Salmo 51




Salmo 51 – Restauración de un rey contrito y quebrantado

Este Salmo es titulado Al Músico Principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta. Los eventos se describen clara y dolorosamente en los capítulos 11 y 12 de 2 Samuel.

James Montgomery Boice señaló que este salmo ha sido amado por los creyentes durante mucho tiempo: “Sir Tomás Moro y Lady Juana Gray lo recitaron en su totalidad cuando estaban en el cadalso en los sangrientos días de Enrique VIII y la Reina María. William Carey, el gran misionero pionero en la India, pidió que pudiera ser el texto de su sermón fúnebre”.

Este gran cántico, palpitante con la agonía de un alma afligida por el pecado, nos ayuda a comprender la estupenda maravilla de la misericordia eterna de nuestro Dios”. (G. Campbell Morgan)

A. Pecado confesado y perdón pedido.

1. (1-2) La súplica directa por misericordia.

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.

a. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia: El título de este salmo da el contexto trágico de la súplica de David. Había pecado en asesinato, en adulterio, en cubrir su pecado y en dureza contra el arrepentimiento. Fue necesaria la audaz confrontación de Natán el Profeta para sacarlo de esto (2 Samuel 12); sin embargo, una vez conmovido, David vino con gran honestidad y quebrantamiento ante Dios.

i. Ten piedad de mí, oh Dios, es la oración de un hombre que sabe que ha pecado y ha ha dejado de autojustificarse. David le dijo a Natán, Pequé contra Jehová (2 Samuel 12:13) – una confesión buena y directa, sin excusa y con claridad.

ii. David pedía piedad, y eso conforme a la medida de la misericordia de Dios. Este es el hesed de Dios, Su amor leal, Su pacto de misericordia. Era una petición bien redactada con la elocuencia del verdadero quebrantamiento.

b. Conforme a la multitud de tus piedades: En palabras ligeramente diferentes, David repite el pensamiento de la súplica anterior. Antes había experimentado la multitud de las piedades de Dios; ahora vuelve a pedir este derramamiento.

i. La multitud de tus piedades: “Los hombres están muy aterrorizados por la multitud de sus pecados, pero aquí hay un consuelo nuestro Dios tiene multitud de piedades. Si nuestros pecados son en número como los cabellos de nuestra cabeza, las piedades de Dios son como las estrellas del cielo”. (Symson, citado en Spurgeon)

ii. David usa varias palabras para hablar de la bondad que deseaba de Dios. “La misericordia denota la asistencia amorosa de Dios a los lastimeros. El amor inagotable [misericordia] apunta a la operación continua de esta misericordia. La compasión [piedades] enseña que Dios siente por nuestras debilidades”. (Boice)

c. Borra mis rebeliones: David sentía que un registro de sus muchos pecados lo condenaba, y quería que se borrara la cuenta de ellos. El borrado puede referirse a la propia conciencia de David, o a la cuenta que Dios llevaba sobre su pecado – o quizás a ambos.

i. Borra mis rebeliones: “La súplica, borra, significa ‘quita’, como la escritura de un libro (véase Éxodo 32:32; Números 5:23)”. (Kidner)

ii. Borra mis rebeliones: “De tu libro de deudas; tacha las líneas negras de mis pecados con las líneas rojas de la sangre de Cristo; cancela el vínculo, aunque escrito en caracteres negros y sangrientos”. (Trapp)

d. Lávame más y más de mi maldad: La palabra de Dios a través de Natán el profeta, trabajó como un espejo para mostrarle a David lo sucio y manchado que estaba. Había vivido en esa condición durante algún tiempo (quizás un año) sin un conocimiento agudo de su maldad y pecado. Ahora la sensación de la mancha lo llevaba a suplicar que lo limpiaran.

i. “Lávame más y más, en hebreo: multiplícate para lavarme; con cuya frase da a entender la grandeza de su culpa, y la insuficiencia de todos los lavados legales, y la absoluta necesidad de alguna otra cosa mejor para lavarlo”. (Poole)

ii. Lávame más y más: “La palabra empleada es significativa, ya que probablemente significa lavar amasando o golpeando, no simplemente enjuagando”. (Maclaren)

iii. Lávame más y más: “Para ser limpiado no solo de las impurezas externas, sino de su naturaleza canallesca; porque aunque un cerdo se lave, nunca estará muy limpio, si conserva su naturaleza, estará listo para revolcarse en la próxima engullida. (Trapp)

iv. David usó varias palabras para hablar de su ofensa contra Dios.

