Levítico 24: La ley puesta en práctica
A. Cuidado del tabernáculo
1. (1-4) Cuidado de las lámparas del tabernáculo.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. Fuera del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová; es estatuto perpetuo por vuestras generaciones. Sobre el candelero limpio pondrá siempre en orden las lámparas delante de Jehová.
a. Para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente: Las lámparas del tabernáculo —de pie sobre el candelero de oro macizo (Éxodo 25:31-40)— eran la única fuente de luz para el tabernáculo. Estas lámparas tenían que ser constantemente cuidadas, abastecidas con aceite de oliva puro y sus mechas recortadas. Este cuidado hacía que las lámparas ardieran continuamente.
i. Fuera del velo del testimonio: «El “testimonio” era un término técnico para los Diez Mandamientos colocados en el arca (Éxodo 25:16; 40:20; Deuteronomio 10:2; 1 Reyes 8:9; Hebreos 9:4)». (Rooker)
ii. Las dispondrá: «El verbo ha sido entendido de maneras ligeramente diferentes: La Versión Latinoamericana lo ha traducido como “mantendrá”; la Nueva Versión Internacional como “preparará las lámparas”; la Nueva Biblia de Jerusalén “preparará”; la versión moderna de H.B. Pratt como “aderezará”. Pero la idea básica es hacer todo lo necesario para asegurar que las lámparas se enciendan en el momento adecuado». (Peter-Contesse)
iii. El candelero de oro purose convirtió en una de las imágenes perdurables que representan a Israel y al pueblo judío. El candelero del templo en la época de Jesús fue capturado por los soldados romanos bajo el mando de Tito cuando Jerusalén fue destruida en el año 70 d.C. Una imagen de ese candelero fue esculpida en el arco de la ciudad de Roma hecho para celebrar esa victoria. La imagen del candelero también se encuentra en otras tallas y monedas antiguas.
b. Desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová: Era importante que la luz de las lámparas de aceite brillara continuamente. Dios no quería que su tabernáculo quedara en la oscuridad.
i. La luz continua del tabernáculo apuntaba al Mesías venidero. Jesús nunca dejó de ser «la luz del mundo» (Juan 8:12).
ii. También hay un sentido en el que la luz que brilla continuamente apunta al pueblo de Dios. En cierto sentido, nosotros también somos la luz del mundo (Mateo 5:14). «Como la vela en la mano del ama de casa, que barre su casa con diligencia; como la lámpara en la mano de la virgen que espera al novio; o como el faro en una costa rocosa». (Meyer)
2. (5-9) Cuidado del pan del tabernáculo.
Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo. Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo comerán en Lugar Santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a Jehová, por derecho perpetuo.
a. Tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas: Las doce tortas de pan estaban dispuestas de forma ordenada en la mesa de los panes de la proposición (Éxodo 25:23-30), que estaba frente al candelero de oro del tabernáculo (Éxodo 26:35). Estaban divididos por igual en dos hileras, lo que representaba las doce tribus de Israel en la presencia de Jehová, en su tabernáculo.
i. «Dos hileras: el término usado aquí es un término general para “arreglos” y puede entenderse como “hileras” (como en la mayoría de las versiones), o como “pilas”». (Peter-Contesse)
ii. A este pan se le llama «pan de la proposición» en Éxodo 25:30, lo que literalmente significa «pan del rostro». Este era el pan asociado a la presencia de Dios. Comer juntos el pan era una señal de amistad y comunión. Las doce tortas de pan hablaban de la relación y la comunión que el pueblo de Dios tenía con su Dios.
b. Lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová: Los dos aspectos de esto eran un símbolo de la relación que Dios deseaba tener con su pueblo. Dios quiere una relación apropiada y ordenada con su pueblo (en orden). Dios también quiere una relación continua e ininterrumpida con su pueblo (continuamente).
i. Esto fue posible gracias a la persona y la obra de Jesús el Mesías, que se proclamó a sí mismo como el pan de vida (Juan 6:35, 6:48).
ii. El pueblo de Dios hoy día debe tener algo de la naturaleza de estas doce tortas. «Las dos hileras de seis tortas prefiguran la unidad y la organización de la Iglesia; la flor de harina, su carácter santo y equitativo; el incienso puro, la fragancia del amor cristiano». (Meyer)
c. Lo comerán en Lugar Santo: El pan no era solo para ser exhibido en un ritual. Dios quería que el pueblo de Dios recibiera, disfrutara y se alimentara del pan, que simbolizaba su relación y comunión con Él.
i. Cabe notar que Dios quería que la comunión fuera fresca. El pan debía ser remplazado cada sábado. Él no quería una comunión rancia con su pueblo, sino una relación continuamente fresca.
B. El caso del blasfemo egipcio
1. (10-12) El crimen del blasfemo egipcio.
