Jeremías 4




Jeremías 4 – El terror del juicio venidero

A. El arrepentimiento que trae restauración.

1. (1-2) Bendiciones para un Israel que vuelve y se arrepiente.

Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá, y jurares: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán.

a. Vuélvete a mí: Esto lleva el mismo tema de Jeremías 3, donde Yahveh le suplicó a Israel que detuviera sus caminos rebeldes y que volvieran a Él. El llamado fue dirigido a Israel, con todas las tribus y ambos reinos en mente (Jeremías 3).

b. Si quitares de delante de mí tus abominaciones: Para Israel, volver al Señor significaba que tenían que quitarsus ídolos (abominaciones). No podían aferrarse a sus ídolos y volver a Yahveh, así como un cónyuge adúltero no puede seguir aferrándose a su amante ilícito y volver genuinamente a su cónyuge.

i. “El término abominaciones fue usado en Oseas 9:10 y también por Jeremías y Ezequiel de deidades paganas y sus rituales de culto asociados”. (Harrison)

c. Y no anduvieres de acá para allá, y jurares: Vive Jehová: Estas eran dos recompensas que vendrían a un Israel arrepentido al volver. Primero, tendrían seguridad (no anduvieres de acá para allá). Segundo, serían restaurados a una relación real con Yahveh, capaces de jurar: Vive Jehová”.

i. No anduvieres de acá para allá: “Esto se dijo antes del cautiverio babilónico; y aquí hay una promesa de que si regresan de su idolatría, no serán llevados al cautiverio. Entonces, incluso ese juicio amenazado se habría evitado si hubieran regresado al Señor”. (Clarke)

ii. Hay algunos que en un momento afirmaron caminar con Dios y experimentarlo, y luego se apartaron de la profesión externa. Algunos de ellos, al partir, afirman que su experiencia con Dios fue toda una ilusión y continúan negando la realidad de Dios y su revelación en Jesucristo. Si esos regresaran al Señor en verdadero arrepentimiento, podrían jurar una vez más: Vive Jehová”.

d. En verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán: Este es el entendimiento del Señor que pertenece a los que se vuelven a él y se arrepienten. Una vez más ven su carácter verdadero, bueno y justo, y su bendición para las naciones.

2. (3-4) Arar campo.

Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos. Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras. 

a. Arad campo: Dios invita a Judá y a Jerusalén a volver a él de una condición endurecida. El campo se refiere a tierras de cultivo sin cultivar, especialmente terrenos que fueron arados antes pero que han estado inactivos durante un año o más. Es difícil arar, pero no se pueden cultivar cultivos útiles hasta que se are el campo.

·El campo arado implica fecundad previa.

·El campo arado requiere mucho trabajo duro.

·El campo arado implica cierta resistencia.

i. “No tendría sentido sembrar las semillas del arrepentimiento en un suelo inadecuado”. (Harrison)

b. Y no sembréis entre espinos: Esto probablemente tiene en mente lo que crece en el campo sin arar: malezas y espinas. No es que nada crezca en los campos sin arar, simplemente no crece nada útil allí. Hablando espiritualmente, un Judá que regresa al Señor debe poner su energía en tener corazones arrepentidos y preparados.

i. “Debe haber un arado profundo y la erradicación de lo que obstaculiza el crecimiento, tanto en el ámbito del espíritu como en la naturaleza, antes de que pueda haber una cosecha abundante”. (Cundall)

c. Circuncidaos a Jehová: Jeremías cambia de imagen, alejándose de la idea de un campo sin arar y yendo hacia la idea de la circuncisión de un niño, en obediencia al pacto de Abraham. En lugar de quitar el prepucio literal, Judá tenía que quitar el prepucio de vuestro corazón, cortando la carne en pacto de dedicación al Señor.

d. No sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague: Dios atrae a su pueblo con palabras amables, pero también les habla de las consecuencias del continuo rechazo. Si no regresaban, el juicio estaba esperando.

B. Una visión del juicio venidero.

1. (5-8) Una descripción del juicio venidero.

