Números 23

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Números 23 – Las profecías de Balaam

A. La primera profecía: Una palabra profética a través de Balaam.

1. (1-3) Sacrificio y preparación.

Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquier cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto.

a. Edifícame aquí siete altares: Estos eran muchos altares listos para recibir numerosos toros y carneros. El rey Balac de los moabitas estaba dispuesto a hacer todo lo que Balaam le pidiera a fin de de que maldijera a Israel.

i. Debido a que Balaam buscaba poner a Jehová en contra de Israel, estos siete altares y sus sacrificios tenían la intención de apaciguar a Jehová. Pero Dios nunca le dijo a Balaam que le construyera un altar, mucho menos siete altares con siete sacrificios en siete lugares altos diferentes. Estos siete altares y holocaustos fueron idea de Balaam y Balac, no de Dios.

b. Cualquier cosa que me mostrare, te avisaré: En el relato de Números, Balaam se muestra como un profeta corrupto, no como un falso profeta. Era codicioso y estaba dispuesto a recibir riquezas por tratar de maldecir a Israel; pero, al mismo tiempo, no quería, o no podía, crear sus propias profecías. Solo podía decir: «Cualquier cosa que Jehová me mostrare, te avisaré».

i. Podríamos imaginar una conversación entre Balac y Balaam:

·Balac: Quiero que hagas que los dioses maldigan a Israel. Pídele a Baal o a algún otro dios que lo haga.

·Balaam: No funciona así. Jehová, el Dios de Israel, es más grande que todos esos dioses. Si Israel va a ser maldecido, Jehová tiene que hacerlo.

·Balac: Entonces hagamos que el Dios de Israel los maldiga.

·Balaam: Podemos intentarlo, pero solo puedo decirte lo que me diga el Dios de Israel.

c. Y se fue a un monte descubierto: Balac fue a la cima de una colina para pararse junto a uno de los altares. Los altares a menudo estaban en la cima de las colinas, en los lugares altos (1 Reyes 3:2, 12:31, 13:2).

2. (4-6) Dios se encuentra con Balaam y lo envía de regreso a Balac.

Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab.

a. Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam: Dios habló a través de alguien tan evidentemente corrupto como Balaam. Esto nos muestra que los dones espirituales no equivalen a madurez espiritual o santidad de vida. Dios habló a través de un asna en el capítulo anterior y ahora puso palabra en la boca de Balaam.

i. «A pesar de las acciones paganas y desagradables de este hombre impío, el Señor se reúne con él y habla a través de él. Esto es absolutamente extraordinario. A menudo decimos que Dios nunca utilizará un instrumento impuro. Esto no es del todo exacto. Dios puede utilizar cualquier vaso que desee; la cuestión se refiere a lo que ocurre con un instrumento impuro cuando Dios ha terminado de utilizarlo para sus propósitos. Parece que esos instrumentos son arrojados a un lado, tirados por el camino». (Allen)

ii. «Las palabras así puestas en su boca no son contaminadas por él, ¡porque no son suyas! […]. Balaam no “comió” la Palabra de Dios como Jeremías (Jeremías 15:16), ni creyó lo que había dicho, como David, y después de él San Pablo (Salmo 116:10; 2 Corintios 4:13)». (Trapp)

b. Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab: Cuando Balaam volvió, Balac y todos los príncipes de Moab estaban listos. Estaban listos para saber lo que su dinero le compró a Balaam.

3. (7-10) Primera profecía de Balaam: Israel no puede ser maldecido.

Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente; ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? Porque de la cumbre de las peñas lo veré, y desde los collados lo miraré; He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones. ¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya.

a. Y él tomó su parábola, y dijo: Aquí comienza el primero de los siete «oráculos» o profecías que Balaam pronunció con respecto al pueblo de Israel. Estos comienzan en Números 23:7, 18; 24:3, 15, 20, 21, 23.

b. Ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel: Esto fue lo que Balac pidió. Él quería una maldición espiritual contra Israel para que pudieran ser derrotados en la batalla.

i. «Maldecir era un asunto muy solemne en el mundo antiguo y a menudo se pensaba que era automáticamente efectivo. Las palabras contenían el poder de afectar a aquellos que las escuchaban o las ignoraban (cf. Deuteronomio 27:15ss.; 1 de Samuel 14:24ss.)». (Wenham)

c. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldije?: Sin embargo, ni Balaam ni ningún otro profeta podía maldecir a Israel si Dios no los había maldecido. Balac no podía sobornar a Dios para maldecir a Israel.

i. «Balaam habría invertido la bendición en una maldición, si hubiera podido […]. ¿No es esta también la desesperación de Satanás? Dios nos ha bendecido con todas las bendiciones espirituales en Cristo Jesús, y no puede revertirlas». (Meyer)

d. No será contado entre las naciones: Israel era diferente de todas las demás naciones, elegido por Dios para un papel especial en su plan de redención para el mundo. Israel era diferente porque su Dios era diferente.

