Lucas 18 – Oración, humildad y discipulado
A. Una parábola acerca de la persistencia en la oración.
1. (1) El propósito de la parábola: que no nos desanimemos en oración.
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.
a. La necesidad de orar siempre: El hombre es creado con un instinto espiritual (Eclesiastés 3:11), así que la oración muchas veces llega de forma natural. Sin embargo, los obstáculos se interponen en el camino de la oración efectiva y constante, por lo que Jesús sabía que necesitábamos ser enseñados y alentados para orar siempre.
i. Jesús no quiso decir que siempre debemos tener nuestras rodillas dobladas y los ojos cerrados en oración; sino que debemos siempre estar en lo que se llama espíritu de oración. Pablo mencionó esta idea en 1 Tesalonicenses 5:17 cuando escribió, orad sin cesar. Es difícil medir cuánto bien haría una oración tan constante, y cuánto mal nos impediría.
b. Y no desmayar: Constantemente fallamos en la oración porque desmayamos. Nos desanimamos y ya no oramos como deberíamos.
i. Es fácil desmayar en la oración porque es un trabajo duro al que constantemente nos acercamos con ligereza. En Colosenses 4:12, Pablo alaba a un hombre llamado Epafras por siempre rogar encarecidamente. Pablo sabía que la oración era un trabajo duro que requería una labor ferviente. Morrison trató de explicar porque la oración era difícil, porque tres partes del ser humano participan en la oración: “Está el entendimiento, por el cual trabajamos con inteligencia; está el corazón, con el que trabajamos con deseo, está la voluntad con la que trabajamos tenazmente”. (Morrison)
ii. Es fácil desmayar en oración porque el Diablo odia la oración. Si la oración fuera impotente, sería fácil.
iii. Es fácil desmayar en oración porque no siempre estamos convencidos de la realidad del poder de la oración. Demasiadas veces, la oración se convierte en el último recurso en lugar del primero.
iv. Recuerda que Jesús vivió una vida de oración, y vive una vida de oración intercesora por su pueblo (Hebreos 7:25). Por lo tanto, no debemos desmayar en oración.
· La mujer de Canaán siguió orando aunque primero se le negó.
· Jacob se negó rendirse a pesar de que su pierna ya había sido lastimada.
· Raquel le dijo a Jacob, “Dame hijos ¡o moriré!”
2. (2-8) La parábola de la viuda y el juez injusto.
Diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
a. Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios: El juez era un hombre sin temor a Dios, tanto como hombre y como juez. Sin embargo, al final respondió a la petición de la mujer. La única razón por la que le dio lo que deseaba era porque la mujer no dejaba de molestarlo.
i. Barclay nos dice que este no habría sido un juez judío, porque las disputas entre judíos eran traídas a los ancianos. “Este juez era uno de los magistrados nombrados y pagados ya fuera por Herodes o por los romanos. Tales jueces eran notorios”. (Barclay)
ii. Cuando él se quejó de la mujer diciendo me es molesta, realmente significa, “Me aturde. Una metáfora tomada de los boxeadores, quienes se golpean unos a otros”. (Clarke) “Aunque la palabra hypopiaze literalmente significa ‘dar un ojo morado’ (cf. 1 Corintios 9:27), la representación figurativa es preferible aquí”. (Pate)
b. Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia: El juez injusto solo respondió de mala gana a la petición de la mujer. Jesús no dio esta parábola para decir que Dios es como el juez injusto, sino diferente a él. A Dios le encanta responder nuestras oraciones, y incluso nos ayuda cuando oramos. Dios está de tu lado cuando oras, no en tu contra (como el juez injusto estaba en contra de la viuda).
i. La mujer tuvo que superar las pocas ganas del juez a ayudar. Muchas veces sentimos que tenemos que hacer lo mismo cuando oramos: usar nuestra persistencia para convencer a un Dios reacio. Esto falla en entender el punto de la parábola. Jesús no dijo que los hombres tienen que perseverar en la oración porque Dios es reacio a contestar, sino porque Él no lo es, y esa es nuestra motivación para orar.
ii. A veces nos parece que Dios es reacio a contestar nuestras oraciones. Sin embargo, los retrasos en oración no son necesarios para cambiar a Dios, sino para cambiarnos a nosotros. La persistencia en la oración trae un elemento transformador a nuestras vidas, construyendo en nosotros el carácter de Dios mismo. Es una manera en que Dios construye en nosotros un corazón que se preocupa por las mismas cosas que Él. “Demasiadas oraciones son como un niño que toca la puerta y corre, toca, y se va antes de que se pueda abrir la puerta”. (Spurgeon)
iii. Tanto Jesús (Marcos 14:39) como Pablo (2 Corintios 12:8) oraron repetidamente por la misma cosa. Sin embargo, debemos protegernos contra la persistencia de la incredulidad: repitiendo la oración con la actitud de que Dios no nos escuchó la primera vez.
iv. Hay varios contrastes entre este juez y el Dios que escucha nuestras oraciones.
