Levítico 10

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Levítico 10: La conducta de los sacerdotes

A. Nadab y Abiú

1. (1) El pecado de los hijos de Aarón.

Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó.

a. Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego: En la postrimería de la experiencia de la consagración (de la que Nadab y Abiú formaron parte), estos dos hijos de Aarón buscaron conectar con Dios a su manera, aparte de las ceremonias específicas que Dios reveló a Moisés.

i. No sabemos cuál fue su motivación. Tal vez fue el orgullo, o quizás fue la ambición, los celos, o la impaciencia, lo que los motivó. Tal vez encontraron tediosa la repetición de los sacrificios durante siete días (8:35) y quisieron una nueva emoción para interrumpir lo que consideraban aburrido. Cualquiera que haya sido su motivación exacta, no fue la santidad para Jehová.

ii. Nadab y Abiú tenían un legado de grandes experiencias espirituales:

§ Vieron de primera mano todos los milagros que Dios hizo al sacar a la nación de Egipto.

§ Escucharon la voz de Dios y vieron el fuego, el relámpago, el humo, y sintieron el trueno y el terremoto con el resto de la nación en el Monte Sinaí.

§ Subieron con Moisés, Aarón y los setenta ancianos a un encuentro especial con Dios en el Monte Sinaí (Éxodo 24:1-2), «donde vieron al Dios de Israel […] y comieron y bebieron» (Éxodo 24:9-11).

iii. Esto muestra que ni siquiera un legado de grandes experiencias espirituales puede mantenernos bien con Dios; solo una relación duradera basada en la verdad de la Palabra de Dios puede lograrlo.

b. Que él nunca les mandó: Vinieron de una manera no autorizada, se acercaron a Dios de acuerdo a su preferencia, no siguieron el patrón instituido por Dios. Por lo tanto, Dios consideró esto como fuego extraño delante de Jehová.

i. Esto era un mal uso del incienso especial. Este incienso se consideraba «sagrado para Jehová» (Éxodo 30:35-37). No debía ser usado en el experimento de alguien con Dios.

ii. El fuego extraño era un fuego que no se encendía del altar del holocausto; era un fuego que no estaba asociado con la obra expiatoria y redentora del sacrificio. Era fácil pensar: «el fuego es fuego; mientras arda, está bien». En el caso de Nadab y Abiú, eso fue, literalmente, un error mortal.

iii. El fuego en el altar del holocausto era sagrado porque era encendido por Dios mismo (Levítico 9:24). Nadab y Abiú ofrecieron un fuego de su propia fabricación. Tal vez pensaron que todo fuego era el mismo, y una persona sin discernimiento pudo estar de acuerdo con ellos. Pero no todo fuego es el mismo y hay una gran diferencia entre el fuego encendido por Dios y el fuego conjurado por el hombre.

iv. «Nuestros incensarios a menudo arden con “fuego extraño”. ¿Cuánto puede brillar el llamado culto cristiano cuando es hecho con egolatría o con celo partidista? Cuando buscamos adorar a Dios por lo que podemos conseguir, cuando nos precipitamos en su presencia con deseos ardientes y ansiosos que no hemos subordinado a su voluntad, estamos quemando “fuego extraño que Él nunca mandó”». (Maclaren)

v. Tampoco debemos olvidar que el propio Satanás puede engañar con el fuego. En la gran tribulación el Anticristo y su asociado podrán hacer «descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres» (Apocalipsis 13:13). Estos usarán este fuego para engañar a los que no tienen discernimiento.

c. Delante de Jehová: Esto puede tener el sentido de que se atrevieron incluso a traspasar el velo, a ir al Lugar Santísimo donde estaba el arca de la alianza. Tal vez pensaron que habían logrado demasiado durante su tiempo de consagración, y ahora eran dignos de entrar.

i. En Levítico 16:1-2, el pecado de Nadab y Abiú se menciona de nuevo en relación con el sumo sacerdote que entra al Lugar Santísimo en el Día de la Expiación. Esto reafirma la idea de que uno de los pecados de Nadab y Abiú fue el ir más allá del Lugar Santo, al Lugar Santísimo, lo cual no se les permitía hacer.

2. (2) El juicio de Dios sobre Nadab y Abiú.

Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.

a. Y salió fuego de delante de Jehová: El mismo fuego que mostró la gloria de Dios en Levítico 9:24, ahora muestra su juicio a estos sacerdotes infieles.

i. «El fuego del cielo ocurre doce veces en el Antiguo Testamento, seis veces en forma benéfica (Levítico 9:24; Jueces 6:24; Jueces 13:20; 1 Crónicas 21:26; 2 Crónicas 7:2; y 1 Reyes 18:38) y seis veces para juicio (Levítico 10:1; Números 11:1; Números 16:35; Job 1:16; y 2 Reyes 1:10, 12)». (Rooker)

b. Y los quemó: El fuego de Levítico 9:24 era un fuego de gloria y este era un fuego de juicio. Sin embargo, en muchos sentidos era el mismo fuego. En Levítico 9:24, Dios envió fuego que decía: «Acepto tu sacrificio y apruebo este sistema sacerdotal». Este mismo fuego vino de Jehováy los quemó, diciendo: «No aceptaré tu intento carnal y humano de imitar mi fuego; traeré juicio».

i. El fuego es una figura de búsqueda de juicio y purificación. Nuestras obras para Jesús serán probadas por el fuego (1 Corintios 3:13-15), y a Jesús se le describe con «ojos como llama de fuego» (Apocalipsis 1:14). Él tiene ojos de juicio y discernimiento.

ii. «Este pecado, analizado superficialmente era una ofensa ceremonial; pero si se analiza con profundidad se puede apreciar que era un desprecio a Jehová y a su ley. Era mejor que dos hombres murieran, y que la nación entera no pereciera, como lo hubiera hecho si hubiera seguido su ejemplo. Es misericordioso pisotear las primeras chispas junto a un barril de pólvora». (Maclaren)

iii. Muchos de los que claman a Dios: «Envía tu fuego entre nosotros», solo piensan en el fuego de Levítico 9:24, sin considerar que el mismo fuego está presente para purificar y limpiar en Levítico 10:2. La verdad es que muchos de nosotros rogamos desesperadamente a Dios que noenvíe su fuego, para que la pureza de sus juicios no se conozca entre nosotros. Dios lee nuestros corazones, y no solo nuestras piadosas oraciones para enviar el fuego de avivamiento.

iv. Quemó: Esta palabra usada en el capítulo 10 verso 2, es la misma palabra usada para «consumió» en 9:24. El fuego que consumió el sacrificio en aprobación y aceptación es el mismo fuego que quemó a Nadab y Abiú en juicio.

v. Los quemó: «Destruyó sus vidas, porque sus cuerpos y sus vestidos no fueron consumidos, como aparece en Levítico 10:4,5. Así se dice que la espada consumió (2 Samuel 2:26). Así el rayo mata muchas veces a las personas, sin que sus cuerpos o sus vestidos sufran daño alguno». (Poole)

c. Murieron delante de Jehová: Pueden haber sido fulminados en el tabernáculo, en la propia tienda de reunión.

3. (3) La advertencia de Dios a Moisés y Aarón.

Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló.

a. En los que a mí se acercan me santificaré: Muchos piensan que pueden venir a Dios a su manera y hacer su propia voluntad en su presencia. Pero Dios exige ser santificadopor todos aquellos que se acercan a Él.

i. No se equivoque: Podemos llegar a Dios tal como somos, pero no podemos llegar a Él de la manera que nos plazca. Debemos venir por el camino que Él ha provisto, el camino hecho en Jesucristo.

· Me santificarésignifica que Dios mostrará su santidad.

· Me santificarésignifica que los siervos de Dios deben honrarle de una manera apropiada para un Dios santo.

ii. «Será santificado, ya sea en la sinceridad de la conversación de los hombres, o de lo contrario, en la severidad de su condena». (Trapp)

b. Y en presencia de todo el pueblo seré glorificado: Esto nos recuerda que Dios debe ser glorificado en las congregaciones de su pueblo. El enfoque no debe estar en el hombre, en su inteligencia, en su perspicacia, o en su ingenio. Aquellos que no glorifiquen a Dios no serán recompensados.

· Seré glorificadosignifica que Dios guardará y proclamará su gloria.

· Seré glorificadosignifica que los siervos de Dios deben preocuparse por la gloria de Dios, no por su propia gloria, búsqueda de emociones o curiosidad.

c. Y Aarón calló: Aarón acababa de ver a dos de sus hijos fulminados delante de Jehová. Era natural que cuestionara, o incluso que se lamentara, pero Dios no lo permitió. En ese momento, el respeto a la santidad de Dios era más importante que el derecho de Aarón a lamentarse, y Aarón pudo ver esta ofensa desde el punto de vista de Dios, no solo desde el suyo propio.

i. «¡Qué muestra más elegante es esta de su afecto paternal, de su profundo entendimiento de la presunción de sus hijos, y de su propia sumisión a la justicia de Dios!» (Clarke)

B. Las secuelas del juicio de Dios sobre Nadab y Abiú

1. (4-5) Los cuerpos son retirados.

