Jeremías 8




Jeremías 8 – No hay cura para el rechazo insensato hacia Dios

A. Los caídos, los exiliados.

1. (1-2) Los restos deshonrados de los caídos en juicio.

En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros; y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.

a. En aquel tiempo: Esto se conecta con el juicio severo anunciado en los versículos finales de Jeremías 7. El profeta ve el Valle de Hinom lleno de cadáveres en descomposición, comida para aves carroñeras.

b. Sacarán los huesos de los reyes de Judá… los huesos de los sacerdotes y los huesos de los profetas: Jeremías ve proféticamente una indignidad final dada en juicio a estos grandes transgresores. Incluso los huesos de los malvados que murieron antes de la llegada de los babilonios quedarían deshonrados; no serían recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.

i. “Esta costumbre de levantar los cuerpos de los muertos y esparcir sus huesos parece haber sido generalizada. Era la máxima expresión de odio y desprecio. [El poeta griego] Horacio hace referencia a esto”. (Clarke)

ii. “Hay una espantosa congruencia en el hecho de que los huesos de los devotos de la hueste celestial estén esparcidos abiertamente ante sus impotentes objetos de adoración”. (Cundall)

2. (3) Elegir la muerte en lugar de la vida.

Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde arroje yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos. 

a. Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quede: La miseria del resto que sobreviva a la invasión babilónica sería peor que la vida. La muerte les parecerá un alivio bienvenido.

b. En todos los lugares adonde arroje yo a los que queden: Los sobrevivientes de la invasión babilónica serían refugiados forzados, exiliados de la Tierra Prometida a tierras extranjeras. 

B. La obstinada locura de Judá.

1. (4-7) La obstinada negativa de Judá a volver.

Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino? ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han querido volverse. Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla. Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.

a. ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua?: A través de su profeta, Jeremías, el Señor expresa asombro de que Judá no se vuelva a Él. Después de todo, cuando uno cae, vuelve a levantarse. Cuando uno se va, regresa. Sin embargo, Judá estaba atrapado en rebeldía perpetua.

i. El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino? “Si los hombres caen, naturalmente se espera que regresen. En el caso de Jerusalén esto no había sido así, su retroceso había sido perpetuo. No había señales de arrepentimiento”. (Morgan) 

b. Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla: Los hombres estaban decididos a seguir su propio camino, tan decididos y enérgicos como el caballo que arremete con ímpetu a la batalla.

c. Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo: Es asombroso que incluso las aves (la cigüeña, la tórtola, la grulla y la golondrina) comprendan las estaciones del año y cómo deben responder a ellas. Sin embargo, el pueblo de Dios era ignorante; mi pueblo no conoce el juicio de Jehová. Estaban en peor situación que los pájaros de cerebro pequeño.

i. Spurgeon predicó un sermón titulado Aves migratorias. Comenzó: “Resaltaremos a estas aves migratorias y pondremos la sabiduría de su instinto en contraste con la locura de la humanidad”. Spurgeon procedió a hacer los siguientes cuatro puntos:

·Las aves migratorias saben cuándo ir y venir.

·Las aves migratorias saben a dónde ir.

·Las aves migratorias, por algún extraño instinto, también saben el camino a seguir.

·Las aves migratorias muestran su sabiduría yendo a tierra soleada.

2. (8-9) La insensatez de rechazar la palabra de Jehová.

¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?

a. Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros: Esto es lo que el pueblo de Judá dijo de sí mismo. Se engañaron tanto a sí mismos que realmente creyeron que eran sabios y que caminaban conforme a la ley de Jehová.

b. Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas: Dios le recuerda a Judá que no todos los que estudian y enseñan la palabra de Dios lo hacen con honestidad. Hay quienes usan su pluma para la obra mentirosa, no para la verdad.

c. He aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen? Aunque afirmaban tener sabiduría y verdad bíblica, no tenían ninguna. Al rechazar la palabra de Dios, también rechazaron su sabiduría. No tenían ninguna de las dos.

i. “Cuando los hombres rechazan la palabra de Jehová, ‘¿Qué clase de sabiduría hay en ellos?’ La respuesta es que la forma de tal sabiduría es, citando a Santiago, ‘terrenal, animal, diabólica’ (Santiago 3:13)”. (Morgan)

3. (10-13) El juicio que vendrá sobre aquellos que rechacen la palabra del Señor.

Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño. Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová. Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.

a. Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten: Debido a que no apreciaron la palabra de Dios, Dios tomaría lo que era querido para el pueblo de Judá y se lo daría a otros.

b. Cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño: Repitiendo las palabras de Jeremías 6:13-15, Jeremías señala que la corrupción egoísta se había convertido en una parte tan importante de la vida en Judá que se podría decir que todos hacen engaño y, sin embargo, no se han avergonzado en lo más mínimo.

i. La repetición en estos versículos en comparación con Jeremías 6:3-15 no era accidental. Fue hecho a propósito, porque Judá necesitaba escuchar este mensaje, y entregarlo una vez simplemente no era suficiente.

c. Caerán, por tanto, entre los que caigan… cuando los castigue caerán: Debido a que la podredumbre moral y cultural era tan profunda entre el pueblo de Judá, Dios prometió traer un juicio completo. Como una vid o una higuera consumidas, Dios prometió: los cortaré del todo.