· Este es un juez injusto; Dios es justo.
· El juez no tenía ningún interés personal por la viuda; Dios ama y se preocupa por aquellos que le oran.
· El juez contestó la petición de la viuda por puro interés propio; Dios ama bendecir a Su pueblo por su bien también.
c. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche?: Jesús probablemente tuvo en mente las oraciones de los creyentes en persecución, quienes anhelan la justicia y que claman a él día y noche por la justicia de Diossobre ellos y sobre sus perseguidores.
i. Aquellos que están en el fuego de la persecución necesitan de una gracia especial para perseverar y no desmayar en la oración. Necesitan estar seguros de que Dios no es como el juez injusto, así que debemos de seguir orando a Dios quien resolverá todas las cosas de forma justa.
ii. Nuestro Dios es un Juez justo y maravilloso:
· Venimos a un juez de carácter bueno y perfecto.
· Venimos a un juez que ama cuidar a Sus hijos.
· Venimos a un juez que es amable y lleno de gracia.
· Venimos a un juez que nos conoce.
· Venimos antes este juez con un defensor, un amigo que rogará por nuestro caso ante el juez.
· Venimos al juez con promesas de animarnos.
· Venimos al juez con el derecho de acceso constante, con un juez que tiene un interés personal en nuestro caso.
d. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? Esto une el pensamiento de Jesús con Sus palabras acerca de su venida al final del capítulo anterior. A menos que sepamos quien es Dios (siendo no como el juez injusto) y a menos que seamos personas que oran sin desmayar, aún no tenemos el tipo de fe que Jesús buscará cuando regrese.
B. Lecciones de humildad.
1. (9-14) Una parábola para reprender la auto justificación.
A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
a. A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros: La conexión entre aquellos que confiaban en sí mismos como justos y aquellos que menospreciaban a los otros es casi inevitable. Si me doy a mí mismo el crédito de un supuesto caminar grande y espiritual con Dios, entonces es algo fácil despreciar a otro por su supuesto caminar bajo y carnal con Dios.
b. Dos hombres subieron al templo a orar: En esta parábola, ambos hombres oraron, pero ambos hombres no vinieron a Dios de la misma manera. El fariseo subió al templo a orar, pero no oró. Habló consigo mismo, no con Dios.; oraba consigo mismo, y en su breve oración se refirió a sí mismo en cinco ocasiones.
i. Es completamente posible dirigir tus palabras a Dios, pero en realidad estar orando a ti mismo, porque tu enfoque está en ti mismo, no en Dios. Tu pasión está en tu propia agenda, no en la de Dios. Tu actitud es hágase mi voluntad no hágase Tu voluntad. El hombre estaba lleno de adoración, pero se regocijaba “no en quien era Dios ¡sino en quien era él!” (Pate)
c. Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres: En su (supuesto) oración, el fariseo se alabó a sí mismo, y se comparó a otros hombres. No es difícil tener una opinión tan elevada de uno mismo cuando nos comparamos con otras personas; normalmente no es difícil encontrar a alguien peor.
i. Ni aun como este publicano: “El pronombre demostrativo ‘este’ (houtos) distingue peyorativamente al fariseo de su contraparte en el templo”. (Pate)
ii. Un antiguo rabino (Rabí Simeón, el hijo de Jochai) fue un ejemplo de este orgullo fariseo cuando dijo: “Si solamente hubiera treinta personas justas en el mundo, mi hijo y yo seríamos dos de ellas; pero si solamente hubiera veinte, mi hijo y yo seriamos parte de ese número; y si solo hubieran diez, yo y mi hijo seriamos parte de ese número; y si solo hubieran cinco, yo y mi hijo seriamos parte de esos cinco; y si solo hubieran dos, yo y mi hijo seriamos esos dos; y si solo hubiera uno, yo sería ese justo”. (Clarke)
iii. Ayuno dos veces a la semana: En aquellos días muchos judíos ayunaban en el segundo y quinto día de la semana, porque creían que Moisés había subido al monte Sinaí a recibir la ley en el quinto día de la semana, y que descendió con la ley en el segundo día de la semana. “Aquellos que deseaban ganar méritos especiales también ayunaban los lunes y los jueves. Es notable que estos eran los días de mercado cuando Jerusalén estaba llena de campesinos. Aquellos que ayunaban se emblanquecían los rostros y aparecían en ropas sucias, y esos días le daban a su piedad la mayor audiencia posible”. (Barclay)
iv. “No soy como este publicano, No, porque tú eres peor; debido a esto, porque te crees mejor”. (Trapp)
v. “Lo que el fariseo dijo acerca de sí mismo era cierto. Su problema no era que estaba lo suficientemente lejos en el camino, sino que estaba en el camino equivocado por completo”. (Morris)
d. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador: El fariseo dependía de su propio poder y obras delante de Dios, pero el recolector de impuestos dependía de la misericordia y el perdón de Dios. Reconoció que era un pecador que necesitaba de la misericordia de Dios.
