Números 31

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Números 31 – Venganza en Madián

A. La orden de destruir a los madianitas y su cumplimiento.

1. (1-2) Dios le ordena a Israel que se vengue de los madianitas.

Jehová habló a Moisés, diciendo: Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo.

a. Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas: Los madianitas eran un pueblo nómada asociado con el pueblo de Moab en Números 25. Dios ordenó que fueran atacados en retribución por seducir a Israel a la inmoralidad sexual y la idolatría.

i. «Los madianitas eran una gran confederación de tribus, asociadas con varios grupos más pequeños […]. Recorrían las áridas tierras del Sinaí, el Neguev y Transjordania. Aquí, los madianitas asociados con Moab son los escogidos para la venganza». (Wenham)

ii. El énfasis está en el hecho de que Jehová habló a Moisés al iniciar este ataque. No se trataba de venganza personal, conquista de territorio, o ansia de saqueo. «La guerra es anunciada por el Señor, no por Moisés. Moisés no consideró que la guerra estuviera motivada por celos mezquinos. Era “la venganza del Señor” debido a la maldad de los madianitas, causantes de seducir a los israelitas al sistema de culto pagano a Baal-Peor». (Allen)

iii. Debido a que fue específicamente ordenado por el Señor, esto también constituyó una prueba de la obediencia de Israel. «La segunda generación de Israel, ahora en las llanuras de Moab frente a Jericó, se enfrentaba al mismo dilema moral, ético y espiritual que la primera generación había enfrentado en el desierto. ¿Serían fieles a su relación única de alianza con Jehová su Dios o sucumbirían a las tentaciones que se cernían sobre ellos?». (Cole)

iv. «Los moabitas también eran culpables, pero Dios, por su beneplácito, y por su bondad hacia Lot, se complació en perdonarlos; más bien, porque la medida de su iniquidad aún no estaba completa». (Poole)

b. Haz la venganza: Generalmente nos sentimos incómodos con la idea de la venganza porque no parece consistente con el amor de Dios. Sin embargo, en el contexto correcto, la venganza es algo bueno en lo que Dios está interesado.

i. Las Escrituras hablan repetidamente de la venganza de Dioscomo algo positivo. El mal viene con la venganza delhombre. «Que Moisés fue dirigido por Dios a “vengarse” (NVI, NKJV) de los madianitas refleja una connotación del verbo hebreo nqm, que también puede significar vindicación. Dios dirige su venganza contra los inmorales, idólatras e injustos; y, sin embargo, su venganza es, a menudo, autolimitada de acuerdo con su gran misericordia». (Cole)

ii. En esta circunstancia, Israel estaba en un papel único: con un llamado especial para ser un instrumento de la venganza de Dios sobre los variados pueblos de y cerca de Canaán. Esto es algo que ningún individuo, actuando bajo su propia autoridad, puede asumir hoy día. Tampoco existe una comunidad definida como el pueblo de Dios (como una congregación eclesiástica o una denominación) que ocupe el mismo lugar único que tenía el antiguo Israel en el plan de Dios.

iii. Aunque Dios no ha llamado a la iglesia como su instrumento de venganza, Dios ha ordenado que ciertos instrumentos de la sociedad (como el gobierno) tomen venganza de los malhechores (Romanos 13:1-4).

c. Después serás recogido a tu pueblo: Moisés murió algunos meses después de esto. No murió inmediatamente después, pero esto era algo que tenía que cumplirse antes de que su obra pudiera considerarse completa.

2. (3-5) Moisés organiza el ejército para luchar contra Madián.

Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová en Madián. Mil de cada tribu de todas las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra. Así fueron dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de guerra.

a. Armaos algunos de vosotros para la guerra: Moisés obedeció prontamente lo que Dios le dijo a Israel que hiciera.

i. «La idolatría degradante debía de ser aborrecida, y los que se aferraban a ella suprimidos. Ahora llega el momento de una guerra exterminadora. Mientras hordas de beduinos ocupen las colinas y el desierto vecino, no puede haber seguridad ni para la moral, ni para la propiedad, ni para la vida. Balaam está entre ellos conspirando contra Israel; y su energía inquieta, podemos suponer, precipita el conflicto». (Watson)

b. Mil de cada tribu de todas las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra: Esto era algo que Dios llamó a Israel a hacer juntos como pueblo, no solo a algunas tribus individuales. Dios quería que pensaran y actuaran como un pueblo unido, a pesar de sus diferencias tribales.

