Miqueas 2




Miqueas 2 – El pueblo de Dios pecador

A. Los pecados de codicia y soberbia.

1. (1-2) Codicia entre el pueblo de Dios.

¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder! Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.

a. ¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad! Todo pecado es malo ante Dios, pero el pecado premeditado es peor. Aquí Miqueas habló claramente a los que piensan iniquidad en este caso a los que oprimen a otros con su avaricia y codicia.

b. Y cuando llega la mañana lo ejecutan: Esta es probablemente una declaración irónica. Por lo general, los ladrones practican su trabajo por la noche, al amparo de la oscuridad. En el mundo antiguo, los tribunales de justicia abrían sus puertas a la luz de la mañana porque el sol naciente demostraba que la luz disipaba la oscuridad. Miqueas veía la corrupción de los tribunales de justicia de Israel y explicó que practicaban su robo y maldad a la luz de la mañana, cuando se abrían los tribunales.

c. Porque tienen en su mano el poder: Hay algunos pecados que nunca cometemos porque nunca somos puestos en una posición donde podamos cometerlos. La verdadera prueba viene cuando está en nuestra mano el poder pecar y permanecemos fieles al Señor.

2. (3-5) El orgulloso pueblo de Dios humillado.

Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo pienso contra esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo. En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros. Por tanto, no habrá quien a suerte reparta heredades en la congregación de Jehová.

a. Yo pienso contra esta familia un mal: El pueblo planeó iniquidad; Dios planeó desastre sobre ellos. En su justicia, les dio lo que ellos dieron a los demás.

b. Ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo: Miqueas reprendió el orgullo entre el pueblo de Dios y anunció que en el tiempo malo por venir – el tiempo del juicio que viene sobre el pueblo de Dios – ellos serán abatidos y ya no andarán erguidos.

c. Los dio y los repartió a otros: En el juicio venidero – en particular, el juicio que viene sobre Israel por parte del Imperio Asirio conquistador – ellos dejarían su tierra en posesión de extraños.

B. Aunque pecan contra su palabra, Dios promete restauración a su pueblo.

1. (6-9) El pueblo de Dios rechaza la palabra de sus profetas.

No profeticéis, dicen a los que profetizan; no les profeticen, porque no les alcanzará vergüenza. Tú que te dices casa de Jacob, ¿se ha acortado el Espíritu de Jehová? ¿Son estas sus obras? ¿No hacen mis palabras bien al que camina rectamente? El que ayer era mi pueblo, se ha levantado como enemigo; de sobre el vestido quitasteis las capas atrevidamente a los que pasaban, como adversarios de guerra. A las mujeres de mi pueblo echasteis fuera de las casas que eran su delicia; a sus niños quitasteis mi perpetua alabanza.

a. No profeticéis: Cuando los profetas de Dios vinieron a su pueblo, ellos no recibieron su mensaje. Despreciaron la palabra de Dios como mera cháchara. Como resultado, Dios dejó de enviar profetas (No profeticéis). Afortunadamente, el pueblo de Dios respondió a la advertencia de Miqueas antes de que Dios dejara de enviarlo, pero tomó tiempo.

i. Miqueas comenzó su ministerio en el reinado de Jotam, pero nadie escuchó. Luego profetizó durante el reinado de Acaz, pero nadie escuchó. Finalmente, profetizó durante el reinado de Ezequías, y los líderes y el pueblo se arrepintieron. Miqueas no se dio por vencido, aunque los resultados tardaron en llegar. Miqueas predicó entre 16 y 25 años antes de que obtuviera alguna respuesta.

b. ¿Se ha acortado el Espíritu de Jehová?: En su necedad, el pueblo de Israel pensaba que Dios era el problema. Necesitaban entender que no había restricción en el Espíritu de Jehová; en cambio, ellos proporcionaban toda la restricción.

i. “¿No crees, de nuevo, que actuamos mucho como si el Espíritu del Señor estuviera acortado cuando solo buscamos pequeñas bendiciones? Estoy muy contento de ver trescientas o cuatrocientas personas en un año convertidas y añadidas a esta iglesia, y este ha sido el caso durante mucho tiempo; pero si alguna vez absorbiera la idea de que esto era todo lo que se podía hacer, estaría limitando al Espíritu de Dios”. (Spurgeon)

c. ¿No hacen mis palabras bien al que camina rectamente?: La clave para su preservación en medio del juicio era adherirse firmemente a las palabras de Dios. Cuando rechazaron las palabras de Dios, quedaron pobres y desamparados, tanto material como espiritualmente.

2. (10-11) El pueblo de Dios acepta a los falsos profetas.

Levantaos y andad, porque no es éste el lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente. Si alguno andando con espíritu de falsedad mintiere diciendo: Yo te profetizaré de vino y de sidra; este tal será el profeta de este pueblo.

a. Porque no es éste el lugar de reposo: Miqueas expuso las mentiras de los falsos profetas mostrando que ellos nunca podrían realmente dar reposo. Las palabras de los falsos profetas están contaminadas y traen destrucción grandemente en lugar de la paz, el descanso y la restauración de la palabra de Dios.

b. Si alguno andando con espíritu de falsedad mintiere: Con el juicio acechando en el horizonte – especialmente para el reino del norte de Israel – había falsos profetas que hablaban de días de vino y de sidra, dando falso consuelo y esperanza a un engañado pueblo. Estos eran los verdaderos “habladores”, como los llamaban falsamente los impíos en los días de Miqueas (Miqueas 2:6), no los verdaderos profetas de Dios. El único profeta que querían era uno que les dijera que habría mucho alcohol (Yo te profetizaré de vino y de sidra).

3. (12-13) Una promesa de restauración.

De cierto te juntaré todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel; lo reuniré como ovejas de Bosra, como rebaño en medio de su aprisco; harán estruendo por la multitud de hombres. Subirá el que abre caminos delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová.

a. De cierto te juntaré todo, oh Jacob: Aunque el juicio fue prometido debido al gran pecado del pueblo de Dios, todavía no estaban más allá de la gracia y la bondad de Dios. Dios aun prometía restauración al resto de Israel.

b. Harán estruendo por la multitud de hombres: El remanente no será poco; habría una multitud traída de regreso al Señor y sus caminos – y a la cabeza de ellos Jehová.

c. El que abre caminos: Esto se puede traducir como un título; la versión King James lo tiene como el rompedor. Podemos ver esto como un título mesiánico de Jesús menos conocido, pero no menos valioso: El Rompedor. En este oficio, Él es el capitán y líder de su pueblo, avanzando al frente de su rebaño. Necesitamos un Rompedor, un pionero para nuestra vida.

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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