Santiago 2




Santiago 2 – Una fe viva en la vida de la Iglesia

A. Parcialidad y discriminación en la familia de Dios

1. (1) El principio establecido

Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

a. La fe gloriosa que tenemos, la fe en nuestro Señor Jesucristo, nunca debe estar asociada con acepción de personas (discriminación). El mismo glorioso Señor no mostró parcialidad (Deuteronomios 10:17, Hechos 10:34), así que tampoco deben de hacerlo los que han puesto su confianza en Él.

i. Santiago usó palabras fuertes para referirse a Jesucristo: «El Señor de la gloria». Moffatt comenta: «La religión cristiana [aquí se denomina así], más explícitamente la creencia en el Señor Jesucristo, que es la Gloria divina, un llamativo término para Cristo como la plena manifestación de la presencia divina y la majestad. Los judíos llamaron a esto la shekinah».

ii. Esto es especialmente significativo, porque Santiago se considera, amplia y apropiadamente, como una de las primeras cartas que se escribió del Nuevo Testamento (tal vez en algún momento entre los años 44 y 48). Esto significa que los primeros cristianos consideraban a Jesús como Dios, y lo decían con palabras fuertes e inconfundibles.

b. Debemos de recordar bien que Santiago escribió a una era muy «parcial», llena de prejuicio y odio basado en la clase, las etnias, la nacionalidad y el trasfondo religioso. En el mundo antiguo se categorizaban rutinaria y permanentemente a las personas debido a que eran judíos o gentiles, esclavos o libres, ricos o pobres, griegos o bárbaros, o lo que fuera.

i. Un aspecto significativo de la obra de Jesús era el romper esas murallas que dividían a la humanidad, y traer adelante una nueva raza humana en Él (Efesios 2:14-15).

ii. La unidad y apertura de la iglesia primitiva era un asombro para el mundo antiguo. Pero esa unidad no llegó automáticamente. Como se muestra en este mandato de Santiago, los apóstoles debían de enseñar a la iglesia primitiva a tener la fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo [] sin acepción de personas.

2. (2-4) Un ejemplo del tipo de parcialidad que no debe de tener lugar entre los cristianos

Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

a. Porque si en vuestra congregación entra: La antigua palabra griega para referirse a congragación o asamblea es literalmente «sinagoga», el lugar de reunión de los judíos. El hecho de que Santiago llame el lugar de reunión de los cristianos sinagoga muestra que escribió antes de que los gentiles fueran abiertamente recibidos en la iglesia. En el tiempo que Santiago escribió, la mayoría de los cristianos venían de un linaje judío. Este es el único lugar en el Nuevo Testamento en donde la asamblea de los cristianos es claramente llamada una sinagoga.

i. «Hasta la última grieta entre el judaísmo y el cristianismo, los cristianos y no cristianos judíos usaban, de manera seguida, la misma palabra para su lugar de reunión sagrado». (Adamson)

ii. «Como los cristianos en este período no utilizaban edificios como iglesia, su lugar de reunión era normalmente una gran habitación en la casa de un miembro rico o un salón alquilado para este fin (Hechos 19:9), donde los forasteros eran libres de asistir a los servicios ordinarios. Debían ser bienvenidos, pero sin ningún tipo de servilismo o esnobismo». (Moffatt)

b. Un hombre con anillo de oro: Esto muestra que el hombre era rico. «En la sociedad romana los ricos usaban anillos en su mano izquierda con gran liberalidad. Los anillos se utilizaban con gran ostentación, pues esto era una marca de riqueza. Había tiendas en Roma en las cuales los anillos se podían rentar para ocasiones especiales». (Hiebert)

i. Un pobre con vestido andrajoso: «Esto significa uno muy pobre, incluso hasta la mendicidad». (Poole)

c. ¿No hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?: El favorecer al hombre rico por encima del hombre pobre en la forma que lo describe Santiago, muestra una profunda carnalidad entre los cristianos. Sus malos pensamientos son evidentes por sus acciones parciales.