Y llamó Moisés a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel tío de Aarón, y les dijo: Acercaos y sacad a vuestros hermanos de delante del santuario, fuera del campamento. Y ellos se acercaron y los sacaron con sus túnicas fuera del campamento, como dijo Moisés.

a. Los hijos de Uziel tío de Aarón: Los hombres elegidos para retirar los cuerpos de Nadab y Abiú eran parientes de Aarón y sus hijos, pero no eran de la línea sacerdotal.

b. Ellos se acercaron y los sacaron con sus túnicas fuera del campamento: Moisés no enviaría a un sacerdote consagrado (Aarón o uno de sus hijos) a llevar estos cadáveres fuera de los predios del tabernáculo para su entierro. El trabajo del entierro debía ser hecho en su lugar por estos parientes.

2. (6-7) El luto es prohibido.

Entonces Moisés dijo a Aarón, y a Eleazar e Itamar sus hijos: No descubráis vuestras cabezas, ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación; pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, sí lamentarán por el incendio que Jehová ha hecho. Ni saldréis de la puerta del tabernáculo de reunión, porque moriréis; por cuanto el aceite de la unción de Jehová está sobre vosotros. Y ellos hicieron conforme al dicho de Moisés.

a. No descubráis vuestras cabezas, ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación: Este fue quizás el día más difícil de la vida de Aarón. Dos de sus hijos fueron muertos repentinamente bajo el juicio de Dios, y él no pudo llorarlos. El luto podría haber implicado —incluso de la forma más mínima— que Dios se equivocó al traer este juicio sobre Nadab y Abiú. Aarón o Moisés no podían comunicar esto; deshonraría a Dios.

i. «Debido a que los sacerdotes eran intermediarios entre Dios y su pueblo, se les exigía más que a todos los demás evitar el contacto con la muerte. Esto incluía tanto el contacto con los cadáveres como con todo el procedimiento de duelo». (Peter-Contesse)

b. Ni saldréis de la puerta del tabernáculo de reunión, porque moriréis: Aarón quizás también pensó: «Hice algo peor que esto con el incidente del becerro de oro; ¿por qué Dios los juzgó?» Pero Aaron hizo esto antes de su consagración como sacerdote. Después de su consagración, él y sus hijos tenían una mayor responsabilidad (por cuanto el aceite de la unción de Jehová está sobre vosotros).

3. (8-11) La prohibición de embriaguez.

Y Jehová habló a Aarón, diciendo: Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés.

a. Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis: Este mandamiento para los sacerdotes de Israel vino inmediatamente después del juicio de Nadab y Abiú. Esto nos hace creer que pueden haber estado borrachos cuando ofrecieron tontamente su fuego extraño delante de Jehová.

i. «De hecho, el sentido común muestra que ni un borracho ni un alcohólico debe ser tolerado para ministrar en las cosas sagradas». (Clarke)

ii. Hay quienes creen que Dios no prohibió el uso del alcohol entre los sacerdotes en todo momento, sino solo cuando estaban «de servicio», realizando su servicio sacerdotal. Según este principio, es un gran misterio por qué algunas iglesias modernas tienen el servir alcohol como parte de sus reuniones eclesiásticas.

iii. «Nada tiene más poder para desdibujar la agudeza de la perspectiva moral y religiosa que una pequeña cantidad de alcohol. Dios debe ser adorado con una mente clara y un corazón que late naturalmente. Los labios manchados de vino no serían aptos para pronunciar palabras sagradas. Las palabras dichas por tales no tendrían ningún poder». (Maclaren)

iv. Significativamente, estas fueron las palabras que Jehová habló a Aarón. «Este nuevo párrafo comienza con la común formulación expresiva para la revelación de Jehová en Levítico, esta vez el destinatario es Aarón en lugar de Moisés. Esta es de hecho la única vez en Levítico donde Jehová habla directamente a Aarón». (Rooker)

b. Para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio: Esta es la primera de las dos responsabilidades sacerdotales enumeradas en el versículo 11. El sacerdote tenía que discernir y explicar la diferencia entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio. Tenía que saberlo para sí, y explicarlo al pueblo.

i. Un sacerdote necesitaba todas sus facultades para pensar y discernir entre el bien y el mal. Dios no quería que los corazones y mentes de sus siervos se nublaran con el alcohol cuando venían a servirle. Como el alcohol es un depresor, le quita a uno la capacidad de entregarse completamente a Dios.

c. Para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho: La segunda responsabilidad sacerdotal en el versículo 11 era enseñar a los hijos de Israel la Palabra de Dios tal como la revelara Moisés, y otros, según se diera la revelación de Dios.

i. Esta responsabilidad de los sacerdotes es a menudo pasada por alto. Tendemos a verlos solo como los que ofrecían sacrificios. Eso hacían, por supuesto; pero también eran llamados a ser maestros activos de la Biblia.

El «sacerdote maestro» se ve en muchos pasajes del Antiguo Testamento.

· Deuteronomio 33:10: «Enseñarán tus juicios a Jacob, y tu ley a Israel».

· 2 Crónicas 17:7: «Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá».

· 2 Crónicas 15:3: «Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara, y sin ley».

