Romanos 2




Romanos 2 – La culpa del moralista y el judío

A. El juicio de Dios sobre los que están moralmente educados.

1. (1-3) Una acusación al hombre moralmente educado.

Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?

a. Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas: En Romanos 1 Pablo señaló el pecado del más notoriamente culpable. Ahora él habla de aquellos que son por lo general “morales” en su conducta. Supone Pablo que se felicitan a sí mismos de que no son como las personas descritas en Romanos 1.

i. Un buen ejemplo de esta manera de pensar es la ilustración de Jesús del fariseo y el publicano. Si tomamos esas figuras de la parábola de Jesús, en Romanos 1 Pablo habló al publicano y ahora se dirige al fariseo (Lucas 18:10-14).

ii. Muchos entre los judíos de los tiempos de Pablo tipificaban al moralista; pero sus palabras en Romanos 2:1-16 parecen tener una aplicación más amplia. Por ejemplo, había Séneca, el político romano, maestro moral y tutor de Nerón. Él hubiera estado de acuerdo de todo corazón con Pablo en cuanto a la moralidad de la mayoría de los paganos, pero un hombre como Séneca pensaría: “Yo soy diferente de esas personas inmorales”.

iii. Muchos cristianos admiraban a Séneca y su firme posición de lo “moral” y los “valores familiares”. “Pero muy seguido él toleraba en sí mismo vicios no tan diferentes de los que condenaba en otros, el ejemplo más flagrante fue el dar su consentimiento a Nerón de asesinar a su madre Agripina”. (Bruce)

b. Pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo: Después de obtener el acuerdo del moralista al condenar al pecador obvio, ahora Pablo voltea el mismo argumento sobre el mismo moralista. Esto es porque al final de todo tú que juzgas haces lo mismo.

i. Mientras juzgamos a otra persona, estamos apuntando a un estándar que está fuera de nosotros mismos, y ese estándar condena a todos, no solamente al pecador obvio. “Ya que tú conoces la justicia de Dios, como lo demuestra el hecho de que estás juzgando a otros, tú estás sin excusa, porque en el mismo acto de juzgar te has condenado a ti mismo”. (Murray)

ii. Haces lo mismo: Note que la persona moral no es condenada por juzgar a otros; sino por ser culpable de practicar las mismas cosas que él juzga en otros. Esto es algo que el hombre moral se opondría (“¡Yo no soy en nada como ellos!”), pero Pablo demostrará que esto es verdad.

iii. Wuest, citando a Denney en porque tú que juzgas haces lo mismo: “No, tú haces las mismas acciones, pero tú conducta es la misma, por ejemplo, tú has pecado contra la luz. El pecado de los judíos era el mismo, pero sus pecados no lo fueron”.

c. Según verdad: Estotiene la idea de “según los hechos del caso”. Dios juzgará (y condenará) a la persona moral sobre la base de los hechos.

d. El punto es hecho claro: si la persona moral es tan culpable como el pecador obvio, ¿cómo escaparás del juicio de Dios?

i. ¿…escaparás del juicio de Dios? Pablo está dejando saber a su lector que él no es una excepción a este principio. Pablo sabía cómo llegar al corazón de sus lectores. “Nuestras exhortaciones deben ser como flechas listas para pegar en los corazones de los hombres; y no herir solamente, como otras flechas”. (Trapp)

ii. Lenski acerca del moralista: “El objetivo de Pablo es más grande que el de solamente convencerlos de su injusticia. Él les roba, y absolutamente debe robarles, su moralismo y su moralización porque ellos creen que esto es la forma de escapar de la ira de Dios”.

2. (4-5) El juicio de Dios es anunciado contra el moralista.

¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,

a. O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad: Pablo señala que el mismo moralista asume la benignidad, paciencia y longanimidad de Dios, la cuales deberían llevar al moralista a un humilde arrepentimiento en lugar de una actitud de superioridad.

i. Benignidad podría ser considerada la bondad de Dios con nosotros en cuanto a nuestros pecados pasados. Él ha sido bueno con nosotros porque aún no nos ha juzgado, aunque lo merecemos.

ii. Paciencia podría ser considerada la bondad de Dios con nosotros en cuanto a nuestros pecados presentes. En este mismo día -así es, esta misma hora- nos hemos quedado cortos de Su gloria, pero Él retiene Su juicio contra nosotros.

iii. Longanimidad podría ser considerada la bondad de Dios con nosotros en cuanto a nuestros pecados futuros. Él sabe que pecaremos mañana y al día siguiente, pero retiene Su juicio contra nosotros.

iv. Considerando todo esto, no es sorpresa que Pablo describe estos tres aspectos de la bondad de Dios con nosotros como riquezas. Las riquezas de la misericordia de Dios pueden medirse por cuatro consideraciones:

· Su grandeza – el hacer mal a un gran hombre es un gran mal y Dios es el más grande de todos, pero Él muestra misericordia.

