo de la autoridad y el poder de la palabra de Dios de la obra en los días de Josías.
b. Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo: Micaías llevó el mensaje del rollo a los príncipes de Judá – hijos de la nobleza y la realeza, líderes del reino.
i. Todas las palabras: No solo leyeron un versículo o dos para volver al día siguiente para leer otro versículo o dos. Ellos oyeron la palabra capítulo por capítulo, versículo por versículo.
c. Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc: Cuando los príncipes de Judá escucharon el mensaje del libro de Jeremías, supieron que otros también debían escucharlo. Querían que los demás lo escucharan directamente del rollo en su mano.
i. “La aparente cortesía con la que los funcionarios estatales trataron a Baruc indica su actitud amistosa, aunque también puede ser que Baruc fuera de noble cuna”. (Thompson)
3. (16-19) Los príncipes de Judá les dicen a Baruc y Jeremías que se escondan.
Cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras. Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras. Y Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro. Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis.
a. Cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero: Los príncipes de Judá sabían que el mensaje de Dios de Jeremías traería problemas. Pensaron que era mejor contarle al rey directamente.
i. Sin duda contaremos al rey: “No se atrevieron a hacer otra cosa; porque si estas cosas hubieran llegado a oídos del rey y no se lo hubieran dicho antes, podrían correr el peligro de su disgusto”. (Trapp)
b. El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro: Baruc explica cómo escribió el rollo. Jeremías dijo las palabras y Baruc las escribía. Baruc no pretendió ser un profeta él mismo, solo el escriba de un profeta.
i. Esta práctica también se llevó a cabo con los apóstoles en los tiempos del Nuevo Testamento. Romanos 16:22 declara que Tercio fue el redactor de la carta de Pablo a los cristianos romanos.
ii. “Lo que también impresiona de estos hombres es su cuidadosa investigación sobre la naturaleza de este documento: si cada palabra era auténtica o no (Jeremías 36:17). Tan pronto como estuvieron satisfechos con esto, supieron lo que debían hacer y lo hicieron”. (Kidner)
c. Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis: Los príncipes de Judá sabían que el rey estaría disgustado y tal vez atacaría al profeta y al escriba por su mensaje.
i. Jeremías 26 describe otro momento en el reinado de Joacim cuando Jeremías fue perseguido y quizás estuvo en peligro de muerte, además de mencionar al profeta Urías, quien de hecho fue asesinado por ser un profeta fiel (Jeremías 26:23). El sentido es que si Jeremías y Baruc no se hubieran escondido, ellos también habrían sido martirizados.
ii. “La tradición judía ha identificado el lugar de escondite con la llamada ‘Gruta de Jeremías’, ubicada fuera de la Puerta de Damasco, aunque se desconoce con qué precisión”. (Harrison)
4. (20-21) Le llevan el rollo rey.
Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a oídos del rey todas estas palabras. Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban.
a. Y entraron a donde estaba el rey… habiendo depositado el rollo: Los príncipes de Judá fueron empáticos con Jeremías, Baruc y su mensaje en el rollo. Anticiparon una mala recepción de ese mensaje del rey Joacim, por lo que para la protección del rollo lo depositaron en el aposento de Elisama el secretario.
b. Y contaron a oídos del rey todas estas palabras: Comenzaron por darle a Joacim un informe completo de lo que dijo Jeremías y escribió Baruc. Entonces el rey ordenó que le trajeran el rollo y se lo leyeran directa y públicamente.
5. (22-26) El rey Joacim quema el rollo de Jeremías.
Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delante de él. Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había. Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras. Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír. También mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a Baruc el escribiente y al profeta Jeremías; pero Jehová los escondió.
a. Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno: Esto probablemente se refiere a una parte o un piso del palacio que era más cómodo en el invierno, adecuado para un clima más frío. Joacim estaba sentado allí con un brasero ardiendo delante de él.
i. “El rey estaba en la casa de invierno, no en una vivienda separada, sino en un departamento cálido en una parte resguardada del palacio frente al sol de invierno (cf. Amos 3:15)”. (Feinberg)
ii. “Allí estaba sentado, en ese palacio majestuoso y suntuoso construido por la iniquidad, [Jeremías 22:13-14]”. (Trapp)
b. Lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba: Los escribas usaban cuchillos pequeños y afilados para recortar sus plumas de caña y para cortar los pergaminos donde era necesario. Mientras Jehudí continuaba leyendo cada columna del rollo, Joacim cortaba la parte que acababa de leer. Su primer acto en contra de la palabra de Dios fue cortarla.