En aquel tiempo el hijo de una mujer israelita, el cual era hijo de un egipcio, salió entre los hijos de Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el campamento. Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan. Y lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová.
a. En aquel tiempo el hijo de una mujer israelita, el cual era hijo de un egipcio, salió entre los hijos de Israel: Este hombre, mitad egipcio y mitad hebreo, formaba parte de la multitud mixta (Éxodo 12:38) que salió de Egipto con Israel.
i. «Aquí también tenemos un fragmento de la historia […]. Puede ser que se haya insertado aquí debido a que ocurrió durante el período de la promulgación de las leyes». (Morgan)
ii. Adam Clarke escribió sobre las leyendas judías relativas a este hombre. «Los rabinos, es cierto, suplen a su manera esta deficiencia; dicen que era el hijo del egipcio que Moisés mató, y que al intentar levantar su tienda entre los de la tribu de Dan, a la que pertenecía por parte de su madre (verso 11), una persona de esa tribu se lo impidió por no tener derecho a un puesto entre los que eran verdaderos israelitas, tanto por parte de padre como de madre. Como consecuencia de esto dicen que blasfemó el nombre del Señor».
b. El hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre, y maldijo: El hombre cometió el crimen de blasfemia, que es atacar a alguien —especialmente a Dios— con palabras. Es algo parecido a la idea moderna de abuso verbal, pero especialmente dirigido contra Dios. El mandato contra la blasfemia a Dios fue dado en Éxodo 22:28.
i. «En el Cercano Oriente el nombre de una persona estaba íntimamente ligado a su carácter, de modo que en el caso de Dios, la blasfemia era en efecto un acto de repudio». (Harrison)
ii. Parece que era común que los egipcios maldijeran a sus muchos dioses. La raíz del pecado de este hombre fue que consideraba que el Dios de Israel era igual a los mezquinos dioses egipcios.
c. Y lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová: El pueblo de Israel fue sabio al dejar esto a la justicia y a la palabra de Jehová. No se trataba de una turba que trabajara fuera del proceso de la ley.
i. El asunto no estaba claro porque el hombre era un extranjero. Las leyes de Israel no se aplicaban necesariamente tanto a los extranjeros como a los israelitas. La pregunta era: «¿La ley contra la blasfemia se aplica de la misma manera contra un extranjero que reside entre nosotros?». La Ley de Moisés protegía al extranjero (Éxodo 23:9), pero necesitaban orientación para comprender hasta qué punto las leyes de Israel se aplicaban a los extranjeros que residían entre ellos.
2. (13-14) El castigo del blasfemo egipcio.
Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación.
a. Y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él: Esto se hizo de acuerdo con un principio que más tarde se estableció específicamente en Deuteronomio 17:6-7. Dos o tres de los testigos poníanpúblicamente las manos sobre el acusado, como testimonio seguro de su culpabilidad. Esto también significaba que el culpable conocía a sus acusadores y no podía ser condenado por acusadores secretos.
i. La acusación tenía que ser establecida como verdadera. Deuteronomio 19:16-19 dice que un falso testigo debía sufrir el mismo castigo que se le daría a aquel contra quien hiciera la acusación.
ii. «Alponer sus manos sobre la cabeza de él, estos daban testimonio público de que escucharon a esta persona decir tales palabras, y deseaban y demandaban en su propio nombre y en el de todo el pueblo que se hiciera justicia con él». (Poole)
b. Y apedréelo toda la congregación: Dios ordenaba la ejecución por lapidación por varias razones. Primero, las piedras eran abundantes. Más importante aún, era para que la comunidad pudiera participar en la ejecución. Esto era tanto una fuerte advertencia como una forma de decir: «Este hombre no solo ha pecado contra Dios, también ha pecado contra la comunidad».
i. Por lo tanto, la ley aplicaba al extranjero. «Era un principio de justicia y de misericordia. Su primer énfasis está en el hecho de que los que entran en el Reino de Dios, y disfrutan de sus privilegios, deben ser gobernados por sus leyes […]. Entrar en ese Reino es renunciar a todos los demás señoríos y aceptar sus leyes». (Morgan)
3. (15-16) El principio que Israel debía aprender de la muerte del blasfemo.
Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad. Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera.
a. Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad: Esta era una manera de decir: «La persona que maldiga públicamente a Dios es responsable del juicio contra él».
b. Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto: Como demostró el ejemplo del blasfemo egipcio, este era un juicio severo para lo que se consideraba un delito grave.
i. Adam Clarke dice sobre la blasfemia en Mateo 9:3: «Cuando se usa en referencia a Dios, simplemente significa, “hablar impíamente” de su naturaleza, o atributos, u obras. “Hablar injustamente” es su traducción correcta cuando se refiere al hombre».
ii. «Si Dios demandó que un extranjero fuera ejecutado por esta ofensa, ciertamente no toleraría su violación entre los israelitas, que eran su pueblo y, por lo tanto, se identificaban con su nombre». (Rooker)
iii. Para cuidarse de no blasfemar el nombre de Jehová, algunos judíos crearon tradiciones que ponían gran cuidado en evitar decir o escribir el nombre de Dios. Se pensaba que si uno nunca decía (o escribía) el nombre de Dios, entonces nunca podría blasfemar el nombre de Dios.