i. Lo expresado anteriormente muestra que nos importa más la apariencia externa que el corazón. Pero el Señor no ve lo que ve el hombre; pues el hombre ve la apariencia exterior, pero el Señor ve el corazón (1 Samuel 16:7). Dios ve al corazón, y nosotros también debiéramos de verlo.

ii. Muestra que entendemos mal quien es importante y bendecido a la vista de Dios. Cuando asumimos que el hombre rico es más importante para Dios, o más bendecido por Dios, entonces ponemos mucho valor en las riquezas materiales.

iii. Muestra un rasgo egoísta en nosotros. Usualmente, favorecemos al hombre rico sobre el hombre pobre debido a que creemos que podemos obtener más del hombre rico. Él podría hacernos favores que el hombre pobre no puede.

3. (5-7) La parcialidad del hombre en raras ocasiones está de acuerdo con el corazón de Dios

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

a. ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino?: A pesar de que es fácil para el hombre parcializarse con los ricos, Dios no es parcial con ellos. De hecho, ya que las riquezas son un obstáculo para el reino de Dios (Mateo 19:24), hay un sentido en el que los pobres de este mundo son bendecidos especialmente por Dios.

i. Son elegidos […] para que sean ricos en fe, porque los pobres de este mundo simplemente tienen más oportunidades de confiar en Dios. Por lo tanto, pueden ser mucho más ricos en fe que el hombre rico. «El rico puede confiar en sí mismo, pero el pobre no tiene ninguna fortaleza en la que refugiarse, excepto los dos fuertes brazos de Dios». (Meyer)

ii. «Esto parece referirse a Mateo 11:5: “Y a los pobres se les anuncia el evangelio”. Estos creyeron en el Señor Jesús y encontraron su salvación, mientras que los ricos lo despreciaron, lo descuidaron y lo persiguieron». (Clarke)

b. No ha elegido Dios: En el sentido de que los pobres responden con más prontitud en fe a Dios, teniendo menos obstáculos para el reino, podemos ver como Dios ha elegido al pobre.

i. «La historia de la iglesia demuestra que comparativamente más pobres que ricos han respondido al evangelio». (Hiebert)

ii. Cuando elegimos a las personas por su apariencia, entonces perdemos el enfoque de Dios. Recuerde que Judas aparentaba tener mejores características de liderazgo que Pedro.

iii. Además, podemos decir que Dios ha elegido a los pobres en el sentido de que cuando añadió la humanidad a su deidad y vino a la tierra, entró en la pobreza. «No hay nada que los hombres teman más que la pobreza. Son capaces de desobedecer todos los mandamientos del Decálogo por no ser pobres; pero es lo que Dios eligió. Solo tuvo una oportunidad de vivir nuestra vida, y eligió nacer de padres bien pobres, tan pobres que no pudieron ofrecer más que dos palomas en su presentación en el templo». (Meyer)

iv. Por supuesto, Dios no solo ha elegido a los pobres. Sin embargo, podemos decir que Él ha elegido primero a los pobres, en el sentido que Pablo habló en 1 Corintios 1:26: «Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles». «No es que Dios haya elegido a todos los pobres del mundo, sino que su elección son principalmente ellos». (Poole)

v. Calvino escribió con respecto a la elección de Dios de los pobres: «No fue solo a ellos, sencillamente quería empezar con ellos, para derribar el orgullo de los ricos».

vi. Deberíamos recordar que Dios nunca llama a la parcialidad contra los ricos. Si se debe juzgar en una disputa entre un rico y un pobre, deben dejar que la ley y los hechos del caso decidan el juicio en lugar de la clase económica de los que están en la disputa.

c. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?:Santiago les recuerda a sus lectores que los ricos muy a menudo pecan contra ellos, y muchas veces es debido a que el amor al dinero es la raíz de todos los males (1 Timoteo 6:10). Por esta única razón, los ricos no son dignos de la parcialidad que en repetidas ocasiones les mostramos

i. La historia muestra que los ricos pueden, en efecto, oprimir a los pobres. «Te pisotean con los pies del orgullo y la crueldad; sí, te devoran, como el pez más grande lo hace con el más chiquito […]. Esto es un pecado contra la raza, la gracia y la posición». (Trapp)

ii. ¿No blasfeman?: «Si los ricos de los que se habla aquí son cristianos, entonces se puede decir que blasfemaron el nombre de Cristo, cuando con su malvada carroza hicieron que otros blasfemaran […]; pero si se habla aquí de ricos incrédulos, los ricos de entonces fueron, generalmente, grandes enemigos del cristianismo». (Poole)

4. (8-9) La parcialidad es condenada por las Escrituras

Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.

a. Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Santiago anticipa que algunos lectores pueden defender la parcialidad hacia los ricos por simplemente amarlos por el hecho de ser sus vecinos, en obediencia a la ley.

b. Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado: El problema no es que seas amable con los ricos. ¡El problema es que muestres acepción de personas, y que no seas amable con el hombre pobre! Así que no puedes excusar tu acepción al decir: «Estoy cumpliendo el mandamiento de amar a mi prójimo como a mí mismo».

c. La ley real: Nuestro Dios es un gran Rey, y su ley es una ley real. Nuestro Rey Jesús pone un énfasis especial en este mandamiento (Mateo 22:36-40) del Antiguo Testamento (Levíticos 19:18). Santiago nos está recordando que el hombre pobre es también nuestro prójimo, al igual que el hombre rico.

i. «Este mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, es una ley “real”, no solo porque está ordenado por Dios, y procede de su autoridad sobre los hombres, sino porque es útil, adecuado y necesario para el estado actual del hombre, y damos el epíteto “real” a todo lo que es excelente, noble, grandioso o útil». (Clarke)

5. (10-13) El asunto serio de obedecer todos los mandamientos de Dios

Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

a. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos: Aquí Santiago nos advierte acerca de tener una obediencia selectiva, que es esa clase de obediencia que selecciona y escoge los mandamientos de Dios que deben de ser obedecidos y los mandamientos que se pueden ignorar de una forma segura.

i. No podemos decir: «Me gusta el mandamiento de Dios en contra de matar, así que ese lo guardaré. Pero no me gusta su mandamiento en contra del adulterio, así que lo ignoraré». A Dios le importa toda la ley.

ii. Todala leydebe cumplirse si la justificación es por la ley. «En el tratado de Shabat, fol. 70, donde se discute sobre las treinta y nueve obras ordenadas por Moisés, rabí Iojanán dice: “Pero si un hombre hace el todo, con la omisión de uno, es culpable del todo, con el uno”. Adamson cita a un antiguo rabino que enseñaba: «Si un hombre cumple todos los mandamientos, excepto uno, es culpable de todos y cada uno; romper un precepto es desafiar a Dios que ordenó el todo».

iii. «Aunque no quebrante todo de la ley, infringe toda la ley: como el que hiere el brazo de un hombre, hiere al hombre; aunque no ha herido todo el cuerpo del hombre». (Poole)

b. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad: Estamos bajo la ley de libertad. Tiene libertad, pero aún es una ley que debe de ser obedecida y por ella seremos juzgados por el tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10).

i. «Se llama ley de libertad, porque el regenerado la cumple libremente y de buena gana y no constituye para él ni una carga ni una esclavitud». (Trapp)

c. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia: Aquellos que han de ser juzgados por la ley de la libertad, deben siempre mostrar misericordia a los demás y no hacer acepción de persona (parcialidad). La misericordia que nosotros mostramos será extendida a nosotros de nuevo en el día del juicio: la misericordia triunfa sobre el juicio.

i. Santiago está relatando otro principio dado por Jesús en el Sermón del Monte: «Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido» (Mateo 7:2).

