Salmo 17 – Refugio bajo la sombra de sus alas
El título de este salmo es simplemente Oración de David. No podemos vincularlo a un momento específico en la vida de David, porque hay demasiados puntos posibles en los que esto se conecta con sus circunstancias generales. Este salmo es notable por su confianza en Dios, su falta de confianza en sí mismo y su gloriosa esperanza celestial.
A. Una súplica para ser escuchado en tiempos de crisis.
1. (1-2) David presenta su causa ante el Señor.
Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
De tu presencia proceda mi vindicación;
Vean tus ojos la rectitud.
a. Oye, oh Jehová, una causa justa: Como es común en los Salmos, David oraba nuevamente desde un tiempo de crisis. Aquí comenzó su apelación a Dios declarando la justicia de su causa. Creía que Dios tenía todas las razones para oír su clamor porque su causa era justa.
i. Es muy posible que alguien piense que su causa es justa cuando no lo es; o que ambas partes en una lucha estén absolutamente convencidas de que su propia causa es justa. No podemos aplicar automáticamente estas palabras de David a nosotros mismos y juzgar inmediatamente nuestra causa como justa.
ii. Sin embargo, podemos mirar nuestra causa de la manera más imparcial y desapasionada posible, mirándola desde la perspectiva de los demás lo mejor que podamos, y estar más preocupados por lo que es verdaderamente justo que simplemente por lo que nos favorece.
iii. “Un clamor es nuestra primera emisión y, en muchos sentidos, el más natural de los sonidos humanos; Si nuestra oración fuera, como el llanto del niño, más natural que inteligente y más ferviente que elegante, no será menos elocuente con Dios. Hay un gran poder en el llanto de un niño para prevalecer en el corazón de un padre”. (Spurgeon)
b. Escucha mi oración hecha de labios sin engaño: Aun cuando David estaba convencido con respecto a la justicia de su causa, también tuvo cuidado de hablar honestamente acerca de su problema. La idea es que David no ha engañado para merecer su problema actual y que no estaba ocultando hechos que socavarían su causa.
i. En Salmos 139:23-24 David oró: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. Esta maravillosa oración – conocer el propio corazón y los motivos y pecados ocultos – es el tipo de cosas que David oraba antes de orar este salmo. Aquí él viene a Dios con cierta confianza a través de una conciencia probada.
ii. Labios sin engaño: “Tienen la voz de Jacob, pero las manos de Esaú; profesan como santos, pero practican como satanes; tienen sus oraciones largas, pero oran poco”. (Bales, citado en Spurgeon)
c. De tu presencia proceda mi vindicación: David no quería una reivindicación que viniera de él mismo. En su larga lucha con el rey Saúl, David tuvo varias oportunidades para arreglar las cosas él mismo, pero se negó y esperó hasta que la vindicación llegara de la presencia de Dios.
i. Esta fue una forma importante en la que David dejó su problema al Señor. “Dios, me niego a tomar el asunto en mis propias manos. Esperaré que de tu presencia proceda mi vindicación; quiero saber que esta es Tu obra y no mía”.
d. Vean tus ojos la rectitud: David formuló su pedido de una manera que puso más énfasis en la justicia de Dios que en su propia causa. Creía que su causa era justa; pero habló de una manera que daba más importancia a la rectitud.
i. La idea de David fue algo como esto: “Señor, creo que mi causa es justa y he escudriñado mi propio corazón en busca de engaño. Sin embargo, espero tu vindicación y quiero que hagas y promuevas lo que es correcto. Si no estoy de Tu lado, muéveme para que lo esté”.
ii. “No deseo nada que sea irrazonable o injusto, sino que juzgues con justicia entre mis enemigos y yo, y vindiques mi propio honor y fidelidad al cumplir tu promesa”. (Poole)
2. (3-4) Una súplica de un corazón probado.
Tú has probado mi corazón,
me has visitado de noche;
Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no haga transgresión.
