Josué 6




Josué 6 – La caída de Jericó

A. Obediencia antes de la caída de la ciudad de Jericó.

1. (1-5) Instrucciones para la batalla.

Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía. Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.

a. Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel: La misma Jericó estaba en alerta máxima; desde una perspectiva humana, esta sería una batalla difícil, si no imposible. Sin embargo, desde la perspectiva de Dios, la batalla ya había terminado, porque Él puede decirle a Josué: Yo he (en tiempo pasado) entregado en tu mano a Jericó.

i. Hasta ese momento todo había sido más o menos preliminar y preparatorio. Ahora hay que afrontar y abordar la verdadera tarea que tienen por delante. Los cananeos deben ser despojados si Israel va a ocupar lo que Dios les ha prometido.

ii. Jericó no era una ciudad excepcionalmente grande; pero era una ciudad fortaleza importante y formidable. Si Israel podía derrotar a Jericó, podría derrotar a cualquier otro enemigo que se les enfrentara en Canaán. Nuevamente, vemos la sabiduría de Dios en oposición a la sabiduría humana, en el sentido de que Israel enfrenta primero a su oponente más difícil.

b. Rodearéis, pues, la ciudad: El método de guerra era uno que no tenía absolutamente ningún sentido según la inteligencia militar. Requería una dependencia total de Dios.

i. Se requirió una gran fe de Josué porque tenía que explicar y guiar a la nación en este plan.

ii. Requerió una gran fe de los ancianos y de la nación porque tenían que seguir a Josué en este plan.

c. Y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante: Era un plan para la victoria por el cual claramente sería la obra del Señor. Sin embargo, Dios les dio algo que hacer para que Israel pudiera trabajar en sociedad con Dios.

i. Obviamente, era algo que Dios podría haber hecho sin la ayuda de Israel, pero Él quería que ellos fueran parte de su obra como quiere que nosotros seamos parte de su obra hoy.

2. (6-7) Josué les dice a los sacerdotes y al pueblo.

Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová. Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.

a. Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes: Josué tuvo que decírselo a los sacerdotes porque lo que se les pedía que hicieran era inusual. Normalmente, los sacerdotes y el arca del pacto no iban con Israel a la batalla.

b. Llevad el arca del pacto: El arca sería prominente en esta victoria, así como lo fue en el cruce del río Jordán. Israel tenía que mantener su corazón y su mente en el Señor que estaba presente con ellos, en lugar de poner su corazón y su mente en la dificultad de la tarea que tenían por delante.

c. Y dijo al pueblo: Josué tuvo que decírselo al pueblo, porque lo que se les pedía que hicieran era inusual. Esta no era una forma habitual de conquistar una ciudad amurallada y fortificada.

3. (8-14) La marcha de los primeros seis días.

Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía. Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis. Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche. Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová. Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente. Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron durante seis días.

a. Y así que Josué hubo hablado al pueblo: Josué no dudó en hacer lo que el Señor le había dicho que hiciera. A menudo, nuestras demoras en obedecer a Dios muestran que realmente no le creemos.

b. Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad: Jericó no era una ciudad grande; fácilmente pudieron marchar alrededor de ella en un día. Cuando la gente de Jericó vio a los israelitas marchando alrededor de su ciudad, probablemente sintieron tanto asombro como horror.

c. De esta manera hicieron durante seis días: Israel necesitó valor para hacer esto; Israel estuvo muy abierto al ataque durante este tiempo, y hubiera sido fácil para el pueblo de Jericó atacarlos desde la posición alta de los muros.

d. De esta manera hicieron durante seis días: Israel necesitó paciencia para hacer esto; la marcha fue de seis días, y tuvieron que persistir en algo que no parecía tener mucho sentido.

e. De esta manera hicieron durante seis días: En esto, se reveló la impotencia de Israel; a lo largo de seis días de marcha silenciosa, vieron bien las paredes que parecían impenetrables sabían que se trataba de una batalla que los superaba.

4. (15-16) La marcha del séptimo día.

Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces. Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.

a. Al séptimo día: Esta marcha tuvo lugar durante un período de siete días, lo que significa que Israel tuvo que haber marchado en día de reposo; pero esta sería una obra de la gracia y el poder soberanos de Dios, no de obras humanas.

b. Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad: Se dio orden al pueblo de gritar. Después de los días de silencio, esto viene como un reconocimiento de que Dios ahora les daría lo que había prometido. Jehová os ha entregado la ciudad.

