Levítico 9

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Levítico 9: Más sobre la consagración de los sacerdotes

A. Introducción: Dios llama a Aarón para ministrar

1. (1) Moisés llama a Aarón y a sus hijos.

En el día octavo, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel.

a. En el día octavo: Toda la ceremonia de consagración duraba más de una semana. No era un proceso rápido y fácil. El llamado al sacerdocio llegaba al octavo día, el día de los nuevos comienzos. Después de siete días de paciente comunión con Jehová en su tabernáculo, Dios estaba listo para hacer una nueva obra en los sacerdotes y a través de los sacerdotes.

b. Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel: Esta ceremonia no solo involucraba a los que serían consagrados (Aarón y sus hijos). También incluía al que estaba en el lugar de Dios para el proceso de consagración (Moisés) y a aquellos a quienes los sacerdotes servirían (los ancianos de Israel, representando al pueblo en su conjunto).

i. Los ancianos: «En la mayoría de las culturas alrededor del mundo la edad aún se asocia con la autoridad y la sabiduría. El término hebreo significa en realidad “las barbas” o “los barbudos”». (Peter-Contesse)

2. (2) Ofrendas por Aarón.

[…] y dijo a Aarón: Toma de la vacada un becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos delante de Jehová.

a. Toma de la vacada un becerro para expiación: Como parte de la ceremonia de consagración, Aarón y sus hijos vivían una semana entera en el tabernáculo de reunión. Sin embargo, todavía tenían pecados que expiar durante esa semana. La ceremonia de consagración no hacía perfectos a Aarón y a sus hijos. Durante los siete días de estar sentado en el tabernáculo él añadió más pecados a su cuenta, los cuales tenían que ser limpiados.

i. A través de la repetición de los sacrificios, Dios también quería mostrar que por muy útiles que fueran los sacrificios de animales, estos no estaban completos y no podían poner fin al pecado. Solo el sacrificio perfecto del Mesías venidero podría hacer eso.

ii. Algunos sugieren (como Trapp y Clarke) que había una razón específica para esta ofrenda particular de un becerro:responder por el pecado del becerro de oro que Aarón permitió (Éxodo 32). «Y para los judíos esto tiene el objetivo de expiar su pecado en cuanto al asunto del becerro de oro. Esto es muy probable, ya que aún no se había hecho una expiación formal por esa transgresión». (Clarke)

b. Y un carnero para holocausto: Aunque Aarón hubiera pasado la semana anterior en dedicación especial delante de Jehová, todavía había más para dar. Aunque esta era una importante experiencia de dedicación, la idea de la consagración tenía que ser «continua» en la vida de Aarón y todos los sacerdotes de Dios.

B. Aarón comienza el ministerio sacerdotal

1. (3-6) En un contexto de expiación y obediencia, Dios mostrará su gloria.

Y a los hijos de Israel hablarás diciendo: Tomad un macho cabrío para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto, para holocausto. Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante de Jehová, y una ofrenda amasada con aceite; porque Jehová se aparecerá hoy a vosotros. Y llevaron lo que mandó Moisés delante del tabernáculo de reunión, y vino toda la congregación y se puso delante de Jehová. Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá.

a. Tomad un macho cabrío para expiación: En cierto sentido, esto era lo mismo que habían hecho Aarón y sus hijos la semana anterior. Habían hecho varios sacrificios al día, y ahora Dios les ordenaba ofrecer cinco sacrificios más (un macho cabrío, un becerroy uncordero, y un buey y un carnero). Mientras todo eso era una repetición de lo que se había hecho los días anteriores, en este octavo día sucedería algo diferente: «Jehová se aparecerá hoy a vosotros».

b. Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá: Todo lo que Aarón había hecho la semana anterior lo preparó para este momento. Este era el objetivo final de la semana de separación y consagración a Jehová: el despliegue de la gloria de Dios.

i. «La palabra hebrea para gloria (kabod) proviene de la raíz kbd, que denota “pesadez” o “gravidez”, de ahí el significado ampliado de “relevancia, valor superior, distinción, esplendor”». (Rooker)

2. (7) Aarón comenzará a ministrar por el pueblo.

Y dijo Moisés a Aarón: Acércate al altar, y haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo; haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová.

a. Haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo: Aarón tuvo que ocuparse primero de su propio pecado, y solo entonces pudo funcionar verdaderamente como sacerdote, listo para servir a los demás.

b. Haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová: El sacerdocio de Aarón existía para la gloria de Dios y para el beneficio del pueblo, no para su propio beneficio personal. El oficio de sumo sacerdote era de gran autoridad, pero también de gran responsabilidad.