i. Podemos imaginar al fariseo orando con palabras elocuentes y fluidas, en un estilo espiritual; cualquiera que lo escuchara orar diría que era un hombre espiritual. En contraste, imaginamos al publicano orando embarazosamente, con frases cortadas y con miedo; pero su oración agradó a Dios.
ii. Sino que se golpeaba el pecho: La idea detrás de esto era que uno era tan consiente de su pecado y corrupción de su corazón que golpeaba su propio corazón como castigo. De acuerdo a Morris, el tiempo verbal golpeaba el pecho describe una acción continua; él lo seguía haciendo. “El texto original no dice que él se golpeó una vez sino que lo hacia una y otra y otra vez. Era un acto continuo. Parece que estuviera diciendo: ¡Oh, este corazón malvado! Y lo golpearía. Una y otra vez expresó su intenso dolor con este gesto oriental, porque no sabía otra manera de cómo expresar su dolor”. (Spurgeon)
iii. El fariseo pensó que no era como otros hombres; que era mejor que ellos. El publicano también pensó que no era como otros hombres; que era peor que ellos. “En realidad oró: ‘Oh Dios ten misericordia de mí, elpecador’, como si no fuera solo un pecador, sino el pecador por excelencia”. (Barclay) “Si no hubiera otro pecador en el mundo, él era uno; y en un mundo de pecadores era prominente entre ellos: el pecador de los pecadores. Enfáticamente, él se aplica a sí mismo el título de culpable”. (Spurgeon)
iv. La antigua palabra griega traducida se propicio es hilaskomai; es de hecho la palabra que se usa para un sacrificio expiatorio. El sentido completo de lo que el publicano dijo era: “Dios, ten misericordia de mí a través de tu sacrificio expiatorio por los pecados, porque soy un pecador”. El único otro lugar donde se usa esta palabra en el Nuevo Testamento es en Hebreos 2:17, donde se traduce propiciación.
v. “En el griego original las palabras son aún menos que en el español. ¡Oh, que los hombres aprendieran a orar con menos palabras y más significado! ¡Qué grandes cosas están contenidas en esta breve petición! Dios, misericordia, pecado, la propiciación, y el perdón”. (Spurgeon)
e. Este descendió a su casa justificado antes que el otro: La justificación del publicano fue inmediata. Él humildemente vino delante de Dios sobre la base de Su sacrificio expiatorio y fue justificado. No se ganó su justificación, y no tuvo un periodo de prueba; simplemente fue justificado.
i. Fue justificado porque, como pecador, oró humildemente por misericordia, y misericordia en el sentido de sacrificio expiatorio. Él oró: “Oh Dios, sé satisfecho con el sacrificio expiatorio y perdóname”.
· No dijo, “Dios, ten misericordia de mí, no soy un fariseo”.
· No dijo, “Dios, ten misericordia de mí, un pecador arrepentido”.
· No dijo, “Dios, ten misericordia de mí, un pecador que ora”.
· No dijo, “Dios, ten misericordia de mí, solo soy humano”.
· No dijo, “Dios, ten misericordia de mí, intentaré hacerlo mejor”.
· Simplemente oró, en cuerpo, alma y espíritu: Dios, sé propicio a mí, pecador.
f. Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido: Esencialmente, el fariseo veía la oración y su vida espiritual como una manera de ser exaltado, pero el publicano se acercó a Dios en humildad.
i. La verdadera humildad es simplemente ver las cosas como son. El fariseo se veía a sí mismo como algo grandioso cuando no lo era, y el publicano se veía a sí mismo como un pecador con necesidad de la misericordia de Dios, que es lo que era.
ii. No ganamos nada al venir a Dios en la mentira del orgullo. El principio que Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildeses tan importante que Dios lo repitió tres veces (Proverbios 3:34, Santiago 4:6, 1 Pedro 5:5).