3. (6-11) Se pelea la batalla, Madián es derrotado y se toma el botín.

Y Moisés los envió a la guerra; mil de cada tribu envió; y Finees hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano para tocar. Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón. Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a espada. Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes, e incendiaron todas sus ciudades, aldeas y habitaciones. Y tomaron todo el despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias.

a. Fine es hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano: Significativamente, los sacerdotes fueron con la nación a esta batalla, y fueron con los vasos del santuario. Fue inusual y marcó este acontecimiento de una manera única, como la batalla de Dios.

i. «¿Quién fue el general? Josué, sin duda, aunque no se menciona aquí, porque siendo la batalla del Señor, sólo él debía tener la dirección suprema, y toda la gloria». (Clarke)

ii. Los vasos del santuario: «Los comentaristas no pueden decidir si esto significa con el arca (cf. Josué 6:6; 1 Samuel 4), o con las trompetas de alarma (Números 10:1-10; Josué 6), o vistiendo atavíos sacerdotales (keli, «vasos», significa vestidura en Deuteronomio 22:5)». (Wenham)

b. Y pelearon contra Madián: Según la costumbre de la época, mataron a todos los varones y tomaron a las mujeres y a los niños como esclavos, y se llevaron todas las posesiones como botín.

i. Como Jehová lo mandó a Moisés: Esta frase se repite cuatro veces en este capítulo (también en los versículos 31, 41 y 47). Hay un fuerte énfasis en la idea de que esta era la batalla del Señor, no de Israel.

ii. Mataron a todo varón: «El informe de que “mataron a todo varón” no significa necesariamente que mataron a todos los individuos, sino que hubo una derrota completa, centrándose en los varones del ejército enemigo que fueron asesinados. Algunos de los enemigos debieron huir. El énfasis en este informe es que mataron solo a los hombres». (Allen)

c. Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián: El nombre de Zur tiene cierto interés. Era el padre de Cozbi (Números 25:15), la mujer madianita que tan flagrantemente arrastró a un hombre israelita a la inmoralidad y la idolatría en el mismo tabernáculo y fue muerta con una lanza por Finees. Cozbi, procedente de una familia tan poderosa, era probablemente algo así como una sacerdotisa de Baal.

d. También a Balaam hijo de Beor mataron a espada: Balaam, quien había planeado la estrategia por la cual Israel sería seducido a la inmoralidad sexual y la idolatría, y quien lo hizo todo por dinero, ahora estaba muerto. La venganza de Dios lo juzgó, y todo el dinero que ganó ya no le sirvió de nada.

i. Este fue el error de Balaam mencionado en Judas 1:11. Balaam cometió un error al hacer el mal contra Dios y su pueblo por causa del dinero. Cuando la venganza de Dios vino contra Madián, este error le costó la vida.

ii. «El nombre de Balaam, en medio de la recitación de los nombres de los reyes madianitas, sugiere que era su consejero, su gurú espiritual. Siempre en pos de un siclo Balaam tenía una nueva faena». (Allen)

iii. En Números 23:10 Balaam habló de este deseo: «Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya».Pero Balaam no tuvo interés en vivir la vida de los justos, así que murió la muerte de los malvados, en compañía de los que estaban bajo el juicio de Dios.

B. La división del botín.

1. (12-20) Moisés se enoja cuando Israel se queda con las mujeres de Madián después del ataque.

Y trajeron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están junto al Jordán frente a Jericó. Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento. Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová. Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente. Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida. Y vosotros, cualquiera que haya dado muerte a persona, y cualquiera que haya tocado muerto, permaneced fuera del campamento siete días, y os purificaréis al tercer día y al séptimo, vosotros y vuestros cautivos. Asimismo purificaréis todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de cabra, y todo utensilio de madera.

a. ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?: Moisés estaba enojado, porque los hijos de Israel no veían el gran peligro de inmoralidad sexual e idolatría que representaban estas mujeres que antes condujeron a los hombres de Israel a estos mismos pecados.

i. El pueblo de Dios puede ser engañado por cosas que eran una amenaza, pero que no parecen ser un peligro presente. Los capitanes del ejército israelita pensaban que estas mujeres eran seguras, pero eran más peligrosas para Israel que un ejército de guerreros poderosos. Israel podía vencer a guerreros poderosos si eran espiritualmente fuertes; pero si eran seducidos a la inmoralidad y la idolatría, ciertamente caerían.