·Rebeliones tiene la idea de cruzar una barrera.

·Maldad tiene la idea de retorcimiento o perversión.

·Pecado tiene la idea de quedarse corto o de errar al blanco.

2. (3-4) La abierta confesión de pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.

a. Porque yo reconozco mis rebeliones: David se dio cuenta de que no era solo una, sino múltiples rebeliones. Hizo esto sin excusas, sin racionalizaciones y sin buscar a alguien más a quien culpar.

i. “El autor es plenamente consciente de su condición ante Dios. Confiesa ‘lo sé’ con énfasis en ‘yo’. Se conoce a sí mismo íntimamente y ve lo rebelde que ha sido”. (VanGemeren)

b. Y mi pecado está siempre delante de mí: En los muchos meses entre el momento en que David cometió estos pecados y esta confesión, él no había escapado del sentido del pecado – estuvo siempre delante de él. Hizo todo lo posible por ignorarlo y negarlo, pero como un hijo genuino de Dios, no pudo escapar. Estaba en pecado no confesado, pero miserable en él, como debe ser en un hijo de Dios.

i. David no dijo, “Mi castigo está siempre delante de mí” o “Mis consecuencias están siempre delante de mí.” Lo que le molestaba era su pecado. Muchos se lamentan por las consecuencias del pecado, pero pocos por el pecado mismo.

ii. Está siempre delante de mí: “Para mi gran dolor y pesar, mi conciencia me carga con él, y el diablo lo pone en mi plato”. (Trapp)

iii. Recordamos que David sufrió esta agonía como rey. “Las riquezas, el poder y la gloria de un reino no pueden prevenir ni eliminar el tormento del pecado, que pone al monarca y al mendigo al mismo nivel”. (Horne)

iv. Mi pecado: “Notamos, también, cómo el salmista se da cuenta de su responsabilidad personal. Él reitera ‘mis’ ‘mis transgresiones, mi iniquidad, mi pecado’. No echa la culpa a las circunstancias, ni habla del temperamento ni de las máximas de la sociedad o de la organización corporal. Todos estos tuvieron parte en impulsarlo a pecar; pero después de toda la concesión que se les ha hecho, la acción es del autor, y él debe llevar su carga”. (Maclaren)

c. Contra ti, contra ti solo he pecado: En un sentido objetivo esto no era cierto. David había pecado contra Betsabé, Urías, sus familias, su familia, su reino y, en cierto sentido, incluso contra su propio cuerpo (1 Corintios 6:18). Sin embargo, todo eso pasaba a un segundo plano cuando consideraba la grandeza de su pecado contra Dios. Correctamente sentía como si contra ti, contra ti solo he pecado.

d. Y he hecho lo malo delante de tus ojos: David se dio cuenta de que Dios estaba allí y que Dios estaba mirando cuando hizo lo malo. Dios no estuvo ausente del dormitorio del adulterio ni del lugar donde se dio la orden de matar a Urías.

i. “David sentía que su pecado había sido cometido en toda su inmundicia mientras Jehová mismo miraba. Nadie, excepto un hijo de Dios, se preocupa por el ojo de Dios”. (Spurgeon)

e. Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio: La confesión de pecado de David no era solo para liberarse de la gran carga de su pecado y culpa. Más aún, era para darle gloria a Dios. Al confesar su pecado, David esperaba confirmar la justicia y el carácter santo de Dios, demostrando que Sus mandamientos eran buenos y justos incluso cuando David los quebrantó.

3. (5-6) La profundidad de la necesidad de David.