i. No será contado entre las naciones: «Serán preservados para siempre como una nación distinta. Esta profecía se ha cumplido literalmente a través de un período de 3300 años hasta el día de hoy. Esto es verdaderamente asombroso». (Clarke)

e. ¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel?: A través de Balaam, Dios prometió bendecir a Israel al hacer de ellos una nación singular y de gran tamaño. Intuimos que Balaam miró a Israel, vio su vasto campamento y se asombró de su tamaño y de la bendición de su fecundidad y prosperidad.

i. El «polvo de Jacob» es una clara referencia a la promesa que Dios hizo a Abraham y a su descendencia del pacto (Génesis 13:16).

f. Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya: Balaam concluyó su parábola (otra palabra para profecía) con este anhelo. Balaam era uno de los muchos que anhelan morir la muerte de los rectos, pero que no desean vivir la vida de los justos. La muerte de Balaam (Números 31:8) no da esperanza para el cumplimiento de este deseo. Su deseo no era erróneo, pero no fue suficiente para impulsarlo a vivir en integridad de modo que pudiera morir como los rectos.

i. «No solo son felices por encima de otras naciones en esta vida y, por lo tanto, en vano habría de maldecirlos; sino que tienen este privilegio peculiar, que son felices después de la muerte; su felicidad comienza donde termina la felicidad de otras personas; por lo tanto, deseo de todo corazón que mi alma tenga su porción con la de ellos cuando yo muera». (Poole)

ii. Los que tratan de separar el vivir la vida de los justos y el morir la muerte de los rectos esperan romper una cadena irrompible: «Romperían la cadena de Dios, separarían la felicidad de la santidad, la salvación de la santificación, el fin de los medios; bailarían con el diablo todo el día, y luego cenarían con Cristo por la noche; vivirían toda su vida en el regazo de Dalila, y luego irían al seno de Abraham cuando murieran». (Trapp)

iii. «He aquí la vanidad de los meros deseos. Balaam deseaba morir la muerte de los justos y, sin embargo, murió en batalla luchando contra aquellos hombres justos a quienes envidiaba». (Spurgeon)

4. (11-12) La decepción de Balac.

Entonces Balac dijo a Balam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. Él respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?

a. ¿Qué me has hecho?: El rey de Moab estaba comprensiblemente perturbado. Pagó un buen dinero por una maldición contra Israel, y el profeta, en cambio, los bendijo.

b. ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?: Balaam habló como un profeta verdadero, pero corrupto. Intuimos que estaba decepcionado por no haber podido complacer al rey que le había prometido mucho dinero. Balaam ya le había dicho a Balac que solo podía hablar lo que el Señor le dijera (Números 22:38).

B. La segunda profecía: Una palabra profética a través de Balaam.

1. (13-17) Preparación antes de la profecía.

Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?

a. Te ruego que vengas conmigo a otro lugar […] solamente los más cercanos verás: Balac quería cambiar las palabras que Balaam pronunciaba sobre Israel de una bendición a una maldición. Balac esperaba que cambiando el lugar donde Balaam estaba parado y cambiando la perspectiva que tenía al mirar a Israel, la profecía cambiaría. Como Balaam parecía tan impresionado por el tamaño de Israel en la primera profecía (Números 23:10), Balac pensó que era mejor ponerlo en un lugar donde solo pudiera ver una porción de Israel para la segunda profecía.

b. Edificó siete altares: Balac deseaba tanto que Israel fuera maldecido que estuvo dispuesto a construir siete altares más y suministrar sacrificios para cada uno de esos altares.

c. Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca: Una vez más, Balaam solo podía hablar la palabra que Dios ponía en su boca. Balaam no podía o no quería crear su propio mensaje y decir que era del Señor simplemente para complacer al rey Balac.

2. (18-24) La segunda profecía de Balaam: El Dios inmutable bendice a Israel.

Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él. Dios los ha sacado de Egipto; Tiene fuerzas como de búfalo. Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios! He aquí el pueblo que como león se levantará, y como león se erguirá; No se echará hasta que devore la presa, y beba la sangre de los muertos.

a. Balac, levántate y oye: En este mensaje, Dios reprendió a Balac y le enseñó acerca de la naturaleza divina:

·Dios no es un hombre, y no puede ser sobornado o impresionado con riquezas (como lo fue Balaam).

·Dios no miente, y no cambia de opinión («para que se arrepienta») como lo hace el hombre.

·Dios siempre cumple su palabra. Si Dios ha hablado, lo cumplirá («Él dijo, ¿y no hará?»).

