Levítico 8: La consagración de los sacerdotes
A. Preludio a la consagración de Aarón y sus hijos
1. (1-3) El mandamiento dado.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma a Aarón y a sus hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la unción, el becerro de la expiación, los dos carneros, y el canastillo de los panes sin levadura; y reúne toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión.
a. Toma a Aarón y a sus hijos con él: Éxodo 29 registra el mandamiento que Dios dio a Moisés de llevar a cabo esta ceremonia de consagración con Aarón y sus hijos. Ahora que el tabernáculo estaba construido era el momento de realizar la ceremonia.
i. Éxodo 29:1 establece el propósito de la ceremonia: «Esto es lo que les harás para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes». Es decir, esta ceremonia era para apartar a los sacerdotes para el propósito y la voluntad de Dios.
ii. Ya que en Jesús somos «sacerdocio santo […] real sacerdocio» (1 Pedro 2:5, 9), hay mucho que aprender por analogía en esta ceremonia de consagración. Dios quiere que seamos apartados para su propósito y voluntad, y usa estos principios para lograr ese objetivo.
b. Reúne toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión: Dios dio una lista específica de artículos necesarios para la ceremonia de consagración, y mandó que toda la congregaciónreunida presenciara esta ceremonia. No se realizaría en secreto.
2. (4-5) Moisés hace lo que Jehová le manda.
Hizo, pues, Moisés como Jehová le mandó, y se reunió la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión. Y dijo Moisés a la congregación: Esto es lo que Jehová ha mandado hacer.
a. Se reunió la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión: No sabemos si se trataba de una gran multitud, o de ciertos representantes de las tribus, o de ambos. Esta era una ceremonia pública.
i. «Los ministros deben ser ordenados en la asamblea pública, (Hechos 14:22) para que el pueblo pueda mostrar su aprobación, profesar su propósito de obediencia, y orar para que el Espíritu de Dios sea derramado sobre ellos». (Trapp)
b. Esto es lo que Jehová ha mandado hacer: Todo el asunto de la consagración era el plan de Dios, no el plan de Moisés. En cierto modo este era un plan extraño y desordenado, pero era el plan de Dios para el proceso de consagración.
B. Aspectos preliminares de la ceremonia de consagración sacerdotal
1. (6) El lavado de los sacerdotes.
Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua.
a. Aarón y sus hijos: Esta no era una ceremonia para cualquiera en Israel. Había ceremonias de consagración especiales disponibles para cualquiera, como el voto nazareo en Números 6. Pero esta ceremonia era para los sacerdotes, para Aarón y sus hijos.
i. Entonces Moisés hizo acercarse: «En los sagrados ritos de consagración se nota que Moisés actuó. Es algo fascinante verle ejerciendo así todas las funciones del oficio sacerdotal, aunque no haya sido designado permanentemente para ello. La explicación es que actuaba como si estuviera en el lugar mismo de Dios. Dios, a través de su siervo, ungió al tabernáculo y a los sacerdotes». (Morgan)
b. Y los lavó con agua: El proceso de consagración comenzaba con la limpieza. Todos los ministerios sacerdotales comenzaban con la limpieza, una limpieza que se recibía: «los lavarás». Aarón y sus hijos no se lavaron, sino que los lavaron.
i. Esto era humillante, porque tenía lugar públicamente en la puerta del tabernáculo de reunión. No podemos ser limpiados de nuestro pecado sin ser humillados primero.
ii. Rooker creía que este lavado era por inmersión total, y Harrison también consideró este punto: «Algunos intérpretes judíos han mantenido que el lavado de Aarón y sus hijos era por inmersión, como se requería del sumo sacerdote en el día de la expiación (Levítico 16:4)».
iii. Esta gran limpieza era una cosa de una sola vez. Desde entonces, solo necesitaban limpiarse las manos y los pies.
iv. Como estos antiguos sacerdotes, cada cristiano es lavado por la obra de la palabra de Dios (Efesios 5:26), por la obra regeneradora del Espíritu Santo (Tito 3:5). Este trabajo de limpieza fue realizado por la muerte de Jesús por nosotros (Apocalipsis 1:5) y es asumido por fe.
