Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Romanos 3:23-24).
En Romanos 3, Pablo explica la mala noticia: toda la humanidad es, por naturaleza, culpable de infringir la ley de Dios y, por consiguiente, se encuentra en mala relación con Él. Él resume ese pensamiento en una declaración clara y dramática: todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Es imposible describir todas las formas en que estamos destituidos, pero aquí hay cuatro formas importantes en que el hombre está destituido de la gloria de Dios.
– Nuestras palabras, pensamientos y acciones no le dan a Dios la gloria que le corresponde.
– No calificamos para la gloria y la recompensa que Dios da a los siervos fieles y por lo tanto la rechazamos.
– No reflejamos adecuadamente la gloria de Dios al negarnos a ser conformados a su imagen.
– No logramos obtener la gloria final que Dios otorgará a su pueblo al final de toda la historia.
Algunos pueden acercarse más que otros, pero todos se quedan cortos. Nadie alcanza la meta. Un antiguo comentarista lo expresó muy bien: “La ramera, el mentiroso, el homicida, se quedan cortos; pero tú también. Tal vez ellos estén en el fondo de una mina y tú en la cima de una montaña; pero al igual que ellos, eres incapaz de tocar las estrellas”.
La mala noticia es cierta, estamos destituidos de la gloria de Dios. Pero es igualmente cierto que todos pueden ser justificados gratuitamente por su gracia. Este ofrecimiento de justificación -ser puesto en la posición correcta con Dios tanto ahora como por la eternidad- está abierto a todos los que se arrepientan y crean, al poner su confianza en la persona y la obra de Jesucristo, especialmente lo que hizo en su muerte y resurrección
Estando en un estado tan pecaminoso, la única manera en que podríamos ser justificados es siendo justificados gratuitamente. No podemos comprarlo con nuestras buenas obras. Si no es hecho gratuito para nosotros, nunca podríamos tenerlo. Por lo tanto, somos justificados gratuitamente por su gracia, su favor inmerecido, dado a nosotros sin que se tenga en cuenta lo que merecemos. ¡Esa es una buena noticia!
Este gran regalo nos llega gratuitamente, pero a Jesús le costó todo. Fue comprado mediante la redención que es en Cristo Jesús. La salvación es posible gracias a la redención que se encuentra en Él. Redención significa que Jesús nos compró; por lo tanto, le pertenecemos y vivimos para Él, ya no para el pecado y el yo.
En Jesucristo hemos sido justificados, lo que resuelve nuestro problema de culpa ante un Juez justo. En Jesucristo tenemos redención, lo cual resuelve nuestro problema de esclavitud al pecado, al mundo y al diablo.
¿Es cierto que todos están destituidos de la gloria de Dios? Ciertamente lo es. Pero es igualmente cierto que por la gracia de Dios podemos encontrar gratuitamente la justificación y la redención en Jesucristo. Si la mala noticia es cierta, ¡también lo es la buena!