3. (8-14) Aarón ofrece un sacrificio por su propio pecado, junto con el holocausto.

Entonces se acercó Aarón al altar y degolló el becerro de la expiación que era por él. Y los hijos de Aarón le trajeron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, y puso de ella sobre los cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie del altar. E hizo arder sobre el altar la grosura con los riñones y la grosura del hígado de la expiación, como Jehová lo había mandado a Moisés. Mas la carne y la piel las quemó al fuego fuera del campamento. Degolló asimismo el holocausto, y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual roció él alrededor sobre el altar. Después le presentaron el holocausto pieza por pieza, y la cabeza; y lo hizo quemar sobre el altar. Luego lavó los intestinos y las piernas, y los quemó sobre el holocausto en el altar.

a. Entonces se acercó Aarón al altar y degolló el becerro de la expiación que era por él: Esto era una muestra de honestidad y humildad ante el pueblo. Aarón, antes de ofrecer un sacrificio de expiación por el pueblo, ofrecía públicamente uno por sí mismo, lo que lo identificaba con el pueblo. Este sacrificio le decía a la nación: «Soy un pecador que también necesita expiación».

i. «El primer acto de Aarón fue traer el sacrificio por el pecado y el holocausto para sí mismo. Él no podía ser el instrumento de mediación entre el pueblo y Dios para la adoración, a menos que se estableciera una relación correcta con Dios». (Morgan)

b. Él mojó su dedo en la sangre, y puso de ella sobre los cuernos del altar: Este fue el comienzo del servicio de Aarón como sacerdote consagrado. Él degolló el sacrificio, y con sus hijos llevó a cabo los detalles que se habían mandado del ritual de sacrificio.

4. (15-21) Aarón ofrece el sacrificio en nombre del pueblo.

Ofreció también la ofrenda del pueblo, y tomó el macho cabrío que era para la expiación del pueblo, y lo degolló, y lo ofreció por el pecado como el primero. Y ofreció el holocausto, e hizo según el rito. Ofreció asimismo la ofrenda, y llenó de ella su mano, y la hizo quemar sobre el altar, además del holocausto de la mañana. Degolló también el buey y el carnero en sacrificio de paz, que era del pueblo; y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual roció él sobre el altar alrededor; y las grosuras del buey y del carnero, la cola, la grosura que cubre los intestinos, los riñones, y la grosura del hígado; y pusieron las grosuras sobre los pechos, y él las quemó sobre el altar. Pero los pechos, con la espaldilla derecha, los meció Aarón como ofrenda mecida delante de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.

a. Ofreció también la ofrenda del pueblo: Una vez más, se enfatiza la idea. Aarón, como todo sacerdote del pueblo de Dios, debía recibir primero el sacrificio expiatorio de Dios. Solo entonces podía también ofrecer correctamente la ofrenda del pueblo.

b. El sacrificio por el pecado […] el holocausto […] la ofrenda […] el sacrificio de paz […] la ofrenda mecida: Aarón y sus hijos llevaban a cabo la variedad de ofrendas que se manda realizar previamente en los capítulos 1 al 7. Todas ellas se hacían en nombre de Israel en su conjunto, como ofrenda del pueblo. Este era el comienzo (o el entrenamiento) de su trabajo sacerdotal para el pueblo.

i. La expiación a través del sacrificio del becerro en los versículos 8-14 era para bien de Aarón y los sacerdotes, pero no solo por ellos. Era para prepararlos para ser sacerdotes para la ofrenda del pueblo. Era para que pudieran servir al pueblo de Israel y no solo «ser santos» para sí mismos.

ii. Podemos asumir que la realización de estos diferentes sacrificios era una especie de entrenamiento para su trabajo, y todo se hacía bajo la mirada vigilante de Moisés.

5. (22-24) Dios bendice a Israel con una muestra de su gloria.

Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo; y después de hacer la expiación, el holocausto y el sacrificio de paz, descendió. Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros.

a. Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo: El corazón de Aarón se volvió hacia el pueblo. Anhelaba bendecirlos, así que alzó sus manos hacia el pueblo [y] lo bendijo. Su lavado, santificación, justificación, consagración, espera con y para el Señor, su identificación con el pueblo, y la humildad, lo hicieron desear una bendición para el pueblo —más que una bendición para sí mismo.