· Su omnisciencia – si alguien conociera todos nuestros pecados, ¿mostrarían misericordia? Pero Dios muestra misericordia.

· Su poder – algunas veces los males no son arreglados debido a que están fuera de nuestro poder, pero Dios es capaz de resolver todos los males en contra de Él; sin embargo, Él es rico en misericordia.

· El objeto de Su misericordia: un simple hombre. ¿Mostraríamos misericordia a una hormiga? Sin embargo, Dios es rico en misericordia.

v. El saber cuán grande es la bondad de Dios, es un gran pecado presumir sobre la gracia de Dios, y fácilmente llegamos a creer que la merecemos.

b. Los hombres ven muy a menudo la paciencia y longanimidad de Dios como una debilidad de Él. Dicen cosas como “Si hay un Dios en el cielo, ¡que me mate!” Cuando no sucede, ellos dicen “Vez, te dije que no hay Dios”. Los hombres malinterpretan la paciencia y longanimidad de Dios como Su aprobación, y ellos se rehúsan a arrepentirse.

i. “Me parece que cada mañana cuando un hombre despierta aún impenitente y se encuentra fuera del infierno, la luz del día parece decir: “Brillo sobre ti otro día, para que en este día te puedas arrepentir”. Cuando tu cama te recibe en la noche, creo que parece decir: “Te daré otra noche de descanso, para que puedas vivir y volverte de tus pecados y confíes en Jesús”. Cada bocado de pan que llega a la mesa dice: “Yo tengo que sostener tu cuerpo para que tengas espacio para arrepentirte”. Cada vez que abres tu Biblia, las páginas dicen: “Hablamos contigo para que te puedas arrepentir”. Cada vez que escuchas un sermón, si es tal sermón que Dios quiere que prediquemos, te suplica que vuelvas al Señor y vivas”. (Spurgeon)

c. Ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento: Muchos malinterpretan su benignidadhacia los impíos. Ellos no entienden que la razón de ella es para llevarlos al arrepentimiento.

i. Los hombres deberían ver la benignidad de Dios y entender:

· Dios ha sido mejor para ellos de lo que se merecen.

· Dios les ha mostrado benignidad cuando lo han ignorado.

· Dios les ha mostrado bondad cuando se han burlado de Él.

· Dios no es un amo cruel y pueden rendirse a Él con seguridad.

· Dios está perfectamente dispuesto a perdonarlos.

· Dios debe ser servido por simple gratitud.

ii. Estás esperando que Dios te lleve al arrepentimiento? Él no trabaja así; Dios te guía al arrepentimiento. “Fíjense, queridos amigos, que el Señor no te lleva al arrepentimiento. Caín fue llevado lejos, como un fugitivo y un vagabundo, cuando él mató a su hermano justo Abel; Judas fue y se colgó, al ser guiado por la angustia del remordimiento debido a lo que había hecho al traicionar a su Señor; pero el más dulce y el mejor arrepentimiento es aquel que viene, no por llevar, sino por atraer: ‘La benignidad de Dios te guía al arrepentimiento’”. (Spurgeon)

iii. “En el Nuevo Testamento, el arrepentimiento no es simplemente algo negativo. Significa el volverse a una nueva vida en Cristo, una vida de servicio activo para Dios. No se debe de confundir con remordimiento, el cual es una tristeza profunda por el pecado pero que carece de la nota positiva en arrepentimiento”. (Morris)

d. Atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios: Debido a esta presunción de la gracia de Dios, Pablo puede decir certeramente que el moralista atesora ira para el día de la ira.

i. El moralista piensa que atesora méritos con Dios cuando él condena a los “pecadores” a su alrededor; pero en realidad, él está atesorando la ira de Dios. “De manera como los hombres añaden a su tesoro riquezas, así tú añades a los tesoros del castigo”. (Poole)

ii. Como los hombres atesoran la ira de Dios contra ellos mismos, ¿qué es lo que detiene el flujo de la ira? ¡Dios mismo! ¡Él lo detiene debido a Su paciencia y longanimidad! “El sentido figurado es el de una carga que Dios soporta, que los hombres le echan más y más, haciéndola cada vez más pesada. La maravilla de todo esto es que Dios la carga incluso por un día; sin embargo, él soporta todo su peso y no la deja caer sobre la cabeza del pecador”. (Lenski)

e. El día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios: En la primera venida de Jesús, el carácter amoroso de Dios fue revelado con gran énfasis. En la segunda venida de Jesús, el justo juicio de Dios se revelará más claramente.