· Nehemías 8:7:«Los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley».

· Miqueas 3:11: «Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero».

· Ezequiel 7:26: «Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y habrá rumor sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo».

· Malaquías 2:7: «Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos».

· Esdras 7:25: «Y tú, Esdras [sacerdote], conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás».

· Oseas 4:6: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos».

· Jeremías 18:18: «Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta».

ii. «Relacionada con esta última función está la participación de los sacerdotes en la copia de los manuscritos bíblicos, ya que la mayoría de los escribas también eran sacerdotes». (Rooker)

4. (12-15) Se definen las porciones del sacerdote.

Y Moisés dijo a Aarón, y a Eleazar y a Itamar sus hijos que habían quedado: Tomad la ofrenda que queda de las ofrendas encendidas a Jehová, y comedla sin levadura junto al altar, porque es cosa muy santa. La comeréis, pues, en Lugar Santo; porque esto es para ti y para tus hijos, de las ofrendas encendidas a Jehová, pues que así me ha sido mandado. Comeréis asimismo en lugar limpio, tú y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho mecido y la espaldilla elevada, porque por derecho son tuyos y de tus hijos, dados de los sacrificios de paz de los hijos de Israel. Con las ofrendas de las grosuras que se han de quemar, traerán la espaldilla que se ha de elevar y el pecho que será mecido como ofrenda mecida delante de Jehová; y será por derecho perpetuo tuyo y de tus hijos, como Jehová lo ha mandado.

a. Tomad la ofrenda que queda de las ofrendas encendidas a Jehová, y comedla sin levadura junto al altar: Lo que quedaba de la ofrenda de vianda pertenecía a los sacerdotes, pero no podían llevárselo a casa para comerlo. Tenían que comerlo junto al altar.

b. Comeréis asimismo en lugar limpio […] el pecho mecido y la espaldilla elevada: Estas porciones de un sacrificio pertenecían a un sacerdote y a su casa. Se podían comer en cualquier lugar limpio.

5. (16-20) Confusión respecto a lo que los sacerdotes debían comer.

Y Moisés preguntó por el macho cabrío de la expiación, y se halló que había sido quemado; y se enojó contra Eleazar e Itamar, los hijos que habían quedado de Aarón, diciendo: ¿Por qué no comisteis la expiación en Lugar Santo? Pues es muy santa, y la dio él a vosotros para llevar la iniquidad de la congregación, para que sean reconciliados delante de Jehová. Ved que la sangre no fue llevada dentro del santuario; y vosotros debíais comer la ofrenda en el Lugar Santo, como yo mandé. Y respondió Aarón a Moisés: He aquí hoy han ofrecido su expiación y su holocausto delante de Jehová; pero a mí me han sucedido estas cosas, y si hubiera yo comido hoy del sacrificio de expiación, ¿sería esto grato a Jehová? Y cuando Moisés oyó esto, se dio por satisfecho.

a. Moisés preguntó por el macho cabrío de la expiación, y se halló que había sido quemado: Moisés quería saber por qué Eleazar e Itamar no comían las porciones de sacrificio que se daban para que los sacerdotes comieran. Como Aarón respondió en su nombre en Levítico 10:19, parece que no lo comieron porque siguieron el ejemplo de su padre.

i. «Aparentemente, después de la muerte de Nadab y Abiú la comida del altar no se había consumido». (Rooker)

ii. A menudo encontramos fácil quemar la ofrenda del pecado, y difícil comerla. Quemar con fuerza contra el pecado a manera de juicio es fácil. Sentarse con un hermano o hermana como un pecador más y participar del sacrificio por el pecado con ellos significa que se reconoce que no se es mejor que ellos. Solo este tipo de corazón puede ministrar a la gente.

iii. ¡Jesús poseía este tipo de corazón, aunque no cometía pecado! Él se identificó con su pueblo con su humilde nacimiento, con su vida simple, su bautismo y su muerte. Moisés dijo que el sacrificio por el pecado fue dado para llevar la iniquidad de la congregación, para que sean reconciliados delante de Jehová; por eso se molestó cuando Aarón no lo comió. Pero Jesús sí «comió» del sacrificio por el pecado cuando tomó nuestro lugar como pecador y recibió el juicio que merecíamos.

b. Pero a mí me han sucedido estas cosas: Aarón no comió del sacrificio por el pecado porque lloró la pérdida de sus hijos. Aunque a Aarón no se le permitió realizar ninguno de los otros signos de luto, era apropiado que ayunara el día de la muerte de sus hijos —y así lo hizo, y Moisés quedó satisfecho con esta explicación (se dio por satisfecho).

i. «Se dio por satisfecho, literalmente: “y fue grato a sus ojos”. (Compare “grato a Jehová” en el verso 19, donde se usa el mismo verbo)». (Peter-Contesse)

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