Números 34

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Números 34 – Los límites de la tierra, hombres elegidos para repartir la tierra

Este capítulo es una celebración del don de Dios, una liturgia de la geografía. Presenta una escritura fiduciaria, un documento legal de Dios a su pueblo. (Ronald Allen)

A. Los límites de la tierra de Canaán.

1. (1-2) Introducción.

Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, esto es, la tierra que os ha de caer en herencia, la tierra de Canaán según sus límites.

a. Esto es, la tierra que os ha de caer: Números 34 le describe a Moisés y a los hijos de Israel los límites de la tierra de Canaán. Aunque las tierras del lado oriental del río Jordán pertenecían a Israel, esas tierras no eran consideradas como Canaán.

i. La tierra de Canaán: «Canaán fue una entidad geográfica reconocida a partir del siglo XV a.C. y se menciona con frecuencia en textos de Egipto de los siglos siguientes, periodo en el que estuvo bajo control nominal egipcio. Estos textos extrabíblicos no detallan las fronteras de Canaán como lo hace este capítulo; pero, evidentemente, presuponen prácticamente los mismos límites del Canaán que la Biblia». (Wenham)

ii. Será útil para el lector consultar un buen mapa bíblico. «Toda descripción aquí es inútil. La situación y los límites de la tierra de Canaán solo pueden conocerse mediante un reconocimiento real, o consultando un buen mapa». (Clarke)

b. En herencia: Israel iba a tener que tomar el control de la tierra de Canaán por conquista; tendrían que expulsar a los cananeos para tomar posesión. Sin embargo, no debían considerar que la tierra les fue dada porque se la ganaron. Dios se las dio como herencia. Las herencias se dan libremente, no se ganan.

i. Matthew Poole dio tres razones por las que Dios le detalló los límites de Canaán a Israel: «1. Para dirigirlos y limitarlos en sus guerras y conquistas, de modo que no buscaran la ampliación de su imperio a la manera de otras naciones, sino que se contentaran con su propia porción. 2. Para animarlos en su intento de conquistar Canaán, y asegurarles su éxito. 3. Para guiarlos en la próxima distribución de la tierra».

ii. «Es Dios quien nos asigna nuestros cuarteles, y recorta nuestras posibilidades, “señalando los límites de nuestra morada” (Hechos 17:26). Esto debería hacernos estar contentos con nuestra suerte y, teniendo a Dios como nuestra porción, decir de cualquier modo como dijo David: “Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos” (Salmos 16:6). Es lo que nuestro Padre ve conveniente para nosotros». (Trapp)

2. (3-5) La frontera del sur de la Tierra Prometida.

Tendréis el lado del sur desde el desierto de Zin hasta la frontera de Edom; y será el límite del sur al extremo del Mar Salado hacia el oriente. Este límite os irá rodeando desde el sur hasta la subida de Acrabim, y pasará hasta Zin; y se extenderá del sur a Cades-Barnea; y continuará a Hasaradar, y pasará hasta Asmón. Rodeará este límite desde Asmón hasta el torrente de Egipto, y sus remates serán al occidente.

a. La subida de Acrabim: Este lugar, «Paso del escorpión», se menciona también en Josué 15:3 y Jueces 1:36. Probablemente, era un punto de referencia bien conocido del desierto.

i. «La frontera sur pasaba justo al sur del famoso «Paso del escorpión», un sinuoso camino desde la cuenca de Nahal Zin hasta el Neguev, al sur de Mamshit, que siguió conociéndose con ese nombre durante el período romano y así sigue hasta nuestros días». (Cole)

b. Hasta el torrente de Egipto: Se han propuesto algunos pequeños arroyos diferentes para marcar esta parte de la frontera sur. Algunos comentaristas han sugerido que esto describe alguna rama del Nilo.

i. «El río de Egipto. La rama oriental del río Nilo; o, según otros, un río que está al sur de la tierra de los filisteos, y cae en el golfo o bahía cerca de Calié». (Clarke)

3. (6) La frontera occidental de la tierra de Canaán: El mar Mediterráneo.

