Levítico 27: Cosas consagradas a Dios
A. Personas consagradas al Señor
1. (1-2) Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová, según la estimación de las personas que se hayan de redimir, lo estimarás así […]
a. Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová: Este capítulo aborda lo que se consagra a Dios mediante un voto. Eso significa que no se demandaba por un mandamiento de la ley, sino que el voto era una ofrenda libremente prometida y entregada a Dios. En este caso, se trata de personas que fueron prometidas a Jehovámediante un voto.
i. «Un voto es una promesa hecha a Dios de manera voluntaria y no en obediencia a ningún mandamiento divino». (Morgan)
ii. Por ejemplo, un hombre de la tribu de Judá, en un momento de angustia, por gratitud, o por un llamado, podría querer consagrar su hijo al Señor. No podía dar a su hijo para el servicio en el tabernáculo, porque no era una familia sacerdotal. Así que, para consagrar a su hijo, seguiría los procedimientos de los siguientes versos.
iii. «Según Jueces 11:29-40 y 1 Samuel 1:11, era posible que una persona dedicara a otra persona a Dios, […] se esperaba que la persona dedicada sirviera en el santuario. Pero este pasaje muestra que dicha persona podía ser liberada mediante el pago de cierta cantidad de dinero». (Peter-Contesse)
b. Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová: La grandeza de estos mandamientos es que le daban al que hacía un voto de consagración algo concreto que hacer. El voto de consagración era, por lo tanto, mucho más que meras palabras, tenía una acción concreta asociada a él y evitaba que las personas hicieran votos vacíos a Dios.
i. «No era pecado abstenerse de hacer un voto (Deuteronomio 23:22), pero una vez que se hacía un voto, había que cumplirlo (Deuteronomio 23:21-23; Números 30:2; Eclesiastés 5:4-6). Sin embargo, se podían hacer sustituciones, y era esta posibilidad de hacer una sustitución la que distinguía al voto de la ofrenda sacrificial hecha en el altar». (Rooker)
2. (3-7) Asignación del valor de las personas consagradas mediante voto.
En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. Y si fuere mujer, la estimarás en treinta siclos. Y si fuere de cinco años hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez siclos. Y si fuere de un mes hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la mujer en tres siclos de plata. Mas si fuere de sesenta años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos.
a. En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás: Se asignaba un valor a las personas según su edad y su utilidad general para la sociedad; especialmente en una sociedad agrícola, un hombre de entre 20 y 50 años era más “valioso” que un niño de un mes a cinco años.
EDAD MASCULINO FEMENINO
0–4 5 siclos 3 siclos
5–19 20 siclos 10 siclos
20–59 50 siclos 30 siclos
Más de 60 15 siclos 10 siclos
b. Cincuenta siclos de plata[…]treinta siclos […] veinte siclos: La valoración se hacía principalmente en términos de una estimación del valor del trabajo físico de la persona. El hombre normal de 25 años podía trabajar más en el tabernáculo que un niño de cinco años.
i. «Los precios (valores) de los individuos deben entenderse como la representación, ya sea del salario de un trabajador (que era un siclo al mes en el período bíblico), o del valor relativo de los servicios de la persona en el tabernáculo. Si los servicios incluían un trabajo manual pesado en lo relacionado con los animales de sacrificio o en el transporte del tabernáculo, resulta fácil entender por qué a los hombres jóvenes se les daría un valor más alto». (Rooker)
3. (8) Concesiones para los pobres en la consagración mediante voto.
Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimación, entonces será llevado ante el sacerdote, quien fijará el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará precio el sacerdote.
a. Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimación: Lo importante es que a nadie se le prohibía cumplir un voto de consagración porque no tuviera suficiente dinero; si era pobre, los sacerdotes serían flexibles con la estimación.
i. Todos pueden darle su vida al Señor; nadie es demasiado pequeño, demasiado insignificante o demasiado inútil. Dios quiere usarnos a todos y cada uno de nosotros.
b. Conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará precio el sacerdote: Cuando Dios aceptaba la sustitución del dinero por el voto hecho, el sacerdote debía tener en cuenta la posibilidad financiera del que hacía el voto. Dios no solo quería que los ricos le consagraran cosas; quería que esta devoción y consagración especiales estuvieran al alcance de todos.
i. «Lector, ¿alguna vez se ha dedicado a usted mismo, o alguna parte de su propiedad, al servicio de su Creador? Si es así, ¿ha pagado sus votos? ¿O ha alterado su propósito o cambiado su ofrenda?». (Clarke)
B. El rescate de bienes consagrados a Dios mediante voto
1. (9-13) El rescate de animales.
Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diere a Jehová será santo. No será cambiado ni trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se permutare un animal por otro, él y el dado en cambio de él serán sagrados. Si fuere algún animal inmundo, de que no se ofrece ofrenda a Jehová, entonces el animal será puesto delante del sacerdote, y el sacerdote lo valorará, sea bueno o sea malo; conforme a la estimación del sacerdote, así será. Y si lo quisiere rescatar, añadirá sobre tu valuación la quinta parte.
a. Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehová: Si un animal era limpio (apto para el sacrificio), y las personas querían rescatarlo del voto de consagración a Jehová (quizás porque el animal era especialmente útil), podía cambiarse por otro animal, siempre que ese animal también fuera limpio y adecuado para el sacrificio.
b. Si fuere algún animal inmundo: Si un animal era inmundo (no apto para el sacrificio), podía ser consagrado a Jehová mediante voto y luego se podía rescatar; pero el sacerdote establecía un valor al animal, y la persona agregaba un quinto a ese valor (20%) y le daba el total al tesoro del tabernáculo.
i. Una vez más, si la persona solo quería consagrar a Jehová su animal inmundo (un burro, por ejemplo), podía dárselo a un sacerdote, quien lo usaría o lo vendería, y entregaría el dinero al tesoro del tabernáculo; pero si deseaba conservar el animal, mientras estaba todavía consagrado a Jehová mediante voto, tenía que pagar el precio del animal más un 20%. Podía consagrar su burro y usarlo también, pero le costaría el valor del burro más un 20%.
2. (14-15) El rescate de casas.
Cuando alguno dedicare su casa consagrándola a Jehová, la valorará el sacerdote, sea buena o sea mala; según la valorare el sacerdote, así quedará. Mas si el que dedicó su casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de ella, y será suya.
a. Cuando alguno dedicare su casa consagrándola a Jehová: Con una casa, como en el caso de un animal inmundo, si un hombre quería consagrar la casa a Jehová mediante voto, mientras todavía la usaba, el sacerdote establecía un valor a la casa.
b. Añadirá a tu valuación la quinta parte del valor: Después de que se calculaba el valor de la casa, se agregaba un 20% adicional. Ese total se entregaba al tesoro del tabernáculo y el voto se consideraba cumplido.
3. (16-21) El rescate de tierras que pertenecían a la familia por reparto.
Si alguno dedicare de la tierra de su posesión a Jehová, tu estimación será conforme a su siembra; un homer de siembra de cebada se valorará en cincuenta siclos de plata. Y si dedicare su tierra desde el año del jubileo, conforme a tu estimación quedará. Mas si después del jubileo dedicare su tierra, entonces el sacerdote hará la cuenta del dinero conforme a los años que quedaren hasta el año del jubileo, y se rebajará de tu estimación. Y si el que dedicó la tierra quisiere redimirla, añadirá a tu estimación la quinta parte del precio de ella, y se le quedará para él. Mas si él no rescatare la tierra, y la tierra se vendiere a otro, no la rescatará más; sino que cuando saliere en el jubileo, la tierra será santa para Jehová, como tierra consagrada; la posesión de ella será del sacerdote.
a. Si alguno dedicare de la tierra de su posesión a Jehová: Esto se relaciona con la tierra que pertenecía a la familia o al clan del comprador de acuerdo con el reparto de tierras que luego ocurriría en Josué 13-21.
b. Y si dedicare su tierra: En cuanto a la tierra, su valor se basaba en su producción potencial, así como en la cantidad de años que faltaban hasta el año del jubileo.
4. (22-25) El rescate de tierras que no pertenecían a la familia por reparto.
Y si dedicare alguno a Jehová la tierra que él compró, que no era de la tierra de su herencia, entonces el sacerdote calculará con él la suma de tu estimación hasta el año del jubileo, y aquel día dará tu precio señalado, cosa consagrada a Jehová. En el año del jubileo, volverá la tierra a aquél de quien él la compró, cuya es la herencia de la tierra. Y todo lo que valorares será conforme al siclo del santuario; el siclo tiene veinte geras.
a. Y si dedicare alguno a Jehová la tierra que él compró, que no era de la tierra de su herencia: Esto se relaciona con la tierra que no pertenecía a la familia o al clan del comprador de acuerdo con el reparto de tierras que luego ocurriría en Josué 13-21. De cierta forma, la tierra no se había comprado realmente, solo se había arrendado hasta el próximo año del jubileo.