2. (7-9) El acto de vestir al sumo sacerdote con las ropas sacerdotales.
Y puso sobre él la túnica, y le ciñó con el cinto; le vistió después el manto, y puso sobre él el efod, y lo ciñó con el cinto del efod, y lo ajustó con él. Luego le puso encima el pectoral, y puso dentro del mismo los Urim y Tumim. Después puso la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra, en frente, puso la lámina de oro, la diadema santa, como Jehová había mandado a Moisés.
a. Y puso sobre él la túnica: Después de ser limpiado, el sacerdote tenía que ser vestido, pero no con sus propias ropas. Tenía que ponerse las ropas dadas por Dios.
i. Como estos antiguos sacerdotes, cada creyente está vestido de Jesucristo y de su justicia (Apocalipsis 3:5). Estas son ropas que son dadas libremente por Jesús pero «recibidas» y «usadas» por fe.
ii. «Observen que estas vestimentas fueron provistas para ellos. No tenían que incurrir en ningún gasto para comprarlas, ni trabajo para tejerlas, ni habilidad para hacerlas; simplemente tenían que ponérselas. Y tú, querido hijo de Dios, debes ponerte las vestimentas que Jesucristo te ha provisto, a su propio costo, y que te confiere libremente por su amor ilimitado». (Spurgeon)
b. Le ciñó con el cinto […] el efod […] el pectoral […] la mitra: Cada una de estas prendas de vestir específicas fueron hechas para el sumo sacerdote, prendas para mostrar la honra y hermosura del sacerdocio (Éxodo 28:2):
· La túnica se tejía con hilo de lino fino (Éxodo 28:39).
· El cintoera una banda ancha tejida atada alrededor del torso (Éxodo 28:39).
· El manto era un manto azul sin costuras, con campanas y pequeñas granadas decorativas alrededor de su dobladillo inferior (Éxodo 28:31-35).
· El efod era esencialmente una prenda ornamentada en forma de delantal, hecha de hilos de oro, azul, púrpura y carmesí (Éxodo 28:5-8).
· El pectoral también estaba hecho con hilos de oro, azul, púrpura y carmesí. Estaba unido al efod con cadenas de oro. En el pectoral había cuatro filas de tres piedras preciosas, cada una de las cuales tenía inscrito uno de los nombres de las doce tribus. Al llevar el pectoral, el sumo sacerdote «llevaba los nombres de los hijos de Israel […] sobre su corazón» (Éxodo 28:15-30).
· Los Urim y Tumimparecen ser un par de piedras, una clara y otra oscura, y cada piedra indicaba un «sí» o un «no» de Dios. El sumo sacerdote le hacía una pregunta a Dios, metía la mano en el pectoral y sacaba un «sí» o un «no» (Éxodo 28:30).
· Lamitra era un simple tocado de lino. Más importante que la mitra era la lámina de orocon la inscripción «Santidad a Jehová» (Éxodo 28:36-38).
3. (10-13) La unción de los sacerdotes.
Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos. Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo. Después Moisés hizo acercarse los hijos de Aarón, y les vistió las túnicas, les ciñó con cintos, y les ajustó las tiaras, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Tomó Moisés el aceite de la unción: El aceite era rociado sobre las cosas no vivas, para mostrar que estaban especialmente apartadas para el servicio de Jehová.
i. Sobre el altar siete veces: «Siete veces, para significar el singular uso y la santidad del altar, la cual no solo debía tenerla en sí mismo, sino también transferírsela a todos los sacrificios que se ponían sobre él». (Poole)
b. Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo: Los sacerdotes de Israel también tenían que ser ungidos. El aceite (una imagen del Espíritu Santo) era derramado sobre sus cabezas, lo que indicaba que era dado en gran medida, no en pequeña medida (Salmos 133:2). Las cosas se rociaban, pero sobre la gente el aceite se derramaba.
i. Para santificarlo: Esto significa que el aceite de la unción apartó a Aarón. Si algo es «santificado», es apartado para el servicio de Dios. Una vez rociado con aceite, entonces el tabernáculo ya no era solo una tienda; el altar ya no era solo un fogón; y Aarón ya no era solo un hombre. Era un sacerdote del Dios viviente, y era el sumo sacerdote.
ii. «No hay ninguna declaración en el Antiguo Testamento de por qué el aceite tipificaba al Espíritu Santo. El aceite era ampliamente usado en las lámparas. Cuando la lámpara ardía, el aceite parecía desvanecerse en el aire. Tal conexión entre el aceite y el aire posiblemente hizo que esta tipología fuera natural en la cultura hebrea». (Kaiser)
iii. Como estos antiguos sacerdotes, cada creyente tiene una unción (1 Juan 2:20) que puede recibir y en la cual puede andar por fe.