Anunciad en Judá, y proclamad en Jerusalén, y decid: Tocad trompeta en la tierra; pregonad, juntaos, y decid: Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas. Alzad bandera en Sion, huid, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y quebrantamiento grande. El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador. Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.

a. Tocad trompeta en la tierra: En su profecía, Jeremías ve un ejército venir del norte para destruir a un Judá y a una Jerusalén que no se arrepintieron. Ellos prepararon afanosamente una defensa (Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas), pero de nada serviría. 

i. “El sonido de la trompeta (sopar) anunciaba un estado de emergencia (cf. Amós 3:6). Al escucharlo, los ciudadanos huirían en busca de seguridad detrás de los muros de su ciudad fortificada”. (Thompson)

ii. “La descripción es más vívida porque usa el presente profético, que ve el juicio como ya en curso, tan seguro es su cumplimiento”. (Cundall)

b. El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha: Esto se cumplió proféticamente cuando los babilonios conquistaron a Judá.

i. Existe un debate sobre si la invasión tan vívidamente descrita provino de los escitas, los asirios o los babilonios. La mejor opción parece ser la de los babilonios. “Sigue siendo un hecho que la palabra de Dios a través de él no solo no menciona a los escitas, sino que los excluye de manera decisiva en ciertos puntos. Fue Babilonia, una generación después, la que haría que todo esto sucediera”. (Kidner)

ii. “El león podría representar tanto a Asiria como a Babilonia aquí como feroces destructores de naciones”. (Harrison)

c. Vestíos de cilicio, endechad y aullad: Jeremías se imagina al pueblo de Dios arrepintiéndose finalmente, pero cuando ya era demasiado tarde para evitar el terrible juicio. 

2. (9) El efecto del juicio venidero.

En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.

a. Desfallecerá el corazón del rey: Cuando venga el terrible juicio, incluso la nobleza de Judá perderá su valor y esperanza.

i. “Incluso los rumores de un desastre inminente son un desastre”. (Ryken)

b. Los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas: Cuando venga el terrible juicio, los líderes espirituales no sabrán qué hacer porque no volvieron al Señor, no araron el campo ni circuncidaron sus corazones en respuesta a la invitación de Dios.

3. (10) En un breve interludio, Jeremías considera la difícil naturaleza del juicio.

Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma.

a. Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén: Jeremías se preguntaba si Dios no había en gran manera engañado a su pueblo cuando prometió: “Paz tendréis”. Al parecer, Dios prometió paz a su pueblo cuando más bien vendría sobre ellos un juicio asombroso (Jeremías 4:9).

i. “Aquí tenemos un arrebato, en el que el profeta dijo lo que pensaba. Muchos hombres piensan cosas como esta y nunca las pronuncian”. (Morgan)

ii. Sin embargo, se podría decir que no fue el Señor quien prometió la paz, sino falsos profetas que afirmaron hablar en su nombre. Otro uso de la frase “Paz tendréis” (en la versión Reina-Valera 1960) se encuentra en Jeremías 23:16-17, donde son las palabras en boca de falsos profetas que profetizaron paz a los que despreciaban al Señor. 

iii. No fue el Señor Dios quien engañó grandemente al pueblo y a Jerusalén; fueron los falsos profetas quienes prometieron paz cuando en su lugar vendría el juicio.

b. Pues la espada ha venido hasta el alma: En lugar de paz, el juicio vendría a un Israel impenitente, causando que el reino muriera y muchos con él.

4. (11-12) El anuncio aleccionador del juicio venidero.

En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar. Viento más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.

a. Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo: Jeremías anuncia que el juicio vendría sobre su pueblo y sobre Jerusalén, y sería como un viento que destruye.

b. No para aventar, ni para limpiar. Viento más vehemente que este vendrá a mí: El juicio que vendría como un viento sería tan fuerte que no sería como para aventar, refrescando al pueblo; ni para limpiar con un viento suave. Sino que destruiría y traería juicio, como viento más vehemente que este.

i. “Es el hálito caliente del juicio divino, que consume lo bueno y lo malo por igual”. (Harrison)

5. (13) Una visión del juicio venidero. 

He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo!

a. He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino: Los instrumentos del juicio anunciado se moverían rápidamente. Vendrían tan rápido como las nubes se mueven por el cielo, sus carros tan rápidos como torbellinos, y sus caballos más rápidos que las águilas. 

b. ¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo! La velocidad de los instrumentos del juicio del Señor indicaba que serían imparables. Tendrían éxito en conquistar y saquear al pueblo de Dios.

C. Apelación a los que serían blanco del juicio. 

1. (14-18) Una apelación a Jerusalén.

Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad? Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de Efraín. Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá. Como guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque se rebeló contra mí, dice Jehová. Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.

a. Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén: Judá había hecho una demostración de arrepentimiento, pero de manera fingida (Jeremías 3:10). Jeremías le ruega al pueblo que lave su corazón de maldad, no solo de sus acciones externas.

i. “Los corazones carnales son guisos de pensamientos inmundos, mataderos llenos de pensamientos crueles y sangrientos, intercambios y comercios de pensamientos viles y vanos, un lugar donde se acuñan y forjan pensamientos falsos, políticos y que socavan; sí, a menudo un pequeño infierno de imaginaciones confusas y negras”. (Trapp)

ii. “La inserción de este llamado al arrepentimiento está bastante de acuerdo con las súplicas de Jeremías en el capítulo 3. Aunque el juicio estaba a las puertas, parecería que Jeremías nunca pensó que una apelación al arrepentimiento fuera demasiado tarde”. (Thompson)

b. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?: La maldad en el corazón del pueblo de Judá trajo la amenaza del juicio de Dios, pero no era solo un problema del corazón; también era un problema con pensamientos de iniquidad. Se entregaron a sus malos pensamientos y les permitieron alojarse en medio de su mente.

i. Charles Spurgeon predicó un maravilloso sermón sobre este texto, titulado Los malos inquilinos y cómo tratarlos. Explicó cómo los malos pensamientos eran como malos inquilinos o huéspedes en una propiedad. “Ahora, el Señor dice: ‘¿Hasta cuándo habitarán dentro de ti tus vanos pensamientos?’ porque todos son vanos – estas demoras, estas falsas promesas, estos autoengaños. ¿Hasta cuándo llenarán las avenidas de tu alma y maldecirán tu espíritu?”. (Spurgeon)

ii. Spurgeon describió por qué los malos pensamientos son como malos inquilinos: 

·Los pensamientos vanos son malos inquilinos porque son engañosos.

·Los pensamientos vanos son malos inquilinos porque no pagan alquiler; no aportan nada bueno.

·Los pensamientos vanos son malos inquilinos porque desperdician tus bienes y destruyen tu propiedad.

·Los pensamientos vanos son malos inquilinos porque, peor que dañar tu casa, te dañan a ti.

·Los pensamientos vanos son malos inquilinos porque te llevan a la condenación.

iii. Spurgeon luego sugiere lo que uno debería hacer con estos malos inquilinos:

·Entregarles el aviso de desalojo de inmediato.

·Si se niegan a irse, déjalos morir de hambre.

·Vende la casa por encima de ellos; pon la casa bajo nueva propiedad.

c. He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana: Esta es la razón por la que había un llamado urgente y apasionado al arrepentimiento verdadero porque el juicio venía en la forma de un ejército invasor.

i. “Declarar la amenaza es simplemente anunciarla como noticia; proclamarla es publicarla con tanta fuerza que todos deben prestar atención”. (Harrison)

ii. La Versión Reina-Valera 1960 usa la palabra guardas para describir a los invasores. Otras traducciones dan una mejor idea del ejército invasor que viene contra Jerusalén:

·NIV: sitiadores

·NTV: el enemigo

iii. Como guardas de campo: “Como hombres que guardan sus cosechas en sus campos, se establecen para ocupar y sitiar la tierra. El panorama es acertado ya que una población mayoritariamente rural estaba muy familiarizada con los pequeños refugios o casetas erigidos por pastores y granjeros para proteger sus rebaños y cosechas (cr. Isaías 1:8)”. (Thompson)

d. Tu camino y tus obras te hicieron esto: Antes de que llegara el juicio, Dios les da a Judá y a Jerusalén una advertencia clara de que el juicio sería culpa de ellos y no de Dios. Sería lleno de amargura y llegaría a su corazón, pero sería por su maldad, no por infidelidad de Dios.

2. (19-21) La angustia del alma por parte de quienes enfrentan el juicio.

¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra. Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas. ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír sonido de trompeta?

a. ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón: Jeremías habla proféticamente con la voz del destruido por el ejército invasor que vendría. No era solo un ejército de destrucción material con la pérdida de la tierra, tiendas y banderas, sino una verdadera aflicción del alma.

i. La versión Reina-Valera 1960 es la queda una traducción más literal: ¡Mis entrañas, mis entrañas!

ii. Duelen: “Es una palabra para malestar intestinal. Literalmente, Jeremías estaba ‘enfermo del estómago’ por lo que le iba a pasar a Judá”. (Ryken)

b. ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír sonido de trompeta? Con la voz del futuro profético, Jeremías se pregunta cuánto duraría la destrucción y el saqueo del ejército invasor.

3. (22) El Señor habla de la condición de su pueblo.

Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.

a. Porque mi pueblo es necio, no me conocieron: Dios diagnostica con precisión su problema cuando señala que Judá era necio, y especialmente en su falta del verdadero conocimiento de Dios. Sin embargo, Yahveh era lo suficientemente generoso como para llamarlos “mi pueblo”.

b. Son hijos ignorantes y no son entendidos. Es poco probable que el pueblo de Judá se vieran a sí mismos como hijos ignorantes y sin entendimiento. Probablemente se veían a sí mismos como sofisticados y sabios.

c. Sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron: Dios explica su supuesta sabiduría. Ciertamente eran sabios, pero en los caminos del mal. Cuando se trataba de hacer el bien, ellos no supieron.

i. “Tan perversos eran que su única habilidad consistía en hacer el mal. De hacer el bien, no sabían nada”. (Thompson)

4. (23-26) Con perspicacia profética, Jeremías considera la fuerza y el poder de Dios.

Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira.

a. Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía: Al cambiar las imágenes de Génesis 1, Jeremías da una imagen poética y poderosa de la devastación total que vendría sobre Judá en el juicio venidero.

i. “Era como si la tierra hubiera sido ‘increada’ y hubiera vuelto a su antiguo caos primigenio. El orden pareció volver a la confusión”. (Thompson)

b. Y a los cielos, y no había en ellos luz… los montes, y he aquí que temblaba… todos los collados fueron destruidos… no había hombre… todas las aves del cielo se habían ido: El juicio que Jeremías ve proféticamente es total, y todo sucede delante de Jehová, delante del ardor de su ira. 

i. Imágenes similares se utilizan para describir el Día del Señor, viendo hacia la destrucción final de este mundo antes de los cielos nuevos y la tierra nueva (2 Pedro 3:12-13, Apocalipsis 21:1, Isaías 65:17).

ii. El punto para Jerusalén y Judá era claro: el Dios que podía devastar toda la tierra con su presencia y el ardor de su ira fácilmente podría traerles juicio a través de un ejército invasor. Necesitaban recordar la grandeza del Dios al que habían ofendido.

iii. Jeremías usa correctamente esta imagen poética para describir el horror que sobrevendría a Judá en la invasión babilónica. Sin embargo, debemos considerar que la totalidad del juicio de Dios – incluso peor que lo que experimentó Judá cayó sobre Jesucristo, Dios el Hijo, cuando fue crucificado y juzgado como nuestro sustituto.

5. (27-29) La certeza y la naturaleza total del juicio venidero.

Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo. Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello. Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno.

a. Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo: Dios promete que el juicio vendría a Judá y Jerusalén, pero la desolación no sería total. Dios no destruiría del todo el lugar de su pueblo en la tierra. 

i. “Después de esto, y después de la visión de un paisaje desierto en Jeremías 4:23-26, la cláusula salvadora en el versículo 27: ‘Pero no la destruiré del todo’, brilla intensamente”. (Kidner)

b. Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán: De alguna manera, la creación misma sufre con el juicio que viene sobre el pueblo de Dios. Sabemos que la creación gime hasta que se complete el plan de Dios (Romanos 8:20-22). Aparentemente, la creación también se duele con la humillación de Israel, incluso así como se regocijará en su restauración (Isaías 55:12).

c. Todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno: Dios promete que el juicio que vendría sobre Judá era inevitable (lo pensé, y no me arrepentí) y sería total, sin ciudades que resistieran con éxito a los invasores venideros.

6. (30-31) La vanidad de esperar apelar al ejército invasor del juicio.

Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida. Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.

a. Y tú, destruida, ¿qué harás?: A través de Jeremías el Profeta, Dios le hace a Judá esta importante pregunta. Quizás pensaban que de alguna manera podrían apelar a los invasores como una mujer podría adornarse y decorarse para atraer a un hombre. Sin embargo, Dios les advierte: “En vano te engalanas”.

b. Te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida: No había manera de adornarse lo suficiente como para suavizar el juicio. Este era seguro. En lugar de una decoración exterior, el verdadero arrepentimiento era su única esperanza.

i. “Un ejército enemigo estaba en marcha. Sin embargo, el pueblo de Dios se viste como prostituta, vistiendo elegantes vestidos rojos con lentejuelas. Saca todas sus joyas y cosméticos llamativos”. (Ryken)

c. Oí una voz como de mujer que está de parto: En lugar de palabras seductoras de una mujer adornada, Jeremías escucha proféticamente a una mujer llorando de dolor y miedo, como si estuviera dando a luz. Los gritos venían de la hija de Sion, quien en la miseria de su juicio finalmente entendía su condición.

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com 

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