A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos (Filipenses 3:10-11).
En la vida del apóstol Pablo había un objetivo y una petición muy sencillos: conocer a Jesús. Él lo resumió en estas palabras: a fin de conocerle. No es probable que los legalistas que agobiaban a los cristianos filipenses comprendieran este anhelo de conocer a Jesús. El legalismo se enfoca en uno mismo, no en Dios. Pero Pablo anhelaba a Jesús, no a su propio ego.
Conocer a Jesús no es lo mismo que conocer su vida histórica; no es lo mismo que conocer las doctrinas correctas con respecto a Jesús; no es lo mismo que conocer su ejemplo moral, y no es lo mismo que conocer su gran obra por nosotros.
– Podemos decir que conocemos a alguien porque lo reconocemos: porque podemos distinguir lo que tiene de diferente en comparación con otras personas.
– Podemos decir que conocemos a alguien porque estamos familiarizados con lo que hace; conocemos al panadero porque nos da el pan.
– Podemos decir que conocemos a alguien porque conversamos con esa persona, porque tenemos buena comunicación con ella.
– Podemos decir que conocemos a alguien porque pasamos tiempo en su casa y con su familia.
– Podemos decir que conocemos a alguien porque hemos comprometido nuestra vida con esa persona, vivimos con ella todos los días y compartimos todas las circunstancias como en un matrimonio.
Conocer a Jesús también significa conocer el poder de su resurrección, la nueva vida que se imparte al creyente ahora, no en la muerte.
– El poder de su resurrección es la evidencia y el sello de que todo lo que Jesús hizo y dijo fue verdad.
– El poder de su resurrección es el recibo y la prueba de que el sacrificio de la cruz fue aceptado como pago total.
– El poder de su resurrección significa que los que están conectados con Jesucristo reciben la misma vida de resurrección.
Conocer a Jesús también significa conocer la participación de sus padecimientos. Todo esto es parte de seguir a Jesús y estar en Cristo. Estar en Cristo también significa llegar a ser semejante a él en su muerte. Sin embargo, Pablo no estaba morbosamente enfocado en el sufrimiento y la muerte en la vida cristiana. Su enfoque estaba en la resurrección de entre los muertos. Pablo entendía que cualquier sufrimiento y muerte asignados al cristiano son un camino a la vida de resurrección ahora mismo y a la resurrección final de entre los muertos. Pablo enfrentó verdaderas dificultades, pero el sufrimiento valió la pena, considerando la grandeza de la resurrección de entre los muertos.
Recuerda que Pablo escribió esto habiendo experimentado más sufrimiento del que nosotros experimentaremos jamás, y lo escribió custodiado por soldados romanos. No se trataba meramente de teoría teológica e ideas, sino de una conexión vivida con Dios.
Querido amigo, ¿buscas el conocimiento de Jesucristo? ¿Es la petición de tu vida: a fin de conocerle?
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