He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

a. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre: David no nació de una relación pecaminosa; esa no es su idea. Tampoco es su idea excusar su pecado diciendo: “Mira lo mal que empecé, ¿qué más se podía esperar?”. El propósito era mostrar las profundidades de su pecado, que iba más allá de las acciones pecaminosas específicas, hasta llegar a una naturaleza pecaminosa obstinada, una con la que había nacido.

i. “El acto del pecado se remonta a su razón en la contaminación de la naturaleza”. (Morgan)

ii. De este y otros pasajes similares obtenemos la idea bíblica del pecado original la idea de que todos los seres humanos nacen pecadores y reciben una naturaleza pecaminosa como hijos de Adán e hijas de Eva. “Este versículo es generalmente y verdaderamente entendido como del pecado original, tanto por judíos como por cristianos, tanto por intérpretes antiguos como posteriores”. (Poole)

iii. “Es una perversa alteración de las Escrituras negar que aquí se enseña el pecado original y la depravación natural. Ciertamente, los hombres que dudan de esta doctrina necesitan que el Espíritu Santo les enseñe cuáles son los primeros principios de la fe”. (Spurgeon)

b. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo: Aunque la naturaleza del pecado estaba profundamente dentro de David, Dios quería trabajar profundamente en él. Dios quería una transformación en David hasta lo íntimo, en lo secreto, donde conocería la sabiduría. David no clamaba por una reforma superficial, sino por algo mucho más profundo.

i. “¡Oh! No se engañen con el pensamiento de que tienen deseos santos a menos que realmente los tengan. No piensen que sus deseos para con Dios son verdaderos a menos que realmente lo sean: él desea la verdad en nuestros deseos”. (Spurgeon)

B. Oraciones por restauración.

1. (7-9) Restauración mediante la sangre del sacrificio.

Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.

a. Purifícame con hisopo, y seré limpio: David esperaba que Dios hiciera una obra de limpieza espiritual y moral, y que la hiciera en relación con el sacrificio expiatorio de un sustituto. El hisopo se usaba para aplicar la sangre del cordero pascual (Éxodo 12:22). El hisopo también se usaba para rociar el agua purificadora del sacerdote (Números 19:18).

i. En la ley levítica eran los sacerdotes quienes usaban el hisopo para rociar el agua purificada. “Aquí el salmista pide al Señor que sea su sacerdote y tome el hisopo y lo declare limpio de todo pecado”. (VanGemeren)

ii. David no pensó ni por un momento que podría limpiarse él solo. Necesitaba que Dios lo limpiara y que lo hiciera a través de la sangre del sacrificio perfecto anticipado por los sacrificios de animales.

iii. Purifícame: “Está basado en la palabra para pecado (chattath) y literalmente significa ‘quita el pecado’ de mí. David quería que su pecado fuera completamente purificado”. (Boice)

b. Lávame, y seré más blanco que la nieve: David sabía que la limpieza de Dios era efectiva. Su pecado era una mancha profunda, pero la pureza se podía restaurar. Sentimos que David hablaba con la voz de la fe; Puede ser difícil para el pecador convencido creer en una limpieza tan completa. Se necesita fe para creerle a Dios a pesar de la duda y la dificultad.

i. “Dios podría hacerlo como si nunca hubiera pecado. Tal es el poder de la obra purificadora de Dios sobre el corazón, que Él puede restaurarnos la inocencia y hacernos como si nunca hubiéramos sido manchados de transgresión”. (Spurgeon)

c. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido: David sentía el quebrantamiento apropiado para el pecador bajo la convicción del Espíritu Santo; era tan severo que sentía como si sus huesos estuvieran rotos. Confiado en que esta era la obra del Espíritu Santo, David podía orar para que esto que le condujera al gozo y la alegría, que de su quebranto pudiera regocijarse.

i. Es algo terrible ser confrontado tan directamente con la negrura de nuestro pecado, sin embargo, Dios quiere que incluso esto sea preludio de gozo y alegría. La restauración del gozo es Su meta.

ii. “Está pidiendo una gran cosa; busca gozo para un corazón pecador, música para huesos triturados. ¡Una oración absurda en cualquier lugar, menos en el trono de Dios!”. (Spurgeon)

d. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades: Repetidas veces, David pide perdón y restauración. En la repetición vemos que esto no fue algo fácil para David. Esto no se expresaba con facilidad ni se recibía fácilmente por la fe. En cierto sentido, David tuvo que luchar tanto con Dios como con él mismo para llegar al lugar en el que debía estar.