4. (14) Huir a las ciudades fortificadas bajo el juicio de Dios.

¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.

a. Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí: El profeta imagina al pueblo de Dios huyendo a las ciudades fortificadas cuando los invasores babilónicos entraran en la tierra. Solo podrían hacerlo en silencio, porque sabrían que habían ignorado las advertencias e invitaciones de Dios al arrepentimiento.

b. Porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová: Cuando viniera el ejército invasor, comprenderían la grandeza de su pecado pero para entonces sería demasiado tarde.

5. (15-17) Esperando paz, encontrado problemas.

Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación. Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los moradores de ella. Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová.
Lamento sobre Judá y Jerusalén.

a. Esperamos paz, y no hubo bien: Aquellos en Judá que escucharon y creyeron el mensaje de los falsos profetas – el mensaje, ¡Paz, paz! (Jeremías 8:11) – estos engañados esperaron paz, y no hubo bien.

b. Vinieron y devoraron la tierra y su abundancia: En lugar de paz, los invasores babilónicos vinieron con caballos resoplando y un ejército tan grande que tembló toda la tierra.

c. Yo envío sobre vosotros serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento: Los falsos profetas y sacerdotes habían convencido al pueblo de Judá y Jerusalén de que podrían encontrar una manera de maniobrar alrededor del juicio venidero. Descubrirían, para su gran pesar, que Dios les había enviado serpientes contra los cuales no hay encantamiento.

C. Judá en exilio.

1. (18-19) Una visión de Judá en el exilio.

A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?

a. A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí: Con desesperación, Jeremías ve proféticamente la tragedia que seguía a la devastadora invasión babilónica.

b. He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: Esta era la causa de la desesperación de Jeremías. La hija de mi pueblo ya no vivía en la tierra que Dios les prometió. En cambio, su grito se escuchaba de la tierra lejana.

c. ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? Con asombro, Jeremías se pregunta cómo terminó su pueblo en el exilio. Se pregunta si Dios había dejado su propia tierra; si ya no reinaba como Rey en Sion.

d. ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? Dios responde la pregunta de Jeremías con preguntas propias. El problema no era que Dios había abandonado la tierra de Israel; el problema era que Israel había abandonado a Dios.

2. (20) La desesperación de una Judá conquistada.

Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.

a. Pasó la siega, terminó el verano: En una sociedad mayoritariamente agrícola, todo el mundo entendía que el verano era la temporada de cultivo y terminaba con la siega. Debe ser un tiempo de abundancia y plenitud.

i. “‘Siega’ se refiere a la cosecha principal de cereales, mientras que ‘verano’ se refiere a la cosecha (uvas, etc.) a principios de otoño. Si una fallaba, era posible que la otra ayudara a la gente a sobrevivir el invierno, pero si ambas fallaban, se enfrentarían al hambre”. (Cundall)

b. Y nosotros no hemos sido salvos: Este era el triste lamento de Judá conquistado, incluso en el exilio. Había llegado la temporada en que debería haber abundancia en la tierra, pero no la hubo. Tuvieron que afrontar el triste hecho: no hemos sido salvos.

i. “Era un dicho proverbial que significaba que las personas habían perdido todas las oportunidades que Dios les había dado y ahora estaban completamente sin esperanza”. (Feinberg)

ii. “La analogía de Jeremías 8:20 es la de un doble fracaso, primero de los cultivos de campo, luego de la fruta de verano, presagiando un invierno en el que difícilmente se soporta pensar”. (Kidner)

iii. “Pensamos que Dios nos ayudaría en los días de la cosecha; pero la siega pasó. Soñamos que ahuyentaría a nuestros enemigos cuando llegaran los meses de verano; pero el verano ha terminado, y Caldea todavía tiene el pie en el cuello de Judea, todavía bebemos el ajenjo y la hiel, y nuestros enemigos abren la boca ante nosotros. Pasó la cosecha, terminó el verano y no hemos sido salvos”. (Spurgeon)

3. (21-22) La pregunta llena de dolor de Jeremías.

Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?

a. Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo: Proféticamente mirando hacia el futuro, Jeremías sufría con el dolor de su pueblo. Estaba entenebrecido y lleno de espanto.

i. “Jeremías podía lamentar los sufrimientos de su pueblo debido a su empatía y amor por ellos; sin embargo, su mismo mensaje les predijo su destrucción”. (Thompson)

ii. “Un predicador a quien Dios envía, a menudo sentirá más cuidado por las almas de los hombres de lo que los hombres sienten por sí mismos o por su propia salvación”. (Spurgeon)

b. ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? Jeremías no solo veía el dolor de su pueblo en el exilio, sino que tampoco veía ayuda para ellos. No había medicina, no había médico; todo era tristeza y duelo.

i. “Galaad era la tierra al este del río Jordán. Era conocida por sus bálsamos curativos… Los estudiosos no han podido determinar cómo se hacía el bálsamo de Galaad, pero parece haber sido una resina aromática y relajante hecha de un árbol o una planta. Podría compararse con el aloe vera”. (Ryken)

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com 

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