Y el límite occidental será el Mar Grande; este límite será el límite occidental.

4. (7-9) La frontera norte de la tierra de Canaán.

El límite del norte será éste: desde el Mar Grande trazaréis al monte de Hor. Del monte de Hor trazaréis a la entrada de Hamat, y seguirá aquel límite hasta Zedad; y seguirá este límite hasta Zifrón, y terminará en Hazar-enán; éste será el límite del norte.

a. El límite del norte será éste: Estos puntos de referencia caen bien al norte de la frontera norte del Israel moderno, al norte de las antiguas ciudades de Tiro, Sidón y Biblos.

i. «Los únicos puntos de la frontera norte que pueden identificarse positivamente son Lebo-Hamat [la entrada de Hamat] (Números 13:21), probablemente, la moderna Lebweh y, Zedad, que puede equipararse con Sedad». (Wenham)

ii. «Lebo Hamat [la entrada de Hamat] es también el límite norte del reino israelita durante la monarquía de David y Salomón (1 Reyes 8:65), desde donde se convocaba al pueblo para celebrar la gran fiesta durante la dedicación del templo al Señor en Jerusalén». (Cole)

5. (10-12) La frontera oriental de la tierra de Canaán.

Por límite al oriente trazaréis desde Hazar-enán hasta Sefam; y bajará este límite desde Sefam a Ribla, al oriente de Aín; y descenderá el límite, y llegará a la costa del mar de Cineret, al oriente. Después descenderá este límite al Jordán, y terminará en el Mar Salado: ésta será vuestra tierra por sus límites alrededor.

a. Por límite al oriente trazaréis: La frontera al oriente comienza hacia el sur desde el punto oriental de la frontera norte, Hazar-enán. Luego se extiende hacia el sur en una línea incierta hasta llegar al mar de Cineret (también conocido como el mar de Galilea), y el Jordán y el mar Salado después.

i. «La frontera oriental hasta llegar a la vertiente oriental del mar de Galilea […] es bastante problemática: Sefam, Ribla y Aín no se pueden localizar». (Wenham)

6. (13-15) La tierra que se repartirían las nueve tribus y media asentadas en la orilla occidental del río Jordán.

Y mandó Moisés a los hijos de Israel, diciendo: Esta es la tierra que se os repartirá en heredades por sorteo, que mandó Jehová que diese a las nueve tribus, y a la media tribu; porque la tribu de los hijos de Rubén según las casas de sus padres, y la tribu de los hijos de Gad según las casas de sus padres, y la media tribu de Manasés, han tomado su heredad. Dos tribus y media tomaron su heredad a este lado del Jordán frente a Jericó al oriente, al nacimiento del sol.

a. Esta es la tierra que se os repartirá en heredades: Esta era la tierra que Dios les prometió a Abraham (Génesis 15:18-21), a Isaac (Génesis 26:4), a Jacob (Génesis 28:13-14) y a los hijos de Jacob. Debía dividirse por sorteo, guiado por la mano providencial de Dios según el principio general de que las tribus más numerosas recibían una heredad mayor.

i. «No obstante, Canaán, tal como se define aquí, es una zona mucho más extensa que la que había ocupado Israel hasta el momento. David controló la mayor parte de Canaán y también gran parte de Transjordania, pero la tierra definida aquí no se corresponde con las fronteras reales de Israel en ningún momento de su historia». (Wenham)

ii. Por sorteo: «Tal era la tierra, y tales eran las ventajas que este pueblo tan favorecido estaba llamado a poseer. Fueron llamados a poseerla por sorteo, para que cada uno pudiera estar satisfecho con su posesión, por considerarla asignada a él por la providencia especial de Dios; y sus límites fueron determinados por la autoridad divina, para prevenir toda codicia por los territorios de otros». (Clarke)

