Números 16

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Números 16 – La rebelión de Coré

A. Coré y sus seguidores se oponen al liderazgo de Moisés.

1. (1-3) La acusación contra Moisés y Aarón.

Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente, y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿Por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?

a. Coré hijo de Izhar: Esta rebelión, como todas, tenía un líder y seguidores. Este líder era Coré, descendiente de Coat. Tanto Moisés como Coré descendían de Coat, pero de diferentes hijos. Moisés a través de Amram (Números 26:58-59) y Coré a través de Izhar.

i. Entre las tres divisiones de la tribu de Leví, los coatitas tenían el deber más prestigioso. Su responsabilidad era llevar y cuidar las cosas más santas del tabernáculo después de que Aarón y sus hijos las hubieran tapado con las coberturas especialmente preparadas (Números 4:15).

ii. Datán, Abiram y On eran de la tribu de Rubén. En el arreglo de las tribus, la familia levítica de Coat fue colocada cerca de la tribu de Rubén. No es una sorpresa que la queja y el descontento de Coré se extendieran a estos tres rubenitas.

iii. Coré tal vez dijo: «Yo también soy de la tribu de Leví, y Aarón es mi primo. ¿Por qué él puede ser el sacerdote y yo no?». Datán y Abiram tal vez dijeron: «Rubén era el primogénito de Israel, así que nuestra tribu debe liderar. ¿Por qué Moisés puede liderar y nosotros no?».

b. ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos: Coré acusó a Moisés de orgullo (Basta ya de vosotros), de amor al poder y de negarse a dejar que otros dirijan (todos ellos son santos). Es probable que Coré quisiera algo del poder y la posición que Dios le había asignado a Moisés.

i. Fue significativo que esta acusación se hiciera públicamente, frente a doscientos cincuenta […] príncipes de la congregación […] varones de renombre. Coré actuó ante una audiencia, esperando atraer seguidores tras sí.

c. ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová: Este era un ataque inteligente. Coré actuaba como si representara al pueblo y luchara por sus intereses. Es más probable que Coré quisiera para sí algo del poder y la posición que Dios le dio a Moisés.

i. Era como si Coré dijera: «Moisés, tú no deberías ser el líder. Deja que todos sean líderes. Dios puede hablarles a todos».

ii. Significativamente, Coré proclamó la santidad del pueblo (todos ellos son santos) y consideraba que un liderazgo fuerte era innecesario (Basta ya de vosotros) en el mismo momento en que la nación noera santa y necesitaba desesperadamente un liderazgo fuerte. Coré malinterpretó completamente la condición del pueblo de Dios porque no era un verdadero pastor.

d. ¿Por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?: Coré acusó a Moisés (y a Aarón) de orgullo y egoísmo. La verdad era que Moisés no se convirtió en líder de Israel por ambición o deseo, sino por el llamado directo de Dios. Moisés tenía una posición de liderazgo clara, designada por Dios, pero no era un hombre orgulloso que se viera a sí mismo sobre la congregación de Jehová.

i. «La actitud adoptada por quienes organizaron el movimiento era plausible y popular. Era democrática en su expresión: “Toda la congregación es santa, cada uno de ellos, y Jehová está entre ellos”. Era un alegato a favor de la igualdad de derechos y de la independencia de acción». (Morgan)

e. Doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre: A nivel humano, Coré tuvo éxito porque estos doscientos cincuenta varones lo siguieron. Estos hombres no lideraron la rebelión, pero no tuvieron el discernimiento para oponerse a Coré, y lo siguieron. Es un gran problema cuando doscientos cincuenta varones prominentes apoyan a un hombre como Coré.

i. Estos 250 eran líderes, pero no eran los ancianos de Israel, nombrados en Números 10:14-27. La distinción entre estos varones y los ancianos de Israel queda clara en el versículo 25.

2. (4-11) La respuesta de Moisés a Coré y su compañía.

Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro; y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerqué a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí. Haced esto: tomaos incensarios, Coré y todo su séquito, y poned fuego en ellos, y poned en ellos incienso delante de Jehová mañana; y el varón a quien Jehová escogiere, aquel será el santo; esto os baste, hijos de Leví. Dijo más Moisés a Coré: Oíd ahora, hijos de Leví: ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles, y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el sacerdocio? Por tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová; pues Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis?

a. Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro: Cuando Moisés escuchó de la peligrosa incredulidad de Israel, él y Aarón se postraron sobre sus rostros ante Dios (Números 14:5). Ahora, ante la también peligrosa rebelión de Coré, Moisés una vez más se postró sobre su rostro, en una humilde actitud de oración.

i. Al ser un hombre humilde, Moisés, probablemente, le preguntó a Dios si sus críticos tenían razón o si tenían algo que enseñarle. Moisés, quizás, le preguntó a Dios qué se debía hacer en esa situación. Ciertamente, le pidió a Dios que perdonara a la nación y que no permitiera que estos hombres trajeran daño permanente al pueblo de Dios.

b. Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo: No sabemos cuánto tiempo oró Moisés, pero después de la oración tuvo la dirección de Dios para esta crisis. Él lanzó un desafío por el cual Coré y sus seguidores se presentarían delante del Señor, y Moisés y Aarón también vendrían, para que el Señor dejara clara su elección de líderes.

c. Esto os baste, hijos de Leví: Esto muestra que Moisés no dudaba del resultado de la prueba. Sabía que Dios probaría que él tenía razón y que Coré estaba equivocado. Por lo tanto, Moisés no tenía temor de hacer la prueba.

d. Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel: Moisés le recordó a Coré que Dios le había dado un servicio honorable que ahora, al parecer, consideraba poco. Su función de servir a los sacerdotes, cargar y cuidar los artículos sagrados del tabernáculo lo acercaba a Dios, pero Coré no estaba satisfecho con su llamado.

i. Incluso si Coré tenía razón, si Moisés se había vuelto orgulloso y hambriento de poder, esta era la manera equivocada de abordar el problema. Este desafío público era la manera equivocada de confrontar a alguien tan evidentemente llamado y nombrado al liderazgo como lo era Moisés. El uso de métodos impíos por parte de Coré (acusación, intimidación, reunión de seguidores rivales) era incorrecto.

e. Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis?: Solo podemos imaginar lo que Aarón pensó de todo esto. Aarón y su hermana María se enfrentaron a Moisés antes, como se registra en Números 12. Eso terminó en la ruina para Aarón y María, y podemos imaginar que Aarón pensó: «Coré, no cometas el mismo error que yo cometí».

3. (12-14) Datán y Abiram hablan por los rebeldes.

Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: No iremos allá. ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente? Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos.

a. Datán y Abiram: Estos eran conspiradores junto con Coré (Números 16:1). No quisieron reunirse con Moisés ni responder a su desafío. En cambio, acusaron a Moisés de querer matar al pueblo de Dios.

b. Nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel: Datán y Abiram mintieron sobre el pasado. Pensaban que Egipto era una tierra que destilaba leche y miel, incluso para los esclavos hebreos. Su mentira sobre el pasado desacreditaba a Moisés.

c. Para hacernos morir en el desierto: Datán y Abiram le asignaron un corazón malvado a Moisés. Hablaron como si hubieran descubierto un complot secreto de Moisés y Aarón: llevar a Israel al desierto y matarlos a todos. Esto era una insensatez.

d. Sino que también te enseñorees de nosotros: Datán y Abiram se negaron a reconocer el progreso de Moisés. Unos 40 años antes de esto, Moisés era un príncipe, un hombre arrogante que pensaba que podía liberar y guiar a Israel por sí mismo. Dios le quitó esa confianza con 40 años de humilde servicio en el desierto (Éxodo 2:15-3:10; 7:7). Sin embargo, Datán y Abiram hablaban como si Moisés siguiera siendo un príncipe arrogante.

e. Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel: Esto muestra que Datán y Abiram enjuiciaban injustamante a Moisés. Era cierto que Moisés aún no los había llevado a Canaán. Sin embargo, era un error culpar a Moisés por esto y pensar que Coré podría haberlo hecho mejor.

i. Es fácil para hombres como Coré decir: «Si yo dirigiera a Israel, ya estaríamos en Canaán». Pero Coré no estaba liderando a Israel, y los hombres de su tipo rara vez lo hacen. Dios rara vez pone a hombres con sus características en posiciones de liderazgo real, excepto como castigo, para mostrarles lo difícil que es el liderazgo, y que el liderazgo perfecto, como cualquier cosa perfecta, es imposible.

ii. Los líderes deben esperar que se les exija un estándar más alto, pero es evidentemente injusto exigirle a un líder un estándar perfecto.

f. No subiremos: Datán y Abiram no se consideraban bajo ninguna autoridad. Era como si dijeran: «Moisés, no respetamos tu autoridad. Escucharemos a Dios, pero no a ti. Tu palabra no significa nada para nosotros, y no subiremos». Aparentemente, los otros 250 líderes estaban de acuerdo con Datán y Abiram; ninguno de esos 250 levantó una voz de oposición a sus duras acusaciones.

i. «Es difícil creer el nivel de acritud que encontramos en Datán y Abiram. Ni siquiera están dispuestos a comparecer ante Moisés para ser acusados. Dos veces se niegan rotundamente». (Allen)

4. (15-19a) Moisés reafirma su desafío.

Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: No mires a su ofrenda; ni aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal. Después dijo Moisés a Coré: Tu y todo tu séquito, poneos mañana delante de Jehová; tú, y ellos, y Aarón; y tomad cada uno su incensario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno con su incensario. Y tomó cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos incienso, y se pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión con Moisés y Aarón. Ya Coré había hecho juntar contra ellos toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión.

a. Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: Después de las palabras de Datán y Abiram, Moisés se enojó mucho, en gran manera. Sabía que no había hecho nada para merecer tal acusación e hizo lo correcto: le dejó la situación a Dios.

i. Moisés era un hombre con poder político que tenía soldados y algo parecido a la policía a sus órdenes. Pudo hacer arrestar y ejecutar a Coré, Datán, Abiram y sus seguidores. En cambio, Moisés confió en Dios para resolver esta rebelión.

ii. A veces la gente se ofende de que un hombre como Moisés se haya enojado con hombres como Datán y Abiram. Piensan que un amor suave y fácil es la respuesta adecuada. Tal pensamiento es comprensible, pero incorrecto. Los pastores son amables con las ovejas descarriadas que podrían lastimarse a sí mismas, pero son apasionados contra los lobos que lastimarían al rebaño.

b. Ni aún un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal: Moisés declaró que era un hombre íntegro y al servicio del pueblo. Podía descansar con su conciencia limpia ante Dios.

i. Esto nos recuerda el testimonio de Pablo ante los ancianos de Éfeso en Hechos 20: «Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios… Ni playa ni oro ni vestido de nadie he codiciado […]. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados» (Hechos 20:26-27, 33, 35). Cuando un líder se ve afectado por personas rebeldes y dañinas, debe poder refugiarse en una conciencia limpia.

c. Tomad cada uno su incensario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová: Esto especificaba el desafío. Dios aprobaría o desaprobaría a estos 250 hombres reunidos con incensarios en la mano ante la puerta del tabernáculo.

i. Dios usó los incensarios con fuego e incienso en esta prueba por una buena razón. Un incensario es una olla de metal que se usa para quemar incienso, y era utilizado en el servicio sacerdotal de Israel. Ya que Coré y sus compañeros cuestionaban el derecho de Moisés y Aarón de dirigir la nación y el sacerdocio, cada grupo vendría al Señor como sacerdotes adoradores, y el Señor mostraría a cuál grupo aceptaba.