2. (15-17) Jesús usa a los niños como ejemplos de humildad.
Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
a. Traían a él los niños para que los tocase: A los niños le encanta venir a Jesús, y dice algo acerca de nuestro Salvador que los niños lo amaban y que Él amaba a los niños. Jesús no era un hombre malo y amargado porque los niños no aman a las personas malas y amargadas.
i. “Era costumbre de las madres llevar a sus hijos a un distinguido rabí en el primer cumpleaños para que los bendijera”. (Barclay)
b. Para que los tocase: Jesús sabía que estos niños, aunque no entendían el hablar o la enseñanza elocuente de Jesús, podían responder a un toque. Jesús sabe cómo comunicarse de la manera que necesitamos.
i. Mateo 19:13 dice específicamente que le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase. Con esto, Jesús bendecía a los niños. La imposición de manos se usa bíblicamente como una forma de otorgar bendición a otro (Hechos 6:6, Hechos 8:17, Hechos 9:17, 1 Timoteo 5:22, 2 Timoteo 1:6).
ii. “Él no los bautizaba, pero sí los bendecía”. (Spurgeon)
c. Dejad a los niños venir a mí: Debido a que los niños les encanta venir a Jesús, nunca debemos bloquear el camino, o fracasar en proveerles uno. Sabemos más acerca de Jesús que lo que las mujeres de Judea; así que no hay una buena razón para que mantengamos a nuestros niños lejos de Jesús.
d. Porque de los tales es el reino de los cielos: Los niños reciben la bendición de Jesús sin tratar de hacerse dignos de ella, o de pretender que no la necesitan. Tenemos que recibir las bendiciones de Dios de la misma manera.
i. “No solo Jesús dio la bienvenida a estos pequeños humanos como miembros del reino de Dios; También los elogió como ciudadanos modelo de él, debido a su capacidad de confiar y amar”. (Pate)
C. Las riquezas y el verdadero discipulado.
1. (18-19) Un joven rico viene a Jesús.
Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
a. Un hombre principal: Este hombre es comúnmente conocido como el joven rico, debido a que es descrito como un principal (Lucas 18:18) y como rico (Lucas 18:23 y Mateo 19:23). No sabemos si su autoridad venía del mundo político o del religioso.
b. Maestro bueno: Esto era una forma impresionante y quizás sorprendente de referirse a Jesús. El titulo de “Maestro bueno” nunca se aplicó a otros rabinos de los tiempos de Jesús, porque implicaba estar sin pecado y en completa bondad. Jesús, y todos los demás, reconocieron que maestro bueno era un título único.
i. “No hay ningún instante en el Talmud entero en que se le llame a un rabí ‘maestro bueno’” (Plummer, citado en Geldenhuys). Insistieron en que solo se debía de llamar a Dios “bueno”.
c. ¿Qué haré para heredar la vida eterna? Esta pregunta demuestra que este hombre, como todas las personas por naturaleza, tenía una orientación a querer ganarse la vida eterna. Quería saber qué trabajo u obra buena tenía que hacer para heredar la vida eterna.
d. ¿Por qué me llamas bueno? En esto, Jesús no negó Su propia bondad. En su lugar, le pregunto al hombre: “¿Entiendes lo que estás diciendo cuando me llamas bueno? Porque ninguno hay bueno, sino sólo Dios”.
i. Era como si Jesús dijera: “Vienes a mí preguntándome que bien puedes hacer para heredar la vida eterna; Pero, ¿qué sabes realmente acerca de la bondad?” “El argumento es claro: o Jesús era bueno, o no lo hubiera llamado bueno; pero como no hay nadie bueno sino solo Dios, Jesús que es bueno debe de ser Dios”. (Spurgeon)
ii. Podríamos decir que el principal realmente no sabía quién era Jesús. Si lo hubiera sabido, se hubiera humillado como lo hizo el publicano en la historia que Jesús contó anteriormente en el capítulo (Lucas 18:10-14). Los siguientes versículos muestran que el principal tampoco sabía bien quien era él.
2. (20-21) Jesús le pregunta al hombre principal acerca de su vida.