i. «En la versión caldea del Pentateuco las palabras de la bendición se refieren de esta manera: «Que la Palabra de Jehová acepte tu sacrificio con favor, y perdone tus pecados». (Morgan)

ii. «También puede ser significativo que la bendición siga a los sacrificios hechos en nombre del pueblo. Esto ilustra la verdad del Nuevo Testamento de que toda bendición espiritual llega al cristiano como resultado del sacrificio de Jesucristo en la cruz». (Rooker)

b. Entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión: Después de que el sistema de sacrificios se hubo instituido, Aarón ahora — quizás por primera vez— entró en el tabernáculo, como era ahora su derecho como sacerdote consagrado. Moisés lo instruyó en cómo ofrecer el incienso, preparar las lámparas, colocar los panes de la proposición, y así sucesivamente. Salieron y una vez más bendijeron al pueblo.

i. «Los siervos de Dios, ya sean profetas o sacerdotes, no tienen poder para bendecir a los hombres salvo cuando lo reciben en comunión directa con Dios. Antes de que podamos salir y bendecir al pueblo, debemos entrar al lugar de encuentro con Dios. Estamos perpetuamente en peligro de permitir que nuestro mismo afán de servir a los hombres, interfiera en nuestra comunión con Dios. Olvidar esto constituye el secreto de gran parte de la ineficacia en el trabajo cristiano, de tanto alboroto, de tanta exaltación». (Morgan)

c. Y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo: No sabemos exactamente cómo fue. Algunos piensan que fue un extraordinario brillo desde la columna de nube (como en Éxodo 16:10 y quizás Números 14:10). También podría haber sido simplemente un fuerte y quizás abrumador sentido de la presencia de Dios, que denotaba el «peso» o «pesadez» del ser de Dios.

d. Y salió fuego de delante de Jehová: Dios demostró su presencia al enviar el fuego. Los sacerdotes estaban allí, la ofrenda estaba allí, el tabernáculo estaba allí, y la nación estaba allí, pero todo estaba incompleto sin el fuego de Dios.

i. No sabemos en qué forma apareció este fuego. Muchos suponen que fue un rayo del cielo, que encendió el altar de Dios (Job 1:6 usa esta palabra «fuego» para referirse al relámpago). El historiador judío Josefo dijo que el fuego en realidad provenía de los sacrificios del propio altar, como si se encendieran espontáneamente (citado en Clarke).

ii. Cualquiera que sea la forma exacta en que apareciera, era esencial que este fuego viniera de una manera que no fuera del hombre, o el producto de un engaño. El fuego no fue dado en secreto a Moisés y Aarón en el tabernáculo; fue evidente públicamente para todo el pueblo de Israel. Este era, más allá de toda duda, el fuego de Dios y no del hombre.

iii. La Biblia nos da siete ejemplos donde Dios mostró la aceptación de un sacrificio con fuego del cielo:

· Abel (Génesis 4:4).

· Aarón (Levítico 9:24).

· Gedeón (Jueces 6:21).

· Manoa (Jueces 13:19-23).

· David (1 Crónicas 21:28).

· Salomón (2 Crónicas 7:1).

· Elías (1 Reyes 18:38).

iv. El fuego se asociaba a menudo con la presencia y la obra de Dios. Deuteronomio 4:24 nos dice: «Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso». Juan el Bautista prometió que Jesús vendría con un bautismo del Espíritu Santo y con fuego (Mateo 3:11). El Espíritu Santo manifestó su presencia el día de Pentecostés con lenguas de fuego (Hechos 2:3). Jesús dijo: «Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?». (Lucas 12:49)

e. Y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros: Cuando Dios reveló su gloria y envió fuego al altar, esto fue algo asombroso. Los israelitas no pudieron evitar alabar, y postrarse en reverencia y temor ante Dios. Este era, en cierto sentido, el objetivo de su culto: encontrar a Dios de una forma que lo honrara y obedeciera.

i. Se postraron sobre sus rostros: «Se trataba de inclinarse de tal manera que la cara tocara realmente el suelo. En el Antiguo Testamento este gesto era una indicación del más profundo respeto ante un superior». (Peter-Contesse)

ii. «La manifestación de la presencia de Dios tuvo una relevancia específica en este importante día de la historia de Israel, cuando el sistema de sacrificios comenzó oficialmente; la manifestación de la presencia de Dios al comienzo de las ofrendas de los sacrificios es un recordatorio de que el objetivo de la adoración es el encuentro con Dios». (Rooker)

iii. También es útil observar la progresión de los sacrificios realizados: el sacrificio por el pecado, luego el holocausto, la ofrenda de vianda, los sacrificios de paz, la ofrenda mecida. «Observe cuidadosamente este orden. Pecado eliminado, dedicación de vida y obras, comunión hecha posible; luego la bendición sacerdotal, que habla de aceptación, seguida de una segunda bendición, que declara la satisfacción divina al ir acompañada de la manifestación de la gloria, y así, finalmente, la adoración plena del pueblo». (Morgan)

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