i. La práctica de cortar la palabra de Dios continúa. Hoy en día, algunos quieren decidir por sí mismos qué es verdadero y falso en la biblia, qué sucedió realmente y qué es solo un cuento de hadas. Algunos quieren decidir qué enseñanza moral debería mantenerse para nuestra época actual, y cuál creen que hemos “progresado” más allá de ella. Algunos quieren cortar a los autores y libros bíblicos tan completamente que no tengan conexión o armonía entre ellos. Entonces y ahora, la palabra de Dios es cortada antes de ser quemada.
ii. “Todos somos tentados a usar el cortaplumas para el Libro de Dios. Hay pasajes en él que no nos gustan; aquellos que contradicen nuestras nociones favoritas, nuestros pecados más preciados. Prácticamente, los eliminamos. Nunca los leemos, o los justificamos, o profesamos dudar de su inspiración”. (Meyer)
iii. “Esta fue la segunda vez en la vida de Jeremías que se le leyó una porción de la palabra de Dios a un rey reinante, ¡pero cuán diferente fue la reacción de Josías (2 Reyes 22:11-20)!”. (Cundall)
c. Lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero: Joacim tomó las secciones que cortó y metódicamente, las puso de manera repetida en el fuego para calentar la habitación. Esta fue una forma deliberada y dramática de insultar y rechazar al profeta y al Dios que representaba el profeta. Joacim esperaba quemar y destruir la palabra del profeta y su Dios.
i. Quizás Joacim pensó, estas no son las palabras de Dios; estas son las palabras de Jeremías. La personalidad de Jeremías está en todas estas palabras. Estaba terriblemente equivocado; eran las palabras de Jeremías, pero también eran las palabras de Dios. Dios era lo suficientemente grande como para obrar a través de las palabras de Jeremías.
ii. Al mismo tiempo, el rey Joacim temía a la palabra de Dios. No solo la despreciaba, sino que podía soportar simplemente ignorarla. El rey esperaba destruir el poder de la palabra de Dios al destruir el rollo.
iii. “La destrucción lenta y metódica del pergamino por parte del rey, manteniendo el ritmo del progreso constante de la lectura, hizo de su rechazo un gesto mucho más enfático que una rápida reacción impulsiva”. (Kidner)
iv. Este acto blasfemo e ignorante no logró ver la diferencia entre la palabra viva y eterna de Dios y los medios para esa palabra, la tinta en el pergamino o los datos en la pantalla. La tinta y el pergamino se pueden quemar, pero la palabra de Dios nunca se puede destruir. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre (Isaías 40:8). Si es la palabra de Dios, nunca podrá ser destruida.
v. “El primer intento registrado de borrar la palabra de Dios es una especie de anticipo de los ataques contra ella en los días venideros: de escépticos, de perseguidores, y con cualquier buena intención, del uso precipitado del cuchillo de erudito. En esta ocasión, como en otras por venir, Dios se ocupó de su preservación y cumplimiento”. (Kidner)
vi. En el año 300 d.C., el emperador romano Diocleciano ordenó que se quemaran todas las biblias y destruyeron miles de biblias, incluso solo porciones de biblias. Un cristiano podía morir por tener una biblia. Sin embargo, no funcionó. El siguiente emperador romano ordenó que se hicieran 50 nuevas biblias nuevas a expensas del gobierno.
vii. A principios del siglo XX, un paciente armenio en un hospital estadounidense en Turquía recibió una biblia, que fue la primera que poseyó. Cuando salió del hospital, con orgullo llevó la biblia a su aldea y se la mostró a sus amigos. Un maestro musulmán le arrebató la biblia, la arrancó de su encuadernación y arrojó los pedazos a la calle. Un tendero que pasaba por la calle recogió las páginas y las utilizó como papel de regalo. Pronto las páginas de la biblia se esparcieron por todo el pueblo. Los clientes leyeron las páginas y pidieron más. Algún tiempo después, un vendedor de biblias llegó al pueblo y se sorprendió al encontrar un centenar de personas ansiosas por comprar la Santa Biblia. Incluso la biblia destrozada sobrevivió e hizo un gran trabajo.