b. El sacerdote calculará con él la suma de tu estimación: El sacerdote hacía una estimación del valor de la tierra, y tenía en cuenta el número de años hasta el próximo jubileo. Esta cantidad se daba como cosa consagrada a Jehová, y Dios consideraba la tierra como verdaderamente dedicada a Él.
i. «Geras: una unidad de peso que, según este versículo, era la vigésima parte de un siclo. Compárese también con Éxodo 30:13 […]. La “gera” era la unidad de medida más pequeña en el sistema utilizado en aquellos tiempos. Era equivalente a aproximadamente medio gramo». (Peter-Contesse)
5. (26-27) El rescate del voto de consagración del primogénito.
Pero el primogénito de los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará; sea buey u oveja, de Jehová es. Mas si fuere de los animales inmundos, lo rescatarán conforme a tu estimación, y añadirán sobre ella la quinta parte de su precio; y si no lo rescataren, se venderá conforme a tu estimación.
a. Pero el primogénito de los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará: Dado que el primogénito ya pertenecía a Dios (Éxodo 13: 2), no se permitía consagrarlo a Jehová mediante voto. Si el animal primogénito era un animal limpio, tenía que ser sacrificado.
b. Lo rescatarán conforme a tu estimación: Sin embargo, un animal primogénito inmundo se podía vender o rescatar (volverlo a comprar) del Señor.
6. (28-29) No se puede rescatar ninguna cosa ni ninguna persona consagradaa Jehová.
Pero no se venderá ni se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová; de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión, todo lo consagradoserá cosa santísima para Jehová. Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta.
a. Todo lo consagradoserá cosa santísima para Jehová: Consagrar algo a Jehová cuando se le dedicaba iba más allá de dedicar algo mediante un voto; a menudo tenía el significado de destruir el artículo (o ejecutar a la persona) para que nadie más pudiera usarlo, y todo su valor se entregaba a Dios. Por lo tanto, si algo ya se había declarado una cosa consagrada, no se podía dar mediante voto. Ya pertenecía a Dios y era cosa santísima para Jehová.
i. Josué 6:17, así como otros pasajes, traduce la palabra consagradacomo «anatema», porque lo consagrado a Dios se destruía, y no se utilizaba para ningún otro propósito.
b. Ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová; de todo lo que tuviere: Por estas razones, un artículo consagrado a Dios no se podía rescatar por un precio. Ya pertenecía a Jehová y tenía que ser entregado a Él.
i. «Ninguna cosa consagrada,es decir, nada que esté absolutamente consagrado a Dios, con una maldición sobre sí mismo o sobre otros si no se deshacen de ello de acuerdo con su voto; como implica la palabra hebrea» (Poole).
c. Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta: En este sentido, una persona no podía escapar de la ejecución al “ser rescatada” si ya se había consagrado al Señor. Tenía que enfrentar su destino o su castigo.
i. Un ejemplo de esto se encuentra en 1 Samuel 15, donde se le ordenó al rey Saúl que trajera el juicio de Dios contra los amalecitas. Estos estaban consagrados y habían de ser muertos. Saúl no lo cumplió y desagradó mucho al Señor.
ii. «La ley mencionada en estos dos versículos ha sido apelada por los enemigos de la revelación divina como prueba de que, bajo la dispensación mosaica, se ofrecían sacrificios humanos a Dios; pero esto nunca se puede afirmar. Si hubiera existido una ley así, ciertamente se habría revelado de manera más explícita, y no se habría dejado solo en unas pocas palabras, donde el significado es muy difícil de determinar; y las palabras son traducidas de manera diferente por la mayoría de los intérpretes». (Clarke)
7. (30-33) El pago de diezmos.
Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados.
a. Y el diezmo de la tierra: En este contexto, el diezmo simplemente significa «la décima parte» o «el diez por ciento». Israel daba el diez por ciento de sus rebaños, de sus granos y de sus frutos a Dios. Este diezmo, el diez por ciento, era sagrado y separado para Dios (será cosa santísima para Jehová).