4. (14-17) El sacrificio de la ofrenda por el pecado.
Luego hizo traer el becerro de la expiación, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro de la expiación, y lo degolló; y Moisés tomó la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos del altar alrededor, y purificó el altar; y echó la demás sangre al pie del altar, y lo santificó para reconciliar sobre él. Después tomó toda la grosura que estaba sobre los intestinos, y la grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura de ellos, y lo hizo arder Moisés sobre el altar. Mas el becerro, su piel, su carne y su estiércol, lo quemó al fuego fuera del campamento, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro: El lavado a la puerta del tabernáculo era solo un aspecto de la limpieza simbólica del pecado. También tenía que haber un castigo para los culpables, y esto ocurría con el sacrificio por el pecado. Cuando Aarón y sus hijos ponían sus manos sobre la cabeza del becerro, transferían simbólicamente su pecado al becerro.
i. «La palabra hebrea significa más que colocar ligeramente la mano, presionar fuertemente sobre la cabeza del becerro. Venían cada uno y se apoyaban en la víctima, transfiriéndole su carga, lo que significaba la aceptación de su sustitución, su alegría de que el Señor aceptara a esa víctima en su lugar. Cuando ponían sus manos sobre el becerro, hacían una confesión de pecado». (Spurgeon)
ii. Como estos antiguos sacerdotes, cada creyente solo puede ser consagrado a Dios a través de un sacrificio. Nuestra consagración debería ser mayor, porque fue hecha a través de un sacrificio mucho mayor: el sacrificio del propio Hijo de Dios.
b. Y Moisés tomó la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos del altar alrededor, y purificó el altar: El altar era santificado con la sangre del sacrificio por el pecado, y lo mejor del animal era quemado ante Jehová, el resto era destruido fuera del campamento. El sacrificio por el pecado decía: «Hemos fallado en dar lo mejor de nosotros a Dios. Este animal ahora da lo mejor para expiar nuestro fracaso, y decidimos vivir ahora dando lo mejor, como este animal que muere en nuestro lugar».
i. La idea detrás de la antigua palabra hebrea para altar es, esencialmente, «lugar de matanza». El altar antiguo, un lugar de muerte, fue hecho santo y consagrado a Dios. Como ese antiguo altar, el altar de la Nueva Alianza —la cruz— se transforma de un lugar de muerte en un lugar apartado para dar vida.
5. (18-21) El sacrificio del holocausto.
Después hizo que trajeran el carnero del holocausto, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero; y lo degolló; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor, y cortó el carnero en trozos; y Moisés hizo arder la cabeza, y los trozos, y la grosura. Lavó luego con agua los intestinos y las piernas, y quemó Moisés todo el carnero sobre el altar; holocausto de olor grato, ofrenda encendida para Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero: Como el sacrificio por el pecado que lo precede, el holocausto también recibía simbólicamente los pecados de los sacerdotes y ellos imponían sus manos sobre la cabeza del animal y confesaban su pecado.
b. Quemó Moisés todo el carnero sobre el altar: El carnero era completamente quemado ante Jehová, con su sangre rociada sobre el altar. El holocausto decía: «Hemos fallado en dar todo a Dios. Este animal ahora lo da todo para expiar nuestro fracaso, y decidimos vivir ahora dándolo todo, así como este animal que muere en nuestro lugar».
i. Esta demostración de compromiso total con Jehová solo se producía después de los tres primeros aspectos de la ceremonia: limpieza, unción y expiación. Sin que estas cosas se establezcan primero, no podemos entregarnos realmente a Dios.
C. La ceremonia de consagración sacerdotal
1. (22-24) El sacrificio y la sangre.