iv. Según algunos relatos, solo el sumo sacerdote judío podía pronunciar el santo nombre de Dios (Yahveh). Se le permitía decirlo solo una vez al año: en el Día de la Expiación. Algunos dicen que la pronunciación correcta del nombre se pasaba del sumo sacerdote a su sucesor, con el último aliento del primero. De ahí la confusión durante muchos años sobre la pronunciación exacta de las cuatro letras que declaran el nombre del Dios del pacto de Israel (YHWH), que se han pronunciado de forma diferente a lo largo de los años. Durante algún tiempo, las letras YHWH fueron pronunciadas erróneamente como «Jehová» en lugar de «Yahvé» (Yahveh). Adam Clarke escribió en su día (1830): «Los judíos nunca pronuncian este nombre, y hace tanto tiempo que está en desuso entre ellos que la verdadera pronunciación ahora se ha perdido por completo».
v. Muchos judíos religiosos devotos tampoco escribían el nombre de Dios, porque si ese papel fuera destruido, esto podría considerarse una blasfemia o tomar el nombre del Señor en vano. Por lo tanto, escribían Adonai («Señor») en lugar de Yahveh. En lugar de «Dios», escribían «D-s». Se referían a Dios con nombres como «el Nombre» en lugar de decir «Dios».
4. (17-18) El castigo por asesinato y la matanza ilegal de animales.
Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la muerte. El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal.
a. El hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la muerte: En el contexto de dar la condena para el blasfemo egipcio, Dios declaró un principio fundamental de su justicia: los crímenes deben ser castigados, pero en proporción apropiada al crimen.
b. El que hiere a algún animal ha de restituirlo: Cuando se mataba a un animal de forma ilícita (fuera del sacrificio, o de la matanza apropiada para la comida), se requería una restitución. Esto demostraba el valor y la dignidad de la vida animal. Sin embargo, la persona que matara un animal de forma ilícita no era un asesino y no tenía que morir por su error, solo restituirlo con dinero o con otro animal. Esto mostraba la diferencia entre la vida humana y la vida animal.
5. (19-22) La medida correcta de justicia.
El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal. Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. El que hiere algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que muera. Un mismo estatuto tendréis para el extranjero, como para el natural; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
a. Según hizo, así le sea hecho: Este es el principio fundamental del castigo según la medida. Este principio era el mismo estatuto para el extranjero, como para el natural. Dios no dio al israelí una ventaja injusta sobre el extranjero en términos de la ley.
b. Rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente: Muchos han tomado el ojo por ojo, diente por dientepor un mandato; en cambio, Dios tenía la intención de que fuera un límite, de manera que ningún hombre o juez estableciera juicio simplemente según le apeteciera.
i. Esta ley no significaba que el ojo de un agresor fuera a ser literalmente arrancado de su cabeza si tomaba el ojo de otro hombre. La Ley de Moisés tenía un sistema de restitución financiera en tales casos. «Por ejemplo, si un esclavo pierde un ojo, no se le debe arrancar el ojo al responsable, sino que se debe dar al esclavo su libertad como compensación por el ojo (Éxodo 21:26)». (Rooker)
ii. La naturaleza humana es a menudo demasiado indulgente o demasiado severa. Aquí, Dios requería que el crimen fuera castigado, pero estableció un límite apropiado para el castigo.
iii. Jesús condenó con razón el tomar este mandamiento con respecto a la ley y al orden en la comunidad y aplicarlo a las relaciones personales, donde el amor, el perdón y el ir más allá, y no una retribución exacta, deben ser la regla (Mateo 5:38-42).
6. (23) La ejecución del blasfemo egipcio.
Y habló Moisés a los hijos de Israel, y ellos sacaron del campamento al blasfemo y lo apedrearon. Y los hijos de Israel hicieron según Jehová había mandado a Moisés.
a. Y habló Moisés a los hijos de Israel: No se nos dice cómo se sintió Moisés al respecto. Su trabajo era ser el mensajero de los mandatos de Dios, aparte de sus propios sentimientos y opiniones personales.
b. Ellos sacaron del campamento al blasfemo y lo apedrearon: Este verso es importante, pues nos demuestra que la ley de Dios no fue dada a Israel como un hecho interesante ni como meras directrices; Dios esperaba que la obedecieran. Aquí ellos obedecieron, incluso, cuando era difícil.
i. «Los propios judíos nos dicen que su forma de apedrear era esta: llevaban al condenado fuera del campamento, porque su crimen lo había vuelto impuro, y todo lo que era impuro debía ser puesto fuera del campamento. Cuando se acercaban a menos de cuatro codos del lugar de la ejecución, desnudaban al criminal, si era un hombre, y le dejaban nada más que un paño alrededor de la cintura. El lugar donde iba a ser ejecutado era elevado, y los testigos subían con él a este, y ponían las manos sobre él, para los propósitos mencionados en el verso 14. Entonces uno de los testigos le golpeaba con una piedra en los lomos; si no lo mataban con ese golpe, entonces los testigos cogían una gran piedra, tanto como dos hombres pudieran levantar, y la arrojaban sobre su pecho. Este era el golpe de gracia y que terminaba la tragedia». (Clarke)
©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com