ii. Moisés hizo que los rebeldes tomaran la posición que deseaban, la posición de sacerdotes. A menudo, el mejor juicio sobre los rebeldes es dejarlos liderar.

iii. Humanamente hablando, las probabilidades estaban en contra de Moisés y Aarón. Dos hombres estaban en contra de más de 250 hombres en presencia de toda la congregación. Sin embargo, esta elección no se fundamentaría en la opinión popular, sino que la haría Dios según el designio de su voluntad.

iv. «Coré reunió a la congregación para que fuera testigo del evento, y para que, ante su éxito, del cual no dudaba, arremetiera contra Moisés y Aarón con furia popular, y los destruyeran». (Poole)

B. Dios afirma el liderazgo de Moisés sobre la nación de Israel.

1. (19b-21) Dios anuncia juicio sobre los rebeldes.

Entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación. Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Apartaos de entre esta congregación, y los consumiré en un momento.

a. Entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación: Esta era la presencia de la shekinah, la nube de la gloria de Dios. Dios se dirigiría a esta controversia de una manera fuerte, directa y clara.

b. Apartaos de entre esta congregación: Es como si Dios dijera: «Moisés y Aarón, ¿podrían irse, por favor? Voy a destruir a todos estos rebeldes en un instante y no quiero que ustedes salgan lastimados».

c. Y los consumiré en un momento: Dios decidió hacer evidente su elección de inmediato. A veces este no es el caso cuando Dios trata con aquellos que se rebelan y dividen, pero fue la manera en que Dios obró en esta ocasión.

2. (22) La intercesión de Moisés y Aarón por Coré y los rebeldes.

Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?

a. Y ellos se postraron sobre sus rostros: Una vez más, Moisés y Aarón se humillaron ante Dios. Con gran amor, le pidieron a Dios que perdonara a toda la congregación.

i. Tal vez, una razón por la que Dios permitió que Moisés y Aarón experimentaran esta dolorosa rebelión fue para que pudieran mostrar este tipo de amor por toda la congregación. Tal amor por los que no lo merecían evidencia que Moisés y Aarón estaban creciendo en amor y siendo transformados a la imagen de Jesús, mucho antes de que Jesús caminara en la tierra.

ii. Nuevamente, se enfatiza la importancia de la oración. Pareciera que si no hubiera habido oración la congregación rebelde hubiera sido destruida. Deberíamos pensar que la oración de Moisés fue esencial.

b. Es solo un hombre el que pecó […]. ¿Por qué airarte contra toda la congregación?: Aunque más de 250 líderes se opusieron a Moisés y a Aarón, ellos entendían correctamente que esto era obra de solo un hombre. Coré era el centro de todo esto.

3. (23-27) Dios advierte del juicio que pronto vendrá sobre Coré y sus compañeros.

Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a la congregación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y Abiram. Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y a Abiram, y los ancianos de Israel fueron en pos de él. Y él habló a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis en todos sus pecados. Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron en las puertas de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos.

a. Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y Abiram: Esta fue la misericordia de Dios. El Señor le dijo a Moisés que le advirtiera al pueblo de Israel que se apartara de la rebelión de Coré para que no fuera alcanzado por el juicio que pronto vendría contra ellos.

b. Los ancianos de Israel fueron en pos de él: Esto fue glorioso. Dios había designado ancianos en Números 10:16-30, en respuesta a otro ataque al liderazgo de Moisés. Allí, los ancianos debían ser hombres con el mismo espíritu y visión que Moisés, hombres para ayudarlo a llevar la carga, hombres para estar con Moisés. Aquí, hicieron exactamente lo que Dios les ordenó hacer.

c. Para que no perezcáis en todos sus pecados: Moisés, en respuesta a la orden de Dios de alejarse de las tiendas de los líderes de la rebelión (Coré, Datán y Abiram), le suplicó al pueblo que se separara de las personas causantes de la división. El pueblo lo hizo (se apartaron de las tiendas).

i. La misma actitud debe tener el pueblo de Dios hoy. Debe alejarse de las personas causantes de división y contenciosas en la familia de Dios. Debe haber un temor apropiado de ser atrapados en el mismo juicio o corrección que ellos traerán sobre sí mismos.

ii. El Nuevo Testamento también habla según este mismo principio:

·«Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio» (Tito 3:10-11).