5. (17-19) Se da la orden de destruir la ciudad y salvar a Rahab.

Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.

a. Solamente Rahab la ramera vivirá: Josué tiene cuidado de cuidar a Rahab. Su fe en el Dios viviente encontraría el apoyo del pueblo de Dios.

b. Guardaos del anatema: Josué tuvo que ordenar al pueblo de Israel que se mantuviera alejado del anatema. Con esto, se refiere a los ídolos y las cosas asociadas con la adoración demoníaca y depravada del pueblo de Canaán.

i. El juicio severo que se trajo contra Jericó y todo Canaán no vino porque estaban en el “camino” del pueblo de Dios. Llegó porque se trataba de un pueblo que estaba en total rebelión contra Dios y estaba aliado con lo oculto, como demuestran los artefactos recuperados de este período.

c. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová: Todos los objetos de valor pertenecen a Dios; Jericó es la ciudad “primicia” de Canaán, por lo que los objetos de valor son apartados para el tesoro de Jehová.

B. La toma de la ciudad de Jericó.

1. (20-21) Los muros caen y la ciudad es destruida.

Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.

a. Y el muro se derrumbó: Este milagro superó las expectativas normales; ninguna otra ciudad había sido conquistada de esta manera. Israel no podía depender de su experiencia previa o de lo que les había sucedido a otros en la batalla. Todo lo que tenían era la promesa de Dios (Josué 6:5), pero creyeron esa promesa y actuaron de acuerdo con esa creencia.

i. No debería sorprendernos que Dios cumple su promesa, pero a menudo lo hacemos. Nos preguntamos si los israelitas se sorprendieron cuando el muro se derrumbó. Sin duda, la gente de Jericó se sorprendió.

b. Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había: ¿Por qué se le ordenó a Israel que practicara una destrucción tan completa? Porque los mayores pecados de los cananeos eran espirituales: Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios (Deuteronomio 18:9-14).

i. Tal juicio nos parece severo porque es severo y debemos reconocer que en momentos únicos, Dios ha ordenado que se haga ese juicio. Puede suceder a través de un ejército que Él ha usado (como es el caso aquí), o mediante el juicio que Él trae directamente (como en el caso de Sodoma y Gomorra, Génesis 19:24-25).

c. Y la tomaron: Ellos la tomaron, después que Dios había entregado (Josué 6:2). Estaba claro que Dios la dio, pero que Israel tuvo que tomarla con una fe obediente y persistente.

i. Así es con cada victoria en la vida cristiana – Dios nos la da en Jesucristo; pero debemos tomarla de Él mediante una fe obediente y persistente.

2. (22-25) Final de la batalla.

Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis. Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel. Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro. Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.

a. Y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis: Rahab y su casa se salvaron. Unieron su fe en el Dios de Israel con la voluntad de seguir adelante con lo que los mensajeros de Dios les dijeron que hicieran: quedarse en la casa con el cordón de grana colgado de la ventana (Josué 2:17-19).

b. Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había… Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera: En esto, vemos un contraste entre el juicio y la salvación. Todo Jericó escuchó sobre el Dios de Israel (Josué 2:8-11), pero solo Rahab respondió positivamente en fe hacia Dios con ese conocimiento.

c. Y habitó ella entre los israelitas hasta hoy: Esto muestra que Josué fue escrito en el tiempo de Josué; no se trata de la fantástica reconstrucción de un escritor imaginativo que trabajó siglos después de los hechos.

3. (26-27) Josué maldice al hombre que reintente reedificar Jericó.

En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas. Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.

a. Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó: Esto se cumplió en 1 Reyes 16:34, que dice: En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun.

b. Esto completa la historia de la victoria de Israel en Jericó. Podemos aprender de las cosas que marcaron su victoria.

·Fe: Josué e Israel creyeron en el plan de batalla.

·Obediencia: Josué e Israel siguieron el plan de batalla con exactitud.

·Valor: Israel siguió el plan de batalla a pesar del peligro.

·Resistencia: Israel siguió el plan de batalla durante un período de tiempo, incluso cuando parecía que no pasaba nada.

·Confianza: Israel no se basó en intrigas carnales y métodos mundanos; su confianza estuvo en el Señor, no en el ingenio humano.

©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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