i. «La palabra “diezmo” (ma aser) está relacionada con el número “diez” (eser) y, por lo tanto, se refiere a la décima parte. El concepto de diezmo no era nuevo para los israelitas, ya que observamos esta práctica antes de la entrega de la Ley (Génesis 14:20; 28: 20-22). Así, lo que encontramos en Levítico 27 es una sistematización de una práctica anterior». (Rooker)
ii. El antiguo Israel practicaba al menos dos diezmos. Aquí en Levítico 27:30-33 está el diezmo general, que también parece describirse en Deuteronomio 14:22-27. Deuteronomio 14:28-29 describe un segundo diezmo que se pagaba cada tres años y se entregaba al levita y al pobre. Algunos creen que Levítico 27:30-33 y Deuteronomio 14:22-27 describen dos diezmos requeridos diferentes, pero no hay una razón convincente para pensar que son diferentes.
iii. Si bien el Nuevo Testamento no ordena ni enfatiza el diezmo, sí afirma que dar es un deber para el pueblo de Dios y no habla negativamente sobre el diezmo. Jesús aprobó el diezmo cuidadoso de los líderes religiosos de su época (Lucas 11:42) mientras los reprendía por lo que no hacían. Melquisedec fue alabado cuando le dio a Abraham el diezmo (Hebreos 7: 4-10). El Nuevo Testamento ofrece muchos principios para que los creyentes den bajo el Nuevo Pacto.
· Dar es un mandamiento y no una opción (1 Corintios 16: 1-2).
· Se debe dar con regularidad, planificación y de manera proporcional. Nunca se debe manipular (1 Corintios 16: 2).
· La verdadera dádiva comienza cuando primero nos entregamos al Señor, pues solo así daremos nuestros recursos financieros como debemos (2 Corintios 8: 5).
· Dar no puede ser una orden de ningún creyente individual en ningún momento particular, ni siquiera de un apóstol (2 Corintios 8: 8).
· Dar es una prueba válida de la sinceridad de nuestro amor por Dios y los demás (2 Corintios 8:8).
· Dar debe verse como invertir dinero, no como gastar dinero (2 Corintios 9:6).
· No se debe dar con tristeza ni por necesidad (2 Corintios 9:7).
· Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7).
· Dar siempre debe incluir dar a los ministerios que nos alimentan espiritualmente de manera directa (1 Corintios 9:7-13).
iv. Debido a que el énfasis del Nuevo Testamento está en «dar» más que en «diezmar», no hay una respuesta a la pregunta: «¿Cuánto se supone que debo dar?». Muchas personas vuelven a la ley del diezmo del Antiguo Testamento. Como se debe dar de manera proporcional (1 Corintios 16: 2), deberíamos dar cierto porcentaje, y el diez por ciento es un buen punto de referencia, un punto de partida. Deberíamos tener la actitud de algunos de los primeros cristianos, que esencialmente decían: «No estamos bajo el diezmo, ¡podemos dar más!». Las dádivas y el manejo financiero son asuntos espirituales, no solo asuntos financieros (Lucas 16:11).
b. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello: Los diezmos también podían ser rescatados o «recomprados» del Señor. Por ejemplo, en lugar de diezmar la buena semilla de su campo, un agricultor podía pagar el valor de la semilla más el 20%.
i. Todo lo que pasa bajo la vara: «Según los comentaristas judíos, esta expresión es una alusión a la forma en que los animales se seleccionaban para el diezmo. Los animales se contaban mientras pasaba una sola fila bajo la vara del pastor. El décimo animal se marcaba con un palo de color rojo, para mostrar que había sido elegido para el diezmo». (Peter-Contesse)
8. (34) Conclusión: Estos son los mandamientos.
Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.
a. Estos son los mandamientos: No eran meras tradiciones y costumbres, aunque los hombres comenzaron a unir tradiciones y costumbres a estos mandamientos; estos eran, y son, los mandamientos (no las sugerencias) de Jehová.
b. Que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí: Como hemos visto anteriormente en Levítico, la frase «delante de Jehová»aparece casi 60 veces, más que en cualquier otro libro de la Biblia. Lo que sucede en Levítico ocurre delante de Jehová, y cada aspecto de obediencia que nos demanda, ilustra, ya sea en un mandamiento específico o en una imagen preciosa, cómo caminar delante de Jehová.
i. «LECTOR, ya ha finalizado todo este libro tan interesante; un libro cuyo tema es muy poco considerado por los cristianos en general. Aquí puede descubrir los requisitos rígidos de la justicia divina, la maldad del pecado, la amplitud excesiva del mandamiento y el fin de toda perfección humana. […]. Mediante esta ley, entonces está el conocimiento, pero no la cura del pecado […]. Entonces vemos que Cristo fue el CUMPLIMIENTO de la ley para justicia (para justificación) a todos los creyentes». (Clarke)
©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com