2. (10-11) Restauración del corazón.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.

a. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio: David sentía que no era suficiente que Dios simplemente limpiara el corazón que tenía. La súplica “crea” indica que necesitaba un corazón nuevo de Dios, un corazón limpio. En esto, David anticipó una de las grandes promesas para todos los que creen bajo el Nuevo Pacto: Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne (Ezequiel 36:26).

i. “La palabra que comienza esta sección es el verbo hebreo bara, que se usa en Génesis 1 para la creación de los cielos y la tierra de Dios. Utilizada estrictamente, esta palabra describe lo que solo Dios puede hacer: crear ex nihilo, de la nada”. (Boice)

ii. “Con la palabra Crea, él pide nada menos que un milagro. Es un término para lo que solo Dios puede hacer”. (Kidner)

b. Y renueva un espíritu recto dentro de mí: Junto con un corazón nuevo y limpio, David necesitaba un espíritu recto para continuar en el camino de la piedad. Esto expresaba una confianza humilde en el Señor.

i. Renueva un espíritu recto: “O, un espíritu firme, firme para Dios, capaz de resistir al diablo, firme en la fe y perseverante en el camino que es llamado santo”. (Trapp)

ii. “Es necesario ‘un espíritu recto’ para mantener puro un corazón limpio; y, por otro lado, cuando, por la limpieza de corazón, un hombre es liberado de las perturbaciones de los deseos rebeldes y las influencias debilitantes del pecado, su espíritu estará recto”. (Maclaren)

c. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu: Esta fue otra forma en que David expresó su continua confianza en Dios. Para él, el objetivo de la limpieza y la restauración era renovar su relación con Dios. David no quería un Dios que lo limpiara y que permaneciera distante.

i. No me eches de delante de ti: “El castigo de Caín, que posiblemente David podría tener aquí en mente, como culpable de asesinato”. (Trapp)

ii. Y no quites de mí tu santo Espíritu: “El trasfondo probable de este temor de ser un náufrago, era el ejemplo de Saúl, de quien se había apartado el Espíritu del Señor (1 Samuel 16:14)”. (Kidner)

iii. “El alma que está verdaderamente arrepentida, no teme más que la idea de ser rechazada de la ‘presencia’ del ‘Espíritu’ de Dios y de ser abandonada por Él. Este es el efecto más deplorable e irremediable del pecado; pero es uno que en general, quizás, es el menos considerado de todos los demás”. (Horne)

iv. Se ha notado que varias de estas peticiones no se ajustan al creyente bajo el Nuevo Pacto (Jeremías 31:31-34, Ezequiel 36:25-27). En el Nuevo Pacto, el creyente ya tiene un corazón nuevo y se le promete la presencia permanente del Espíritu Santo. Este punto es técnicamente cierto, pero no quita el sentido profundo de la necesidad de restauración y de regresar a las primeras cosas, que pueden marcar a un hijo de Dios que ha errado incluso bajo el Nuevo Pacto.

3. (12-13) Restauración del gozo de la salvación.

Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.

a. Vuélveme el gozo de tu salvación: En sus muchos meses de pecado no confesado, David sintió la miseria de la derrota espiritual. Quería una vez más el gozo propio de la salvación, de aquellos a quienes el Señor rescata.

b. Y espíritu noble me sustente: Esto expresa nuevamente la confianza de David en Dios para su futuro. No soñaba con sustentarse a sí mismo. Tal confianza en uno mismo es lo que típicamente lleva al pecado incluso a los hombres buenos.

c. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti: En los días oscuros antes de esta confesión de pecado, David no pudo enseñar a los que estaban lejos de Dios y no vio a nadie convertido a Él. No sabemos si David nunca hizo el intento debido a un sentimiento de culpa, o si lo intentó y no vio ninguna bendición en su trabajo. De una forma u otra, corregir esto con Dios fue clave para la efectividad en su trabajo espiritual.

i. Los pecadores se convertirán: VanGemeren señala que David utilizó la misma palabra aquí traducida como convertirán que anteriormente fue traducida como vuélveme (Salmo 51:12). “El salmista que oró ‘vuélveme’ también ora para que pueda ser un instrumento en la restauración de los pecadores a los ‘caminos’ del Señor”. (VanGemeren)

4. (14-17) Restauración de la alabanza.

Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

a. Líbrame de homicidios: David estaba profundamente consciente de su pecado de asesinato contra Urías (2 Samuel 11). Aunque no hace ninguna referencia específica a su adulterio en este salmo, sentía que debía hacer una mención específica de este gran pecado. Una petición así presentada al Dios de mi salvación seguramente sería contestada.

i. “El criminal infeliz suplica, en este versículo, la ayuda y liberación divinas, como si no solo oyera la voz de sangre inocente clamando desde el suelo, sino como si viera al asesinado Urías viniendo sobre él en busca de venganza, como un hombre armado”. (Horne)

b. Cantará mi lengua tu justicia: David sabía que con su culpa tratada delante de Dios, podría cantar nuevamente en voz alta; para que publicará mi boca tu alabanza. Creemos que los meses de pecado no confesado estuvieron silenciados de un espíritu de verdadera alabanza.

c. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría: David expresa el principio presentado en el salmo anterior (Salmo 50). Comprendía que aunque el sacrificio de animales tenía su lugar, lo que Dios realmente deseaba estaba en el corazón del hombre

i. Que yo lo daría: “Él habría estado bastante contento de presentar a decenas de miles de víctimas si estas hubieran cumplido con el caso. De hecho, todo lo que el Señor prescribió, lo habría cumplido con alegría”. (Spurgeon)

d. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado: David tenía un gran amor por la Casa del Señor y había patrocinado grandes sacrificios a Dios (2 Samuel 6:13, 6:17-18). Sin embargo, entendía que uno podía sacrificar un animal o muchos animales a Dios sin un corazón contrito y humillado. Quizás David había ofrecido muchos sacrificios en el altar de Dios en sus meses de pecado no confesado. Él reconocía el vacío de todo eso y el valor de su actual espíritu quebrantado y su corazón contrito y humillado.

i. El espíritu quebrantado: “Si tú y yo tenemos un espíritu quebrantado, toda idea de nuestra propia importancia desaparece. ¿De qué sirve un corazón quebrantado? ¡Muy parecido al uso de una olla rota, o una jarra rota, o una botella rota!”. (Spurgeon)

ii. Al corazón contrito y humillado: “Esto es lo opuesto a ese corazón duro o pedregoso, del que tanto leemos, que significa un corazón insensible a la carga del pecado, un corazón que es obstinado y rebelde contra Dios, inminente e incorregible” (Poole)

iii. “El corazón limpio debe continuar contrito, para que no deje de estar limpio”. (Maclaren)

e. No despreciarás tú, oh Dios: Es fácil imaginar que muchos en los días de David despreciarían su corazón contrito y humillado. Lo que él hizo – tomar a la mujer que deseara y matar a cualquiera que se interpusiera en su camino – era una conducta esperada de los reyes del mundo. Quizás sus reyes vecinos estaban desconcertados sobre por qué algo como esto molestaba a David. Para David, no importaba lo que pensaran los demás; Dios no desprecia al corazón contrito y humillado, y eso era suficiente.

i. No despreciarás tú: “Este es un gran consuelo para aquellos que se sienten abatidos por el pecado y el temor a la ira, para aquellos que se encuentran en el umbral de la desesperación”. (Trapp)

5. (18-19) Restauración del bien al reino.

Haz bien con tu benevolencia a Sion;
Edifica los muros de Jerusalén.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
El holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

a. Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén: David se dio cuenta de que en su pecado no solo fracasó como hombre, esposo y padre. También falló como rey del pueblo de Dios. Humildemente le pedía a Dios que le devolviera Su favor al reino.

i. No sabemos si hubo una demostración evidente del disgusto de Dios contra el reino de Israel en el período del pecado no confesado de David. Ya sea que hubiera o no, David entendía que había un aspecto de la restauración en términos del reino que necesitaba ser abordado.

b. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia: Bajo el Antiguo Pacto, David sabía que Dios aún no había terminado con los sacrificios de animales. Aún ofrecerán becerros sobre tu altar. Con los problemas del corazón abordados, esos sacrificios podrían estar llenos de significado y beneficio.

i. También es posible que David tuviera en mente los sacrificios que se ofrecían regularmente en nombre de Israel, y que pudieran ser restaurados a su significado y beneficio en nombre de la nación.

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