viii. Rabí Zacarías contó la historia de un cristiano vietnamita llamado Hien Pham, quien fue su intérprete. Siendo cristiano y traductor de los misioneros y las fuerzas estadounidenses, Hien fue arrestado cuando Vietnam del Sur cayó ante los comunistas. Su fe fue sacudida por la presión y la propaganda de su campo de prisioneros y decidió que ya no oraría ni pensaría en su fe. Al día siguiente se le encargó la terrible tarea de limpiar las letrinas de la prisión. Mientras limpiaba un bote lleno de papel higiénico, su mirada captó lo que parecía ser inglés impreso en una hoja de papel. Rápidamente lo agarró, lo lavó y, después de que sus compañeros de cuarto se durmieron esa noche, sacó el papel y leyó Romanos 8: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien… por lo cual estoy seguro… [que nada] ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Hien lloró, sabiendo que esta era la palabra de Dios para él, habiendo decidido la noche anterior renunciar a Dios. El funcionario de la prisión que pensó que la biblia solo era apta para papel higiénico, en realidad rescató la fe de un creyente. Después de encontrar las Escrituras, Hien le preguntó al comandante si podía limpiar las letrinas con regularidad. Cada día tomaba una porción de la Escritura, la limpiaba y la agregaba a su colección de lecturas nocturnas.
ix. “El pecado puede amortiguar tanto las facultades espirituales y morales, que los hombres, sin temor, arrojarán al fuego los mensajes de Dios y entregarán a sus mensajeros a la muerte. Pero tal acción nunca destruye la palabra de Dios, ni invalida sus hallazgos”. (Morgan)
x. “El capitán puede destruir el mapa que indica las rocas en su curso; pero eso no les quitará los crueles colmillos con los que traspasarán las vigas de su barco. Los hombres pueden ridiculizar y destruir la biblia; pero esto no vaciará el futuro del infierno, o el infierno de su amargo remordimiento”. (Meyer)
xi. “Este no fue el último ataque contra la palabra de Dios. Reyes y gobiernos se han opuesto a ella; los escépticos y los estudiosos liberales han tratado de desacreditarla o desmembrarla; pero sigue siendo indestructible. El que actúe como Joacim será juzgado”. (Cundall)
d. Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos: Jeremías señala esta extraña respuesta. Dios y su palabra fueron gravemente insultados ante sus ojos, pero les pareció pequeña cosa. Probablemente no lo aprobaron, pensando algo como ‘bueno, yo nunca haría tal cosa’. Sin embargo, pensaron que tenía poca importancia que el rey del pueblo del pacto de Dios quemara las palabras mismas del Dios del pacto.
i. Cuando Josías escuchó la lectura del Libro de la Ley, se rasgó la ropa con dolor y luto por el pecado y la rebelión de su pueblo y sus líderes (2 Reyes 22:11-20). En la época de Jeremías, la corte real tuvo una reacción diferente. “La mayoría de los funcionarios de la corte se quedaron al margen con indiferencia. Compartían el desprecio del rey por la verdad de Dios”. (Feinberg)
ii. “El rey y sus sirvientes, esos parásitos de la corte, no se movieron en absoluto en una hoguera bíblica como esa, sino que se burlaron cuando deberían haber temido”. (Trapp)
e. Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír: Hubo algunos que al menos le dijeron algo al rey. Sin embargo, Joacim los ignoró y ordenó que arrestaran a Baruc y a Jeremías – pero el señor los escondió.
i. “Tres de los príncipes quisieron salvar el rollo y suplicaron al rey que no lo quemaran. Lo habrían salvado del fuego, pero el rey no permitió que se hiciera”. (Clarke)
ii. Y aunque Elnatán: “Quien antes había estado activo para el rey en apresar y matar al profeta Urías, [Jeremías 26:22] pero ahora era quizás conmovido por algún remordimiento por haber participado en un acto tan sangriento”. (Trapp)
iii. “Su paso posterior al ordenar el arresto de Baruc y Jeremías (Jeremías 36:26) reveló la furia y quizás el miedo debajo de la fachada de frío desafío”. (Kidner)
6. (27-31) La respuesta de Dios a la quema del rollo.