3. (6-10) Dios juzgará al moralista porque sus obras también no están al estándar perfecto de Dios.

El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego

a. El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: Este es un pensamiento asombroso y temeroso, y condena al moralista al igual que al pecador obvio.

b. Vida eterna a los que: Si hubiera uno que realmente hiciera el bien en todo momento, podría ganarse la vida eterna por su propia cuenta, pero no hay ninguno, porque todos, de alguna u otra manera han sido o van a ser contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia.

c. Tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo: Debido a que todos quedan cortos de este estándar de la bondad constante de Dios, la ira de Dios vendrá sobre todo aquel que hace el mal, sin importar si son judíos o gentiles.

i. Este juicio viene al judío primeramente. Si ellos son los primeros en la fila para el evangelio (Romanos 1:16) y los primeros en fila para la recompensa (Romanos 2:10), entonces ellos también son los primeros en la fila para el juicio.

ii. La palabra tribulación viene de la idea de “hervir”, así teniendo el significado de un arranque apasionado. La palabra angustia viene de la idea de una inflamación que eventualmente revienta, y se aplica más al enojo que precede de la naturaleza fija de uno.

B. El juicio de Dios sobre los judíos.

1. (11-13) El principio de imparcialidad de Dios.

Porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.

a. Porque no hay acepción de personas para con Dios: La palabra acepción (parcialidad) viene de dos antiguas palabras griegas juntas: recibir y enfrentar. Significa el juzgar las cosas en el fundamento de nociones externas o preconcebidas.

i. Algunos antiguos rabinos enseñaban que Dios mostraba parcialidad hacia los judíos. Ellos decían: “Dios juzgará a los gentiles con una medida y a los judíos con otra”.

b. Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados: El justo juicio de Dios no es detenido porque alguien a escuchado la ley; es detenido si alguien en verdad hace la ley.

i. El judío -o la persona religiosa- puede pensar que él es salvo porque él tiene la ley; ¿pero la ha guardado? El gentil puede pensar que él es salvo debido a que él no tiene la ley, pero ¿ha guardado lo que le dicta su propia conciencia?

ii. “Las personas serán condenadas, no porque han tenido la ley o no han tenido la ley, pero debido a que han pecado”. (Morris)

c. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán: El juicio por el pecado puede venir con o sin la ley.

2. (14-16) La posesión de la ley no es una ventaja para el judío en el Día del Juicio.

Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

a. Aunque no tengan ley, son ley para sí mismos: Pablo explica por qué un gentil puede ser condenado sin la ley. Su consciencia (el cual es la obra de la ley escrita en sus corazones) es suficiente para condenarlos, o, en teoría, esta ley en su corazón es suficiente para justificarles.

i. Escrita en sus corazones: Muchos autores paganos de los días de Pablo se referían a la “ley no escrita” dentro del hombre. Pensaban que era algo que señalaba al hombre hacia el camino correcto. Aunque no esté incluida en leyes escritas, es en ciertas maneras más importante que las leyes escritas.

ii. Ley para sí mismosno significa que estos “gentiles obedientes” crearon su propia ley, pero que fueron obedientes a la consciencia, la obra de la ley viviendo en ellos mismos.

iii. “Él en verdad muestra que la ignorancia es pretendida en vano como excusa de los gentiles, ya que ellos muestran por sus propias obras que tienen alguna regla de justicia”. (Calvino)

b. Y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos: En teoría, un hombre podría ser justificado (“defendido”) al obedecer su consciencia. Desafortunadamente, cada hombre ha violado su consciencia (la revelación interna de Dios a los hombres), de igual manera que cada hombre ha violado la revelación escrita de Dios.

i. Mientras Pablo dice en Romanos 2:14 que un gentil puede hacerpor naturaleza lo que es de la ley, tiene cuidado de no decir que un gentil puede cumplir los requerimientos de la ley por naturaleza.