Los mandamientos sabes: No adulterarás;no matarás;no hurtarás;no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
a. Los mandamientos sabes: Este principal era un judío educado de su tiempo, así que sabía los mandamientos. Jesús podría dirigirse al hombre sobre este conocimiento común.
i. Los hombres y mujeres modernos pueden no tener el conocimiento del nombre ni el acuerdo exacto con los mandamientos que Jesús refirió aquí. Pero en general están de acuerdo con ellos, porque Dios también les habla a través de la creación y de la conciencia (Romanos 1:19-20, 2:14-15).
ii. Aunque muchas personas hoy en día conocen los mandamientos, ya sea a través de la instrucción o de la intuición, muchas menos personas están interesadas en la pregunta básica, ¿cómo puedo heredar la vida eterna?
b. No matarás: Jesús le preguntó al hombre acerca de los mandamientos que tienen que ver con la relación de hombre a hombre. En respuesta, el joven contestó: “Todo esto lo he guardado desde mi juventud”, afirmando así cumplir todos los mandamientos de Dios con respecto a cómo debemos tratar a otras personas.
c. Todo esto lo he guardado desde mi juventud: Es justo preguntar si este hombre realmente había guardado estos mandamientos. Es probable que en realidad los haya guardado de una manera que lo hizo parecer justo a los ojos de los hombres, en el sentido de que Pablo podría decir en cuanto a la justicia que es la ley, irreprensible en Filipenses 3:6. Pero ciertamente no los mantuvo en el sentido pleno y perfecto del cual Jesús habló en el Sermón del Monte.
i. “El lapso de tiempo involucrado en la mente del joven puede haber empezado con su bar mitzvah (“hijo de la Ley”), el momento en que un joven se convierte en un adulto a la edad de trece años, y por lo tanto está obligado a seguir la Ley Mosaica”. (Pate)
3. (22-23) Jesús instruye al principal.
Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
a. Jesús, oyendo esto: Jesús dijo lo siguiente a este hombre, a la luz de quien era el hombre y de lo que había dicho. Esta era una palabra específica para un hombre específico, pero en principio tiene aplicación para todos.
i. El relato de Marcos agrega algo aquí. Marcos escribió: Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo(Marcos 10:21). La respuesta de Jesús a este hombre se dijo con amor, sin duda, porque Jesús percibió que estaba equivocado y vacío. Uno podría decir que este hombre había subido a la cima de la escalera del éxito, solo para encontrar que su escalera se apoyaba contra el edificio equivocado.
b. Aún te falta una cosa: Aunque el hombre lo tenía todo: riquezas, una vida exteriormente justa, respeto y prestigio, Jesús todavía podía decirle: “Aún te falta una cosa”. El hombre lo tenía todo pero sabía que no tenía la vida eterna, así que en realidad no tenía nada.
c. Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme: En lugar de retar el cumplimiento de la ley por parte del hombre (lo cual Jesús tenía todo el derecho de hacer), Jesús lo dirigió a lo que es comúnmente llamado la primera tabla de la ley: las leyes que tienen que ver con nuestra relación con Dios. Jesús le retó a poner a Dios primero; para cumplir el mandamiento:amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas(Deuteronomio 6:5).
i. Al decir, “vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”, Jesús retó al hombre a amar a Dios más que al dinero y a las cosas materiales. El hombre fracasó en este reto. Esencialmente, este hombre era un idólatra: amaba el dinero y las cosas materiales más que a Dios. Esto muestra que ambas tablas de la ley juzgarán al hombre.
ii. Jesús le pidió al gobernante que renunciara a su dinero porque podía ver que el dinero era un ídolo. Le pidió que se lo diera a los pobres porque podía ver que no amaba a los demás como debería.
d. Vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme: El llamado a abandonar todo y seguir a Jesús es un llamado a poner a Dios primero en todas las cosas. Es completa obediencia a la primera tabla de la ley, que trata con la relación de un hombre con Dios.
i. Podemos cometer dos errores aquí. El primero es el pensar que esto se aplica a todos, cuando Jesús nunca hizo esto una orden general para todos los que lo seguirían, sino en especial para este hombre rico cuyas riquezas eran claramente un obstáculo para su discipulado. En cambio, muchas personas ricas pueden hacer más bien en el mundo si continuan haciendo dinero y utilizando esos recursos para la gloria de Dios y el bien de los demás. El segundo error es creer que esto no se aplica a nadie, cuando claramente hay aquellos para quienes lo mejor que pueden hacer para su vida espiritual es abandonar radicalmente el materialismo que los está arruinando. Francis de Assisi era alguien notable que escuchó a Jesús decirle estas palabras, y regaló todo lo que tenía para seguir a Jesús.