·«Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos» (Romanos 16:17-18).

iii. Las personas contenciosas nunca afirmarán que lo son. Siempre consideran que su labor es una causa noble. Por lo tanto, el pueblo de Dios necesita discernimiento para ver lo que otros hacen, no solo lo que dicen.

4. (28-35) El juicio de Dios sobre Coré y sus compañeros.

Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad. Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová. Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas esas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación. Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra. También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

a. Por esto conoceréis: Dios le dio a Moisés una visión sobrenatural para saber que algún juicio especial (algo nuevo) iba a sobrevenir sobre Coré, Datán y Abiram: la tierra se los tragaría, como prueba de que estos hombres irritaron a Jehová.

b. Se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los tragó: Este fue el juicio de Dios sobre Coré, Datán, Abiram y sus familias.

i. Puede que nos sintamos incómodos al ver a las familias destruidas también, pero esto muestra claramente que las familias de las personas rebeldes y contenciosas sufren, a menudo mucho.

c. Descendieron vivos al Seol: Literalmente, fueron vivos al Seol. Este era el concepto hebreo del mundo de los muertos, bajo la superficie de la tierra (donde los muertos eran enterrados). Estos no fueron enterrados; descendieron vivos al Seol. No hubo necesidad de cavar tumbas; Dios cavó sus tumbas y los envió directamente al mundo de los muertos.

i. Hubo una inusual misericordia mostrada a un remanente en esto. «Resulta que hay sobrevivientes de la familia de Coré que se extienden hasta el tiempo de David y más allá. Números 26:10-11 nos dice que Coré estaba entre los que se tragó la tierra, pero que sus hijos no murieron con él. Sus descendientes se convertirían más tarde en los cantores del templo, responsables de la elaboración de numerosos salmos». (Allen)

d. Salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres: Dios estableció juicio para los que andaban en acuerdo con Coré. Coré y sus colaboradores cercanos fueron tragados por la tierra; estos doscientos cincuenta hombres fueron destruidos por el fuego. Su adoración no fue recibida.

i. «Por fuego pecaron, y por fuego padecen». (Trapp)

ii. «Así hubo dos castigos distintos, el Seol y el fuego, para estos dos grupos rebeldes causantes de divisiones». (Clarke)

4. (36-40) Una cobertura de bronce para el altar.

Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Di a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, que tome los incensarios de en medio del incendio, y derrame más allá el fuego; porque son santificados los incensarios de estos que pecaron contra sus almas; y harán de ellos planchas batidas para cubrir el altar; por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová, son santificados, y serán como señal a los hijos de Israel. Y el sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce con que los quemados habían ofrecido; y los batieron para cubrir el altar, en recuerdo para los hijos de Israel, de que ningún extraño que no sea de la descendencia de Aarón se acerque para ofrecer incienso delante de Jehová, para que no sea como Coré y como su séquito; según se lo dijo Jehová por medio de Moisés.

a. Que tome los incensarios de en medio del incendio […] porque son santificados […] harán de ellos planchas batidas para cubrir el altar: Los incensarios se martillaron y se usaron para cubrir el altar principal del sacrificio. Los incensarios de los rebeldes fueron santificados y preservados porque aunque Coré y sus seguidores adoraron incorrectamente, adoraron al Dios correcto.