En cuanto a las obras humanas,
por la palabra de tus labios
Yo me he guardado de las sendas de los violentos.
a. Tú has probado mi corazón: David invitó a la prueba en los versículos anteriores; aquí habla como si hubiera pasado la prueba (me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste).
i. Clarke asume (probablemente con razón) que este salmo proviene del contexto de la caza de David por parte de Saúl. “Me has visto en mis retiros más secretos, y sabes si he planeado maldades contra el que ahora quiere quitarme la vida”. (Clarke)
ii. Se necesita cierto nivel de paciencia y madurez para permitir que Dios pruebe el corazón de uno de esta manera. Debemos aceptar el hecho de que podríamos estar equivocados y que alguien más puede tener razón en el asunto. Debemos estar más interesados en la justicia de Dios y su estándar de lo correcto y lo incorrecto que en ganar nuestra causa. Debemos acercarnos a Dios y a Su palabra con un corazón listo para ser convencidos y corregidos.
iii. Hay tres preguntas para que todos se hagan: “¿Permito que Dios pruebe mi corazón? ¿Puedo ser corregido? ¿Escucharé a los demás cuando me digan que puedo estar equivocado?”.
iv. David permitió que Dios probara su corazón y, por lo tanto, vino con gran confianza en oración. “El pecado abierto y no confesado es una gran barrera de oración. Una vida recta es una base sólida para las apelaciones”. (Boice)
v. Boice sugiere estas preguntas para examinar nuestro corazón antes de la oración:
·¿Estamos siendo desobedientes?
·¿Estamos siendo egoístas?
·¿Estamos descuidando un deber importante?
·¿Hay algún mal que debamos remediar primero?
·¿Están en orden nuestras prioridades?
b. He resuelto que mi boca no haga transgresión: David tuvo cuidado de no hablar de manera pecaminosa acerca de su crisis. Podía hablar de una manera que pudiera engañar a otros o a sí mismo y promover su propia causa a expensas de la justicia de Dios; sin embargo, David había resuelto que no fuera así.
i. “Las fuertes profesiones de limpieza del corazón y obediencia exterior que siguen, no son tanto negaciones de ningún pecado como declaraciones de devoción sincera y sumisión honesta de la vida a la ley de Dios”. (Maclaren)
c. Por la palabra de tus labios Yo me he guardado de las sendas de los violentos: Esta era una de las razones por las que David era bueno en esta clase de fuerte autoanálisis. Vivía de las palabras de los labios de Dios; conocía, amaba y vivía la palabra de Dios.
i. Fue esta palabra la que probó a David y no halló nada. Fue esta palabra la que dio a David la sabiduría y la fuerza para guardarse de las sendas de los violentos.
ii. David aprendió y mostró esta lección una y otra vez durante su larga crisis con el rey Saúl. David tuvo que protegerse a sí mismo, a su familia y a sus hombres de Saúl sin convertirse él mismo en un destructor violento y egoísta como Saúl.
B. Una súplica por protección.
1. (5) Sostén mis pasos.
Sustenta mis pasos en tus caminos,
Para que mis pies no resbalen.
a. Sustenta mis pasos: David sentía que estaba en peligro de caer o resbalar en el desastre; necesitaba que Dios mantuviera sus pasos, para que sus pies no resbalen.
i. “La palabra de Dios nos da dirección, pero la gracia de Dios debe capacitarnos para seguir su dirección, y esa gracia debe obtenerse por medio de la oración”. (Horne)
ii. “¡Qué! ¿Resbalar en los caminos de Dios? Sí, el camino es bueno, pero nuestros pies son malos y, por lo tanto, resbalan, incluso en la senda del Rey”. (Spurgeon)
b. En tus caminos: Esto nuevamente muestra la significativa humildad de la oración de David. Quiere ser sostenido, pero solo en los caminos de Dios. Incluida en esto está la oración tácita, “Señor, si no estoy en Tu camino, por favor ponme allí. Quiero estar en en Tus caminos, no en los míos”.
2. (6-9) Mantenme a salvo con Tu poder.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios;
Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Muestra tus maravillosas misericordias,
Tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
De los que se levantan contra ellos.
Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas,
De la vista de los malos que me oprimen,
De mis enemigos que buscan mi vida.
a. Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás: La tranquila confianza de David en medio de su crisis es alentadora. Aunque sus problemas aún no habían desaparecido, todavía confiaba en que Dios lo oiría cuando lo invocara.
i. Boice explicó cómo este salmo es un gran modelo de oración. “Modela la oración por la forma en que el salmista usa argumentos para apelar a Dios. No se limita a pedir lo que quiere o necesita. Él argumenta su caso, explicando a Dios lo que Dios debería responder”.
ii. No presentamos tales argumentos en oración porque podamos, a través de argumentos brillantes o persuasivos, convencer a Dios de que haga algo que realmente no quiere hacer. En cambio, es “porque los argumentos nos obligan a pensar detenidamente en lo que estamos pidiendo y a agudizar nuestras peticiones”. (Boice)
b. Muestra tus maravillosas misericordias… a tu diestra: Esta es la primera aparición en los Salmos de la maravillosa palabra misericordias. David pidió que este amor especial le fuera mostrado por el poder especial de Dios (tu diestra).
i. Kidner sobre misericordias: “El amor inquebrantable o ‘amor verdadero’ (NEB) es la fidelidad a un pacto, al que la devoción conyugal da alguna analogía. Es la palabra que las versiones anteriores traducían como ‘bondad’, antes de que se apreciara plenamente su conexión con el pacto y su fuerte elemento de fidelidad
ii. “Este es el amor por el cual entra en una relación favorable con su pueblo, prometiendo ser su Dios”. (Boice)
iii. Sin embargo, David hablaba de más que de misericordias aquí; él hablaba de maravillosas misericordias, y estas por su diestra. “La maravilla del amor extraordinario es que Dios lo convierta en algo tan ordinario, que nos dé ‘maravillosas misericordias’ y, sin embargo, nos la dé tan a menudo que se convierta en una bendición diaria y, sin embargo, siga siendo maravillosa”. (Spurgeon)
iv. Muchos de nosotros pedimos o solo esperamos misericordia moderada de Dios. Hacemos pequeñas nuestras oraciones, nuestra fe y nuestras expectativas. David aquí nos muestra un patrón para esperar y pedir de Dios maravillosas misericordias.
v. “¿No ves que has sido un pecador maravilloso? Maravillosamente ingrato has sido; maravillosamente has agravado tus pecados; maravillosamente pateaste contra las lágrimas de una madre; maravillosamente desafiaste los consejos de un padre; maravillosamente te has reído de la muerte; maravillosamente has hecho un pacto con la muerte y una alianza con el infierno … “¡Oh!”, dice él, “Dios nunca tendrá misericordia de mí; ¡Es una cosa demasiado grande para esperar, una maravilla demasiado grande para esperar!” Joven, aquí hay una nueva oración para ti, “Muestra tus maravillosas misericordias’”. (Spurgeon)
c. Guárdame como a la niña de tus ojos: La frase “niña de tus ojos” se usaba para describir algo precioso, que se lastima fácilmente y que exige protección. David quería ser guardado por Dios como si fuera algo valioso e incluso frágil.
i. “Ninguna parte del cuerpo es más preciosa, más tierna y más cuidada que el ojo; y del ojo, no hay porción más peculiarmente protegida que la manzana central, la pupila, o como la llama el hebreo, ‘la niña del ojo’. El Creador omnisciente ha colocado el ojo en una posición bien protegida; está rodeada de huesos que se proyectan como Jerusalén rodeada de montañas. Además, su gran Autor la ha rodeado de muchas túnicas de cobertura interior, además del seto de las cejas, la cortina de los párpados y la cerca de las pestañas; y, además de esto, le ha dado a cada hombre un valor tan alto para sus ojos, y una aprehensión tan rápida del peligro, que ningún miembro del cuerpo es cuidado más fielmente que el órgano de la vista”. (Spurgeon)
ii. Esta figura retórica también se usa en Deuteronomio 32:10, Proverbios 7:2 y Zacarías 2:8. Mantenerse como la niña de los ojos significa:
·Ser guardado con muchos guardas y protecciones.
·Ser siempre mantenido a salvo.
·Ser guardado de las cosas pequeñas, como polvo y arena.