Después hizo que trajeran el otro carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. Y lo degolló; y tomó Moisés de la sangre, y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie derecho. Hizo acercarse luego los hijos de Aarón, y puso Moisés de la sangre sobre el lóbulo de sus orejas derechas, sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los pulgares de sus pies derechos; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor.
a. El otro carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero: Después de la expiación del pecado a través del sacrificio por el pecado y el holocausto, era entonces el momento de los sacrificios y ceremonias que consagrarían realmente a los sacerdotes. Al igual que los sacrificios previos para la expiación, estos comenzaban con la identificación con la víctima del sacrificio, mientras ponían sus manos sobre la cabeza del carnero.
i. El tema de la conexión e identificación con la víctima del sacrificio no terminaba con la expiación del pecado. Era el principio básico de su consagración al servicio sacerdotal. De la misma manera, nuestra conexión e identificación con Jesucristo y su crucifixión no termina cuando nuestros pecados son perdonados. Esta permanece constante, especialmente con respecto a cualquier aspecto de nuestro servicio sacerdotal.
b. Puso Moisés de la sangre sobre el lóbulo de sus orejas derechas: Para expresar la idea de la consagración, la sangre del carnero era colocada en la oreja, el pulgar y el dedo del pie del sacerdote. Era la sangre del carnero, no la lana, ni la grasa. Dios quería que la vida de la víctima sacrificada marcara a sus sacerdotes consagrados.
i. Levítico 17:11 es uno de los muchos pasajes que expresa este principio: «Porque la vida de la carne en la sangre está». Dios quiso que la vida de la víctima del sacrificio fuera evidente en el cuerpo del sacerdote.
c. El lóbulo de sus orejas derechas, sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los pulgares de sus pies derechos: Estos sacerdotes consagrados estaban manchados con la sangre del sacrificio. Ellos debían «oír» de otra manera, porque la sangre estaba en su oreja. Debían «trabajar» de forma diferente, porque la sangre estaba en su pulgar. Debían «caminar» de forma diferente, porque la sangre estaba en los pulgares de sus pies.
i. Se aplicaba, específicamente, en la oreja, la mano y el pie derecho. Esto no es porque Dios sintiera que podían hacer lo que quisieran con su oreja, mano y pie izquierdos. Es porque el lado derecho se consideraba superior, con más fuerza y habilidad (porque la mayoría de la gente es diestra). Dios quería que lo «mejor» de ellos se dedicara a Él.
2. (25-29) Una ofrenda mecida a Dios.
Después tomó la grosura, la cola, toda la grosura que estaba sobre los intestinos, la grosura del hígado, los dos riñones y la grosura de ellos, y la espaldilla derecha. Y del canastillo de los panes sin levadura, que estaba delante de Jehová, tomó una torta sin levadura, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre, y lo puso con la grosura y con la espaldilla derecha. Y lo puso todo en las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos, e hizo mecerlo como ofrenda mecida delante de Jehová. Después tomó aquellas cosas Moisés de las manos de ellos, y las hizo arder en el altar sobre el holocausto; eran las consagraciones en olor grato, ofrenda encendida a Jehová. Y tomó Moisés el pecho, y lo meció, ofrenda mecida delante de Jehová; del carnero de las consagraciones aquella fue la parte de Moisés, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Tomó la grosura, la cola: El segundo carnero usado en la ceremonia de consagración —el carnero cuya sangre se aplicaba a la oreja, mano y pie del sacerdote— se usaba como ofrenda mecida delante de Jehová.
b. Hizo mecerlo como ofrenda mecida delante de Jehová: Parte de este segundo carnero —las mejores partes— se unía con la torta sin levadura, la torta de pan y el hojaldre y era mecido primero ante Dios en un acto de presentación. Luego estas porciones eran quemadas en el altar como un acto de completa devoción.
c. Tomó aquellas cosas Moisés de las manos de ellos, y las hizo arder en el altar: Normalmente, las porciones como la espaldilla derecha pertenecían a los sacerdotes como su porción. Pero no en la ceremonia de consagración; era inapropiado que ellos se beneficiaran personalmente de esta ofrenda.