ii. Aunque Dios tiene Su obra dentro de cada hombre (resultando en la consciencia), el hombre puede corromper esa obra, así la consciencia varía de persona a persona. También sabemos que nuestra consciencia puede ser dañada por el pecado y la rebelión, pero después puede ser restaurada en Jesús.

iii. Si nuestra consciencia nos condena erróneamente, podemos consolarnos con la idea de que mayor que nuestro corazón es Dios. (1 Juan 3:20)

c. Dando testimonio su conciencia: Las personas que nunca han escuchado la palabra de Dios directamente aún tienen un compás moral del cual ellos son responsables: la consciencia.

i. “Dios está describiendo cómo ha constituido a todos los hombres: hay una ‘obra’ dentro de ellos, haciéndolos moralmente conscientes”. (Newell)

ii. “Él no está diciendo que la ley está escrita en sus corazones, como la gente muy a menudo dice, sino que la obra de la ley, lo que la ley requiere de las personas, está escrita allí”. (Morris)

d. En el día en que Dios juzgará: En este día, ningún hombre podrá escapar el juicio de Dios al reclamar ignorancia de Su revelación escrita. Violar la revelación interna de Dios es suficiente para condenarnos a todos.

i. “Dios, por lo tanto, juzgará a todas las naciones de acuerdo con el uso y abuso que hayan hecho de esta palabra, ya sea que estuviera escrita en sus corazones o escrita en tablas de piedra”. (Clarke)

e. Conforme a mi evangelio: Note que el día de juicio era parte del evangelio de Pablo. Él no rehuyó declarar la responsabilidad absoluta del hombre ante Dios.

i. “‘Mi evangelio’. ¿No muestra esto su coraje? Tanto como decir: ‘Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree’. Él dice: ‘mi evangelio’, como un soldado que dice, ‘mis colores’ o ‘mi rey’. Él esta resuelto de llevar este estandarte a la victoria y servir esta verdad real incluso hasta la muerte”. (Spurgeon)

f. Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres: Este concepto es distintivamente cristiano. Los judíos enseñaban que Dios el Padre, solo, juzgaría al mundo, sin comprometer a nadie a juzgar, ni siquiera al Mesías.

3. (17-20) La jactancia del judío.

He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad.

a. He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley: Cada alarde del judío en este pasaje se refiere a la posesión de la ley. El pueblo judío de los días de Pablo era extremadamente orgulloso y confiado en el hecho de que Dios les dio Su santa ley a ellos como nación. Ellos creían que esto confirmaba su estatus como el pueblo escogido y, por lo tanto, aseguraba su salvación.

b. Tienes en la ley la forma de ciencia y de la verdad:Aunque el judío debería recibir con gratitud la ley como un regalo de Dios, Pablo mostrará cómo la mera posesión de la ley no justifica a nadie.

4. (21-24) La acusación del judío.

Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.

a. Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Todo se reduce a este principio: “Tú tienes la ley, ¿la guardas? Tú puedes ver como otros rompen la ley, ¿vez también como tú la rompes?”

i. Mucho del judaísmo rabínico de los días de Pablo interpretaba la ley para que se pudiera pensar que estaban completamente justificados por la ley. Jesús expuso el error de tales interpretaciones (Mateo 5:19-48).

ii. Dios aplica Su ley a nuestras acciones y actitudes. Algunas veces solamente queremos que se evalúen nuestras actitudes, y otras veces solo nuestras acciones. Dios nos hará responsables por ambos: motivos y acciones.

iii. “Los hipócritas pueden hablar de la religión, como si sus lenguas corrieran sobre patrones, son maestros decentes, pero pecadores horribles; como lo era ese cardinal carnal Cremensis, el legado del papa, enviado en 1114 d. C., para interceptar los matrimonios de los sacerdotes, y al ser tomado en el acto con una prostituta común, lo excusó diciendo que él no era sacerdote, sino un corregidor de ellos”. (Trapp)

b. Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio?: Morris habla de la idea de robar templos: “Claramente, algunas personas sabían que el judío podría bien hacer ganancias de las prácticas deshonestas conectadas con la idolatría, y Pablo pudo haber tenido esto en mente”.

c. El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros: Pablo le recuerda al judío que Dios había dicho en el Antiguo Testamento que el fracaso del judío de obedecer la ley causa que los gentiles blasfemen contra Dios.