ii. «La ley de la libertad es la ley que define la relación entre Dios y el hombre como una relación de amor. Hablar y actuar bajo ese impulso es ser realmente libre. Si esa ley se desobedece, si no se muestra misericordia, entonces el juicio basado en esa ley no mostrará misericordia». (Morgan)

iii. «La ley de la libertad no es laxitud, sino una estricta regla ética de Dios, y seremos juzgados por nuestra adhesión a su principio supremo de amor fraternal o misericordia; es decir, la compasión por los pecados y sufrimientos de nuestros semejantes». (Moffatt)

iv. La misericordia triunfa sobre el juicio: Moffatt traduce esto del siguiente modo: «La vida misericordiosa triunfará ante el juicio». «Es decir, el hombre misericordioso es glorificado, como quien ha recibido misericordia, y no entrará en la condenación; porque la misericordia de Dios se regocija contra los pecados de tal hombre, como contra un adversario al que ha sometido y pisoteado». (Trapp)

B. La demostración de una fe viviente en acciones de amor

1. (14) El principio establecido: una verdadera fe estará acompañada de acción

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

a. ¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?: Santiago piensa que es imposible que alguien pueda ser genuinamente salvo por fe sin tener obras. Pero alguien puede decir: «tiene fe, pero falla en mostrar buenas obras». Así que la pregunta es válida: ¿Podrá la fe salvarle?

i. «El apóstol había declarado antes que los que no tienen piedad de los hombres encontrarán a Dios severo con ellos y tendrán un juicio sin piedad; pero los maestros hipócritas se jactaban de su fe como suficiente para asegurarlos contra ese juicio, aun cuando descuidaban la práctica de la santidad y la justicia». (Poole)

b. si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras: Santiago escribió a los cristianos de origen judío que descubrieron la gloria de la salvación por la fe. Conocían el regocijo de la libertad de la justicia por las obras. Pero luego se fueron al otro extremo al pensar que las obrasno importaban en absoluto.

c. ¿Podrá la fe salvarle?: Santiago no contradijo al apóstol Pablo, quien insistió en que no nos salvamos por las obras (Efesios 2:9). Santiago simplemente nos aclara el tipo de fe que salva. Somos salvos por gracia a través de la fe, no por obras; pero la fe salvadora tendrá obras que la acompañen. Como dice un refrán: «la fe sola salva, pero la fe que salva no anda sola; tiene obras buenas que la acompañan».

i. Pablo también entendía la necesidad de las obras para probar el carácter de nuestra fe. Él escribió: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Efesios 2:10). También escribió: «Palabra fiel es ésta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras (Tito 3:8).

ii. ¿Podrá la fe salvarle?:«Es decir, su profesión de fe; porque se dice: “yo tengo fe”». (Clarke)

2. (15-17) Un ejemplo de fe muerta

Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

a. Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día: El fallar en la obra más sencilla hacia un hermano o una hermana en necesidad demuestra que uno no tiene una fe viva, y solamente podemos ser salvos por una fe viva en Jesús.

i. «Nombrando al hambre y la desnudez, se hace referencia a todas las calamidades de la vida humana que se pueden aliviar con la ayuda de otros; de la misma manera que la comida y la ropa dan la idea de todos los apoyos y comodidades ordinarios de la vida (Génesis 28:20; Mateo 6:25; 1 Timoteo 6:8)». (Poole)

b. Calentaos y saciaos: El decir esto significa que sabes que la persona frente a ti tiene necesidad de vestido y alimento. Conoces bien su necesidad, pero no le ofreces nada para ayudarla excepto un poco de palabras religiosas.

i. «¡Cuántos tenemos ahora, hoy día, amigos que no serán más que amigos de estornudo! Lo máximo que puedes obtener de estos benefactores es: ¡Bendición! ¡Salud!». (Trapp)

c. ¿De qué aprovecha?:Una verdadera fe, y las obras que la acompañan, no están hechas solamente de cosas «espirituales»; sino también de una preocupación por las necesidades más básicas, como la necesidad de consuelo, abrigo y comida. Cuando las necesidades aparecen, debiéramos entonces orar menos y simplemente hacer más para ayudar a la persona en necesidad. Algunas veces oramos en sustitución de la acción.