iii. Esta era una tierra maravillosa y próspera, pero en comparación con otros lugares en el mundo, había mucho que no tenía, y Dios esperaba que su pueblo estuviera contento con lo que Él le asignó. «Así como Canaán no tenía ni oro, ni plata, ni carbón, ni minas de hierro, ni su litoral estaba bien provisto de puertos, ni sus ríos y lagos eran de gran utilidad para la navegación interior, así podemos decir que la vida prometida al cristiano tiene sus limitaciones e incapacidades». (Watson)

b. Dos tribus y media tomaron su heredad a este lado del Jordán: La tierra dividida por sorteo descrita en este capítulo era para las nueve tribus y media al oeste del río Jordán. Las dos tribus y media al este del Jordán ya tomaron su heredad, como se describe en Números 32.

i. Tomaron: «Tres veces se repite la palabra “tomaron”. Habían hecho su propia elección y ahora era ratificada». (Morgan)

B. Líderes nombrados para dividir la tierra.

1. (16-17) Josué y Eleazar designados para dividir la tierra.

Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Estos son los nombres de los varones que os repartirán la tierra: El sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun.

a. El sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun: La división de la tierra era, de hecho, un asunto potencialmente divisivo —incluso explosivo— entre el pueblo de Israel. Fue correcto tomar a los dos líderes más piadosos y prominentes de la nación para dirigir este deber esencial y controvertido.

b. El sacerdote Eleazar: La mención del sumo sacerdote le recuerda al creyente moderno que nuestra herencia es asignada y garantizada por Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote.

i. «Se señala al Sumo Sacerdote del nuevo pacto, por quien tenemos entrada a la herencia prometida, adonde Él ha ido antes para prepararnos un lugar, y nos ha dicho, que en la “casa de su Padre hay muchas moradas”, hay lugar suficiente». (Trapp)

2. (18-29) Los líderes de cada una de las doce tribus son designados para ayudar a Josué y Eleazar a dividir la tierra.

Tomaréis también de cada tribu un príncipe, para dar la posesión de la tierra. Y estos son los nombres de los varones: De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone. De la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amiud. De la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón. De la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buqui hijo de Jogli. De los hijos de José: de la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel hijo de Efod, y de la tribu de los hijos de Efraín, el príncipe Kemuel hijo de Siftán. De la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elizafán hijo de Parnac. De la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Paltiel hijo de Azán. De la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ahiud hijo de Selomi. Y de la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Pedael hijo de Amiud. A éstos mandó Jehová que hiciesen la repartición de las heredades a los hijos de Israel en la tierra de Canaán.

a. Tomaréis también de cada tribu un príncipe: Como era de esperar, esta lista incluye solo diez líderes tribales. Dos de las tribus (Rubén y Gad) recibieron toda su heredad en el lado oriental del río Jordán.

i. «Las tribus se enumeran en orden aproximado de sus asentamientos, comenzando con Judá y Simeón en el sur y terminando con Aser y Neftalí en el norte (cf. Josué 14-19)». (Wenham)

b. Estos son los nombres: La descripción de una tierra con fronteras definidas para ser dividida bajo el liderazgo de determinados hombres, enfatiza la naturaleza real de las promesas de Dios. Hay un aspecto espiritual de estas promesas y esta heredad, pero para el antiguo Israel en las llanuras de Moab, estas eran promesas simples y literales.

i. F.B. Meyer reflexionó sobre la verdad de que la descripción de los límites de la tierra nos recuerda no solo nuestra heredad, sino también nuestras fronteras, nuestros límites. «Podemos esperar ser irreprensibles, pero no intachables, hasta que Él nos presente ante sí mismo; ser librados de la tentación, pero no de sus asaltos; ser mantenidos en perfecta paz, pero no asegurados de la presión de la adversidad; estar muertos al pecado y al yo, pero sin atrevernos a decir que realmente ninguno de los dos está muerto dentro de nosotros; ser librados de este presente mundo malo, en cuanto a espíritu y temperamento, aunque todavía llamados a habitarlo como su sal y su luz. Tomar posesión de cada centímetro del territorio dado por Dios en Jesús, pero cuidarse de no ir más allá».

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