·Siempre ser guardado de una manera sensible y tierna.
·Mantenerse despejado y sin obstrucciones.
·Ser guardado como algo hermoso y eminentemente útil
d. Escóndeme bajo la sombra de tus alas: Esta es otra figura retórica poderosa. La idea es cómo una ave madre protege a sus polluelos de los depredadores, de los elementos y de los peligros reuniéndolos bajo sus alas.
i. Esta figura retórica también se usa en otros tres salmos (Salmos 36:7, 57:1 y 63:7). Jesús usó esta misma imagen de palabras para mostrar su amor y cuidado deseado por Jerusalén en Mateo 23:37.
ii. “Así como el ave madre protege completamente a su prole del mal, y mientras tanto los acaricia con el calor de su propio corazón, cubriéndolos con sus alas, así haz conmigo, Dios muy condescendiente, porque yo soy tu descendencia, y tú tienes el amor de un padre en la perfección”. (Spurgeon)
iii. En conjunto, estas dos frases son imágenes poderosas del cuidado de Dios por su pueblo. “A aquel que ha cercado y guardado tanto esa parte preciosa y tierna, la pupila del ojo, y que ha proporcionado la seguridad de una prole joven e indefensa bajo las alas de su madre, se le ruega aquí que extienda el mismo cuidado providencial y amor paternal a las almas de sus elegidos”. (Horne)
e. De la vista de los malos que me oprimen, De mis enemigos que buscan mi vida: La amenaza en la vida de David era real. Se enfrentaba no solo a la opresión que le dificultaba la vida, sino también a enemigos que buscaban terminar con su vida.
i. En medio de estas amenazas reales, David hizo lo correcto: oró. “Los miedos que se han convertido en oraciones ya están vencidos en más de la mitad”. (Maclaren)
ii. Boice cita a un maestro de la biblia que tenía la costumbre de hacer cierta oración cuando se sentía atacado: “Señor, tu propiedad está en peligro”.
3. (10-14) Derrota a mis orgullosos y arrogantes enemigos.
Envueltos están con su grosura;
Con su boca hablan arrogantemente.
Han cercado ahora nuestros pasos;
Tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
Son como león que desea hacer presa,
Y como leoncillo que está en su escondite.
Levántate, oh Jehová;
Sal a su encuentro, póstrales;
Libra mi alma de los malos con tu espada,
De los hombres con tu mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida,
Y cuyo vientre está lleno de tu tesoro.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus pequeñuelos.
a. Envueltos están con su grosura: Aquí David comienza a describir a los enemigos mortales que lo oprimían tanto. Eran insensibles (con su grosura), y hablaban arrogantemente.
i. “El significado claramente es que el orgullo es el hijo de la abundancia, engendrado por la complacencia propia, que endurece los corazones de los hombres contra el temor de Dios y el amor de sus prójimos…. Cuídese cada uno de que, mimando la carne, no levante contra sí mismo un enemigo de este sello”. (Horne)
b. Han cercado ahora nuestros pasos. . . Tienen puestos sus ojos. . . Son como león que desea hacer presa: David describió las acciones peligrosas, salvajes, como bestias de sus enemigos. Lo destruirían como un león destruye a su presa.
c. Levántate, oh Jehová; Sal a su encuentro, póstrales: David declaró su dependencia de Dios para protegerlo. No fue porque David tuviera miedo de enemigos semejantes a leones; Cuando era niño, David había vencido tanto al oso como al león (1 Samuel 17:33-37). Era porque David necesitaba ver a su enemigo derrotado por la mano de Dios, no por la mano de David.
i. Sal a su encuentro: “En hebreo, enfrenta su rostro, es decir, avanza contra él, y enfréntate a él en la batalla, como solían hacer los enemigos”. (Poole)
ii. Este salmo no tiene una conexión firme con ningún evento particular registrado en la vida de David, pero no es difícil ver que pertenezca al largo período en que Saúl persiguió a David. Durante ese tiempo, David se negó a atacar a Saúl cuando tuvo la oportunidad, porque sabía que Dios debía atacar a Saúl y no el mismo David.