3. (30) La sangre es rociada sobre las vestiduras sacerdotales.
Luego tomó Moisés del aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de sus hijos con él; y santificó a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él.
a. Tomó Moisés del aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció: La sangre sola no era suficiente. Dios quería que la sangre se mezclara con el aceite, y que la mezcla se rociara sobre los sacerdotes. Debía haber una combinación de ambos, del sacrificio y del espíritu (representado por el aceite de la unción).
i. «Sí, hermanos, necesitamos conocer esa doble unción, la sangre de Jesús que limpia y el aceite del Espíritu Santo que nos perfuma. Es bueno ver como estos dos se mezclan en uno. Es una terrible equivocación poner la sangre y el aceite en oposición, siempre deben ir juntos». (Spurgeon)
b. Y roció sobre Aarón, y sobre sus vestiduras: Esta mezcla de aceite y sangre manchaba las prendas de Aarón y sus hijos. Sería un prolongado recuerdo de esta ceremonia de consagración.
i. «Así encontramos que el sumo sacerdote debe ser rociado con la sangre del sacrificio. Nuestro bendito Señor, de quien Aarón era un tipo, fue rociado con su propia sangre: (1) en su agonía en el jardín; (2) en su coronación de espinas; (3) en la perforación de sus manos y sus pies; (4) en su costado cuando fue atravesado con la lanza. Todos estos fueron actos de expiación realizados por el sumo sacerdote». (Clarke)
4. (31-32) Una comida de comunión con Dios.
Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos: Hervid la carne a la puerta del tabernáculo de reunión; y comedla allí con el pan que está en el canastillo de las consagraciones, según yo he mandado, diciendo: Aarón y sus hijos la comerán. Y lo que sobre de la carne y del pan, lo quemaréis al fuego.
a. Hervid la carne a la puerta del tabernáculo de reunión; y comedla allí con el pan: Las porciones de carne restantes de este carnero eran dadas a Aarón y a los otros sacerdotes, después de que esas porciones fueran presentadas a Dios como ofrenda mecida. Luego los sacerdotes las cocinaban y comían durante los días de su ceremonia de consagración.
i. Después del carnero que fuera presentado como holocausto, la vida del segundo carnero se aplicaba a los sacerdotes consagrados. Primero se aplicaba su vida cuando su sangre era puesta en la oreja, la mano y el pie del sacerdote. Luego, a través de una comida ritual, su vida era aplicada al tomar el sacerdote el carnero en sí mismo.
ii. La comida no comenzaba el proceso de consagración. Esta venía después del lavado, la ropa y la expiación por sangre de los sacerdotes. La comida habla de la continua relación del sacerdote con Dios. «No olvidemos esta distinción: el comer del sacrificio no tiene como objetivo dar vida, porque ningún muerto puede comer, sino sostener la vida que ya está ahí. Ir a Cristo con fe te hace vivir, pero la vida espiritual debe ser alimentada y sustentada». (Spurgeon)
iii. De esta manera, comer es una buena representación de una relación saludable y continua con Jesús.
· Comer es algo «personal»: Nadie puede comer por usted, y nadie puede tener una relación con Jesús en su nombre.
· Comer es algo «interno»: No sirve de nada estar cerca de la comida o frotarla en el exterior de su cuerpo, usted debe consumirla. Debemos comprometernos con Jesús desde nuestro interior, no solo de forma externa.
· Comer es algo «activo»: Algunos medicamentos se reciben de forma pasiva, o sea, se inyectan bajo la piel y estos realizan su función. Tales medicamentos pueden ser recibidos incluso mientras se duerme, pero nadie puede comer mientras duerme. Debemos comprometernos con Jesús activamente.
· Comer surge de una «sensación de necesidad y produce una sensación de satisfacción». Tendremos una relación saludable con Jesús cuando sintamos nuestra necesidad de Él y recibamos la satisfacción que la relación nos brinda.
b. Lo que sobre de la carne y del pan, lo quemaréis al fuego: Dios no quería tener comunión con ellos con una comida rancia. Aunque tuvieran exactamente la misma comida, Dios quería que esta estuviera fresca. Él quiere que nuestra comunión con Él esté fresca.