i. «Vuestra pretensión de tener fe, mientras no tengáis obras de caridad o de misericordia, es completamente vana; pues como la fe, que es un principio en la mente, no puede ser discernida sino por los efectos, es decir, por las buenas obras, el que no tiene obras buenas no tiene, presumiblemente, fe». (Clarke)

d. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma: Esta es la primera vez que Santiago habla de fe muerta. La fe por sí sola nos salva, pero debe de ser una fe viva. Podemos darnos cuenta si la fe está viva al ver que esté acompañada por obras; si no tiene obras, está muerta.

i. Una fe viva es simplemente una verdadera fe. Si en verdad creemos en algo, entonces seguiremos y actuaremos de acuerdo a ello. Si en verdad ponemos nuestra confianza y fe en Jesús, entonces nos importarán los que están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento, justo como Él nos dijo.

ii. «No dice que “la fe está muerta sin obras” para que se piense que las obras son la causa de la vida de la fe; “la fe sin obras está muerta”, lo que implica es que las obras son los efectos y señales de la vida de la fe». (Poole)

iii. ¿Cuáles son algunas marcas de la fe salvadora?:

· Es la fe que no mira hacia sí misma, sino hacia Jesucristo.

· Es la fe que está de acuerdo con la Palabra de Dios, tanto internamente como con las palabras.

· Es la fe que en sí misma no es una obra que merezca la recompensa de Dios, y que en sí misma no es una buena obra; es, simplemente, la ausencia de una obra pecaminosa.

· Es una fe basada en lo que Jesús hizo en la cruz y la tumba vacía.

· Es la fe que se expresará naturalmente en el arrepentimiento y las buenas obras.

· Es la fe que a veces puede dudar; sin embargo, las dudas no son más grandes que la fe ni más permanentes que la fe. Esta fe puede decir: «Señor, yo creo; ayuda a mi incredulidad».

· Es la fe que quiere que otros lleguen a tener la misma fe.

· Es la fe la que dice más que: «Señor, Señor», como en Mateo 7:21-23.

· Es la fe la que no solo escucha la Palabra de Dios; sino que la pone en práctica, como en Mateo 7:24-27.

3. (18-19) Una fe viva no se puede separar de las obras

Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

a. Tú tienes fe, y yo tengo obras: Algunos podrían decir que ellos tienen el «don» de las obras y que otros tienen el «don» de la fe: «Está bien que tú tengas tu don de obras y que estés preocupado por los necesitados. Pero ese no es mi don». Pero Santiago no tendrá ninguna de estas maneras de pensar. La fe verdadera se demostrará mediante las obras.

b. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras: La apelación de Santiago es clara y lógica. No podemos «ver» la fe de alguien, pero podemos «ver» sus obras. No puedes ver fe sin obras, pues la realidad de la fe se demuestra por las obras.

c. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan: La falacia de la fe sin obras es demostrada por los demonios, los cuales tienen una fe «muerta» en Dios. Los demonios creen en el sentido de que reconocen que Dios existe. Pero esa «fe» no hace nada por los demonios, debido a que no es una fe real, y es probada por el hecho de que no tiene obras en ella.