Y vino palabra de Jehová a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo: Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey de Judá. Y dirás a Joacim rey de Judá: Así ha dicho Jehová: Tú quemaste este rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en ella ni hombres ni animales? Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche. Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado y no escucharon.
a. Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras: La respuesta de Dios a las acciones del rey Joacim de cortar y quemar la palabra escrita, fue escribirla y publicarla nuevamente.
i. “La palabra de Dios no puede ser quemada, no más de lo que puede ser atada”. (Trapp)
b. ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en ella ni hombres ni animales?: Este era el aspecto del mensaje de Jeremías que tanto molestaba a Joacim. No quería escuchar que Nabucodonosor iba a regresar a Jerusalén y que eventualmente destruiría la ciudad.
c. No tendrá quien se siente sobre el trono de David: Jeremías 22:28-30 registra una promesa hecha a Conías (Jeconías) el sobrino de Joacim – que nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá (Jeremías 22:30). Lo que fue cierto para el sobrino también sería cierto para el tío.
i. Esta profecía presenta un problema. Dios le prometió a David que su descendiente reinaría como el Mesías sobre Israel y el mundo (2 Samuel 7:16). Para el tiempo de Joacim ese descendiente aún no había llegado, y aquí Dios parece prometer que sería imposible que viniera. Si alguien era un descendiente de sangre de David a través de Joacim, no podría sentarse en el trono de Israel y ser el rey y el Mesías debido a esta maldición registrada en Jeremías 22:30 y 36:30. Pero si el conquistador no era descendiente de David, no podría ser el heredero legal del trono debido a la promesa hecha a David y a la naturaleza del linaje real.
ii. Aquí es donde llegamos a las diferencias en las genealogías de Mateo y Lucas. Mateo registró la genealogía de José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo (Mateo 1:16). Comenzó en Abraham y siguió la línea hasta Jesús, a través de José. Lucas registró la genealogía de María: Hijo, según se creía, de José (Lucas 3:23). Comenzó con Jesús y siguió la línea de regreso, hasta llegar a Adán, comenzando por la no mencionada María.
iii. “El reinado de tres meses de Joaquín (véase 2 Reyes 24:6,8) no contradice la predicción del versículo 30. La sucesión de Joaquín no fue válida, sino sólo simbólica porque fue inmediatamente sitiado por Nabucodonosor, se rindió en tres meses, y luego fue exiliado, donde murió después de muchos años. Ningún otro descendiente de Joacim subió jamás al trono”. (Feinberg)
d. Y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche: Al final, fue Joacim quien fue condenado, no la palabra de Dios.
i. “El cumplimiento del versículo 30 no está registrado en la historia, y 2 Reyes 24:6 no dice nada sobre las circunstancias de su entierro. Joacim había sido tan culpable como su pueblo al rechazar la palabra de Dios, por lo que su destino tipificará al de la nación”. (Harrison)
e. Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado: Dios promete traer sobre el rey Joacim el juicio que Jeremías profetizó, incluida la deshonra hecha a su cadáver en su muerte. La catástrofe del juicio vendría sobre el pueblo de Judá y Jerusalén porque rechazaron la palabra de Dios a través de Jeremías, tal como lo hizo el rey Joacim.
i. Todo el mal que les he anunciado: “Las dramáticas aventuras del pergamino no deberían distraernos de lo que estaba en juego en este fatídico día, cuando el rey y el pueblo pusieron rumbo hacia el naufragio de su reino, a casi veinte años de distancia”. (Kidner)
7. (32) El segundo rollo de Jeremías y Baruc.
Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes.
a. Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc: Jeremías y Baruc trabajaron juntos. El profeta proporcionó las palabras y el escriba proporcionó la tinta y el pergamino. Juntos, la palabra de Dios fue publicada y preservada.
b. Y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes: De hecho, la oposición de Joacim empeoró su causa, no la mejoró. En respuesta a que el rey cortó y quemó su palabra, Dios estuvo decidido a traer más palabras de juicio, no menos.
i. “Aunque las destruyó, no pudo detener así las penas que predijeron. De hecho, las incrementó”. (Meyer)
©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com