ii. Pero notamos que Jesús simplemente llamó a este hombre a ser su discípulo, al decir, “Sígueme”. Usó un lenguaje similar cuando llamó a muchos de sus discípulos (Mateo 4:19; 8:22; 9:9; Marcos 2:14). Jesús simplemente llamó a este hombre para ser su seguidor; pero para este hombre significaba dejar atrás las riquezas en las que había puesto su corazón.
iii. “No piensen, por lo tanto, como muchos lo hacen, que no hay otro infierno que la pobreza, ni hay cielo mejor que la abundancia”. (Trapp)
e. Él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico: En otro evangelio se registra que el hombre se fue (Mateo 19:22). Lucas y Marcos notan su expresión, su respuesta emocional: muy triste (Marcos 10:22). Cuando escuchó el llamado radical de Jesús al discipulado, dijo: No puedo hacer eso. No puedo hacer ese sacrificio. Supongo que me iré al infierno.
i. Muy triste y muy rico es una combinación trágica, pero bastante común en aquellos que hacen de las riquezas un ídolo.
ii. El principio permanece: Dios puede retar y requerir a un individuo abandonar algo por el bien de su reino que todavía le permite a otra persona. Hay muchos que perecen porque no abandonan lo que Dios les ha pedido.
iii. Se puso muy triste, porque era muy rico: “¿Y que fueron estas en comparación de una conciencia tranquila, y de paz mental? Además, él tenía pruebas inequívocas de que estas cosas no le añadían en nada felicidad, porque él es ahora miserable ¡incluso cuando las posee! Y así será toda alma que ponga los bienes mundanos en el lugar del Dios supremo”. (Clarke)
4. (24-27) El problema de las riquezas.
Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
a. Al ver Jesús: Jesús no cambió los requisitos del discipulado cuando el hombre rico se fue. Él usó la tristeza del hombre como una oportunidad de enseñar a sus discípulos y a todos los que escucharían.
b. ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!: Las riquezas son un problema porque hacen que nos sintamos satisfechos con esta vida, en lugar de anhelar la era venidera. También, a veces se buscan riquezas a expensas de buscar a Dios.
i. Claramente Jesús dijo que las riquezas son un obstáculo para el reino de Dios. Usualmente solo pensamos en la pobreza como un problema. Jesús nos dijo que las riquezas pueden presentar un problema mucho más serio.
ii. Muchas veces nos disculpamos a nosotros mismos de lo que Jesús dijo aquí porque no nos consideramos ricos. Sin embargo, muy pocos entre nosotros no seremos considerados más ricos que este joven gobernante.
c. Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios: Con esta imagen humorística, Jesús ilustró la dificultad que las riquezas presentan para entrar en el reino de Dios. Inmediatamente pensamos en esto como algo imposible.
i. “Se han hecho intentos de explicar las palabras de Jesús acerca del camello y del ojo de una aguja en términos de un camello tratando de entrar a través de una puerta muy angosta, o de leer kamilon‘cable’ en lugar de kamelon ‘camello’. Tales ‘explicaciones’ están equivocadas. Estas pierden el punto de que Jesús está usando una ilustración humorística”. (Morris)
ii. “Muy seguido los rabinos hablaban acerca de un elefante tratando de pasar a través del ojo de una aguja como una imagen de algo increíblemente imposible”. (Barclay) Tal vez Jesús tomó este proverbio conocido y lo suavizó un poco de su forma normal. Un camello es más pequeño que un elefante, aunque obviamente más grande que el ojo de una aguja.
d. ¿Quién, pues, podrá ser salvo? La respuesta de aquellos que escucharon esto es de una verdadera naturaleza humana. Nosotros también encontramos difícil el ver cómo las riquezas nos alejan del reino de Dios. Pensamos solo en la bendición y el bien que las riquezas pueden traer.
i. Probablemente habían esperado que al seguir a Jesús se volverían ricos e influyentes, y líderes prominentes en su gobierno Mesiánico. “En una cultura donde la riqueza se consideraba un signo de la bendición de Dios y donde se esperaba que un líder religioso fuera por lo menos moderadamente rico, el estilo de vida de Jesús y de sus discípulos era notablemente diferente”. (France)
ii. Recordamos lo que Pablo le dijo a Timoteo: Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores(1 Timoteo 6:9-10).
e. Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios: Es posible que el hombre rico se salve. La gracia de Dios es suficiente para salvar al hombre rico; tenemos los ejemplos de personas como Zaqueo, José de Arimatea y Bernabé. Todos estos eran hombres ricos que fueron capaces de poner a Dios primero, no a sus riquezas.
i. “Jesús no está diciendo que todas las personas pobres y ninguna de las ricas entrarán en el reino de los cielos. Eso excluiría a Abraham, Isaac, y a Jacob, sin mencionar a David, Salomón, y José de Arimatea”. (Carson)
ii. “El hombre siempre intenta entrar de forma personal y social en el Reino de Dios a través de sus esfuerzos con los hombres, y esto nunca funciona. Con Dios, la cosa es posible”. (Morgan)
5. (28-30) Nuestra recompensa y la solución para el problema de las riquezas.
Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
a. He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido: En contraste con el joven rico, los discípulos sí lo habían dejado todo (o la mayor parte de todo) para seguir a Jesús. Pedro se preguntó qué recompensa habría para aquellos que obedecieron donde el rico falló.
i. Hay un honor especial para estos discípulos. Tienen un lugar especial en el juicio, probablemente en el sentido de la administración en el Reino milenario. Además, los apóstoles tuvieron el honor de ayudar a proporcionar un fundamento singular para la iglesia (Efesios 2:20), y tienen un lugar especial en la nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:14).
b. De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado: Los doce pueden tener su recompensa única, pero habrá un honor universal para todos los que se sacrifiquen por el amor de Jesús. Cualquier cosa que sea abandonada por Él será devuelta muchas veces más, tanto en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
i. Mucho más: Obviamente no se está refiriendo en el sentido material. Jesús no prometió cien madres y cien esposas. Mucho más es literal, pero de cumplimiento espiritual.
ii. Matthew Poole describe algunas de las maneras en las que recibimos mucho más:
· Gozo en el Espíritu Santo, paz de conciencia, el sentido del amor de Dios.
· Contentamiento. Ellos tendrán un estado de animo de contentamiento.
· Dios moverá los corazones de otros para suplir sus necesidades, y ese suplemento será más dulce para ellos de lo que fue su abundancia.
· Dios a veces les da en esta vida, tal y como restauró a Job después de su prueba a mayores riquezas.
iii. El principio se mantiene: Dios no es deudor de ningún hombre. Es completamente imposible para nosotros dar más a Dios de lo que Él nos da a nosotros. Tener y mantener el corazón de alguien que da evitará que te corrompan las riquezas. Todos debemos hacer lo que dice el Salmos 62:10: Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas, y dar es clave.
6. (31-34) Jesús nuevamente anuncia su destino venidero en Jerusalén.
Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía.
a. He aquí subimos a Jerusalén: Esta no era una sorpresa para los discípulos. Incluso si Jesús no les hubiera dicho específicamente, su movimiento hacia el sur desde Galilea alrededor del tiempo de la Pascua hizo que fuera fácil entender que Jesús y los discípulos estarían en Jerusalén para la Pascua.
b. Se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre: Al decir “todas las cosas”, Jesús enfatizó los aspectos acerca del Hijo del Hombre que eran comúnmente olvidados y pasados por alto por los judíos de su época: que el Mesías sufriría y moriría como un siervo cargador del pecado.
c. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido: Jesús le recordó a sus discípulos que se acercaba su sufrimiento y muerte, enfatizando la vergüenza y humillación que Él soportaría.
i. Será entregado: Esto habla de la traición de Jesús; uno de sus propios discípulos lo entregaría en las manos de los líderes religiosos por dinero. Ciertamente, Jesús no organizó su propia traición, sin embargo, dijo confiadamente que sucedería.
ii. Será escarnecido, y afrentado, y escupido: Jesús predijo la humillación y la burla asociadas con Su agonía venidera, que a nivel humano no pudo arreglar. “Le arrancaron el cabello, golpearon sus mejillas, le escupieron en el rostro. El escarnio no podía ir más lejos. Fue un desprecio cruel, cortante y maldito”. (Spurgeon)
iii. Será escarnecido: Este latigazo penetrante y brutal era una agonía y humillación para soportar.
iv. Le matarán: El sufrimiento no terminaría con humillación y una severa golpiza. Continuaría hasta la muerte de Jesús.
v. En conjunto, la imagen completa es una de gran sufrimiento.
· Sufrimiento por la traición de un amigo.
· Sufrimiento por la injusticia.