4. (20-24) Abraham como un ejemplo de fe viva

¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

a. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?: Santiago usará ahora el Antiguo Testamento para demostrar lo que ya ha dicho sobre el carácter de una fe viva, demostrando que una feque no va acompañada de obrases una fe muertaque no puede salvar.

b. ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?:Abraham fue justificado por la fe mucho antes de que ofreciera a Isaac (Génesis 15:6). Pero su obediencia al ofrecer a Isaac demostróque realmente confiaba en Dios.

i. Santiago estima correctamente que Abraham ofreció a su hijo Isaac sobre el altar, aunque el ángel le impidió matar a su hijo. Sin embargo, había ofrecido a Isaac su hijo en su firme resolución e intenciones, y seguramente habría completado el acto si Dios no lo hubiera detenido. Abraham fue tan completo en su obediencia que consideró a Isaac como muerto y lo puso en el altar.

c. ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?: La fe y las obras cooperaron juntas perfectamente en Abraham. Si él nunca hubiera creído en Dios, nunca hubiera podido hacer la buena obra de obediencia cuando se le pidió que ofreciera a Isaac. También, su fe fue mostrada como cierta —fue completa, se perfeccionó— debido a su obra de obediencia.

i.«He aquí una prueba de que la fe no puede existir sin estar activa en las obras de justicia. Su fe en Dios no le habría servido de nada, si no se hubiera manifestado por las obras». (Clarke)

d. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe: La fe no justificará al hombre si es una fe que no tiene obras, pues es una fe muerta. Pero una verdadera fe, una fe viva, muestra ser verdadera por obras buenas, y esta por sí sola justifica.

i. «Es la fe la que justifica al hombre; pero son las obras las que justifican que la fe sea correcta y real, salvadora y justificadora». (Trapp)

ii. Las obras deben de acompañar a una fe genuina, debido a que la fe siempre está conectada con la regeneración —el nacer de nuevo, el convertirse en una nueva criatura en Jesús (2 Corintios 5:17). Si no hay evidencia de una vida nueva, entonces no hubo una fe genuina, una fe que salva.

iii. Como dijo Charles Spurgeon: «La gracia que no cambia mi vida no salvará mi alma».

5. (25-26) Rahab como un ejemplo de una fe viva

Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

a. tambiénRahab la ramera: Santiago significativamente usa dos ejemplos de fe vida: Abraham (el padre de los judíos) y Rahab (una gentil). Santiago quizás estaba sutilmente haciendo esta exhortación debido a la falta de aceptación que se pudo ir desarrollando entre los judíos cristianos en contra de los creyentes gentiles que estaban comenzando en la iglesia.

b. Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras?: Rahab demostró su confianza en el Dios de Israel al esconder a los espías y al buscar salvación de su Dios (Josué 2:8-13). Su fe se mostró como una fe viva debido a que hizo algo. Su convicción en el Dios de Israel no hubiera salvado su vida si ella no hubiera hecho algo con esa fe.

i. La lección de Abraham es clara: si creemos en Dios, entonces haremos lo que Él nos diga que hagamos. La lección de Rahab también es clara: si creemos en Dios, entonces ayudaremos a su pueblo, aun cuando tengamos que pagar un costo.

ii. «Él a propósito puso juntas a dos personas que eran diferentes en carácter, para exhibir con más claridad, que ninguno, cualquiera que sea su condición, nación o clase social, se ha contado como justo sin buenas obras». (Calvin, citado en Hiebert)

c. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta: Así como se puede tener un cuerpo sin vida (un cadáver), así puedes tener fe sin vida —y una fe sin obras es una fe muerta, incapaz de salvar.

i. «Por lo tanto, si no hay obras aproximándose, es prueba de que la fe que se profesa está muerta. Note que Santiago no niega que existe fe. Él simplemente indica que no es el tipo correcto de fe. Es una fe que no tiene vida, y no puede salvar». (Burdick)

ii. Podemos pensar en un manzano. ¿Dónde está la vida del árbol? Está en la raíz, y debajo de la corteza del árbol, en el tronco. La vida no está en las manzanas, estas son las frutas que se muestran en temporada; pero si el árbol está vivo producirá manzanas en su tiempo.

iii. «El hombre no es justificado únicamente por fe, esto es, por un conocimiento simple y vacío de Dios; él es justificado por obras, esto es, que su justicia es conocida y es probada por sus frutos». (Calvin)

©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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