5. (33-36) Siete días de consagración.
De la puerta del tabernáculo de reunión no saldréis en siete días, hasta el día que se cumplan los días de vuestras consagraciones; porque por siete días seréis consagrados. De la manera que hoy se ha hecho, mandó hacer Jehová para expiaros. A la puerta, pues, del tabernáculo de reunión estaréis día y noche por siete días, y guardaréis la ordenanza delante de Jehová, para que no muráis; porque así me ha sido mandado. Y Aarón y sus hijos hicieron todas las cosas que mandó Jehová por medio de Moisés.
a. De la puerta del tabernáculo de reunión no saldréis en siete días: Con las generaciones venideras, los nuevos descendientes de Aarón calificarían para el sacerdocio y serían consagrados de la misma manera. Para Aarón y sus descendientes, el proceso de consagración duraba siete días.
i. «El versículo 35 indica que en cada uno de los siete días siguientes Moisés debía ofrecer los mismos sacrificios en nombre de Aarón y sus hijos». Ver también Éxodo 29:35-36 para aclarar este punto.
ii. Siete días: «Este número era el número de la perfección entre los hebreos; y la consagración de siete días implicaba una perfecta y completa consagración al oficio sacerdotal». (Clarke)
b. Seréis consagrados: El agente implicado aquí puede ser una referencia a Moisés, quien supervisaba la ceremonia de consagración. También puede ser una referencia a Dios, quien hace el verdadero trabajo de apartar a una persona para el ministerio. Sin la consagración de Dios, todo esto sería una ceremonia vacía.
i. Esta era una ceremonia complicada, larga, repetitiva y desordenada. Dios todavía tiene su propio proceso de consagración y preparación hoy día para sus siervos. «No se debe omitir nada de lo que Jehová manda. Sus sacerdotes deben ser lavados, vestidos, ungidos, sustentados, separados, y todo a su manera, o no podrán ejercer sus funciones a su servicio. Descuidar algo, es invalidar el ministerio». (Morgan)
c. Para expiaros: A través de la repetición de estos sacrificios durante siete días, se enfatizaba una y otra vez que estos sacerdotes eran pecadores, eran hombres falibles que necesitaban expiación. Un alto estándar (de hecho, un estándar más alto) debería esperarse de los líderes del pueblo de Dios, pero no el estándar de perfección.
i. «El contraste entre la vida pecaminosa de los sumos sacerdotes y la vida y obra del Gran Sumo Sacerdote, Jesucristo, al que apuntaban estos sacerdotes, no fue pasado por alto por el escritor de los Hebreos (Hebreos 9:7-14)». (Rooker)
d. A la puerta, pues, del tabernáculo de reunión estaréis día y noche por siete días: Durante siete díasvivían en el tabernáculo y comían el carnero de la consagración y el pan de la consagración. La ceremonia de consagración no era rápida y fácil. Requería tiempo, reflexión, y una constante conciencia de sacrificio y expiación.
i. «La parte del Señor se consumía con fuego sobre el altar, y la otra parte la comía el hombre en el Lugar Santo. El sacrificio de paz era así una declaración abierta de la comunión que se había establecido entre Dios y el hombre, de modo que comían juntos, regocijándose en la misma ofrenda». (Spurgeon)
ii. «Conozco algunas buenas personas que están muy ocupadas en el servicio a Dios, y estoy encantado de que lo estén, pero les advertiría que nunca deben trabajar sin comer. Dejan de atender como oyentes a los instrumentos de gracia, porque tienen mucho que hacer como trabajadores». (Spurgeon)
e. A la puerta […] del tabernáculo de reunión estaréis […] y guardaréis la ordenanza delante de Jehová: Después de siete días de vivir en el tabernáculo, o amaban el tabernáculo de Dios y su presencia, o lo odiaban.
i. Si se mira con la actitud correcta, su consagración manifiesta el corazón del salmista: «¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová». (Salmos 84:1-2)
ii. Para que no muráis: «Si la amenaza parece demasiado severa para la falta, debe considerarse que es la práctica habitual de los legisladores castigar más severamente las primeras faltas tanto para terror y cautela de los demás, como para el mantenimiento de su propia autoridad». (Poole)
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