· Sufrimiento por el insulto y la humillación deliberada
· Sufrimiento por el dolor físico
· Sufrimiento por gran humillación y degradación
d. Mas al tercer día resucitará: Jesús le dijo triunfalmente a sus discípulos que la historia no terminaría con su sufrimiento, humillación y muerte. Él resucitará en gloria.
i. Esto era algo sobre lo que Jesús no tenía control aparente. Sin embargo, con confianza le dijo a Sus discípulos que esto pasaría.
e. Y no entendían lo que se les decía: Escucharon las palabras directamente de la boca de Jesús, y vieron la expresión en Su rostro, y aun así no entendieron, porque esta palabra les era encubierta. No podían ver ni entender la verdad hasta que Dios le abrió sus ojos.
i. Tal vez Dios no le abrió sus ojos a esta verdad porque aún no eran capaces de manejarla. Si realmente supieran lo que le iba a pasar a Jesús, y cuán diferente sería de sus propias concepciones de viajar con el Mesías hacia la gloria, pudrían haberse rendido en ese momento.
ii. “Solo un tiempo después… los rabinos judíos parecen haber enseñado que habría un Mesías sufriente (‘Mesía ben José’) tanto como un Mesías triunfante (‘Mesías ben Judá’)”. (Geldenhuys)
7. (35-39) En Jericó, un ciego pide la atención de Jesús.
Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
a. Acercándose Jesús a Jericó: Uno de los caminos más transitados de Galilea a Jerusalén pasó por Jericó. Cuando Jesús vino a esta antigua ciudad, Él no estaba lejos de Jerusalén y del destino que lo esperaba allí. Marcos 10:46 dice que el ciego se llamaba Bartimeo, el hijo de Timeo.
i. El hombre ciego no podía ver a Jesús, pero podía escucharlo, así que, al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. En lugar de darse por vencido porque no podía buscar a Jesús a través de la vista, él buscó a Jesús de la manera que podía: escuchándolo.
ii. En los Evangelios de Mateo (20:29) y Marcos (10:46), este milagro se dice haber ocurrido mientras Jesús y la multitud salían de Jericó. La aparente contradicción en Lucas se entiende a la luz de la arqueología, que descubrió que para la época de Jesús había ya dos ciudades de Jericó: la ciudad antigua y la ciudad romana más nueva. El milagro ocurrió entre estas dos ciudades de Jericó, saliendo de una y entrando a la otra.
b. Pero él clamaba mucho más: El hombre escuchó que Jesús pasaba, y estaba desesperado por llamar la atención de Jesús. No se avergonzaría y no sería callado. Sabía que Jesús era el hijo de David, el Mesías, y seguía gritando por su misericordia.
i. William Barclay nos dice que hay una diferencia en las antiguas palabras griegas que se usan para describir la acción del ciego en Lucas 18:38 y 18:39, y muestran la gran desesperación del ciego.
· Dio voces (Lucas 18:38): “Un grito ordinario para llamar la atención”.
· Clamaba mucho más (Lucas 18:39): “El grito instintivo de emoción ingobernable, un grito, un grito casi animal”.
c. Ten misericordia de mí: El ciego sabía que necesitaba misericordia de Jesús. Él no creía que Dios le debía algo; él quería misericordia.
8. (40-43) Jesús sana al hombre ciego.
Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.
a. Jesús entonces, deteniéndose: Nada podía detener a Jesús en su viaje a Jerusalén; pero aquí se detuvopara responder a una persistente súplica de misericordia.
b. ¿Qué quieres que te haga?Esta es una pregunta maravillosa y simple que Dios no ha dejado de hacer. En ocasiones nos marchamos sin nada cuando Dios quería darnos algo simplemente porque no contestamos esta pregunta, y no tenéis… porque no pedís (Santiago 4:2).
i. Jesús hizo esta pregunta con pleno conocimiento de que este hombre estaba ciego. Él sabía lo que el hombre necesitaba y quería, pero Dios comoquiera quiere que le digamos nuestras necesidades como una constante expresión de nuestra confianza y dependencia en Él.
c. Señor, que reciba la vista: El ciego sabía cómo someterse a Jesús: él llamo a Jesús “Señor” y pidió que reciba la vista.
e. Recíbela, tu fe te ha salvado: Jesús le concedió al hombre su petición y lo sanó de su ceguera. Jesús conectó la sanidad del hombre con la fe del hombre. Hubo muchos aspectos notables de la fe de este hombre que lo prepararon para recibir de Jesús.
· Fue la fe la que quería a Jesús.
· Fue la fe la que sabía quién era Jesús.
· Era la fe la que sabía lo que él merecía de Jesús.
· Era la fe la que le pudo decir a Jesús lo que deseaba.
· Era la fe la que pudo llamar a Jesús Señor.
f. Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios: El ciego, ahora sano y salvo, empezó a seguir a Jesús. El camino de Jesús se convirtió en su camino. Esto era especialmente significativo teniendo en cuenta que Jesús iba de camino a Jerusalén a morir.
©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com