d. Libra mi alma de los malos. . . De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida: David reconocía que una característica de sus enemigos era que miraban mucho más a esta vida que a la eternidad.
i. Y es muy posible que hayan tenido algunas satisfacciones en esta vida: Cuyo vientre está lleno. . . Sacian a sus hijos, y aun sobra para sus pequeñuelos. Spurgeon lo explicó así: “Su apetito sensual obtiene la ganancia que anhelaba. Dios les da a estos cerdos las cáscaras que necesitan. Un hombre generoso no niega a los perros sus huesos; y nuestro Dios generoso da incluso a sus enemigos lo suficiente para colmarlos, si no fueran tan irracionales como para no estar nunca satisfechos”.
4. (15) La firme confianza de la oración.
En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
a. En cuanto a mí: David se puso aquí en contraste con sus enemigos, que miraban solo a esta vida y no a la eternidad.
i. “Este magnífico versículo se eleva directamente desde las prósperas tierras bajas del versículo 14, donde todo estaba ligado a la tierra”. (Kidner)
ii. “No envidio su felicidad, pues mis esperanzas y felicidad son de otra naturaleza. No pongo mi porción en tesoros terrenales y temporales, como ellos lo hacen, sino en contemplar el rostro de Dios”. (Poole)
iii. “El olor del horno está sobre el presente salmo, pero hay evidencia en el último versículo de que el que lo escribió salió ileso de la llama”. (Spurgeon)
b. Veré tu rostro: David confiaba no solo en la vida después de la muerte, sino en que un día vería el rostro de Dios. La idea no es meramente de contacto con Dios, sino de comunión sin obstáculos con Dios.
c. Veré tu rostro en justicia: La idea es que David tendría una justicia que le permitiría ver el rostro de Dios, tener esta relación sin obstáculos con él.
i. Desde la perspectiva del Nuevo Pacto, podemos decir que esta justicia es el don de Dios, otorgado a quienes reciben la persona y obra de Jesús por fe.
d. Estaré satisfecho cuando despierte: David sabía que la transición de esta vida a la siguiente era como despertar. Sabía que el mundo del más allá era más real y menos onírico que el nuestro.
i. Tendemos a pensar en el cielo y sus realidades como un mundo de sueños incierto y nublado. En verdad, es más real que nuestro entorno actual, que, por el contrario, parecerá incierto y turbio cuando despertemos en la presencia de Dios.
ii. “Llegará el momento en que nos despertemos, nos pondremos en marcha y nos declararemos tontos por haber contado los sueños como realidades, mientras estábamos ajenos a las realidades eternas”. (Meyer)
iii. Aunque el enfoque de David estaba en la eternidad, este versículo no ignora el día presente. Hay un sentido real en el que estas realidades – una comunión más cercana con Dios, Su justicia en nuestra vida, una vida verdaderamente despierta, una vida cada vez más conforme a Su imagen – pueden ser cada vez más nuestras en esta vida. Debemos recordar que la vida eterna comienza ahora.
e. Cuando despierte a tu semejanza: David no tenía un conocimiento sofisticado del cielo; se podría decir que nadie en el Antiguo Testamento realmente lo tenía. Sin embargo, sabía que cuando viera el rostro de Dios, cuando recibiera Su justicia, cuando despertara en la realidad celestial, sería en la semejanza de Dios.
i. David parecía anticipar lo que Pablo escribiría unos 1,000 años después. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo (Romanos 8:29). El destino del pueblo de Dios es ser conformado a la imagen de Dios, como se muestra perfectamente en Jesucristo, su Hijo.
ii. Esto – y quizás solo esto – haría a David estar satisfecho. La implicación es que él no estaría satisfecho hasta que:
· Viera el rostro de Dios, disfrutando de una relación sin obstáculos con Él.
· Recibiera la justicia de Dios.
· Despertara y viviera en la realidad del cielo.
· Fuera hecho a la semejanza de Dios.
iii. “La mente estará satisfecha con su verdad, el corazón con su amor, la voluntad con su autoridad. No necesitaremos nada más”. (Meyer)
©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com