i. «¿Te imaginas la escena? Los verdaderos sacerdotes hurgan entre los cuerpos, la carne quemada, el hedor, el humo, las brasas humeantes y las partes retorcidas. […]. Había 250 incensarios, ninguno debía perderse. Cada uno fue registrado, cada uno purificado, cada uno santificado». (Allen)

ii. Al final, cada uno de los 250 se identificó completamente con Coré, aunque quizás no era esa su intención. Podemos imaginarnos a algunos de esos 250 hombres diciendo: «Bueno, no estoy de acuerdo con todo lo que dice Coré, pero tiene algunos puntos buenos». Pero Dios desdibujó todas esas distinciones. Todos los incensarios son martillados juntos y titulados colectivamente: Coré y su séquito.

b. Derrame más allá el fuego: El fuego que los 250 líderes presentaron no era santo y debía ser esparcido lejos. Era un fuego extraño, no aceptado por Dios en absoluto.

c. Y los batieron para cubrir el altar, en recuerdo para los hijos de Israel: Los incensarios fueron así conmemorados y sirvieron como un importante recordatorio. Dios nombra a sus líderes, y nadie debe ser un rebelde como Coré. Los incensarios batidos fueron una señal para Israel, una advertencia solemne, como los restos de un automóvil chocado pueden advertir a otros para que conduzcan con seguridad.

i. Si los cristianos hoy día se encuentran con líderes impíos o aspirantes a líderes, deben tener cuidado de no imitar los errores de Coré y sus compañeros. A menudo (no siempre), el enfoque apropiado es dejar que Dios se encargue del liderazgo arrogante y abusivo, como David hizo más tarde con Saúl.

ii. En la edición hebrea del Antiguo Testamento, Números 16:36 comienza un nuevo capítulo (Números 17).

C. El pueblo murmura en contra de Moisés y Aarón.

1. (41) Se hace la acusación: «Han dado muerte al pueblo de Jehová».

El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová.

a. El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón: ¡Pobre Moisés! Sin duda, esperaba que todos los problemas hubieran terminado cuando se juzgara a los rebeldes. Pero ahora tenía que lidiar con los que simpatizaban con la gente contenciosa y sentían lástima por ellos.

b. Habéis dado muerte al pueblo de Jehová: Su acusación contra Moisés era absurda. Moisés, ciertamente, no los mató. Cuando la tierra se abre y se traga a más de 250 personas, evidentemente, fue la mano de Dios, no la de Moisés.

2. (42-45) La amenaza de juicio sobre los hijos de Israel por su simpatía por Coré.

Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová. Y vinieron Moisés y Aarón delante del tabernáculo de reunión. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros.

a. He aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová: Una vez más, la gloria shekinah de Dios apareció y defendería a Moisés.

b. Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento: Dios reaccionó de la misma manera hacia los simpatizantes de entre la congregación que hacia Coré y su compañía. Evidentemente, estas personas merecían ser juzgadas.

c. Y ellos se postraron sobre sus rostros: Esta reacción humilde y desesperada mostró que tomaron en serio la amenaza de juicio. Moisés y Aarón comprendieron que no era poca cosa que la congregación simpatizara con la gente contenciosa que se oponía a ellos

3. (46-50) La intercesión de Aarón detiene la plaga del juicio sobre los hijos de Israel.

Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado. Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad. Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré. Después volvió Aarón a Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado.

a. Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos: Dios había prometido juicio en Números 16:45 («y los consumiré en un momento»). Por lo tanto, Moisés le dijo a Aarón, como sumo sacerdote del pueblo de Dios, que ofreciera inmediatamente incienso para hacer expiación por la congregación.

i. «Aarón tomó el verdadero incensario sacerdotal y lo usó para traer expiación y purificación en nombre del campamento israelita, de modo que la plaga provocada por la insurrección pudiera ser evitada». (Cole)

ii. Fuego del altar: El fuego que entró en los incensarios de Coré y sus compañeros no provenía del altar, fue fuego extraño, fuego no autorizado. Cuando Moisés le dijo a Aarón que ofreciera incienso para detener la plaga, le dijo específicamente que tomara el fuego del altar.

b. Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación: Mientras la plaga arrasaba al pueblo como un incendio, el sumo sacerdote Aarón corrió en medio del peligro, para rescatar a los que deseaban su muerte y la de Moisés.

i. No tenemos ninguna razón para pensar que Coré o su grupo le hubieran mostrado la misma misericordia a Moisés. Probablemente, habrían dicho pasivamente: «Bueno, Dios, adelante, dales lo que se merecen. ¡Sabíamos que se lo merecían!». Coré y los que se quejaban no tenían el mismo corazón de pastor por Israel que Moisés y Aarón.

c. Él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo: Se usó un incensario lleno de incienso ardiente para detener la plaga. El incienso es una imagen de la oración en la Biblia (como en Apocalipsis 8:3-4), porque el humo perfumado del incienso asciende al cielo como lo hacen nuestras oraciones. Esta fue una imagen muy elocuente de Aarón, como sumo sacerdote, intercediendo por el pueblo de Dios.

d. Y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad: La plaga se detuvo donde Aarón oró. Los intercesores hacen lo mismo hoy; se interponen entre los muertos y los vivos, suplicando la misericordia de Dios, preservando y promoviendo la vida con su oración.

i. Pararse entre los muertos y los vivos habla de lo serio que es el asunto de la oración. No es una búsqueda casual, un ejercicio fatalista de superación personal. La oración mueve la mano de Dios y la mueve para detener la muerte y dar vida.

e. Los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos: Este es un gran número, pero no se compara con la muerte de toda la nación. Este fue otro paso en la transformación de la generación de incredulidad en el desierto para que una nueva generación de fe y audacia pudiera ser levantada para tomar la Tierra Prometida.

i. Lo más importante es que la obra del sumo sacerdote Aarón aquí es una imagen de nuestro sumo sacerdote Jesús y su obra a favor nuestro. Éramos pecadores culpables que merecían juicio, recibimos mortandad con justa razón:

·Nuestro Salvador fue enviado en una misión para salvar.

·Nuestro Salvador fue injustamente acusado y atacado.

·Nuestro Salvador rescató a aquellos que lo querían muerto.

·Nuestro Salvador oró por nosotros.

·Nuestro Salvador «corrió» para salvarnos.

·Nuestro Salvador hizo este trabajo solo —Moisés, el dador de la ley, no lo ayudó. Todo lo que la ley podía hacer era decir: «Hay que hacer algo», pero la ley no tenía la capacidad de rescatar. Solo el Sumo Sacerdote podía detener esta plaga mortal.

·Nuestro Salvador se interpuso entre la muerte y la vida por nosotros.

·Nuestro Salvador es la única oportunidad de salvación.

·Nuestro Salvador es la línea divisoria entre la muerte y la vida.

ii. «Aarón sabiamente se pone en el camino de la plaga. La plaga llegó, dañando lo que tenía delante, y allí estaba Aarón, el intercesor, con los brazos extendidos y el incensario balanceándose hacia el cielo, interponiéndose entre los dardos de la muerte y el pueblo. Parecía decir: “Si hay dardos que deben volar, que me atraviesen a mí, o que el incienso me proteja a mí y al pueblo”». (Spurgeon)

iii. «Si el sumo sacerdote Aarón con su incensario pudo desarmar la ira de un Dios airado e insultado para que se perdonara a un pueblo culpable, que no merecía nada más que destrucción; ¡cuánto más eficaz podemos esperar que sea la gran expiación que hizo el Señor Jesucristo, de quien Aarón fue solo un tipo! Los sacrificios de animales vivos señalaban la muerte de Cristo en la cruz; el incienso, su intercesión. Mediante su muerte se compra la salvación para el mundo; por su intercesión los hijos de los hombres ofensores son salvos». (Clarke)

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