ii. «Moisés estaba enojado con los oficiales, no por la severidad del juicio que habían ejecutado sobre Madián, sino más bien porque habían fallado en llevar a cabo el juicio en su totalidad». (Morgan)

iii. A menudo, pensamos en muchas cosas como peligrosas para nosotros como pueblo de Dios: gobierno hostil, humanismo secular, ataque académico, y así sucesivamente. Pero cuando el pueblo de Dios acepta cosas entre ellos que abren la puerta a la inmoralidad y la idolatría, esto puede ser un peligro mucho mayor que cualquiera de esas otras cosas.

b. Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón carnalmente, las dejaréis con vida: Por tanto, todas las mujeres que hubieran conocido varón carnalmente debían morir. Pero las que no habían estado relacionadas con la inmoralidad y la idolatría de los madianitas podían mantenerse con vida.

i. «Las mujeres que habían conocido sexualmente a hombres, ya fueran madianitas o israelitas pecadoras, debían ser consideradas impuras, ya que fueron el principal instrumento de la perdición de Israel en Baal-Peor. Solo a las jóvenes se les permitiría vivir para que pudieran ser tomadas como esposas o esclavas por los hombres israelitas, según los principios de la guerra santa (Deuteronomio 20:13-14; 21:10-14). De este modo podrían quedar bajo el amparo de la comunidad de fe del pacto». (Cole)

ii. Que no hayan conocido varón: «Hasta donde podían conjeturar por su edad». (Trapp)

c. A todos los varones de entre los niños: A estos también había que matarlos. Esto era duro pero hecho con el entendimiento de que en esa antigua cultura, los niños habrían crecido hasta ser hombres con la solemne responsabilidad de vengar la muerte de sus padres y perpetuar la cultura madianita, la cual estaba bajo el juicio de Dios.

i. Este fue un juicio fuerte, incluso duro contra los madianitas. No los eliminó como pueblo, porque a menudo se les encuentra más tarde como enemigos de Israel (como en Jueces 6).

ii. Dios tiene derecho a juzgar no solo a los individuos, sino también a comunidades de todos los tamaños. Tales juicios van más allá del castigo individual; el juicio recae sobre la sociedad en su conjunto, incluyendo a aquellos que pueden no ser personal e individualmente culpables (como los niños pequeños). En algunas ocasiones Dios envía estos juicios directamente (como en el diluvio del Génesis o con Sodoma y Gomorra); en otras, envía naciones como instrumentos de su juicio (como con los asirios contra el reino del norte de Israel y los babilonios contra el reino del sur de Judá). En la conquista más amplia de Canaán, Dios utilizó de manera única a su pueblo (Israel) como ese instrumento de juicio.

iii. Este duro juicio, a menudo, nos incomoda; pero está arraigado tanto en el derecho fundamental de Dios a juzgar (Salmos 9:8, 50:6), como en su misericordia al conceder mucho tiempo para que la gente se arrepienta (Génesis 15:16). Podemos confiar en que Dios es un juez justo (Génesis 18:25; Salmos 7:11).

iv. «Para esta acción me baso simplemente en el principio de que Dios, quien es el autor y sustentador de la vida, tiene el derecho de disponer de ella cuando y como lo piense apropiado; y el Juez de toda la tierra no puede hacer nada más que lo que es justo». (Clarke)

v. «Las naciones corren hoy el riesgo del juicio de Dios. Esto es cierto, lo reconozcan o no. Un día llegará ese juicio. En ese momento no habrá llanto por las mujeres y los niños que murieron en la antigua Madián hace tres milenios y medio; en ese momento el juicio de Dios trascenderá todo lo que se haya escrito en las Escrituras más duras». (Allen)

d. Permaneced fuera del campamento siete días: Los soldados de Israel fueron triunfantes y llevaron a cabo la voluntad de Dios al atacar y derrotar a estos madianitas. Sin embargo, el llevar a cabo la voluntad de Dios involucró mucha muerte, así que a los soldados se les ordenó esperar siete días antes de regresar al campamento de Israel.

