Bienaventurados los… (Mateo 5:3)
La primera parte del Sermón del Monte es conocida como Las Bienaventuranzas, que significa “las bendiciones”. En ellas, Jesús describe tanto la naturaleza como las aspiraciones de los ciudadanos de su reino. Sus discípulos tienen y siguen aprendiendo el tipo de carácter que Jesús describió.
Jesús comenzó estas palabras famosas simplemente diciendo: “Bienaventurados los…”. Les prometió bendición a sus discípulos, comenzando por afirmar que los pobres en espíritu son bienaventurados. La idea detrás de la palabra griega para bienaventurado es “feliz”, pero no en el sentido moderno de simplemente sentirnos cómodos o estar entretenidos en el momento, sino en el verdadero y profundo sentido divino de la palabra.
Esta misma palabra para bienaventurado se aplica a Dios en 1 Timoteo 1:11: según el glorioso evangelio del Dios bendito. William Barclay dijo que esta palabra “describe ese gozo que tiene su secreto dentro de sí mismo, ese gozo que es sereno e intocable, autosuficiente, ese gozo completamente independiente de todas las vicisitudes de la vida”.
Creo que todos desean ese tipo de felicidad. Jesús habló de algo que va más allá de un simple subidón de adrenalina o de ser entretenidos para evitar el aburrimiento. Las Bienaventuranzas describen una vida verdaderamente bendita, una felicidad que no puede ser cambiada por los trastornos políticos, las malas noticias económicas o las tragedias personales. Es una sensación de plenitud que proviene de la relación correcta con Dios y con los demás, no del poder ni de las cosas.
Jesús sabe mucho sobre este tipo de bienaventuranza. En Mateo 25:34, Jesús dijo que en el Día del Juicio Él dirá a su pueblo: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. En ese día, Jesús juzgará entre los benditos y los malditos. También podemos decir que nadie fue más bendito que Jesús; Él sabe lo que constituye una vida bienaventurada.
También notamos que Jesús dijo, bienaventurados los (tiempo presente) y no bienaventurados serán(tiempo futuro). Jesús describió una felicidad profunda que puede ser disfrutada tanto ahora como en el futuro. Podemos estar seguros de que es para después; pero también es para ahora.
¿Alguna vez has notado las últimas palabras del Antiguo Testamento? La última idea del Antiguo Testamento es la de una maldición. Está allí en Malaquías 4:6: no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. Es maravilloso también notar que la primera palabra de este sermón inaugural del ministerio de Jesús es: bienaventurados.
El pecado ha maldecido la tierra. Ha maldecido a las personas, al ecosistema, a la política y a la economía. Incluso los pensamientos y sueños de las personas en esta tierra están, de alguna manera, tocados por la maldición. Sin embargo, si escuchamos, Jesús nos muestra un mejor camino, un camino bienaventurado. Él nos muestra cómo vivir como ciudadanos de su reino, en lugar de ser ciudadanos de esta tierra maldita. Es tiempo de escuchar, obedecer y ser bienaventurados.
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