·Dios tiene toda la fuerza y tiene el poder para cumplir lo que promete. Él lo ejecutará.

b. Él dio bendición y no podré revocarla: No estaba dentro del poder de Balaam bendecir o maldecir a Israel. Todo lo que Balaam podía hacer era reportar lo que Dios decía. Si Dios decía que Israel estaba bendecido, Balaam debía decirlo, sin importar cuánto dinero le diera Balac.

i. «La bendición de Dios es tan poderosa e irrevocable que ni el más renombrado experto en adivinación de la época podría contrarrestar su efectividad. Solo Dios podía revocar su bendición sobre Israel». (Cole)

c. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel: Una razón por la que Dios declaró a Israel como bendecido fue porque ellos no estaban, en su temporada presente, caminando en iniquidad o perversidad evidente o significativa. Por lo tanto, Jehová su Dios está con él y no hay agüero, ni adivinación contra Israel. Para decirlo en el lenguaje posterior de Romanos 8:31, si Dios está a por Israel, entonces nadie puede estar en contra de ellos.

i. Una característica importante del pacto mosaico era su promesa de bendecir y maldecir (como en Levítico 26). Dios prometió bendecir a un Israel generalmente obediente, y maldecir a un Israel general o significativamente desobediente. Cuando Balaam señaló que Dios no ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel, era una manera de decir: «Por lo tanto, bajo el pacto de Dios con ellos, serán bendecidos».

ii. «En este tiempo, cuando Balac contrató a Balaam, no había peccatum flagrans [es decir], ningún pecado inmundo de ese pueblo, llameante a los ojos de Dios, o hediondo en sus narices y, por lo tanto, no podía haber encantamiento contra ellos». (Trapp)

iii. Esta observación también insinuaba un principio: si Israel fuera seducido a un pecado general o significativo, tal vez, bajo el pacto que hicieron con Jehová, traerían una maldición sobre sí mismos.

iv. «Porque así como Balaam sabía que nadie más que el Dios de Israel podía maldecir o destruir a Israel, también sabía que el pecado podría hacerlo; por lo tanto, tomó un curso correcto, aunque malvado, para tentarlos a pecar, y así exponerlos a la ruina [Números 25]». (Poole)

v. Júbilo de rey en él: Esta es la primera mención específica de Yahveh como Rey entre su pueblo en la Biblia. «Gritos tan alegres y triunfantes como aquellos con los que un pueblo felicita el acercamiento y la presencia de su rey cuando aparece entre ellos en alguna ocasión solemne, o cuando regresa de la batalla con la victoria y el botín. La expresión implica que Dios es su Rey y Gobernante, y la abundante seguridad y justa confianza que tienen en Él como tal». (Poole)

d. Dios los ha sacado de Egipto: Como Allen y otros señalan, el tiempo verbal aquí describe una acción continua. El gran poder y favor de Dios hacia Israel se ve en que Él los sacó de Egipto y que continúa sacándolos y llevándolos a Canaán como prometió hacer.

e. Tiene fuerzas como de búfalo: La palabra búfalo (Números 23:22, 24:8) se traduce como unicornio en la KJV. La palabra hebrea aquí (reem) aparece nueve veces en el Antiguo Testamento. La idea detrás de la palabra hebrea es la de un cuerno o un cuerno poderoso. Algunos piensan que se refiere a un rinoceronte, otros a un buey salvaje, o a una cabra fuerte.

i. «“Unicornio” en la KJV está desde el principio traducido erróneamente; la expresión hebrea habla de dos cuernos (dual), lo que la NVI parafrasea como fuerza». (Allen)

ii. «La criatura a la que se hace referencia es o bien el rinoceronte, algunas variedades del cual tienen dos cuernos en la nariz; o bien el toro salvaje, urus o búfalo; aunque algunos piensan que la bestia a la que se hace referencia es una especie de cabra, pero el rinoceronte parece lo más probable». (Clarke)

f. Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel: Esta fue una manera fuerte y directa en la que Dios le dijo a Balac (y a Balaam): «No puedes maldecir a Israel. Su hechicería no puede tener efecto». En lugar de ser derrotado por la hechicería o la adivinación, Israel fue como el león que devorará a su presa.

3. (25-26) La decepción de Balac.

Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?

a. Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas: Balac estaba muy frustrado y esencialmente dijo: «Si no puedes maldecirlos, ¡al menos no vayas y los bendigas!».

b. Todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer: Balaam es presentado de nuevo como corrupto, pero no como un falso mensajero o profeta. La avaricia y la corrupción de Balaam no fueron un buen ejemplo. Sin embargo, su compromiso de informar fielmente lo que Dios había dicho es un ejemplo del que muchos predicadores y maestros bíblicos modernos deberían aprender. Balaam simplemente no podía moldear el mensaje de Dios para complacer a su audiencia.

Los últimos cuatro versículos de Números 23 se analizan en el comentario de Números 24.

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