5. (25-29) La irrelevancia de la circuncisión.

Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

a. Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley: Pablo reconoce que un judío podría protestar y decir que su salvación está basada en el hecho de que él es un descendiente de Abraham, el cual se comprueba por la circuncisión. Pablo responde correctamente que esto no tiene importancia con respecto a la justificación.

i. El judío creía que su circuncisión garantizaba su salvación. Él bien podría ser castigado en el mundo por venir, pero nunca podría perderse.

ii. En los días de Pablo, algunos rabinos enseñaban que Abraham se sentaba en la entrada del infierno y se aseguraba que ninguno de sus descendientes circuncidados entrara allí. Algunos rabinos también enseñaban que “Dios juzgaría a los gentiles con una medida y a los judíos con otra” y que “todos los israelitas tendrían parte en el mundo por venir”. (Barclay)

iii. La circuncisión (o bautismo, o cualquier otro ritual en si mismo) no salva a nadie. En el mundo antiguo, los egipcios también circuncidaban a sus hijos, pero esto no les hacía seguidores del Dios verdadero. Aún en los días de Abraham, Ismael (el hijo de la carne) fue circuncidado, pero no le hizo en un hijo del pacto.

iv. La circuncisión y el bautismo hacen casi lo mismo que hace una etiqueta en una lata. Si la etiqueta externa no corresponde con lo que hay dentro, ¡algo esta mal! Si hay zanahorias dentro de la lata, tú puedes poner una etiqueta que diga “frijoles” pero esto no cambiará lo que hay dentro de la lata. El nacer de nuevo cambia lo que hay dentro de la lata, y luego puedes poner la etiqueta apropiada en el exterior.

v. Por supuesto, esto no es un nuevo pensamiento. La ley de Moisés misma enseña este principio: Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz (Deuteronomio 10:16).

b. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley: Si un gentil guardara las ordenanzas de la ley a través de su consciencia (como lo muestra Romanos 2:15) ¿no sería él justificado en lugar del judío circuncidado que no guarda la ley? El punto es enfatizado: el tener la ley o el tener una ceremonia no es suficiente. Dios requiere justicia.

i. Morris citando a Manson: “Si ellos son leales al bien que conocen, serán aceptable para Dios; pero hay un gran ‘si’”.

c. Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley: Esta es la respuesta de Dios a aquel que dice, “¿Qué hay del pigmeo en África que nunca ha escuchado el evangelio?” Dios juzgará a ese pigmeo por lo que ha escuchado y por cómo lo ha vivido. Por supuesto, esto significa que el pigmeo será culpable delante de Dios, porque nadie a vivido perfectamente por su consciencia, o ha respondido perfectamente a lo que podemos saber de Dios a través de la creación.

i. El problema del “nativo inocente” es que no podemos encontrar un nativo inocente en ninguna parte.

ii. “¿Qué hay del pigmeo en África que nunca ha escuchado el evangelio?” es una buena pregunta, pero hay dos preguntas mucho más importantes:

· ¿Qué hay de ti que escuchas el evangelio, pero lo rechazas? ¿Qué excusa hay para ti?

· ¿Qué hay de ti, al cual se te ordena llevar el evangelio a ese pigmeo en África (Mateo 28:19), pero te rehúsas a hacerlo?

d. La alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios: Todos los signos externos de la religión pueden ganarnos alabanzas de los hombres, pero no nos ganarán alabanzas de Dios. La evidencia de nuestra rectitud con Dios no está contenida en signos u obras externas, y no está asegurada por nuestro parentesco. La evidencia se encuentra en la obra de Dios en nuestro corazón, la cual se muestra en el fruto.

e. William Newell resume Romanos 2 con “Siete grandes principios del juicio de Dios” que son dignos de notar:

· El juicio de Dios es según verdad (Romanos 2:2).

· El juicio de Dios es de acuerdo con la culpa acumulada (Romanos 2:5).

· El juicio de Dios es de acuerdo con las obras (Romanos 2:6).

· El juicio de Dios es sin acepción (Romanos 2:11).

· El juicio de Dios es de acuerdo con los hechos, no al conocimiento (Romanos 2:13).

· El juicio de Dios alcanza los secretos del corazón (Romanos 2:16).

· El juicio de Dios es de acuerdo con la realidad, no con la profesión religiosa (Romanos 2:17-29).

©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com


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