i. «Sobre toda guerra, por glorioso que sea su resultado desde el punto de vista del vencedor, pende la sombra de la muerte. Estas reglas de purificación le recordaban a Israel que la muerte de los semejantes era una perturbación catastrófica de la creación de Dios, aunque en algunos casos fuera el propio Creador quien exigiera la ejecución del pecador». (Wenham)

e. Purificaréis todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de cabra, y todo utensilio de madera: También había que purificar todo lo de los madianitas y el botín tomado de ellos. Luego se podía utilizar. Este fue también el caso en algunas de las posteriores guerras de juicio de Israel contra los cananeos: parte del botín podía ser aceptado, pero no por individuos (Josué 6:18-19).

i. Hay alguna aplicación de este principio en el pueblo de Dios hoy día. Deben discernir adecuadamente qué aspectos de la cultura pueden ser «saqueados», «purificados» y utilizados entre el pueblo de Dios. También deben discernir adecuadamente qué aspectos de la cultura no tienen cabida en absoluto entre el pueblo de Dios y deben ser «destruidos».

2. (21-24) La purificación del botín.

Y el sacerdote Eleazar dijo a los hombres de guerra que venían de la guerra: Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha mandado a Moisés: Ciertamente el oro y la plata, el bronce, hierro, estaño y plomo, todo lo que resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de purificación habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego. Además lavaréis vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis limpios; y después entraréis en el campamento.

a. Todo lo que resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio: Todo el botín material debía ser purificado por el fuego o limpiado con agua. Solo entonces era apto para su uso entre el pueblo de Dios.

i. «El gran objetivo de esta promulgación era hacer estos artículos ceremonialmente limpios. Habían sido usados por los madianitas, y requerían limpieza antes de que Israel pudiera apropiarse de ellos. Pero los procesos de limpieza debían ser determinados por su textura. Fuego para lo que resistiría el fuego; agua para lo que no resistiría el fuego». (Meyer)

b. Fuego […] en las aguas de purificación habrá de purificarse: Las cosas que se destruirían al pasar por el fuego podían ser purificadas con las aguas de purificación, que parece ser el agua en la que se rociaban las cenizas de la vaca alazana (Números 19).

i. Este es un patrón de cómo Dios usa el fuego y el agua para purificar a su pueblo hoy día: el fuego de la dificultad apremiante y el agua de la palabra pura de Dios.

ii. Cuando Dios usa el fuego de la purificación, podemos decir con Job: «Me probará, y saldré como oro» (Job 23:10). El fuego purifica el metal precioso al hacer que las impurezas (la escoria) suban a la superficie, donde el refinador puede eliminarlas. El refinador puede saber cuándo el oro es puro porque entonces puede ver su reflejo en el estanque de oro.

iii. Cuando Dios quiere lavarnos, no solo usa las aguas del bautismo, sino también el ministerio de la Palabra como se describe en Efesios 5:26: «para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra».

3. (25-54) El botín se divide entre los soldados y la nación en general.

Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Toma la cuenta del botín que se ha hecho, así de las personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación; y partirás por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la congregación. Y apartarás para Jehová el tributo de los hombres de guerra que salieron a la guerra; de quinientos, uno, así de las personas como de los bueyes, de los asnos y de las ovejas. De la mitad de ellos lo tomarás; y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová. Y de la mitad perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno de cada cincuenta de las personas, de los bueyes, de los asnos, de las ovejas y de todo animal, y los darás a los levitas, que tienen la guarda del tabernáculo de Jehová. E hicieron Moisés y el sacerdote Eleazar como Jehová mandó a Moisés. Y fue el botín, el resto del botín que tomaron los hombres de guerra, seiscientas setenta y cinco mil ovejas, setenta y dos mil bueyes, y sesenta y un mil asnos. En cuanto a personas, de mujeres que no habían conocido varón, eran por todas treinta y dos mil. Y la mitad, la parte de los que habían salido a la guerra, fue el número de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas; y el tributo de las ovejas para Jehová fue seiscientas setenta y cinco. De los bueyes, treinta y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová, setenta y dos. De los asnos, treinta mil quinientos; y de ellos el tributo para Jehová, sesenta y uno. Y de las personas, dieciséis mil; y de ellas el tributo para Jehová, treinta y dos personas. Y dio Moisés el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo mandó a Moisés. Y de la mitad para los hijos de Israel, que apartó Moisés de los hombres que habían ido a la guerra (la mitad para la congregación fue: de las ovejas, trescientas treinta y siete mil quinientas; de los bueyes, treinta y seis mil; de los asnos, treinta mil quinientos; y de las personas, dieciséis mil); de la mitad, pues, para los hijos de Israel, tomó Moisés uno de cada cincuenta, así de las personas como de los animales, y los dio a los levitas, que tenían la guarda del tabernáculo de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés. Vinieron a Moisés los jefes de los millares de aquel ejército, los jefes de millares y de centenas, y dijeron a Moisés: Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que están en nuestro poder, y ninguno ha faltado de nosotros. Por lo cual hemos ofrecido a Jehová ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nuestras almas delante de Jehová. Y Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de ellos, alhajas, todas elaboradas. Y todo el oro de la ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de centenas fue dieciséis mil setecientos cincuenta siclos. Los hombres del ejército habían tomado botín cada uno para sí. Recibieron, pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de centenas, y lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de Israel delante de Jehová.

a. Partirás por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la congregación: Habitualmente, el botín pertenecía solo a los soldados. Aquí, Dios ordenó que el botín fuera dividido entre los soldados y la congregación, y que cada uno le diera una porción a Jehová.

i. «El botín es dividido equitativamente entre el pueblo y los soldados; una quincuagésima parte es dada a Jehová, y una quincuagésima parte a los levitas». (Clarke)

b. La mitad para la congregación fue: de las ovejas, trescientas treinta y siete mil quinientas; de los bueyes, treinta y seis mil: Esta contabilidad del botín de la derrota de los madianitas muestra una notable cantidad de saqueo. Las cifras son tan grandes que algunos comentaristas se preguntan si se cometió un error al copiar el texto. Si es así o no, este fue un extra significativo para que Israel ganara mientras se preparaba para entrar en Canaán.

i. «La lista del saqueo en su conjunto se da en los vv.32-35. Las cifras eran enormes; la victoria, asombrosa. Esto era solo el principio; al otro lado del Jordán se encontraba el resto de la Tierra Prometida por Dios». (Allen)

ii. «Se ha sugerido que con toda probabilidad algunos de los números en este capítulo son inexactos, que en el proceso de traducción y copia, se han cometido errores. Es muy posible. Sin embargo, es una cuestión sin importancia real». (Morgan)

c. Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que están en nuestro poder, y ninguno ha faltado de nosotros: Los oficiales de Israel hicieron este notable informe a Moisés y Eleazar. Llevaron a 12 000 hombres a la batalla contra los madianitas, y no ha faltado ninguno de ellos.

i. «Esta maravillosa indicación de la providencia y protección de Yahveh proporcionaría a los ejércitos de Israel seguridad y confianza para las próximas campañas en la tierra de Canaán». (Cole)

ii. «No tenemos ninguna razón para creer que la protección de las vidas de cada soldado en las guerras de Israel haya ocurrido de nuevo. Este debe haber sido un acto solitario en la historia de Israel». (Allen)

d. Todo el oro de la ofrenda que ofrecieron a Jehová: Este fue un ofrecimiento especial de los oficiales, hecho en gratitud por la notable protección de Dios al ejército de Israel. Este generoso regalo pertenecía al Señor y sería usado como memoria y en el servicio del tabernáculo. La nueva generación de Israel, que pronto tomaría la Tierra Prometida, se estaba mostrando generosa; en contraste con la generación de sus padres que pereció en el desierto.

i. Dieciséis mil setecientos cincuenta siclos: «La cantidad total de oro ofrecida por los comandantes de Israel en nombre de sus tropas excedía con mucho el requisito mínimo de medio siclo por persona […]. En su lugar, presentaron casi 2.8 veces la cantidad mínima». (Cole)

ii. Para hacer expiación por nuestras almas delante de Jehová: «Es decir, para hacer un reconocimiento a Dios por la preservación de sus vidas. El oro ofrecido en esta ocasión ascendió a 16 750 siclos». (Clarke)

iii. Y de las personas, dieciséis mil; y de ellas el tributo para Jehová, treinta y dos personas: «En cuanto al uso que se daría a las mujeres en el servicio de los sacerdotes […] es posible que se les dieran tareas menores para hacer en el servicio del Señor, como sugieren muchos comentaristas (véase Éxodo 38:8)». (Allen)

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